Capitulo 10
Mientras estoy en los casilleros terminando de cambiarme, Simone entra al baño, saluda con un simple asentimiento de cabeza y se acerca a Jamie. Veo a Jamie tomarle la mano a Simone, acercarla a su cara y darle un beso en el dorso. Mis ojos se quedan pegados en la toalla que tengo entre mis manos, me siento una intrusa observándolas. Caminan y salen por la puerta. Miro a Joy, que está colocándose una linda blusa amarilla. Al notar que la miro me sonríe.
-¿Qué pasa Leah?-me pregunta. No sé si decirle exactamente.
-Es que... vi a Simone, tomando la mano de Jamie-susurro, para que las demás no me escuchen.
-Ah, eso-me dice, se acerca para poder hablar más bajo y que no nos escuchen.- Están juntas. Ya sabes, como Reed y yo.
Asiento con la cabeza. Pensé que Simone no podía demostrar sentimientos, pero eso no significa que no los tenga. Me sorprende un poco.
-¿Pasa algo?-pregunta Joy preocupada. Niego con la cabeza.
-Me ha sorprendido, supongo que jamás pensé que Simone iba a... tener ese tipo de sentimientos.
-Todos podemos tenerlos-me dice Joy. La miro fijamente.
-No, yo no podría-le digo. Me sonríe y rueda los ojos.
-Creo que te va a sorprender a ti misma cuando los sientas-me dice. Frunzo el ceño.- ¿Qué tienes ahora?
-Mis sesiones con Thomas-digo mientras miro el suelo.
-Vamos, te dejo en el camino.
Cruzamos el vestíbulo hasta el pasillo con las salas y me deja frente a la sala de expresión corporal. Se despide con la mano y yo le copio. Toco la puerta, y esta se abre a los pocos segundos.
-Hola de nuevo-me dice Thomas sonriendo. Le sonrío levemente.- ¿Te parece si tenemos la sesión en otro lugar? Estar encerrado en una sala no es divertido.
-Claro-le digo.
Volvemos a caminar por el vestíbulo y nos dirigimos al jardín. Me muestra algunas cosas sobre el edificio, me cuenta como se construyó y como han sobrevivido hasta ahora. Nos encaminamos hasta las escaleras y llegamos al jardín donde está la fuente. Nos sentamos en la orilla, las pequeñas gotitas en suspensión mojan mi cara pero me agrada. Ya no hace frio, pero tampoco hace calor. El sonido del agua me relaja, y solo espero que pronto comience a llover por acá.
-¿De qué quieres hablar hoy?-me pregunta Thomas.
-Aun me es difícil interpretar algunas cosas. A veces hay sonrisas que no parecen exactamente... buenas o amables. ¿Puedes explicarme eso?-pregunto, Thomas resopla y me mira.
Comenzamos a hablar de la burla, el sarcasmo y la ironía. Me doy cuenta de que todas esas cosas las he visto en particular en una persona: Aiden. La sangre me hierve cuando me doy cuenta de que ese tono suyo es burlesco e irónico, ¿Por qué tiene que ser tan desagradable? Luego comienza a hacerme sonreír, a fruncir el ceño. Aun me cuesta no colocar mi mascara inexpresiva e inalterada, pero según Thomas, estoy progresando. Luego hablamos de los tonos de voz y las inflexiones que esta puede tener. Me sorprendo a mí misma usando el sarcasmo. Thomas incluso me aplaude.
En mi mente, no puedo evitar comparar quien soy cuando estoy con Thomas y quien soy cuando estoy con Aiden. Con Thomas, todo es más relajado, más simple, él tiene la paciencia para explicarme y describir todo, para soportar mis preguntas que pueden parecer básicas. Y siempre tiene su sonrisa amable, esa que me hace sonreír a mí también. Con Aiden, en cambio, siento que todo es pelea. Es como si él sacara todos los malos sentimientos de mi interior, y Thomas sacara todos los buenos. Aunque, según Thomas, no hay sentimientos malos ni buenos, pero para mí si los hay. O al menos, esos sentimientos que no me gusta tener. Me pregunto porque Aiden será así. ¿No tuvo estas clases con Thomas cuando llego? ¿O acaso siempre fue así?
Thomas me indica que ya es hora de ir a almorzar, nos levantamos y comenzamos a subir las escaleras. Es agradable estar con Thomas, de una manera que desconocía. No se parece a estar con Joy o Brent, aunque también me siento bien con ellos, con Thomas es calma, con Aiden es tormenta. Con Thomas sonrío, con Aiden frunzo el ceño. Cuando llegamos a las puertas del vestíbulo, nos encontramos con Val, así que caminamos los tres al comedor.
-Leah, tenemos buenas noticias para ti-me dice Val caminando junto a mi.- Hemos encontrado archivos de un centro de detención, y tu madre está ahí, viva.
Me detengo y la miro. Mis ojos se ponen llorosos, y mis manos tiemblan. Esta viva. Aun puedo salvar a mi madre, aun puedo rescatarla. Thomas se acerca y me abraza con delicadeza. Apoyo mi cabeza en su pecho y el frota mi espalda con sus manos. No sé por qué lloro, solo sé que estoy feliz, y no tiene sentido que este llorando. Cuando logro contenerme, Thomas se separa de mí, pero sigue con su mano derecha en mi espalda. Val se me acerca y coge mis manos entre las suyas.
-Pronto, si todo sale bien, podemos realizar una misión de rescate-me dice. Asiento con la cabeza.
-¿Cómo está?-pregunto. Y la expresión de Val cambia, se pone seria. Frunzo el ceño, preocupada.
-Sus condiciones no son las mejores Leah, no voy a mentirte-me dice Val. Aprieto los dientes y me controlo, no quiero llorar de nuevo, hay demasiada gente a mi alrededor.- Esta viva, eso es lo que importa. Ven, vamos a comer.
Camino mirando el suelo, el brazo de Thomas pasa sobre mis hombros, y Val a mi lado me dice cosas para subirme el ánimo. En silencio nos aproximamos a elegir nuestra comida. Me oculto bajo mi cara inexpresiva que he llevado puesta la mayor parte de mi vida, porque hay mil sensaciones que me inundan la cabeza y siento que explotare.
Me dirijo a sentarme a una mesa, y entonces veo a Aiden entrar, con Sunny a su lado. Él tiene una sonrisa dibujada en sus labios, mientras Sunny le habla, sus ojos se posan en mí, y su sonrisa desaparece. Frunce el ceño. Podría decirse que está preocupado, pero jamás he visto a Aiden preocupado. Miro al suelo y me encamino a la mesa para sentarme. Pruebo un bocado de la comida, pero no la saboreo. Las imágenes de mi madre siendo torturada me atacan. Intento contenerlas, intento no pensar en eso. Me aferro a la única cosa que realmente importa: está viva. Eso es más de lo que puedo pedir. La silla junto a mí se mueve, volteo a mirar porque probablemente es Thomas. Sin embargo, mis ojos quedan fijos en los ojos café verdosos frente a mí. Es como si estuviese paralizada. Aiden tampoco despega sus ojos de los míos. ¿Por qué esta acá?
-¿Paso algo?-pregunta, suena como si estuviese preocupado.
Se siente como si unas cuerdas atraparan mi mirada y no me dejaran moverme, no me dejaran voltearme. Mi corazón late rápido, desenfrenado, como si la presencia de Aiden me pusiera nerviosa. ¿Está realmente preocupado? Lo dudo, pero suena como si lo estuviera. Suena como si se preocupara por mí.
-Mi madre-susurro. Parpadea, y con eso puedo voltear mi cabeza y mirar mi plato de comida. Suspiro aliviada.
-¿Qué paso con tu madre?-pregunta.
-Está viva-le digo.
-¿Entonces porque estas así?-pregunta. Lo miro.
-Porque probablemente están experimentando con ella. Val dijo que estaba viva, no que estaba bien-mis ojos se posan en mi plato, no quiero llorar.
-Oh-dice. Es lo único que se escapa de sus labios.
Entonces hace algo que hace que mi corazón deje de latir. Su mano izquierda, con delicadeza, atrapa la mía, y le da un apretón. Volteo para mirarlo. No es la primera vez que su piel toca la mía, sin embargo, es como si su mano fuese fuego sobre mi piel, un fuego agradable, un cosquilleo. Nuestros ojos se miran fijamente. El sonido de la silla frente a nosotros moviéndose hace que suelte mi mano y voltee. Parpadeo, y recobro la compostura. Thomas se ha sentado frente a mí y sonríe amablemente.
-¿Está todo bien?-pregunta mirándome, ya que tengo la vista pegada en mi bandeja. Asiento con la cabeza, sintiéndome incapaz de hablar.
-Tengo tanta hambre, que me he pedido dos postres-dice Sunny sentándose frente a Aiden.
-No sé cómo tu estomago aguanta tanto-comenta Aiden. Comienzo a comer.
-Muy chistoso, Newport-dice Sunny, llevándose un pedazo de carne a la boca.
-¿Mañana se van?-pregunta Thomas a Aiden.
-Sí, saldremos temprano, probablemente volveremos el mismo día, no vamos a demorarnos nada-dice Aiden. Lo miro, el voltea su cabeza para mirarme, y esboza una leve sonrisa que no se descifrar.- Es probable que no pueda ayudarte con tu entrenamiento extra.
-Está bien-digo en voz baja.- Le pediré a Joy que me ayude.
-¿Entrenamiento extra?-pregunta Thomas, volteo a mirarlo.
-La estoy ayudando por las tardes, ella quiere estar en forma-dice Aiden.
-¿No crees que es suficiente con el entrenamiento que tienes en la mañana?-pregunta Thomas, preocupado.- La idea es que ganes peso.
-Y lo está ganando, solo que más masa muscular que grasa, es lo ideal ¿no?-le responde Aiden, con tono brusco.
-Thomas, la chica sabe lo que hace. Además, come muy bien, y estoy segura de que casi ha alcanzado su peso ideal-dice Sunny, me mira y me guiña un ojo. Le sonrío agradecida.
-Solo me preocupa que no te sobre exijas-me dice Thomas, mirándome. Le sonrío.
-No tienes de que preocuparte-le digo. Thomas me sonríe.
Mientras comemos, hablan sobre algo que no entiendo, así que no presto atención. De pronto siento a mis espaldas a gente cantando algo, me volteo a ver, es Joy, Brent, Reed, Caden y Connor. Alcanzo a captar que dicen "feliz cumpleaños". En las manos de Brent, hay pequeño muffin con una vela puesta. Los miro sin entender nada. Cuando terminan de cantar todo el mundo aplaude. Estoy segura de que mis mejillas están rojas. Brent se acerca y coloca el muffin frente a mí.
-Tienes que soplar la vela-me susurra.
Abro la boca y soplo. La gente vuelve a aplaudir, y luego me miran, expectantes.
-Creo que deberían haberle explicado antes-dice Thomas a mis espaldas.
-Demonios, se me olvidaba. Leah, tienes que darle un mordisco al muffin-me dice Brent. Frunzo el ceño. No entiendo porque debo hacer eso.
-Solo hazlo-dice Joy rodando los ojos mientras se ríe.
Me acerco al muffin y le doy una pequeña mascada. Los demás se ríen. Brent se acerca a la mesa y deja el muffin en mi bandeja. Se agacha para quedar a mi altura y me abraza.
-Ya sé que no querías celebrarlo, pero espero que no te enojes por este pequeño detalle-me susurra al oído, se aleja y le sonrío avergonzada.
-Gracias Brent-le digo. Él sonríe abiertamente y se levanta.
-Ven aquí-me dice Joy, me levanto de mi silla y dejo que me abrace.
Luego Reed, Caden y Connor se acercan a abrazarme. Solo digo gracias, porque la verdad es que la situación me avergüenza de sobremanera.
-Felicidades-escucho que dice Aiden a mis espaldas. Me volteo a verlo.
-Gracias-le digo. Se acerca unos pasos a mí, noto que se debate entre abrazarme o no, pero finalmente me rodea con sus brazos y me abraza.
El contacto son sus brazos produce nuevamente esa sensación de fuego, y eso que no es directamente contra mi piel. Nos separamos y me sonrojo aún más. Miro hacia el suelo. Thomas se acerca a mí y me abraza también. Sus brazos hacen que me sienta segura y protegida, pero de una manera diferente a como lo hacen los de Aiden. Es como si Aiden me alterara completamente y Thomas me calmara.
Terminamos de comer todos juntos y luego, en grupo, nos vamos la sala de clases. Sunny se ha quedado conversando con Aiden y Thomas en la mesa. Joy pasa su brazo sobre mis hombros.
-¿Qué tal si vamos a ver algo de ropa después de tu entrenamiento?-me propone.
-No lo sé, según Agnes aún me falta subir unos kilos más.
-Podemos comprar una talla más grande. O incluso podemos ir a ver a Agnes. Para mí, ya te ves completamente recuperada-me dice. Me encojo de hombros.
-Puede ser-le replico.
La clase de Sunny se me pasa volando, y pronto me encuentro entrenando con Aiden en el campo de entrenamiento. Por fin he logrado patear al maniquí sin perder el equilibrio.
-Ven aquí-me dice Aiden cuando llevo veinte minutos golpeando al maniquí sin parar. Camino hacia donde está el, sobre una colchoneta azul.- Ahora que sabes golpear, vas a golpear aquí-me dice y mira sus manos.
Lleva puestos unos círculos negros en sus manos, de unos veinte centímetros de diámetro. Levanta las manos a la altura de sus hombros, mostrándome los círculos.
-Golpéalos-me dice.
Golpeo con el puño al que está a mi izquierda, Aiden se ríe.
-Golpéalo de verdad. Te los iré moviendo. Vamos Leah-me dice.
Al principio los mueve más rápido de lo que puedo y fallo varias veces, pero luego de unos diez minutos logro atinarle a la mayoría. Me da palabras de ánimo mientras golpeo. Me canso, pero no me detengo.
-Bien, ahora patea-me dice. Ruedo los ojos, haciendo que se ría.- ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de caerte?
-Muy gracioso-le digo con un tono duro.
-Vaya Leah, no sabía que las clases de Thomas eran tan buenas que te enseñaban a usar la ironía.
-No sabía que estaba siendo irónica-le replico, pego mi primera patada, no pierdo el equilibrio.
-¿Pero sabes lo que es la ironía?-pregunta, pero tengo la sensación que lo hace para molestarme, vuelvo a patear su mano.
-Si-le digo. Vuelvo a patear, pero pierdo el equilibrio.
Aiden se acerca para evitar que me caiga, pero como la colchoneta no es firme, termina cayéndose conmigo. Nos empezamos a reír, tanto que me tengo que afirmar mi abdomen. Cuando dejamos de reírnos suspiro.
-Creo que no soy capaz de pararme-le digo.
-No puedes haberte cansado tanto-me dice. Se ladea para mirarme, yo miro el techo del lugar.
-Te recuerdo que mi condición física aun no es óptima-le digo.
-¿Ah no?-me pregunta. Volteo la cabeza para mirarlo sin entender.
Una sonrisa, una que nunca había visto en nadie, esta dibujada en su cara. Se saca los círculos negros de sus manos, y lentamente acerca sus manos, hasta que alcanza mi cintura y comienza rápidamente a pincharme, haciendo que me ría.
-Te presento a las cosquillas Leah-me dice riéndose mientras no deja de pincharme el abdomen y la cintura.
-¡Basta!-digo entre risas. Me remuevo con movimientos salvajes, intentando escapar.
Alcanzo a agarrar sus muñecas con mis manos y lo detengo. El sigue riéndose mientras yo recupero el aliento. Lo veo, y es como si jamás hubiese visto esta faceta de él. Esa en que no se burla de mí ni se harta de mis preguntas. Me gusta verlo así. Frunzo el ceño. Me preocupa su misión. Y me preocupa que me preocupe. ¿Por qué me preocupa? La única persona de la que debería preocuparme es de mi madre. Sus ojos encuentran los míos y deja de reírse, su expresión cambia, como si no entendiera porque lo miro así.
-¿Qué pasa?-me pregunta.
Sus manos deshacen rápidamente el agarre que yo tenía sobre estas, pero no se aleja, sino que agarra mis manos entre las suyas. El fuego aparece de nuevo, y comienza a expandirse por mis brazos.
-Tengo miedo-susurro.
-¿De qué?-pregunta.
-De tu misión-susurro. Su expresión cambia a la sorpresa. Parpadeo y desvío mis ojos a nuestras manos.
Una de sus manos suelta la mía, su falta de contacto hace que frunza aún más el ceño, pero me sorprendo cuando esta se posa en mi barbilla. Nerviosa, me hace elevar la vista para mirarme a los ojos.
-¿Por qué?-pregunta. El rastro de fuego en mi cara hace que me cosquillee la cara.
-Porque...-comienzo, pero me sonrojo. ¿Por qué me pone tan nerviosa?- no quiero que te pase nada.
Abre la boca pero no dice nada. Su mano se mueve lentamente hasta rodear mi mejilla. Mi corazón late aún más rápido que cuando estoy haciendo ejercicio. Su pulgar se mueve y acaricia mi mejilla, pero se detiene abruptamente, como si no se hubiese dado cuenta de lo que estaba haciendo. El silencio se me hace eterno.
-No me pasara nada-me dice en un susurro.
Asiento con la cabeza, y luego mis ojos dejan de mirarlo porque me da vergüenza seguir haciéndolo. Su mano deja mi mejilla y se aleja. Se levanta y me tiende la mano.
-Sigamos-me dice sonriéndome. Me muerdo el labio y asiento con la cabeza.
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