•13."Después del Caos"
Todo corazón roto conoce bien la injusticia, conoce lo cruel que pueden llegar a ser cada ser pensante.
¿De que sirve negar el perdón a un alma que es inocente de sus actos?
Al menos, ese es mi punto de vista ¿No lo creen?
Los rayos del sol comenzaban a cubrir todo el bosque, desde la roca más pequeña hasta el pino más alto.
Dos chicos comenzaban a despertar con algo de pereza. Los sonidos de la naturaleza eran la manera más hermosa de despertar, o mejor dicho, la más relajante.
El castaño fue el primero en despertar del todo. Elevó su vista levemente, esperaba que sus ojos se acostumbrarán a la poca luz que entraba a la cueva, mientras sentía unos fuertes brazos rodearle la cintura.
Eso último lo confundió.
Abrió los ojos de par en par al darse cuenta que no era el único acostado en aquella cama.
Aquel que lo abrazaba con tanto amor y protección era, ni más ni menos, que aquel lobo tonto que había logrado enamorarlo.
El rubio movió un poco sus orejas al sentir el sol en sus ojos, provocando que poco a poco fuera despertando, hasta que vio aquellos ojos avellana que los traía loco y aquella carita inocente que adoraba.
—Buenos días, Pine-tree— saludó el rubio con emoción, mostrando una cálida sonrisa de oreja a oreja —¿Qué pasa? ¿Te duele algo?— preguntó algo confundido, al ver la expresión de sorpresa del castaño.
—Eres tu...— dije el castaño de manera incrédula, mirando al rubio con pequeñas lágrimas de alegría.
—¿De qué ha...—
Antes de que el rubio terminara la pregunta, sus labios habían sido callados por un tierno beso de parte del castaño, quien no se creía que su Alpha estuviera a su lado. El delicioso aroma del rubio era bastante agradable y cómodo, al menos, eso era lo que el castaño pensaba, mientras se separaba de los labios del contrario con una tierna sonrisa.
—No fue un sueño... Realmente eres tu...— fue lo único que el castaño dijo, antes de comenzar a romper en llanto.
El embarazo te puede poner muy sentimental, y con Dipper no era la excepción.
—Pine-tree...— el rubio sonrió enternecido y abrazó fuertemente a su Omega, mientras acariciaba sus hermosos cabellos castaños —Esta bien, Pine-tree, estoy aquí y jamás te dejaré solo de nuevo...— dijo en forma de consuelo.
El castaño sentía una felicidad inimaginable. El saber que su Alpha estaba a su lado le daba una calma única. Por fin se sentía completo.
Muchos quizás dirán que tal vez es algo estúpido tener que depender de alguien para poder ser feliz. Pero ellos no comprenden lo que es estar solos desde el principio... Y poder encontrar por fin a una persona que te haga sonreír sin la necesidad de contar algún tipo de chiste es algo único. Poder hallar a esa persona te da un sentimiento de satisfacción único... Sientes que por fin encontraste a ese alguien que jamás te dejará por nada ni nadie... Sabes que te apoyará y estará a tu lado sin importar que pase.
Sentirse amado es un lujo que no muchos pueden darse.
• • •
Toda la mañana y tarde, ambos chicos sobrenaturales se la habían pasado dando mimos y cariños. Dándose besos y leves caricias, las cuales no pasaban al extremo de tener sexo. Solo alguna que otra caricia pasada de tono, pero nada más.
El cielo había sido nuevamente cubierto por un hermoso manto azul oscuro lleno de estrellaban que brillaban con hermoso resplandor. Pero ninguna de esas estrellas brillaba tanto como la bella Luna llena, quien era la que reinaba el cielo por la noche.
La Luna es la reina más amable y generosa que puedes conocer. Mientras tu estas perdido en el bosque, ella es la única que te hace compañía con su hermosa e incomparable luz.
Pero esa noche era la excepción, la reina había sido opacada por nubes oscuras de las cuales comenzaba a caer nieve.
El Invierno comenzaba.
Hermosa nieve blanca que caía del cielo y cubría por completo a todos los árboles del bosque, junto con la hierva.
Muchos animales se ponían a jugar con la nieve que caía a montones, mientras otros simplemente disfrutaban de la hermosa vista que había. Tampoco olvidemos quienes se estaban alistando para la invernación.
Mientras que aquella bestia mitad lobo, tenía planeado comenzar con su venganza...
Pueda que ya no este molesto con su Omega, pero ahora estaba furioso al saber que aquellos seres que él creía "familia" trataran de matarlo por algo tan estúpido. Ahora no sólo era su venganza... Ahora la venganza es por su Pine-tree.
No tan lejos de la cueva de aquel lobo, estaba situado un santuario que suele ser usado por los espíritus del bosque, con el fin de reunirse para planificar algo o celebrar. En este caso, la muerte de la bestia que solía temorizar a todas las criaturas del bosque, se había vuelto motivo de gran festejo entre todos.
Claro que no faltaban algunos que se negaban a celebrar la muerte que un ser que se suponía que debían proteger al ser parte de ese bosque.
Entre esos pocos, estaba Stanley, cosa que había causado cierta molestia a Ford, ya que al ser uno de los guardianes mas respetados, conocidos y para destacar su propio hermano, debía estar presente en aquella fiesta, más no fue así.
—Orden, orden— dijo Ford, mientras daba algunos golpes a una copa de cristal con un tenedor, llamando la atención de todos los presentes —Como todos saben, estamos hoy reunidos, celebrando el hecho más triunfante en nuestros larguísimos años de existencia protegiendo este bosque de bestias infames como lo fue, Bill Cipher.— comenzaba su típico discurso, haciéndose el importante. Como si hubiera sido él quien mató a esa bestia —Finalmente, después de una larga generación que no logró matar del todo a esa horrible raza de mitad lobos que no hacían más que traer tragedia a nuestro calmado bosque, hubo alguien lo suficientemente valiente como para acercarse a esa bestia y lograr matarla con un método que ninguno de nuestros antiguos compañeros hubieran pensado.
El amor es un arma de doble filo.
Basura, nada más que palabras que soltaba como si fueran la gran cosa.
Un maldito bastardo que hace lo que fuera con el fin de quedar como el bueno con los demás no merece seguir con vida.
Pero el Karma existe.
—Sin más que decir, disfruten del resto de nuestra celebración— finalmente había terminado su discurso, volviendo a sentarse en su lugar de honor, teniendo a dos, por decirlo normalmente, guardaespaldas a cada lado suyo.
Una castaña se acercaba hacia su superior. Siendo detenida por ambos guardaespaldas de el hombre mayor.
—Déjenla acercarse— accedió Ford, asintiendo con la cabeza, logrando que ambos espíritus dejaran que la castaña se acerque, quien rápidamente se arrodillo frente al mayor, con la cabeza abajo en forma de respeto —¿Alguna noticia de los lobos?— preguntó con seriedad
—Aún no, pero son uno de los mejores y más fuertes soldados que tenemos, estoy más que segura que lograron su objetivo de acabar con las crías de Dipper— contestó la castaña de manera respetuosa frente al superior, sintiéndose algo mal al haber tenido que apoyar aquella decisión tan cruel. Por qué si algo le daba la razón a su hermano, es que esos cachorros no tienen la culpa de nada.
—Me alegra saber que hay alguien que entienda mis razones— levantó el mentón de la castaña, mirándola a los ojos —Conoces muy bien que nadie puede saber que Dipper contrajo ese tipo de pecado y estuvo a punto de dar a luz a los cachorros de una bestia desalmada... Sabes que eso arruinaría a tu hermano por completo, por lo que será mejor que te mantengas callada.— aconsejó en un tono persuasivo.
La castaña desvío la mirada algo culpable, asintiendo con la cabeza. Sabido perfectamente que todo era por el bien de su hermano. Era algo difícil tener que cargar con tanta culpa, pero todo sea por el bien se todos...
Todo iba normalmente, hasta que un horrible grito de dolor se hizo presente, derrumbando el tranquilo ambiente que antes había.
Uno de los espíritus que se encargaba de estar afuera, vigilando que nadie más los guardianes entraran, se hizo presente en la sala, notandose la desesperación con la que había corrido y en su rostro, una mirada de miedo incomparable. Es como si hubiera visto al mismísimo Lucifer en persona.
—¿Qué pasa? ¿A qué se deben esos gritos?— exclamó el hombre canoso con algo de molestia, levantandose de su asiento, haciendo que la castaña también se reincorporara.
—L-Lo mató... S-Su sangre... Estaba por todos lados... E-Era horrible— decía el espíritu que consiguió verlo, entre murmuros, con la mirada en el suelo, totalmente perdida.
Nadie, en aquel santuario, lograba entender lo que trataba de decir.
Pero, no tan lejos, se escuchaban unos pasos lentos, que se dirigían hacia allí.
—¿De qué hablas? ¿Quién lo mató?— preguntó Ford de manera algo desesperada, observando como la celebración se había arruinado y todos los presentes se encontraban algo asustados. Eso no lo estaba haciendo quedar bien, siendo él, el anfitrión.
—B-Bill Cipher... ¡¡BILL CIPHER VOLVIÓ EN BUSCA DE VEN...
Antes de que aquel espíritu pudiera terminar su oración, grande gotas de sangre comenzaron a caer de la comisura de sus labios. Calló arrodillado, haciendo que todos lo miraran estupefactos, finalmente toda su sangre se estaba derramando en el suelo, dejando su cuerpo inerte allí... Dejando ver que atrás suyo, estaba el causante de todo el escándalo.
Todas las mirabas llenas sorpresa e intimidación iban dirigidas a ese mitad lobo de pelaje amarillo lleno de sangre espesa y fresca en él, grandes colmillos con resto de carne de alguien, ojos ámbar con un leve color rojizo a los lados y con la pupila alargada. Dando una presencia bastante escalofriante, dejando a muchos con una idea de lo que había pasado minutos antes.
—¿Qué pasa?... ¿Ésto no era una fiesta?— preguntó el rubio con una sonrisa macabra y mirada psicópata, haciendo que todos los guardianes que estaban a cargo de la seguridad de aquellos que eran más débiles se colocaran en frente a él, a punto de atracarlo a cualquier otro paso.
Pocos espíritus tiene el poder suficiente para poder combatir en batallas de ese rango, y aunque tenían la esperanza de que si todos juntos luchaban lograrían conseguir vencerlo.
Mientras que otros varios comenzaron a huir en forma fantasmal, los más fuertes se quedaron para pelear con aquel ser que, se suponía, estaba muerto.
—Imposible... Tu deberías estar muerto.— dijo Ford con todo el asco del mundo, mirando con evidente rabia a aquella bestia desalineada.
—Es cierto, seis dedos... Estoy muerto...— dió unos pasos hacia adelante, provocando que los presentes también dieran pequeño brinco por la presencia tan abrumadora que daba el rubio —Y volví del mismísimo infierno para vengarme de los tuyos... Para hacer que pasen el mismo infierno que pasé yo todos estos años.— hablaba en tono muy serio y molesto, provocando que todos los presentes comenzaran a dudar si podrían vencerlo aún uniendo sus fuerzas.
El rubio cayó arrodillado en suelo, provocando que todos los que quedaban presentes en el santuario lo miraran extrañados.
El mitad lobo tomó su cabeza entre sus manos, sintiendo un horrible dolor en el.
Pronto sus pupilas comenzaron a tornarse totalmente rojas, tanto como la sangre de aquellos que había matado hace poco.
Todo su cuerpo comenzó a ser cubierto por una extraña capa de energía, envolviéndole completamente, mientras se notaba que su cuerpo crecía y crecía a tal punto de asustar a los demas.
—Esté... Es el poder de estas bestias.— dijo Ford en tono preocupado, sabiendo lo que pasaría si no hacían algo pronto. Pero estando en el santuario, no tenia mucha libertad— ¡Salgan de aquí si no quieren morir!— gritó exaltado, captando la atención de todos, quienes rápidamente salieron de ése lugar totalmente aterrados.
Pronto el mitad lobo se había convertido en una bestia enorme, tanto que había destruido aquel santuario de tantos millones de años, el cual era algo invaluable y único para los espíritus de allí... Y eso sólo había sido por el tamaño de su cuerpo peludo.
Todos miraban aquella bestia, quien había pedido conciencia alguna. Ahora solo era un animal salvaje en busca de sangre, para saciarse a si mismo. Para satisfacer su dolor.
La nieve no paraba de caer en aquella fría noche de invierno...
Rápidamente, bajo las ordenes de Ford, comenzaron a tratar de atacarlo, en busca de calmarlo o matarlo. Cualquiera era mejor que tenerlo de esa manera tan peligrosa para todos.
La bestia se lanzó sobre todos los espíritus que trataban de atacarlo, arrancándoles las extremidades con un solo mordisco y una simple pisada.
Ni con sus grandes poderes espirituales tenía comparación al poder del gran lobo dorado. La reencarnación del Dios del caos y la locura.
Cada uno de los presentes en aquella ceremonia, pronto se había vuelto todo un escenario lleno de muerte.
La nieve blanca pronto se había tornado de un color carmesí.
Todos los cuerpos estaban desmembrados, muchas partes de los guardianes estaban por todos lados. Regados como si no fueran la gran cosa.
Pero la cosa no se detuvo, la sed de sangre de aquella bestia no se saciaba aún, por lo que siguió buscando más victimas con desesperación.
La matanza seguía, nadie estaba a salvo de la bestia que acababa de despertar.
La nieve blanca pintada de sangre haría que cualquiera se estremeciera de terror.
Y cierto castaño no era la excepción...
• • •
Dipper se encontraba en shock ante el escenario que tenía frente a sus ojos, la nieve roja bajo sus pies, los miembros de los que antes llamaba familia esparcidos por todos lados.
Unas pocas lagrimas se asomaban por sus mejillas, dándole unas inmensas ganas de vomitar.
¿Cómo había llegado allí? Es una respuesta simple.
Al no haber hallado al lobo durmiendo a su lado, se preocupó un poco, trató de buscarlo por todos lados, pero no tuvo éxito alguno, por lo que decidió salir de la cueva para buscarlo.
Grande fue su sorpresa al ver miles de animales corriendo todos en contra de una dirección en común, cosa que le había dado un mal presentimiento.
Corrió lo más rápido que pudo en dirección a la que todos estaban huyendo, escuchando como algunos trataban de detenerlo, advirtiendo que la bestia había despertado y todos debían huir si querían sobrevivir. Y para hacer el escenario más terrorífico, el cielo cambio drásticamente.
Dipper había hecho caso omiso, se negaba a creer lo que había escuchado.
Pero al llegar al lugar donde había comenzado la matanza... No había duda alguna que su Bill... Era el causante de todo.
—N-No... Bill... ¿P-Por qué?— decía el castaño entre sollozos, sin parar de contemplar la tétrica escena llena de cadáveres
Grandes pisadas se hicieron presente, estas se acercaban con rapidez hacia el castaño, quien lo había notado y ni si quiera se molestó en huir de allí. Aunque no negaba sentir escalofríos al verlo en su forma más poderosa y por lo tanto peligrosa.
El castaño se quedó firme frente a esa gran bestia, quien se detuvo al estar lo suficientemente cerca de éste.
Se notaba que su mirada estaba llena de furia, cosa que no hacia nada que cegarlo ante lo que había hecho. No parecía tener compasión.
—Bill...— susurró el castaño con aún algunas lágrimas en los ojos y dedicándole una mirada rota, cosa que provocó que el rubio quedara hipnotizado ante esos bellos ojos avellana y quedara acostado algo arrepentido, parecía que muy en el fondo todavía tenía algo de humanidad y había reaccionado a la voz de su Omega.—¿Por qué? ¿No era suficiente estar conmigo? ¿Debías hacer esto...?
El castaño se acercó aún mas al rubio, acariciando su hocico, mientras derramaba aún unas pocas lágrimas.
—Tu no eres ésto... No eres la bestia que todos creen... Tu eres un estúpido Alpha que actúa sin pensar y hace lo que fuera por la persona que ama.— decía entrecortado, para luego sonreír y darle un pequeño beso en su nariz, acarciando con todo el amor su pelaje dorado—Eres mi estúpido Alpha.
El gran lobo puede dar mucho miedo y más con sangre en sus colmillos y patas, pero también es un ser hermoso y fuerte. Qué sólo no fue guiado por las emociones correctas.
Finalmente, el rubio se había calmado por completo, sus ojos eran normales, de ese hermoso color miel. Su tamaño comenzó a reducirse, quedando acostado en el regazo del castaño, con el cuerpo totalmente agotado y con la respiración algo apresurada. Había utilizado mucho poder y energía de su parte.
El castaño solo se dedicó a acariciar detrás de las orejas al rubio, mientras depositaba un pequeño beso en la frente del mismo quién solo quería regresar a casa con su amado. Aún así, Bill no evitó sentirse satisfecho al conseguir su venganza. Él solo quería proteger a sus cachorros.
No podía permitir que le arrebataran lo que más ama en todo el mundo, no quería estar nunca más solo.
—No es tu culpa. Jamás la fue...— lo consoló mientras lo ayudaba a estar de pie para regresar a su cueva antes de que las cosas se tornarán más graves de lo que ya son.
Pronto los rumores correrán y la gente querrá huir del bosque y pedir que maten a Bill Cipher. Dipper se encargaría está vez de encontrar un lugar seguro para su amado lobo y sus bebés.
La nieve paró de caer, el frío era bastante. Ambos chicos se hallaban débiles y a su al rededor habían cientos de cadáveres.
No es una escena muy romántica que digamos. Ni mucho menos adecuada para alguien que esta gestando.
Esto es peligroso.
Aunque el Pines como ya mencioné, hará todo lo que esté en sus manos para mantener a salvo a su familia. Y Bill también. Por amor.
Palabras: 3,000.
Fecha de publicación: sábado, 06, abril, 2019.
Autores: Arisu-chan198 y JaquiiAleWorld
Fandom: Gravity Falls.
Historia: "Prohibido"
Nota de autores:
Hey! Ya está cerca! Qué cosa? El final de esta historia :D
En todas mis historias cuando está muy cerca de finalizar siempre pongo esa frase. Ya se volvió una costumbre.
Fiu, esté capítulo fue escrito por la otra escritora.
Lo que quiere decir que el final es mío:3
Jijiji•∆•
Disfruten por qué esto es el último BillDip que verán en esta cuenta.
En cuanto al BillDip Spiderpool que pensé en hacer, se me volvió a ir la inspiración y me vino también la flojera.
En fin, ésto es todo de mi parte...
Fin de la Treceava Parte.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top