•12."No Te Vayas"

Aquellos lobos de pelaje oscuro los rodearon. Un total de cuatro que solo seguían las órdenes de su superior.

Bill Cipher gruñó para demostrar quien es el Alpha. Y que tampoco iba a permitir que le hicieran ni el más mínimo rasguño a su Omega.

Dos de ellos atacaron al mismo tiempo, más no corrieron con suerte cuando Bill les regresó el ataque al doble transformándose en un verdadero  lobo de pelaje claro. Golpeando y mordiendo los. Los animales salieron huyendo mientras hacían un sonido de dolor, como unos perritos al que les pisaron la cola. El Cipher les dio la oportunidad de que se largaran sino querían que más sangre se derramará por sus colmillos. Dejándolos con notables mordidas. Aunque uno de ellos no volvió a levantarse por qué si murió, aquel no corrió con tanta suerte ya que si dio bastante lucha y ése fue su gran error. Bill Cipher no era tan blando.

Una vez el peligro pareció alejarse, Dipper suspiró más calmado.
No era tonto, sabía que no era mera coincidencia que esos animales vinieran atacarlo. Sabiendo que él no podía luchar por su estado. Lo que más le dolía es esa gente que alguna vez la consideró su familia sea capaz de lastimarlo a él y unos seres inocentes que están desarrollándose en su vientre. Ellos son los que menos tienen la culpa en todo ésto.

—Bill... Regresaste..—dijo con tanta felicidad que sentía que se desmayaria.

El nombrado regresó a su forma híbrida mirando a Dipper inexpresivo. Lo ama, sí. Pero todavía seguía molesto con él por qué le haya ocultado tantas cosas. A pesar de haberse disculpado y verse arrepentido, le costaba confiar de nuevo en él. En esa mirada tan tierna esa bella mirada.

—No te ilusiones, sólo vine por qué tenía algo pendiente que hacer.— respondió ensombrecido. Seco.

—¿Entonces aún me odias?—preguntó apunto de romper en llanto por tan solo imaginar la respuesta del contrario. Había sido tan tonto en ilusionarse que Bill regresó por él y formar la acogedora familia.

—...—silenció, fue por parte del rubio.

—¿Por qué me salvaste entonces?—quiso saber con tristeza. Le dolía la frialdad del mayor. Aunque después de todo, se lo merece, ¿No es así?

—Pasaba de camino por aquí y supongo que no me pareció justo que cuatro lobos te atacarán. Parecía que no podías defenderte. Sin mencionar el hecho de que parece que engordaste un poco. ¿Y la dieta?—explicó con un tono algo cruel en su voz.

—Y-Yo... Uh...—balbuceó sin saber que responder, desesperando al contrario quien parecía querer marcharse.—Por favor, no te vayas.— pidió. Tenía que pensar en algo para no perder al Cipher.

—¿Por qué debería quedarme?

—¡Dije que lo siento! Siento haberte ocultado tantas cosas importantes. Siento haberte mentido en un principio.— se disculpó acercandose al mayor mirándolo con ese gesto arrepentido.

—¿Crees que unas disculpas será suficiente?—cuestionó sin caer en la tentación de perdonarlo y besarlo. Odiaba el tener todavía profundos sentimientos por el Omega. Odiaba amarlo demasiado y tener que dejar su orgullo a un lado.

—¡Tenía miedo! ¿Acaso no puedo tener miedo? Pensé que si te lo decía me ibas a odiar y te alejarias de mí. Pero te juro que después de que lo pensé mejor he iba hablar contigo. Hasta que nos escuchaste a mi y a Ford hablar.—dijo haciendo un gran esfuerzo por no tartamudear. Sentía sus ojos picar. El aún constante rechazo del Alpha después de que esté haya desaparecido le dolía demasiado. Aunque por otra parte se sentía aliviado de saber algo de él, que seguía vivo. Qué incluso tuvo una pizca de bondad como para salvarlo de esos lobos.

—¿Terminaste ya de llorar? Eso no cambia nada. Te arrepentiste demasiado tarde. Estos dos meses que desapareci decidí vengarme.—respondió con un tono abrumadora mente terrorífico.

Dipper limpió sus ojitos, está estresado y tan deprimido que podía afectarle en su estado de gestación.

—¿V-Vengarte?

—De todas las personas que me hicieron daño. Esa gente de arriba... Tus superiores como dices, tienen la culpa. No solo por mis padres, que yo no tenga amigos y que sea violento. Sino por qué te conocí. — respondió con firmeza. Sin importarle que tan doloroso sean esas palabras que le dedicó al castaño. Qué lo están alterando de manera cruel.

—¿De verdad piensas eso? Pensé que aún m-me...

—Quizas, si todavía siento algo por tí, me compadesca al final y no te dejé morir a ti.— le interrumpió, luego se agachó al acercarse a él tomándolo bruscamente del mentón. Chocando su respiración con la otra. Prosiguió con un tono más amenazante.— Pero te quedarás solo, como yo siempre he estado. Y no tendrás a nadie más...— dejó lo demás en suspenso. Tener al Omega cerca, sus pequeños labios rosados cerrados, sus destellantes ojos ámbar y su embriagante aroma lo estaba volviendo loco. Quería irse de ahí antes de perder la cordura.

"Solo me tendrás a mí. Vendrás conmigo y ya no habrá excusa para que te vayas de mi lado." Fue lo que pensó el rubio, ¿Está mal el pensar en secuestrarlo? Quería tener a Dipper a su lado, más que esté siempre tuviese en mente que aún está molesto con él, que se sienta culpable. Quería obligarlo. Quería hacerlo sufrir a él, sin familia. Más que el mismo Cipher. Por qué aún no creía que Dipper de verdad se había enamorado de él.

Él Alpha retomó su camino ignorándolo, sin revelar más sobre su paradero. El Omega al verlo marchar otra vez de su lado, quiso seguirlo. Pero apenas se puso de pie sintió un fuerte mareo y punzada en su vientre.

—¡Bill espera! ¡HAAAA!—gritó de dolor al ya no poder aguantar más el sobre esfuerzo que hacía para cuidar de sus bebés. Volverlo a encontrar al padre de sus cachorros y escuchar lo que pensaba de él le lastimó. Sin mencionar que no se ha alimentado demasiado bien para un embarazo múltiple.

—¿Dipper?...—dijo preocupado al escuchar aquel grito y cómo cayó en la tierra. Pensaba que el Pines solo lo hacía para llamar su atención, pero verlo ahí tirado, sudado e inconsciente no le gustó para nada.—¿¡Dipper!?

Todo se desvaneció, oscureció.

Le dolía todo. Se quedó sin energía, pero al menos unos fuertes y protectores brazos lo cargaron para llevárselo a un lugar seguro.

En el bosque, hay ojos que ven todo. Escondidos. Ya sea por miedo o traición.

• • •


Poco a poco recuperó la consciencia, y el dolor se iba. Reconoció de inmediato el lugar.

La cueva del lobo.
Desde que esté se había marchado hace dos meses, decidió vivir ahí por su aroma. Él Omega necesitaba sentirse refugiado, necesitaba sentir el olor de su Alpha.

¿Cómo llegó ahí? Lo único que recuerda es haberse encontrado con el Cipher en el bosque, haberse desmayado después de un fuerte dolor y luego, todo se oscureció.

El invierno cada vez estaba más cerca.

—¿Por qué te desmayaste?—quiso saber el Alpha, espantando un poco al Pines ante su inesperada aparición y pregunta.

—Y-Yo... Me siento muy mal. Son dolores normales.— respondió tímido, inseguro. Todavía dudoso de si decirle a Bill la noticia.

No quería saber su reacción. No quería ver su despreció y abandono. Probablemente el Cipher no quería saber nada de él y mucho menos de sus cachorros cuándo se llegue a enterar. No podía soportar otra vez el rechazo a la familia que él le daría. Qué él quiere tener.

—¿Por qué esos lobos te querían hacer daño?—preguntó con interés.

Dipper sospechaba de la respuesta. Suspiró pesado.

—No estoy del todo seguro, p-pero... Creo que Ford los mandó.

—¿Ford?—hizo memoria, después de un breve pausa recordó algo.—Seis dedos, ¿Él qué te dio la misión de acabar conmigo?—preguntó hiriente.

Dipper asintió sin mucho ánimo.

—¿Y por qué el querría matarte si según acabaste conmigo? ¿Qué no muy tu familia, eh?— lanzó sin tacto. No sabía que ganaba al lastimar más a Dipper de esa forma. Más de lo que ya estaba.

Quizás sólo quería sentir algo de satisfacción, que el castaño sintiera lo mismo que el sintió al enterarse de la verdad de la manera menos adecuada.

A veces, las palabras son más dolorosas que una sola acción.

—No me quería matar, sólo lastimarlos...— susurró lo último. Apretó los puños, no podía verle la cara al Cipher.—¿Hace cuánto regresaste?—necesitó saber. Cambiando ligeramente el tema.

—Hace un par de días.—respondió secamente. Sentando en la cama junto al Pines. Aborrecía que no lo mirará a la cara. ¿Tanto asco le daba?

El frío acercamiento entre ellos torturaba al Omega, no evitó sentir náuseas.

—P-Pásame un o-olla, por favor...— rogó el menor con sus ojitos cristalinos. Aún sin ver al mayor. Avergonzado. No tenía energías para moverse de la cama.

—¿Para qué?

—Lo necesito.—contestó exhausto.

El mitad lobo buscó la olla entre los cajones y se la dio al menor quién empezó a vomitar sin parar. Sorprendiendo a Bill.

—¿Qué te está pasando?

—Y-Yo de verdad lo siento Bill, por favor discúlpame. No he podido dormir en paz al saber que me odias, que te lastime.

—No te disculpes mientras vomitas, es algo deporable.

—Yo en serio, te amo. Te amo más de lo que pensé. Nunca más volví en llamarte m-monstruo. No niego que al principio quería acabar contigo, pero no quería matarte. Nunca lo quice. — explicó alejando la olla de ahí. Limpió su boquita intentando pasar el mal sabor. —Pero cambie mi opinión de tí cuando me enteré lo de tus padres y los míos. F-Ford creía que yo al igual que ellos podía terminar contigo.

Bill estaba sentado en la cama, no tan cerca del castaño.

—Hm...

—¿No me crees verdad? Si yo no te amará de verdad, si hubiese fingido, jamás hubiese llegado al extremo de darte mi virginidad. P-Pero amé cuando me hacías el amor, por qué te amo a tí Bill. — confesó mientras se acercaba para abrazar al nombrado aunque esté no le correspondiera. —Perdóname. Sé que no te merecías esto.— agregó lo más honesto y culpable posible.

Bill tensó ante su cercamiento. Una parte de él quería dejar su sed de sangre y caos para abrazar a Dipper y llenar de besos su cuello y su preciosa cara.

El Pines realmente parecía muy arrepentido.

—Dipper... Tú... No entiendo. ¿Por qué no hablaste conmigo antes de que me enterará de la peor manera? Hubiese sido diferente.— dijo alejando al castaño un poco de él. No lo rechazaba pero tampoco lo aceptaba del todo.

—Soy un tonto.

—Con vestido.

—¡Bill!— gritó sin reproche. Más bien como casi llorando por qué pensaba que el mayor todavía, aunque no lo amaba aún sentía aprecio por él.

—Si seis dedos sólo quería lastimarme, no comprendo el por qué. — dijo con una mueca de molestia. El menor se sentó sobre sus piernas. Vestía una yukata blanca.
Bill no dejaba de ver esa pansa notoria en el castaño.

—Ellos querían matarlos Bill.

—¿A quiénes?— preguntó sin entender. ¿Quiénes eran tan importantes para Dipper? Pensó que él era el único. ¿Acaso el Omega lo reemplazó ya?

—A... A...- inhaló fuerte, limpiando la comisura de sus labios. Tragó saliva esperando que el mal sabor se fuera. Había dejado la olla en el piso estirándose un poco,  en un canasto que tenía en la mesita de noche agarró los melocotones que tenía para comer uno. Comerlos siempre lo tranquilizaba y le quitaba ese asqueroso sabor  a vómito.—Me enteré hace muy poco de  una noticia que aunque lo vi como una posibilidad, fue una total sorpresa para mí.—hizo una breve pausa para tomar aire, Bill lo escuchaba atentamente.—Me encontré con mi hermana Mabel. Ella tiene una habilidad o especialidad sobre natural avanzada y es la fertilidad. Ella con tan solo abrazarme y olerme lo notó. Tanto Ford como mi hermana me engañaron y n-no me quieren volver a ver sino me deshago de ellos. Por eso Ford seguramente mando a los lobos para acabar con ellos...— agachó su cabeza reuniendo más valor, luego alzó la mirada hacia los ojos de Bill reflejando tristeza.— Con mis bebés, quieren matarlos. Ya que no los quise abortar.

La expresión de Bill era indescifrable. Por dentro había un gran remolino de emociones y dudas. Estaba tan expectante y raro.
Hasta después de varios minutos fue que decidió hablar.

—... ¿Bebés? Espera, ¿Dijiste la palabra con la B que te refieres a esos pequeños sacos de carne torpes?— preguntó totalmente incrédulo. Dipper asintió.

Ahora el Cipher entendía por qué el Omega estaba gordito. Y no es que no le gustase la carne de más, simplemente fue una gran sorpresa.

—Bill... Ellos quieren matar a mis bebés, nuestros bebés... No quieren que te reproduzcas, como piensas que son engendros el pecado al unirme contigo, quieren lastimarlos. Por eso huí. Yo solo quiero protegerlos.— añadió acariciando su vientre. Bill pensó lo tierno que se veía con ese gesto y esas palabras sin duda lo enternecieron. Aún así, quería estar muy seguro de su decisión.

—No entiendo, ¿Por qué quieres tenerlos?— le preguntó con mucho interés. Acercándose más a él. Dipper se acomodó cambiando de posición, recostándose en la cabecera de la cama.

¿Por qué él quería tener a los cachorros? Esa pregunta están fácil de responder cómo algo compleja. Sabiendo las consecuencias de su embarazo. Y la mirada de Bill solo conseguía intimidarlos más. Temía decir algo que enojará al mayor.

—Por que son tuyos. Son tus hijos, y pensé que sí te marchabas y no volvías conmigo, al menos tendría algo con que recordarte. — se sinceró, sonriendo y entrecerrando sus ojos. Su voz temblo al querer llorar.— Algo que amaré, los cachorros. Realmente quiero tenerlos, aunque sea algo muy difícil y riesgoso.— agregó tomando una almohada para abrazarla como alguna clase de consuelo.

La respuesta de Dipper conmovió demasiado al Cipher. El menor quiere tener a sus cachorros. ¿Cómo es ser padre? ¿Cómo es cargar a unos bebés?¿Cómo serán ellos? Un momento... ¿¡Son más de uno!? Bueno, Dipper habló en plural.

—Dipper, tú de verdad, ¿Quieres tener a mis hijos?— preguntó después de un pequeño silencio. Su mirada había cambiado mucho, ahora se veía diferente al Cipher de hace algunos minutos que se veía de mal humor y con ganas de asesinar a alguien.

Sin razón aparente, el Omega se sonrojo fuertemente. ¡Por supuesto que quería tener a esas bendiciones! Realmente lo anhelaba. Quiere tenerlos ya en sus brazos y besar sus mejillas rechonchas. Acariciar les sus cabecitas y vestirlos con adorables mini conjuntos de ropa. Aunque sabía lo muy difícil que sería cuidarlos él solo. Si fuese uno no habría tanto problema, aunque fuese inexperto, pero son tres. ¡Tres cachorritos! ¿Qué carajo con los espermatozoides de Bill?

—Mas que a nada en este mundo. Y también tenía miedo de decírtelo...— respondió Dipper.

—¿Por qué?

—Pensé que no te gustaría. Pensé que cómo me odiabas o seguías con resentimiento, no querías saber nada de mí y menos de los bebés.

Bill comprendió al fin  lo que debió estar sufriendo el menor. No es sólo el hacerse responsable. Sino que de verdad aún tenía ese fuerte sentimiento de estar con sus crías junto a la persona que sigue amando.

—¿Cuánto llevas embarazado?

—Dos meses.

—Tu pansa es notoria como para ser solo dos meses.

—Es que son tres bebés. Voy a tener tres cachorros de Bill...— dijo como un bobo enamorado. El rubio suspiró angustiado el Omega. Estaba al borde de llorar si escuchaba que Bill le decía que se largaria para no volverlo a ver más.

—Dipper, no sé cómo pudiste pensar que tú solo podrías con tres bebés.— le dijo en forma de reporche. Sorprendiendo y confundiendo al Omega.

—¿Qué?

—Me quedaré con mi familia.— se acercó para acariciar su vientre con mucho afecto, cariño. Con ese amor que a Dipper le había cautivado. Al final lo hizo llorar de felicidad. De alivio.

—B-Bill... Ósea que tú, ¿Me perdonas?— dijo limpiando sus ojitos y sus mocos de la nariz.

El rubio sonrió para abrazarlo, algo que ambos venían necesitando desde hace mucho tiempo. Dipper recuperó a su amor, a su familia. Por qué Bill siempre fue esa familia que le dio un cálido hogar. El Cipher fue el único que jamás le mintió.

—Te perdoné desde el momento en que me respondiste el por qué querías tener a los cachorros. Y que me sigues amando.— le contestó mientras le daba un beso en su nariz rosita y jalaba su mejilla.

—Yo nunca dejare de amarte. Eres el padre de mis retoños, con quién hice el amor. Yo fui el que te hice mucho daño.— lo volvió abrazar con fuerza.

Bill pudo percibir el miedo, Dipper no quería separarse de él. Tenía miedo, preocupación y ansiedad de perderlo. De que todo fuese una cruel mentira.

—Estas muy exhausto. Debes descansar.

—P-Pero todavía está el problema de Ford.

—Lo solucionaré.

—No te vayas, por favor. Quédate a dormir conmigo. Te extrañe, te extrañamos.— le pidió mientras lo empujaba a su lado en la cama para que durmiera con él.

Bill no resistió la posesividad de su Omega que aceptó gustoso el ofrecimiento y lo abrazó. Dipper se recostó en su pecho, sin que causa de un problema en su vientre.

Después de varias semanas, el Omega al fin durmió tranquilamente con la persona que ama. Con su Bill Cipher.














Palabras:  2,914.
Fecha de publicación: Viernes 29 marzo 2019.
Autores: JaquiiAleWorld y Arisu-chan198.
Historia: "Prohibido"
Nota de autor:
Estaba en duda si publicarlo hoy o mañana.
Ya estamos muy cerca del final.
Y muy probablemente está sea la última historia BillDip que lean (Artificio no cuenta por ya saben que) en esta cuenta.

La idea de hacer un BillDip Spiderpool sigue rondando aún seriamente en mi cabeza. Pero la pereza gana. Y no quiero tener más historias en mi cuenta.
Si quieren leer más BillDip vayan a mi otra cuenta.

Éste capítulo extrañamente me gustó mucho. Es raro por qué yo lo escribí. Incluso la otra autora dijo que lloró cuando lo leyó quién sabe por qué :v
La historia ya está terminada (en borradores) así que solo disfruten lo que quedé.
La siguiente actualización será el jueves o viernes de la otra semana. Sería la penúltima parte.
En fin, espero que les haya gustado •w•
De las pocas historias que he hecho en colaboración, está ha sido la única que comenzó, se desarrolló y terminó muy bien con la otra escritora.
Escribe muy genial, o al menos se desarrolló bastante bien.

Hasta la próxima mis amados lectores.




Fin de la Doceava Parte

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