Dos, tres, hasta cinco pitidos habían sonado y Valerie aún no contestaba, solté un suspiro de frustración. Volví a marcar y al instante ella contesto.

—¿Se te pasó lo idiota? —Sonreí apenas escuche su voz.

—Lo siento, no quería ser así.

—Ya, lo que digas Andrew. ¿Ahora te comportarás como una persona de tu edad o tendré que volver a esperar tres días?

<<Persona de tu edad>>, esos comentarios por más inocentes que fueran, me seguían carcomiendo la cabeza.

—Lo siento Val, no quería que fuera así.

—Da lo mismo, pero deberías saber que llevamos juntos cuatros meses Andrew, no estoy contigo sólo por el rato o pienses que cada vez que vea una persona de mi edad voy a marcharme con él. Estoy segura de mis sentimientos hacia ti, y realmente esperaba que tu también.

<<Persona de mi edad>>, mi conciencia seguía ahí.

—Estoy seguro de lo siento por ti también Valerie. —Repliqué —. Pero a veces también es difícil leer esos comentarios por internet de gente que no conoce nuestra relación.

—Tu mismo lo acabas de decir, que no conoce nuestra relación. Sólo nosotros lo hacemos.

—Lo siento cariño, no quería que nuestra primera pelea sea tan idiota.

—Ya, lo sé.

—¿Qué te parece que vengas a mi casa está noche? —La oí reírse.

—¿Me quieres pervertir Clutterbuck? —Sonreí, la extrañaba demasiado.

—Tal vez, ¿quién sabe señorita Rudd?

—Eres un idiota, ¿lo sabes verdad? —Me encantaba oírla reír.

—Si lo sé, pero me quieres.

—Y bastante.

Sonreí, yo la quería con la misma intensidad.