Capítulo 06: La chica rusa, coordinación y dirección.
—Déjate de estupideces, nana —volteo los ojos.
—Ese muchacho te gustó —mueve las cejas de arriba a abajo—. A mí no me lo puedes negar cariño, yo te conozco como si te hubiese dado a luz.
—Para qué negar algo que es verdad —me encojo de hombros y sonrío como una niña estúpida.
—¡Ah, pero vez que sí! Yo nunca me equivoco, no contigo.
—¿Por qué estás tan segura?
—Prácticamente te crié.
Mierda, buen punto.
***
Camino por la sala hasta que me encuentro con Anya.
—El señor Víktor te está esperando afuera con el auto —asiento y le doy las gracias.
Me mira al espejo para retocarme la coleta que me había echo minutos antes.
Salgo por la puerta principal y bajo los pocos escalones que hay allí, el chofer al verme me sonríe amablemente y me abre la puerta del auto para poder entrar.
Me dirán malagradecida, pero que me abran la puerta del auto me da un poco de vergüenza. Quiero decir, yo puedo abrirla y que otra persona lo haga por mí no me parece bien. Pero como me ha dicho mi padre, es parte de su trabajo.
—Gracias —le digo al momento en que me coloco en el asiento trasero del auto; el chofer cierra la puerta para rodear el auto he ir hasta donde está el asiento del piloto y arrancar hasta donde le dije que iríamos.
Quince minutos después, nos encontramos aparcando en el estacionamiento de aquel lugar; es muy amplio, con personas caminando de allá para acá y con autos saliendo y entrando al aparcamiento.
Antes de bajarme me dirijo al chofer y le digo—: No estoy muy segura del tiempo que tardaré, así que yo te llamo al móvil para que vengas y así no te quedes aquí.
—Tranquila señorita Sam, estaré por aquí cerca. Me iré a tomar un café —me sonríe—. Y estaré al tanto del móvil, no se preocupe.
Luego de darle las gracias por traerme, me doy la vuelta bajo la atenta mirada de algunas personas que estaban en el lugar.
Al llegar a mi destino paso por el camino que estaba adjunto con el césped hasta llegar al edificio y subo las pocas escaleras que habían en la entrada hasta llegar a la gran puerta de enfrente.
Entro y camino en dirección a la coordinación.
Para no perderme me guío por el afiche que está colocado en cada esquina del lugar, que es la arquitectura del campus.
Diez minutos después de estar yendo de pasillo en pasillo, veo una puerta color marrón con varios dibujos de madera adornándola, con un letrero de acero encima de ella con letras en tamaño grande leyéndose “Coordinación” y otra puerta enfrente igual que la anterior, pero en ésta se lee “Dirección”.
¡Al fin he llegado!
Después de tantas vueltas, me doy cuenta de que casi he recorrido el campus completo.
Toco la puerta y luego de escuchar un casi susurrado “adelante” abro la puerta de la coordinación y me encuentro a una joven pelirroja de unos veintitantos años detrás de un escritorio con una una computadora de mesa encima.
—Pasa adelante —dice al verme—. Soy Catherine, la coordinadora de la universidad. Tú debes de ser Samantha Kabacov, la chica de Rusia.
—La misma —reímos—. Mucho gusto, me enviaron un correo con una información. También decía que tenía que venir hoy a la una de la tarde.
—Sí, yo misma fui quién te lo envió, siéntate —me señala con su mano la silla que está enfrente al escritorio—. En el correo te mandé las asignaturas que verás, y te cité hoy para hablar de tu horario y también porque el director quiere hablar un poco contigo y conocer tu recorrido académico.
—Por mí no hay problema. Empezamos cuándo quieras.
—Vale, empecemos entonces —saca una carpeta con mi nombre grabado en ella de los estantes laterales que tenía la oficia—. ¿Quieres tus clases en las mañanas o en las tardes?
—Pues yo tengo todo el día libre —me encojo de hombros—. Pueden ser en la tarde como también podría ser en la mañana.
—¿Qué te parece si vez tres clases en las mañanas y una sola vez a la semana en las tarde?
—Me parece perfecto, la verdad. ¿Y cuáles serían esos días?
—Los lunes, martes y jueves en la mañana de ocho de la mañana hasta la una de la tarde —abre la carpeta y con un lapicero empieza a anotar en unas de las hojas pertenecientes a la carpeta—. Y por último, los sábados de una de la tarde hasta las cinco.
Lo pienso, y lo menos que yo quería era ver clases un fin de semana.
—¿Podríamos hacer un cambio? —ruego internamente para que diga el sí.
—Dime qué días quisieras cambiar y si hay secciones en esos días, hacemos el cambio.
—Los lunes, martes, y miércoles en las mañanas, y el viernes en la tarde ¿Hay secciones en esos días? —pregunto.
—Sí la hay —sonríe ampliamente—. Pero, ellos en vez de ver las clases los viernes la ven son los jueves de diez de la mañana hasta las dos.
—Muchísimo mejor, anótame con esa sección entonces.
—Está bien, te anotaré en ella y luego les paso la matrícula nueva a los profesores —dice al mismo tiempo que teclea algo en su computadora—. Eso es todo Samantha, fue un gusto verte por aquí. Ahora pasarás a la oficina del director para hablar con él —siento en respuesta.
Marca cuatro dígitos en el teléfono inalámbrico que estaba a un lado de ella, esperando que el director respondiera.
—Director, la señorita Kabacov está esperando, ya hemos terminado con los horarios —pasan unos segundos hasta que vuelve a hablar—. Es la chica rusa, señor —unos segundos más en la línea telefónica y tranca.
La chica rusa, me gusta.
—El director Pavarotti espera por usted, señorita.
—Muchas gracias, Catherine. Espero que nos volvamos a ver.
—Lo mismo digo, Samantha —volteo los ojos internamente porque dijo mi nombre completo.
Salgo de la oficina y me siento en unas de las sillas que estaban fuera de ésta y saco mi móvil para enviarle un mensaje al chofer.
Víktor C.
Messaggio
Oggi, 2:13 pm.
Yo: Pasaré a la oficina del director que quiere hablar conmigo, ven en media hora.
Víktor C.: Bueno señorita Sam, yo estoy cerca del lugar. En un rato iré y me estacionaré en el mismo lugar de hace una hora.
Yo: Está bien.
Luego de enviar el mensaje guardo mi móvil en la pequeña cartera que traje donde sólo traje un poco de dinero, mis llaves y mi móvil.
Me levanto de las silla y le doy tres toques con nerviosismo a la puerta que dice “dirección”.
—Pase —dice un hombre de voz gruesa y rasposa.
Al entrar me encuentro con un hombre de traje formal, con pocas canas visibles en su cabellera color marrón y con una barba de menos de tres días apareciéndose en su mandíbula.
No es como me lo esperaba.
Pensé que sería un viejo regordete, canoso y con un lunar sobresaliente cerca de su boca. Pero es todo lo contrario.
—Usted es Samantha Kabacov ¿No es así? —pregunta—. Siéntese, por favor.
—Así es —respondo sentándome en la silla al frente de él.
—Bueno, a lo que venimos. Hablemos de tu carrera académica.
***
Salgo de la oficina ya más tranquila que cuándo entré.
Veo mi móvil y tengo un mensaje del chofer.
Víktor C.
Messaggio
Oggi, 2:51 pm.
Víktor C.: Ya estoy afuera.
Corro hasta la entrada y bajo los escalones trotando para no tropezar y caer.
Al llegar a la puerta del auto la abro antes de que me la abran a mí.
Él me mira con reproche, todo lo contrario a mi que lo miro con diversión.
—Apresúrate por favor, que tengo hambre.
Sin decir más, enciende el auto y arranca en dirección a mi casa.
Al cabo de un rato, veo una figura que se me hace demasiado familiar.
Su espalda ancha, y los tatuajes que sobresalen en sus brazos de la franela deportiva se hacen visibles.
Yo iba y el venía.
El auto iba lento por las personas que estaban cruzando la avenida.
Cuando el auto pasó cerca de él, me quedé observando como sonreía.
Y él se dio cuenta de eso.
También me observó, y nuestras miradas quedaron conectadas por unos segundos y una corriente recorrió mi cuerpo completo, haciendo que mi vellos se erizaran.
Me sonrió y me guiñó un ojo. Dios, este chico no puede ser más sexy.
Taddeo es hermoso.
Taddeo es sexy.
Taddeo tiene una sonrisa hermosa.
Maldita sea, me estoy volviendo una psicópata.
—Ve más rápido, Víktor —digo en un susurro casi inaudible.
Y finalmente, antes de que el auto fuera más rápido, le guiño el ojo al tatuado.
***
¡Holaaaaaa!
Aquí les dejo otro capítulo y un poco más largo, o eso creo jiji.
Para lxs que no saben “Oggio” significa “Hoy”.
Cualquier duda que tengan déjenmela saber en los comentarios que con gusto les responderé.
Taddeo es sensuaaaallll, baby.
No olviden votaaaar✨.
xoxoxo.
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