༄ Capítulo #8. "Verdades dolorosas"

—¿A caso dijeron "la policía"?, ¡Ohhhh!, ¿Entonces ambas son delincuentes perseguidas por la justicia rusa?, ¡Maldita sea!, ¡Uff!, vamos, ¡Largo de mi casa!, yo no quiero tener problemas solo por su culpa. —aseguró el hombre estando muy molesto mientras que nos señalaba la puerta de salida, pues no me conoció en lo absoluto.

—¡NO!, ¡Alto señor!, enserio no es lo que cree, de verdad. —dijo Palmira con una expresión angustiante, pues me tomó de la mano tras estar muy preocupada, ya que si ese hombre nos expulsaba de su casa enserio moriríamos congeladas.

—Tontas mujeres, a ver, ¿Y entonces?, ¿Quienes son ustedes dos y por qué rayos le tienen tanto miedo a la policía Rusa, eh? —Preguntó el hombre mientras que se cruzaba de brazos a modo de una clara señal de que aún estaba muy molesto con ambas por tratar de engañarlo pero calentaba algo de te para sí mismo con el fin de calmarse.

—¡Uy no!, señor, ¿Qué a caso no ve las noticias diarias del país?, ¡Uff!, ¡Véala bien y dígame usted quién es ella!, ¡Ashh!, se que vive en medio de la nada por decisión propia o lo que sea pero creo que no es tan ignorante como parece. —aseguró mi amiga Palmira estando muy alterada mientras que se le acercaba al hombre poco a poco junto a mi.

—¿Eh?, ¡Ohhhh!, ¡Dios mío!, no, ¡No puede ser verdad lo que mis viejos ojos ven ahora mismo! —exclamó el hombre de nombre Abraham hallándose pasmado y boquiabierto, pues al fin me logró reconocer.

—Señor, ¿Ya sabe quién soy?, vamos, diga algo porfavor. —Pregunté encontrándome muy asustada y con los pelos de punta mientras que sonreía un poco, pues ahora dependíamos de ese hombre para sobrevivir a la helada tundra.

—¡Reina Gloriana!, ¡No lo creo!, es un honor para mi que esté aquí, ¡Esta es su casa hoy y siempre! —exclamó el pobre hombre tras hincarse ante mi como muestra de respeto, ya que era un fiel seguidor de mis padres.

—¡Vaya!, ¡Por fin abrió los ojos!, ¡Ishh!, sabe, usted estuvo a punto de echarnos como a unos perros de aquí, pero gracias por rescatarnos, de verdad. —afirmó Palmira estando algo molesta, pues se cruzó de brazos al sentir que ese pobre hombre debía disculparse con ambas.

—Su sabia y bendita Majestad, ¿Ya sabe que usted fue declarada como enemiga pública de toda Rusia hace tan solo unas horas?

—¿QUÉ?, ¿Y ahora por qué razón fue eso, eh? —Pregunté pasmada y algo intranquila, pues ya no podría regresar al palacio por mis hijos.

—Por traición a la patria y por ser una bruja vista públicamente, de hecho ahora mismo están quemando sus cosas y asesinando a quienes le sirvieron en el orfanato y en todo el país, ¡Ashh!, ¡Odio al nuevo gobierno!, si, hubiera sido mucho mejor que sus fallecidos progenitores continuaran al frente del país.  —aseguró el hombre mientras que lloraba un poco frente a mi, ya que parte de su gran y numerosa familia también estaba viviendo en San Petersburgo pero su corazón nos era fiel.

—¡NO!, ¡Dios mío!, ¡Ohhhh!, primero asesinaron a mis pobres padres en mi propia casa, después casi me liquidan a disparos en la carretera, luego fui castigada en la ahorca por defender la paz, seguidamente fui despojada de mis pertenecencias y de todos mis seres amados incluyendo a mis 2 pequeños hijos, ¿Y ahora esto?, no, ¡Debo detener esta masacre ya o será muy tarde como para querer dar vuelta atrás! —exclamé con una rara sensasión de tener un puñal clavado en el corazón, pues igualmente lloré mucho junto a Palmira al imaginar un mundo de esclavitud total en manos de Christelle, lo cual me causaba escalofríos inmensos.

—¡Y usted puede hacerlo!, mire, yo también soy su súbdito y seguidor hasta la muerte, de hecho ahora solo está en sus manos que la paz en este país regrese, mi Reina, si, ¡Usted es la auténtica Elegida por Dios además de nuestra única esperanza y la "última" Romanov con vida sobre la faz de la Tierra! —aseguró el señor de nombre Abraham mientras que me sonreía al fin, ya que Él sabía perfectamente que la divina profecía se cumpliría tal cual y estaba escrita.

—¡Uff!, al fin llegó este difícil momento el cual creo que ya debo confesar porque se trata de algo muy importante... Miren, todavía hay algo que el mundo entero desconoce sobre nosotros los Romanov. —aseguré estando enserio muy intranquila tras recordar a parte de mi familia con vida, pues ese detalle era un gran secreto del nuevo gobierno.

—¿Ah?, ¿Otro secreto?, ¿Qué no fue suficiente con lo de sus misteriosas identidades y todo lo demás?, ¿Qué más falta? —Preguntó el señor hallándose algo indignado mientras traía unas tazas de té caliente, pues le dio mucha lástima vernos a punto de congelarnos por falta de abrigos.

—... Es que yo no soy la única Romanov con vida como el mundo cree, pues mi tía, la Reina real hoy en día por la triste falta de mi madre también VIVE junto a sus 3 hijos, mis primos, es decir, la Princesa Alondra, el Príncipe Brandon, el Príncipe Isaac y mi hermanita Catalina pero todos ellos están bajo el sótano del palacio, por lo tanto yo no soy su gobernante, ese lugar solo le corresponde a mi tía Rachel, lo quiera o no aceptar. —aseguré llorando un poco más al recordarlos, ya que literalmente ellos eran mi única fuerza para poder salir adelante de ese terrible infierno.

—¿QUÉ?, ¡Ohhhh!, vamos, ¡Tiene que avisarle al ejército blanco de inmediato tal como hace 120 años atrás antes de que sea tarde para dar marcha atrás!, y no, se equivoca, su Majestad, ¡Tú eres nuestra única Reina porque así lo decretaron sus padres 7 días antes de morir!, ¡Usted sería la sucesora directa y su tía Rachel lo sabía perfectamente tras renunciar por amor!, además, al fallecer los antiguos reyes, o sea sus progenitores de esa manera tan repentina el trono, apellido y el país entero por derecho le pertenecería a usted gracias a la sagrada línea de sucesión. —afirmó el señor con una seguridad inmensa en lo que decía, pues me sorprendió mucho aquella nueva verdad, ya que jamás me esperé algo como eso de nadie.

—¡Wow, wow!, espere un segundo, ¿CÓMO?, ¿Que mis padres y tía hicieron qué cosa?, ¿Perdón?, ¡Oh Dios!, ¿Entendí bien? —Pregunté estando realmente atónita y asustada, pues ahora me había convertido en Reina a los 23 años de edad.

—¡Ay su Majestad!, ¡Cómo lo siento!, pero esto que descubrió no es lo peor de todo... —afirmó Palmira estando bastante seria mientras que se secaba las lágrimas en su abrigo de lana, lo cual me asustó muchísimo más.

—¡PALMIRA!, ¿Qué tienes?, ¿Qué te sucede?, ¿Por qué lloras así?, vamos, ¿Qué puede ser peor que terminar a la cabeza de un país completamente sola en medio de la guerra sin armas o ejército, ah? —Pregunté encontrándome muy preocupada por mi amiga, ya que ella no paraba de llorar y su débil rostro frente a mi era tan pálido, agobiante y serio como para estar bromeando.

—¡Ohhhh!, de acuerdo, mire, se lo diré todo porque debe saberlo de inmediato, ¡Uff!, yo desperté mucho antes que usted aquí y cuando me tranquilicé un poco le pedí a Abraham leer un poco mientras esperaba a que usted despertaba, sin embargo, por accidente abrí un documento en el prólogo de un libro titulado "La magia de la realeza volumen MCL" y ahí decía que los suyos le fueron otorgados gracias a Christelle, ya que al tocarle el cabello con su mano cuando la sanó en su casa se los transfirió de inmediato porque ella es... —dijo Palmira tomándome de las manos tras estar muy asustada mientras que el dichoso libro viejo se le cayó del regazo misteriosamente en señal de un muy mal augurio acercándose.

—¿Eh?, Palmira, ¿De qué hablas?, ¡Esa maldita bruja no me heredó nada más que a mi hija!, ¡Qué ridículo!, además mis poderes son de mi tío abuelo Starky y yo no...

—Perdón pero somos amigas así que debo hacer esto, mi Reina. —exclamó Palmira con la misma expresión seria y seca de antes, pues me dio una bofetada en el rostro para poder continuar con su supuesto relato.

—¡AHHH!, ¡Ohhhh!, ¿Qué?, ¡Ashh!, bien, entiendo, ¡Me la merecía!, pero prosigue Palmira, ¡No me dejes con la curiosidad, por favor!, y dime algo, ¿Qué tengo que ver yo con esa cruel mujer además de haber compartido erróneamente al idiota de su hijo mayor, eh? —Pregunté estando muy alterada, ansiosa y en pánico absoluto, pues temía la posible respuesta de Palmira y el dichoso té de hierbas que el señor Abraham me dio me estaba causando muchísimo sueño así como la bofetada de Palmira, la cual me dolía un poco.

—Mi Reina, lo que le diré es muy serio y delicado pero, ¡Ella también es un miembro directo de su peculiar familia materna!, si, lo es al igual que su tía Rachel, sus 3 primos, su santa madre, y hermana menor. —dijo el señor Abraham con una expresión pálida y seria tras acercarse a mi, pues colocó el dichoso libro entre mis manos porque yo tenía que leerlo de inmediato al ser la pieza del rompecabezas que faltaba en mi tan extraña y enigmática vida junto a mis seres amados.

—¡Ashh!, si, créame que lo se muy bien... Como la engreída de Christelle fue mi madre de acogida tras curar mis heridas tendré que soportar por el resto de mi vida el hecho de llamarla como parte de mi familia pero desde el momento en que me quitó a mis 2 hijos perdió todo derecho conmigo, punto.

—Ahm... Es que yo no me refiero a eso, mi Reina.

—¿Y entonces?, ¿Qué más podríamos compartir esa bruja y yo?

—Su sangre, me lamento.

—¿QUÉ?, no, señor espere un momento, ¡Usted está muy equivocado!, ¡Eso no puede ser posible!, ¡NO!, ¡No lo acepto!, y dígame algo entonces, ¿Quiere decir que mi ex pareja Damián es mi familiar y nuestra hermosa hija es fruto de ese pecado?, ¡Ay no!, perdón pero no lo puedo creer. —dije temblando de miedo y con el corazón a punto de detenerse luego de haber escuchado esa locura, pues no pude contenerme y sin querer dejé caer unas cosas por culpa de la inmensa ira que sentía, pues al final ella y yo sí teníamos una fuerte conexión y fue la misma que nos unió cuando nos conocimos en el sucio callejón.

—¡Tranquila mi Reina, tranquila!, no hay porqué desesperarse así, ¡Ya está escrito!, ella también es una Romanov de verdad por nacimiento aunque aún no lo sepa, pues tus fallecidos abuelos Alexei e Inés fueron los desobligados padres que la dieron en adopción a un orfanato hace 46 años atrás. —aseguró Palmira mientras que me tomaba del hombro para tratar de tranquilizarme, pues igualmente sabía sobre la triste historia de orfandad de Christelle.

—¿Qué dijiste Palmira?, ¿Enserio tú también crees esa idea tan demencial y absurda?, ¡Ohhhh!, pero, entonces, si Christelle es de sangre Romanov por mis abuelos maternos quiere decir que ella es mi... —aseguré estando un poco más tranquila pero igualmente alterada, pues el imaginar que tuve sexo con un familiar directo sin saberlo se me revolvía el estómago al punto de las náuseas.

—¡Así es mi Reina!, ¡Ella es su TÍA!, ¡Uff!, si, Christelle fue esa cuarta hija que por motivos económicos se dio en adopción cuando su tía Rachel solo tenía 9 años de edad, por lo que también es la hija de su fallecido abuelo el Zarévich Alexei y de su querida abuela Inés. —afirmó el hombre con una voz pacífica mientras recogía su viejo libro y las cosas que dejé caer, pues Él sabía que yo tenía toda la razón en enojarme con la vida de esa manera.

—¡Ohhhh!, ¡Mi Dios!, ¡Eso no puede ser verdad, pues de ser así mi tía Estíbaliz me lo hubiera dicho hace años cuando la vi en el cielo porque ella murió muy joven!, ¡NO!, en definitiva no, ¡Christelle no puede ser mi tía!, ¡Rayos!, pero si eso es cierto entonces el reino y el apellido Romanov sí le pertenecen por derecho, ¡Ay no! —exclamé llena de pánico tras imaginar de lo que ella sería capaz si se enteraba, así que sin pensarlo más salí de la casa en plena nevada, pues no tuve otro pensamiento en ese momento y creí que al huir todos mis problemas desaparecerían mágicamente.

—¿Qué hace mi Reina?, ¡No!, espere, ¡Gloriana NO! —Gritaba Palmira tras estar enserio preocupada por mi estado de ánimo, pues yo solo corrí por media tormenta de la nieve y podía ser capaz de hacer una locura al no pensar bien en lo que hacía o decía en esos momentos de tensión.

—¡Escúcheme mi Reina!, espere, ¡El reino no le puede pertenecer a nadie más que a usted y en ese caso sería de tu tía Rachel al ser ella la hija mayor, pero todo es suyo por ley luego de que ella renunciara a su cargo como Reina!, además la "pobre" de Christelle aún no sabe nada sobre la real conexión familiar con usted, si, ¡Cálmese!, por favor. —aseguró el señor Abraham con una expresión de preocupación y miedo, pues me siguió por la nieve para intentar hacerme entrar en razón, ya que si llegaba a cometer una imprudencia por culpa de esa noticia el mundo podría caerme encima y aplastarme como a una cucaracha.

—¿Christelle?, ¿Pobre?, no Señor Abraham, ¡Pobre soy yo que soporté cada uno de sus castigos inhumanos luego de que me quitara a mis hijos cuando estaba más débil!

—... Mi Reina, disculpe pero ya debe aprender a perdonar porque ella también es de su sangre.

—¡NO!, gracias señor pero se bien quién podrá decirme si esto que afirma es real o no y es mi única tía Rachel... Si, iré con ella ahora mismo porque se que jamás podría lastimarme al ocultar algo como eso después de lo que vivimos juntas hace años. —dije encontrándome demasiado alterada, pues salí corriendo tras estar decidida a encarar la verdad mientras que me acercaba al inmenso mar congelado, ya que no deseaba que ese hombre o Palmira me alcanzaran.

De pronto, cuando toqué el agua con mis helados pies sucedió un acontecimiento insólito e increíble, pues de la nada el enorme mar de Kolyma se descongeló completamente y también se detuvo la horrible tormenta nevada de ese momento, lo cual despertó mi inmediata curiosidad y nerviosismo, ya que al tocar el agua o cualquier otra superficie natural podía hacer magia con ellas solamente con mis manos además de controlarla a mi antojo cada vez que lo necesitara.

—¡Ohhhh! —exclamaron el Señor Abraham y Palmira tras hallarse en verdad atónitos luego de ver como yo había descongelado el agua del mar más grande de toda Rusia con solo tocarla, pues aquel enorme cúmulo de agua salada solo se podía derretir cada 5 años en la breve temporada de verano que duraba unas horas.

—¡Ay por Dios!, ¿Mi Reina pero cómo es que ha podido hacer esto?, ¡Uff!, creo que sus poderes están creciendo rápidamente  —Preguntó Palmira estando muy sorprendida y algo agitada por tanto perseguirme en la nieve, pues ella jamás había visto a alguien hacer magia real fuera de un circo y sin saber usarla bien.

—¡Dije que iría con mi tía Rachel y así será!, ¡Esa es mi decisión!, además, se que sí puedo hacerlo sola y ya nada ni nadie me podrá detener porque ahora también se que el mar está de acuerdo conmigo al llevarme con ella de inmediato hasta la gran ciudad de San Petersburgo. —afirmé temblando de frío mientras que sumergía mis lastimados pies y manos en el agua helada, lo cual me dio a entender que ya podía controlarla mejor.

—¡IMPOSIBLE!, ¡Este mar solo se puede descongelar en verano cada 5 años y el invierno apenas está comenzando!, si, de hecho estamos en la temporada más fría de todo el año, ¡Es increíble!, en los 55 años que llevo viviendo aquí jamás vi algo como eso, ¡Dios!, usted enserio es muy poderosa y especial. —exclamó Abraham encontrándose enserio aterrorizado y sorprendido al ver lo que yo había causado, pues ese era un hecho natural completamente atípico y misterioso para la ciencia.

—¡Su Majestad!, ¡Ohhhh!, ¿Qué a caso no lo comprende aún?, ¡Usted también puede ser capaz de controlar el agua!, ¡El agua! —exclamó Palmira estando igualmente impactada tras ver mi nuevo poder elemental.

—Yo... Yo no se qué carajos sucederá conmigo después de hacer esto pero iré con mis únicos familiares con vida, si, ¡Eso que ambos dijeron con tanta seguridad no puede ser posible de ninguna manera porque Christelle no es mi tía realmente!, ¡Qué estúpido!, ¡Dios mío! —dije tratando nuevamente de huir de la realidad, pues al imaginar que esa mujer podía ser de mi misma sangre después de todo se me helaban los huesos.

—¡Mi Reina!, ¡Es verdad!, ¡Hay documentos modernos que pueden demostrarlo!, se lo juro.

—¡No Señor Abraham!, ¡No creo en esas supuestas pruebas porque así como falsificaron la fea carta en donde se aseguraba que mi primer antepasado no era de la realeza pueden hacerlo con cualquier otra cosa con tal de vernos acabados, en especial a mi, el blanco principal de muchos enemigos políticos por ser... Por ser la nueva Reina de Rusia, ahora, si me disculpa debo ir en búsqueda de la verdad, adiós.

—¡NO!, ¡Espéreme por favor!, ¡Yo la seguiré a donde sea! —exclamó Palmira mientras corría como loca para poder alcanzarme a la orilla del mar, pues ella me seguiría sin dudarlo 2 veces, además, le aterraba la idea de quedarse sola con aquel señor mayor, por eso también desapareció conmigo.

Al cabo de unos minutos y gracias al bondadoso mar regresamos al maltratado palacio que alguna vez fue mi hogar feliz, de modo que se evidenció el crecimiento acelerado de mis místicos poderes tal como Palmira dijo, pues ambas aparecimos justo dónde queríamos al desearlo con intensidad, fe y esperanza, lo cual resultó exitoso porque al fin volví al viejo sótano en donde efectivamente estaba mi tía, primos y hermana menor a punto de morir debido al hambre, frío y el inmenso dolor que vivieron tras enterarse de mi "supuesta muerte" en manos de Christelle meses atrás porque esa falsa noticia cargada de placer y odio la supieron hasta las ratas.

—¡Ohhhh!, ¡Dios mío!, ¡Por favor que no haya sucedido lo que tanto temo!, ¿Tía Rachel estás aquí?, ¿Hola?, ¿Hay alguien con vida aquí?, ¡RESPONDA QUIEN SEA! —Pregunté estando agotada física y emocionalmente tras tener que buscarla como loca por todas las celdas del sótano, pues cabía la posibilidad de que el resto de mi familia también hubiera muerto en manos de Christelle por mi culpa.

...


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