༄ Capítulo #24. "Reencuentros"

Efectivamente aquel hombre nos ayudó muchísimo para lograr nuestro objetivo y en 15 días estuvimos de regreso en nuestro querido país natal donde tuvimos que cambiar nuestra apariencia física de inmediato para evitar ser reconocidos, por lo que obligadamente tuve que cortarme el cabello a la altura de los hombros, mi tía Rachel tuvo que usar lentes de sol permanentemente, Palmira quitarse las cejas, Alondra teñirse el cabello azul y los niños no era necesario que hicieran nada, pues el mundo aún no los conocía, gracias a Dios, sin embargo, antes de llegar, el hombre que me había pedido el diamante rosa a cambio de llevarnos seguros hasta nuestro país SE ARREPINTIÓ de lo que hizo y me lo devolvió tras jurarme lealtad desde ese momento, lo cual fue lo más lindo que un desconocido secuestrador había hecho por mi hasta el momento.

—¡Reina Gloriana!, ¡Por favor espere!, de verdad. —dijo el hombre a cargo estando bastante alterado cuando me alejaba con mis seres queridos, pues se dio cuenta que mi poder era real.

—¿Qué sucede?, ¿Qué más quiere de mi, eh? —Pregunté encontrándome bastante apresurada y algo molesta mientras que con unas tijeras cortaba mi larga cabellera marrón, ya que no podía darme el lujo de ser vista con mi verdadera apariencia.

—¡Tome por favor!, ¡Esto es solo suyo!, ¡Ya no lo quiero porque yo soy tan ambicioso y egocéntrico como usted cree!, ¡Le soy leal y confio en usted hoy y siempre!

—¿Cómo dice?, pero, ¿No era un trato ya cerrado?, ¡Ustedes cumplieron con su parte y yo no rompo tratos bajo ninguna circunstancia!, además, al final es solo un simple diamante y nada más, ¡Nuestra seguridad vale por millones de esos! —dije muy segura de mí misma mientras que me sentía bastante mareada por el viaje a través del mar durante largos días.

—¡Tranquila Su Majestad!, es suyo como siempre, ¡Ya se lo dije!, mi viejo y dramático padre me hizo entender lo importante que es buscar la paz y quiero que usted sea quien nos libere de esa cruel bruja impostora.

No podía creer que de nuevo tuviera el diamante que tanto amaba por haber sido mi último vínculo con la tía abuela Anastasia cuando vivía pero me alteré aún más al ver que mis antiguos recuerdos estaban ahí, justo en el sitio donde nos encontrábamos ahora, pues todo se hallaba como antes de irnos del país por nuestra sangre rusa porque aún después de casi 10 años de haberme cambiado de nacionalidad y de residencia por resultar una princesa todavía se conservaba esa envidiable paz, la cual anhelaba volver a sentir aunque fuera sin mis padres y hermana Catalina en esta vida.

Nuestra tranquilidad y armonía estaban estable, pues hasta el momento nada ni nadie nos causaba molestia o nos habían reconocido como los antiguos monarcas de Rusia tras seguir con nuestras vidas como normalmente hubiera sido hasta que obligatoriamente tuve que buscar trabajo para poder sobrevivir, lo cual en verdad fue muy difícil debido a mi inexperiencia, pero para mi sorpresa fui contratada por una empresa trasnacional de productos cosméticos después de 7 largos días sin tener ninguna esperanza, ya que, a pesar de ser una mujer sin experiencia laboral o un título universitario al ser una princesa en los últimos 10 años secretamente decidieron arriesgarse y reclutarme como parte de sus empleados, lo cual me alegró muchísimo cuando recibí la gran noticia por teléfono, pues el horario de trabajo era flexible, los salarios modestos, el costo de vida accesible, el lugar súmamente acogedor y los nuevos compañeros de trabajo parecían ser bastante profesionales así como muy buenas personas, por lo tanto me causó una buena primera impresión... Al principio.

Sin embargo, algunos de ellos por desgracia comenzaron a recordarme debido al centenar de noticias antiguas cuando se conoció de mi sangre Romanov así que traté de alejarme y mantenerme callada completamente hasta que mis nuevos jefes me ordenaron que hablara en público, ya que era estrictamente necesario ser sociable y carismática para poder atraer clientes y patrocinadores potenciales para la empresa aunque fuera una labor titánica hacer ambas cosas a la vez, pues mantener mi identidad protegida a toda costa era lo primordial además de trabajar.

Había una compañera cuyo nombre era "Abby Cragford", la cual era una chica de cabello color marrón con ojos almendra, bastante alta y de buena posición social pero desde que llegué me comenzó a molestar cada vez que estaba sola sin importarle que fuera la nueva empleada de la empresa, pues por desgracia ella resultó ser una ex compañera muy especial de la vieja secundaria y ahora había logrado identificarme en una situación muy difícil de olvidar para todos en aquella empresa.

—¡Oye tú!, obrera, ¡Escúchame muy bien por favor!, yo soy la Reina de este lugar, así que apréndete bien esto, ¡Tú no importas ni interesas en lo más mínimo!, en cambio yo si y debes ser mi asistente como las otras mujeres de la empresa porque tú y yo no somos iguales, además compañeras reales jamás lo seremos excepto ante nuestro jefe al fingir que nos llevamos bien, ¿Entendiste, "honey Milley"? —aseguró la chica con una actitud bastante prepotente y molesta frente a mi, pues derramó su café sobre mi saco color rosa al no importarle los demás hasta que supo quien era yo en realidad.

—Ahm, ¿Perdón?, ¿Honey Milley?, y técnicamente tú también eres una obrera porque somos compañeras, ¡Ohhhh! —exclamé enserio aterrada al ver que estaba volviendo a repetir la misma vida miserable cuando no sabía nada acerca de nuestra mística pertenencia a la realeza rusa.

—¡A mi no me hablas así!, y, ¿Qué demonios te sucede, eh?, ¿Vas a llorar, Honey Milley?, ¡Mi nombre es Abby Cragford y me vas a respetar!, ¿Oíste bien, perra? —Preguntó Abby siendo nuevamente muy cruel y déspota conmigo, pues por accidente me hizo recordarla de golpe.

—¿QUÉ?, ¿Abby Cragford?, ¿Enserio eres tú?, ¡Ohhhh!, ¡Ay no!, ¡Dios mío!, ¡Lo que faltaba!, ¡Maldita suerte!

—¿Ah?, ¿Disculpa?, ¿Te conozco a caso?, ¡Eres tan insignificante que no te recuerdo en mi vida!, ¡Ubsy!, lo siento mucho pero veo pasar gente común todos los días. —Preguntó Abby algo confundida al ver como me asombré al saber su nombre, pues solo se rió de mi inocencia, ya que de alguna manera ella me recordó conforme fuimos trabajando.

—¡No, no lo creo!, solo te confundí con otra persona, es todo... Lo siento muchísimo, tienes toda la razón cuando dices que yo solo soy una obrera común. —aseguré bajando la cabeza en señal de dolor y nostalgia tras estar completamente aterrada de que ella me reconociera otra vez, así que me di la vuelta rápidamente antes de que fuera tarde.

—¡Ohhhh!, ¡Espera, espera!, ¡Es verdad!, ahora que lo veo mejor lo que dijiste me movió los recuerdos, ¡Yo sí te conozco de algún lugar!, si, no hay duda alguna, ¿Cuál es tu nombre? —Preguntó Abby comenzando lo que sería mi peor pesadilla, ya que al haber sido enemigas nuestras memorias guardaban ciertos momentos.

—¡Gloria Carpenter!, ¡Sí!, ¡Ese es mi nombre!, ¿Pero por qué lo preguntas ahora? —afirmé enserio intranquila tras tener que mentir solo por mi seguridad y la de mi familia.

—¿Tienes Facebook? —Preguntó Abby siendo algo insistente, no obstante me había atrapado en mi mentira de manera única.

—No. —aseguré estando en verdad alterada al notar como mi compañera estaba a punto de descubrirme.

—Muy bien, ya lo veremos, ¡Selena!, ¡Busca a nuestra compañera "Gloria Carpenter" en todas las redes sociales!, hoy veremos quien es la farsante aquí, eh Honey Milley, ¡Ah!, y serás despedida si te atreviste a mentirme viéndome a la cara todos estos días. —aseguró Abby sarcásticamente mientras que me veía de reojo, lo cual me removió la memoria duramente hasta aquellas difíciles épocas de secundaria.

—¡Ohhhh!, ¡NO!, espera Abby, vamos a la sala de juntas, ahí te lo diré todo con detalle porque al final se que eres de confianza aunque me hicieras mucho daño en el pasado, ¡Voy a confiar en ti! —dije muy alterada tras estar obligada a decirle la verdad, ya que sí era capaz de despedirme.

—Ahora si Honey Milley, ¿Quién demonios eres tú?, y, ¿Por qué no quieres que todos sepamos sobre tu identidad fantasma?

—¡AHHH!, ¡Abby espera!, ¡Me duele mucho!, ¡Por favor suéltame!, te lo diré todo de inmediato, lo juro, enserio lo haré. —dije estando completamente adolorida mientras que trataba de desengancharme de una de las paredes de aquel salón.

—¡Dímelo todo!, anda, ¿Cómo te llamas y por qué dices que nos conocemos, eh?, ¡Yo recordaría fácilmente a una pobre debilucha como tú!, ¿Quién carajos eres?

—De acuerdo Abby, pero debes jurarme que nadie más lo sabrá, pues mi vida, la de mi hijo, tía y sobrina dependerán solamente de ti una vez que lo sepas todo. —dije algo nerviosa temblando de pies a cabeza al Abby traerme muy malos recuerdos.

—¡Ohhhh!, Honey Milley, ¿Enserio tienes un hijo?, ¡Ay anda!, ¡Basta de tantos titubeos!, ¡Dímelo!, ¡Me matas de la curiosidad!, ¿O acaso esta es una más de tus mentiras como la de tu nombre falso?, ¡Si es así olvídate de este empleo porque haré hasta lo imposible para que te despidan sin nada más que tu sucio aspecto.

—¡Ashh!, ¡Tranquila!, ¡Uff!, de acuerdo, se que me arrepentiré de esto pero debo decírcelo a alguien más o moriré de angustia... Mira, tú y yo nos conocemos desde hace 11 años años, Abby, ¡Fuimos compañeras de clase en el jardín de niños, primaria y secundaria Green Planet y por cierto, me molestabas muchísimo más que ahora!, ¿Recuerdas que un día te di en el rostro con mi puño por humillarme enfrente de todos y fui expulsada por 2 días a causa de eso?

—... ¡No, no te recuerdo!, muchas personas me golpearon en el rostro mientras estaba en esa secundaria, y si, lo acepto, era un verdadero demonio a esa edad pero yo estuve ahí mucho tiempo y para nada tengo idea de quien seas, ¿Qué tienes que ver tú en esto?, ¡No te recuerdo!, es la verdad, ¡Lo siento! —dijo Abby estando aún más confundida que antes, pues mis palabras no le recordaban nada en lo absoluto.

—Es que para poder sobrevivir literalmente tuve que cortarme el cabello a la altura de los hombros, ser atacada con ácido nítrico en el rostro por mi propia tía, ser separada de mis 2 hijos, ver a mis padres y hermana morir frente a mis ojos, ser condenada a la ahorca, cruzar a pie el río congelado de Kolyma, ser traicionada por un brujo maldito que fingió ser mi tío abuelo y más para poder llegar hasta aquí otra vez porque yo soy Gloriana Romanov Montesbell, "la Princesita" como tú y los demás chicos me apodaban sin descanso durante largos años pero esa afirmación resultó ser una realidad, ya que hoy soy la auténtica REINA de Rusia, ¡Ah!, cuando fue comprobada mi identidad te enfrenté con fotografías y joyas. —aseguré fimalmente tras terminar de confesar la verdad mientras lloraba mucho, pues me tuve que apoyar sobre una silla color azul marino al todo lo dicho ser muy fuerte para mi.

—¿CÓMO?, ¡Ohhhh!, ¡No puede ser verdad!, ¡Quiero pruebas!, si, si no me enseñas o dices algo que solo la verdadera Gloriana sabe te aseguro que... —dijo Abby estando un poco alterada mientras que se encontraba paralizada tras semejante confesión precipitada de mi parte.

—¿Qué dices?, ¡Ya te lo dije todo!, ¡Ashh!, pero para que veas que no miento te lo diré con más detalles... Cuando íbamos a educación física me llamabas "Su Majestad" por no poder hacer ejercicio como el profesor quería, también una vez me dijiste cucaracha en plena clase de química y por accidente causé un gran desastre en el aula, además cuando mi ex novio Ulises Burton quiso asesinarme y regresé con vida tú me lanzaste barro en el uniforme porque dijiste que yo era débil, una zorra e ingenua no sin antes publicar íntimas fotografías de mi propiedad por toda la secundaria, entonces, ¿Aún quieres más pruebas, eh? —aseguré estando algo molesta con la tonta de Abby, pues me estaba haciendo perder el tiempo exageradamente.

—¡Ay por DIOS!, ¡Si eres tú!, ¡Ohhhh!, ¡No lo puedo creer!, ¡Gloriana!, tenía que asegurarme que no siguieras mintiendo, además, como te vistes y comes de mal no sabía que eras la Prince... La Reina, ¡Lo siento muchísimo!, de hecho, perdón por todo lo que te hice, ¡Rayos!

—¡Ashh!, si, soy yo pero no me llames como tu Reina o por mi nombre real o si no la policía migratoria me atrapará, ya que vine de ilegal en un barco hace unos días porque me están persiguiendo junto a mi familia para asesinarnos, así que por Dios te pido que no hagas ni digas nada estúpido, ¡Por favor Abby!, ¡Haz algo bueno por mi aunque solo sea una vez en tu vida! —afirmé encontrándome muy alterada tras suplicarle de rodillas para que no hablara debido al grave peligro involucrado.

—Gloriana, enserio lo siento tanto, ¡Nunca medí mis palabras!, lo juro.

—¡Tranquila Abby!, ya todo quedó atrás, además, ahora soy la Reina tal como dices pero para poder serlo de verdad necesito tener a mi familia a salvo de... A salvo de la bruja de Christelle Thomas, la cual resultó ser mi tía biológica, por lo que nadie más puede saber de mi. —afirmé estando muy nerviosa y con las manos realmente frías al estar muy intranquila debido a tantas emociones juntas.

—Sabes "amiga", esa bofetada aún me duele, ¡Uff!, ¡Golpeas fuerte apesar de ser de la realeza!, ¡Ah!, y no digas nada más, ¡Yo te entiendo así que solo abrázame!, ¡Te extrañamos mucho, querida!, por cierto, tu secreto estará a salvo conmigo toda una eternidad, te lo juro pero te necesitamos ahora como Reina y no como una simple obrera que tiene un estresante trabajo de porquería. —aseguró Abby amistosamente tras mostrarme una cálida sonrisa porque me abrazó con el corazón, ya que se le notaba la madurez que adquirió en los últimos años aunque al principio no fuera muy evidente gracias a su ego.

—De acuerdo A... ¿Y quiénes carajos son ellos? —Pregunté algo asustada y preocupada al ver como un hombre alto, de ojos verdes y cabello canoso nos estaba observando escondido tras la cortina de la ventana principal junto a una mujer rubia más o menos de su misma edad.

—¡Ellos son mis obstinados hermanos mayores!, mira, te los presento de una vez, ¡Él es Andrés Cragford y ella Lissette Cragford!, ¡Uff!, ¡Ambos anhelan poder conocerte en persona desde hace años!, ¡Anda!, ¡No seas tan tímida y aburrida!, ¡Acércate, mi Reina! —dijo la tonta de Abby tras presentarme a sus raros hermanos como si fuera una maldita reunión social de grandes amigos de toda una vida en comunidad.

—¡Ohhhh! —exclamé hallándome completamente sorprendida y lo bastante nerviosa como para sentarme a llorar de angustia debido a la seria vulnerabilidad que tenía ahora para ser descubierta gracias a la inmadurez de Abby.

—Sabe... Justo aquí hay unas personas extra que si pueden hacer algo por ustedes, ¡Solo son 2 más y ya!, ¡Sígame, su Majestad!, solo nosotros sabremos sobre esto. —afirmó Abby tomándome de la mano en señal de una supuesta amistad, ya que literalmente me llevó a mi propio funeral porque mi identidad real ahora era pública para todas esas personas desconocidas.

—¿Cómo?, ¿Perdón?, ¿Qué dijiste?, ¡Ay no, no!, ¿Abby qué rayos hiciste?, ¡Ohhhh!, ¡Estoy acabada!, ¡De nuevo has arruinado mi vida!, ¡AHHH!

...

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