༄ Capítulo #11. "Un demonio - ángel"
Después de aproximadamente ocho largos meses de estar viviendo en la aldea de nuestro tío abuelo Starky nuestras vidas volvieron a ser normales, pues éramos felices sin importar lo que sucediera al todo volver a ser pacífico y perfecto, ya que al final mi pequeño Ángel pudo conocerme y yo a Él de modo que compartimos momentos inolvidables de madre e hijo los cuales jamás permitiría que me arrebataran por más tortuosa que fuera la situación, ya que junto a mi esposo Enrique, mi familia y la aldea completa lo cuidaríamos y amaríamos más que a nuestras propias vidas, sin embargo, lo que aún no había acabado de entender era el porqué motivo la arpía de Christelle tenía los mismos poderes mágicos que yo si el tío abuelo Starky me los había otorgado tiempo atrás para poder sobrevivir, y si, aunque ella tuviera mi misma sangre por una obra siniestra del destino eso no lo hacía ser mi tía bajo ninguna circunstancia al haber sido mi peor pesadilla, más por ende ese punto sobre la magia me tenía inquieta, curiosa e intranquila al pensar en eso, pues por más pacífica que fuera la situación sabía muy dentro de mi que algo allá afuera andaba muy mal y por desgracia así sucedió cuando nadie se lo esperó.
Casi 1 año y medio después de que llegamos a la aldea mi hermosa y ahora adolescente hermana Catalina comenzó a ponerse bastante paranoica, sensible y extremista hasta al punto de convertir su joven alma hacia el sentido de la brujería negra con solo 15 años de edad, pues en unos cuantos días hacía y decía cosas muy extrañas que a todos nos dejaba sin aliento porque parecía que ella se estaba volviendo loca de dolor después de encontrarse tantos años encerrada, lo cual me preocupó más de lo normal al ella ser mi auténtica responsabilidad en la triste ausencia de nuestra amada madre.
—A ver hermanita, ¡Mírame a los ojos, por favor!, ¿Qué te sucede últimamente, Caty?, vamos querida, sabes que tú eres la luz de mis ojos, ¡Confía en mi para poder ayudarte!, de verdad. —Pregunté hallándome enserio angustiada por mi hermana mientras que tenía a mi hijo entre los brazos, pues Él aún era muy pequeñito y necesitaba de mi atención las 24 horas del día.
—No, no me sucede nada malo, ¡Ishh!, solo decidí cambiar mi vida tras dedicarme al arte con pintura casera, ¡Uff!, admiro mis retratos, pero, ¿A caso eso tiene algo de malo?, dime, ¿Ya no puedo hacer esto tampoco?, ¡Ah!, es más, mira, ellos son todas las personas que vi morir en la celda durante los tortuosos años que estuve ahí dentro, ¡Ah!, también pinto el momento exacto en el que asesinaron a nuestros pobres padres a sangre fría cuando tú nos dejaste solos porque te valió nuestra suerte, si, ¡Mamá me estaba peinando ese día con su cepillo especial y lloraba muchísimo por ti pero tú no volviste a tiempo! —afirmó mi hermana con una expresión seca y desconectada de la realidad, pues solo veía hacia el lienzo de papel en el que pintaba moustrocidades sangrientas pero ya se le podía notar en sus ojitos azules como una muy peligrosa fuerza del mal la estaba controlando.
—¡Ohhhh!, ¡No Catalina!, ¡Yo no los dejé solos porque quise y tú lo sabes!, ¿Qué te sucede?, ¡También me duelen sus muertes porque ese día yo también casi muero!, ¿Lo sabías?
—Ah si, si, como sea... —Respondió mi hermana sin volver a verme.
—¡NO!, amorcito, ¡Tú no!, ¿Por qué rayos le estás haciendo esto tan espantoso a tu hermana, eh?, ¡Le debes la vida desde cualquier perspectiva!, no es justo. —aseguró mi tía Rachel estando muy preocupada, pues pudo descifrar rápidamente las otras pinturas.
—Ahm, ¿Hacerme qué cosa, si se puede saber? —Pregunté estando muy confundida por todo aquello, pues me acerqué a ellas 2 con cautela, ya que algo siniestro le sucedía a mi hermana en esos momentos.
—¿Sabes qué, Gloriana?, ¡Esta mujer degollada eres tú, el notable cadáver de bebé es mi sobrinito que muy pronto se convertirá en lo que su nombre dice, o sea en un dulce ángel porque el pobre morirá más pronto de lo que esperas tal como tu esposo!, ¡Ese es su destino y tú eres la única culpable! —afirmó mi hermana con una voz distinta a la suya pero no pude verlo a tiempo tras creer que solo era un simple berrinche, pues me sacó de quicio luego de ponerme los pelos de punta cuando mi inocente hijo comenzó a llorar de la nada, ya que Él si detectó su mala energía.
—¡Ohhhh!, okey, ¡Escúchame bien, jovencita malcriada!, ¡No voy a permitir que hagas esto, eh Catalina Isabel!, ¡Tú no tienes derecho de bromear, asustar o jugar con algo tan grave porque no sabes lo que dices y la verdad prefiero ig... —dije tras estar furiosa con mi hermana, pues no podía creer que ella fuera capaz de hacer algo tal malo cuando de pronto logré captar finalmente lo que en verdad le estaba sucediendo a Catalina, la cual resultó ser la menos culpable de todo lo ocurrido.
—¡AHHH!, ¡La Princesa está poseída por Ahuani Tukamet! —Gritó de pronto una mujer lavandera tras estar muy asustada en medio de la aldea, pues dejó caer unas cestas con ropa debido a la impresión, lo cual provocó que se me erizara la piel de pies a cabeza como hacía mucho tiempo no me sucedía.
—¿QUÉ?, ¿Poseída?, ¿De qué habla?, ¡Ohhhh!, ¡Dios mío!, no, ¡Caty!, ¡Escúchame por Dios!, ¡Hermanita reacciona!, ¡Perdóname por favor!, ¡Yo no sabía! —dije hallándome desesperadamente asustada y preocupada por ella mientras que mi hijo lloraba muchísimo, ya que lo sucedido era terrorífico para cualquier persona cercana a ella.
—Permiso, ¡Denme espacio!, ¡Ohhhh!, ¡Dios mío!, no, ¡Es otra víctima más de ese ser infraterrano! —aseguró mi tío abuelo Starky con una expresión de agobio, pues tomó el hombro de mi hermana por atrás mientras que ella se reía, gritaba, lloraba, se quedaba callada de pronto o hablabla horrible y en otras lenguas.
—Starky dime, ¿Qué carajos le sucede a mi pobre sobrinita? —Preguntó mi tía Rachel estando igualmente aterrada de miedo, ya que ella también era su responsabilidad.
—Tranquilas, ¡Lo que controla a la princesa es una entidad maligna que proviene del inframundo!, miren, les diré... Durante siglos ha atacado a casi todos aquí en esta aldea excepto a quienes son seguidores de ti Gloriana y por desgracia tu única hermana de sangre NO lo es. —dijo mi tío abuelo Starky con una mueca de pena y preocupación mientras que sacaba de su bolsillo una poción color violeta la cual se la aplicó en la cabeza como parte de un mágico ritual de purificación, además, oraba fuertemente porque esa era la única salida para ella en ese momento.
—¿CÓMO?, ¿Mi propia hermana no cree en mi después de todo lo que vivimos?, ¡Ohhhh! —Pregunté mientras lloraba un poco más, pues protegí a mi hijo con mis cálidos brazos al ser el lugar más seguro para él en esas difíciles circunstancias.
Después de unas 14 horas de intensas oraciones, llenado de aceites extraños, bailes con plantas, hierbas molidas en el cuerpo, círculos satánicos hechos de tiza blanca y más mi hermana fue liberada de ese extraño demonio pero mi corazón estaba destrozado al enterarme de que ella no creía o confiaba en mi en lo absoluto tras aún guardarme rencor por la trágica muerte de nuestros padres.
—... Catalina, ¿Estás bien? —Pregunté sutilmente mientras que abría con cuidado la puerta de su habitación para evitar hacer ruido, ya que esa era justo la hora del sueño de mi hijo y no deseaba oírlo llorar más.
—¡Ohhhh!, ¡Hermanita!, ¡Dios!, ¡Aún estoy muy asustada y mareada!, ¡Uff!, enserio, ¡Perdóname, por favor!, ¡No quise hacerte sufrir! —aseguró mi débil hermana con los ojos llorosos y el rostro más pálido que de costumbre, pues corrió hacia mis brazos sin pensarlo 2 veces.
—¡No linda!, perdóname tú a mi, por favor, yo no debí ser tan dura contigo antes de saber la verdad sobre aquellos comportamientos inusuales que presenciamos todos, pero, dime algo, ¿Es verdad que tu no...
—Anda, ¡Sigue hablando!, ¡Amo tu voz cerca de mi!, pero, ¿Qué es verdad? —Preguntó mi hermana estando algo confundida, pues mi rostro cambió radicalmente.
—¿Es verdad que tú aún no crees en mi poder o en la supuesta profecía de que yo los salvaré a todos de la tirana de Christelle aunque vieras en persona cómo los liberé de la oscura celda? —Pregunté con algo de miedo al por fin encararla de frente con todo el dolor de mi corazón, ya que si todo aquello resultaba ser cierto mi actual estabilidad emocional se vendría abajo después de todo.
—¡Ashh!, ¡Vaya!, ¡Por fin lo sabes!, y si, ¡No creo en ti para nada porque tú no nos liberaste de las celdas como le hiciste creer a todo el mundo!, ¡Yo ya no soy una niña ingenua desde hace años!, además, se que por tu maldita culpa nos sucedieron tantas desgracias juntas, empezando por la muerte de MIS padres, luego el hecho de ser encerradas y torturadas por tus asquerosas mentiras hacia quienes te salvaron la vida sin conocerte, ¡Uff!, ¡Pobre Señora Christelle!, no, en definitiva, ¡Tú no eres esa heroína que todos creen, aman e idolatran, pues no pudiste ser capaz ni de salvar a mi sobrinita Mary, tu propia hija!, ¡Ah!, si, todos aquí te engañan y hablan mal a tus espaldas pero como eres demasiado "perfecta" no puedes ser capaz de verlo. —aseguró mi hermana estando muy molesta y paranoica por lo que vivimos, pues se levantó bruscamente de la cama al en ese momento necesitar desahogarse conmigo luego de tanto dolor.
—¡Ohhhh!, ¿QUÉ?, ¡Catalina Isabel!, ¿Qué es ese tonito altanero conmigo, eh jovencita? —Pregunté estando en verdad colérica y harta con la actitud nefasta de mi hermana, pues también me levanté de la cama rápidamente porque no conocía su faceta de rebeldía adolecente al no verla crecer como debía en los últimos 5 años por culpa de la propia vida.
—¿Qué?, ¿No es la verdad?, ¡Ashh!, ¡Eres patética, Gloriana! —aseguró mi hermana con un tono de voz severo y sarcástico, por eso me rompió el corazón en mil pedazos, pues jamás imaginé que aquella niña sumisa, calladita y dulce fuera a actuar de esa manera tan radical conmigo.
—... ¿Y quién me está engañando o hablando mal de mi según tú, eh jovencita? —Pregunté encontrándome algo angustiada y pensativa, pues me importaba muchísimo "el qué dirán" de aquellos a quienes gobernaba en la aldea.
—¿Enserio quieres saberlo?, ¿Estás segura, eh hermanita?, ¿No será mucho para ti? —Preguntó mi hermana tras jugar con mis emociones más profundas, ya que parecía que le gustaba verme sufrir así al comenzar a reírse sola mientras hablaba conmigo.
—¡Ashh!, ¿Tengo cara de payaso o qué?, no, ¡YA BASTA!, Catalina, dime lo que tengas que decir ahora mismo antes de que pierda la paciencia contigo, ¡No quiero herirte como tú a mi porque se que debo darte un buen ejemplo! —aseguré estando casi a punto de explotar de la rabia, pues aquello podría solo ser un juego macabro de mi hermana.
—Muy bien, como se que sufrirás te lo diré... Mira Gloriana, ¡Quien te engaña mientras se burla de ti es tu actual esposo, si, mi cuñado Enrique "el Rey perfecto"!, ¡Él te está siendo infiel con otra mujer desde hace mucho tiempo pero no pudiste darte cuenta!, pobrecilla. —afirmó mi hermana tras estar muy segura de sí misma, pues sus cristalinos ojos azules jamás mentían y por lo tanto me provocó absoluto pavor, ansiedad e inseguridad, pues yo no estuve junto a mi marido durante muchísimo tiempo por culpa de Christelle.
—Espera, ¿Qué dijiste?, ¿Cómo es que sabes eso?, no, no, ¿Por qué rayos levantas esa gran calumnia contra el amor de mi vida y el padre de mi hijo, tu sobrinito más pequeño, eh muchachita tonta? —Pregunté hallándome en verdad enfadada y a punto de un colapso debido a la repentina presión arterial alta en mi pobre cuerpo traumatizado.
—¡Porque yo lo vi en persona, punto!, además, esto no es una gran calumnia como tú dices, ¡Ah!, pero si no me crees ve tú misma al ser las 6 AM al lindo arroyo de la aldea donde te gustaba ir cuando llegaste, si, ¡Te aseguro que ahí estará Él con su querida amante clandestina mientras se toman de las manos para ver el amanecer juntos!, ¡Ja!, anda hermana, ¡Tú eres la única que puede desmentir lo que digo! —aseguró mi hermana mientras reafirmaba sus anteriores palabras cargadas de veneno, pues fue muy convincente en lo que dijo y ella nunca mentía para nada.
—¡Hey!, no, ¡Oye!, ¡Jovencita malcriada!, ¡Ya consíguete una vida propia porque la mía no es de tu incumbencia en lo absoluto!, ¡Ah!, y escúchame muy bien... A mi pobre hijita la voy a recuperar a como de lugar, no importa si yo muero, además, yo soy TU REINA y debes obedecerme en todo. —dije encontrándome un poco más calmada que antes pero igualmente estaba molesta tras creer que mi hermana se calmaría, sin embargo, las cosas no fueron como esperaba.
—¡Ja!, ¿Mi Reina?, ¿Tú?, no, ¡Ridículo!, ¡Ni tú misma te lo crees porque al final tú solo eres una maldita hipócrita!, ¡Ah!, escúchame, ¡Mi única Reina y ejemplo a seguir en la vida es y será siempre nuestra santa madre pero como ella está muerta por tu causa ese lugar le corresponde a mi tía Rachel!, si, solo ella merece llamarse así, además, desde que nacimos ambas me prefirieron a mi sobre ti en todos los aspectos, ¿Será una coincidencia?
—¡No!, ¡Eso no es verdad!
—Sabes, ¡Tú solo eres una asesina cruel incapaz de sentir algo real por alguien más!, ¡Ah!, pero claro, te dabas una vida "perfecta" aquí mientras nosotras 3 nos moríamos de hambre luego de ver morir a cientos de personas inocentes al lado, así que anda, date cuenta de una vez por todas que tu supuesto cuento de hadas se acabó, "mi Reina", ¡Tu propio esposo te desprecia como yo lo hago y obviamente te remplazó por otra mujer mucho más hermosa, normal y joven!, ¡Ja!, en fin, solo te lo dije para que sepas finalmente lo que es el dolor en carne propia, ¡Adiós, hermanita! —afirmó mi hermana con una sarcástica sonrisa, pues se fue de la habitación estando muy feliz de verme mal, no obstante logró desahogarse como deseaba aunque yo no fuera la persona correcta, pues todo lo creía tal como era.
—¡Ohhhh! —exclamé hallándome enserio muy triste, pues ilusamente me quedé pensativa y nerviosa tras tener la estúpida duda clavada en mi frágil corazón porque en realidad yo ya había sufrido tanto o más que mi desagradecida hermana.
Al principio no quería hacerle caso a mi demente e infantil hermana Catalina pero entendiblemente la duda entró en mi cabeza como hormigas hambrientas por azúcar y decidí comprobarlo con mis propios ojos y si, sucedió lo que temía porque lamentablemente vi algo tan atroz y traumático que me arrepiento de todo corazón haber visto aquella oscura mañana solo por impulso.
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