El día de la boda de Jungkook y Jimin había llegado, y todo el océano estaba en celebración. Las aguas se llenaron de melodías encantadoras y colores que reflejaban la alegría de este evento sin precedentes.

En una catedral submarina, adornada con corales de mil colores y perlas luminosas, los dos amantes se preparaban para unir sus vidas. Los tritones y sirenos, una vez separados por diferencias, ahora se reunían como familia y amigos, testigos de la unión de sus dos héroes.

Jungkook, vestido con una túnica tejida con hilos de oro marino, esperaba en el altar. Jimin, con un velo de seda transparente que flotaba alrededor de su figura, se acercaba lentamente, guiado por la corriente suave que los llevaba hacia su destino compartido.

La ceremonia fue presidida por el anciano del océano, un sabio que había visto el nacimiento de las estrellas y la formación de los primeros arrecifes. Con una voz que resonaba como el eco de las profundidades, bendijo su unión y habló de la importancia del amor y la armonía.

Jungkook y Jimin intercambiaron anillos forjados a partir de los materiales más resistentes y puros del mar, símbolos de un compromiso eterno. Prometieron cuidarse mutuamente, enfrentar juntos cualquier adversidad y explorar las maravillas del océano, mano a mano.

Con el final de la ceremonia, el océano entero estalló en celebración. Ballenas cantoras ofrecieron una sinfonía, mientras que bancos de peces luminosos danzaban en el agua, creando un espectáculo de luces y sombras.

La boda de Jungkook y Jimin no fue solo la unión de dos seres, sino el comienzo de una nueva era de unidad y paz en el océano. Su amor, tan profundo y vasto como el mar mismo, sería recordado y honrado por siempre.

¿Que tan profundo era su amor?

¿Quizás más grande que él océano?, tan fuerte como las olas.

Ahora lo descubría Jimin, era tan extenso y profundo.