Capitulo 30: El otro hermano
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Capitulo 30: El otro hermano
No podía respirar.
Hacía el intento de tomar aire por la nariz, por la boca pero sentía que alguien estaba ahorcándome, mi visión borrosa solo me hacía ver sombras del sujeto que me sujetaba del cuello apretándome cada vez más.
—No lo hagas —susurré con la voz estrangulada.
Entonces cuando la luz le iluminó el rostro y mi visión se aclaró, noté el rostro de Andrew enrojecido, sus ojos completamente vacíos, solo reinaba en él el odio.
—PUTA —me gritó escupiéndome en la cara.
—¡Hades!, ¡Ayúdame! —grité sintiendo que ya el mundo se me iba y solo podía rogar por ayuda, él comenzó a reírse de mí y finalmente me soltó para sacar un arma de su bolsillo, apenas pude recuperar el aliento y entonces me colocó la boca del arma en medio de los ojos, grité sintiendo el verdadero terror y él sin borrar la sonrisa de su rostro jaló del gatillo...
Abrí los ojos sentándome en la cama recuperando el aliento, miré alrededor, era el cuarto rosa, todo estaba bien...
«Solo fue un sueño».
Hades abrió la puerta de la habitación, parecía recién bañado a juzgar por su cabello húmedo, no llevaba camisa solo unos pantalones colgando de sus caderas, se acercó a mí a paso lento evaluando que no estaba en peligro.
Mi respiración hecha un caos, apenas pude volver a regularizar mi respiración, fue un sueño horrible.
—Solo fue una pesadilla, tranquila. —susurró Hades sentándose a mi lado en la cama.
Mis manos estaba temblando, de mi rostro se escurrieron las lagrimas y me apresuré a limpiarlas.
—¿Estás bien? —preguntó Hades.
Negué con la cabeza, sentía que mi cabeza palpitaba, me dolía mucho, creo que los hechos de ayer y la pesadilla de hoy me tenían con los nervios de punta.
—No —susurré.
Me acerqué a él y sin dudar lo abracé envolviendo mis manos a su cuello y mis piernas a cada lado de su cabello como un oso panda, y es que ni siquiera me había despertado completamente para dudar de hacerlo; solo lo hice. Hades se quedó rígido por un momento y entonces luego de unos segundos, reaccionó envolviendo sus manos alrededor de mi cintura, así permanecimos tal vez por una eternidad, hasta que logré recuperar el aliento y calmar mi corazón desenfrenado, entendiendo que era solo una pesadilla.
—Nunca había tenido pesadillas tan feas. —susurré por fin echándome un poco hacia atrás para poder mirarlo al rostro, parecía más descansado pero las ojeras debajo de sus ojos seguían algo oscuras.
—Podemos tratar eso con...
—¿Piano? —pregunté interrumpiéndolo, porque cada vez que tocaba me hacía olvidarme de todo.
Bueno, cuando tocaba el teclado y cuando me tocaba a mí.
«¿Desde cuando te volviste tan pervertida Nube?»
Desde que conocí a Hades, seguro.
—No —Hades estiró una de la comisura de sus labios—. Terapia, que hables de lo que ocurrió, ¿qué viste en el sueño?
Tragué pesadamente saliva.
—El sujeto estaba ahorcándome y su rostro se convirtió en el de Andrew, se me hacía muy difícil hablar, no podía defenderme y entonces sacó un arma y me disparó.
Hades alzó su pulgar y acarició un lagrima solitaria que escurrió de un costado de mi rostro.
—¿Has hablado con él? —preguntó.
Uhm.
Sabía el trasfondo de su pregunta; que si le había por fin terminado.
Sentí mis mejillas sonrojarse un poco.
—No... sí, bueno, algo así —dije—, me llamó y le dije que no me llamara más.
Esperaba que con eso fuera suficiente para que Andrew no me preguntara nada al respecto, pero sabía que iba a querer hablarlo en persona y eso me inquietaba un poco.
Mi teléfono comenzó a sonar en mi bolsillo y lo tomé al ver que era la alarma de las 6 de la mañana.
—Debería arreglarme para ir a clases. —comenté, iba a separarme, pero Hades no me quitó las manos de la cintura y en el gesto, noté la dureza de su cremallera rozarme.
Oh.
—Quédate. —pidió.
Nada me gustaría más que estar con Hades ahora mismo y todo el día, pero tenía una evaluación a la 3ra hora en clases.
—No puedo. —sonreí levemente y agregué:— Hoy tengo clases con un profesor que está bien guapo a primera hora.
Hades estiró la comisura de sus labios ahuecando sus hoyuelos, su mirada fija en la mía levemente oscurecida, entrando en mi alma y derritiéndome aún más si eso era posible.
—¿Puedo pedirte algo? —preguntó Hades de repente.
—Sí, claro que sí —dije sin poder creer que Hades Parker me pidiera algo a mí.
Él pareció ligeramente más serio cuando dijo:
—No te acerques a Gabriel y si es posible tampoco a Andrew.
¿Uh?
Bueno de todas las cosas que me pudo pedir, no me hubiera imaginado que me pediría esto, es decir, me lo había dicho antes, pero que insistiera me hacia sentir algo dudosa.
—Solo si me dices un; por qué. —dije.
—Son problemáticos, Nube. —dijo simplemente, su rostro inescrutable y sin expresión que delatara lo que pensaba; como siempre.
De Andrew lo entendía porque parecía que se le había zafado un tornillo, pero ¿de Gabriel por qué?
—Sabes que hay algo que no me has dicho de Gabriel, Hades. —dije.
Hades no dijo nada, solo me observó.
—Dijiste que me lo dirías hoy. —continué.
Lo vi tomar una ligera respiración y dijo por fin:
—Es el hijo de la esposa de mi papá.
Me quedé por un momento procesando lo que me dijo, ¿el hijo de la esposa de su papá?, ¿como Zeus y Hércules?
Mierda.
De verdad eso no me lo esperaba.
Ni de asomo y es que cuando fui, no lo vi, él no estaba.
—¿Qué? ¿Tu medio hermano? —dije por fin, pero creo que tenían casi la misma edad.
Hades continuó diciendo:
—No lo considero nada de mi familia, ella lo tuvo antes de casarse con mi padre.
Oh.
—¿Es mayor que tú? —pregunté.
—Por un año.
Entonces eran hermanastros pero no de sangre, eso justificaba que fuera mayor que Hades, porque la esposa de su papá lo tuvo antes.
Ahora recordaba que cuando se vieron en la universidad; cuando Andrew y Gabriel se pelearon Hades pareció ignorarlo y hasta despreciarlo.
—Pero pareciera que no se la llevan bien... —comencé a decir sin comprender lo que ocurría, pero mi voz se perdió cuando Hades deslizó sus manos por mi cintura hacia mis glúteos.
Me estremecí.
—Intentas distraerme. —lo acusé, es decir quería respuestas ahora que se comenzaba a abrir conmigo y sabía que había mucho más aquí, pero Hades continuó diciendo:
—Solo pienso en lo mucho que me gustaría jugar y en lo mucho que nos relajaría.
Bueno, en eso tenía razón, habíamos estado muy estresados.
—No hay tiempo ahora. —dije, íbamos a llegar tarde a clases.
Sus ojos dorados vieron mis labios por medio segundo antes de volver a mis ojos dejándome sin aliento y calentándome en cuestión de segundos solo por mirarme así.
—¿Confías en mí? —preguntó.
¿Qué clase de pregunta era esa?
Por Dios, si hasta dejé que manipulara mi cerebro en el juego hipnótico, evidentemente confiaba en él con cada partícula de mi cuerpo.
—Sí. —dije sin dudar.
Él estiró la comisura de sus labios y con su pulgar acarició mi labio inferior, mi corazón latiendo desenfrenado cuando susurró:
—Cierra los ojos.
Lo hice y él continuó diciendo:
—Atenta a mí voz.
En seguida sentí como toda mi atención estaba en él, a pesar de que me quedé rígida y con los ojos completamente cerrados, mi cuerpo entero estaba preso a su voz y solo anhelaba su orden.
En este punto, no me importaba llegar tarde.
Era la mejor excitación del mundo.
—A partir de este momento —dijo—, cuando diga la palabra industria, sentirás el placer de las luces llenar tu cuerpo.
—Sí. —susurré.
—Atenta a mi orden. —continuó: — 1, 2, 3, 4... 5.
Abrí los ojos y él me ayudó a que me levantara de encima de él dejándome a un lado para levantarse de la cama.
¿Uh?
Ahora estaba completamente confundida.
—¿A donde vas? —pregunté sin entender por qué me había hipnotizado con una palabra tan rara para luego solo irse.
—A vestirme —dijo simplemente—, tengo que dar clases.
Pareció entretenido y hasta algo impaciente cuando salió de la habitación.
¿Uhm?
No sabía que tramaba pero sabía que se traía algo entre manos.
Bueno, Hades Parker siempre fue raro, al menos me había dicho algo de Gabriel, pero sentía que había más en todo esto, tendría que sacarle la información paso a paso otra vez.
Fue a bañarme, vestirme y arreglarme, tenía un conjunto de color rosa muy claro que en realidad me quedaba muy lindo, en este tiempo entendí a amar el color rosado, acomodé mi cadena de la llave en mi cuello y salí a la cocina, ahí estaba Hades, andando su teléfono con el ceño débilmente fruncido, ya estaba vestido con una camisa blanca a cuadros negros, olía esplendido como siempre.
Alzó la vista deslizando sus ojos desde mi rostro hasta la punta de mis pies en un escaneo indisimulado, cuando sus ojos volvieron a conectarse con los míos, parecían débilmente más oscurecidos.
—Te ves hermosa, Conejita —susurró.
Sentí que todo mi rostro, mis orejas y hasta mi cuello se encendieron en sonrojo.
—Gracias —dije—, usted también profesor Parker.
Él estiró la comisura de sus labios pareciendo disfrutar nuestro coqueteo de palabras, de verdad que desde esta mañana me mataban las ganas de follar con él, pero creo que así estaría todo el día hasta que por fin estuviéramos solos porque la hora nos jugaba en contra.
—Desayuna. —dijo Hades, como siempre una orden, no una petición.
Le hice caso acercándome a la mesa para sentarme en el taburete frente al sándwich y café humeante, olía delicioso.
De repente saqué el teléfono de mi bolsillo al escuchar que comenzaba a sonar, apenas miré de reojo quién era y le colgué, pero llamó otra vez insistentemente.
—¿Quién te llama? —preguntó Hades, lo miré, él tenía la mirada fija en mi en espera de mi respuesta.
Uhg.
—Andrew. —dije.
Hades extendió la mano pidiendo mi teléfono, se lo di, es decir creí que como la última vez que me lo pidió solo lo apagaría, pero en cambio contestó.
Mierda.
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Wuenas, wuenasss!!!! ¿como estan Conejitas lindas? espero les haya gustado la actuacion, el siguiente estar bien bueno jajajaj solo diré que pues, industria será una palabra muy interesante en la clase de Hades WUAJAJA!
Estas son mis redes sociales, Instragram, facebook, twitter: Ysaris Areinamo
Tengan un hermoso día, se le ama con mi higado y mi pulmón.
Nos leemos, el miercoles.
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