30

Necesitaba material para poder obtener información sobre Bangchan, información con la que pudiera amenazarle, meterle más miedo del que él podría infundirle. No iba a ser fácil.

Por la tarde, después de volver de una sesión de fotos, regresó a su habitación. Bangchan se había ido a saber dónde así que aprovechó para ir a buscar lo que necesitaba, en una ciudad tan grande como esa no le sería difícil. En el pasillo había otro matón que insistió en seguirle.

Caminaron por más de una hora entre las calles, su intención era cansarlo y luego darle esquinazo como había hecho con el anterior. Después de llevar dos horas a paso rápido, notó cómo le costaba más respirar al fortachón, así que avanzó hasta la calle más abarrotada de todas.

Estaba llena de turistas sacando fotos, había que esquivar a mucha gente. Ahí Minho se puso la capucha y echó a correr. El matón no pudo seguirle mucho rato, se escondió en un callejón y cuando le vio pasar por su lado salió de su escondite y se fue a buscar lo que necesitaba para su plan.

Esa noche alguien abrió su puerta mientras dormía y se puso de pie de un salto. Bangchan había entrado con tres de sus hombres, no estaba el matón de esa tarde.

―Has vuelto a escaparte, Lee ―dijo Bangchan.

―Quería intimidad.

―En tu cuarto la tienes, no tienes por qué salir cuando yo no estoy.

―Al parecer eso no es así, visto que cuatro personas han entrado mientras dormía.

A Bangchan se le cambió la cara, frunció el ceño y se le tensó el cuello. Chasqueó los dedos y dos de los matones agarraron a Minho por los brazos y lo llevaron frente a él.

―No me hacen gracia tus chistes. Si vuelves a escaparte tendré que tomar medidas ―. Hizo un gesto con la mano y el tercer matón cogió el móvil que el profesor tenía sobre la mesita de noche y se lo entregó a Bangchan―. De momento yo me quedaré con esto. Y tengo algo que enseñarte.

Ahora sacó su teléfono del bolsillo de la chaqueta, deslizó los dedos sobre él y luego se lo mostró. Eran fotos de Jisung, en el parque. Estaba hablando con Taeyang.

―¿No lo ves? Él ya te ha olvidado. Pero supongo que a ti aun te importa lo suficiente como para que no quieras que le pase nada malo ¿verdad?

―¿No tienes nada mejor? ―a Minho le hervía la sangre, se acordaba de que ese hombre frente a él les había separado y que ahora amenazaba con hacerle daño, no solo psicológico, sino físico.

―¿Nada mejor?

―Tienes una foto suya hablando con un amigo, pero de otras personas conseguiste fotos más comprometedoras, ¿acaso Jisung no ha hecho nada con lo que pudieras manipularme de verdad? ―. Una bofetada con la mano abierta se llevó Minho.

―No eres más que un perro arrogante Lee, pero te diré una cosa, a los perros se les entrena, y eso pienso hacer yo contigo ―. Le sujetó de la barbilla y le levantó la cara, volvió a enseñarle el teléfono con otra imagen. Era Jisung tendido en la hierba, se tapaba la cara con las manos y en sus manos había sangre ―. ¿Querías una buena foto? Aquí la tienes. Pero tranquilo, él está bien... de momento.

La rabia que sentía se mezcló con el miedo, el temor de ver a quién más amaba herido, o peor, muerto. El corazón comenzó a palpitarle muy fuerte en el pecho y la seguridad con la que contaba se hizo más pequeña.

―Voy a tener que cancelar tus próximas sesiones de fotos, estarás contento, tengo entendido que no te gustan demasiado.

Bangchan asintió con la cabeza y el hombre que le sujetaba el brazo izquierdo le propinó un puñetazo en el estómago. Minho tosió y si hubiera cenado algo hubiera acabado todo en el suelo. Bangchan se sentó en un sillón que había y sus hombres continuaron pegándole puñetazos hasta que no pudo sostenerse en pie. Lo dejaron caer y se quedó a gatas en el suelo, tosiendo y agarrándose el estómago.

―Basta ―ordenó Bangchan, y los hombres se separaron de Minho. Los golpes dolían, pero no eran suficientes como para tumbarlo del todo. Después de toser un rato se puso de pie y le dirigió una mirada desafiante a Minho.

―No me mires así, te lo advertí, te advertí lo que pasaría si te pasabas de la raya ―otro gesto con su mano y los hombres fueron a agarrarle, pero Minho los esquivó y lanzó a uno sobre el otro. El tercero fue a ayudarles, pero el profesor le golpeó en el cuello y éste cayó redondo al suelo como los otros dos.

―Ja, no esperaba menos de un cinturón negro, has tardado mucho en defenderte, tenía muchas ganas de verte en acción. Pero no lograrás nada con eso ―. Silbó con la lengua y cinco hombres tan altos y musculosos como los otros entraron y rodearon a Minho, que cerró los ojos y respiró hondo sabiendo lo que vendría a continuación.

A la mañana siguiente le dolió despertarse. La cabeza le daba vueltas, le dolía mucho abrir el ojo derecho. Tenía los brazos y las piernas entumecidas y un dolor agudo en el estómago. Se levantó como pudo y fue a mirarse en el espejo del baño.

Tenía un ojo morado y muy hinchado, la mejilla de ese lado estaba igual y con un corte con sangre seca. Recordó ese golpe y luego, negro, nada. Debió desmayarse después de eso. Abrió el agua y se lavó la cara, sus manos dolían igual que sus brazos, que estaban llenos de moratones y le temblaban.

Se desvistió para darse una ducha y se observó mejor, todo su pecho y su abdomen estaban morados, la espalda también, con razón le dolía todo el cuerpo, moverse era una tortura, pero aun así se metió en la bañera y se puso el agua lo más fría que se podía.

Cuando terminó se tiró sobre la cama. Era mejor que le hubiesen pegado a él que a Jisung, pero ahora volvía a recordar aquella última foto. ¿Por qué estaba así? Las manos con sangre, tumbado en la hierba... No era capaz de imaginarse una situación lógica, aunque no pudiera verle la cara sabía que era él, llevaba el mismo chándal con el que lo había visto por primera vez.

¿Qué voy a hacer? ¿Cómo voy a salir de esta? Tengo que pensar más...

Ese día no salió de la habitación, pero los siguiente se obligó a sí mismo a bajar a la recepción del hotel a tomarse algo en la zona que tenían reservada para ello. De esa forma estaría al corriente de quién entraba y salía.

Bajaba vestido con manga larga, una mascarilla y unas gafas de sol, y ahora tenía dos matones que se quedaban cerca y no le quitaban la vista de encima en ningún momento.

En todos esos días que estuvo vigilando se dio cuenta de que había una persona que visitaba el hotel con frecuencia, seguido de guardaespaldas al igual que Bangchan. Esa persona salía en muchas de las fotos que había logrado robarle, era un empresario muy poderoso. Bangchan tenía información sobre sus cuentas, sus negocios y fotos con sus amantes. Lo tenía porque le gustaba tener siempre un as bajo la manga, una manera de protegerse ante cualquier imprevisto.

Se dio cuenta de que siempre llegaba al hotel por la tarde, casi siempre sobre las siete. Decidió que llevaría a cabo su plan A con él. En su armario guardaba lo que había logrado comprar el día que se escabulló por última vez. Una peluca, maquillaje, dos micros pequeños, una grabadora, y otro móvil. Con eso sería más que suficiente.

Bajó un par de días con esos artilugios más unos zapatos bajo su sudadera. El primer día no apareció, pero el segundo sí. El hombre se sentó en la recepción a tomar algo como solía hacer, era su oportunidad. Se dirigió al cuarto de baño y los guardaespaldas lo siguieron, uno se quedó observando desde el pasillo, el otro se puso al lado de la puerta de los baños.

―Voy a tardar un poco, la cena de ayer no me sentó demasiado bien, y el té de esta mañana empieza a hacer efecto ―dijo Minho.

El matón de la puerta lo miró con cara de asco, pero no dijo nada, nunca le dirigían la palabra, debían tenerlo prohibido. Entró en el baño y se encerró en el retrete del fondo. Se sentó y se cubrió la cicatriz con maquillaje, se puso la peluca y se quitó la sudadera y los pantalones, llevaba otros por debajo. Acomodó los pantalones con los zapatos que llevaba puestos en el retrete, para que si alguien entraba y miraba por debajo, viera los mismos zapatos que llevaba, por si a los de seguridad se les daba por echar un vistazo.

Estaba listo, tenía otra ropa, otro pelo, sin cicatriz. Salió del retrete y aprovechó para salir con otro hombre que había entrado. Cruzó la puerta a su lado y vio cómo el matón les dirigía una mirada y luego se tapaba la boca para bosteza. Era una suerte que ninguno de ellos brillara por su inteligencia.

Justo a tiempo, el empresario se acababa de levantar del sillón y se dirigía al ascensor junto con sus hombres.

―¡Disculpe! ―lo llamó Minho. Los hombres pararon en seco y Minho se dio de bruces con ellos, momento que aprovechó para colar un micro en la chaqueta de uno ―. Creo que se le ha caído la cartera ―Minho sujetaba en alto una cartera marrón, la suya. El empresario se giró a mirarle palpando el bolsillo interno de su americana.

―No, esa no es mía ―dijo de refilón.

―Oh... perdone.

Se metieron en el ascensor y Minho regresó a los baños. Paso uno cumplido. Volvió a ponerse la ropa, guardó todo bajo su sudadera y salió como si no hubiera pasado nada.

―He tardado menos de lo que pensaba jeje.

El matón lo miró de arriba abajo y volvió a poner cara de asco. Minho regresó a la recepción, pidió otro té y esperó con calma.

Pasó casi una hora cuando el empresario y su séquito hicieron su entrada. Minho se levantó y se dirigió al ascensor, tropezando a propósito con el guardaespaldas al que le había puesto el micro, que recuperó.

―Lo siento ―dijo, lo miraron con mala cara, pero lo ignoraron. Primera parte del plan, completada.

Regresó a la habitación y comprobó la grabación. Sin duda la persona con la que había hablado era Bangchan. Eran asuntos de negocios sucios, pero a pesar de que no llegó a entender al cien por cien de qué trataba toda la conversación, sería suficiente para ponerlo contra las cuerdas.

Un par de días después Bangchan entró en su habitación sin llamar a la puerta.

―¿Cómo estás Lee? ¿Más dispuesto a cooperar?

―Claro, por qué no.

―Quítate la ropa.

―¿No vas a invitarme a cenar primero?

―Tengo que comprobar que no te hayan quedado marcas en el cuerpo.

―Muy bien, pero antes... ―Minho tiró el nuevo móvil sobre la cama y empezó a reproducir la grabación de hace dos días. Una vena asomó por el cuello de Bangchan mientras fruncía el ceño.

―¿Qué significa esto?

―Significa que quiero mi libertad ―. Bangchan cogió el teléfono y lo rompió contra el suelo de un pisotón ―¿Crees que es la única copia? Cometiste el mismo error con las fotos y los informes.

―Si mueves un solo dedo tu novio acabará en el fondo del océano.

―Ya me he encargado, si algo me pasara a mí o a cualquiera de mis conocidos cercanos, esa información acabaría en manos de alguien peligroso.

―¿Qué has hecho?

―Sería malo para ti si todo eso se hiciera público, pero creo que sería mucho peor si ese hombre se enterara de que lo has estado espiando. ¿Qué crees que te haría? ―Bangchan apretó los labios y tragó saliva. Había dado en el blanco ―. No soy más que otro modelo para tus campañas, ¿qué más te da desprenderte de alguien como yo? A mí no me interesan tus negocios, tan solo quiero volver a mi vida de antes. Y eso es lo que voy a hacer. Déjame en paz, no vuelvas a interferir en mi vida y yo no tocaré las fotos, ni la grabación ni los informes. Ése es el nuevo trato.

―¿Cómo sé que no harás lo que te venga en gana una vez te deje ir?

―Si lo hiciera, mandarías a alguien a por mi cabeza, de esta forma estamos los dos seguros de que ninguno hará nada en contra del otro.

Se hizo el silencio. Minho cogió su maleta, que ya tenía hecha y pasó por el lado de Bangchan, que se apartó para dejarle el paso libre. Era una señal de que aceptaba su propuesta. Lo había conseguido, había ganado la batalla.

Compró el billete del primer vuelo que volvía a su casa, su ciudad, su hogar. En esos momentos se sentía la persona más poderosa y feliz del mundo. Todo estaba arreglado, todo volvería a ser cómo antes, ya no había ningún impedimento, ningún obstáculo.

Una vez lo tuviera entre sus brazos no lo soltaría nunca. Le pediría que se casaran y vivirían el resto de sus vidas juntos y felices, comiendo ramen y viendo películas.

Cogió un taxi al llegar al aeropuerto, estaba diluviando y el trayecto se convirtió en el más largo del mundo. Estaban en el centro de la ciudad y había atasco, el coche apenas se movía unos metros cada cinco minutos. No aguantaba más.

Pagó al taxista y salió corriendo, llegaría antes a pie. La lluvia volvió su ropa más pesada, pero aun así se sentía ligero como una pluma. El estrés, la depresión, el dolor se habían fugado. Pronto volverían a estar juntos. ¿O no?

Él se había ido mucho tiempo, pero ¿qué podía haber hecho? No sabía nada al principio, se dio cuenta muy tarde. ¿Y si estaba con otra persona? ¿Cómo reaccionaría al verle?

No... imposible... si yo no pude olvidarte sé que tú tampoco lo hiciste. Espérame, solo un poco más, ya casi estoy.

Llegó al edificio justo cuando salía otra persona y entró sin llamar al timbre. Subió corriendo por las escaleras. La emoción hacía que el corazón le fuera a mil por hora. Llegó frente a la puerta de su casa. Las manos le temblaban y la lluvia disimulaba sus lágrimas, lágrimas de felicidad, de emoción. Golpeó la puerta.

Escuchó pasos. Estaba en casa. Porque... ¿era él no? Eran sus pasos. La puerta se abrió y lo confirmó. Un segundo de normalidad y luego la expresión de sorpresa de la persona a la que más deseaba en el mundo.

Lo abrazó. Lo abrazó con la intensidad con la que nunca había abrazado a nadie. Los brazos de Jisung le rodearon y le apretaron también con fuerza. Ya estaba, ése era el gesto que tanto había ansiado. Le esperó, le esperó todo este tiempo...

Su calor, su aroma, ese dulce olor que le llenaba entero, que lo completaba. Ese pelo castaño, suave, la forma en la que sus ojos se sorprendieron al reconocerle después de tanto tiempo. Ahora lo amaba incluso más. 

Después de tantos meses por fin lo tenía entre sus brazos. Por fin podrían continuar su vida, por fin estarían juntos, por fin podrían ser felices sin problemas.

Al fin, todo el sufrimiento se había acabado.

FIN

Que decir... Me encantó esta historia, al igual que las 2 versiones, me dejaron encantada.

Y ustedes, que opinan?? Recuerden que el capitulo sigue en la versión de Jisung.

Supongo que su capricho por saber quien amenazó a Jisung ya se cumplió. BAKANKAKA

Los amo, gracias por el apoyo ♡♡

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