05

Unos años después ya estaban completamente asentados en el negocio. Habían logrado su objetivo, su gimnasio cada vez era más reconocido y ahora tenían muchos inversores y gente tratando de hacer negocio con ellos.

Ganaban mucho dinero y las clases iban como la seda, lo malo es que ahora a sus tareas se sumaba que de vez en cuando debían viajar para reunirse con los inversores y demás.

Se encontraban en uno de los bares a los que solían ir los fines de semana, Hyunjin quería presentarles a un "amigo" y por eso Minho aceptó unirse.

―Bueno Hyunjin, ¿dónde está ese amigo tuyo de la que tanto hablas?

―Ahí viene.

Un chico con peinado corto y largas pestañas apareció por la entrada y se dirigió a donde estaban ellos saludando efusivamente con la mano.

―¡Hyunjin querido, cuánto tiempo!

― ¡Felix! Estos son mis socios, Changbin, Jisoo y Minho.

―Tú... ―dijo Minho, recordaba de algo a ese hombre.

― ¡Tú! ―le respondió él.

―¿Os conocéis? ―preguntó preocupado Hyunjin.

―Si... me esperaba en la salida del gimnasio algunos días.

―Chico es que sino era imposible mantener una conversación contigo, eres un libro cerrado. En cambio, con Hyunjin es mucho más fácil entenderse.

―Me alegro por ti. ―A Minho no parecía caerle muy bien el joven.

―Con que... os conocisteis en nuestro gimnasio, ¡vaya qué coincidencia! ―Jisoo intentaba suavizar el ambiente.

―Si, él estaba usando unas máquinas, pero no lo hacía bien, así que me ofrecí a ayudarlo.

―Y ahora estáis saliendo ―interrumpió Minho, que no terminaba de fiarse de el hombre.

―No, no, somos amigos, Felix es muy alegre y divertida.

―Anoche no decías lo mismo, jajaja. Es broma, es broma, venga pidamos más copas, que no decaiga la fiesta.

Felix hablaba mucho y parecía tener especial interés en picar a Minho todo el tiempo.

Recordaba que él lo había perseguido un par de veces para pedirle una cita, recordaba que solo hablaba él hasta que él llegaba al coche y le decía que no estaba interesado.

También creía recordar haberlo visto cuando daba defensa personal, pero no estaba muy seguro.

Hacía mucho que había dejado esas clases, pero aun seguía recibiendo cajas de bombones por San Valentín. Por lo menos ahora agradecía que en ninjutsu solo había gente que de verdad quería practicar ninjutsu, eso era lo bueno de todo al fin y al cabo.

―A ver Linito, ¿con cuántas chicas te has acostado esta semana?

―Hyunjin, tu amigo está muy borracho, deberías llevarla a casa. ―dijo Minho.

―No, no, no intentes evadir la pregunta, yo aguanto muy bien el alcohol.

―Ya...

—Vale, está bien, no hace falta que respondas, ya me conozco a los chicos como tú. Un pasota que se hace el duro, pero luego no aguanta ni un solo día sin mojar el palito.

―Yo me marcho.

―No Minho, no se lo tomes en cuenta, está de broma. ―le pidió Hyunjin.

―No es por eso, es que ya estoy cansado, no tenía ganas de venir hoy de todas formas.

―Vaya... ¿el guaperas se ha picado?

―Me da a mi que el que está algo resentido eres tú, ¿no soportas que las personas a las que acosas pasen de ti?

―No todas las personas que hablan contigo intentan acosarte, quizás no lo sepas, pero es así cómo se conoce la gente.

―Si, quizás la primera vez, pero cuando insisten más de una vez se llama acoso.

―Claro, se me olvidaba que tú nunca has tenido que rogar por otra persona. No te preocupes, que no me interesas para nada, puedes quedarte tranquilo.

―Oh, qué gran decepción.

―Vamos chicos, calmaos un poco. ―Hyunjin ya no sabía qué hacer.

―No importa, yo ya me iba.

El lunes siguiente Hyunjin lo esperó en la puerta de su clase para hablar con él. Minho ya sabía lo que iba a decir, pero tendría que escucharle de todas formas.

―Esta tarde quiero que quedemos tú y yo con Felix.

―No puedo, tengo clases.

―¡No tienes clases, me sé tus horarios!

―Tengo clases de cerámica.

―Ah... escucha Minho, sé que empezasteis con mal pie, pero de verdad que Felix es una buena persona y te caería muy bien si le dieras una segunda oportunidad. Por favor.

―Vale... Pero si me vuelve a llamar "Linito" me iré.

―Entonces nos vemos a las cuatro, no llegues tarde.

Pero ambos sabían que eso era imposible. Minho entró en la cafetería a las cinco y cuarto y se encontró a Hyunjin y Felix sentados en una mesa riéndose. Desde esa perspectiva el chico parecía una persona normal.

―¡Por fin has llegado! Llevamos diez minutos esperando ―dijo Felix.

―¿Diez minutos? ―Minho miró a Hyunjin y este se rió, el maldito le dijo otra hora porque sabía que llegaría tarde.

—Bueno, ¿y bien? ―dijo Felix.

―¿Y bien qué? ―respondió Minho.

―¿Cuándo vas a disculparte?

Minho suspiró profundamente.

―Venga chicos, hagamos como que aquella noche no ocurrió, ¿vale? Empecemos de nuevo. ―Sugirió Hyunjin.

―Vale, entiendo que pudo haberte molestado que te siguiera al coche un par de veces, pero eso era porque tenía interés en ti, y eso es lo que hago cuando me interesa alguien y no tengo contacto con él.

—No eres el único que me ha seguido hasta el coche, pero aun así es incómodo tener que beber al lado de alguien que ha hecho eso.

―Bueno, no me extraña que muchas chicas te hayan acosado, pero yo no soy ninguna psicópata, vi que no eras mi tipo y pasé de ti. Ya no me interesas.

―Es bueno saberlo.

―Hyunjin es mucho más majo que tú, que lo sepas.

―Lo sé.

―Mira por donde, los dos coincidís en que soy genial, cosa que no me extraña, ¡pero es un gran comienzo! ¡Cuánto me alegro de que por fin os llevéis bien!

Hyunjin estaba muy contento, Felix también parecía satisfecho. Si seguían viéndose solo tendría que evitar hablar lo máximo posible, cosa que se le daba bien, así que no habría problema.

Era fácil contentar a Hyunjin, y había que admitirlo, no hacían mala pareja, por mucho que Hyunjin insistiera en que no eran más que amigos, era evidente que al final acabarían juntos.

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