03

Minho estaba terminando de preparar algo de café cuando Taeyang apareció por la cocina.

―Esto... Minho... quiero pedirte disculpas por si te hice sentir incómodo esta noche. No fue mi intención hacerte esas cosas, es solo que...

―No importa, si me hubiese sentido incómodo no lo hubiera hecho.

―Entonces... ¿todo está bien? ―Taeyang parecía sorprendido por la respuesta de Minho.

―Todo está bien.

―Uff... menos mal, tenía miedo de que pensaras que soy raro y no quisieras verme más.

―No te preocupes. Siéntate, ahora te llevo un café.

Los dos se tomaron el café en la mesa, uno frente al otro. A Taeyang se le veía inquieto. Parecía que quería decirle algo, pero no se atrevía a dar el paso.

―Ah... Suéltalo. ―dijo Minho.

―¿Eh?, ¿el qué?

―Sé que quieres decir algo, así que no tengas miedo y dilo.

―Bueno... verás es que...yo nunca, había hecho algo así antes, yo nunca...

―Eres virgen.

La cara de Taeyang fue un poema, se puso tan rojo como un tomate, era tan fácil leerle la mente.

―Pues... si...

―Solo dime que yo no fui tu primer beso por favor...

― ¡No! No lo fuiste, pero... en lo demás... sí lo fuiste y...

―Vale, no hace falta que sigas.

―Es solo que... me siento mal por ti, porque te dejé tirado... me hiciste sentir muy bien y yo no hice nada por ti... quiero decir... a lo mejor tú no quieres... o te resultó asqueroso...

― ¿Quieres que lo hagamos?
                   
Taeyang no podía apartar la vista de su taza, no era capaz de mirarle a la cara y Minho ahora era consciente del joven e inexperto que tenía ante sus ojos. Él no recordaba ser así a su edad, tampoco se llevaban tantos años.

― ¡No! No es eso... no quiero decir que no me guste la idea, es solo que no sé qué hacer para compensártelo, te portaste muy bien conmigo y debería agradecértelo. Porque... en cambio... yo me comporté como un pervertido y eso no está bien.

―Puedes agradecérmelo de una forma.

―¿De cuál?

―No volviendo a beber en mi presencia.

―Ja... eso es justo.

―Nos lo hubiéramos pasado mucho mejor si hubieses estado consciente toda la noche.

Taeyang volvió a ponerse colorado y dirigió su vista a la bebida que sostenía entre sus manos dejando escapar una sonrisita.

No debería haber dicho eso, estoy siendo muy directo... Pero por otra parte... quizás sea esto lo que necesito en estos momentos.

Minho se levantó y fue directo hacia su invitado poniéndose de pie a su lado.

―¿Quieres que volvamos a la habitación?

―Pu-pues... es-esto... n-no s-sé si...

Minho dio media vuelta y se dirigió al cuarto, Taeyang lo siguió. En cuanto estuvieron dentro el hyung se quitó la camiseta y se quedó mirando a su amigo.

―¿Tienes vergüenza? ¿Necesitas tener alcohol en el cuerpo para hacer algo así?

―¡No! Es solo... que estoy algo en shock, no me esperaba esto...

―Quítate la ropa.

Taeyang obedeció y empezó a desvestirse tímidamente mientras su hyung lo observaba con cara seria.

―Túmbate.

Cuando estuvo en la cama, se le veía tenso, muy tenso y nervioso. Minho suspiró y se le puso encima. Las mejillas de su amigo se pusieron rojas y Minho pasó a la acción.

Con una mano le giró la cara para empezar a besar su cuello y con la otra comenzó a masajearle su miembro. Taeyang empezó a respirar más fuerte.

―¿Te vas a quedar ahí parado? Anoche tenías más iniciativa.

Con esas palabras Taeyang pareció reaccionar y colocó sus manos en la espalda del hombre que tenía sobre él.

La mano que le sujetaba la cara ahora bajó para abrir el camino entre las nalgas del chico, que dio un respingo del susto.

―No pasa nada, voy a preparar esto para que no te duela.

―No... espera... eso no...

Minho empezó a mover los dedos en su interior. Y por mucho que él dijera que no, el miembro se puso completamente duro. No podía ocultar que eso realmente le gustaba.

Taeyang agarró la cabeza de Minho y lo acercó para empezar a besarle. Sus lenguas se entrelazaron unos instantes antes de volver a separarse.

―Estoy a punto de...

―Vaya. ―Minho dejó de mover sus manos y sacó sus dedos.

―¿Qué? ¿Por qué paras?

―No puedo dejar que te corras así. Voy a meterla, no te muevas.

―Espera, espera, eso no cabe ahí.

―Lo haré con cuidado.

―No, no... mete solo la punta...

―Está bien.

Minho empezó moviéndose por la entrada para lubricar un poco y después lentamente comenzó a empujar suavemente hasta que entró una parte. Taeyang se retorció y agarró las sábanas con fuerza. Minho se agachó para susurrarle al oído.

―Ahora voy a moverme. ―Taeyang le respondió asintiendo con los dientes apretados.

Con cada embestida se introducía un poco más. Taeyang empezó a gemir más fuerte y Minho vio el paso libre para empezar a moverse más rápido.

―M-Minho... voy a...

Un líquido blanco brotó del chico y apresó con más fuerza el miembro del sensei que tampoco pudo aguantarse más y dejó salir todo mientras aun estaba dentro.

Minho se levantó para coger unas toallas.

―Voy a ducharme primero, luego puedes entrar tú.

―Ha sido increíble hyung. Nunca me había sentido tan bien.

―¿No te duele?

―Bueno, ahora si... un poco, pero durante... fue genial.

―Me alegro.

Cuando ambos terminaron de lavarse fueron al salón y se sentaron en el sofá mientras tomaban otra taza de café.

―Hyung... esto que hicimos... ¿qué significa?

―Tú querías hacerlo, yo también, así que lo hicimos.

―Entonces, ¿no somos novios?

―Bueno, me acabo de quedar soltero, pienso que es muy pronto para mí ahora mismo.

―Ah claro... pero... aun así... podríamos volver a hacerlo ¿no?

―Supongo que no estaría mal repetirlo algún día.

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