Capítulo 11

Pasó el fin de semana y por fin, ya era miércoles por la mañana. A partir de ahora la vida del profesor iba a basarse en esperar a que llegara el día de clases en las que por una vez no era él el maestro. Hoy sería su segundo día, y si el primero había sido intenso, ¿cómo sería este?

Sus alumnos tenían una hora de educación física y luego el recreo, así que Jisung se encontraba en su despacho tomando café mientras esperaba por la madre de una alumna qué le pidió una hora para ir a hablar con él.

La madre de Sana, su alumna, se llamaba Megumi, y tenía fama de ser un poco pesada con los profesores. Un par de compañeras le compadecieron por tener que tratar con ella, ya que al parecer a esa mujer no le caían bien las demás mujeres.

Llamaron a la puerta y Jisung dejó su taza y acomodó su camisa antes de invitar a pasar a Megumi.

—Buenos días señor Han.

—Por favor, puede llamarme Jisung, aún soy joven para que me llamen señor.

—Oh, lo siento mucho, la verdad es que me esperaba a un profesor más... mayor —dijo echándole una mirada de arriba a bajo que incomodó un poco al maestro.

—No se preocupe. Y dígame, ¿qué es lo que le preocupa de su hija?

—Pues quería que me lo dijera usted. Últimamente la veo muy distraída con esos grupos musicales de chicos y se pasa la tarde mandando mensajitos. Me da miedo que bajen sus notas cuando entre al instituto.

—Sana en clase se comporta muy bien, y siempre trae los ejercicios hechos. Si no me lo dijera usted no me creería que fuera así fuera de clase.

—Antes sacaba más dieces, el último trimestre solo me trajo uno.

—Eso es normal, este curso es más difícil, pero su hija va bien, si este trimestre no saca por lo menos tres dieces le prometo que le meteré caña para que salga de primaria con notas excelentes.

—A eso venía, quiero que le de caña ahora, no espere a que saque malas notas para hacerlo.

—Le aseguro que este trimestre sacará buenas notas, ya le dije que le va muy bien, me ha entregado unos trabajos perfectos y eso le subirá mucho la nota —dijo el profesor con una de sus mejores sonrisas para intentar calmar a la mujer que tenía sentada enfrente.

—Es usted muy bueno. Demasiado bueno. La verdad es que me esperaba encontrarme a un profesor viejo, con barba blanca y muy serio, pero me ha sorprendido ver que es usted muy joven y guapo.

—Esto... gracias, es usted muy amable.

—¿Sabe? Desde que me dejo mí marido me ha costado mucho encontrar a otro hombre, no hay muchos a los que le gusten los niños. ¿A usted le gustan los niños?

No me gusta por donde esta yendo esto...

—Claro, sino no sería profesor de primaria.

—Tan joven... y ya a cargo de tantos niños, me encantan los hombres a los que le gustan los niños —la mujer se levantó y rodeó el escritorio del maestro mientras paseaba un dedo sobre él.

—¿Qué está haciendo?

—Es usted tan atractivo... lo ví de lejos en una reunión de padres, pero de cerca es usted más guapo, y su cicatriz lo hace aún más atrayente.

¿De que me suena esto?

La mujer agarró el cuello de la camisa del maestro y acercó su cara peligrosamente a la cara de éste, que enseguida la giró.

—Señorita, por favor, compórtese.

—Uy, ¿se ha puesto usted nervioso? Eso hace que me guste más —de un salto la mujer se colocó sobre las piernas del castaño.

—¡Quítese de encima, por dios!

—Solo tengo treinta y cinco, guapo, ¿nunca has estado con una mujer mayor que tú o que?

—No es eso, usted es la madre de una alumna y estamos en mi despacho, le pido por favor que se vaya o sino...

—O sino que... —dijo susurrándole en la oreja.

—Tendre que sacarla por la fuerza.

—Oh, se ha puesto firme el profe, eso me pone mucho.

Jisung agarró por los hombros e intentó levantar a la mujer, pero en ese momento alguien abrió la puerta del despacho. Era el director, Chung-Hee.

—Jisung, dime que opinas sobre...

Jisung se puso de pie como un rayo y la mujer se acomodó la ropa antes de encaminarse tranquilamente y con la cabeza bien alta hasta la puerta, donde antes de desaparecer, le dedicó un guiño al maestro.

Esto no ha pasado. Maldita sea.

—Director, le juro que esto no era lo que parecía, ella...

—No des explicaciones Jisung, ya hablaremos mañana, ahora tengo muchas cosas que hacer —y tan rápido como vino, Chung se fue.

¿Pero que ha pasado? Tendría que haberme apartado tan pronto como se paró de la silla. Es que no me esperaba que se me tirara encima, esta loca va a hacer que me echen... ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Por qué no soy capaz de reaccionar más rápido cuando me pasan estás cosas?

Las clases llegaron a su fin y Jisung se fue con sus compañeros a comer como de costumbre.

—¿Qué te pasa Sung? Se te ve apagado —le preguntó su amigo Man-young.

—Tengo un problema... y de los gordos...

—¿Qué ha pasado?

—Una madre se me ha subido en brazos en mi despacho y justo en ese momento entró el director.

—¿Qué dices? Vaya pillo estás hecho —Se río Young.

—¡Yo no hice nada! Fue ella que se volvió loca.

—¿No sería la Megumi verdad?

—¡Si! ¿Cómo sabes?

—Un día me tocó la pierna por debajo de la mesa en una reunión de padres.

—No...

—Es su rollo, cuando le tocan profesoras las trata como basura, pero es un chico joven se les lanza como una loca.

—¿Y el director lo sabe?

—¡Claro que lo sabe! No te preocupes, no te van a echar por eso. El año pasado yo acabé con ella en el armario del conseje.

—Estás de broma...

—Para nada. Y tú deja de preocuparte, todos aquí sabemos como es.

—Las chicas no saben como es, porque no me contaron nada.

—Eso es porque no querían asustarte, eso, o querían divertirse a tu costa.

Más tarde a Jisung y Young se le unieron el resto de compañeros, que trataron de calmar al profesor con bromas, anécdotas similares y burlas, que no cesaron durante toda la hora de la comida.

Durante la reunión todo sucedió con normalidad. Aunque Jisung no paraba de ver señales de desaprobación del director. A su paranoia se le sumó el nerviosismo y al finalizar la reunión, el joven no pudo evitar acorralar al director para explicarle lo ocurrido.

—Disculpe, director, tengo que hablar con usted urgentemente.

—Ya te dije que hablaríamos mañana Jisung.

—No puedo esperar, creo que esto tiene que aclararse lo antes posible.

—Ah... —suspiro el director— Mira... no me importa que estés interesado en mantener una relación con la señorita Megumi, todos lo hemos hecho, pero lo mínimo es tener algo de respeto y cerrar la puerta con llave.

—Le prometo que yo no hice nada, ella se me puso encima.

—No tienes que disimular, entiendo por lo que estás pasando, pero que no se vuelva a repetir.

—¡Por supuesto que no! Le digo que ella fue la que me puso en esa situación, yo le pedí que se fuera.

—Ya, ya, no tienes que preocuparte.

—No señor, es que no quiero que me tomen como un... pervertido irresponsable —el director comenzó a reírse escandalosamente, la confusión de Jisung aumentaba por momentos— ¿Qué es tan gracioso?

—Tu siempre tan correcto, era de esperarse que te resistieras a los encantos de esa preciosidad, pero créeme, algún día caerás.

Hee se marchó de darle unas palmaditas en el hombro al maestro, que se quedó estupefacto por la reciente conversación. Eso había sido muy inesperado.

¿Se ha burlado de mí? Esto es surrealista, espera, espera, ha dicho "todos lo hemos hecho" ¿Eso lo incluye a él? Madre mía... Quizás debía decirle a todos que las mujeres no me interesan. Si me vuelvo a topar mujer se lo dejaré bien claro, a mi solo me interesan los hombres, un hombre en concreto. Un hombre que dentro de una hora me estará esperando.

♡♡

Quiero agradecer por ya estás 2k de vistas, muchas gracias por elegir está historia para leer.. ♡

los amo

Cualquier falta de ortografía diganmelo

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