Capítulo 02

A la mañana siguiente se levantó, y salió a correr como hacia siempre, un día si y otro no. Era sábado y ese fin de semana no tenia exámenes que corregir o ejercicios que poner. Durante la semana trabajaba mucho y lo dejaba todo hecho. Ahora se arrepentía, ya que no tenía mucha cosa que hacer.

Mientras que pensaba todo eso, su mente se distrajo y cerró los ojos intentando recordar si le quedaba algo de fruta en casa. No es buena idea cerrar los ojos mientras corres, sobre todo si corres en un parque donde el terreno de la tierra es irregular.

Inevitable Jisung metió el pie en un pequeño hoyo que de había formado probablemente por las circunstancias del clima y el paso del tiempo. Nada del otro mundo, pero fue suficiente para que su tobillo cediera y acabara tirado por los suelos.

El dolor era agudo y familiar, pues no era la primera vez que Jisung se torcía un tobillo. Cuando era adolescente se torció un par de veces también, por alguna caída torpe como la que acababa de ocurrir.

¡Maldita sea! No puede ser... Ahora tendré que ir al hospital... Menos mal que no esta muy lejos de aquí.

El profesor se puso en pie con el único pie sano que tenía ahora y se fue cojeando hasta la clínica.

Veinte minutos cojeando por la calle y nadie se ha dignado a ayudarme... Este mundo se viene a pique.

Ya en la zona de urgencias una señora le dijo que se sentara en la sala de espera y que lo atenderían en cuanto pudieran.

Perfecto... me pasaré aquí toda la mañana... pero bueno, tampoco es que tuviera muchas cosas que hacer hoy. Solo espero que no me la tengan que escayolar porque si no estoy jodido...

Al entrar en la zona de espera con alguna que otra dificultad y cansancio por la semi-caminata hasta el hospital, vio lo único que no se esperaba encontrar en un lugar así. Allí estaba el hombre de anoche, el atractivo dueño de una red de gimnasios, el que volvia a las chicas locas (y a él), el hombre de la cicatriz en el ojo.

Jisung se quedo en shock justo delante de la puerta, se quedó varios segundos, los suficientes como para que el susodicho le prestará atención. En cuanto sus miradas se cruzaron, Jisung se movió hacia un asiento libre, pero de la cojera y los nervios cayó de bruces al suelo, otra vez.

En esta ocasión unas manos lo ayudaron a levantarse.

-¿Esta usted bien?-preguntó el hombre más guapo del mundo.

-Oh... si... muchas gracias.

El hombre lo ayudo a sentarse en la silla y volvió a su asiento, donde lo acompañaba un niño pequeño que enseguida reconoció.

-¡Jeongin! ¿Qué haces aquí? ¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?

-Jajaja, cuánta preocupación, veo que os conocéis.-dijo el hombre.

-Si, profesor Minho, él es mi profesor en la escuela.

Minho...

-Encantado de conocerle... esto...

-Jisung, Jisung Han, encantado.

-Yo soy Lee Minho, soy el profesor de ninjutsu de Jeongin. Se lesionó en la competición de esta mañana y aquí estamos.

-Vaya... con la ilusión que te hacía...-dijo Jisung.

-No pasa nada, en la próxima se va a enterar, ¡subiré de nivel cueste lo que cueste!

Una mujer joven se asomó por la puerta y llamo a Jeongin. Acto seguido se le acoloraron las mejillas al ver a su hermoso acompañante.

-Nos toca. Encantado de conocerle señor Han, ya nos veremos.

-Igualmente

Ha dicho ya nos veremos. Eso quiere decir que piensa en que nos veamos en el futuro... No seas idiota Jisung... Te estas obsesionando solo ha sido amable.

Minho cogió a Jeongin en brazos y se fue a la consulta, el chico ya tenía doce años, pero su profesor lo sujetaba como si fuera un saco de plumas.

Qué mañana tan interesante. Por suerte no le escayolaron el pie, pero le pusieron una férula y le dieron unas muletas. Vaya lunes le esperaba... y vaya mes, que es tiempo que tardará en curarse según el médico. Dentro de lo que cabe podría haber sido más grave, al menos puede curarse él mismo sin ayuda.

El fin de semana lo pasó viendo películas y series, y preparando algún que otro ejercicio para sus alumnos.

El lunes llegó a la escuela para ser el centro de atención de profesores y alumnos. Todos le preguntaban que le había pasado, sus compañeros le llamaron torpe y despistado entre risas. Sus alumnos se sorprendieron y le preguntaron si le dolía mucho.

Junto con él, en su clase también se encontraba Jeongin con el pie vendado, pero parecía que no le dolía tanto, solo cojeaba ligeramente.

-Profe a mi me pasó lo mismo que a ti, solo que yo me curo más rápido porque soy fuerte.

-Si, supongo que a los mayores no nos curamos tan rápido jeje.

-¿Sabés qué? Mi profesor preguntó por ti.

-¿Ah sí?

-Me preguntó si siempre eras así de torpe.

-Vaya... ¿y tu qué le dijiste?

Será cretino el tipo...

-Que no sabía... Así que dijo que podrías apuntarte a su gimnasio para practicar tu coor... coordata... coordi...

-Coordinación.

-¡Sí, eso! Sería guay que vinieras a vernos... también va Seungmin...

-Ya bueno... esas son clases para niños, yo no puedo ir.

-Si, si que puedes, el profesor le da ninjutsu también a los mayores.

-¿Ah sí? Creí que solo le daba clases a los niños.

-Es el único profesor de ninjutsu, así que a los mayores también les da clase, pero a muy pocos, es que el ninjutsu es poco conocido, la gente prefiere el kárate o el judo y cosas así, ¡pero el ninjutsu es súper divertido! Te enseña a ser un ninja de verdad, porfaaa, ven a vernos...

-Con el pie así no puedo hacer ningún deporte Jeongin.

-Pero de momento puedes venir a ver si te gusta, y si te convence cuando te cures te apuntas. Al profesor seguro que le parece bien, él lo propuso, así que no puede decir que no ahora.

-Bueno... me lo pensaré. Ahora ve a tu asiento, que vamos a comenzar la clase.

¿Cómo había pasado esto? Un día ve al hombre de sus sueños y a la semana siguiente lo invita a ver una de sus clases. A través de un alumno, pero igualmente le valía.

Por dentro de su ser había una sonrisa imborrable por tener derecho a estar cerca de ese hombre, pero por otro tenía que centrarse, esa relación no iba a existir nunca, había que ser realistas. Él debía continuar su vida con normalidad.

¿Cómo les está pareciendo la historia? 😽💗

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