第3章 | Bochorno de clase








¡¡HOLA!! Lamento la demora, si es que alguien lee esto XD

¡Bueno! No tengo mucho qué decir aparte de que aproveché que ya estrenó la peli de las quintas y ya todos sabemos lo que pasó con Miku diosa 🛐🛐🛐.

¡¡Así que le metí punche a escribir para tenerlo listo ahora!!

Fueron días de planeación, pero ya tengo algo interesante entre manos.

Así que disfruten nomas











El profesor: Y con esto termina la clase, ¿Alguna duda?

Yo todo un intelectual:










































































— Maldita sea.... — Declaró.

— F-fuu- ¡Hyaa!

No pudo evitar soltar un chillido al ser tomada de la cintura y empujada hasta la pared de la sala.

— Así que, ¿Una adulta? — La imprevista voz ronca proveniente de su profesor se arrastró por sus oídos mientras la interrumpía. 

Se sumió en la timidez al sentir sus grandes pechos agitándose sin cuidado a través de su camisa en cuanto chocó, notando la imperceptible mueca de gusto que se asomaba en Fuutaro como si haber descubierto que ella no llevaba sujetador fuese una buena noticia.

Sí, hoy la habían agarrado de sorpresa más de una vez.

Ella recordó lo que sucedió hace unos días.... firmeza ante todo, Nakano.

— Eso es lo que quiero, p-profesor... — Con un saludable rojo brillando en sus mejillas, Miku sintió cómo el agarre de su profesor se volvía más emocionante cuando una de sus manos se deslizó sin sutileza por su abdomen y seguía su pelvis hacia abajo, queriendo dar con aquella joya en medio de la intimidad de Miku.

Contrajo las cejas hacia arriba ahogando el sonido tan vergonzoso que quería escapar de ella al experimentar el excitante picor que nacía en su vientre y bajaba hasta aquella zona que ocultaba su corta falda.

— Entonces tendremos una sesión intensa — Las piernas de Miku temblaron fuertemente al verlo bajar la mirada hacia sus labios, lo cual ella hizo también con los de su profesor. Bastante brillantes como para darles una buena mordida y saborearlos.

La mano que quedó de Fuutaro comenzó a ascender hasta estar bajo uno de los pechos de Miku, tanteando la suavidad de ella sobre la delgada tela que la cubría y la estimulaba.

Iba a protestar, si tan solo su profesor no se lo hubiese impedido tomando sus labios de súbito, sumergiéndola rápidamente a un manojo de nervios y estimulaciones ante el juego salvaje de su lengua siendo devorada por la de Fuutaro. Ya el hecho de que la enorme palma de su profesor estuviese masajeando y jugueteando con su redonda delantera la tenía sin cuidado.

Excepto porque estaba teniendo ciertos impulsos de menear las caderas tras la maldita calentura que le provocaba que jugaran con sus senos, acercándose más a la mano traviesa que descendía lentamente hacia ese lugar.

El irresistible placer recorría su cuerpo sin descanso mientras era atacada a tres bandas por las manos y boca de su profesor, ahogándola en su propio deleite y la miel que escapase de ella entre sus piernas como muestra de su éxtasis.

Sintió sus medias negras empaparse y la idea de que una mano entre sus muslos era quien la estaba haciendo gemir así la estaba volviendo loca.

— Haaanh~..... hah~.... — Al separarse, Miku buscó oxígeno mientras jadeaba y trataba de mantenerse en pie sin chillar alguna de las cosas vergonzosas que pasaban por su mente.

............ de cuatro sobre la mesa señorita, ahora — Lástima que aquel que se la estaba devorando tenía otros planes, quitando sus dedos sobre el duro pezón que frotaba sobre la ropa desordenada y húmeda de Miku, le ordenó algo que, sinceramente, ella no se creía capaz de hacer luego de tan salvaje manoseo.

Pero para eso estaba él.

— Bien, de vez en cuando debemos meter la mano directamente para empujarlos.... — Nuevamente, fue él quien la sostuvo de sus torneadas y gruesas piernas que al instante gozaron de sentir cómo los dedos del hombre se hundían sobre ella con tanto vigor y la llevaba cargada hacia el sillón en frente de la mesa.

Su profesor se sentó sin importar cuán manchado podría quedar el mueble, con ella usando sus dos manos para sujetarse sin caer y ocultar su terrible sonrojo entre el duro trapecio de su profesor, debía de admitir que sentir el contacto entre pechos tampoco le disgustaba, además de que, claro, ahora las manos de su profesor estaban una frotando y masajeando su muslo cerca de su intimidad y la otra explorando la delicada espalda de la chica por debajo de su desordenada camisa.

Lindo uniforme escolar, señorita~..... — Aunque esa frase la confundió un poco, no tuvo tiempo de seguir en aquello antes de sentir cómo era recostada sobre la mesa.

En el mueble delante suyo no había nada, pero a este cayó una prenda de negras telas y de bonito patrón. Ella tan solo pudo fruncir los labios al sentir la brisa en sus piernas desnudas mientras sentía aquella mano arrugando su falda hasta llegar a sus bragas.

— ¡¡E-espe- ¡¡Uuuff!! — Ella se ahogó en sus palabras con un gemido profundo al sentir por fin los largos dedos de su profesor juguetear en la entrada de su sexo, lo que provocó que arqueara la espalda hacia arriba y echara su cabeza para atrás en un arranque de placer.

Sus piernas se tensaron en un acto reflejo hacia el aire cuando su perla fue estimulada con tanta avaricia. Nuevamente sintiendo unas irremediables oleadas de éxtasis, movió sus caderas incrementando el ritmo en que la mano del hombre masturbaba su intimidad sin vergüenza de lo húmeda que estuviera, llevando ella una mano a su rostro para ocultarlo de Fuutaro mientras este lamía la lechosa piel entre sus senos.

No sabía que cara estaba poniendo ahora mismo.

— Esto tampoco está tan mal... parece que tú misma has estado experimentando, pero ahora yo también quiero una paga extra — Fue en ese momento que, a pesar de que ella apenas podía razonar, notó un bulto que comenzó a erigirse bajo ella.

[... cielos.....]

Debía sentirse intimidada, pero ya nada parecía detener a su profesor....

¿Por qué no está gimiendo?

Más bien, ¿Por qué no está respirando?

¿Por qué no ve nada...?

Ya despierta, virgen señorita....

¿Eh....?

Señorita....






Señorita...














....

















— ¡¡Señorita!! ¡¡Despierte que ya llegamos a la Tōdai!!

— ¿E- ah, este- qué-qué?

— Señorita ya págue-

— ¡¡Jake, que pashó!!

— ¡¡YA BÁJESE DEL AUTO Y PÁGUEME EL PASAJE!!

— Bueno, p-pero no se enoje, e-es que no traje dine-

— ¡¡POLICÍA!!

— ¡Hasta el huevo!



















|𝕻𝖗𝖔𝖋𝖊𝖘𝖔𝖗     𝕻𝖗𝖎𝖛𝖆𝖉𝖔|


[... 家庭教師 ...]

.

.

.

.













































Veía con algo de incomodidad aquella puerta. Estaba en frente de aquello que la separaba de sus monótonas, pero mejores que esa mierda, vacaciones y las clases de recuperación.

A pesar de la época, el camino a la facultad no fue muy solitario.

Los estudiantes de la Geidai habían invadido una pequeña parte del campus donde al parecer estaban armando una escultura.

Esos estrafalarios chicos siempre animaban la universidad en verano. Su padre los tenía en alta estima al parecer.

Quizá porque los festivales le recuerdan a ella...........

Miku llevó su mano hacia su otro brazo para respirar y calmarse antes de entrar al salón.

— Ojalá no me toquen los mismos profesores.... — En su cabeza, ella rogó porque su padre hubiese movido a más de un profesor hacia ella para que la ayudara.

Aunque al entrar solo pudo poner los ojos en blanco.

— Mmm, ¿Hm? ¡Oh, Miku-chan! ¡Holaaa! — Aquella anaranjada coleta a un lado de su cabello se sacudió debajo de uno de los pupitres antes de alzarse y revelar a una de las pocas personas presentes en el salón.

Se había levantado para dirigirse a Miku, dándole la bienvenida con una mano alzada enérgicamente, le recordaba un poco a su primera hermana menor.



Que de seguro también estaba llevando clases de verano en su universidad.



— ...... ah, Tsubaki-san.... ¿Qué haces aquí? — Le costó recordarla, pero la saludó con algo de pena, y no es que aborreciera a la brillante chica del grupo de radiodifusión de la Tōdai, pero la razón por la que la conocía no era la mejor.

Después de todo, esa chillona voz no iba con el ambiente de reprobados.

— Eh jejejeje, ¿Si sabes que yo era la representante en mi aula?

— Cierto.... — Y tampoco es que Miku odiara a esa gente llena de beneficios, pero si un día un terremoto ocurriera y estuvieran en un baño.... 

Ella no les pasaría el papel.

— ¡Es que por accidente revelé en un podcast que nuestro profesor de legislación periodística estaba evadiendo impuestos! ¡JA JA JA JA! — Sin escrúpulo alguno, posó sus manos en sus caderas y soltó unas carcajadas hacia atrás con una cara de suficiencia.

Miku anotó mentalmente, a Tsubaki si le pasaría un rollo, esa chica era peligrosa sin saberlo.



— A-ah, ya veo ya veo... ja... ja...

— ¡Jajajaja qué loca que so-

— Oye, Itagaki, ¿Quieres guardar silencio? — Una alta y apática voz chocó contra la ruidosa bulla de Tsubaki.

Era otra chica, la cual sí estaba colocada en un pupitre y tenía el ojo fijo en sus anotaciones.

De inmediato la atención se posó sobre ella. Tsubaki-chan quiso refutarla por ser tan culera, pero la ojeada de muerte que irradiaba su contrincante azabache la hizo guardarse sus palabras y sacarle la lengua para no quedar payasa.

— ¡Tch¡ No le hagas caso a Yumi-chan, Miku — Tsubaki colocó una mano en el hombro de Miku como apoyo moral.... para ella misma.

[Pero fue a ti a quien callaron...]

— Seguro ayer no le dieron y por eso está a-

— ¡No digas estupideces.....! ..... y mejor siéntense que ya viene el profesor — Su voz se suavizó al posar su vista sobre Miku, aunque sus ojos aún se mantuvieron severos.

Tal y como había planeado ni bien entró, Miku se dirigió hasta el penúltimo pupitre. El tipo dormido con la cara pegada a la mesa al final del todo no le dio el gusto de ser la chica del fondo.

[La calle está dura eh...... m-mierda....] — Miku maldijo a su subconsciente que evocó aquel recuerdo, avergonzándola porque imágenes de lo sucedido el día anterior con su profesor llegaron a su mente.

Además del sueño que tuvo en la mañana de camino a la universidad....

Inconscientemente infló las mejillas del enojo mezclado con pensamientos complicados de ella y su profesor haciendo-

— Sentémonos juntas Miku-chan — Para su suerte, la animada "amiga" que había hecho inconscientemente por el simple hecho de existir llegó para sacarla de su bochornoso trance.

Esa sonrisa tan estúpida y despreocupada parecía brillar tanto como para aborrecerla si fueras una especie de ermitaño, pero Miku ya había pasado esa etapa así que estaba bien, claro, sin contar con la sensación de ser observada de reojo por Yumi.

Pero eso era mejor que lo otro.

¡Si!, quizá al menos durante esas clases podría mantenerse distraída sin pensar en ese estúpido chico pervertido que decía ser su pro-

— ¡Qué hubo, clase! ¡¿Listos para desperdiciar su verano en filosofía básica e insuficiencia legal?! — Entrando de una patada al salón, aquella voz que Miku maldijo conocer se hizo presente.

Aunque de la manera más animada que haya oído.

[No me jodas....]

El chico dormido en su pupitre se sobresaltó en su asiento y casi se cae, pero nadie lo notó.

— ¡Yo sí lo noté! JA JA JA JA — A pesar de su aspecto tan pulcro y formal, la boca del profesor que entró parecía brillar de toxicidad con cada frase que tiraba.

— ¡Mira Miku-chan! ¡Este profesor es muy guapo! Debo estar alerta por si quiere seducirme... — Tsubaki por alguna razón comenzó a presionar rápidamente contra el pulsador de su bolígrafo mientras miraba al maniático Fuutaro reír como todo menos un adulto ejemplar.

— ¡Tráiganle una falda a la niña carajo! Literalmente — Contestó Fuutaro y su agudo oído.

— ¡Vaya! Maldito profesor, sapo como me gustan

— Cuide sus palabras señorita reportera, la pueden suicidar si sigue así — La mirada alegre de Fuutaro camuflada bien su amenaza.

— ¡JA! Esa es la meta de todo reportero — Declaró ella con toda seguridad poniendo un codo sobre la mesa.

— Ya veo por qué estás aquí...

De un momento a otro parecía que el profesor estaba centrando toda su atención en Tsubaki, quien estaba siguiéndole el hilo mientras Miku y los demás quedaban relegados.

Tan sólo cinco minutos y esos dos ya se entendían....



¡E-ella lo dice en serio!

Y de repente, las voces acusatorias de tanto Miku como Yumi detuvieron la cháchara entre ellos.

Las miradas tanto del profesor cómo de los otros tres compañeros que estaban allí se posaron en ellos.

A ambas las invadió la vergüenza y el rojo en sus caras no se hizo esperar.

— ¡L-l-l-l-la clase debe empezar ya! ¡N-n-no es nada en especial además de eso! — Declaró Yumi poniéndose a la defensiva con su ceño fruncido y las mejillas.

Miku agradeció internamente a la sospechosa actitud de Yumi, quien sin saberlo la ocultó a ella y su motivo por gritar.

En verdad, quién sabe por qué gritó Miku.... solo ella y la sensación desagradable en su estómago "podrían" saberlo.


Que rara eres a veces, Yumi-chan

No quiero oír eso de ti, c-coletas...

Que mal apodo, quiero uno mejor

Quiero que ambas se callen....

¿Se supone que un tipo casi de nuestra de edad nos enseñe algo?


— ........ huh.... — Fue lo único que musitó Fuutaro acechando a la persona en la que tenía más interés allí, ignorando las otras cuatro voces de alumnos en el aula.

Pese a que ya la mayoría volvió a sus propios asuntos dentro del salón antes de que comenzara la clase, Miku se sobresaltó al ver a su profesor intentando decirle algo con la mirada.....

Ella agachó la cara y lo evitó mientras hacía lo mismo que los demás para pasar desapercibida.

— ... ¡¡TCH!! Empecemos ya...... — De pronto, la actitud del profesor decayó hacia lo amargado para proceder a voltear hacia la pizarra delante suyo.

¿... no usará diapositivas o algo....?

— Por hoy no, señorita Nakano — Respondió Fuutaro que les daba la espalda.

Miku sintió de nuevo que algo iría mal con ese farsante.




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— Y es así que, bajo la mirada de la sociedad romana, el hombre es capaz de trascender a través del egoísmo — Dictó, notificando a todos la conclusión de la clase cuando la tiza en su mano se detuvo.

— ....

— ....

— ...

No era posible, no para Miku, que ese pervertido y mentiroso tipo realmente les enseñara algo..... tan fácilmente.

— Quiten esa cara de suficiencia, los voy a matar cuando lleguemos a Camus.... y esto literalmente se lo enseñan en la secundaria..... — Fuutaro dirigió su mirada con desdén a la chica Yumi que anotaba todo a gran velocidad con una cara de temer, al chico que casi se cae con sus audífonos puestos mientras una laptop tipeaba la clase y a Tsubaki copiando de ella......

Y a Miku en silencio con sus pocas anotaciones mirándolas como una cosa de otro planeta.

De repente, la pelirroja sintió un escalofrío recorrerla, lo cual la hizo subir la cabeza alterada para ver hacia adelante. Pero solo estaba su profesor, allí, anotando algo en la pizarra con tranquilidad.

¿Qué había sido esa sensación alarmante....?

— Ok, tarea. Para la próxima clase me traerán una legislación actual comparada y que guarde relación o paralelismo con la de la Roma inicial....

Esa era, para la mayoría, una tarea sencilla para ser sobre un tema universitario. Claro que para Miku era mucho más que eso, pero de todas maneras, todos en el salón esperaban una sola cosa en ese instante.

Fuutaro rodó los ojos bufando con gracia, sabía lo que querían.

— ..... ya se pueden ir al diablo por hoy — Con un ademán, el maestro mandó a la chucha a sus estudiantes, quienes de inmediato procedieron a largarse en lo que el mayor se acomodaba la ropa.

Los miró a todos de reojo para ser cuidadoso.

[.... si...... estos cuatro servirán]

— Nos vemos~, Miku-chan, profesor Bundy — Sacudiendo la mano para despedirse, Tsubaki agarró su bolso de puro color rosa y le sonrió a la pelirroja antes de retirarse.

— A-adiós profe....

En contraste a la otra chica con la que había "interactuado", Yumi se despidió nerviosa del profesor.

El mayor la vio por un segundo antes de bufar con gracia y mirarla.

— Mejor apúrate, ella camina bastante rápido pese a todo — Expresó con una sonrisa tranquila a modo de despedida.

Y fue cuando Miku notó que Yumi también salía apresurada que cayó en cuenta de que, en ese lugar, ella estaba sola.

— ¿Alguna duda, señorita Nakano?

Sola y con su profesor privado.

Escuchó preguntar a Fuutaro con una voz tan impasible que parecía irreal que fuese el mismo tipo que conoció en el bar, o en su casa, ahora dirigiéndose a ella que todavía había quedado viendo a sus anotaciones con rareza.

Inevitablemente se sintió inquieta, aunque quisiera ignorarlo, algo como lo que hizo con el único hombre en el lugar y en su vida desde hacía ya cinco años la tenía muy intrigada.

¿De qué era capaz Fuutaro Uesugi?

Quizá esa pregunta era la que su mente quería explorar esta mañana....

— Lo volveré a repetir....... — La concentración de Miku fue rota cuando una voz ronca se sintió a su lado y una mano aterrizó sobre su pupitre.

Miku ya lo había notado y lo tenía casi intuido, pero ahora que lo tenía tan cerca, resultaba imposible n dar crédito a la masculina figura de su profesor. Cada parte suya exudaba una forma madura y mazada del mayor.

Aquel saco con el que llegó ahora colgaba de su hombro mientras su tersa piel brillaba con la tarde que caía por la ventana, filtrando la profundidad que sus ojos ámbar solo para que Miku los viera entre los mechones que escapaban del peinado de Fuutaro. Las mangas recogidas de su camisa parecían pegarse perfectamente a sus anchos brazos.

— ¿Tiene alguna duda? — A pesar de que Fuutaro parecía estarse metiendo con ella, la atención de Miku viajaba entre la figura de su profesor a contraluz y sus propios pensamientos con la mano de Fuutaro.

Su imaginación la hacían temblar en su lugar.



Nuevamente, la sensación de escalofríos y peligro la invadió por toda su columna, sin embargo, otro tipo de sensaciones comenzaban a nacer de la "emoción" anterior.

Efecto de puente colgante, señores.

Las mejillas de Miku se colorearon incluso más, el peligro se volvió ese cosquilleo con el que había estado divagando ahora anidado en su pecho y que la crispaba por sentirse observada. Tanto que, cuando la venosa mano en frente suyo se alzó, Miku simplemente esperó a lo que le preparase Dios.


*Pat pat*


— .... [¿Eh?]

Lo cual resultaron ser unas palmaditas en su hombro sin ningún tipo de compromiso.

— Entonces, fue un gusto por hoy. Por favor, repasa lo que hayas aprendido.... — Y así, el ajustado profesor procedió a retirarse también, dejando a Miku con la soledad como acompañante.

......

— ¡¿HA?! 






.

.

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.

.



Su cara se volvió una pintura de difícil representación, las lindas facciones coordinaron para fruncirse y expandirse con sorpresa, enojo y tantos sentimientos como matices de rojo en sus pómulos.

El enojo era el más fuerte entre todos.

Pero Miku no estaba lista.

O quizá era por otro motivo que, pese a todo, ella estaba allí parada en frente de la habitación donde se encontraba Maruo.

De por sí resultaba extraño como el diablo que su padre se encontrase aún en Tokio, más específicamente en su oficina de admisión y consulta.

Igual nadie podía reprochar o demandarle algo....

Pero entonces estaba ella, la hija, luchando para tocar y no morir en el intento. Quería dirigirse a su padre. 

Quería otro profesor privado.

— A-al diablo ese tipo, no quiero que me molesten...

Respiró hondo.


"¿Qué harás para tomar lo que quieres?"


— Quiero aprender....


"¿Por qué no mejor escuchas tus exigencias....?"


— .... — Por un momento dudó, recordó que habían llegado a un acuerdo de paz antes de que él le robara un beso.

Fue ello mismo lo que le dio el último empujón, esta vez sí que tocó.

— Pase — Escuchó como aliciente para ingresar, la voz de su padre pasó por agua tibia y esta vez iba a negociar lo que quería. Su mirada determinada delataba su gran seriedad.

La cual se desplomó ni bien entró.

Allí estaba él.

— Oh, hablando del diablo... —La voz impasible de Fuutaro y su posición relajada sobre el asiento le trajo recuerdos. Las piernas cruzadas como aquella vez en el bar hicieron eco en la mente de Miku.

Le regaló una sonrisa extraña a la chica como preludio a la conversación.

— ¿Qué significa esto? — Y con "esto", se refería al hecho de que ese tipo estuviera sentado junto a ella.

¿Por qué?

....

— ¿Qué tal la primera tutoría, Miku-kun?

— .... ¿Eh?

¿Su padre le había respondido con otra pregunta?

La voz firme de la pregunta de Maruo pareció irreal por lo conveniente que resultó para ella y su ansiada liberación de ese pervertido.

Ahora era su turno de vengarse.

De inmediato esbozó una tierna sonrisa que rebosaba de malicia por todas partes.

— Heeeh.... pues la verdad no sé yo....

Se sintió poderosa, tanto así que comenzó a redundar aún en frente de su padre. Su expresión complacida creció más cuando notó que la sonrisa calmada de Fuutaro ahora tan solo estaba camuflando su nerviosismo.

— ¿Por dónde debería empezaaar.....? ¿Tú qué dices Fuut- ¡¡¡HMMM!!!

— ¡¡QUÉ BUENO QUE PREGUNTAS, QUERIDA SEÑORITA NAKANO!! — Exclamó el alto con euforia, tapando la mano de Miku incluso antes de dejarla terminar.

Casi como un acto reflejo, Fuutaro tomó liderazgo de la pregunta.

Maruo se volvió hacia él.

— Ejem, aunque, bueno. Usted ya sabe lo que pienso al respecto...... — Afirmó, llamando un poco la atención de la pelirroja.

El mayor miró a su hija, quien tenía una expresión difícil de leer mientras miraba a Fuutaro y su gran mano sobre sus labios, obviamente este la retiró al instante.

— Supongo que podríamos esperar a que mi alumna reordene sus ideas, ¿No?

— .... bien, ya que solo hablaste sobre lo linda que era la casa hace un rato entonces, ¿Qué es lo que piensas de mi hija?

La mencionada miró sorprendida a su padre mientras un rubor se asentaba en sus mejillas.

— No estoy intentando casarte, Miku-kun

— ¡JA JA JA! Qué bromista que es, don Maruo-

— Hablaba en serio, Uesugi-kun

Ah — Respondieron ambos jóvenes.

Miku, honestamente, también quería saber lo que pensaría de ella, ¿Qué clase de cosas podía pensar un tipo como él sobre ell-

¡¡NO!!

¡¡A ella no le importaba en absoluto lo que piense un pervertido de mierda seductor asesino serial helicóptero de guerra asaltador de familias apuesto pelo de bambú mc flurry invertido celestial psíquico ancestral doblemente pervertido que se aprovechó de su posición!!

Todavía tiene en ella los recuerdos de aquella noche en la que él le robó un beso, no le había pasado algo así en casi un lustro y ahora venía él a romperle el récord.....

Eso sonó penoso hasta en su cabeza.

— Mmmmmm — La mirada inquieta que le dedicaba al pelinegro a su lado solo era porque lo despreciaba, en efecto, solo por eso.

No es como si se hubiera puesto expectativas en cuanto vio al alto cruzar los brazos estando a punto de hablar...

No....


¡QUÉ DIGA ALGO EL BASTARDO APUESTO!


— Es muy irresponsable

— ...

— ...

— ¿Qué caraj-

— Y también muy audaz y relajada

No era cierto.

— Honestamente, le importa un comino la opinión ajena

Ella no era eso, le desagradara o no.

— Confíe en mi, ella pasará ese examen de verano conmigo

Miku bajó la cabeza ocultando su rostro bajo la sombra de su cabello.

[Ahora sí cavaste tu tumba....] — La pelirroja y su sonrisa imperceptible sabían que su padre iba a ver la mentira en Fuutaro. Maruo la conoce lo suficientemente bien.

Ser un mentiroso es suficiente mala reputación como para que lo despidan.

Ya olía el rechazo de su pa-

— Muy bien, entonces, Miku-kun, ¿Ya tienes tú respuesta?

— ¿Eh? — Increíblemente, ella no percibió ningún rastro de segunda intención en su padre, ninguna malicia ni significado detrás, ¿De verdad le había creído a ese imbécil?

Bah, igual ella podía delatarlo.

— P-pues yo.... — Pero por alguna razón, un sentimiento de desánimo la hizo detenerse a media oración. Nerviosa, miró hacia todos lados.

La mirada impasible que le ofrecieron ambos le ayudó a calmarse, extraño.


— ¡Le dije que esperara! ¡Señor Goto!

— ¡Ya esperé lo suficiente! ¡Quiero hablar con él!


Lástima que una escandalosa discusión volvió a interrumpirla. Junto a un golpe en la puerta, Miku sintió el ambiente volverse pesado de repente al ver a su padre hacer una expresión diferente.

Disgusto.

Y su profesor no era la excepción, aunque le costó notarlo a través de esa cara tan rígida.

Carajo..... oye, Miku — Aunque le sorprendió ser llamada tan de repente, atendió algo desconertada.

— ¿Qué?

— Dejemos esta conversación para otro día

Quería decir que no, pero no fue tan rápida como el brazo de Fuutaro envolviéndola hasta su hombro y dejarse llevar por Fuutaro mientras se despedían de su padre, quien no parecía estar  en desacuerdo con ello.

Abrieron la puerta, con Fuutaro un poco delante suya casi tapándole la vista a su derecha mientras afirmaba su agarre.

Se encontraron con dos tipos intimidantes del otro lado.

— ¡¡¿EH?!! ¡¿Quién es este?!

— Buenas tardes, familia Goto, ya pueden pasar — El tono tan formal del pelinegro le dio algo de repelús a Miku, ¡¡Hasta agachó su cabeza para saludar!!

Inconscientemente, ella también lo hizo.

El castaño que parecía ser mayor y algo barbón fue quién respondió.

— Bien, malditos sean por hacernos esperar — Respondió con calma, aunque Miku también notó algo de desinterés.

[Camisa hawaiana y lentes de sol en la tarde.... ¿Quién es este tipo?]

— Entremos ya, Jun

El mayor tomó al que parecía ser su hijo del hombro para hacerlo pasar.

— ................. ya era hora — Musitó el menor.

Quien divisó por el rabillo del ojo a la retraída chica al lado de Fuutaro.

[Oh....]

— Con permiso — Se despidió Fuutaro haciendo lo mismo que el adulto.

Ya fuera, el profesor privado dejó de llevar a la pelirroja y procedió a marcharse sin más.

— ¿Qué fue lo que..... ¿A-a dónde vas? — Preguntó Miku viendo al mayor largándose en silencio.

Piérdete....



Miku pudo oír bien ese susurro de su profesor.

— ¿A-ahora qué sucede contigo? — En realidad, ella hasta se sintió ofendida por la respuesta tan cortante.

— Ve a casa, la próxima sesión será pronto

— P-pero.... ¿Por qué cambiaste así tu comportamiento?

— ¿Crees que es por ti?

— M-me miraste y te amargaste....

— Tuve un mal día

— ¡Mentira! Todo lo que dices siempre es mentira — Miku le dio una mala cara a Fuutaro, llegando hasta él para picarle el pecho.

No por nada en especial, para nada..........

—No sé de qué hablas

— Mentiste hasta en frente de mi papá

— ¿Ah si? ¿Y eso qué? — A Miku le estaba jodiendo mucho que le restara importancia.

— Pues no es cierto, yo no soy así y-

— ¿Y eso te molesta? ¿Eh? ¿Te molesta que tenga que mentir sobre ti en frente de tu papá? — Fuutaro la interrumpió, acortando distancia entre sus rostros, él la miró fijamente.

El dorado brillante y afilado se encontró de frente con el profundo e impasible azul.

— ......... s-sí......... — Y a pesar de todo, Miku no se dejó amedrentar por el terrible deseo de temblar ante su mirada.

Ni aunque aquellos ojos la hubieran mirado de muerte, firmeza ante todo, Nakano.

— Lo odio... hasta los huesos... — Ella esperó, iba a enfrentarlo ahora, lo cual pareció por un momento que su profesor se dio cuenta de aquello. 

Fue él quien cedió primero y habló.


— Entonces vuélvete alguien digna de un reconocimiento genuino.... te estaré esperando


— ¿Q-qué?

Miku aún no se acostumbraba a los cambios de voz tan drásticos e imponentes de Fuutaro, aunque, este quizá caló un poco más hondo en ella.

Quizá.....

— Adieuu~ — Y de repente, el pelinegro estaba huyendo de nuevo.

— ¡O-oye! No respondiste a mi pregunta

Fuutaro ya estaba por dejarla atrás, sin embargo, su sonrisa se esfumó cuando sintió el agarre sobre su abrigo.

[Qué veloz....]

— Dímelo ya....



Pero Fuutaro aún tenía cartas bajo la manga.

— ............................. y harás lo que yo diga en la próxima sesión

— Trato

— ¡Jaja- espera, ¿Qué? — Debía de admitirlo, hasta sus pestañas se erizaron por la veloz respuesta.

— Y-ya me oíste, ahora escupe lupe

Fuutaro ahogó un quejido, no esperaba esa audacia, aunque sin duda lo agradable que le resultó aquello lo dejó ver un su pequeña sonrisa hostigada.

Bien, ahora tendría que hablar.....

Miku estuvo a punto de reclamarle de nuevo cuando lo vio darle la espalda, hasta que se acercó lo suficiente como para notar ciertos detalles de su profesor.

— Fue.... porque no usaste el pendiente que te regalé..... — Miku sintió algo raro, el tono rojizo tan ínfimo que se asomaba por el rabillo de las mejillas de Fuutaro fue simplemente inesperado.

No se dio cuenta cuando el alto se inclinó peligrosamente cerca de su rostro.

— ¡Hi-

— Nueva lección, se más observadora — Un toque a su frente fue lo que se llevó del pelinegro antes de quejarse de dolor.

Y así, contemplando las agresivas facciones de su profesor mostrarse tan tiernas antes sus narices.....

Miku se quedó allí, parada en la entrada de la universidad.

Por un buen rato.













Si Fuutaro no hubiera regresado por unos papeles, ella se habría quedado encerrada toda la noche allí.



[][][]



著者のコメント- (CA):


FUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA CASI TRES SEMANAS

Bah, ¿Who cares?

Y solo para aclarar.


Ella es Tsubaki, ya saben, coleta a un lado



Y ella es Yumi :D


¿Qué se traerán entre manos estas dos? :)))))))))))


Los otros dos alumnos del curso veraniego serán un misterio por ahora 😈🤑

Y bueno, no tengo más que decir.


Ah si,  LaIchikaTops

Ahí está la inserción de los personajes que querías, luego meteré a ya sabes quién 😈🥵🍷

Bueno, eso fue todo, bastardos, gracias por leer y nos vemos en la próxima.



Gracias Negi por crear a tan magno personaje como lo es Miku.


Adiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.

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