第2話 | "Sabían a victoria y matcha"
Hola culeros preciosos e higiénicos, mensaje inicial para informar que el primer capítulo fue una prueba de lo que podía hacer para darle el interés que merece esta historia, aunque eso solo es una excusa por no haber dejado imagen inicial y otros detalles, creo.
Ahora sí estoy emocionado.
Comento esto mientras libero instantáneamente el capítulo dos tras terminarlo y actualizo con algunos cambios en archivos el capítulo uno.
Así que, ehhhh.... ¿Disfruten?
| Hospital de la Universidad de Tokio |
6:09 PM
Los pasos hacían eco entre los albos pasillos, mientras dos entes recorrían el lugar con severo silencio. El más alto de ellos sería quien rompería el mutismo.
— Es una sorpresa verte rondando la infraestructura, Nakano — Un hombre de bata, con una frondosa barba pelirroja como el único grupo de cabellos que tenía en su rostro se dirigió a Maruo.
— El día de ayer vine a Tokio para lidiar con asuntos familiares... — Respondió.
— ¿Es la-
— ¿Es la pequeña Miku otra vez?
Ambos adultos en bata voltearon hacia donde habían escuchado aquella voz de camionero interrumpiéndolos.
— Uuff, batí mi récord de tamaño esta vez... — Comentó como un campeón, saliendo de los baños mientras se acomodaba el pantalón, un rubio en particular fue lo que se vio con expresiones bastante divergentes entre los hombres.
— ¿Quién dejó pasar al tombo a la universidad?
— ¡¡¡O-o-oye!!! ¡Eso es..... tan cierto....
Entre la charla cortante de ambos, el pelirrojo solo atinó a agarrar a Maruo por el hombro y acercarlo hacia él, sin dedicarle más que una mirada insípida al rubio, que al instante se dio cuenta de lo que pasaba.
Entrecerró un ojo y esbozó una sonrisa de escepticismo.
— Oi... ¿No me digas que sigues con eso?
— Piérdete Isanari, el único reguetonero que respeto es a Daddy Yankee, y Maruo es mi mejor amigo, get lost bitch!! — El hombre de barba le regaló una mirada fea mientras escupía veneno sobre el rubio.
O algo así.
— .... no entendí eso último, pero seguro tiene que ver con tiroteos escolares. ¡¡Y Maruo es MI mejor amigo!! ¡Anda convence a alguien más que la comida típica de tu país es la pizza! — Isanari tomó del hombro libre a Maruo y también trató de separarlo del estadounidense.
— No soy amigo de nadie, mi corazón es negativo como las notas de Isanari — Cortó Maruo, avanzando el paso más rápido para librarse de ambas molestias.
Lástima que tenía las piernas más cortas de los tres.
— ¡Pero bien que contrataste a mi hijo!
— ¡Pero no dijiste que era tu- espera, ¿Qué tiene que ver eso con tu hija?
— ........ ¿Por qué siempre asumen que la razón por la que viajo a la capital es porque Miku hizo algo? — Preguntó aún sabiendo lo que respondería su colega.
— Todo sucedió un caluroso día de verano en-
— Alto ahí, no quiero escuchar esa anécdota sobre el verano del 83, ella ni siquiera existía en ese entonces, ni al caso Bernard
El pelirrojo desvió su mirada y vio como el rubio le sacaba la lengua, hasta que luego su rostro pareció iluminarse teniendo en mente algo más divertido.
— Osea que, ¿Si tiene razón? — Preguntó Isanari echando más leña al fuego.
Maruo lo pensó un segundo, para luego resoplar por lo bajo casi cerrando los ojos por completo sin remedio alguno.
— .... si, es Miku, no le va bien con los créditos... — Tras su explicación a regañadientes, pudo notar sin siquiera voltear cómo es que el tal Bernard le dedicaba una mirada condescendiente.
O quizá de diversión.
— Me da igual lo que piensen, ya tomé medidas al respecto
— ¿Y cuáles son? .....
El pelirrojo hizo una extraña pausa antes de seguir hablando.
— Si se puede saber también, porque conociendo lo culero que puedes ser a ve-
— ¿Seguridad?
Isanari reaccionó al instante.
— ¡Ya rugiste!
— ¡Solo quería saber!
— Bien, igual ya debo retirarme, así que te lo diré, todo empezó cuando Miku trajo a casa....
Lo que Maruo no sabía era que mientras él contaba cosas irrelevantes como que últimamente sus hijas lo llamaban capitán Levi y así, Isanari y Bernard estaban forcejeando para ver quién echaba a quién del lugar.
Y siguió hablando por un rato hasta llegar a la salida.
— .... en conclusión, he contratado al hijo de Isanari para que le de tutorías a Miku por el lapso del curso de recuperación — Terminó, sintiéndose más relajado tras soltar todo su estrés en palabras, aunque se daría cuenta de que no tenía a nadie a su costado, volteó la cabeza para saber dónde estaban los tontos.
Isanari y Bernard estaban teniendo un duelo de trompos.
— .... [¿Debería despedirlos....?] — Pensó mientras se acercaba a ellos, para luego comenzar a calcular en silencio quién iba a ganar.
— ¿Hmm? Ah, Maruo, te entiendo ¿Sabes? Mi pequeña Raiha copió el comportamiento de su vampiro hermano y ahora cuando se enoja me llama viejo, ¡¡DALE CON LA SILLA MADERÍN!!
— Idiota, hablaba de que contrató a tu hijo para que sea maestro de su hija, y no es por ser descortés, pero ¿En verdad dejará que vaya a su hogar para que estén solos? ¡¡USA LA SERPIENTE EN TU BOTA WOODY!!
— El doctor Jeffrey, otra vez está en una competencia con el guachimán
— Parece que se odian a muerte
— ¿Sale fic?
Dios sabría de dónde sacaron todo eso, además del escándalo que hacían en la salida del ala médica, aunque realmente nadie se atrevía a decirles nada porque allí estaba Maruo.
— .... si yo lo permití es bastante obvio el por qué.... en mi vida he visto a muchos chicos pasar delante mío por mis hijas como pretendientes, sobre todo la tres más grandes.... pero Isanari debería saber por qué lo hago verdaderamente
— Heee... — Isanari simplemente soltó un pequeño suspiro.
— ... ya veo, entonces le deseo suerte jeje
— [Confío en ti y en tu profesionalidad, Fuutaro Uesugi-kun....]
Y mientras tanto, el profesional Fuutaro Uesugi-kun....
— ¿Sabías que el nombre completo de Barbie es Bárbara Millicent Roberts, del cual se sabe que usó por última vez cuando subió el Everest con tacones de quince-
— ¿No dijiste que nos besáramos para romper la tensión?
|𝕻𝖗𝖔𝖋𝖊𝖘𝖔𝖗 𝕻𝖗𝖎𝖛𝖆𝖉𝖔|
[... 家庭教師 ...]
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Hace dos horas
Trigésimo piso del Pentagon
A pesar de no estar usando el baño para ocupar, el adulto dentro sí que estaba frunciendo las cejas con una expresión tensa y firme, tal y como como un hombre en la taza. Angustiado sopesando sus opciones antes de salir del baño.
El cerebro de Fuutaro trabajaba peor que latinoamericano promedio en vísperas.
— Concéntrate hijo de toda tu panadera madre....
Charló con ella fundamentalmente ya en dos ocasiones, vio el ambiente en el que vivía y sus reacciones al aspecto de alguien como él, claro que tenía una opaca idea de cómo funcionaba su psique.
Debía tener en cuenta todo e idear un plan para cada caso.
Todas las reacciones, las respuestas de Miku, sus posibles ataques, ¡Lo que pudiese pensar en contraste a su actitud! ¡¡Sus acciones posteriores a esas!! ¡¡¡Sus tres medi-
— Bueno, lo hecho, hecho está — Exclamó de repente cambiando su expresión a una amena y relajada sonrisa abierta mientras juntaba ambas manos.
Si, claro.
— ¡Bien!, me tomé mi tiempo y la osadía de hacerte esperar, pero ahora sí podremos conversar como se debe — Fuutaro salió del baño pensando en voz alta, casi haciendo un falsete con la intención de que Miku le escuchara desde abajo.
— [Ojalá no note que usé maquillaje para verme pálido... Twilight, en ti confío]
Sin escuchar una respuesta, simplemente bajó evitando discurrir sobre los motivos de aquello.
— .... [Creo que tenía las expectativas muy altas...]
...
— .... es más difícil de lo que pensé.... — Murmuró ella, sonando distante entrecerrando sus ojos frustrados, atrapada en su propio mundo y en aquello que quería hacer con su oreja, que era donde estaban ambas manos suyas moviéndose con escollo.
En lo que el apuesto e impertinente tutor estaba en el baño, Miku tuvo mucha curiosidad acerca de aquel objeto que había dejado atrás. Se acercó hasta la mesa central de su hogar en donde estaba depositada y se sentó en frente suyo.
¿Qué podría tener en su valija aquel hombre con el aspecto de un vampiro? Tras ver el cerrojo que tenía, la pelirroja se puso manos a la obra.
Miku Nakano
Talento especial: Manos desvalijadoras
Bien, el cerrojo se abrió tan fácil como quitarle un dulce a un bebé y más dulce aún aquello que encontró al revisar la maleta. Jurando que, mientras la abría, esta parecía emitir un brillo tan cegador como las censuras de luz en un anime.
No era para menos, si ella ignoraba el manojo de papeles archivados debajo, podía apreciar el artículo de joyería más bonito que había visto en su vida. Un brillante pendiente de color dorado circular y perfectamente detallado del emblema del clan más importante del Japón feudal.
No sabía por qué, pero un opaco rubor rosa tintó sus pómulos con expectativa. Quería probárselo. A pesar de no ser suyo quería probárselo. Incluso ella jamás había visto una pieza como la del maletín, ni por internet ni por cualquier clase de tiendas, de ser el caso ella ya lo tendría.
Pero era su profesor privado quien lo poseía.
— S-solo un poco más....
— Y te estarás haciendo daño — Entonces, cuando se dio cuenta, Miku ya tenía al susodicho detrás suyo regañándola con mesura y tomando sus manos que tanteaban con la suave carne del lóbulo.
Dejó escapar un chillido tierno al sentir el frío de los dedos de Fuutaro cubrir el dorso de sus manos y acariciar su oreja, arrebatándole el pendiente y siguiéndolo con la mirada como si le hubieran quitado un dulce a....
Vaya. Que ironía.
— ¡O-oye! ¡C-casi lo lograba! — Le reclamó frunciendo el ceño, intentando no verse nerviosa e, inconscientemente, inflando sus mejillas. Sin darle importancia al efecto de puente colgante que provocó el susto y que ahora el pulso rápido en su cuerpo acrecentaba su rubor.
Vio a su profesor fruncir un poco las cejas con hastío.
— Señorita...
— ¡¿Q-qué clase de cierre era ese?! — Inquirió, cerrando sus ojos con fuerza para no verlo directamente, otra vez evadiendo un problema de manera impulsiva por la vergüenza que sentía.
— Señorita...
— E-en realidad no quería hacerlo ¿Sabe?
— Seño-
— ¡¿S-sabía que usted dejó eso allí?!
Ya no solo Miku se estaba desesperando.
— S-
— ¡Ho-hombre vampiro!
— ¡Señorita! — Y por primera vez en toda la tarde, Fuutaro alzó la voz.
Miku saldría de su mundo en ese instante.
Aunque lo que tendría más alterada a la pelirroja era la extrema cercanía que había creado el alto, que la interrumpió en su desespero y la obligó a voltear cuando la arrinconó contra la mesa.
Su rostro pegado al suyo a tan solo centímetros de distancia la hizo caer sobre el mueble descuidadamente, sin saber por qué, ella tembló con el corazón latiendo tan rápido como para escuchar claramente el eco en sus oídos.
¿Dónde estaba su adulta con experiencia ahora? Ella no era tan inocente.
Pero aquel hombre que la aprisionó con ambos brazos a sus costados.... Miku ignoró toda alerta de su mente al estar más concentrada en la penetrante mirada de su tutor, que juraba ser lo único que podía ver al ser casi envuelta en la sombra del gran cuerpo de Fuutaro. A sus mejillas las invadía el reluciente rojo y su mirada casi parecía gritar que no iba a moverse, ni porque pudiera ni porque quisiera.
— [¿Q-qué está pasando...?] — Se preguntó, por segunda vez en la semana sintiendo como si una aventura del ayer estuviera continuando en ese mismo instante. Su largo y sedoso cabello desparramado por la mesa fue tomado con gentileza por una de las manos de Fuutaro.
Miku tembló y, aunque no lo creyese posible, su pulso ya no solo en su corazón, sino que en su garganta y vientre recorriendo su cuerpo se incrementaron aún más al verlo acercarse peligrosamente a su rostro.
Juntando las piernas inconscientemente, cerró los ojos sin querer admitir que le dejaría el trabajo al destino.
Solo por esta vez...
— .... ¿Quieres que nos besemos ahora...?
El contacto de aquellos carnosos labios con su oído la hicieron subir las manos que dudosamente descansaban entre sus piernas hacia su boca para tapar cualquier sonido suyo. Trató de regular su respiración y el trémulo en todo su cuerpo, con la cara roja y humeante del sudor nervioso que la recorría, pareciendo haber pasado por ella una estampida de acción adulta.
Y eso que ella no esperó que su profesor se levantara sin reclamar algo suyo, asimismo, posando su mirada en el hombre ahora sonriente, Miku fue incapaz de hacer otro movimiento además de bajar su mano hacia su pecho queriendo detener el bombeo de su corazón.
Pero esto solo fue por una conmoción repentina. Ella se convenció de eso tras recuperar un poco de razón.
Estaba sintiendo una especie de déjà vu.
— ¿O es que prefieres estudiar? — Preguntó él, descansando los brazos en jarras como quien la desafiaba para que se levante.
Y a pesar de todo, las enlicradas piernas de Miku apenas reunieron fuerza para levantarse y salir del shock.
— Y-yo... tú..
— Tomemos asiento y charlemos un poco, luego de eso estudiaremos lo que nos quede de tiempo, es eso lo que pareces querer
Miku lo vio dejarse caer sobre el sofá que había detrás de él, una acción que se le hizo sospechosamente familiar.
Y mientras Fuutaro tomaba de la mesa su valija, ella, a su propio ritmo, tomó asiento a un cojín de distancia suya. Estaba empezando a odiar que la situación de ahora le recordase a la noche anterior.
Ese nerd profesor no era como el tipo de ayer..... bueno, ahora Miku también maldecía haber bebido tanto esa noche.
— ... bien, puedes preguntar lo que quieras — Y a pesar de haber llamado a una conversación, Fuutaro leyó a Miku y dejó que ella comenzara.
Así lo haría, ella ya se había recompuesto.
— ¿D-de dónde lo sacaste...? — Preguntó con esa voz tan tierna que le salía cuando intentaba aparentar.
Su tutor se le quedó mirando tras su pregunta, con el silencio más suspensivo que le podría causar a Miku.
— .... quién sabe — Fue todo lo que respondió con una cara tan frívola que Miku no daba crédito. ¡Hasta sacó la lengua como si fuera un niño!
Ahora estaba roja en cólera.
— Al diablo, ni siquiera sé de dónde viene esa actitud tan esporádica tuya — Cansada de todo, ella simplemente se volteó para irse a su habitación.
— Espera, ¿Hablabas de este pendiente Mon del clan Tokugawa? Antes preguntaste por ellos
Miku no volteó a verlo, pero el simple hecho de que supo bien de lo que hablaba la hizo dudar sobre quién era su tutor. Ahora aquella voz se le hacía familiar.
— ........... ...... ¿Cómo sabes que son esos?
— Dicen que si no conoces la historia estás condenado a padecerla, por eso no es bueno beber mucho, olvidarás casi todo lo que sucedió al día siguiente
Esa observación fue rara, ¿Le está tratando de decir algo? Miku arqueó una ceja mientras volvía a ver a su profesor.
Que poco tenía de profesor a todo esto.
— [..... con que Fuutaro....] Entonces, ¿De dónde los-
— Oye, ¿En verdad es eso lo que quieres? — Preguntó, y si Miku no estuviera viéndolo en ese momento, juraría que un delincuente se había metido a su casa y estaba sentado a su costado.
— ....
Ciertamente, aquella pregunta y el cambio de tono tan drástico que expuso Fuutaro la confundió, si es que no lo había hecho ya en todo el tiempo que llevaban conviviendo ese día. ¿Por qué ahora la veía tan seriamente? ¿Era posible cambiar el ambiente tan fácil como lo hace ese tipo?
¿En qué momento se sentó tan cerca suyo?
— [O-otra vez...]
Miku pudo oírlo suspirar lentamente mientras agitaba el pendiente a un lado suyo y lo miraba discretamente.
— ..... huh......... ¿Quieres esto? — Preguntó con calma, afilando la mirada hacia ella.
Inconscientemente Miku asintió ante la pregunta, siendo que olvidó al instante que el brazo de su profesor se apoyó sobre el espaldar del sofá y a poco de descansar en su hombro.
— Entonces, ¿Qué harás para tomar lo que quieres?
Miku no supo qué responder.
— Y-yo...
— ¿Responderás a las exigencias de tu padre?
— No, yo no... ¿Cómo sabes e-
— ¿Responderás a mis exigencias?
— ... n-n-no....
— ¿Por qué no mejor respondes a tus exigencias...? Deberías tomar lo que quieres porque tienes el poder para hacerlo... — Sonando como si la reprendiera, su tutor acercó la joya que posaba en su mano hacia ella.
Esa podría haber sido la gota que derramó el vaso.
— ¡B-bien! ¡Si estudio, solo será porque es beneficioso para mi! ¡Y-y luego me darás ese maldito arete y te largarás de mi casa! — Gritó, o al menos lo intentó porque hacía mucho que no lo hacía.
Claro que la vez que estuvo con su padre no contaba, ¿Verdad?
— L-lo dije.... le grité a ese vampiro.... — Sin querer, Miku pensó en voz alta. Igual ni le importaba ahora que se sentía bien consigo misma.
Demostró que si podía anteponerse ante otras personas por su bien.
— Entonces tenemos un trato — Su tutor levantó su mano sonriente para estrecharla con la de Miku.
Ella le recibió la mano con una fuerza que había sacado de su gran ánimo, enviándole una mirada cómplice.
— ¡Bien! ¡Entonces empecemos! ¿Sabías que el nombre completo de Barbie es Bárbara Millicent Roberts, del cual se sabe que usó por última vez cuando subió el Everest con tacones de quince-
— ¿No dijiste que nos besáramos para romper la tensión? — A pesar de haber sido seria, allí estaba él bromeando sin tomarla en serio, por supuesto que ella le dedicó una expresión de muerte.
¿O no?
— ¡Pfft! Era solo una broma, además, nunca dije que para romper la tensión
— C-como sea
— Ah, pero espera....
— ¿Y ahora qué? — Preguntó, haciendo un pequeño berrinche hinchando sus mejillas con hastío.
— Eso de allí es extraño... — Fuutaro le señaló justo detrás de ella, causando que voltease con incertidumbre.
— ¿Qué cos-
— ¿Qué tan problemático es que una mujer tenga un taser en su cocina para deshacerse de los hombres?
Y, entonces, fue aquella pregunta la que le dio un golpe de realidad a Miku.
— [E-esa voz....] ¡T-tú eres-
— Ah... demasiado tarde....
— ¡¡Mmh-!
Vaya suerte la suya, ir a un bar a ahogar las penas, encontrarte con un hombre que llamó tu atención luego de casi cinco años de soltería....
Perder el contacto con él repentinamente.
Que tu profesor se presente y juegue contigo.
Enterarte que el mismo hombre es tu profesor privado...
Y besarte con él tan descaradamente.
— [¿Quién.... es este tipo...?]
No era un roce para nada, en el momento en que ella volteó de nuevo a verlo, su profesor privado había capturado sus labios y al instante llenarla de nervios que corretearon por todo su cuerpo.
Sintió su brazo envolviendo sus caderas atrayéndola hasta pegarla contra su pecho, pintando su rostro con un sonrojo brillante por el terrible estímulo que llegó hasta sus piernas.
Fue tarde para ella cuando, a pesar de tener un atisbo de pena, cerró sus ojos por el calor del momento, abriendo la boca y volviendo a dejarse besar con fuerza como si nunca fuesen a acabarse, derritiéndola como si estuviera en la nubes.
Ya ni supo cuándo fue que su lengua empujó a través de ella y se estaban dando un beso francés con ella siendo devorada y empujada por Fuutaro, lo cual tampoco quería saber porque estaba más ocupada tratando de no desfallecer en el sofá y corresponder como pudiera.
Tras casi otros buenos sesenta segundos de comerse su boca, Fuutaro se retiró dejando un pequeño hilo de saliva entre ellos que limpió mientras acariciaba el mentón de su alumna.
— No debería recompensarte, pero solo será por hoy... — Con un simple jadeo, su profesor solo atinó a sonreírle.
Miku se había quedado aturdida, con la cara roja y jadeando sin remedio, sus manos se juntaron entre su vientre envueltas por sus piernas tratando de controlarse.
— E-eso es... uhm.... — Quería decirle fanfarrón, pero el aliento le faltaba tanto como la fuerza de decírselo pues ahora estaba realmente apenada.
El incluso más oscuro rojo invadió a Miku cuando se dio cuenta de que su suéter estaba tirado detrás suya en el sofá, dejándola solo con ese vestido con tiras que dejaba ver unos bultos entre sus pechos que seguramente los sintió su tutor cuando juntaron sus pechos.
Y sí, también sintió que los de Fuutaro eran grandes.
— N-nos acabamos de... — Miku no pudo terminar su frase, solo desvió la mirada con timidez sintiendo la palma de Fuutaro acariciar su mentón.
— Qué pena que aún tengas preguntas, se terminó nuestra sesión por hoy...... pero ahora lo sabes, cada vez que falles tendrás un demérito como el de hoy
Miku vio cómo Fuutaro se levantaba sin decir nada, justo como la última vez que se vieron, aunque esta vez no se fue, simplemente comenzó a amarrarse el cabello.
— ¿Y-y... por qué la recom... ugh... — Ella suprimió lo que iba a decir, le daba mucha más vergüenza llamarle recompensa a esa voraz sesión de besos que tuvieron por casi tres minutos.
— Ah, ¿Eso? Bueno, es que se me hizo interesante... ya sabes, ahora vamos a conjunto
— ... ¿Eh? — Ignorando que había sentido muchas emociones encontradas tras verlo, Miku sintió cierto peso en su oreja, revisándola y encontrándose con que tenía otro pendiente igual allí puesto.
Así que esa era la recompensa....
— Ugh... — Ella ya no podía estar más roja porque no quería.
— Bien, nos vemos en la próxima sesión dentro de.... unos días, no sé, cuando se me apetezca.....
Ella lo vio tomar sus cosas dándole la espalda hasta llegar al marco de la puerta, para luego verla por el rabillo del ojo.
— A menos que hayas aprendido algo esta clase.....
Fue lo último que dijo dedicándole una feroz mirada y una sonrisa frívola antes de cruzar la puerta y cerrarla tras de él.
...
Pasaron diez latidos, veinte, un minuto por cada sesenta, pero Miku ni siquiera los contaba porque estaba en su propio mundo en ese instante.
Su teléfono vibró a un lado suyo, mirándolo de reojo para simplemente fruncir las cejas y desplomarse en el sofá sin saber lo que sentía en ese momento.
— E-estás loco....
En su teléfono había tan solo un mensaje desconocido.
"Sabían a victoria y matcha"
[][][]
著者のコメント- (CA):
¡¡JODEEEEEEEEER!!
Nuevo logro desbloqueado, tener más de una historia con dos capítulos.
Lo que me costó dio mio.
Por si no lo captaron al inicio, he puesto unas poquitas imágenes en el primer capítulo, solo para complementar mi narración y darle aunque sea una pizca de contenido extra.
Como sea, ¡¡¿Qué les gustó de este capítulo?!!
Ojo, nada está dicho aún y tengo unas cuantas ideas para esta historia ahora que me he tomado dos semanas para actualizar. Hablando de personajes.................................
Comenten qué opinan y esas cosas de lectores, yo ya me voy.
Este..... no tengo nada más que decir, así que.....
¡¡GRACIAS POR LEER!! ¡¡NOS RE VIMOS ADIUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!
つづく
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