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Me encuentro en el trabajo, estoy muy preocupado por Yugi, otra vez se levanto temprano y no le pude preparar un buen desayuno, se que él también se puede preparar su desayuno, pero él come poco aveces, estar en el trabajo es algo estresante, sobretodo cuando estas preocupado, ahora me encuentro en mi descanso, pero ese descansó lo usaré para ir a la sala de juntas, donde fui citado, Heba me cito a la sala de juntas, no se que querrá, pero últimamente a estado muy meloso conmigo, me abraza, me besa o me insiste en que seamos algo más, pero yo le digo que no.
Me fui a la sala de juntas, pero al entrar y cerrar la puerta no vi nada, estaba todo oscuro, hasta que sentí que me acorralaron en la pared, me envolvieron el cuello y sentí que me besaron, me besaban casi devorando mi boca, me sorprendí, intente separar al pequeño cuerpo que sentí que me acorralaba en la pared sin dejar de besarme, pero no podía, busque el interruptor de luz de este lugar con la ayuda de mis dedos paseando se por mis alrededores, hasta que sentí algo parecido y lo toque, para terminar prendiendo la luz, donde vi claramente que era Heba, besando me de forma intensa rodeando mi cuello con sus brazos mientras se ponía de puntillas, intente separarlo, pero él solo lo hizo quedando jadeante.
Heba es un compañero de mi trabajo... Se parece a mi hijo Yugi, pero él tiene el cabello con bordes celestes con un leve toque azulado y ojos del mismo color, y tenía una tez canela como la mía.
— He-Heba, ¿Qué haces? — Dije jadeando por el beso que me robo Heba, otra vez.
— Pe-perdona Atem, e-es que no pude evitarlo. — Dijo Heba en la misma situación que yo sin que dejará de abrazar mi cuello.
— Heba sueltáme, no es momento para que mh... — Me volvió a interrumpir besando me, y no se, desde hace mucho que siento algo con los besos de Heba, pero no puedo corresponderle, y tampoco podemos ser algo más.
Volví a separarlo de mí, y al hacerlo como pude me lo saque de encima.
— Heba no, estamos en el trabajo nos van a descubrir. — Le dije.
— Pero Atem, ya te dije que no puedo evitarlo, no sabes cuantas veces te e dicho y te sigo diciendo que te amo mucho. — Confeso sonrojado e insistente. — Y no voy a cansarme de decirte lo hasta ser tu novio.
— Heba, tu sabes perfectamente que tengo un hijo, y no podemos estar juntos.
— ¿Por qué no Atem?, ¿Por qué?
— Porque no, no podemos ser algo más que... que no sea compañeros de trabajo. — Dije serio. — Entiende. — Le pedí. — Mejor olvídame, ¿Si? — Me fui de la sala de juntas.
***
Me encuentro en clases con otro grupo de estudiantes, la luz de sol en mis ojos me afecta, por suerte cerré la ventana que estaba cerca de mí para que no me diera el sol, sino eso sería mi perdición, y en lo único que no dejo de pensar es en... en Muto, no se por qué pero, hay algo en él, hay algo en él que... que me hace recordar a alguien, y no se... me provoca, desde un principio lo que le hice fue para molestarlo, pero aparte de eso, lo hice para que me tuviera miedo, ya que descubrió que soy un vampiro debo de encontrar una manera para hacer que lo olvide, podría hipnotizarlo, pero no, apenas si puedo manejar bien mis poderes de control mental, cuando lo hipnotice por un momento y lo bese, apenas pude manejar mis poderes, y lo peor es que en si, no puedo dejar de pensar en ese exquisito sabor de labios que tiene Muto, de ese inolvidable sabor que podría hacerme adicto, como si fuera una droga únicamente para mí, esos labios y su sabor son muy parecidos a los de alguien que fue muy especial para mí, pero este sabor es mucho mejor, y más delicioso, pero a la vez me pregunto, ¿Cómo sabrá esa sangre que me vuelve un depredador al asecho de su presa?
Mis alumnos están leyendo el libro que les dije que tenían que leer, mientras respondían unas preguntas que les deje del libro que les dí para leer.
Yo también estaba leyendo, pero otro libro, pero mi lectura se fue interrumpida cuando un balón de fútbol rompió una ventana del aula y se encontró rebotando por unas partes del salón, yo me levante de mi escritorio, agarre el balón y me dirigí a la ventana con la parte rota, abrí la otra ventana y vi que enfrente estaba el campo de fútbol, mi mirada se fijo por cada rincón del campo, donde me encontré con los ojos amatista de Muto, y por la posición en la que se encontraba, él fue el que pateo la pelota de fútbol aquí, lo mire serio y algo molesto, mientras él se veía algo nervioso por lo que acaba de hacer, él estaba tan sorprendido como algunos chicos y chicas de su clase que estaban en el patio.
— ¡MUTO YUGI, ESTAS CASTIGADO!, ¿¡CÓMO SE TE OCURRE ROMPER LA VENTANA!? — Escuche a Karita-sensei gritando le, yo cerré la ventana del aula.
— Alumnos, ustedes sigan trabajando, tengo algo que hacer, y cuando regrese quiero las preguntas resueltas. — Me fui del salón cerrando la puerta y me dirigí al campo, lo bueno es que me puse bloqueador por si las dudas, y el sol no me afectará, espero, camine hasta el patio, vi que el profesor seguía regañando le a gritos a Muto y yo me acerque con la pelota en mano.
— ¡YA ESTOY CANSADO DE QUE HAGAS TUS TRAVESURAS Y DE QUE COMETAS ERRORES APROPÓSITO, AHORA SI VOY A...! — Lo interrumpí, pues los gritos de Karita son peores que los de Muto, ya me duele la cabeza con tener que escucharlo otra vez.
— Ya relájese Karita-sensei, gritar hace mal al hígado y garganta. — Informe.
— Profesor Sennen, perdone las molestias que tuvo en su clase por la incompetencia de Muto, ya hablare con su padre del asunto. — Afirmo.
— No será necesario, si me permite, yo quisiera ser el que hable con él.
— Olvídelo viejo metiche. — Me insulto.
— ¡MUTO YA ES SUFICIENTE DE TU FALTA DE RESPETO! — Grito Karita, mierda mi oído.
— Ya cálmese, yo me encargare de esto, usted siga con su clase. — Dije entregando le la pelota a Karita-sensei lanzándose la a las manos con extrema suavidad, si uso mi verdadera fuerza, prácticamente mataría al profesor sin si quiera mover un dedo.
— Bien Sennen-sensei. — Dijo y toco el silbato para avisarle a los alumnos que siguieran con los ejercicios físicos.
— Ven Muto, hay que hablar. — Dije apunto de irme pensando que él me seguiría.
— Ni si quiera lo piense, ¿Cómo se que no intentará violarme en su escritorio? — Pregunto molesto y serio.
- Muto, me pateaste el balón interrumpiendo la lectura silenciosa de mis alumnos.
— Ya pero, no me fío de usted para nada.
— Solo ven. — Me cansé de su actitud y lo cargue como costal de papas.
- ¿¡EEHH!?, ¡OIGA BÁJEME!, ¿¡QUÉ SE CREE QUÉ ES!?, ¡SUÉLTEME! — Solo escuchaba sus gritos y regaños mientras me daba golpes a mi espalda, pero ninguno de sus golpes servía, al final me tuve que ir a la sala de profesores con Muto cargado en uno de mis hombros, lo baje de mí y los golpes pararon.
— Ya deja de gritar quieres, solo voy a hablar contigo.
— Olvídelo. — Me respondió y se estaba por ir pero yo actué rápido y lo abrace con algo de fuerza para no lastimar su cuerpo.
— ¡OIGA!, suélteme, ¿Qué hace?, ¡NO ME ABRACE CARAJO!, ¡DÉJEME! — Intento soltarse de mí, pero no podía.
— ¿Me escucharás?
— ¡NO!, ¡ME IMPORTA UNA MIERDA LO QUE TENGA QUE DECIRME!
— Esta conversación solo tomará un momento, y te soltaré, ¿De acuerdo?
— ..., de acuerdo, pero que sea rápido. — Lo solté, y él me miro fijamente con una mirada interrogativa. — ¿Y bien?, ¿Qué me quiere decir?
— Tu pateaste la pelota a la ventana por querer, ¿Verdad? — Se quedo mudo en ese momento con una cara que mostraba una leve sorpresa, pero al final me respondió.
— No, ¿Por qué lo haría?
— Pues por muchas cosas, no solo soy profesor de literatura, también soy psicólogo, y si una persona hace cosas como estas, puede significar varias cosas, entre ellas pueden ser que quieres llamar la atención, o que lo haces para molestar a los profesor... o... por hacerlo porque quisiste. — Él se quedo mudo mirando me con la boca levemente abierta. — La pregunta es, ¿Cuál de todas fue la razón?
— Usted esta loco, si solo va a estar diciendo me tonterías mejor me voy. — Se iba a ir, cuando en eso sentí un aroma extraño, uno que me atrajo, luego voltee mi mirada hacía Muto, tenía un leve raspón en su brazo, donde salió un leve hilo de sangre, mis instintos comenzaron a volverse locos, pero tengo que contenerme, no quiero, no quiero tomar sangre humana, no quiero.
Pero cuando él estaba por abrir la puerta no me contuve más, me apresure, agarre su muñeca y lo jale, para terminar recostándolo en mi pupitre de la sala de profesores, yo me adentre entre sus piernas acorralándolo.
— ¡OIGA!, ¡IDIOTA!, ¡DÉJEME!, ¡ESTÁ LOCO! - Gritaba sin parar, su mirada mostraba molestia y sorpresa, pero desde su interior puedo sentir que tiene miedo, yo ignore sus gritos y a pesar de que intentaba quitarme de su encima no podía hacerlo, mi razonamiento no pudo batallar con el deseo que estoy sintiendo, lo que hizo que mis colmillos comenzarán a crecer un poco, agarre a Muto de las muñecas y acerque mi boca a su cuello, oculte mi nariz en el, olí esa zona, podía sentirlo temblar, y lo escuche jadear cuando lamí su cuello, lubricandolo, sus jadeos iban creciendo con cada lamida en dicha zona, y pare para lentamente comenzar a enterrar mis colmillos en ese cuello blanquecino, comenzando a deleitarme con ese exquisito sabor, su sangre era algo único, un único sabor de los tantos que e probado, soltó una leve queja por el dolor de que enterré mis colmillos, yo ignore sus quejas mientras seguía bebiendo, estaba tomando mucho, este sabor era delicioso, y con cuidado saque mis colmillos de su cuello, al final cometí mis propios delitos, entre ellos:
Cometer Pedofília.
Tomar sangre humana.
Volver a mis recuerdos del pasado.
Y por último...
Enamorarme de Muto...
Enamorarme de mi alumno...
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