7
No se como reaccionar, es como si mi propio cuerpo hubiera decidido no moverse a pesar de que le ordene que nos vallamos corriendo despavoridos de este lugar, ¿Por qué?, ¿Por qué me lo tuve que encontrar a él principalmente hoy?, ¿De cuántos problemas me tendré que deshacer?
— No esperaba verte desde que me fui. — Dijo en un tono coqueto, eso me molesta.
— Déjeme en paz viejo asqueroso, ¿Por qué mejor no se va a encontrar a otro niño para seducir? — Me solté de su agarre y cegue con mi camino, pero este comenzaba a seguirme.
— Yo sinceramente te prefiero a ti.
— Mire señor Bakura. — Me di la vuelta y comencé a caminar de espaldas. — Hoy como estoy de buenas no le daré su merecida patada en los testículos si me deja en paz. — Me volví a dar la vuelta y continué caminando normal.
El señor Bakura es un hombre alto, fornido y apuesto, tez blanca y ojos como el mismo color del chocolate, más un cabello azabache algo largo y de color nívea, era casi como un algodón de azúcar... casi... Seria un verdadero terrón de azúcar si le quito lo pervertido.
Porque este señor no es nada dulce, hace mucho fue uno de mis profesores en la primaria.
— No lo haré hasta que te cobre lo que me debes. — Cada vez intentaba acercarse más a mí, me volví a dar la vuelta y encararlo.
— Yo no le debo nada. —Respondí molesto.
— Desde la primaria me lo debes Muto, así que te cobro ahora o te obligaré.
— Inténtelo, idiota. — Comencé a correr tanto como pude para intentar perderlo y al voltear mi mirada no lo vio más, ¿Lo abre perdido de vista?
Como corría sin mirar adelante nunca note que me termine chocando con alguien, mientras mi mejilla estaba recostada en algo suave, levante mi mirada y me encontré...
— ¿¡USTED!? — Grite de sorpresa mientras me quitaba de su encima, ¿Cómo es que el señor Bakura pudo adelantarse?, se supone que lo tenía corriendo atrás de mí... ¿Verdad?
— Eres rápido Muto, pero no lo suficiente. — Intento agarrarme pero no pudo, vi que lo golpearon en la cara, y al ver a mi lado, me encontré con el Profesor Sennen, ¡¿QUÉ MIERDA?!, ¿Por qué todos ahora aparecen de la nada?
El señor Bakura estaba en el suelo, pude apreciar como se levantaba con algo de dolor mientras un fino hilo de sangre caía de su boca, este se limpió usando su pulgar, y mirando con rabia al profesor Sennen.
— ¿No cree que ya esta mayor para ir buscando niños como pareja? — Dijo serio y acomodándose los lentes.
Mire quién habla maldito bastardo.
— Tsk, que tenga el cabello blanco no me hace viejo. — Respondió con molestia.
— No será viejo, pero es un idiota. — Le dije su verdad, y este trato de agarrarme de nuevo, pero el profesor Sennen me puso detrás de él, ¿Me está defendiendo?
— No permitiré que lo toque, de un paso más o se las verá conmigo. — Decía molesto, ¿Por qué?
— ¿Y a ti qué te importa lo que haga con él?
— ... — Se quedo callado por un momento, como si quisiera saber que responder, fue disimulado, ya que solo en dos segundos le dio la respuesta. — Como profesor debo ver el estado de mis alumnos, ya sea o no dentro de la escuela.
¿¡Eh!?, viejo mentiroso, ¿Después de lo que paso ayer enserio habla de su posición como profesor?
— Muy bien, "Profesor", si tan pendiente debe de estar de sus alumnos, le aconsejo que mantenga más vigilado a este, porque ni bien lo pierda de vista, él no podrá escapar otra vez. — Decía triunfante.
Con tan solo que él mencionará ese momento, ya siento que quiero morirme, le esta contando mi pasado a él, ¿Qué hago ahora?, ¿Cómo me zafo de esta?
Si el profesor Sennen se llega a enterar de ese "Accidente" que pase, ¿Quién sabe de lo que será capaz de hacer?, podría usarla en mi contra.
— Deje de decir estupideces y váyase, usted esta loco, ni siquiera lo conozco. — Lo único que me queda es mentir.
— ¡DEJA DE MENTIR NIÑO!
— Si él dice que no te conoce déjalo, no tienes derecho a tocarlo. — Paso su brazo alrededor de mi, hasta agarrar mi hombro, lo tomó con algo fuerza y me apego a él.
¡Usted tampoco!
Me separe de él bruscamente casi empujándolo y cruzándome de brazos.
— Bien, como quieras, pero esto no lo dejaré a medias, así que vigílalo. — Menciono burlón y se fue.
Ni bien el señor Bakura se fue el profesor Sennen se le quedo viendo molesto hasta que se fue.
— ¿Por qué me ayudo? — Le pregunte serio, él volteo a verme, me miraba serio, y esos ojos rojos son muy atrayentes, se me hace imposible quitarles la mirada de encima.
-— No me gusto para nada que te tratará de esa manera, además eres un niño.
— ¡NO SOY UN NIÑO!, ya tengo 15, y no creo que sea por esa razón por la cual me ayudo, ¡Y NO ME SALGA CON SU CUENTO DE PROFESOR, PORQUE UN PROFESOR NO INTENTA VIOLAR A SU ALUMNO EN UN CUBÍCULO DE LOS SANITARIOS! — La verdad estoy muy alterado, hasta yo mismo me diría bipolar, tenía tanto enfado en este momento que prácticamente le estoy enseñando los dos puños a este hombre.
— Sigue gritando si quieres, que los demás escuchen. — Dijo burlón con una sonrisa algo picará.
¡UGH!, ¡Mierda!, es verdad, he estado gritando en PLENA calle, suerte que ahora no hay nadie, por ahora, solo espero que nadie me haya escuchado.
— Aparte de que por tu estatura casi mediana y tu actitud pareces un niño — carcajeo. — es más, me haces acordar a alguien. — Dijo algo burlón.
— ¿Y a mi qué me importa?, solo aléjese de mí.
—¿Por qué?, ¿Temes que mis intenciones en lugar de ser en el baño sean en el escritorio de mi despacho? — Dijo coqueto.
— ¿¡EEH!?, ¡VIEJO PERVERTIDO NO HABLO DE ESO, SOLO NO SE ME ACERQUE, Y DÉJEME EN PAZ!
— Ya deja de gritar Muto, así lastimarías el oído de cualquiera. — Dijo casi tapándose un oído y quejando se un poco.
— ¿Por qué?, ¿Acaso le molesta? — Encarne una ceja mientras sonreía, ahora si me las va a cobrar. — ¿¡LE MOLESTA QUE GRITE EN LA CALLE TAN TEMPRANO!?
— Ya cállate. — Me reclamo mirándome directamente.
— ¿¡QUÉ DICE!?, ¡NO LO ESCUCHO!
— Ya Muto, entendí, te quieres vengar, pero tus gritos no me van a detener jamás.
— ¿¡ENSERIO!?
— Si. — Dijo serio casi frunciendo el ceño.
— ¡DE ACUERDO!
— Ya Muto, ya deja de gritar enserio. — Al parecer si le afecta que grite, ya hasta se esta tapando los dos oídos por tanto que grite, ¿Qué le ocurre?
— Bien, pero eso si, no quiero que se me acerque. — Yo le hable, solo se me quedo mirando directamente, sus ojos no me intimidan ahora pero, ¿Por qué me mira tan fijo?
— Tienes bonitos ojos. — Me dijo, yo me extrañe.
— ¡Ah!, ¿Por qué el cumplido?
— Solo digo la verdad, tienes unos bonitos ojos; ojos tan brillantes como la misma alejandría, y perlas más caras que la misma piedra lunar, gemas Amatistas que mi perdición pronto se volverán.
¿¡Ah!?, malditos poemas de literatura, maldito profesor.
Con solo esas palabras sentí mi cara arder, de seguro estoy peor que un tomate.
— Deje de decir sus estúpidos poemas.
— Estúpidos son los poemas, ¿O estúpido es la persona a la que le dedique el poema?
— ¿¡QUÉ DIJO!? — Le grite enojado, este hombre si sabe sacarme de mis casillas.
— Cálmate no te enojes. — Sonrío. — Sino pierdes la ternura que tienes. — Menciono.
¿¡TIERNO!?
Yo no dude en ponerme más rojo de lo que ya estaba y sacudí mi cabeza rápidamente a los costados para quitarme todo lo que estoy pensando, y darme vuelta dándole la espalda.
— M-me voy, sino llegaré tarde a clases. — Comencé a caminar como un robot por lo tenso que aún estaba.
— Si entras conmigo al aula no te pondrán tardanza ni nada, recuerda que hoy me toca en tu aula las dos primeras horas. — Eso hizo que me quedará quieto aún con mis pasos de robot.
¡Joder, es verdad!, me olvidé que hoy tengo literatura con él.
Yo me quede tieso en donde estaba aun con mi posición de robot mientras él pasaba a mi costado, hasta que me hablo.
— Así que vamos, — Se detuvo un momento y me volteo a ver. — ¿No querrás llegar tarde, no? — Deje mi posición de robot y le respondí.
— ¡NI PIENSE QUE IRÉ CON USTED!, no me arriesgaré.
—¿Tienes miedo de mí? — Preguntó encarnando una ceja, eso me dejo más pálido que otra cosa, pues la verdad si, le tengo algo de miedo.
— Pf, ¿Yo?, ¿Temerle a alguien como usted? — Me golpee una rodilla con mi mano. — más me daría miedo una hormiga.
— ¿Entonces no tendrás ningún problema en ir conmigo a la escuela? — Dijo y me agarro de la muñeca para jalarme, he de admitir que casi me caigo cuando me jalo, trataba de forcejearme en el camino, pero al final cedí, no pude ni soltarme, ni si quiera me estaba agarrando fuerte, no tuve de otra que ir con él, aunque eso no evita que cuide mi cuello.
Dios bendito, ¿Por qué me haces esto?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top