37
¿Por qué? ¿Por qué me dejaste solo?
¿Por qué me dejaste solo para luego volver?
¿Y como te digo sobre Yugi ahora?
¿Como le explicaré a él de esto?
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Supongo que Yami ya se habrá ido, o al menos eso me dijo que haría la última vez que lo vi, sus labios sobre los míos... Fue una sensación que no creía que sentiría otra vez, siguen suaves como la última vez que lo bese, o eso creo, después de todo fue hace mucho, pero con solo ver su cara no dejo de pensar en todo lo que pase después, fue muy doloroso, y el parto fue peor, pero no tanto como ver el pequeño cuerpo de mi hijo muerto en mis brazos.
Llore y llore, y no pude dejar de llorar, no lo solté nunca después de que salí del hospital, y solo me quedaba una última opción, y creo que es la única que tengo si es que no quiero seguir solo y sabiendo que tendré otro dolor que cargar en mi corazón.
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- ¡AHH! - Fue el quejido de dolor que solté al pujar una última vez.
Los jadeos fueron lo siguiente que solté de mis labios, pero empecé a asustarme al no escuchar los llantos de mi bebé, entre en pánico por un momento, y después de despertarme del desmayo no dude en llorar como en funeral cuando los médicos me informaron que mi bebé había nacido muerto.
Lo observe en mis brazos, era tan indefenso, una criatura indefensa, nació con cabello, sus ojos estaban cerrados y sus manos hechas puños, pase mis dedos por su picuda cabellera morada y entrelacé mis dedos en sus pequeños mechones dorados, su piel era suave y pálida, mis lagrimas recorrieron su pequeño rostro tras caer una por una, no podía parar de llorar... con solo ver su pequeño rostro y su aspecto no pude evitar pensar en Yami.
No quería perder a mi bebé también, y en eso me acorde de él. Mahad ahora es el único que puede ayudarme ahora, y él único que podría salvar a mi bebé.
La lluvia me mojaba toda la ropa, pero mi pecho un poco seco calentaba el helado cuerpo de mi pequeño. Al llegar a su casa no toque la puerta, le daba a puños desesperado. Continué así hasta que abrió la puerta y vi esos ojos azul marino que tenía.
Y solo pude decir:
- Mahad ayúdame, te lo suplicó.
Su rostro se mostró estupefacto al verme, pero era mi única oportunidad, porque él al igual que Yami es un vampiro. Y un amigo que conocí después de que Yami me dejará.
- ¿Que sucede?
- Es mi hijo, nació muerto. - Es lo único que pude decir.
Sus ojos se pusieron en blanco, y le dije sí podía revivirlo.
Me dijo que ni bien lo reviva, mi bebé sería su esclavo, y que si es mitad humano por mi parte, y mitad vampiro por parte de su padre, al morderlo le quitará todo rastro de mi ADN en su cuerpo, sería mi hijo pero a la vez no, algo ilógico, pero no todo acababa ahí en nuestra charla de lo que pasaría si lo revivía. Si su padre era mitad vampiro significa que cuando obtenga la edad apropiada a él le empezarían a dar los efectos de un vampiro común, pero para eso necesitaba sentir algo que lo mantuviera intranquilo, curioso o confundido, la desesperación sería tanta despertaría esos poderes de manera impredecible, hasta ese momento él sería humano, pero sería un humano esclavo.
No tuve de otra que aceptar y me dolió en el alma ver como Mahad enterraba sus colmillos filosos en cada rincón del cuerpo de mi bebé, se que sería por su propio bien, pero me duele en el fondo, mordía con cuidado en sus brazos y piernas, pero nunca toco el cuello.
Mahad dejo de morder, y pensó que no había logrado nada después de darle su veneno para intentar salvar su vida. Pero no duro mucho mi decepción y la de él al escuchar sus llantos mientras las mordidas de Mahad desaparecían de su cuerpo como si nunca lo hubiese mordido. Mahad le regalo algo para que deje de ser un esclavo, y eso era un joquer color negro, pues para liberar a un esclavo, por una tradición que no comprendía, era regalarle alguna prenda o un objeto.
Me puse a llorar de felicidad al verlo vivo, sus ojos comenzaron a abrirse y vi sus ojos idénticos a los míos, pero a él le quedaban como anillo al dedo, era un angelito caído del cielo, sentía que florecía cuando una de sus manitos tocó mi cara.
No tenía palabras de cómo agradecerle a Mahad sobre el gran favor que me hizo, para mi suerte le pedía que me ayudará a revivirlo a tiempo, ya que él tenía planeado irse a USA para buscar algo mejor.
No lo volví a ver desde ese entonces.
- Mi lindo bebé. - le dije al momento que lo calme.
Se supone que soy su madre, pero nadie tiene que saberlo, me hacían mucha burla con solo mostrar mi presencia, si se enteran de que soy doncel todo empeoraría, y mucho menos quiero que mi pequeño pasé por esto, así que yo no seré la madre... seré el padre.
- Yugi, te llamaré Yugi.
Fue duro desde un principio, pero conseguí un trabajo pequeño en la que mi jefa me ayudaba a cuidar a mi Yugi, obviamente le dije que era su papá, con el paso del tiempo Yugi fue creciendo, y fue cambiando, cambie de trabajo en la que me ayudaría a cumplir mis obligaciones y también poder cuidar a Yugi, todo iba bien hasta que un día de pequeño cambio por completo, no me quiso decir nada y decidí dejarle su espacio, y me comencé a preocupar si eran uno de los efectos de los que hablaba Mahad, pero nunca pasó nada, mi pequeño estaba madurando muy rápido, luego se fue volviendo travieso, y con el tiempo llegó a ser el hombre que es ahora, no sonríe mucho pero me alegra que este conmigo.
Me hubiera gustado estar presente en su concurso de cuentos en la biblioteca.
Pero ahora me encuentro en el hotel con Heba para tomar un descanso después de mi largo día de trabajo.
Ahora que he pensado todo con claridad, me di cuenta que nunca había pensado en otra cosa que no sea Yugi, nunca pensé en mi. Yami para ya es historia pero, no podría asegurar que todo saldría bien con Heba por solo pensar que debería seguir adelante, pero si no arriesgo no gano nada y más ahora. Heba podría cansarse y buscar otra opción en la que él podría ser feliz, pero la verdad es que.
Lo amo.
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