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¿Qué hago?
Todo depende del siguiente movimiento, ahora la pregunta es: ¿Lo aparto o lo atraigo?
Creo que ni es necesario que piense de esa manera, mi mano ya había viajado hasta recorrer su mejilla acalorada con la palma de la mano, mi pulgar paso acariciando sus labios, y baje leve mi mirada para ver como su pecho se infla y desinfla al inhalar y exhalar.
- ¿Por qué me haces esto? - Susurró.
Yo solo me quede callado mirándolo, porque se que si digo algo, cualquier cosa, la cagaré de nuevo, y no quiero eso, no ahora que puedo volver a tener otro momento así con él.
- ¿Por qué me torturas de esta manera? - Su mano tomo mi muñeca y la retiro de su mejilla, pensé que me apartaría pero en lugar de eso me besó el dorso de esta.
Mi piel se puso como carne de gallina al sentir sus labios.
- Me la pones muy difícil, haces que me desespere con solo verte.
- ...
No hables Yugi, no arruines este momento.
Su dedo índice se coloco en medio de mi labio inferior.
- No puedo soportar el hecho de que te tengo de esta manera y que no pueda sentirte como quiero.
- ....
Fui abriendo mis labios, pero no era porque quería hablar, era porque su dedo me estaba separando los labios abriéndome la mandíbula. Su lengua delineo las curvas de mis labios, jadie en respuesta a lo que hizo y junto nuestras frentes, mientras nuestras respiraciones se mezclaban por la cercanía de nuestros rostros.
- Ya no puedo más, por favor. - Decía suplicando con hilos en la voz. - Vete, sino... no podré más... vete...
- No lo haré. - Intente mantener la mirada a sus ojos, pero al responder me quede con la boca chiquita. - Quiero quedarme con usted. - Tome sus hombros, se veía confundido y que no se estaba creyendo lo que estaba diciendo. - Por favor no me eche. No si después no lo vuelvo a ver. - Mi voz se hacía más aguda y entrecortada, y sentía las pupilas dilatadas, ya no me importa si lloro enfrente de él, solo él tiene ese consentimiento de mi parte. - Se lo pido... n-no quiero que se vaya... por favor... - Las lagrimas bañaron mis mejillas dejándolas acuosas. - No me abandone... por favor... por favor...
Por más que odio la palabra por favor no dejaré de decirlo si eso es suficiente para que se quede.
Mis brazos envolvieron su cuello y doble la espalda hacia adelante, consiguiendo darle un casto beso, digo casto porque estoy conteniendo todos los sentimientos al solo besarle las comisuras de los labios, sentí como se sobresalto, pero me abrazó la espalda y me atrajo hacia si, para luego acomodarme en el suave colchón del ataúd.
Se separo y oculto el rostro en el hueco de mi cuello, sus besos no se hicieron esperar, sentía tics entre mi cuello y hombro, una de sus manos se paso debajo de mi camiseta negra para tocar mi vientre, sus lamidas eran placenteras y sentí morirme cuando clavo sus colmillos, esta... esta tomando mi sangre, duele... duele...
Se separo de mí y sus labios tocaron mi mejilla, donde susurro, y todas esas sensaciones se multiplicaron.
- Quiero hacerte mío.
En mi interior no dude en sonreír, y mi cuerpo como si reaccionará desesperado ante lo que dijo no dude en coger el borde de su suéter y en torpeza no supe como quitárselo, él sonrío ante mi intento de aumentar un poco las cosas, al final me ayudo a quitarle ese suéter color blanco tan estorboso para mí, ya que me impedía contemplar su torso, tan marcado y a la vez delgado, no tiene tantos músculos, era fornido, pero perfecto, mis dedos recorrieron cada rincón de su pecho y mis labios daban leves picos en su cuello.
No tengo ni la menor idea que hacer, nunca pensé que sería yo el que recibiera.
Siempre me imagine este momento pero con una chica guapa o con la profesora Tea Gardner, pero creo que se siente mucho mejor ser yo el que va a sentir todo esto, tan distinto, y tan nuevo para mí.
¿Enserio perderé mi virginidad?
¿La que he defendido de este pervertido y la que reservado para el momento indicado?
Tantos y tantos pensamientos no me hicieron ver que me desabrochó el pantalón.
- E-esperé.... - Dije entre gemidos, él se detuvo y me miró.
- ¿Qué sucede?
- N-no quiero hacerlo en un sótano, e-es indecente.
- Lo dice el chico que ha dibujado un pene en la pared de mi sala. - Sonríe pícaro y burlón.
- Lo sé, pero... solo no quiero hacerlo aquí.
- ¿No te gusta el ataúd?
- Es cómodo, pero, yo me lo imaginaba en una cama. - agache la cabeza hacía abajo y le aparte la mirada.
Sentí un pico de sus labios en los míos.
- Lo haremos a tu manera. - Me abrazó e hizo que enrollará las piernas en su cadera, me beso y yo le correspondí abrazando su cuello, sentí como me agarraba de los glúteos y me los apretaba haciéndome gemir en el beso, y en menos de unos segundos sentí un invasor que saboreaba mi boca, no dude en hacer lo mismo, nuestras lenguas danzaban una con la otra, me distraje tanto en sus besos que no me di cuenta cuando ya me había recostado en su cama.
Joder, este hombre te distrae y te hace olvidar con tan solo su presencia y el tacto de sus manos, o sus besos.
Su boca recorrió mi torso después de que me quito la camiseta, su lengua lamió mis puntos rosas poniéndolos duros y sensibles a cualquier contacto físico.
Sus manos no se quedaron sin trabajo, ya me habían quitado los pantalones y lo único que me dejaba al desnudo eran mis boxers color azul con borde negro, se humedeció los labios y dobló mis piernas haciendo que las plantas toquen el colchón.
Demonios, demonios.
¿Enserio planeo hacer esto?
¿Enserio planeo dejar que me quite la pureza?
¡¿Enserio?!
...
¡¿Desde cuando me importan cosas tan importantes?!
Adiós boxers.
Estoy como Ra me trajo al mundo, nunca había estado tan avergonzado por algo, no se si es porque estoy nervioso o por todo lo que escuche sobre perder la virginidad.
Duele horrible.
Tener sexo es la mejor experiencia que alguien podría vivir.
Dolerá desde el principio pero luego te acostumbras.
Aunque te acostumbres del dolor igual te dolerá después.
Prepara la silla de ruedas.
No vas a poder ni recordar nada de eso después, o al menos eso paso en algunos casos.
Todo depende del tamaño.
El sexo es bueno, tanto esfuerzo luego te ayuda a conciliar el sueño.
Demasiados pensamientos, tanto positivos como negativos.
Sus pantalones se fueron abajo junto con sus boxers, y me sorprendí tanto que me fui para los pensamientos negativos.
¡¡¡CON ESO ACABARÉ EN EL HOSPITAL Y NECESITARÉ DE ALGUIEN QUE MUEVA LA PUTA SILLA DE RUEDAS CUANDO QUIERA IR A ALGÚN SITIO!!!
¡AYUDA!
- Relájate.
Escuche y salí de mi ensoñación, y gemí fuerte al sentir algo introduciéndose en mi interior, luego se adentró otro en mí, mis piernas empezaron a temblar y me tensé al ver como se colocaba entre mis piernas, mientras su otra mano libre me masturbaba, sus dedos me apretaban el glande y temblé bajo su cuerpo mientras chupaba uno de mis dos puntos en el pecho.
Esto no lo cambiaría por nada, ni si quiera por una hamburguesa, es lo mejor que jamás he vivido, me sentía correrme y justo su mano dejó mi miembro y sus dedos dejaron de acariciar mi interior para dejarlos expuestos al exterior, fuera de mí.
- ¿Po-por qué para? - Pregunte en jadeos mientras lo miraba.
Su piel brillaba por el sudor que recorría cada rincón de su cuerpo.
- ¿Estas listo? - Pregunto, y yo temblé.
Ahora me viene el miedo, ¿Qué pasará después?
- Si, si lo estoy.
Solté finalmente, sus manos tomaron mis muslos para separarlos mientras me sonreía con ternura, su miembro palpitaba y yo lo tome en mis manos y lo acomode para que entre.
Mi cuerpo no soportó más y me obligó a que mi voz resonará en toda la habitación, sonaron como eco cuando gemí fuerte, mis paredes internas se abrían dándole paso en mi interior...
Duele...
Duele...
Más lagrimas me inundaron y el sudor era cada vez más intenso que prácticamente tenía toda la cara como si me la hubiera mojado, toda mi cara quemaba al igual que mi cuerpo.
- Yugi...
Me asombre, di-dijo mi nombre...
Fue en un jadeo, pero lo dijo, no más Muto. Dijo mi nombre. Mis ojos estaban como platos cuando sus labios saborearon cada sílaba de mi nombre.
- Yami...
Hice lo mismo que él, una sonrisa se inundó en su rostro al igual que en la mía y las inseguridades se fueron.
Ya no tenía pena por nada y cada inseguridad se desvaneció, porque se que puedo contar con él.
Mi lengua recorrió su pecho, cuello y clavícula, con solo chupar su yugular tembló encima mío y soltó un gemido ronco. No quiero que se contenga más, quiero entregarme a él y que él se entregue a mí de la misma forma.
Sin temor a que me lastime.
Ambos no aguantamos y no dejamos de tocarnos y besarnos, conocimos puntos débiles de nuestros cuerpos que ni si quiera sabíamos que podíamos llegar a conocer o a sentir. Las estocadas en mi fueron profundas después de que diera una arremetida contra mí interior para entrar completamente, no negaré que dolió tan horrible que hasta sentí que me partían por la mitad.
Ra, me esta destrozando por dentro.
Pero era lo que menos me importaba, solo me deje llevar.
Comenzó lento, pero todo fue aumentando.
Las embestidas fueron más profundas y fuertes, tanto que sentía como golpeaba ese punto que me volvió loco cuando apenas lo rozó, dan al fondo, tan grueso, este hombre me esta haciendo suyo con libertad.
Hubo un momento en el que no resistí más y deje que mi interior lo apretara después de que soltará todo lo que tenía contenido para luego manchar su pecho, este gimió y sentí una esencia espesa y cálida llenarme por dentro.
Los jadeos eran lentos y entrecortados, en segundos vi todo borroso pero aun podía visualizar la sonrisa y la felicidad en la mirada de este pervertido que se ha robado mi corazón.
- Te amo. - Sonreí al suspirar mientras articulaba palabras con dificultad.
Todo se volvió oscuro, todo depende ahora después de que me despierte.
¿Qué pasará ahora?
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