22

Años atrás...

*+*+*+*

- No te asustes, prometo ser muy cuidadoso. Solo relaja te. - Susurro en mi oído cerca de mi cuello.

Podía sentir lo filoso de sus colmillos rozarme el cuello... temblaba levemente que casi ni se notaba... pero la sensación era algo agradable... sentí como su lengua paso por mi cuello, Me estremecí... esta vez no debo quejarme, soy yo el que le esta ofreciendo sangre para que se alimente. De reojo vi como abría sus labios para sacar sus más sus colmillos, apreté mis ojos con fuerza esperando la mordida, y así pasó. 

De a pocos fue encajando sus colmillos en mi cuello. Era doloroso sentir su filo enterrarse en esa zona tan débil. Era como si me estuviera clavando una navaja justo en mi punto más frágil, para después caer muerto, pero en ves de que pase eso yo caeré rendido a los pies de mi pareja.

- Aahh - Gemí algo alto.

Era muy doloroso, a pesar de que se que él esta intentando hacer todo lo posible para ser delicado.

Sentía como me drenaba la sangre, estaba tomando mucho. 

Él al darse cuenta de mis quejas desenterró sus colmillos de mi cuello. Y sentí que finalmente pude respirar sin estar alterado.

- ¿Estas bien?

Pregunto preocupado mirando me a los ojos. Se veía que estaba hambriento de tomar más sangre, lo podía ver claramente en esas joyas carmín que tiene por ojos. De verdad que estaba muy débil, y todo porque me salvó de Marik, y se notaban perfectamente las quemaduras por su tez blanca debido al sol, el cual ya había sido reemplazado por la luna llena reclamando su territorio en el cielo.

- E-eso debería preguntarte yo a ti. Te arriesgaste mucho en la mañana.

- Marik quería abusar de ti, ¿Acaso crees que dejaría que mi novio sea violado?

- N-no me refiero a eso pero...

- Atem. - Me calló agarrando mi rostro para hacer que lo mire. - No me importaría arriesgar mi vida, con tal de que tu estés a salvo. 

No pude evitar soltar un sonrojo, Yami era muy decidido y serio. He de admitir que aveces es un poco pervertido pero... siempre cuando se trata de mi seguridad se vuelve una persona totalmente diferente.

- Yami yo...

Me calle... no se que decirle... hace un año que es mi novio y yo no le he agradecido nada por lo que ha hecho por mí. Siempre me ha demostrado respeto. Él me ha mostrado muchas cosas nunca e visto. Hay unas veces que le pido que quiero que me vuelva un vampiro como él, pero él se niega diciendo me que quiere que siga viviendo como mortal un poco más. 

Siempre con la excusa de que ser un vampiro es algo horrible.

Él me prometió un día volverme vampiro para que ambos estemos juntos. Yo acepte, porque se que cuando Yami promete algo lo cumple.

- ¿Sí Atem?

- Yo... no se como agradecerte por haberme salvado.

- No tienes que hacer nada Atem, con verte bien me siento satisfecho. 

- . . .

- Es más, no fue necesario que me dejarás morderte.

- Pero, quise ayudarte, estabas bien débil, y con la poca sangre que tomaste apenas si pudiste recuperarte un poco.

- Estaré bien. - Habló intentando calmarme.

- Por favor Yami, solo quiero ayudarte. - Lo mire casi suplicando. - Por favor toma más de mi sangre.

- Atem la última vez casi te violó. Por favor no me insistas más.

- Yami...

- . . .

- Se que temes a que te pase eso otra vez, pero... no debes de temer por algo así. Eso es pasado. - Tome su rostro en mis manos acariciando sus mejillas, su piel la sentía muy fría. - Se que el pasado no se olvida pero... entiende que estoy bien. No me pasó nada. - Le retire un poco de sus mechones rubios para verlo mejor a los ojos. Cada vez que lo miró siento que me carcome con solo su mirar. - Te detuviste por no quererme dañar, y eso es algo que valoró mucho de ti. - Lo mire fijamente, en segundos vi que sus ojos cambiaron su tono a uno más oscuro. - Te amo Yami.

Dije... él solo se quedo mirando me como si fuera una estatua a la cual rendir culto. Fui descubriendo mi cuello con algo de lentitud hasta mostrar los huecos de mi cuello donde justo había enterrado sus colmillos hace un rato.

- Me gusta mucho tu sangre y lo sabes... y te agradezco mucho que quieras ayudarme... - Decía mientras me miraba. La luna que entraba por la ventana nos iluminaba a ambos. Él se veía tranquilo, pero dentro de mi sentía que algo iba a pasar. - Pero... - Agregó y me le quede viendo esperando a que hable más. Todo se quedo callado por un momento. Él se fue acercando a mí hasta tener su rostro en una distancia muy cercana a la mía. Esta es la primera vez que Yami y yo tenemos un momento así. - Prefiero que tu la conserves... y que vivas. - Sentía sus labios rozar con los míos. Mi cara no dejaba de arder, sabía que Yami era candente en sus palabras y más cuando rimaba como poeta, pero ahora si me siento completamente rendido a sus pies. - Porque no quisiera ver esas bellas gemas color Amatistas sin ese brillo que me enamora todos los días.

Mi corazón grita...

Grita de emoción... 

- Yami yo... 

- Ssh - Hizo un leve ruido con un poco de aliento, mientras pasaba sus pulgares por mis labios, acariciando los, pero en el tacto sentía más que afecto, sentía desespero a pesar de que me los acariciaba suavemente. Clave mi mirada en la suya, sus ojos volvían a estar brillantes, pero esta vez tenían un temblor... sus ojos mostraban deseo, pero su tacto era más que ligero, tanto que sentía escalofríos por todo el cuerpo. 

- Yami, ¿Qu-mh...? - No pude ni terminar mi oración, pues había atrapado mis labios en un beso. Lo raro es que no es un beso como otros. Sentía lujuria en sus labios, me besaba desesperado, y sentí sus manos abrazar mi cintura. Este beso no es parecido a ningún otro que él me halla dado, sobre todo porque sentí que algo hizo paso en mis labios y después de hacer de las suyas con mi lengua se separó.

Cuando se separó de mis labios vi claramente un hilo que unía sus labios con los míos, yo jadeaba mientras intentaba recuperar el aliento, pero e de admitir que con solo ese beso me sentí algo excitado. Pensaba mucho que no me di cuenta de que se había encimado en mí acorralando me en su cama.

- Atem...

- Yami...

- Si quieres paró... no haré nada más a menos de que tu estés de acuerdo.

Siendo sinceró el querer hacer "eso", me come un poco por dentro... sería mi primera vez, sin mencionar ese... detalle que nos podía perjudicar a los dos... pero aun así...

- Mhh

Yami contuvo un gemido, al parecer el besar su cuello en este punto le gusta. Yo besaba y lamía su cuello mientras yo me estremecía al sentir sus manos recorrer mi cuerpo usando solo las yemas de los dedos, lo cual me hacían sentir unas intensas corrientes eléctricas por todo mi interior, sentía como mi cuerpo se quemaba por dentro, su toque era muy placentero.

El tacto se hacía cada vez más intenso, tanto que apenas me di cuenta que ya nos encontramos desnudos enfrente del otro. Él se relamió sus labios. Yo no pude estar más apenado, nunca me había mostrado como Ra me trajo al mundo. Quise apartar mi mirada pero Yami hizo que lo volviera a ver colocando una mano en mi mejilla.

- No te apenes... solo estamos los dos. Nadie más. - Pasó su lengua por mi torso lamiendo un pezón mío, mientras su mano acaricia mi entrepierna.

- Ahh... Ya-yami ahh...

Cada vez gemía más fuerte, pero cuando introdujo un dedo en mi interior casi suelto un leve grito, pero deje de quejarme al sentir su dedo hacer movimientos circulares por los alrededores. Me sentía un poco más tranquilo, pero perdí la tranquilidad cuando metió el segundo dedo.

- AAH

Gemía cada vez más fuerte, sus movimientos eran algo rápidos y más cuando se trataba de hacer movimientos de tijeras dentro mío, era placentero e de admitirlo, pero sentía más placer con sus tres dedos dentro, los movía lento, supongo que para acostumbrarme... y lo estaba logrando, de un momento a otro sentía como si tener sus dedos dentro de mi fuera algo normal, y me sentí extraño cuando los saco. Me aferre más a él abrazando su espalda, mientras él me miraba sonriendo de forma tierna.

- Relaja te... - Susurro. - y disfruta. - Continuo, beso mi mejilla y seguido de eso repartió besos por cada rincón de mi rostro, con eso me sentí más calmado, mis ojos estaban cerrados, y sentía mi cara quemarme peor que lava.

Me sentía muy caliente, como si pronto me fuera a incendiar.

- Mhh

Me hice cohibí en mi lugar al sentir algo húmedo en mi entrepierna, abrí los ojos de golpe hacía esa dirección, y presencie como Yami degustaba mis partes bajas. 

Lamía el largo, y sentía como de a pocos lo introducía en su boca, comenzando a chupar. Aguantaba mis gemidos apenas tapando mi boca, mientras sus dedos acariciaban mis testículos, ahora si ya no pude contener mis gemidos, prácticamente solo me escuchaba a mí en esa habitación, y en sí... no se me hace justo que Yami este haciendo todo... y yo solo este recibiendo.

- Ahhh

Me corrí... me corrí en su boca, y él trago, para luego lamer lo que quedaba, ¿Como le pudo gustar eso?

Agarró mis muslos y los separó haciendo que deje mi entrada a una mejor vista.

- ¿Ah?

- ¿Estas listo?

Yo no tenía palabras, solo asentí mirando lo sin apartar la mirada. Se acercó a mi y me beso, yo correspondí, me distraje tanto en sus labios que no me di cuenta de que algo estaba entrando.

- AHH 

No pude evitar gritar, estaba entrando en mí, eso si, estaba teniendo cuidado, pero yo no resistía mucho, tanto que le arañe un poco la espalda.

Estaba perdiendo la virginidad estaba claro, pero a pesar del leve dolor que me hacía sentir su intromisión... lo estaba disfrutando. Con el tiempo ya lo tenía completamente dentro de mí. 

¿Me dejaba acostumbrarme?, si.

¿Era doloroso?, si.

¿Me gustaba?






























si.






























¿Te amaba?






































Si.
























Fue la mejor noche que pase, sus embestidas eran fuertes y violentas, pero solo me embestía de esa manera cuando no me quejaba de dolor, me había entregado a él.

La noche culminó cuando se vino en mí interior, y salió de mi con cuidado, para darme un último beso.

Y si.

Digo último...

porque...

- Te amo. - Habló Yami.

Estaba por dormirme, y fue cuando sentí unas gotas caer en mi rostro, una se dirigió a mis labios, y la saboree... era salada, parecía una lagrima.

Esa noche no se que paso...

Pero fui un tonto... y un idiota al entregarme a ti...

Después de esa noche no te volví a ver nunca más...

Me sentí asqueado...

Usado...

Marcado...

No solo por el cuello a causa de tu mordida...

Sino que también internamente por tu intromisión...

Ese día... decidí no volver a amar otra vez...

Y lo peor es que paso lo que temía más que nada...


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