7
[Jennie's pov]
Abrí la puerta de mi casa con el mismo miedo de siempre y me adentré antes de que mi profesor se apareciera y me preguntara que pasaba.
Temblorosa, puse las llaves en la cerradura y asi di comienzo a un nuevo fin de semana del infierno.
El auto del trabajo de Jisung estaba estacionado en nuestro garage, lo cual indicaba que ya estaba aquí... esperandome.
Caminé intranquila hasta el living y allí pude ver a mi padrastro sentado en el sofá, mirando television y tomando una cerveza.
- ¿De quien es eso? -preguntó sin siquiera mirarme.
- Oh... yo... lo encontré cuando venia. -se refería a mi nuevo paraguas. Quise sonreír al recordar como habia llegado hasta mis manos pero me contuve al tener a mi padrastro cerca.
- Ya es tarde, ve a hacer la cena.
- De acuerdo.
Rapidamente me dirigí hasta la cocina y comencé a preparar algo no muy dificil y que me llevara poco tiempo, ya que, si tardaba mas de lo que su estomago aguantaba, de seguro me golpearía con la sarten.
40 minutos despues me encontraba sierviendole la cena y esperando por su aprobacion. Si me iba antes de que el la degustara, tambien me golpearia por maleducada.
- Deja de usar ese condimento de mierda para sazonar la carne.
- Esta bien.
- Y vete ya. No quiero ver tu cara hoy. -tomó un sorbo de su cerveza y casi salto de la emocion cuando me dijo eso.
Irme a mi cuarto significaba que no me obligaria a ver la television con el, ni me pediría que le lleve mas cervezas y por ende, no arrancaría mis cabellos ebrio ni me daría una bofetada antes de dejarme desmayada en el suelo como antes.
Subí las escaleras y cerre la puerta de mi habitacion. Estuve tentada a ponerle llave pero si Jisung se daba cuenta, partiría la puerta con un hacha y me cortaría la cabeza.
¿Creen que soy exagerada?
Dejé mi mochila en el pequeño escritorio que tenia en la habitación y prendí la luz de noche en la mesita que estaba al lado de mi cama.
Acaricie el retrato de mi madre dentro del marco de madera pintado de color rosa que habia hecho hace mucho tiempo y sonreí nostaliga sin poder evitarlo.
Mamá, te extraño tanto.
Escuché el sonido de la lucha libre en el televisor de abajo y suspiré. No podría leer esta noche con el televisor tan alto.
Con suerte tenia unos pocos libros que eran de mi madre y que pude salvar del camion de donaciones al cual Jisung habia llamado para deshacerse de todas las pertenencias de mamá.
Hace 5 años mi mamá murió en un accidente de transito. Mi padrastro iba manejando ebrio y no quiso escuchar cuando su -ahora- ex-esposa le pidió que no lo hiciera.
Jisung iba con el cinturón puesto pero mamá no, ambos volvian de una fiesta del compañero de trabajo de mi padrastro y, al ser policia tambien, quedo impune y mi madre, quien murio en el acto... olvidada.
Recuerdo haber llorado mucho el dia de su entierro y cuando me encontraba en frente de su tumba sentí como la mano de mi padrastro apretaba con fuerza mi hombro.
Para de llorar, me dijo, volveremos a casa.
Nunca lo vi derramar una sola lagrima por, quien decia ser, el amor de su vida. Luego de su fallecimiento, Jisung se habia vuelto frio y distante, totalmente diferente al hombre de familia que parecia ser cuando mamá aun vivía.
Mi verdadero padre abandonó a mi madre cuando yo tenia cuatro años y luego de dos años de soledad y depresión, mi mamá conoció a Jisung.
Siempre creí que iban a estar juntos el resto de sus dias y que yo lo llamaría papá el resto de los mios... pero me equivoque.
Desde entonces he sido la encargada de cocinar, limpiar, lavar, comprar y atender a Jisung como si fuera mi marido. No fue dificil acostumbrarme ya que era mi padre y lo quería como uno, pero con el tiempo comenzó a volverse mas exigente y amenazante.
Ya no era 'Nini', era '¿Por qué no has limpiado el baño?'. Ya no me iba a buscar a la escuela, debía volver caminando y sola. Ya no me acompañaba ni apoyaba mis hobbies, habia dejado de pagar mis clases de ingles y me habia prohibido juntarme con los que, en ese momento, eran mis amigos.
Me aisló completamente y de a poco me fui quedando sola.
Me di cuenta que habia agarrado la foto de mi madre y la llevaba mirando bastante tiempo. La deje en su lugar y abrí mis sabanas para dormir.
Pero...
- ¡Jennie! ¡Jennie, maldita seas, niña del demonio!
Escuché a Jisung tocar la puerta desaforadamente, como si tratara de tumbarla y ya sin la tranquilidad de antes, abrí lo mas pronto posible.
Sentí como su mano envolvía mi brazo de forma bruta y me empujaba hasta la pared del pasillo, golpeando mi cuerpo de lado y pateando mi pierna hasta hacer que cayera de rodillas al piso.
El dolor punzante en mi cabeza era impresionante. Sentí como jaló de mis cabellos y aunque grité y llore, no le importo en lo mas minimo.
Afianzó su agarre y haciendo sangrar mi cabeza por la fuerza me arrastro hasta el comienzo de las escaleras.
Lloré mas fuerte que antes cuando mis piernas y mi espalda impactaron contra las duras escaleras y Jisung, sin un minimo de compasion, las bajaba sin problemas, a veces pisando mi mano y mis cabellos sueltos.
Una vez en el living, me tomó de la muñeca y lanzó mi cuerpo hasta el piso de la cocina.
No pude ver bien, tenia los ojos llenos de lagrimas y los párpados mas inflados de lo normal.
- ¿Sabes lo que hiciste verdad?
Negué sin poder sostenerme. Traté de levantar mi torso con mis brazos pero temblaron y volví a caer con la frente en el piso.
- Niñata maleducada y malagradecida.
Volvió a agarrar un puñado de mis cabellos y me dio una fuerte bofetada del lado izquierdo de mi cara.
El ardor recorrió ese lado de mi cara, de seguro mañana estaria rojo.
- ¿Que te habia dicho de mantener la cocina limpia? ¿Eh? -escupió en mi cara y ahí me di cuenta.
No había lavado el plato ni los cubiertos que el habia usado en la cena.
Las lagrimas cayeron hasta llegar a mi cuello y con una mirada completamente fria dejó caer mi cabeza en el piso de la cocina, mareandome de nuevo y dificultando mi visión.
- Ya estoy cansado de repetir siempre lo mismo, Jennie. -su sonrisa macabra hizo que me congelará, ya conocía esa sonrisa. -Si no aprendes por las buenas, aprenderas por las malas.
Abrí los ojos y lloré mas cuando vi que estaba desabrochando su cinturon con hebilla de plata.
Dios no, odiaba ese cinturon. Aun tengo marcas que quedaron mal curadas desde hace meses.
Me arrastre hasta la encimera con las rodillas temblando. Y yo creía que esta noche podría salvarme.
- No olvidaras nunca esta leccion.
Con pasos lentos se acercó hacia mi y empuño la hebilla en el aire, dispuesto a darme un golpe en la cara con ella.
- ¡Por favor, no! -grité desesperada. - ¡Pro-prometo no volver a equivocarme! ¡Por favor! ¡Prometo ser buena!
- Ya es tarde para pedir perdon, hija.
Aquella palabra en su boca me dio asco y al segundo pude sentir como apoyaba su pie en mi espalda, tumbandome en el piso.
Un dolor frio, agudo y mortal hizo que gritara mas que antes. Sentí que mi piel se abría y mi garganta se destrozaba.
- ¡Cállate maldita perra!
Tragó de callarme, pateando mi cara. Lo logró a decir verdad, casi me desmayo de no ser por el dolor punzante de su cinturon en mi espalda.
De seguro habia abierto las heridas que habia curado antes.
Sin piedad siguio arremetiendo contra mi piel sensible y de vez en cuando, alternaba los golpes con el otro extremo del cinturón, simulando latigazos.
Luego de mas 15 minutos abriendo mi piel y dejando que la sangre escurriera por mi espalda, se cansó.
Para ese entonces yo ya estaba a punto de desfallecer del dolor. Ya estaba acotumbrada pero agradecía desmayarme un poco antes de que terminara porque cuando se cansaba del cinto, me golpeaba con a puño cerrado.
- Esto me duele mas a mi que a ti, Jennie.
Escuché como volvía a pasar el cinturón por sus pantalones y me cargaba en su hombro mientras subía las escaleras.
Abrió la puerta de mi cuarto de una patada y me lanzó al piso, sin consideracion.
- Con eso aprenderás a escuchar cuando te hablo.
La lluvia chocando contra mi ventana fue lo ultimo que escuche y el paraguas tirado en la esquina de mi habitacion, lo ultimo que vi.
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