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- Supongo que lo correcto es dejar que te expliques, aunque las pruebas sean suficientes.
Jennie bajó la mirada y la posó en sus manos entrelazadas sobre su regazo.
La mirada profunda y chocante de su profesor hizo que se sintiera mas pequeñita que antes.
Odiaba esa sensacion.
Desde que el señor Min entró al colegio tuvo mas problemas de los necesarios. Si, buscaba pelea pero no le gustaba sentirse intimidada y aquellos ojos negros y fieros del profesor la estaban sacando de quicio.
Min Yoongi tenía algo y no podia descifrar qué.
- ¿Y bien? ¿Vas a explicarte o debo enviarte con el director para terminar con esto rapido?
- N-no, no. -levantó la vista. -Ya se lo dije, profesor. Eso no es mio.
- ¿Y por qué estaba en tu casillero?
- No lo sé, yo jamas... jamas toque eso, en serio. Debe creerme. -se miraron fijo.
- Me cuesta mucho hacerlo, Kim. Tenias un frasco y una bolsa llenas de...
- ¡Pero jamas lo traeria a la escuela! ¡No se ni donde se consigue!
Yoongi negó teniendo una guerra en su cabeza, no pudiendo creerle.
- Profesor Min, yo no me drogo.
- No dije que lo hicieras.
- No quiere creerme.
- No puedo creerte, que es distinto. ¿Para que la tenías allí, entonces, si no es para tu consumo? -digo con un tinte venenoso, que a Jennie le dolió.
- Cree que vendo droga aquí.
- Nunca dije eso.
La chica bufó.
- Es tan obvio que lo piensa, ¿sino porqué lo insinuaria?
- Jennie, no estoy insinuando nada, solo te pregunté porqué tenías eso en tu locker.
- Creé en todos los estupidos rumores que corren en este lugar, ya me dí cuenta.
- Kim...
- No, estoy cansada de esto. Siempre me ha importado poco lo que diga la gente de este pueblo, dejo que hablen de mi como si fuera una maldita delicuente pero si quiere que me justifique, bien, los jugadores de futbol y las porristas dejaron eso en mi casillero para hacerme sentir mas miserable de lo que ya soy.
Yoongi pudo ver los ojos cristalizados y las lagrimas a punto de deslizarse por sus mejillas. Su voz quebrada y sus manos temblorosas sobre su regazo mientras apretaba con fuerza su falda.
Sollozó y sorbió su nariz, humillada, bajo la mirada de su profesor de musica y se sintio mas desgraciada que nunca.
La vida en ese maldito pueblo era un infierno, no podía esperar a graduarse y marcharse para siempre de allí.
El corazon de Yoongi se apretó de forma dolorosa al ver a su alumna valiente, contestataria, rebelde y mal hablada quebrarse frente a el.
Toda la evidencia estaba ahí, frente a sus narices.
Pero...
Esos gestos, esa mirada desesperada, esas rodillas que temblaban como gelatina.
Le creía. Con tan poco. Con esa pobre excusa... le creía. Le creería aun si le dijera que se la estaba guardando a un compañero o lo que fuera.
Suspiró por milesima vez en el dia y se pasó una mano por el cabello, despeinandose frustrado lo cual no paso inadvertido para Jennie.
Sexy.
¿Que carajo...?
- Kim.
- ¿Si?
- Lo que encontre en tu locker hoy y lo que ví con tus compañeros es mas que suficiente para que te expulsen del instituto.
La boca de la castaña formo una 'O' y sus ojos igual.
- ¡N-no! ¡No puede expulsarme! ¡Aceptare cualquier castigo! ¡Hasta fin de año si quiere p-pero por favor, no me expulse...
- Kim...
- Debo graduarme... lo mas pronto posible. -bajó la mirada de nuevo y a Yoongi le parecio un tierno gatito asustado.
¿Por qué ese apuro enorme por terminar la escuela? Era normal que los chicos quisieran graduarse rapido y largarse para hacer su vida pero la mayoria tenia amigos, una rutina, las clases no eran pesadas... Parecia que Jennie queria escapar de allí.
No la culpaba, hasta los profesores hablaban mal de ella. Tenian motivos, porqué el que creerle a sus ojitos de cordero no significaba que encontrar droga en su casillero fuera algo normal.
- Esto es lo que haremos, Jennie.
La nombrada lo miró, pidiendo piedad casi pero lista y resignada para cualquier castigo.
- No le diré al director.
- ¿Qué?
¿Escuchó bien? ¿No le diría al director Lee? ¿Cómo...?
- Lo que oiste. No le diré al director.
Una sonrisa se ensanchó en sus labios y Yoongi pudo apreciar un poco la belleza natural de aquella... niña. Porqué lo era. Una niña.
- Pero deberas quedarte en detencion durante dos meses, dos horas y me ayudarás en lo que sea que te pida.
Jennie parpadeó pensando que el señor Min se habia vuelto loco. Es decir... ¿Solo eso? ¿Dos horas de detencion durante dos meses y ya?
- P-profesor Min, ¿esta seguro? -preguntó incredula.
- ¿Por qué la pregunta?
- ¿No creé que es muy... poco?
Levantó una ceja.
- Si quieres puedo agregarte meses y meses de detencion. Volverías tarde a tu casa y me ayudarias a corregir los trabajos de tus compañeros y deberas venir temprano para preparar los instrumentos que usariamos en la clase del dia pero...
- Lo haré.
Esta vez fue el turno de Yoongi para parpadear.
- ¿Qué?
- Lo hare, aceptare el castigo, si quiere puede sumarme meses y horas. Puedo venir muy temprano si lo pide.
El pelinegro se sorprendió aun mas de su estudiante. ¿Estaba pidiendo mas horas en detención? ¿Mas horas que podría estar en su casa haciendo nosequé?
Este pueblo tiene a la gente mas loca.
- Bien, empezaras desde hoy. Llamaré a tus padres para comunicar que...
- ¡No! -interrumpió rapidamente. -No es necesario, puedo llegar a cualquier hora...
Yoongi negó. -Es mi deber avisar a los tutores el porqué del retraso en su hogar.
Mas desesperada que antes, negó.
- Se lo aseguro, no es necesario, me quedaré y no habrá problema. Por favor, no llame...
El hombre de 32 años no entendía porqué aceptaba tan rapido los pedidos suplicantes de la chiquilla pero ahí estaba, suspirando y asintiendo.
- De acuerdo, no llamaré. Te quedaras despues de clases, dos horas.
- ¡Si!
Loca...
- Volvamos al salon, queda una hora.
- De acuerdo.
Ambos se levantaron y Yoongi la incitó a que vaya primero.
- Ni una palabra a nadie, sera nuestro acuerdo privado, ¿de acuerdo?
Jennie asintió efusivamente. -De acuerdo.
Antes de salir, Yoongi carraspeó.
- Ah y... ¿Kim?
- ¿Si?
- No mas contestaciones en mi clase.
- No, profesor. -negó rapido.
- Bien, puedes volver. Iré enseguida.
Vio su cuerpo salir del salón de maestros y peinó sus cabellos con frustración.
¿Que acababa de hacer? Si alguien se enteraba de aquello estaba frito. No podia ocultar cosas tan graves como esas de sus superiores. Estaba igual o mas loco que todos en esa escuela.
Antes de volver y con cuidado, agarró el frasco y la bolsita transparente y la puso en su bolso de mano, ocultandola y guardandola de cualquier ojo curioso.
Si, definitivamente estaba loco.
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