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Lunes
Despertó en su auto y con la maldita alarma de su celular. Rapidamente miró en direccion a la casa de Jennie pero todo estaba tan tranquilo y pacifico como la noche anterior.
Suspiró y revisó su celular. Nada. No había leído ni un solo mensaje y la ultima hora de conexion habia sido a las 3 de la tarde del domingo.
Frustrado, encendió el auto para irse a su casa, tal vez la encontraría en la escuela, bien dormida y sin el caos mental que él tenía.
Me:
¿Por qué no viniste a la escuela?
¿Pasa algo?
Por favor, respondeme.
Esa misma noche, volvió a instalarse en la vereda de enfrente de su casa.
Martes
Su mañana no iba como esperaba. De hecho, estaba seguro de que su día sería una mierda. Entró y tuvo que correr al salon de los de quinto solo porque estaba atrasadisimo.
Muchos gritos, malas notas y su paciencia al borde del barranco hizo que su preocupacion por Jennie y su mal humor aumentaran.
No dudo un segundo en correr hasta el aula de los de sexto pero allí estaba otra vez su banco vacio.
Me:
¿Que diablos esta pasando?
¿Acaso se rompió tu teléfono o algo asi? Por Dios, llamame. Te compraré otro o lo que quieras pero por favor, contesta mis llamadas.
Esa misma noche tambien volvió a estacionar su auto en la casa de su novia y con una taza llena de café, esperó... y esperó pero nada pasó.
Miercoles
Bien, estaba decidido. Ese día iría a la casa de Jennie, no importa cómo. No importa a que hora, no importa la forma en que entraría pero lo haría.
Jennie jamas le jugaría una broma asi de pesada. Definitivamente algo le pasó.
Salió del curso de los de tercero directamente al salon de sexto y cuando vio que su silla estaba vacia, no vaciló un minuto mas.
Pudo notar que estaban sus amigas en sus respectivos asientos y las escuchó hablar.
- Estoy muy preocupada, no contesta mis llamadas. -dijo Nayeon.
- Tambien yo, le envié cientos de mensajes y ni siquiera los ve.
- ¿Y si el chico con el que salió era un loco? -Dahyun hizo un puchero.
- ¿Deberíamos preguntar en su casa?
Los ojos de Nayeon se clavaron en él y se dieron cuenta que el profesor Min estaba escuchando la conversación.
Se dio vuelta y cuando sonó la campana, salió disparado hasta el estacionamiento.
En diez minutos llegó y pudo ver como el padrastro de Jennie estacionaba el auto de la policia y bajaba de el. Entró a su casa tranquilo y eso solo hizo que Yoongi se enfureciera mas.
Tomó su telefono y marcó al primer numero que sus temblorosos dedos le permitieron.
- ¿Hyung?
- ¿Cuantos años me dan por entrar en propiedad privada, secuestrar a una menor de edad y matar a su padrastro?
- No jodas, ¿estas buscando reclusión perpetua?
- Hablo en serio.
- Tambien yo, hyung. ¿Que rayos?
- ¡Es Jennie! ¡Desde que llegamos no contesta mis mensajes y-y no atiende mis llamadas ni las de sus amigas y no se que mierda hacer, Namjoon.
Jaló sus cabellos con fuerza y suspiró enojado.
- Suga hyung, calma. Hobi esta conmigo, lo pondré en altavoz.
- Bien...
- ¡Hyung! ¿Cómo pasó esto? -preguntó Hoseok.
- No lo sé, la dejé en su casa y cuando llegué a la mia no contesto mis mensajes, creí que se había dormido pero no va al colegio desde el lunes. ¿¡Qué mierda hago!?
- ¡Primero tranquilizate!
- ¡Hoseok, confíe en ti! ¡Te conté sobre la vida de Jennie! ¿¡Cómo mierda me pides que me calme, mierda!?
- ¡Piensa en frío, hyung! ¿Qué pasará con Jennie si irrumpes en su casa?
- Yo...
- No. No es "yo", es ella. Quedaría sola y sin ti y lo que mas necesita en este momento es estar contigo.
- Mieda. -se mordió fuerte el labio inferior y dejó caer su cara en el volante. -Voy a enloquecer.
- Si quieres entrar en su casa, debes hacerlo con sigilo y sin que nadie se entere. Es obvio que pasó algo pero debes de ser inteligente, lo sabes mejor que nadie. No puedes abandonar a Jennie.
- Lo sé, lo sé.
- ¿Es que ese bastardo no trabaja?
- Si pero no se a que... ¡Hoseok! -gritó cuando vio a Jisung salir de la casa.
- ¿Que pasó?
- El idiota, se esta yendo.
- Es tu oportunidad, hyung. Aprovechala.
- Debí revisar su casa por fuera para saber por donde entrar.
- Hyung, estas en Buk-Gu, es un maldiro pueblo. No debe ser dificil entrar.
Yoongi vio como el padrastro se subía en el auto y despues se marchaba perdiendose en la esquina. Espero cinco minutos de pura ansiedad y sin aguantar mas, salió disparado del auto con el telefono y una navaja en su bolsillo.
Se acercó y rodeó la casa. Todas las ventanas estaban cerradas excepto las dos del frente. Todo estaba en silencio y casi a oscuras. Eran las 5 de la tarde y el dia pintaba para una tormenta.
Trató de trepar por una de las escaleras que habia detras de la casa, sin éxito ya que la ventana estaba bien cerrada. Bajó frustrado y caminó hasta su última opción.
Caminó hasta la puerta trasera y se propuso forzar la puerta y si era necesario, tumbarla.
Llegó hasta la puerta blanca y cuando estaba a punto de meter un pasador de cabello, se dio cuenta que estaba abierta. Contento, entró por primera vez en la casa de su novia y no sabia que esperar.
Pasó por la ordenada cocina blanca hasta llegar lentamente al living. Un par de latas de cerveza en la mesa ratona. Se acercó con una mueca hasta que encontro una bolsita cerrada con un polvillo blanco en él.
Vaya con el sargento de la policia. Dejó todo como estaba pero le saco una foto a cada parte de la casa. Quiso estar mas tiempo allí investigando pero los nervios y la necesidad de ver a Jennie fueron mayores.
Subió las escaleras. Encontró el baño, todo normal. Entró a otra habitación que parecía ser la de Jisung. Todo estaba en orden pero aun había botellas vacias en su comoda y mas sobres con cocaína en su mesa de noche.
Se apuró a cerrar y se dirigió hasta la última habitación que quedaba por revisar. Tomó una bocanada de aire y abrió la puerta.
Metió su cuerpo en seguida pero la impresión en sus ojos y su boca abierta impidieron que la cerrara.
Se quedó duro al ver a su novia tirada en el piso.
- ¡Jennie! -gritó y se lanzó al piso para poder sostenerla de los hombros.
Maldita sea. La imagen era cruda y horrible. Jennie se encontraba pseudo-inconsciente en el piso, tirada, con su rostro morado y su cuerpo inerte.
Yoongi quiso llorar. De hecho lo hizo. No sabía que hacer y por primera vez en su vida, entró en pánico. ¿Ir a un hospital y que todos se enteren y la aparten de su lado? ¿Que lo encierren por entrar en la casa del sargento?
La abrazó llorando y la recargó en su pecho mientras la mecia para tratar de despertarla. Quitó sus cabellos y acarició su rostro magullado.
- Jennie, bebé... Amor...
No pudo aguantar mas. Agarró su celular y vio que aun tenia 12 por ciento de bateria, de seguro por no poder usarlo. 57 llamadas perdidas y mas de 148 mensajes en Kakao, todos se habían preocupado por ella.
La tomó en brazos de manera delicada por su cuerpo fragil y bajó la escaleras con ella en brazos.
Salió casi corriendo a la cocina y cerrando bien la puerta, trotó con ella al estilo princesa para su auto.
La subió en el asiento del copiloto y rogó por que despertara lo mas pronto posible.
Entró al auto e hizo rechinar las llantas con la fuerza en que encendio el motor. Disparado, condujo hasta su casa, pasando semaforos en rojo y mirando a su pequeña de a momentos.
- Vamos, cariño. Despierta, por favor...
Llegó a su edificio rapidamente y decidió estacionar en la cochera para no ser visto. Dejó el auto cerca del elevador y salió para tomar a Jennie en brazos nuevamente y correr al ascensor.
Respiró un poco mas agitado hasta que acarició su rostro de nuevo y lo palpó con la necesidad de tocarla.
Pusó dos dedos al costado de cuello y sintió como los signos de Jennie aun eran normales. Solo estaba desvanecida.
Llegó a su piso y trotó para llegar a su casa. Una vez dentro, la llevó a su cama. La dejó reposar y sin detenerse un segundo fue hasta el baño, abrió de forma ruidosa y apurada su botiquin de emergencia bien equipado y volvió a la habitacion.
Agarró su perfume favorito y echó un poco bastante en la tapa. Lo acercó a la nariz de Jennie pero vio que esta no reaccionaba asique abrió la botella de alcohol de su botiquin y la pasó cerca de su nariz.
Esta vez, Jennie frunció el ceño, sus labios se hicieron una linea y sus puños apretaron la sabana.
- ¡Jennie! ¡Maldita sea!
Abrazó su cuerpo y pudo apreciar la dificultad que tenía para abrir los ojos.
- Yoon-gi... -susurró lento y con la voz ronca por no haber hablado en tres dias.
- Shhh, no te fuerces. Ya estas bien, ya estas conmigo. -sus lagrimas no tardaron en brotar y con los ojos cristalizados se propuso a curar a su novia.
Trató de contener sus sollozos y cada vez que sorbía su nariz para que no lo escuche pero era imposible. Ya era demasiado para el.
- Quedate quieta, amor. Ya termino aquí.
Afortunadamente su pecho no había sufrido magulladuras asique procedió a dejarla boca abajo. Su ropa fue removida en totalidad, sin preocuparse por el pudor y cuando Yoongi vio su espalda, casi se cae de costado.
Abierta, como si se tratara de un esclavo negro en America. Roja, llena de sangre sucia y seca sin desinfectar hace dias, debería de hacer una mayor limpieza allí. Moratones de todos colores y la marca de la hebilla del cinto estaba presente en el medio de todos esos golpes.
La cosa mas horrible que pudo haber visto en su vida. ¿Y cómo podría lidiar con toda esa angustia? Mierda, ¿como podría Jennie caminar? Esa recuperacion tardaba días.
En silencio -pero aun llorando- limpió, desinfectó y curó todas sus heridas. Pasó una pomada antibacterial, una anti-inflamatoria y otra para reducir la fiebre en aquellos lugares rojos que prontamente se volverían negros.
Negros como sus ojos, llenos de impotencia, furia, enojo, dolor...
Pudo escuchar la respiración tranquilza y acompasada de Jennie, la cual al sentirse en lis brazos de su novio, se relajó y se volvió a dormir. Su cuerpo estaba demasiado pesado y no estaba segura de poder moverse por su cuenta.
Guardó todo en su botiquín de nuevo y notó que había usado cada pomada, cada crema, cada envase liquido e instrumento allí.
Animal.
Dejó su botiquín a un costado así como tambien el cuerpo de Jennie, durmiendo en su cama boca abajo.
Tragó duro y dandole una ultima mirada llena de tristeza y lagrimas, entre cerró la puerta para hacer una llamada.
Llegó a la cocina y tomó su celular con las manos temblando. Marcó rapidamente y a los dos tonos, contestaron.
- ¿M-mamá?
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