33
Su segundo día en Seúl empezó con tranquilidad. Ambos despertaron en sus camas individuales, se ducharon, cambiaron y bajaron para tomar el desayuno en el hotel.
Jennie sentía que estaba viviendo un sueño.
El dia anterior habia sido de lo mas divertido. Uno de los mejores de su vida.
Habia conocido al resto del grupo de amigos de su novio y se sintió aceptada por todos. Las chicas la trataron como una mas de ellas enseguida y le habían dado pequeños regalos para que se lleve de nuevo a Daegu, Jennie prometió cuidarlos y apreciarlos con todo su corazon.
Jisoo y Lisa apretaron sus cachetitos y, una vez despues de conocer mas de los mayores -en la cena-, le pidieron su numero para agregarla en su grupo de chat de Kakaotalk. Sin dudar se los pasó y se durmió muy tarde por hablar con ellas. Yoongi pudo escuchar sus risitas en la cama de al lado y durmió con una sonrisa en su rostro.
El almuerzo fue en un lindo restaurante, bastante acogedor y eso hizo que Jennie se sintiera comoda. Yoongi se dio cuenta que a su noche le ponían algo incomoda los lugares ostentosos y caros asique decidió que irían de a poco pero esperaba que en poco tiempo se acostumbre a sus mimos.
Los dos recorrieron el parque Yeouido, caminando de la mano en la tarde y admirando las flores de cerezo. El mayor suspiró enamorado al ver el rostro concentrado de Jennie al mirar las flores y los alrededores. Su falda se movia acompasada por el viento y sus cabellos bailaban y se mezclaban von algunas florecitas que escapaban de las ramas.
Juntos caminaron por algun museo y varias calles pobladas de gente. El dia aun no terminaba pero Jennie sentía el tiempo pasar mas rapido que nunca, no se quería ir.
Se aferró al brazo de Yoongi con fuerza y dejó su cabeza reposando en su hombro mientras caminaban pegados. Él sonrió y la apretó mas a su cuerpo.
- ¿Tienes frio?
- No, solo no me quiero ir...
- Tampoco yo.
Los minutos se convirtieron en horas y con el pasar de los segundos, los dos recibieron mensajes en sus celulares.
- Deben ser los demas. -suspiró cansado.
- Tal vez debimos verlos un rato hoy.
- Ya estuvimos ayer con ellos. -se quejó. -Hoy queria acaparar toda la atención de mi linda novia y estar solos. -se posiciono detras de ella para correr su pelo y besar su nuca de forma casta y hasta inocente.
- Siempre acaparas mi atencion. -rió por las cosquillas.
- Pero no aquí.
Continuaron paseando por hermosas y llamativas calles hasta que chocaron con otro centro comercial.
- ¿Entramos?
- Claro.
Pasaron dentro de un enorme mall, Coex, había leído Jennie.
Una vez dentro, estuvieron mirando miles de lugares, tiendas, islas con mas productos y cosas que la chica nunca imagino conocer.
Asombrada por todas las cosas que habia descubierto, empezó a meterse en cada tienda que encontraba. No importaba lo que vendieran, solo se adentraba y Yoongi, su fiel guardián, la seguía de cerca para no perder su rastro.
Despues de dos horas caminando de la mano -y mas tranquila que antes- Jennie empezó a acercarse un poco a su novio y a admirarlo ver las tiendas que si le interesaban. Muchas eran de relojes, muchas eran de tecnologia, otras de musica, frenaba y miraba durante mucho tiempo los parlantes y otras solo paraba para ver zapatos y ropa que el podría usar.
- Lo lamento, de seguro no estas viendo nada que te interese. -se disculpó al verla mirarlo tan fijo. Pero ella negó.
- Nada me interesa aquí, oppa, mas que estar contigo y acompañarte.
El corazon del mayor empezó a golpetear y a acelerarse cada vez mas cuando pudo ver la sonrisita de chicle y dientes perfectos que su chica ponia. ¡Era tan linda! Podria comersela a besos justo ahora.
Sintió que quería darle algo a su novia, algo que pudiera usar, algo que no necesariamente fuera una sola cosa. Sólo quería verla sonreír mas tiempo.
La vio pararse para mirar un local de ropa con prendas juveniles, no de las que usaría una mujer de su edad, no. Una tienda que de seguro frecuentaban adolescentes con ropa algo reveladora pero no dejaba de ser linda y, tambien decente.
- ¿Quieres entrar?
Ella asintió anonadada con algunas prendas y se adentró al lugar tirando de la mano de su novio, quien reía por su cara.
Le dio su espacio pero la vigilo de atras, mientras la observaba tocar ropa y hacer caras. Arrugaba la nariz cuando algo no le gustaba y hacia una tierna boquita de patito cuando algo le agradaba como para ponerselo.
Él estaba de brazos cruzados en una parte de la tienda mientras otras jovencitas ademas de su novia, miraban y se probaban ropa. Se acercó despacio y abrazó su cintura.
- Si algo te gusta, puedes decirmelo.
- Me gustaría tu opinion...
- Eh, cariño. No se mucho de ropa femenina y juvenil. -hizo una mueca disculpandose y rascando su nuca.
- No, no es eso... tal vez, tal vez podrías decirme... uhm... como me queda.
- Claro. -nunca había hecho tal cosa, la verdad es que Yoongi no tenia novias. Solo amantes de turno que maximo duraban un par de meses y luego se esfumaban en silencio, de la misma manera que aparecian.
Por lo tanto, tener una novia -mucho menor- y aun ignorante de varias cosas era todo un reto para él pero a la vez lo disfrutaba mucho. Yoongi era la primera vez en varios aspectos de la vida de Jennie y estaba feliz de poder ser el privilegiado.
Los dos deambularon por la tienda, a veces Jennie tomaba una prenda, a veces Yoongi porqué le gustaría ver como le quedaría a su chica.
Entró en un probador con una pila enorme de ropa y Yoongi se sentó en uno de los banquitos que habia afuera de estos, esperandola. Parecía un padre esperando a su hija y eso le dio un escalofrío.
El no era un padre, Dios. El debía mentalizarse en que era un novio, uno quince años mas grande pero no era imposible. Ahora había muchas parejas con diferencia de edad aun mas grande que la que habia entre ellos. Tenía que dejar de pensar tanto.
Por suerte, Jennie abrió la cortina del probador y lo sacó de sus pensamientos oscuros para sacarle una sonrisa enorme. Las manitos de Jennie apretaron el borde de la falda de mezclilla que tenía puesta y sus ojos cayeron al piso.
- ¿Q-qué te parece?
- Me gusta. -se levantó y la examinó como un experto haciendo que ella se sintiera pequeñita. -Te queda muy bien.
- ¿En serio?
- Si, bebé. -volvió a sentarse y mirarla. -Pruebate el resto y separa lo que te gusta.
- ¿Para qué? -ladeó su cabeza confundida.
- No preguntes, solo hazlo. -Jennie asintió y cuando estuvo a punto de cerrar la cortina, la voz de su novio hizo que parara.
- No te olvides de mostrarme todo lo que te pones.
Un guiño del mayor hizo que Jennie cerrara la cortina y se probara todo el pilón de ropa que tenia a su lado.
Una hora despues, Jennie se encontraba separando mucha ropa que le gustaba y, segun Yoongi, le quedaban muy bien.
Él agarró todas las prendas seleccionadas por su chica y le pidió que la esperé allí o mirara mas cosas de la tienda. Besó su frente y caminó hacia el lado contrario.
La castaña se encogió de hombros extrañada pero fue una buena experiencia. Se probo ropa que le gustaba y era de su edad. A demas la compañia de su novio era la mejor.
Estuvo mirando un par de blusas en un perchero sólo por el hecho de estar aburrida y escuchó un par de voces detras suyo.
- ¡Que envidia! ¡Yo también quiero!
- Tener un sugar daddy debe ser genial.
- ¿Donde lo habrá conseguido?
- ¿Será verdad lo del sitio en internet?
- Podríamos preguntarle...
Jennie escuchó la conversación pero no creyó que hablaran de ella hasta que unos deditos tocaron su hombro con timidez.
Se dio vuelta y encaró a las chicas que se veían de su edad.
- Uhm, disculpa.
- ¿Sí? -preguntó confundida.
- Queríamos hacerte una pregunta, si no te molesta...
- Oh, claro que no. Adelante.
Las chicas se miraron entre ellas pero finalmente posaron sus ojos en su rostro.
- ¿Donde conseguiste a tu sugar daddy?
- ¿Mi qué?
- Ya sabes...
Jennie frunció el ceño realmente confundida. ¿Que rayos era un sugar daddy?
- Tu daddy... ¿Se conocieron personalmente o por internet?
- Perdón pero no creo saber de lo que me estan hablando...
- El hombre. -dijo una. -El que te acompaña, ¿es tu...?
- Listo bebé.
Yoongi llegó a su lado con algunas bolsas de carton con el logo del local de ropa y besando su mejilla contento.
- ¿Oppa?
- Es mi regalo para ti.
Jennie vio sus bolsas y pudo notar que adentro estaba la ropa que se habia probado hace unos minutos. Estaba absorta, de seguro habia gastado mucho dinero en ella.
- Yoonie... -su boca se abrió pero su alegría no pudo ser oculta. Se trepó por encima de su novio y abrazó su cuello con fuerza mientras le daba besos a su rostro. - ¡Gracias, gracias!
- No tienes que agradecerme, cariño. Me gusta consentirte.
- Y luego dice que no sabe lo que es un sugar daddy. -escuchó murmurar a una de las chicas de atras. El mayor las vio por encima del hombro de Jennie, sin entender bien.
- ¿Hiciste amigas, cariño?
- No lo sé. -contesto con la verdad mientras se bajaba y encogía de hombros. - ¿Sabes lo que es un sugar daddy? -preguntó inocentemente.
- ¿¡Q-qué!? -preguntó sorprendido para luego notar que las chicas detras de Jennie abrían los ojos y se iban del local casi corriendo. - ¿De donde sacaste eso?
- Las chicas que... -se dio vuelta pero ya no había nadie. -... estaban aqui me preguntaron de donde habia sacado a mi sugar daddy pero no se a que se refieren. ¿Tú sabes lo que es?
- Mejor vamos a cenar, ya es tarde. -contestó esquivando su pregunta y caminando con las bolsas mientras Jennie lo seguia torturando de atras con preguntas.
- Pero quiero saber...
- ¡Mira! ¿No quieres un perfume?
- No oppa, quiero saber que es un...
- Los de Carolina Herrera son deliciosos, ¿de verdad no te gustaría probarlo?
- ¡Oye! ¡Deja de cambiar el tema!
- ¿Papas fritas para la cena!
- ¡Ooooppaaaaaa!
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2/3
wattpad no puede pararme >:D
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