19
Correr.
Era lo unico que tenía en mente. Sus piernas no paraban de moverse, sus brazos la ayudaban a impulsarse y trataba de evitar que un par de lagrimas rebeldes bajaran por sus mejillas.
Con el dorso de su sweater se secó todo rastro de vulnerabilidad y siguió corriendo para poder escapar.
Había llegado a su casa hacia media hora y ya estaba corriendo en direccion a la casa de Yoongi para que Jisung no la tocara.
Jennie llegó a su casa dos horas después de terminar con la detención. Encontró un escenario muy decadente en el living de la casa con latas de cerveza, colillas de cigarros en la alfombra y varios vidrios de botellas rotas.
Una vez que su padrastro la abofeteó por estar ebrio, con claras intenciones de tomarla del brazo para darle una paliza, junto todo el valor posible para partirle una botella en la cabeza a Jisung y -una vez desmayado- correr en busca de ayuda. De paz.
Llegó al edificio en tan solo 10 minutos sin parar. El lugar estaba algo alejado del centro pero era bastante tranquilo. Aun aturdida corrió para no esperar el ascensor y cuando estuvo en el tercer piso se relajó un poco.
Se posicionó frente al departamento 212 y con cuidado marcó la clave de entrada. Le daba mucha vergüenza tener que hacerlo pero tenía miedo. Miedo de que su padrastro la siguiera o la encuentre y metiera a Yoongi en todo ese lío. No queria, de ninguna manera.
Tecleó el cumpleaños del pelinegro y con un suspiró cansado, entró. Yoongi no habia contestado el mensaje que le envió mientras corría asique no sabia si estaba en casa para tocar el timbre y esperar. Deseaba que no se molestara por la accion.
Caminó hasta ls cocina donde se detuvo al escuchar risas. Risas de una mujer, para ser especifica.
- ¡No puedo preparar pollo frito sin pollo! -escuchó decir a la voz.
- Lo hubieras pensado antes de ponerte a hacer esto. -dijo una voz masculina tambien y desconocida.
Frunció el ceño con mucha confusión y pensó que tal vez debería irse a... otro lado pero a la vez necesitaba un abrazo de Yoongi.
Finalmente se decidio por aparecer, luego se iría pero en ese momento queria un pequeño confort para su corazón.
Salió del escondite y cuando llegó a la cocina pudo ver solo a una chica, una mujer en realidad. Era notablemente mayor que ella y estaba separando harina, huevos y rebozador.
La mujer se sorprendió un poco cuando notó la presencia de Jennie y movió su cabeza al costado confundida.
- ¿Quién eres? -preguntó. -¿Eres pariente de Yoongi?
Jennie negó y estaba muy nerviosa para responder.
- ¿Eres una amiga?
Boqueó sin poder contestar hasta que vio a Yoongi aparecer por el pasillo con una camiseta negra y unos jeans del mismo color.
- Yoongi, alguien vino a verte.
El nombrado volteó para notar que su novia se encontraba en su cocina mirando como la prometida de uno de sus mejores amigos preparaba algo para comer. Su rostro se ilumino al verla allí. El no había escuchado el timbre.
- ¡Jennie! ¿Qué haces aquí?
Se acercó rapido y la abrazó fuerte, contento. Se dio cuenta que Jennie no correspondía su abrazo y cuando se separó un poquito la vio mirando a su amiga por encima de su hombro.
Quiso reír un poco pero se veía que estaba cohibida.
- ¿Jen?
- Uh... creo que vine en un mal momento. Lo lamento mucho. -se reverenció ante ambos y luego lo miró. -Sólo... yo...
- Oh, ¿hola? -una cuarta voz se hizo notar en la cocina. Era un hombre, alto de cabello castaño y sus hombros eran inmensos, mas que los de Yoongi. Le dio una sonrisa a la mujer que estaba allí y besó su sien. -No sabia que teníamos visitas.
- Ustedes son las visitas, hyung. -chasqueó su lengua.
- Que amargado, y nosotros que veníamos para alegrar tu tarde.
El dueño de la casa rodó los ojos y al ver la confusión en el rostro de Jennie, tomó su mano para ponerse frente a frente con los demas.
- Jennie, ellos son Kim Seokjin y Kim Jisoo, son mis amigos. Vinieron a saludar desde Seúl.
La tal Jisoo sonrió en grande.
- ¡Hola, soy Jisoo! Y el es mi prometido, Seokjin. Es un gusto conocerte, Jennie.
La menor de todos salió de su trance y respondió la reverencia que los mayores le hicieron.
- Soy Jennie Kim, el gusto es mio.
- Que bonita eres. -dijo Jisoo mientras se acercaba sonriente. -Tu piel es muy linda. -susurró mirandola atentamente, lo que la incomodó un poco. -¿Que mascarilla facial usas?
- ¿Eh?
- Jisoo, no la presiones.
- Oh, lo siento. -hizo un pucherito mientras se volvía a sentar en su lugar pero esta vez apoyandose en el hombro de su prometido.
- Perdonala, es algo confianzuda. -dijo el nombrado Seokjin mientras reía.
- No-no hay problema.
Yoongi suspiró y agarró su muñeca para hablar con tranquilidad en su estudio.
- Ya volvemos.
Los dos caminaron y se encerraron allí con un silencio algo raro.
- Lamento si te pusiste incomoda. Son algo raros.
- ¡No, esta bien! Esta bien...
- ¿Pasó algo?
Yoongi no era tonto. Jennie aun era muy vergonzosa y el que entrará a su casa tecleando la clave, sin siquiera tocar la puerta o el timbre, era por algo.
- Pues... uhm...
- No me ocultes cosas. -dijo serio pero abrazandola.
- Tuve... un problema y yo... yo creí que podría...
- Claro que si, cariño. Puedes venir cuando lo necesites pero sobre todo cuando quieras.
Ella abrazó su espalda ancha y olfateó un poco su fragancia masculina impregnada en la camiseta fina que portaba.
- ¿Te hizo algo?
- Solo me abofeteó... nada mas.
- ¿Nada mas? -se separó bruscamente. - ¿Te golpeó? ¿Se atrevió a tocarte de nuevo?
Las facciones de Yoongi se endurecieron y sus puños se apretaron hasta que sus nudillos se pusieron blancos. La mirada de Jennie lo decia todo, su forma de entrar, sus ojos tristes.
Quería salir y golpearlo hasta dejarlo inconsciente pero se dio cuenta que Jennie no necesitaba eso ahora. Necesitaba un abrazo, estaba sufriendo y necesitaba contención.
Por ahora, se la daría.
Pero si volvía a tocarla...
Ella se aferró como koala y con sus manitos apreto su camiseta. Yoongi respiro su aroma y besó su coronilla.
- Ya estas aquí y nadie te hará daño.
- Lo sé.
- ¿Por qué no me llamaste?
- Oh, te envíe un mensaje al Kaka pero...
- Kakao.
- Eso, y no lo viste.
- ¿En serio? Mierda, lo debo tener en silencio. Asi es como cayeron esos dos hoy de la nada.
- Asique son tus amigos.
- De los mejores, se comprometieron hace un par de meses y vinieron a verme un par de dias. -se encogió de hombros. -Aun no les he contado de ti.
- Oh...
- Iba a hacerlo pero al parecer no son los unicos que vendran y estaba enviando mails en mi cuarto. Debe ser por eso que estuve ajeno a todo. -besó su cachete gordito. -Vamos, te presentaré como mi novia y empezaremos de nuevo.
Jennie ni siquiera tuvo tiempo de protestar ya que su novio volvió a arrastrarla hasta la cocina donde se topó de nuevo con la pareja.
- Chicos.
- Volvieron.
- Si, queria hablar con ustedes.
- ¿Está todo bien? -preguntó Jisoo.
- Si, todo bien. -sujetó la mano de Jennie sonriendo mientras hacia visible la union ante sus amigos. -Solo queria que conocieran a mi novia como se debe.
- ¿¡Novia!?
Ambos saltaron de sus lugares sin poder creerlo y se acercaron a ellos.
- ¿¡Cuando!?
- ¿¡Cómo!?
- ¿¡Dónde!?
Jennie se atajó un poco detras del mayor y Yoongi bufó porqué esos tontos asustaban a su pequeña.
- Hace algunas semanas, nos conocimos en el instituto.
- Oh, vaya. Hace poco.
- Asi es.
- Disculpa la pregunta pero, ¿no eres muy joven para ser profesora?
La pareja cuestionada tragó duro. Sabían que esa pregunta se avecinaba y les guste o no, las reacciones se harían escuchar.
- En realidad... Jennie no es profesora.
- ¿Cómo que no?
Tomó aire y exhaló.
- Jennie es estudiante.
- ¿¡QUE QUÉ!?
🎹
- ¡Eres tan linda! ¡Tus cachetitos son tan tiernos! Toma, come un poco de pollo, lo preparé yo con mi receta secreta, te encantará.
- Amor, la receta no es tuya. Está en tastemade.
- ¡Pero la hice yo! No los escuches, Jen. -frunció el ceño hacía su futuro esposo y su amigo quienes estaban en los taburetes de la cocina, sirviendose un par de cervezas y preparando snacks.
Jennie sonrió nerviosa ante esa extraña mujer. Se notaba a kilometros que era muy buena y bondadosa... casi tanto como rara y extrovertida.
Por cortesía comió un poco y gimió de gusto cuando saboreó el pollo.
- ¿Esta bueno, cierto?
- Es delicioso. -siguió comiendo con gusto.
Jisoo acercó un plato entero para ella y se emocionó mucho por entablar una conversación con Jennie.
- Parece que Jisoo esta contenta.
- Ya era hora de que tuvieras una pareja, Yoongi.
- Hyung. -gruñó.
- Y Jisoo esta feliz, tiene muchas ganas de conocerla.
- Se nota.
Vieron como la pelinegra hablaba sin parar mientras Jennie asentía.
- No tiene muchas amigas en Seúl asique debe ser por eso que esta tan emocionada. Ademas al ser tú, seguro vendremos mas seguido y no se aburrirá.
- No sabia que no tenia amigas.
- Bueno, Chaeng y Lisa son sus unicas amigas y si sabes que se conocieron por...
- Tae y Jungkookie. Si.
- Creo que van a llevarse muy bien.
Los dos voltearon y vieron a Jisoo peinar el cabello de Jennie y hacer una linda trenza espiga en su cabello de costado, mientras la menor seguía comiendo.
- Jennie. -llamó. -Tienes esta parte de la cara muy roja, ¿te pasó algo? -preguntó curiosa. Se veía colorada.
- ¡N-no! So-solo me rasqué, mucho.
- Ah, bueno. -siguió con su trenza un poco mas tranquila.
- Perdona, ¿cuantos años tienes? -trató de cambiar el tema rapido.
Vio a Yoongi y a Seokjin acercarse con mas comida y bebidas para poner en la mesa del living.
- Tengo veintisiete, Jen. -terminó de trenzar su pelo. -Tu cabello es taaaan sedoso, me encanta.
- Gracias. -sonrió contenta por el cumplido, no recibia muchos a menudo.
- Soy diez años mayor. -dijo en voz alta pero para si misma. -Asique soy tu unnie.
- Asi parece.
- Dime unnie. -exigió emocionada.
- U-unnie. -respondió nerviosa.
- Anda, dilo con aegyo. Eres muy linda~
- Y-yo...
- ¡Por favooooor~!
- Jisoo, no fuerces a Jennie.
La pelinegra frunció el ceño e hizo un puchero.
- Jisoo unnie. -dijo Jennie bajito al verla enojada, haciendo que su rostro se ilumine.
Agarró sus cachetes y comenzó a apretujarlas, presa de la ternura.
- ¡Eres taaaaan linda!
🎹
El timbre comenzó a sonar de forma estrepitosa y seguida. Jisoo y Jennie quienes se encontraban hablando hace horas se asustaron un poco pero Yoongi rodó los ojos.
- ¿Es Hobi?
- Es Hobi. -le contestó a Jin mientras caminaba para abrir la puerta.
- No sabía que Hobi oppa tambien venía.
- Ni yo, cielo.
Jennie los miró confundida y pegó un saltito cuando escuchó una voz masculina pero aguda gritar en la entrada.
- ¡HYUUUUUUNG~!
- ¡Ya sueltame!
- ¡Ño, te volveras a ir!
- Ya estoy aquí, idiota.
- No te soltaré. -se aferró mas a su torso con una brillante sonrisa.
Aparecieron en el living siendo acarreados por Yoongi, quien no tenia una cara muy contenta.
- ¡Te dije que me sueltes!
- Que gruñón eres, y yo que vine a verte. -miró a los sillones. - ¡Jinnie hyung, Jichu! No sabía que estaban aquí.
- Tampoco esperabamos verte, Hobi.
- Oh, ¿quien es esa tierna jovencita?
Hoseok se soltó y Yoongi suspiró cansado mientras se sentaba de nuevo al lado de Jennie.
- Ho-hola. -saludó algo cohibida por la personalidad... chispeante del tal Hobi.
- Calmate un poco, la estas asustando.
- Lo siento. -rió bajito y rascándose la nuca. -Me presento, soy Jung Hoseok pero me puedes decir Hobi, Hope, como tu quieras.
- De-de acuerdo.
- ¡Y! -enfatizó. -Soy el mejor amigo del viejo cascarrabias, o sea Yoongi hyung.
- Oye. -gruño bajito.
- Shhh, callate. -silenció. - ¿Y tu eresss?
- So-soy Jennie Kim. -se levantó para reverenciarse. -Es un placer.
- Awww, el placer es mio, Jennifer. -agarró sus manos.
Todos rieron, incluida Jennie.
- No me llamo Jennifer.
- ¿No?
- No, solo... Jennie.
- ¡Que linda~! -apretó sus cachetes. - ¿Y eres amiga de hyung?
Los dos se miraron y Jennie pidió algo de ayuda, Yoongi se paró y se puso a su lado.
- No, Hobi. Es mi novia. -pasó su brazo por sus hombros y vió a Hoseok desencajar su mandibula.
- ¡No jodas! ¿En serio?
- Si, Hoseok. -rodó los ojos y Jennie se sonrojó.
- Vaya, no perdiste el tiempo. -se encogió de hombros. - ¿Y cómo se conocieron?
Deja vu, pensó Jennie mientras se mordia el labio.
- En el instituto.
- Que bien. -sonrió hasta que miró mejor a la castaña. -Perdón por la pregunta pero, Jennie ¿cuantos años tienes?
- Ah... bueno... -compartió unas miradas con el pelinegro, el cual asintió. -Tengo diecisiete.
- Ah... diecisiete... ¿¡QUE QUÉ!?
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