Capítulo 45

Tus horas de trabajo fueron bastante tranquilas, hubo algunos clientes que pidieron arreglos muy grandes, pero fuera de eso todo bien. Hana te regaló algunas flores como suele hacerlo a veces cada mes, aunque te dio más de las que esperabas. Ahora mismo estás caminando en dirección a la cafetería donde quedaste de verte con Susumaru, vas con tiempo de sobra por ende quieres provechar, no sólo para verlo sino también para disculparte por los problemas en los que lo involucró tu madre y no tenía nada que ver. Al entrar al lugar tus ojos fueron hacia él, quien ya se encontraba sentado junto a su hijo en una mesa al lado de la ventana, te acercaste a los dos y tomaste asiento frente a ellos.

—Buenas tardes —saludaste sonriendo.

—Gracias por venir, ________. Buenas tardes.

—No podía negarme, también es bueno verte de nuevo.

Himaru permaneció callado sin ver a ninguno de los dos.

—¡Oh! Una cosa.

Ya que le comentaste a Hana que verías a tu padrastro, decidió hacer dos ramos con las flores que te dio. Dejaste uno de ellos a tu lado y le diste el otro al mayor, él se notó un poco confundido, bastó solo un momento para que su expresión cambiara por completo; sonriendo de felicidad. Te sentiste bien de verlo así, desconoces que tan larga o buena fue la relación que tuvo con tu progenitora, pese a ello desde un principio te trató bien y te dio su apoyo, escuchándote como un verdadero padre; regalarle unas flores es lo más mínimo que puedes hacer por él.

—No debiste de haberte molestado, ________.

—¡Para nada! Mi jefa suele regalármelas, tómalo como un regalo por parte de las dos.

—Muchas gracias de verdad.

Asentiste, el azabache le pasó las flores a su hijo, este las sujetó con cuidado y las puso sobre su lado de la mesa.

—Lamento haberte mandado mensaje sin antelación, resulta que estos días Himaru no ha ido al colegio y se puso a reflexionar.

El joven bajó la mirada.

—Y-yo... Lo siento mucho.

Su disculpa salió como un susurro, pero fuiste capaz de escucharlo. Si bien te resultó un poco extraño, también estás feliz de que se esté volviendo mejor persona.

—¿Les parece bien si pedimos algo de tomar hablamos un poco? No te preocupes, _________, yo pago.

No pudiste replicar, así que solo aceptaste. Los tres pidieron una malteada, esperando a que la orden llegara, le preguntaste al mayor como le ha ido estos días luego de separarse de tu madre. Te lo contó con suma tranquilidad y siendo honesto en sus respuestas. Ya que esta reunión no parece algo para simplemente pasar el rato, quisiste cuestionar el porqué de su invitación, pero llegaron las malteadas y no pudiste ni hablar. Le diste un trago a tu bebida, escuchando al mayor quien se encuentra hablando, entonces le dio la palabra a su hijo; el castaño aún con timidez se quedó callado unos segundos y cuando habló abriste tus ojos de sorpresa al escuchar su confesión.

—Lamento mucho haberte tratado así, yo de verdad quería llevarme bien contigo, pero... Sotana me dijo cosas malas sobre ti, yo le creí.

—Susumaru, de verdad lamento todo lo que sucedió con mi madre —volteaste a ver al azabache.

Él negó.

—No es tu culpa, por lo menos yo confié ciegamente en ella. Fue gracias a ti que pude darme cuenta de como era en verdad, también te agradezco porque pude salvar a Himaru. —Rodeó los hombros de su hijo con su brazo.

—Podré no tener culpa, pero, soy su hija y no sabes lo mal que esto me hace sentir. Es horrible darse cuenta que todo lo malo que ha sucedido hasta ahora ha sido por ella. En cuanto a ti, Himaru...

—¿Sí? —te miró.

—Podrás no caerme bien por completo, pero, ¡espero que nuestra relación se arregle y nos volvamos amigos!

Desvió la mirada de inmediato, su cabello tapó sus ojos, pero se hizo visible un sonrojo. Susumaru rió.

—¡No seas tan tonta diciendo eso!... Hice cosas muy malas y-

—Vocabulario, hijo.

—¡Lo lamento!

Ahora fuiste tú quien rió.

—En cuanto a mi "madre" no he sabido nada de ella, como bloquee y eliminé su número ya no me ha vuelto a hablar.

—La llamé después de que Himaru me confesara lo que te dijo, cuando le pedí explicaciones de porqué dijo eso, me colgó. Realmente espero que pueda estar bien y que mejore su actitud.

Se quedaron hablando un tiempo más hasta que se hizo más tarde, el atardecer comenzó y con ello el color naranja y amarillo en el cielo se hizo presente. Están afuera de la cafetería, te estás despidiendo de Susumaru, hablando un poco. Él dijo unas palabras que te dejaron asombrada, tragaste saliva intentando no ponerte sentimental ni llorar, te acercaste a él teniendo cuidado de no maltratar el ramo de flores que estás cargando.

—También eres como un padre para mí... —murmuraste.

—No sabes cuanto me encantaría adoptarte —rió. —Es lamentable que seas mayor de edad, sin embargo siempre tendrás todo mi apoyo.

—¡Muchas gracias! —se separaron.

Al ver que el joven adolescente se puso celoso, le diste unas palmadas en la cabeza, te miró con el ceño fruncido, solo sonreíste.

—Debo regresar a casa, salgamos juntos otro día —los miraste a los dos.

—¿No quieres que te lleve?

Negaste.

—Estoy pensando en si comprar algunas cosas en el camino, gracias por preocuparte, Suma —él sonrió.

—Por favor regresa con cuidado... —murmuró Himaru.

—Nos vemos, ve con cuidado.

Luego de que los dos se despidieran seguiste con tu camino. De verdad querías comprar cosas, pero las flores no te son muy cómodas al cargarlas, decidiste tomar el camino directo a casa. No le escribiste a Kyojuro pues querías regresar rápido ya que casi oscurece, pero aún así caminaste con velocidad. Al llegar sacaste tus llaves y abriste la puerta, entraste y cerraste.

—Estoy en casa —avisaste.

No tardó mucho para que Kyojuro apareciera apenas diste un paso en la sala.

—¡Bienvenida, amor! —te saludó mientras se secaba las manos.

—¡Esto es para ti! —confesaste dándole el ramo de flores.

Viste su rostro, observándolo al esperar su respuesta, sus mejillas se sonrojaron mientras tomaba las flores. Las observó un momento, luego volteó para mirarte.

—¿Flores? —cuestionó.

—¡Algo simple, pero bonito! Significan que te amo —dijiste dejando tus cosas en el sillón.

—¡Decir cuanto me encantas con palabras sería realmente imposible! —exclamó con alegría.

Fue a buscar algún florero donde pudiera echarlas, al encontrarlo lo llenó de agua, caminó hacia la mesa y lo puso en el centro. Caminaste hacia el lugar donde dejó las flores y se las pasaste, las sacó del papel donde estaban envueltas y las puso en el agua. Tomaste su mano estando a un lado suyo, Kyojuro se giró para verte, se alejaron de la mesa y te soltó tu mano, tomándote entre sus brazos. Te sujetaste con fuerza a él pues te había cargado. Camino contigo hacia el sillón, se sentó dejándote encima de sus piernas, te encuentras aún sujetada de él pues su acción fue muy repentina. Ibas a hablar para cuestionarlo, sin embargo, apenas y pudiste abrir un poco la boca cuando ya habías recibido un beso suyo.

Presionó tus labios con cuidado, pese a lo repentino de su acción, está siendo suave y cuidadoso.

—De seguro debes de estar cansada, cariño —mencionó al separarse.

—Un poco —respondiste.

—¿Hay algo qué quieras?, ¿La cena? Un baño quizás ó... —se acercó a tu oreja. —¿A mí?...

El tono en que lo murmuró fue demasiado seductor, tragaste saliva sintiendo un escalofrío en tu espalda, te tomó por sorpresa. Una de tus manos fue a dar a su pecho, tomándolo del suéter, frunciste el ceño; él te miró con una sonrisita juguetona, esperando tu respuesta acarició acaricio tu mejilla izquierda con las yemas de sus dedos; esto solo hizo que te ruborices.

—De verdad te quiero, pero, no me tomé la pastilla ayer que me quedé dormida —murmuraste desviando la mirada.

Evidentemente molesta.

Kyojuro río, se inclinó hacia ti y sus labios presionaron contra tu frente, te abrazó acariciando tu cabello.

—No tengo problema alguno en usar condón —tus mejillas se pusieron aún más rojas. —¿Entonces te gustaría cenar o bañarte?

«No tiene doble sentido, ¿verdad?...» pensaste mientras buscabas una respuesta apropiada y correcta. Te quedaste callada, sólo que te alejaste un poco para poder acomodarte aún encima suyo, y también abrazarlo. Las caricias de tu novio no pararon, el calor de su cuerpo, su aroma y la manera tan suave en que te trata solo hicieron que te relajaras. Entonces por fin pudiste responder, no fue nada de tanto que pensaste, tu boca simplemente se abrió y pronunciaste una única frase.

—Lo que sea mientras sea contigo...

—¡Bien! Calentaré la comida y te serviré.

Parpadeaste muchas veces procesando sus palabras. Frunciste el ceño, te separaste para verlo a la cara.

—¿Vamos a cenar? —cuestionaste.

—¡Así es! —exclamó. —Te recuerdo que no desayunaste, amor, así que debes de comer.

Te quitaste de encima suyo, sentándote a su lado. Un suspiro salió de tu boca.

—¡Fue porque cociné para ti! —te excusaste.

Kyojuro puso su mano sobre la tuya dejando un piquito en tus labios.

—¡Y te lo agradezco mucho! Es por eso que ahora yo te voy a servir.

Se iba a levantar, pero lo tomaste de la muñeca.

—Y-yo pensé que... Tú ibas a elegir la otra opción —mencionaste con vergüenza. —¡N-no comer de comer de verdad!

El rubio sonrió, lo soltaste, revolvió tu cabello para después inclinarse y besar tu mejilla. No respondió nada más, fue hacia la cocina, respiraste profundo para luego exhalar; de seguro lo hizo sólo por lo de la mañana, fue su venganza.

—¿Pero qué pasó con la tensión?... —murmuraste para luego levantarte e ir hacia el comedor.

Sacaste tu celular para hablar con Shinobu mientras esperabas, ella respondió rápido. Rengoku puso un plato con comida en frente de ti, le dijiste a tu amiga que vas a cenar y guardaste tu celular. Miraste a tu pareja quien se encontraba acomodando la mesa, luego se sentó a tu lado, con el tenedor tomaste un pedazo de la comida y luego lo metiste a tu boca, puede que sea porque no comiste casi nada rico en el día; pero esta noche lo que cocinó está más delicioso que otras veces. Kyojuro te miró, sus labios se curvaron formando una sonrisa.

—¿Sabe bien?

—¡Por supuesto! —respondiste. —Tú comida siempre sabe bien.

—¡Me alegra que te gustara!

Asentiste.

—¿Cómo te fue hoy en el trabajo, cariño?

Pasaste la comida que tenías en la boca, le diste un trago a tu agua y proseguiste a hablar.

—Fue tranquilo aunque Hana no estuvo un tiempo, al llegar me regaló las flores. Cuando salí fui con Susumaru y su hijo a una cafetería y nos quedamos hablando... ¡Oh! Que bueno que preguntaste, aún tengo que terminar algo de tarea para mañana.

—Hiciste muchas cosas en el día, ¿de verdad no estás cansada?

—Bueno, tampoco es tan tarde... Cuando terminemos de cenar, voy a acabar lo que me falta e iré a dormir.

—Bueno, ¡entonces me quedaré contigo hasta que termines!

Una risita salió de tu boca al asentir. Cuando los dos terminaron fuiste a lavar tus dientes mientras Kyojuro lavaba los platos, al regresar te sentaste en el sillón esperando a que él también terminara de lavarse los dientes. Sacaste tu libreta y la dejaste a un lado, tu novio llegó y se sentó junto a ti.

—¿Quieres que te ayude? —preguntó.

Negaste.

—Por ahora no, si no entiendo algo te preguntaré.

—No deberías esforzarte de más, cariño —besó tu mejilla.

Comenzaste a resolver los problemas de matemáticas que habías dejado a medias, ya que no querías tardar tanto sacaste tu celular para usar la calculadora. Los resolviste rápido gracias a ello, en el momento en que terminaste, te recostaste sobre el hombro de Rengoku, cerraste los ojos suspirando. Dejó su celular a un lado para voltear a verte.

—¿Tienes sueño? —cuestionó.

—¡Para nada! —respondiste abriendo los ojos y acomodandote.

—Puedo darte un masaje si gustas y después podemos dormir.

—¿Un masaje? Dejame recoger todo esto y voy a contigo.

El rubio asintió, se levantó para caminar directo a su cuarto, mientras tanto tú recogiste tus cosas y las volviste a guardar. Te levantaste del sillón dándote cuenta de que no te habías cambiado, un suspiro salió de tu boca, caminaste hacia la habitación, la puerta estaba abierta así que solo entraste y cerraste.

—Me voy a cambiar primero —lo miraste. —¿Puedo usar tu ropa?... Por favor. ~

—¡Cuando gustes! Yo encantado, amor.

Sonreíste, abriste el armario para sacar una de sus playeras, te sentaste a su lado y comenzaste a quitarte la ropa, Rengoku desvió la mirada para no verte y sacó su celular para centrar su atención en otra cosa. Te pusiste su playera, cuando lo miraste sus mejillas estaban levemente sonrojadas. Pusiste tu mano encima de la suya para llamar su atención, sus ojos fueron a dar a ti, señalaste tus labios. Se inclinó, tomándote del mentón dejó un piquito en tus labios. Se subió a la cama y se puso detrás de ti, ya que estás sentada en el borde también te acomodaste poniéndote derecha. Las manos de Kyojuro se posaron sobre tus hombros.

—Te sientes algo tensa, haré que te relajes.

—Tus manos son muy grandes... —murmuraste.

Un suspiro salió de tu boca y Rengoku rió. Empezó a mover sus manos dando movimientos suaves.

—Entenderé si no quieres participar en el festival, puedes ir y disfrutarlo.

—Para nada —respondiste. —No me llevo con ninguna de las chicas, pero yo también quiero esa recompensa.

—¡Puedes tener cualquier cosa que esté en mis manos con solo pedirlo!

Comienzas a relajarte, cerraste los ojos.

—¿Cualquier cosa?

—Así es.

Rengoku continuó masajeando tus hombros por un rato, tuviste que levantarte para ir por agua y tomar la pastilla del día de hoy. Regresaste para acostarte junto a él, levantó la cobija para que te metieras y luego te rodeó con su brazo para taparte. Se están mirando de frente, el mayor se acercó para besar tu frente, sus labios bajaron y presionaron los tuyos con suavidad. Correspondiste al beso, pusiste tus manos en su pecho para centrarte más en las sensaciones que te provoca.

—Estos días han sido muy cansados, ¿verdad? —cuestionó pasando sus dedos por tu cabello.

—Un poco tal vez, me siento alegre de estar contigo... ¡Tú me das energía!

—¡Tú también me das energía!

Los dos rieron.

—Aunque me gustaría que pasáramos más tiempo juntos, ¡me conformo con estar todo el día junto a ti los fines de semana! —confesó.

—El simple hecho de estar contigo me pone feliz.

—________...

Kyojuro llamó tu atención como si quisiera decirte algo importante, que usara tu nombre lo hizo sentir más serio. Pusiste atención a sus palabras, sin embargo, aunque creías que diría algo con explicación, te conformas con las dos palabras que pronunció.

—Te amo.

—Yo también te amo —respondiste.

El rubio se separó de ti para apagar la luz, cuando se acomodó de nuevo no te abrazó, no obstante, tomó tu mano apretándola con suavidad. Luego de desearse buenas noches, fuiste la primera en quedarse dormida, el mayor suspiró; te miró entre la penumbra de la habitación, posteriormente tan pronto como dejó un beso en tu mejilla, también se quedó dormido.

Los días pasaron con ello las semanas y el festival escolar se encuentra próximo a llegar, ya que decidiste participar tuviste que darle tu número a la chica que organizó todo, para que ella pudiera hacer un grupo donde se envien mensajes para hablar sobre lo que harán. Es evidente que solo veías los mensajes y de vez en cuando respondías, pero, llegó el día; hoy es el día en que tienen que ir a comprar los trajes de maid, por consecuencia, tú también tienes que asistir. Y aunque sólo saldrás con otras 3 chicas, sabes que será lo suficiente molesto como para que se pongan a fantasear con algún profesor o mucho peor... Con Kyojuro.

Ahora mismo vas en camino hacia la plaza en la que se citaron, guardaste tu celular, al llegar las buscaste con la mirada y en cuanto reconociste a una de ellas te acercaste.

—¡Llegaste temprano! Sólo falta Mio, esperémosla.

—¿Qué tipo de trajes vamos a comprar? —preguntó la otra chica.

—Bueno, el profesor dijo que podía ser de cualquiera mientras no tuviera escote —respondió.

—Que aburrido es Rengoku-san, yo esperaba usar algo más atractivo y sensual...

Ni siquiera dijiste nada, sólo te quedaste callada escuchando como es que se están quejando. La última chica llegó y comenzaron a caminar juntas hacia la tienda en donde comprarán los trajes. No dijeron casi nada en el camino, pero una vez dentro comenzaron a hablar de un montón de cosas incómodas.

—¿Creen que los profesores visiten nuestro salón? Por eso propuse la idea de ser maid —una risita salió de su boca.

—Ky... Rengoku de seguro lo hará, ya saben es nuestro tutor —mencionaste.

Casi le dices por su nombre, te sentiste aliviada de que corregiste a tiempo. Te miraron de una manera rara, después asintieron con la cabeza ante tu comentario.

—Puede que también estén los demás, ¡hay que asegurarnos de invitarlos a todos!

—¡Esperaré a que uno de ellos me elogie por mi esfuerzo! Si lo hace Rengoku-san mucho mejor.

Parecía que solo estaban chismeando, mordiste tu lengua para que no se te escape nada que se trate de él y de ti, pero al acordarte de todo lo que han hecho la molestia se te quitó. Te alejaste de ellas porque viste un vestido que te llamó la atención. Nada de escote, manga larga, falda un poco arriba de las rodillas y el encaje es hermoso. Llamaste a las chicas quienes te siguieron de inmediato, miraron el mismo traje que tú y luego se vieron entre sí.

—¿A ustedes también les gusta? —preguntó la organizadora.

Asintieron.

—¡Tienes buen gusto, ________-chan! Que alegría que vinieras con nosotras.

Rodeó tus hombros con uno de sus brazos, sonreíste con nervios.

—¿Llevaremos 8? Podemos llevar 4 y 4 de estos y de esos —recomendó otra mientras señalaba.

—¡Qué así sea!

Se esperaron lo de las maid? Digo, era un poco obvio pero XD

Desde acá ya va a tomar un rumbo un poco más rápido, parece que ya se resolvió todo, sin embargo, queda una cosa pendiente.

Pinche Kyojuro nomás antojando >:(
ª también oculta algo, ¿qué será? jejeje

Gracias a aniexte por ayudarme de nuevo jijiji

Actualizo temprano pq me ando muriendo de sueño, espero que hayan disfrutado 🥺

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top