Capítulo 27
Tu madre revisó su celular, un suspiro salió de su boca en cuanto leyó los mensajes, el hombre a su lado se dio cuenta de esto y se acercó para ver. Ella le enseñó los mensajes que le habías escrito en la madrugada, frunció el ceño mientras negaba y guardaba su celular.
—Eso es lo que querías, ¿no? —preguntó el de cabello negro luego de darle un bocado a su comida.
—¿Pero avisarme el mismo día?
—No estamos ocupados de cualquier manera, también entiendo el porque no quiere que Hi-...
—¿Me hablaban?
El joven bajó las escaleras casi corriendo para sentarse junto a la pareja.
—¿De qué hablaban?, ¿qué hay de desayunar?
—Puedes hacerte un café y comer un pan —respondió su padre. —Vamos a salir en la noche.
Himaru frunció el ceño, su papá nunca le habló de esa manera y aunque no dijo nada malo, molestó al niño. Se levantó de la silla para ir a la cocina, volteó un momento para ver de reojo a los mayores, un suspiro salió de su boca mientras buscaba la cafetera. Revisó si aún tenía café y para su suerte aún quedaba una taza, se la sirvió para luego volver a sentarse junto a los otros dos; al darle un trago se quejó de lo amargo que supo. Miró hacia todos lados y después miro a Sotana, tu madre quien se encontraba escribiendo algo en su celular.
—¿Aún no regresa, ________? —preguntó.
—Aún no —respondió dejando su celular sobre la mesa.
—Ustedes dos no se llevan tan bien, ¿verdad? —cuestionó el azabache con duda. —¿No han intentado ser amigos?
—Bueno... Yo no quiero ser su amigo —murmuró. —Pero no, no hemos tenido oportunidad para hablar.
—Sé que será hasta la noche pero voy a limpiar un poco para poder arreglarme bien en la tarde —la mujer se levantó y se fue.
—Es muy temprano para hacerlo... —dijo Himaru viendo como se iba, dejó la taza sobre la mesa y la siguió. —¡Apenas son las 8! Dejame ayudarte.
Susumaru suspiró al ver como se iba su hijo, también se levantó de su asiento, acomodó silla por silla y tomó la taza de su hijo para tirar el café y poder lavarla.
Mientras tanto Kyojuro está sirviendo el desayuno, se levantaron muy temprano y desde entonces se la pasaron hablando, intentaron volver a dormir otro rato, pero les fue imposible así que decidieron desayunar. Esta vez cocinaron juntos, así que cuando llegó la parte de servir la comida, él te dio tu parte y te mandó a sentar; no lo reprochaste, una vez en la mesa le esperaste para comenzar a desayunar juntos. Él se acomodó en la silla a un lado tuyo, empezaron a comer. Cuando sentiste la comida en tu boca en particular a otras ocasiones, se sintió mucho más rica, volteaste a ver a tu pareja y una vez pasaste la comida, hablaste.
—¡No es por nada, pero todo te queda bien!
—¡Lo hago con amor! —respondió.
—¡El amor es delicioso!
Los dos rieron.
—Aunque en realidad debo admitir que estoy un poco nervioso —confesó.
—Yo también... ¿Sabes? Es muy admirable de tu parte lo que estás haciendo, pocos se atreverían.
—¿Tienes más experiencia? —bromeó.
—Bueno, casi nadie consigue una relación seria siendo joven...
Tus nervios se notaron, Kyojuro negó con una sonrisita, se acercó y besó tu mejilla.
—Aún es temprano... ¿Podemos acostarnos un poco más luego de desayunar?
—¡Por supuesto! No nos tardaremos mucho preparando la comida así que pasemos más tiempo juntos —exclamó. —Debo ser honesto y... No quiero que te vayas.
—Tampoco quiero irme.
El tiempo pasó entre plática y plática, al terminar de comer recogieron los platos y los lavaron, fueron al baño para lavarse los dientes; luego de que los dos terminaran de hacer sus cosas, volvieron a acostarse en la cama, se acomodaron para no estar en una posición tan incómoda y Kyojuro te rodeó con sus brazos. Su cabello rozó su mejilla provocándote cosquillas, tomaste ese mechón y comenzaste a jugar con el, girando tu dedo mientras se enrollaba. Te diste cuenta que el rubio se relajó con eso, así que seguiste haciéndolo mientras el comenzó a contarte cosas con relación a su trabajo; dejaste de jugar con su cabello para ponerle atención, notaste lo concentrado que estaba hablando que solo te dedicaste a escuchar; tomaste la oportunidad de ser tú quien hablara una vez guardó silencio.
—Tú también te estresas trabajando, ¡así que cuando lo necesites date un descanso! Hasta de mí —reíste.
—¡De ti lo dudo! —te dio un beso en la frente.
—Cuando lo necesites hazlo sin problema, y si llegas a necesitar ayuda en algo, ¡también pídemela!
Él rio, te apretó con más cariño.
—¿Hay algo de lo que quieras hablar? —preguntó.
—Quiero seguir escuchándote, tu voz me gusta.
El tono en que dijiste esas palabras, hicieron que sus mejillas se calentaran. Dejó de verte y comenzó a pensar en algo más para contarte, entonces volvió a hablar. Al estar acostada en sus brazos y cerca de su pecho comenzaste a escuchar sus latidos, te echaste un poco hacia atrás para poder ver su rostro, seguiste jugando con su cabello. Llamaste su atención deteniéndote y paró de hablar en cuanto sintió tus labios en su cuello. Te miró, había una sonrisita en tu rostro, el cual escondiste en su pecho cuanto te vio.
—¿Me das un beso?... —preguntaste mirándolo.
Las palabras salieron como un susurro, fue un tono sutil y suave.
Kyojuro dejó un beso en tu frente, suspiraste.
—Lo haces a propósito, ¿verdad? —cuestionó.
—¡No sé de que hablas! —exclamaste fingiendo inocencia.
—Por favor no seas tan mala... —Kyojuro exhaló.
Cuando escuchaste sus palabras y la entonación que tuvo su voz, pusiste más atención. Tomaste su brazo para luego tomar su mano y entrelazar sus dedos, entonces volviste a hablar.
—Todo este tiempo hemos hecho lo que yo quiero y me has puesto mucha atención...
Las mejillas del rubio se tiñeron de un rojo brillante, desvió la mirada, pero tu lo tomaste con cuidado una vez soltaste su mano he hiciste que volviera a verte. Tu mano reposó sobre tu mejilla derecha, él colocó su mano encima de la tuya y acarició el dorso de la misma. Al parecer está buscando las palabras correctas para contestar, antes de que él alegara algo, volviste a abrir la boca para hablar.
—También quiero cubrir tus necesidades, solecito.
El apodo, el tono, la entonación de tu voz, todo eso hizo que su corazón comenzara a latir mucho más rápido, y pudiste escucharlo. Otro suspiro salió de su boca, había una sonrisa nerviosa en su rostro y sus mejillas siguen ruborizadas.
—No, yo... —dudó de continuar —Yo no te pediré nada al menos que tú qui-...
El roce de tus labios le interrumpió, cerró los ojos y acabó con la distancia entre los dos. Desde aquella vez no habían vuelto a besarse con tanto deseo, los dos se seguían el ritmo, le mordiste el labio a Kyojuro y eso provocó que atacara tu boca con más intensidad, el corazón de los dos esta acelerado, pero también esta esa tensión que, a pesar de estarse besando, sigue en el aire. Una vez se separaron los dos jadearon por aire, quitaste tu mano de su mejilla y la colocaste en su hombro, te acercaste a su oreja, y tu aliente golpeó contra su piel haciéndolo estremecer.
—Muéstrame que es lo que quieres, Kyojuro.
Palabras firmes en un murmullo.
El mayor se tomó un momento para procesarlo, cuando entendió que es suficiente consentimiento se separó un poco y se acomodó en la cama, te tomó, cargandote con cuidado te sentó encima de él. Tus piernas están a sus costados, te inclinaste y mientras te tomaba del mentón te volvió a besar. Sus labios se deslizaron sobre los tuyos con deseo, provocado por la insistencia de tus palabras su lengua pidió permiso para entrar a tu boca; algo apenada lo dejaste. Pusiste tus manos encima de sus hombros, él inclinó la cabeza para que no fuera tan molesto, los dos se separaron con la respiración acelerada.
La mano de Kyojuro descansó sobre tu mejilla, la acarició con las yemas de sus dedos y entonces sus miradas se encontraron.
No solo era el calor y la emoción del momento, es la tensión y la provocación que ha habido desde semanas atrás. Al fijarte en sus ojos te diste cuenta de cuanto cariño te tiene.
—¡Te ves hermosa con esa camisa mía puesta, amor! —exclamó mientras comenzaba a darte besitos en el cuello.
Te dio cosquillas, reíste.
Moviste tus manos y las metiste debajo de su camisa, comenzaste a acariciar su abdomen con leves roces, sin toques por completo; tus mejillas comenzaron a calentarse cuando sentiste los músculos de sus abdominales, tragaste saliva. Tomaste la prenda por la parte baja, el rubio entendió que es lo que quieres hacer y se separó para que pudieras quitarle la camisa. Al quedar su abdomen desnudo te pusiste aún más roja, estás teniendo una vista muy satisfactoria. En el rostro de tu novio apareció una sonrisa al ver tu expresión de vergüenza y timidez, le pareció tierno que de un momento a otro te pusieras atrevida y después sintieras pena.
—¡Eres demasiado linda! —dejó un beso en la punta de tu nariz. —¿También puedo?
Preguntó refiriéndose a que también quería quitar tu camisa.
—A-adelante...
Asentiste levantando los brazos, Kyojuro quitó la prenda y su expresión cambió a una más suave.
—Eres muy bella, ¿sabes?
Sus brazos rodearon tu cintura, te acercó más a él y comenzó a besar tu cuello, sus besos bajaron hasta tu clavícula; la suavidad de sus labios te hizo estremecer. Tu corazon late más rápido de lo normal, sin embargo, Rengoku está haciendo lo posible para que estés lo más cómoda y tranquila posible. Con una mano te quitaste el sujetador, Kyojuro se hizo para atrás para mirarte. Tragaste saliva y lo tomaste para hacerlo a un lado, miraste hacia otro lado porque te dio algo de pena, tu pareja tomó tu rostro y dejó un beso suave sobre tus labios.
—Me haces el hombre más feliz del mundo, _______ —murmuró para después besar tu mejilla. —¿Te sientes cómoda?, ¿estás segura de que-?
—¡Adelante! —respondiste rápido.
Él sonrió.
—Por favor dime si en algún momento quieres parar.
Está usando un tono más dulce de lo normal. Puso sus manos alrededor de tus pechos, y comenzó a masajear de manera delicada con lentitud, mientras más pasa el tiempo, más calor te da. No quieres quedarte atrás así que apoyaste tus manos en sus muslos, te echaste un poco hacia atrás y lo besaste. Mordiste su labios con suavidad, escuchaste un gruñido sutil de su parte; cosa que te hizo estremecer. Cuando moviste tus manos el borde de su pantalón rozaste su entrepierna, dándole escalofríos en el acto.
—No quiero quedarme atrás... —le dijiste al separarte.
Kyojuro te tomó con cuidado, te quitó de encima suyo para recostarte en la cama. Fue él quien te quitó los pantalones a ti, lo hizo jugando contigo para incitarte a también hacerlo tú.
—Dios... De verdad eres hermosa, cariño.
Suspiró cuando se alejó para verte mejor, negaste una sonrisita nerviosa apareció en tu rostro; te está llenando de halagos y de alguna manera sube tu ego. Tus ojos fueron a dar a la erección que se forma de poco a poco en su pantalón, el rubio se dio cuenta de esto, antes de ponerse encima de ti, se aseguró de quitarse la molesta prenda. Esta claro que los dos se están entusiasmando mucho. Apoyaste tus palmas en el colchón y subiste el pecho, Rengoku se inclinó y su lengua recorrió los alrededores de tu pezón derecho, su cálido aliento chocó contra tu piel; un gemido se escapó de tu boca cuando su lengua tocó tu pezón y lo humedeció. Te tapaste la boca, tu respiración se volvió más fuerte en el momento en que Kyojuro hizo lo mismo con tu otro seno, sentiste una de sus manos bajar hacia tu entrepierna; acarició tu clítoris por encima de la ropa interior, por puro reflejo abriste más tus piernas.
—Kyo-Kyojuro... —gemiste de nuevo.
Él te miró con una sonrisita y dejó un beso en la punta de tu nariz.
—Te amo —dijo para después darte un piquito.
Los latidos de tu corazón se hicieron mucho más rápidos, eres capaz de sentir como golpea con intensidad contra tu pecho. Eso te hizo sonrojar porque fue tierno en un momento muy repentino, dejó de tocarte; sentiste una sensación extraña cuando dejó de acariciarte. Te dio un beso, sus labios rozaron a los tuyos con delicadeza lo profundizó aún si quitar ese romanticismo, correspondiste. Cuando él se separó, repartió diversos besos por todo tu rostro, cerraste los ojos porque te dio algo de cosquillas, una risita salió de tu boca cuando besó tus párpados. Se separó de ti, levantó sus brazo y se quitó la liga con la que tenía amarrado el cabello, la dejó en su boca y la mordió para luego amarrar su cabello en una coleta, y que no molestara de más.
Aprovechaste el momento para quitarte la última prenda que te quedaba, aunque claro que también miraste con atención a Kyojuro, pues querías guardar una buena imagen mental.
Cuando el rubio te miró, sus mejillas se pintaron de un tenue rojo.
—Kyojuro... —murmuraste ya más calmada.
—¿Qué sucede, bebé? —te sentaste en la cama.
Mordiste una de tus uñas con nerviosismo, tu tranquilidad duró poco. Tu corazón se aceleró mientras tu mente procesaba rápido como decir lo que quieres comunicar.
—Y-yo quiero a-aca...-
Te detuviste de inmediato, el rubio no logró entender a que te referías, así que hiciste señas y ademanes con la mano como si estuvieras practicando mímica; una risa dulce y sonora se escapó de tu boca.
—Lo siento, lo siento —se disculpó de golpe —¡Eres demasiado tierna!
Exclamó con alegría y luego dejó un beso en tus labios, eso te calmó. Rengoku asintió, se quitó su ropa interior relevando la erección de su miembro. Parpadeaste muchas veces al verlo, tragaste saliva y tu rostro se puso rojo hasta las orejas. Kyojuro te enseñó como hacerlo, escuchaste con interés su explicación, luego tomo tu mano y la guía hasta su pene. Tragaste saliva cuando tus dedos lo tocaron; subiste la mirada por un momento y te diste cuenta de que tu pareja entrecerró los ojos. Siguiendo los consejos del rubio, comenzaste a mover tu mano de arriba a abajo sin apretarlo mucho; es una sensación nueva así que también es algo extraña.
Acariciaste el glande con cuidado, no querías lastimarlo con ningún movimiento. Tu mano rozó con sus testículos y un gemido se escapó de su boca, volteaste a verlo; apretaste las piernas, te mordiste la uña del pulgar, ese ruidito que hizo solo ocasionó que te excites más.
Alejaste tu mano y Kyojuro te miró, su respiración estaba agitada, respiró hondo.
—¿Esta bien si ya...? —preguntó.
Asentiste antes de que terminara.
Él se volteó, buscó algo en un cajón y sacó un condón de ahí.
—Siempre preparado —una sonrisita apareció en su rostro. —¿Puedo?
Se sorprendió un poco, pero te lo dio. Miraste la fecha de caducidad y luego lo abriste con cuidado, te inclinaste un poco y lo colocaste en su miembro, de algo sirvió el trabajo que llegaste a hacer. A petición de Rengoku te acostaste, recargandote sobre las almohadas.
—Dime si te duele o algo por el estilo, ¿sí? Relajate, bebé —dijo tomando tu mano y te dio un beso en los labios.
Acomodó su miembro en tu entrada, abriste las piernas, tomó tus manos y entrelazó sus dedos con los tuyos. Entonces se movió y apenas entró en ti, cerraste los ojos mientras pequeños gemidos salían de tu boca. Estás tranquila y quizás es por el hecho de que ya habías investigado sobre el tema, así que toca disfrutar.
—Por Dios, ________... Eres tan bella —murmuró Kyojuro moviéndose con suavidad.
Soltaste las manos del rubio para después estirar los brazos, él entendió de inmediato lo que querías hacer y te abrazó, lo apretaste con fuerza y cariño. Kyojuro besó tu mejilla, todo su cuerpo cubrió el tuyo. Tus gemidos le hicieron ir un poco más rápido.
—Te amo, Kyojuro, te amo mucho —le murmuraste al oído mientras jadeabas. —Estoy bendecida por tener a tal solecito a mi lado. ~
—No digas cosas tan tiernas... —gruñó.
—Nuestra relación es muy tierna, ah...
Sentiste como creció más dentro tuyo, a Rengoku también se le escapó un gemido. Estás relajada lo suficiente para que no duela y ya no sientes raro, ahora lo estás disfrutando; tu pareja ya no va tan lento como antes, pero sigue siendo dulce. Besaste su cuello y le pediste que fuera más rápido. Obedeció y empezó a ir moverse con velocidad, te aferraste más a él, con fuerza, también está gimiendo y ese sonido suyo es realmente excitante.
—Estoy apunto de...
Antes de que terminaras de hablar, el mayor se alejó para poder besarte, correspondiste de una manera más desesperada. Bastó solo un beso para que llegaras al clímax y un "continua" para que el rubio no se detuviera, pero si se detuvo cuando te corriste y una vez vio que ya habías acabado, siguió con lo suyo; el problema es que te pusiste más sensible y así que los gemidos que salieron de tu boca fueron más sonoros. Poco después Kyojuro fue quien se corrió. Arqueaste tu espalda debido al placer, él salió de ti.
Te giraste, aún sensible buscaste algo de papel para que se pudiera quitar el condón, le pasaste el papel y Kyojuro te agradeció.
—Ahora estoy cansada —respiraste profundo mientras te tirabas a la cama.
—Espera, voy al baño.
Se levantó y salió de la habitación, te sentaste y viste como manchaste las sabanas al igual que la ropa tirada por el piso; te diste un par de palmadas en las mejillas. Tu ritmo cardiaco se normalizó, y tú te sientes feliz. Saliste de la cama para levantarte, recogiste la ropa para luego aventarla a la cama. También saliste de la habitación y viste a Kyojuro caminando devuelta, se dieron un beso.
—¿Deberíamos bañarnos juntos también? —preguntas en modo de broma.
—¡Por mí no hay problema, cariño!
Sus labios se posaron un momento en tu frente, revolvió tu cabello, al parecer no captó la broma, pero mejor para ti.
—Voy a ir por una toalla ¿está bien?
Asentiste con una sonrisa.
Entraste al baño una vez se fue, cerraste la puerta y liberaste toda tu emoción. Nunca creíste llegar hasta este punto, no llegaste a pensarlo, ahora que sucedió estás muy feliz porque fue con Kyojuro, fue muy bonito y tú felicidad no puede ser mayor. El único hecho malo es que en la noche tendrá una cena con tu madre, cosa que al parecer olvidaron por completo; así que va a ser un poco difícil ocultar tu felicidad explosiva sin que ella sospeche o piense algo mal como siempre. Un suspiro salió de tu boca, te sentaste en el inodoro para orinar, escuchaste el ruido retrete al parecer el rubio hizo lo mismo; te alivió no tener que decirle.
Luego de que te limpiaras, que comenzó a resultar incómodo cuando te paraste, te dio frío y fue cuando caíste en cuenta que sigues desnuda. Una risita salió de tu boca mientras te apoderaba la duda; «¿Cómo fui capaz de pedirlo?...»
Caminaste hacia la ducha y luego Kyojuro entró. Colgó las toallas y se metió junto a ti.
—Mi suegra se enojaría mucho si llega a enterarse —río mientras abría la llave del agua y la regulaba. —¿Cómo te gusta?
El hecho de que hace un rato hicieran el amor llevó a que malpensaras lo que dijo. Una risita nerviosa se escapó de tu boca, el rubio volteó a verte y sonrió al comprender lo que habías entendido.
—Podemos hablar sobre eso también, pero, tendrá que ser después. ~
Tragaste saliva.
—Te amo.
—Yo también te amo, ________.
Metiste la mano al agua, le dijiste que le abriera un poco más al agua caliente, obedeció. Entonces los dos se metieron y comenzaron a bañarse juntos. Este momento fue más tranquilo y calmado, lo suficiente para bajar la adrenalina de su momento de intimidad. Incluso lavaste el cabello de Kyojuro mientras jugaban, y bromeaban como una buena pareja, tampoco dejaste de recibir halagos. ♡
Una imagen cute y normal de Kyojuro pq no quería que pensaran que en esta parte había lemon, que por cierto fue literalmente el 95% del capítulo XD
En mi opinión este fue el mejor lemon que he escrito, es simple y hasta falla en unas cosas, pero es la mejor manera de representar la primera vez de los dos ksjdjsfjsj ahr qué? Ö
También debo admitir que me costó, realmente fue difícil imaginarlo porque quería que fuera un poco "realista" jajdjsj
Ojalá les haya gustado 😭🙏🏻💕
Las cosas están demasiado tranquilas hasta ahora :c
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Pd: la recompensa x leer hasta acá
Wattpad, no la censures pls 😭🙏🏻
Pd2: ahora quiero hacer un lemon en el colegio 😭👊🏻
PD3: también uno donde Kyojuro sea más rudo 😭😭😭👊🏻 (estás pd las escribí dos días después de terminar el lemon)
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