Prólogo

—Profesor, se lo dije, no voy a parar hasta destruir cada una de sus malditas barreras.

¿Y cómo podría decir algo en contra cuando moría por tener a ese mocoso una vez más sobre su cuerpo, deborando sus labios como aquella vez? Jungkook estaba acabando con todas sus defensas, y estaba tan malditamente mal, pero no podía parar. No quería parar.

No cuando estaba jodidamente enamorado de su estudiante.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top