O1.

—No no no, y no vieron, fue muy... ¡ah! Fue increíble. Les juro que casi me rompo un dedo tratando de abrir la puerta.

Esa voz ya tan conocida a los oídos de todos tenía a la clase entera enajenada en la historia de cómo se quedó atrapado en el baño de un avión. Y es que él tenía gracia para hablar, su tono de voz y su entusiasmo era algo que apenas lograbas identificar te atrapaba por completo en él y su plática. A menos, claro, que fueras el profesor.

El señor MyungSoo –conocido entre los alumnos como "Mr. Kiwi" debido a su escasez de cabello y redonda figura– se sobaba las sienes mientras trataba de controlar sus impulsos asesinos; impulsos que había desarrollado a partir de que Bin y HaeChan tocaron en su clase. ¡¿Por qué le tocaron los más ruidosos juntos?! ¡Universo, se le exige una respuesta!

Bin y HaeChan, ambos tan desastrosos cual bomba nuclear. ¡Una bomba nuclear que en vez de explotar ciudades explota cabezas de profesores!

Diablos, era tanto el estrés que MyungSoo sentía que incluso había comenzado a temblar. Sentía que había un diminuto temporizador incrustado en su sistema que en cuanto terminara su cuenta estallaría.

Y vaya que así fue, tanto que el inocente lápiz que tenía en su mano tuvo que pagar las consecuencias.

—¡Cállense ustedes dos de una buena vez!

Un silencio sepulcral tomó lugar dentro del aula, y para el profesor eso pudo haber sido tremendo alivio, de no ser por la situación en la que se encontraba; alumnos atónitos, un lápiz roto e incluso los mosquitos quedaron espantados.

Pero hey, no podían culparlo, ¡nadie quería oír la aburrida historia de Bin! O al menos él. Ya estaba harto de todo el escándalo que siempre rondaba a su alrededor, y la anécdota sobre él atorándose en el baño de un avión fue la gota que colmó el frágil vaso de su paciencia.

Los alumnos ni siquiera cuchicheaban, como hubiera sido normal, quizá porque el profesor tenía la fama de ser muy pacífico, y hacía menos de un minuto les había alzado la voz tan fuerte que incluso llegaron a compararlo con un dragón. Estaban asombrados.

—Estoy harto. Harto les digo —dijo el maestro, casi temblando por la adrenalina que llenó sus venas gradualmente —. ¿Saben qué? Se acabó la libertad. Ahora yo asignaré sus asientos y se sentarán ahí el resto del año, ¿oyeron?

Se escuchó un coro de tristes «ah» de todos los chicos en el lugar.

—¿Oyeron? —repitió Mr. Kiwi, y un coro de pesados «sí» se pudieron oír.

En el fondo, a pesar de que lo amaran, todos estaban maldiciendo a Bin como si no hubiera un mañana. ¿Quién no lo haría? Ahora no iban a poder sentarse como su regalada gana les diera. Aunque bueno, para Bin eso no era un problema, básicamente todo el salón era su amigo y podría pasarla bien. Por Dios, hasta la pared formaba parte de su círculo de amistades.

El profesor no se demoró ni diez minutos en decidir el orden de todo. Es más, incluso sabía con quién era más conveniente juntar a Bin. Oh sí, MyungSoo tenía a su arma secreta.

—Moon Bin —el mencionado alzó la cabeza con una sonrisa, confiado en sí mismo —, tu pareja será DongMin por el resto del año. Espero que con él no haga ningún desastre.

La cara de Bin se transformó en una mueca de desagrado al oír al profesor; no quería tener a DongMin a su lado, ¡era la peor idea del mundo!

Él no tenía la culpa de nada, eran sus compañeros los escandalosos. Él trataba de hablar lo más tranquilo posible. "Trataba".

Ahora DongMin se sentaría a su lado, y no le agradaba; le parecía un chico aburrido y con nada especial. Nunca hablaba en clase, y Bin creía que era precisamente por eso que el profesor decidió emparejarlos. Además, tampoco es que Bin tuviera muchas ganas de entablar una conversación con él, ¿para qué? ¿para que DongMin respondiera con un "sí, gracias" y no se molestara en seguirle el juego? Aburrido.

El semblante de DongMin se mantuvo serio, sin ninguna mínima reacción al oír a su compañero, simplemente asintió una vez.

El mayor se levantó de su asiento y tomó su lugar a la derecha de Bin, quién trató de hacer un mínimo esfuerzo amistarse con él soltando un «hola», el cual sólo fue correspondido por un asentimiento de cabeza más.

Bin rodó los ojos y bufó, recargando su mejilla en una de sus manos.

«—Qué amargado. —pensó, mirando al lado contrario.»

Sólo fue cuestión de que Mr. Kiwi terminara de acomodar al resto del grupo para que la clase reanudara.

Bin tomó su libreta por primera vez en mucho tiempo y comenzó a tomar pocos apuntes, tenía demasiada flojera como para copiar todo. Por favor, si podía resumir cinco palabras con "etc." obviamente lo iba a hacer.

El maestro se sintió satisfecho después de notar una clara mejoría en el aula; y es que él ya sabía que el joven Moon siempre se sentaba en medio del salón para platicar con todos, tenía la fama de hablar hasta por los codos.

El menor volteó a su hoja mientras escribía para no irse chueco, cuando de repente un brusco movimiento hace que su letra 'a', la cual había estado haciendo con tanto esfuerzo, quedara innentendible. Básicamente fea.

—Oye —le llamó un poco molesto a su compañero —, me moviste.

Aquel otro apenas si se molestó en dirigirle la mirada, para luego enarcar una ceja y soltar fríamente:

—¿Ah sí? Ups.

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