Capítulo XXXV
El abuelo Jigoro aún no mejoraba y no paraba de preguntar por su otro nieto. Zenitsu trataba de pasar más tiempo con él, pero al parecer no podía ocupar el lugar de su hermanastro también. No tenía el número de Kaigaku para llamarlo y las veces que lo vio en la academia no pudo hablarle sobre el estado de su abuelo porque el otro parecía más enfocado en otras cosas. Aún no comprendía el repentino comportamiento de su hermanastro, ni quería entenderlo. Según él, quería ayudarlo con Uzui sensei, pero eso ya no tendría sentido porque ahora presumía de que ya era oficialmente el novio de Uzui Tengen. Puso una sonrisa boba que no duró mucho pues su abuelo le había golpeado el brazo por tardarse tanto en darle el medicamento. Por poco y le derramaba el remedio desde la cuchara. Zenitsu se disculpó y siguió atento a su abuelo. Lo recostó en su cama y esperó a que durmiera.
Ya en la soledad de su dormitorio pudo festejar al fin. Trajo unos cuantos bocaditos que nada más eran papas fritas y cargó su vaso con refresco, suficiente para 'marearse' con un toque de limón. Se sentó en su escritorio y se colocó sus lentes negros. La música sería su compañera de la noche, por lo que se puso los auriculares para empezar con su íntima celebración. ¡No moriría solo! Al fin tenía pareja. — I'll tell you what I want, what really really want — tarareaba a la vez que comía sus papitas, subiendo las piernas sobre el escritorio. — If you wanna be my lover —
La verdad no debería estar haciendo estas cosas, pues su abuelo estaba muy enfermo... Zenitsu pensó por unos minutos — definitivamente no es un buen tiempo para tener novio... — Se daría el gusto por esa noche. Estaba seguro que su abuelo se recuperaría, solo tendría que cuidarlo más.
Mi sensual sensei uwu:
— Mi amor
— ¿Ya estás durmiendo?
Zenitsu sonrió como idiota nuevamente al ver el mensaje de su profesor. Sorbió su refresco y se bajó el lente para leer mejor.
Hola 💘💘
Aún no
Estaba haciendo la tarea
Mi sensual sensei uwu:
— Quiero ayudarte a hacer la tarea 😏
— Mi chico responsable
— Deberías descansar, bebé
Ugh, ¿bebé? Definitivamente no. Se mantuvieron así, mandándose mensajes, a veces discutiendo y otras solo echando demasiada miel. Se despidió de su novio con un mensaje inocente de buenas noches, pero Uzui envió una foto suya en su estado actual para despedirse de él. ¡DEMONIOS! Este hombre no tenía decoro. Zenitsu se había sonrojado de sobremanera. Se tapó los labios y admiró aquella foto de su profesor con el cabello desordenado, acostado en su cama y con esa sonrisa ladina. ¿Tendría que enviarle también una foto suya? No, no lo haría. Aún no, tal vez lo haga en otros días. Envió unos cuantos corazones para no dejarlo en visto, que fácilmente se ofendía, y se dispuso a dormir. Mañana tendría que contarles a sus amigos sobre el nuevo logro que obtuvo.
— ¿CÓMO QUE UZUI TE PIDIÓ QUE FUERAS SU NOVIO? — Inosuke elevó la voz cuando Zenitsu les comentó sobre su nuevo estado civil en completo secretismo. El rubio frunció los labios y ladeó la cabeza. Tanjirou trató de callar a su amigo pero ya era tarde.
— ¡Maldición, Inosuke! No es algo que todo el mundo deba saber. — se quejó Tanjirou. Zenitsu asintió con la cabeza, pero la verdad ya le daba igual si todo el mundo se enteraba. Uzui es suyo.
— Fuera de mi iglesia — el de hebras azuladas se dirigió nuevamente al rubio entre bromas. — ¿Me invitan al casamiento? Puedo ser el que tira el arroz — Tanjirou rió con ganas ante las bromas de su amigo. Zenitsu solo negaba con la cabeza mientras realizaba su rutina de prefecto.
— No es un matrimonio. ¿Cómo que me echas de la iglesia para luego casarme al instante? — siguió la corriente a su amigo.
— Y yo que creía que morirías solo porque la hermana de Kentarou no te iba a hacer caso nunca — confesó, para ser reprendido con un golpe en su brazo. Tanjirou negó con la cabeza. Era cierto, su amigo ya había olvidado a su hermana más rápido de lo que esperaba, y eso que él no tuvo que hacer nada. ¿O sí?
— Qué cosas, ¿no? —
— ¿Y bien? ¿Cuándo celebramos? Es un logro que jamás creí que podría pasar — murmuró, siendo reprendido por segunda vez por Tanjirou. Zenitsu estaba de buen humor. Quería festejar, pero lo de su abuelo le impedía hacerlo.
— Me gustaría hacerlo, pero el abuelo está muy enfermo — habló haciendo una mueca, llamando la atención de sus amigos.
— No lo sabía. Podríamos ir a visitarlo. Es un buen hombre — respondió Tanjirou ayudando a su amigo a repartir las carpetas. Inosuke asintió y se encogió de hombros.
Era jueves, lo que significaba peligro. No podían llegar tarde a las clases de Sanemi sensei, era demasiado humillante ganarse un reproche por parte de él, además, aún no habían superado el examen pasado. Zenitsu solo saludaría a su sensei y le entregaría su carpeta. Ah, nuevo novio, ¿seguiría llamándolo sensei? Ingresó al salón y dejó la carpeta sobre el escritorio. Ah, su nuevo novio no estaba, pero sí sus cosas. Miró el portafolio de su profesor y la curiosidad le ganó. Se volteó para ver que no venía el dueño y se dispuso a hojear rápidamente. No estaba bien fisgonear en las cosas ajenas, tampoco era que desconfiaba en Uzui, solo quería saber si esa chica lo había escrito devuelta. Se detuvo al ver SU dibujo en medio de sus documentos. Estaba plastificado y bien cuidado... No pudo evitar conmoverse al ver que su sensei aún lo tenía. Borró su sonrisa al ver aquellos sobres color rosa. Zenitsu se preguntaba por qué los traía consigo aún. Esta vez habían más, con las mismas letras y los mismos corazones mal formados. — Será zorra...— murmuró. Se estaba atrasando por lo que guardó todo nuevamente con la misma rapidez anterior y se volteó con la intención de salir de allí. Frunció los labios en una sonrisa nerviosa. Uzui estaba detrás de él. ¿Desde qué momento? Se preguntó entre gritos internos.
— Amor — llamó para atraerlo en un abrazo. Zenitsu le correspondió, aún pensando en si lo había visto husmear entre sus cosas. — Estaba comprando café. — comentó mostrándole su taza de, definitivamente, café.
— Oh, ¿no crees que estás tomando mucho café últimamente? — el rubio no sabía qué cosas decir, así que lo mejor sería reprenderlo por su vicio. Uzui frunció el ceño y lo miró con confusión, Zenitsu desvió la mirada.
— ¿Hm? ¿Tú crees? — se fijó en su taza humeante. Ladeó la cabeza y asintió. — Puede ser, pero es que no puedo dormir porque pienso mucho en ti, ¿sabes? Por eso un buen café y un buen beso me despertarían de una vez— comentó inclinándose hacia el rostro de su chico. Zenitsu sonrió de lado.
— Le llaman Romeo — murmuró, recibiendo un beso del albino, quien sonrió entre sus labios ante la mención de su chico. El rubio besó su mejilla y se separó de él. — Tengo que llegar a clases antes que Sanemi sensei... — Uzui asintió y le dejó otro corto beso para luego acomodarse en su escritorio, dejando que su chico vuelva a sus clases de matemáticas.
— Este Sanemi — murmuró mientras sorbía el café.
— La vida me a dado un hambre voraz y tú apenas me das caramelos — Sanemi frunció el ceño al escuchar eso, ¿qué demonios le pasaba a la juventud de hoy? Miró con los ojos entrecerrados a su alumno, quien estaba con un libro abierto, escondiéndose detrás de él. — Pobre de el desprevenido que no se esperaba una de esas... — canturreaba. El profesor se acercó lentamente a su alumno, ese chico problemático de siempre, amigo de su estúpido hermano, haciendo siempre estupideces. ¿Estaba comiendo en su clase?
Tanjirou y Zenitsu se habían percatado de que el profesor de matemáticas estaba acechando a Inosuke, pero no podían hacer nada, su amigo estaba detrás de ellos. Ya lo habían advertido, pero a Inosuke no parecía importarle nada. Se sobresaltaron al sentir el aura potente del profesor Sanemi cerca de ellos, por lo que Tanjirou levantó la mano involuntariamente para llamar la atención de su profesor. — Eh, ¿Sanemi sensei? — llamó, pero el aura amenazante del matemático era más fuerte. — No hay caso... — susurró abatido.
— Hashibira san. — llamó con una sonrisa forzada, manteniendo el ceño fruncido. Inosuke levantó la mirada aún masticando su comida. Esta vez se había preparado unos tacos de carne. Sanemi sensei arrugó la nariz al oler ese aroma condimentado. — ¿Acaso estás comiendo taquitos en MI clase? — se cruzó de brazos aún portando esa sonrisa sádica en el rostro.
— Ya no hay para usted — habló finalmente el de hebras azuladas tragando toda sus comida. Sanemi sintió un choque. Inosuke volvió a bajar la mirada para observar su cuaderno. — Su clase me da hambre — comentó mientras agarraba su calculadora.
Tanjirou y Zenitsu se preguntaban en qué momento dejó de respetar al profesor más temido de la academia. Vieron resignados cómo Inosuke era llevado por el profesor de matemáticas hacia la salida. — ¿Será este el fin del hombre araña? — preguntó el rubio haciendo una mueca.
— ¡Cruzaste la línea! — se quejó Inosuke al ser arrastrado por Sanemi sensei, quien lo tenía fuertemente agarrado del brazo. El de hebras azuladas quería alcanzar sus pasos, pero terminaba arrastrando los pies al no poder seguir el ritmo en que iba su profesor. Chasqueó la lengua.
— ¡¿QUÉ LÍNEA, MALDITO?! — reprendió el profesor, caminando en dirección a la sección mariposa. Inosuke tenía que idear un plan antes de ganarse un reporte por parte de la dirección. ¿Qué podría hacer?
— Oye, esa no es manera de hablarle a la gente. — reclamó a la par que pudo lograr usar sus pies para caminar. Los estudiantes los veían con impresión. Era terrible cuando el profesor de matemáticas perdía la paciencia. — Por eso todo el mundo te odia, Sanemi sensei. — el profesor frenó en seco. Inosuke no supo si decir eso fue peor o no. — So, anyway... —
— ¿Qué dijiste, imbécil? — preguntó girando el rostro para verlo aún con ese aura negra. Inosuke cerró un ojo y sonrió de lado. El color negro que emitía era muy fuerte.
— No, ya nada — se cruzó de brazos. Sanemi estaba por explotar. — Pero sabes, usted es un buen profesor y yo un buen alumno. Dejemos de lado las diferencias y unámonos por un mundo feliz — dijo tratando de persuadir acudiendo a la evangelización. Colocó una mano en el hombro del profesor y dio unas palmaditas.
La hora del receso llegó finalmente para calmar la ansiedad de Tanjirou y Zenitsu. Inosuke no había regresado al aula, pero el profesor sí, luego de varios minutos de haberlo llevado a quién sabe dónde. Nadie más dijo nada, pero sí se había generado un ambiente oscuro al ver que su amigo no regresó. ¿Qué había hecho con él? ¡Al menos comió todos sus taquitos! — Sospechoso... — murmuró el de cabello burdeo.
Decidieron ir la cafetería antes de empezar con el luto en honor al soldado caído, pero se alegraron al poco tiempo cuando vieron a Inosuke cruzar la puerta con unos lentes negros puesto. — Ya llegué, estúpidas — dijo sentándose junto a sus amigos.
— ¡Inosuke! ¡Por fin llegas! ¿Qué demonios fue lo que sucedió? — Tanjirou se apresuró en abordar a su amigo. Estaba preocupado sí.
— Supongo que era algo que tenía que pasar. — respondió abriendo una bolsa de papas fritas. — Puse al profesor en su lugar. — comentó como si nada.
— ¡No parece! ¡Si no volviste! ¿Acaso te expulsaron? — preguntó el rubio con confusión. Inosuke le restó importancia.
— Nop, la verdad que ni llegamos a la sección mariposa porque el profesor estaba demasiado colérico que perdería la paciencia frente al director Ubuyashiki. — Tanjirou, Zenitsu y Genya lo veían asombrados. Se había salvado del reporte de Sanemi.
— ¡Imposible! ¡Eso seguro estuvo intenso y yo no lo pude ver! — exclamó Genya. No podía creer que su hermano haya cedido de ese modo.
— Si fuera real podría valer una fortuna — comentó el rubio, al parecer seguía incrédulo. Sanemi sensei había estado de malas el resto de la clase, pero pensó que podría ser a causa tomarse la molestia de llevar a su alumno a la dirección.
— ¡Hey! Es cierto, la prueba es que no tengo ningún reporte — dijo relajándose en su asiento e imitando el símbolo de la paz con las dos manos. — Hoy gané más cosas de las que perdí — comentó con una sonrisa triunfal.
— Me intriga qué podrías haberle dicho al profesor para que te dejara libre. Es de Sanemi sensei de quién hablamos. — habló Tanjirou interesado en su amigo. Recargó su rostro sobre sus manos y esperó una explicación convincente.
— JA. Será divertido cuando llegue en casa. — murmuró Genya aún emocionado por enterarse de la caída de su hermano. Zenitsu también dirigió toda su atención en su amigo, quien aún no se movía de su asiento ni cambiaba de posición.
— Argh, ustedes — dijo quitándose los lentes para entornar los ojos. — Bien, solo le dije algunas cosas que deberían calmar los nervios de una persona. Eso fue todo. No piensen mal, malpensados — suspiró negando con la cabeza. Sus amigos eran muy paranoicos.
Estaban insatisfechos sí, pero dejaron pasar al ver que el de hebras azuladas no tenía la intención de seguir hablando sobre eso. Cuando llegaron al gimnasio Tanjirou se desvió de sus amigos y se encaminó en dirección al lugar donde se encontraba Tomioka sensei. Este parecía muy concentrado mirando su carpeta y tenía algunos problemas para ordenar sus papeles. Su alumno podía percibir la rabieta que estaba haciendo al no poder ordenar sus documentos. Giyuu estaba murmurando algunas cosas con el ceño fruncido. Decidió acercarse a ayudarlo, después de todo, se sentía un poco mal aún por haberlo dejado colgado esperando una respuesta a su propuesta.
Inosuke, Genya y Zenitsu pestañearon y volvieron a mirarlo con una incógnita en la cabeza. Tanjirou estaba cambiando... Se dispusieron a estirarse antes de empezar con los pre entrenamientos, ya que los ejercicios de Tomioka sensei solían ser contraproducentes si no se hacía un pre calentamiento antes del calentamiento. Zenitsu se había colocado nuevamente las pincitas que le había dado Uzui para apartarse el flequillo y así poder iniciar, a regañadientes, con la clase de educación física.
Tanjirou seguía ayudando al profesor de educación física con cualquier cosas que este disponía. Los demás estudiantes podían pensar que se trataba del famoso 'adulador' que se convertiría en el alumno favorito. Tomioka sensei parecía más animado teniendo a su chico a su lado. Sin dudas hacían una linda pareja, pensó el rubio, quien lo veía a lo lejos.
La clase pasó más rápido de lo que esperaban, al parecer era buena idea que Tanjirou acompañara al profesor para que este esté más calmado y benévolo. Inosuke llevaba raspaduras y moretones, pero mantenía una sonrisa vencedora en el rostro. Había tenido un duro partido de fútbol con los de la otra sección, ganándoles en dos rondas de seguido. Sí, Inosuke estaba teniendo un buen día. Se cambiaron de uniforme y se despidieron del profesor, quien estaba con una media sonrisa. ¿Ya lo evangelizaron? Tanjirou también estaba más animado y con una sonrisa, que borró al poco tiempo de sentir cómo sus amigos se pegaban a él expectantes para escuchar el chisme.
— Solo lo ayudé y ya — se defendió encogiéndose de hombros. — Giyuu san es una buena persona — comentó a sus amigos quienes lo miraban con recelo.
— Hmm, ajá, como digas — Inosuke le sonrió con diversión. Zenitsu también quería burlarse de su amigo.
— ¡Vivan los novios! — exclamó levantando los brazos, ganándose un leve golpe de su amigo en su cosquilla. — ¡Auch! — se quejó para empezar a sobarse esa zona.
— ¡SHH! Que todo el mundo va a escuchar eso — Tanjirou estaba sonrojado, tratando de taparse el rostro. Sus amigos seguían molestándolo con Giyuu san, no los culpaba, suponía que solo querían animarlo a olvidar su amor por el profesor de historia, a su manera...
Ayudaron a Zenitsu con las carpetas y lo dejaron libre para que vaya junto a su novio, se despidieron de él con algunas bromas y risas, hasta que el rubio prometió vengarse, adelantando algunas burlas sobre sus encuentros inusuales que tuvieron ese día con los profesores de matemáticas y educación física. De esa forma logró callarlos. Se dirigió con una sonrisa hacia el aula de su profesor, ingresó y cerró la puerta detrás de él, llamando la atención de su sensei, quien estaba pintando otro lienzo.
Uzui se acomodó en su asiento y lo miró con una sonrisa, Zenitsu se acercó a él y se ubicó detrás de su profesor para poder recargar su rostro sobre el hueco de su cuello. Se encariñó, impregnándose el perfume de su profesor, dejando un beso cerca de su nuca. Uzui solo sonreía ante esa muestra de cariño, estaba feliz sí. Su chico terminó siendo muy cariñoso. Levantó la cabeza y esperó un beso del rubio, quien no tardó en comprender la petición de su novio, inclinándose y uniendo sus labios en besos cortos. — Amor — susurró el albino, ruborizando al chico.
— ¿Cómo estás? — preguntó el rubio sentándose en un asiento que estaba al lado para dirigir nuevamente su atención al profesor. Uzui ladeó el rostro y miró al frente.
— Creo que me dio hambre... — comentó con el ceño fruncido. Zenitsu lo miró divertido y se ofreció a ir a comprar algo de la cafetería para compartir. — No hace falta..., me gustaría poder comer nuevamente algo que hagas tú. — confesó empezando a trabajar de nuevo.
— Bueno, podría hacerte algo pero para mañana... ¿En serio no quieres que vaya a comprar algo? — Uzui negó con la cabeza y estiró su brazo para atraerlo a él. Zenitsu se acomodó a su costado.
— Seguro se me pasa si me das unos cuantos besos más — el rubio se sonrojó y frunció los labios. Su novio era muy directo y demasiado empalagoso. Uzui lo miró con diversión para luego empezar a morder su oreja.
— ¡Tengen! — Zenitsu se tapó la oreja que ya estaban rojas también y giró a mirar a su profesor. Entornó los ojos y se acercó a su rostro. Rodeó el cuello del albino y besó su mejilla izquierda, Uzui estaba atento a cada movimiento de su chico. El rubio era muy delicado, le hacía cosquillas. Recorrió la mejilla con su nariz y juntó su frente con la de su maestro. — Eres un idiota — le dijo sin cuidado. Uzui entrecerró los ojos y acortó la mínima distancia que tenían para besarlo con ansias. Sostuvo a su chico de la cintura y lo pegó a su cuerpo.
— Tu idiota, entonces. —
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