Capítulo XXXIX

Uzui se sintió peor cuando tampoco vio a su chico esa mañana. Le había enviado sus típicos mensajes de buenas noches, no recibiendo respuesta alguna. Era evidente que se había molestado, otra vez. Ya era la tercera taza de café que tomaba ese día, y aún no habían iniciado las clases. Se sentía ansioso. Su encuentro con su chico era inevitable. Lo vería ese día. 

Zenitsu se encontraba en los sanitarios, arreglándose el cabello y fijándose en el reflejo de sus amigos. Ya había entregado todas las carpetas y había pedido nuevamente a Tanjirou el favor de que él fuera junto a su profesor. No dejaría que Inosuke se encuentre con él, aunque quisiera, pero no quería que su amigo se metiera en problemas por su causa. Suspiró. 

— Entonces el idiota de Doma cree que tengo pareja. — se quejó el de hebras azuladas. — Casi lo estrangulé ayer. Y todo por culpa de sus estúpidos mensajes mencionando a Sanemi sensei. — reclamó chasqueando la lengua.

— ¿Por qué dejas que tu padrastro revise tu teléfono? — preguntó el rubio colocándose bálsamo en los labios. Tanjirou también se fijó en su amigo, expectante. 

— ¡Maldición! Yo no dejaría que revisara mis cosas, él es el metiche que agarró mi celular al escuchar que me llegó un mensaje. — se defendió a la vez que ataba su cabello en una coleta. 

— Tal vez solo se preocupa por ti — respondió Tanjirou, haciendo que Inosuke entornara los ojos. — Deberías darle una oportunidad para que sea tu amigo. —

— El lunes sin falta, carnal — respondió con sarcasmo, saliendo del baño y siendo seguido por sus amigos. 

Ingresaron al aula, ubicándose en sus lugares para esperar al profesor de historia. Inosuke volvió a sacar su 'desayuno', invitando a sus amigos, quienes aceptaron gustosos. — ¿Y cómo está tu abuelo, Monitsu? — 

Zenitsu se encogió de hombros y suspiró. — Por ahora está mejorando, pero es que no se queda quieto. A veces pienso que la mejor idea sería atarlo a la cama. — respondió mientras sorbía el café que le había invitado su amigo.

— Hm, tal vez vayamos a visitarlo este fin de semana. Pero es que mamá me deja mucho trabajo en la panadería. Por cierto, Giyuu san va con más frecuencia. — comentó, recibiendo las miradas divertidas de sus amigos. 

— AH, perdón, Giyuu san, dice— se burló Inosuke, haciendo reír al rubio. — Seguro va para conocer a la suegra — Tanjirou quedó boquiabierto y se defendió dándole un leve golpe en la espalda, provocando un arranque de tos en su amigo. Zenitsu rió con ganas, para luego callar y bajar la mirada cuando vio a su profesor ingresar al aula. Carraspeó y se dio cuenta que su cuaderno en realidad era un objeto demasiado interesante. 

Tanjirou abrió la boca y la volvió a cerrar, llamando la atención de Inosuke, quien estaba tomando copiosamente de su botella de agua para detener la tos. ¿Qué hacían el profesor Uzui e Iguro en la clase? Se suponen que deberían tener clase de historia. 

— Buenos días, chicos, ¿cómo están? — saludó Rengoku sensei colocándose en el medio del salón. — Espero que estén con mucha energía para la clase de hoy porque la desarrollaremos en el exterior. — dijo, haciendo que sus estudiantes empiecen a murmurar entre ellos. Sonrió alegremente. — Hoy nos vamos al teatro. — 

— Yeiii — celebró Inosuke, tomando un sorbo de su café como festejo. Tanjirou se veía emocionado y codeó a su amigo rubio, quien seguía impresionándose con su cuaderno para no levantar la mirada. 

— Presenciaremos una obra musical y para ello contaremos también con la presencia del profesor de artes y de música. — presentó a sus compañeros. Uzui saludó con la mano y con su sonrisa de siempre, mientras que Iguro solo los miraba juzgándolos en silencio. — Les comento que también seremos acompañados por los alumnos de último año. — 

— No yei — Inosuke hizo una mueca de desagrado y bebió otro sorbo en consuelo. Tanjirou también frunció el ceño y quedó pensativo. Zenitsu entornó los ojos. Hubiera preferido que la sección B los acompañara.

— Bien, tienen unos diez minutos para que preparen sus cosas, si quieren comprar algo para comer o solamente alistarse y descansar antes, porque iremos caminando hasta el teatro. — El profesor de historia continuó dando indicaciones. — Los veo en diez minutos en la entrada de la academia, llamaremos lista, así que no pueden escaparse. Sin tienen algún inconveniente, pueden acercarse a nosotros. — finalizó, saliendo nuevamente del aula y siendo seguido por los otros dos profesores. 

— Qué estupidez — se quejó el rubio que finalmente levantó la mirada. — ¿Puedo cancelar? — preguntó a sus amigos.

— No lo creo. Supongo que es una buena idea para despejarte un poco, ¿no lo crees? — respondió Tanjirou a la vez que arreglaba sus cosas. 

— ¿Cómo te digo que el profesor de artes también irá? — habló el rubio con fastidio, alarmando a su amigo. Se había olvidado de ese detalle. 

— Oh... —

— Solo no le hagas caso. Concéntrate en nosotros y no habrá drama. — respondió Inosuke levantándose de su asiento. 

— ¿Y si no quiero qué? — preguntó levantándose también para acomodar sus cosas. — Preferiría estar con el profesor Tomioka en su clase. — 

Salieron del aula estirando a un Zenitsu enrabietado. Compraron algunas papas fritas, galletitas y recargaron sus botellas de agua para sobrevivir al largo recorrido que les esperaba. Se dirigieron a la entrada, visualizando a los demás compañeros que estaban esperando junto a los tres profesores. Inosuke entornó los ojos y Tanjirou resopló al ver a los chicos de último año. Obviamente no todos eran desagradables, pero no podían evitar hacer un mohín de desprecio cuando vieron a Akaza, Kaigaku y a los hermanos Gyu y Ume. Zenitsu tragó saliva y miró de reojo a su profesor de artes. Desvió rápidamente la mirada cuando conectó con sus ojos violetas y se ruborizó sintiendo fastidio. 

Los tres suspiraron y se colocaron a un lado, cerca de sus demás compañeros. — Me da asco de solo verlo — Inosuke miraba con recelo a su profesor de artes, juzgándolo. Uzui se incomodó y carraspeó al sentir esa mirada amenazante. Aún no era momento de acercarse a su chico. Frunció el ceño cuando vio que el rubio era abordado por su extraño hermanastro. 

Zenitsu rodó los ojos y miró al azabache. — ¿Qué quieres? — preguntó directamente con semblante fatigado. 

— Oye, tranquilo, hermano. Solo vengo a saludarte. ¿No crees que es magnífico que nos hayan juntado con tu clase? — sonrió con burla. Tanjirou lo miró con una sonrisa cínica. 

— No, siguiente pregunta — el rubio respondió tajante. Kaigaku bufó y se cruzó de brazos. Inosuke se colocó a su lado para mirarlo fijamente, esperaba poder intimidar al hermano de su amigo para ver si se marchaba de ahí. El azabache lo miró con el ceño fruncido y entornó los ojos. 

— ¡Bien, si ya están todos, podemos emprender nuestro camino! — habló el profesor de historia, llamando la atención de los dos grupos. Respiraron profundo y siguieron a los demás compañeros que estaban enfrente de ellos. El trío tenía la idea de ubicarse detrás de todos, para no sentirse tan observados, pero tuvieron que caminar más hacia al frente a regañadientes al ver que los chicos de último año se colocaban en su dirección. 

No sabían en dónde quedaba aquel teatro, pero estaban tardando mucho en llegar. Inosuke ya estaba arrastrando los pies y no pudo evitar comer lo que se suponía era para el breve receso que tendrían luego de la obra. Tanjirou ladeaba la cabeza, tratando de no perder de vista al profesor de historia, Zenitsu lo miraba con confusión. — Creí que ya lo habías superado — murmuró con el ceño fruncido. 

Tanjirou lo miró y desvió nuevamente la mirada. Zenitsu solo pudo lanzar una risita. — ¿Acaso le estás viendo el trasero? — se entrometió Inosuke, provocando más risas en el rubio. Tanjirou se ruborizó y lo reprendió con la mirada. — No te culpes, confirmo que todos estamos mirándolo. — apoyó el de hebras azuladas. Zenitsu frunció el caño y lo miró con indignación. 

— ¡No me metas! ¡Eh! — se quejó el rubio señalando a su amigo. — Creo que sería más divertido si viniera Tomioka sensei. —

— ¡¿Acaso quieres que el mundo explote?! — exclamó Inosuke, para luego unirse a las carcajadas de sus amigos. — JA. Miren lo que puedo hacer. — dijo antes de subirse a trepar un árbol que estaba en su camino, alarmando a Tanjirou y Zenitsu. 

— El rey mono — aplaudió el rubio. Al parecer estaban haciendo demasiado escándalo, que llamaron la atención de los demás estudiantes y de los profesores. Ahora estaban caminando en silencio, con un Iguro sensei vigilando sus espaldas. — Se dice ser el domador de serpientes, pero no tiene ninguna, en fin, la hipotenusa — murmuró Zenitsu, parodiando una frase que era tendencia.

— ¿Cuándo vamos a llegar? — Inosuke ya estaba haciendo un berrinche nuevamente. Quiso ir a molestar a los profesores, pero sus amigos lo detuvieron. — Oh, ya llegamos. — celebró levantando los brazos. La celebración le duró poco porque Iguro sensei se acercó a él y le bajó los brazos. — Esa cosa ni sentimientos tiene — opinó inflando las mejillas. 

El teatro tenía un diseño algo moderno, parecía pequeño por fuera, pero al entrar se sorprendieron por lo espacioso que era. Había un salón que antecedía a la sala teatral, con algunas columnas de mármol y grandes espejos en cada esquina. Las cortinas color crema tenían un corte justo, por lo que no llegaban a tocar el suelo. También había una araña con cristales colgando del techo. Y solo eso. Parecía más bien un punto de encuentro, y lo era, solo era el salón para esperar el ingreso a la sala principal. En el fondo había un patio que ocupaba algunas aulas, dando a entender que los artistas estudiaban allí. Aún faltaba para que inicie la función, por lo que Rengoku sensei les dio tiempo libre para recorrer el lugar. 

Inosuke estiró a sus amigos frente al espejo para poder tomar algunas fotos, hicieron algunas poses entre risas, hasta que se ruborizaron al ser descubiertos por el profesor Iguro y Uzui, quienes lo miraban desde el reflejo. Decidieron caminar en otra dirección. Ahora estaban con las cortinas, jugando con ellas y divirtiéndose, pero nuevamente se sentían avergonzado por las miradas extrañadas que le daban los demás. 

Uzui no perdía de vista a su chico. Sonrió al verlo risueño y sintió la calidez en su pecho. Quería poder abrazarlo y llenarlo de besos, se veía hermoso jugando con los espejos y las cortinas, eso le provocó un sentimiento de nostalgia. Suspiró, colocando sus manos en sus bolsillos. ¿Podía acercarse a él? Esperaba tener la oportunidad de sentarse a su lado durante la obra musical. Durarían casi dos horas dentro del teatro, era demasiado tiempo perdido para no ver a su chico. Se decidió acercarse a él al verlo distraído con el celular en mano. Sus amigos estaban un poco alejados de él, así que era una buena oportunidad. Dios, si tan solo pudiera llevárselo a otro lugar. 

— Tengen sensei... — entrecerró los ojos y bufó al escuchar esa melosa voz detrás de él. Se volteó a ver a la chica que tenía una sonrisa ladina. 

— Kamado san, ¿cómo estás? — Tanjirou se sobresaltó al escuchar esa voz y sonrió nervioso. Se giró para verlo y saludó con una inclinación.

— ¡Rengoku sensei! Estoy emocionado con la clase de hoy, ¿y usted cómo se encuentra? — devolvió la sonrisa animada. Estaba ruborizado. Le parecía raro que el profesor de historia se acercara a saludarlo luego de ese encuentro que tuvieron.

— ¡Qué bien! ¡Será un día excitante! Me estaba preguntando si quisieras sentarte a mi lado — dijo sonriendo algo nervioso. Desvió la mirada por un rato y volvió a mirar a su alumno. Tanjirou estaba con la mente en blanco. 

Inosuke y Zenitsu aún estaban jugando con las cortinas, escondiéndose detrás de ellas y enredándose con la tela. Frenaron cuando vieron al profesor de artes hablando nuevamente con esa chica. El rubio entornó los ojos y desvió la mirada. Inosuke se había enrabietado otra vez. — Quiero pegarle, hay que pegarle — 

— ¡No! Déjalo, no lo vale — dijo mirando sus uñas con desinterés, fingiendo que todo estaba bien. En realidad se estaba muriendo por dentro. Quería llorar y salir de allí para volver a su casa. Se había decepcionado al ver que su aún 'novio' no se había acercado a él, y ahora prefería estar con esa chica bonita antes que con él. Salió de detrás de las cortinas y caminó en dirección al patio. Inosuke miró al profesor y lo amenazó con unos ademanes para luego seguir a su amigo. 

El albino había visto cómo su chico se marchaba de allí al verlo con Ume. Resopló y miró a la chica. Frunció el ceño y ladeó la cabeza, ella seguía hablando y él no sabía qué demonios decía. No la había escuchado. Se disculpó y le dijo que iría al baño. Ume lo miró con fastidio y se cruzó de brazos. 

Uzui salió también al patio, buscando a su chico. Quiso acercársele cuando lo visualizó, por lo que apresuró sus pasos hasta llegar a él. Chasqueó la lengua al encontrarse con el hermano de Zenitsu, quien también se había acercado. Ahora estaban ahí, mirándose desafiante y con el rubio en medio. 

— Sensei, creí que estaba entretenido con mi compañera. — habló el azabache cruzándose de brazos y con el mentón levantado. Zenitsu los miró con una mueca y rodó los ojos, quiso salir de allí, pero sintió los brazos de su profesor sobre su pecho, empujándolo hacia atrás hasta chocar con su cuerpo. 

— Agatsuma dos, veo que estás muy interesado en mi vida. ¿Por qué no vas a dar un paseo por allí y dejas de entrometerte donde no te compete? — respondió con ironía. Atrajo más a su chico hacia su cuerpo al sentir que quería zafarse. 

— Me compete, profesor, porque al parecer usted quiere comer doble y es con mi hermanito con quien se está metiendo. — habló con una sonrisa burlona en su rostro. Uzui entrecerró los ojos, deteniendo las manos de Zenitsu que lo estaban arañando. 

— Habla el hermano ejemplar, ¿no? Me disculpo por querer vivir mi vida, si es eso lo que te molesta. — respondió, enfadando más al rubio quien trataba de poner más fuerza para separarse de él. — Deberías dedicarte a otra cosa, porque ser mentiroso y buen hermano a la vez no te sale. — se quejó al sentir una mordida en su brazo y bajó la mirada para ver a su chico. Kaigaku no los dejaría solos si él no se alejaba ahora. Decidió ignorar los empujones del rubio y se inclinó hasta quedar cerca de su rostro. 

— ¡Ya déjame! ¡Maldición! — se quejó tratando de alejar a su profesor, quien había frenado sus brazos. — Voy a gritar — amenazó. Uzui solo sonrió con diversión, su chico estaba cerca de él. — VOY A LLORAR TAN FUERTE PARA QUE ME SEPAREN DE USTED DE POR VIDA — el albino ignoraba eso para empezar a encariñarse con el rostro del rubio, quien ladeaba la cabeza tratando de evitar el roce de la mejilla de su sensei. 

— Perdóname — susurró dejando un beso en la mejilla sonrosada de su chico. — Zenitsu, te extraño — siguió susurrándole a pesar de tener a aquel chico azabache enfrente de él. El rubio seguía forcejeando hasta que escucharon la voz del profesor Rengoku llamando a todos para ingresar al teatro. Zenitsu salió de allí con pasos apresurados, dejando a Uzui y a Kaigaku solos. El azabache también decidió seguir al rubio, siendo seguido del profesor de artes que aún no se sentía satisfecho. 

Inosuke se había escondido detrás de una columna de mármol para observar toda esa escena. Su escondite había funcionado, no se habían percatado de su presencia. — Eres grande, Inosuke — se felicitó a sí mismo para también ir a buscar a sus amigos. 

Ingresaron al teatro que ya estaba a oscuras, Zenitsu se sintió desconcertado y abandonado al ver a Tanjirou junto a Rengoku sensei en la primera fila. Abrió la boca ofendido y sintió cómo agarraban su mano para estirarlo hasta la fila del fondo. — ¡Qué demonios! — se quejó cuando vio a Uzui llevándolo hacia los asientos. — ¡Yo no quiero sentarme contigo! ¿No entiendes? Arghhhh — siguió quejándose al ver que su profesor ya se había sentado en un asiento, acorralándolo y dejándolo sin salida. Se sintió peor cuando volteó y vio a Kaigaku en su otro costado. Y se sentó a regañadientes para no hacer ningún escándalo. No quería ser recordado como el niño llorón de primer año. Se cruzó de brazos y miró al frente. 

Uzui estaba con una sonrisa triunfal, que fue borrada luego de ver cómo Ume se sentaba a su lado. Zenitsu chasqueó la lengua y se alejó un poco de la cercanía de su profesor, pegándose a Kaigaku, quien lo miró con una sonrisa ladina. Entrecerró los ojos y se alegró cuando vio a Inosuke sentarse enfrente de él. 

— ¡Inosuke! Ayúdame a salir de aquí, pss, Inosuke... —  llamó a su amigo, quien se volteó a verlo. Zenitsu levantó una ceja al verlo con sus lentes negros. Inosuke se encogió de hombros y empezó a sacar la comida que tenía guardada en su mochila.

— Solo salta y ya — respondió con obviedad. El rubio resopló. — Yo te ayudo — dijo a la vez que se giraba por completo, ignorando la mirada amenazante de su profesor de artes. Zenitsu trató de pasarse al asiento del frente, pero Uzui volvió a estirarlo, rodeando la cintura del rubio con su brazo izquierdo. Inosuke se bajó el lente para juzgarlo con la mirada, mirándolo de pie a cabeza. 

— ¡Hey! — y nuevamente estaba tratando de apartar el brazo de su profesor, quien lo pegó a su costado. 

—  Shh, ya va a empezar — susurró en el oído del rubio. Zenitsu hizo una rabieta pero se frenó cuando se dio cuenta que Iguro sensei lo estaba mirando fijamente. Sin dudas, prefería estar con su profesor de artes, Kaigaku e Inosuke que con el loco de las serpientes. Uzui lo soltó al instante en que el rubio se detuvo, dejando que se acomode en su asiento. 

— ¿Y esta? — habló nuevamente Inosuke, mirando de pie a cabeza a Ume, quien lo estaba ignorando para pegarse más al profesor. — Zorra — llamó. Uzui le reprendió con la mirada, pero le dio la razón.

Zenitsu estaba inquieto, miraba de reojo a su profesor y a esa chica solo para sentirse peor. Decidió pegarse nuevamente a Kaigaku, llamando su atención. Respiró hondo y perdió la paciencia cuando sintió cómo Uzui quiso agarrar su mano. La apartó con violencia. — Te golpearé si me tocas — murmuró amenazante. — ¿Qué no tienes suficiente con tu chica? — preguntó rechinando los dientes. Uzui lo miró con la boca abierta, quiso decir algo pero Ume colocó su brazo sobre su hombro izquierdo, rodeándolo para empujarlo hacia ella. Zenitsu se ofendió y lo miró con tristeza. 

El albino sintió un golpe en su corazón al ver esa mirada y lo miró con desesperación. — Zenitsu... — lo llamó tratando de sostenerlo nuevamente de la cintura, se veía muy mal así que dejó que se pasara al asiento de delante. Apartó el brazo de su alumna y se cerró en su asiento, cruzando las piernas y los brazos. Ume entrecerró los ojos. Un aura oscuro rodeaba a su profesor, por lo que prefirió despegarse a él. 

Kaigaku estaba con una sonrisa burlona, separar a Zenitsu de su profesor fue más fácil de lo que esperaba, Uzui parecía un hombre intimidante, pero al parecer solo era un idiota más sin tacto. 

Inosuke alimentaba a su amigo para animarlo un poco, le ofrecía chocolate y un poco de esas bebidas semi alcoholizadas que metió clandestinamente. Zenitsu aceptaba gustoso. Ya no le importaba nada, la verdad. La función había comenzado y la obra no ayudaba mucho. Era un reinterpretación del libro 'El sueño de una noche de verano' de William Shakespeare, que trataba de dos amantes. Zenitsu solo quería llorar, así que aprovechaba las escenas sentimentales para hacerlo. El de hebras azuladas solo le sobaba la espalda, su amigo se veía muy mal. Uzui estaba frunciendo los labios, podía ver cómo su chico sollozaba enfrente de él. ¿Pero qué podía hacer ahora si era él el causante de su llanto? Se restregó las palmas de la mano sobre su mejilla, conteniendo las ganas que tenía de llevarse a Zenitsu de allí para abrazarlo, besarlo y casarlo si era posible. 

— ¿Quieres más vodka de frutilla? — le ofreció Inosuke a escondidas. Zenitsu se destapó la cara para mirarlo con el ceño fruncido. 

— ¿Vodka? — preguntó entre hipidos. Su amigo asintió. — Estás demente — le respondió para volver a esconder su rostro entre sus manos. Inosuke bufó y empezó a consolarlo nuevamente. 

La obra terminó luego de dos horas. Dos horas donde Inosuke tuvo que aguantar las ganas de ir al baño por culpa de Iguro sensei. No quería que lo retuviera y lo sentara a su lado. Por lo que se apresuraron en salir de allí. Uzui ya no quería ir a perseguir a su chico, lo sofocaría aún más. Primero tenía que solucionar ese problema con su alumna, quien seguía a su lado. 

Tanjirou salía de la sala teatral junto con Rengoku sensei, al parecer estaban comentando acerca de la obra. Se despidió de su profesor para volver junto a sus amigos. Se alarmó cuando vio al rubio con los ojos y la nariz roja. — ¡¿Qué pasó?! — se apresuró en preguntar.

— La obra estaba muy conmovedora... — murmuró Zenitsu tapándose la nariz con un pañuelo. — tiene un final feliz... — susurró soltando nuevamente algunas lágrimas. 

— Pésimo servicio — murmuró Inosuke al profesor de artes. — Mi amigo no estaría llorando tal vez si ALGUIEN no se hubiera acercado a él para enamorarlo y luego lastimarlo — Uzui resopló con molestia. Eso también le rompió algo en su interior. 

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