Capítulo XXVIII
Recorrieron unos salones más, ahora con un Uzui más animado y con mucha más libertad para encariñarse con su chico. Zenitsu también se sentía más ligero, su primer beso fue cómo siempre lo deseó, aunque con una persona distinta. Ahora estaba un poco tímido y no podía hacer nada más que corresponder al albino y pegarse a él cada vez que podía. Estaba muy enamorado.
Habían dejado solos nuevamente a Tanjirou y Giyuu por petición de Uzui, le dijo que tal vez necesitaban más tiempo y que si rompían con la atmósfera en la que estaban, podrían incomodarse. Zenitsu solo asintió y se dejó guiar por su sensei.
Llegaron al jardín para poder descansar un poco, aunque hasta allí se encontraban con más atracciones. Habían algunos stands de juegos y comidas, más bien parecía una feria. Globos, peluches, niños y mucha música creaban un ambiente muy festivo. Se sentaron en una banca luego de que Uzui comprara un snack para compartir.
— Otra vez comiendo. Ahora me entero de que eres un glotón. — comentó el rubio levantando una ceja. Tengen solo sonrió y le ofreció un poco. — No, gracias, aún tengo el estómago revuelto... — murmuró.
— ¿Te sientes mal? ¿Alguna comida te hizo daño? — preguntó con curiosidad a la vez que comía sin apuros. Se acomodó en su asiento y esperó la respuesta de su chico.
— No creo que haya sido la comida... — hizo una mueca. ¿Cómo podría decirle que era a causa de las 'mariposas' que sentía en el estómago. — Quizás haya sido el beso... —
— ¿Hm? ¿Tan mal estuvo para que te revolviera el estómago? — Uzui frunció el ceño, ¿podría ser eso? Sin dudas que estaba ofendido. Se cruzó de brazos y fijó su vista al frente. Nunca nadie le había dicho que era un mal besador, ¡es más! ¡Siempre querían besarlo! Aunque eso sonaba muy presuntuoso, pero era la realidad, no por nada era un encantador innato.
Zenitsu entornó los ojos al ver lo molesto que se había puesto Uzui, estiró de la manga de su camiseta para que este volteara a verlo y, cuando el albino se giró para mirarlo con el ceño fruncido, juntó sus labios con los suyos en un corto y tierno beso. — Si podría te besaría todo el día — le susurró, separándose de él con una sonrisa traviesa. Uzui lo veía con asombro para luego también sonreír y empezar a besar el rostro de su chico.
— Mi amor, quisiera que lo hagas — dijo a la vez que dejaba cortos besos en sus mejillas, orejas y su cuello, provocando que el rubio se acalore más. Zenitsu lo apartó al ver cómo algunas personas lo miraban incómodos, además había niños por doquier.
— Aquí no — murmuró bajando la mirada. — ¿Podemos recorrer este lugar? — solicitó obteniendo al afirmativa de Uzui, quien se levantó y lo tomó de la mano para empezar su recorrido. — Aún me sorprende que Tomioka san sea así de atrevido. Quién lo diría. ¿Podría ser que forzó a Tanjirou? — preguntó con una mueca, haciendo reír a Tengen.
— También me sorprende de sobremanera, pero tal parece que está desesperado, no quiere que Kyojuro le gane la batalla. — comentó, escuchando un 'aw' de su chico, quien se veía enternecido. — No creo que lo haya forzado, se veían que estaban disfrutando... —
— Sí, pero tampoco me lo creo de parte de Tanjirou. ¿Qué tuvo que haber pasado para dejar que Tomioka san le dé su primer beso y no Rengoku sensei? — aún no le costaba comprender algunas cosas, sin dudas tendría que hablar con Tanjirou apenas y vuelvan a casa. Se detuvieron frente a un stand de juegos, admirando los premios.
— Supongo que eso deberías hablar con él... Tal vez Giyuu tenga lo suyo y haya encantado a tu amigo. — dijo mientras sacaba su billetera al ver cómo su chico miraba con emoción los peluches en el estante. Era un juego de lanzar el dardo en el blanco, quien acertaba los tres blancos, se llevaba un premio a elección.
— ¡Me gusta ese cocodrilo con lentes! — exclamó señalando aquel peluche que al parecer era el único en su estilo en el stand. Uzui frunció el ceño.
— ¿Cocodrilo con lentes, dices? — miró hacia la dirección que su chico estaba señalando. Sí, definitivamente era un Cocodrilo con lentes, ¿pero qué diablos era eso? — ¿En serio? ¿No te gusta ese conejito amarillo? — preguntó señalando un peluche alargado con forma de conejo color amarillo pastel. El rubio negó e infló las mejillas, Uzui solo resopló.
— ¿Lo intento yo o lo harás tú? — preguntó girándose hacia Tengen, quien lo miró por unos segundos para luego encogerse de hombros, se señaló a sí mismo y con una sonrisa engreída se acomodó para participar del juego. Zenitsu se dispuso a mirarlo fijamente y a apoyarlo. — Si no me das ese cocodrilo me voy de la feria — animó con una sonrisa. Uzui también sonrió y negó con la cabeza.
Con aire insuperable, acertó todos los blancos y se giró hacia su chico con una sonrisa triunfal y el mentón levantado. — Soy tu héroe — le dijo mientras se inclinaba para cobrar su premio. Zenitsu ladeó la cabeza y resopló, se acercó a su sensei con la intención de darle un besito, pero este se adelantó y le robó uno que dejó sin aliento al rubio. Se reincorporó y agarró el cocodrilo que el señor le pasaba con cara de pocos amigos y entregó el peluche a su chico. — Ahí está tu cocodrilo con lentes. —
— Lo llamaré Coco — dijo con una sonrisa satisfecha. Empezaron a recorrer nuevamente por todos los stands hasta que Uzui se frenó en seco al ver una de esas maquinas de peluches con pokemones. Esas maquinas siempre complicaban la vida de una persona que solo quería el peluche o el premio que había dentro, pero eso lo hacía más interesante. Se acercó a ella con pasos apresurados, estirando al rubio consigo y se paró enfrente.
— ¡Pikachu! — exclamó con aire infantil, haciendo que Zenitsu lo mirara con diversión. — Tengo que tener uno de esos — murmuró mientras metía unas cuantas monedas para que esta funcionara.
— No sabía que te gustaban los peluches... — comentó el rubio colocándose a su lado. Uzui se veía tan concentrado, apretando los botones para empezar a manejar el gancho para capturar a ese pokemon.
— Egh, me gusta Pikachu, ahora con más razón porque me recuerda a ti. — respondió concentrándose de nuevo, manejando el gancho lento pero seguro. Zenitsu lo miraba con atención, también se había puesto un poco nervioso por la tensión del momento. Se acercó más a su sensei y lo agarró de la camiseta, para apoyarse en él y ver mejor.
— Está muy difícil... — murmuró haciendo una mueca. O era eso o Uzui solo estaba dramatizando. Abrió la boca al ver cómo sí pudo capturar aquel Pikachu, ¿hay algo que este chico no haga bien? Se preguntó mentalmente mientras se giraba para ver al albino, quien nuevamente parecía presumir con aire de vencedor.
— ¿Y bien? A poco y creías que no iba a poder. — le dijo Uzui con el peluche en manos. — Como que yo tengo algo que me recuerda a ti, pero tú no tienes nada que te recuerde a mí — se quejó inflando las mejillas.
— Coco podría recordarme a ti — respondió con diversión, provocando que Uzui se sintiera ofendido. Lanzó unas risitas.
— ¿Un cocodrilo verde y con lentes te recuerda a mí? ¡¿Qué demonios, Zenitsu?! Definitivamente no, Coco podrá ser extravagante pero no se parece a mí. — sentenció cruzándose de brazos con el Pikachu entre ellos.
— No dije que se parezca a ti, idiota — respondió entre risas, contagiando también al albino. — Pero tú me lo diste, así que tal vez le pueda poner algunos brillos para que se asemeje más a ti, ¿qué dices? — preguntó con burla.
— ¿Brillitos? ¿Crees que yo uso brillitos? — preguntó con el ceño fruncido. — Si hablas de las piedras preciosas, no son simples brillitos, ¿sabes? — Zenitsu seguía riéndose.
— Oh, sí, esa cosa llamativa. — murmuró ganándose la mirada ofendida de Uzui. — Te queda bien, ¿sí? No te ofendas — quiso calmar al albino, quien ladeó la cabeza y suspiró con una sonrisa divertida. — Ya se está haciendo tarde... —
— ¿Hm? — Uzui no se había dado cuenta de el sol estaba por esconderse hasta ese momento. No quería dejar ir a su rubio todavía. Negó con la cabeza y se fijó en su chico. — Tienes razón, no me había dado cuenta. ¿Hasta qué hora tienen permiso? — preguntó acariciando el rostro de Zenitsu con el torso de su mano.
— Pues, no deberíamos volver muy tarde. Yo tengo permiso hasta antes de las nueve, ahora son las siete y treinta... No sé cuál será la situación de Tanjirou. — respondió empezando a buscar con la mirada a su amigo.
— Supongo que debemos ir a buscarlos... — Zenitsu asintió para empezar a buscar a sus amigos. Uzui le había dicho que Giyuu había venido con él, así que no había posibilidad alguna de que Tanjirou se fuera con el profesor. Ingresaron nuevamente al museo y el rubio no pudo evitar emocionarse otra vez. Se veía majestuoso con esos colores y las luces sobre él, los ojos le brillaban y esa sonrisa flechaba el corazón del albino, quien no desaprovechó el momento para tomarle una fotografía. Se inclinó un poco hacia el rostro de su chico para capturar de nuevo esos labios que lo encendían tanto. Zenitsu recargó sus manos sobre su pecho para poder seguirle cómodamente el ritmo. Sentía los golpes de su corazón en su pecho, y podía oír los latidos del albino. El beso se volvió un poco más extenso e intenso, ruborizando al rubio quien se estaba sofocando ante el calor del momento. Su sensei no le daba respiro alguno. Sus labios se movían tan bien y le provocaban escalofríos en su espalda. Abrió un poco más los labios, dejando que Uzui explorara con más profundidad su boca. Unas pequeñas lágrimas se hacían lugar en sus ojos, decir que se sentía tan bien era muy poco. Sin estar satisfecho aún, Tengen tuvo que separarse de su chico para seguir con la búsqueda de sus amigos. Dejó unos cortos besos sobre los labios de Zenitsu y ladeó su cabeza para encariñarse en su cuello, sacando suspiros del rubio. Inhaló el aroma de su chico y dejó un beso allí para separarse completamente de él.
— Vaya..., eso fue intenso... — comentó una voz interrumpiendo a los dos enamorados. Zenitsu se alteró y tapó su rostro con rapidez. Uzui solo rió y pasó su mano sobre su cuello, algo apenado.
— Tengen, no creo que este sea un buen lugar para comerte de esa forma al chico. — comentó Giyuu en modo de reproche, provocando que Uzui levantara una ceja.
— Te digo lo mismo, Giyuu — respondió señalando a su amigo. — No te hagas el santo, ¿crees que no vi lo melosos que estaban? — Oh, eso hizo que Tanjirou se escandalizara y también se tapara el rostro al verse descubierto de ese modo. Giyuu chasqueó la lengua y desvió la mirada con un evidente sonrojo en las mejillas. — Fue una buena tarde para todos, al parecer. — comentó.
Zenitsu se ubicó al lado de Tanjirou, mirándole con una sonrisa traviesa. Tanjirou solo pudo negar con la cabeza a la vez que seguía tapándose el rostro. — Y qué tarde, ¿no? — comentó con picardía. — En fin, supongo que tenemos que volver. —
— Podría avisarle a mi mamá para que venga a buscarnos... — propuso Tanjirou a su amigo aún un poco avergonzado. Uzui negó con la cabeza.
— Yo los llevo. Casa por casa. No hay problema — le restó importancia, quería pasar más tiempo con Zenitsu. Giyuu asintió con la cabeza, Tanjirou y Zenitsu se encogieron de hombros y aceptaron. Se dirigieron, entonces, a los estacionamientos del centro comercial, por lo que tuvieron que caminar de nuevo hacia allí. Tanjirou y Zenitsu iban al frente, murmurando entre ellos, mientras que Uzui miraba con picardía a Giyuu, que iba a su lado.
— Tanjirou, me tienes muchas cosas que contar... — Zenitsu se pegó al brazo de su amigo, invadiendo su espacio. Lanzó una risa traviesa, sobresaltando a Tanjirou, quien tenía una sonrisa en el rostro.
— Aún estoy confundido... Es increíble, no puedo comprender qué fue lo que sucedió realmente. — respondió aún con esa sonrisa boba en el rostro. — ¡Tú tampoco te quedas atrás! ¡Dios mío! Me sorprende la manera en que se besaban los dos... — habló con más emoción, provocando que el rubio se encogiera en su lugar.
Uzui los veía entretenido, los dos chicos eran muy llamativos. Además, podía escuchar de qué hablaban. Miró a su amigo y le codeó. — ¿Qué fue eso, Giyuu? Me sorprendes... — comentó recibiendo una mirada confusa de su amigo.
— Hice lo que tenía que hacer — respondió tajante, sorprendiendo aún más al albino, quien lo miraba con la boca abierta y con diversión. — Tampoco es para que pongas esa cara — lo miró entrecerrando los ojos.
— Imposible... — susurró aún con asombro. — Giyuu, pero qué competencia le haces a Kyojuro. — se burló parando frente a su auto, abrió las puertas y esperó a que todos entraran. Zenitsu quiso sentarse en el fondo para seguir hablando con Tanjirou, pero el albino le negó con la cabeza, por lo que dejó que Tomioka acompañe a su amigo.
— Estaba hablando con Tanjirou — Zenitsu se acomodó en el asiento de copiloto con las mejillas infladas.
— Pero yo también quiero tu atención — respondió mirándole con esos ojos de perrito otra vez, el rubio no aguantó y le robó un beso corto para volver a cruzarse de brazos y mirar al frente. Uzui estaba con una sonrisa triunfal, había ganado muchas cosas hoy. — Ten, ataja a mi Zen un momento — dijo pasándole a su Pikachu.
— ¿Zen? — preguntó mientras trataba de que ninguno de sus peluches cayeran. Tanjirou y Giyuu solo los observaban con atención.
— Sip, ya te dije que me recuerda a ti — respondió encendiendo el motor y acelerando. Zenitsu entrecerró los ojos.
— ¿Dices que parezco un Pikachu? ¿Perdón? —
Y nuevamente empezaban a discutir por sandeces. Tanjirou dibujó una sonrisa nerviosa en su rostro cuando Giyuu se fijó en él, se encogió de hombros y empezaron a hablar entre ellos.
El primero en despedirse fue Giyuu, quien se sentía un poco mal por no haber traído su auto, así él hubiera tenido más tiempo con Tanjirou y lo dejaría en su casa, como toda cita perfecta. Se acercó a Tanjirou y le dio un corto beso en los labios y se bajó rápidamente del auto. Tanjirou reaccionó tarde, sonrojándose con intensidad unos segundos después. Zenitsu lo miraba con diversión. Uzui quería que su despedida con su chico sea un poco más extensa e íntima, por eso dejaría a Tanjirou en su casa y luego llevaría a su rubio.
Tanjirou se despidió de su amigo y Uzui sensei, agradeciéndoles por la salida y haciendo prometer a Zenitsu que le escriba apenas llegue en casa. Ingresó a su casa y Uzui volvió a emprender viaje. — Dime, ¿dónde está tu casa? — preguntó.
— Creo que haces todo esto solo para conocer dónde vivo, así como los acosadores, y vendrás todos los días para molestarme. — respondió con dramatismo, provocando que Uzui entornara los ojos. No tuvo de otra que decirle su dirección, además, no estaba tan lejos de la casa de Tanjirou. — Aquí — dijo una vez que iban llegando. Uzui se estacionó frente a la casa de su chico y se volteó a verlo.
— Me hubiera gustado haber pasado más tiempo contigo. — confesó mientras acomodaba el flequillo del rubio. — Me encantó nuestra cita. — sonrió.
— Fue mejor de lo que esperaba..., ya sabes, esperaba estar con arcadas toda la tarde. — respondió haciendo que el albino frunciera el ceño.
— ¿Acaso es lo que yo pienso? Virgen María — respondió con burla, provocando que Zenitsu se escandalice. Uzui solo empezó a reír con ganas al ver la expresión de su chico. — Mi amor, ¿pero tan pronto y con solo besarte? — preguntó horrorizando más al rubio.
— ¡TENGEN! — reprendió dándole un golpe en el brazo. Sus mejillas estaban encendidas tal cual el Pikachu que tenía en brazos. El albino pudo reír con más fuerza al ver la similitud. — ¡Maldito! — se quejó. — Soy un chico, maldita sea. —
— Eso ya lo sé, lo sé... — declaró a la vez que se secaba las lágrimas que querían salir de sus ojos. — Solo bromeaba... — se excusó atrayendo al chico a sus brazos. Besó su cabeza y se encariñó con él. — Por ahora tengo suficiente con el Pikachu como nuestro hijo, aparte de Coco, ¿no? —
Zenitsu entrecerró los ojos y levantó la mirada. — Está bien, solo cuídalo bien. Te dejaré visitar a Coco los fines de semana, así como los papás de los sábados. — se burló siguiéndole el juego, provocando que el albino vuelva a reír con ganas. Observó con admiración el rostro risueño de Uzui y sonrió sintiendo la calidez en su pecho. Decidió acercarse más a él, sentándose a horcajadas para unir nuevamente sus labios con los suyos. Uzui rodeó su cintura con sus manos, pegándolo más a él y empezó a besar con ansias a su chico.
— Seremos buenos padres... — susurró contra sus labios, haciendo reír al rubio.
— No lo creo... ¡Hey! ¡No! Apenas y comenzamos... — trató de responder pero Uzui apresaba sus labios. El beso se volvió mucho más intenso y estaba en otro nivel que los anteriores en el museo. Demasiados besos en un solo día, donde apenas y había aprendido a dar uno. Pero no podía contenerse con Tengen, hacia tiempo que quería hacer esto con él. Dejó que el albino dominara el beso, sacándole suspiros y abriendo los labios para dejar que probara todo lo que quisiera. Uzui paseaba sus manos en la espalda del rubio, para luego bajar hasta sujetar sus caderas con fuerza. Zenitsu dio un respingo al sentir las manos de su profesor queriendo filtrarse debajo de su camiseta. Empezó a desacelerar el beso, dejando unos cortos para separarse completamente de él y taparse los labios. Uzui se relamió el labio superior mientras lo miraba fijamente a los ojos. El rubio se hizo hacia atrás, tocando sin querer la bocina del auto y asustándose lanzando un pequeño grito.
— Shh — Uzui volvió a reírse, estirando a su chico hacia él. — Mi amor, ya es hora de volver a casa. — dijo acariciando su cabellera dorada. Zenitsu asintió y se colocó nuevamente en el asiento de copiloto para poder bajarse del auto. Agarró a su cocodrilo y salió desconcertado. Se había acalorado tanto que sentía algo palpitar debajo de su ombligo, por lo que abrazó a su peluche para ocultar cualquier problema. Se despidió de Uzui con una mano e ingresó con rapidez a su casa.
— Llegas tarde —
— ¡Kaigaku! — el rubio se sobresaltó al escuchar repentinamente su voz en medio del silencio que habitaba en la casa.
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