Capítulo XLVI

Zenitsu estaba confundido, veía a su profesor de arte más alejado de Ume. La chica estúpida esa ya no se acercaba a Uzui, ¿qué pasó? Se sentó junto a sus compañeros y empezó a tomar su refresco con la mirada fija en la chica. —Parece que ya se dio cuenta de que no tiene ninguna oportunidad con Uzui sensei —Inosuke rompió el silencio, también observando la distancia que había entre Ume y el profesor. Le parecía extraño que no estuviera pegada a él.

— Uzui sensei está perdidamente enamorado de Zenitsu, es verídico. — habló Tanjirou, llamando la atención de sus amigos. El rubio se ruborizó y bajó la mirada. — No lo digo yo, lo dice la ciencia — dijo luego de mostrarle una hoja donde había anotado todas las pruebas de que su profesor seguía interesado en su amigo. Inosuke frunció el ceño y lo miró confundido.

— ¿Hiciste una investigación? — preguntó incrédulo. — ¡A VER! —dijo quitándole rápidamente esa hoja a su amigo para empezar a leer en voz alta. Zenitsu resopló y los miró intrigado. Le causaba gracia que su amigo se haya molestado en interesarse en su problema con Tengen. — Número uno, le manda flores. —Inosuke ladeó la cabeza y asintió. — Número dos, le envía notitas. —desvió su mirada a su amigo y buscó alguna explicación haciendo ademanes con la mano libre.

—Bueno, sí... me envió solo una notita, luego no deja de escribirme por teléfono... —explicó el rubio. Insosuke negó con la cabeza y esperó más explicaciones. Hizo algunos gestos para que su amigo prosiguiera. Zenitsu entrecerró los ojos. —Sus mensajes no son la gran cosa, me da las buenas noches y los buenos días. Me dice cosas como que soy 'hermoso' y una obra de arte en explosión... —murmuró también confundido con esas últimas palabras.  — Y también me dio esto — dijo mientras se metía las manos en los bolsillos para buscar algo. Sacó esa notita que le había dado Uzui y la dejó en medio de la mesa.

—¿Te doy? — leyó Tanjirou, provocando las risas de Inosuke. Frunció el ceño y también rió con ganas. Zenitsu estaba ruborizado y molesto. 

— Eso ya lo sabemos desde el principio de los principios —comentó el de hebras azuladas leyendo nuevamente esa nota. — Conque le pones caliente —tanteó con una sonrisa ladeada. El rubio abrió la boca escandalizado y se tapó el rostro. Tanjirou desaprobó ese comentario.

— Lenguaje — reprendió señalando a su amigo.

— Bueno, el profesor sí es candente, pero me causa gracia que Monitsu lo caliente. —siguió molestando a su amigo rubio, quien ya no sabía dónde esconder su rostro. — ¿Pero por qué te apena si tú mismo admitiste una vez que el profesor de artes calentaba más que el sol de verano? —preguntó elevando la voz involuntariamente. No podía prever que la cafetería entera se quedara en silencio luego de que apenas se escuchaban entre ellos. La luces se apagaron, provocando el repentino silencio.

—¡SHHH! — exclamó el rubio, para luego golpear a Inosuke con su botellita semi vacía. Aprovechaba que la luz se había ido para desquitarse con su amigo. — ¡Si me odias solo dime! —

Uzui sonreía triunfal al escuchar eso, estaba concentrado hablando con Kyojuro, sentado en una de las mesas para descansar y tomar otro café. Kyojuro estaba con la boca abierta, asombrado, miraba con diversión a su amigo y reía con ganas. —No eres el único que tiene ganas, Tengen — animó a su amigo, quien le había dicho que Zenitsu lo descontrolaba. El albino presumió con el mentón levantado.

— ¿Debería aprovechar que no haya luz para llevármelo a un salón vacío? — preguntó en susurro a su amigo. Kyojuro lo miró con alarmado y desaprobó eso. Uzui entornó los ojos. —No hablaba en serio, ¿sí? —se excusó.

— ¡No me dejas leer toda la hoja! — reclamó Inosuke evadiendo los golpes de su amigo. — ¡Rubia! ¡abajo! —exigió, imitando una típica frase de un anime clásico que veía. Frunció el ceño al ver cómo su amigo no obedecía. Inuyasha sí lo hacía... — NÚMERO TRES — se apartó del rubio, entrando debajo de la mesa. Zenitsu resopló y lo dejó en paz. No se metería debajo de la mesa. Tanjirou solo los veía en silencio, estaba precavido a cualquier cosa que pudiese pasar ya que luz aún no volvía. —Sus ojos lo delatan — leyó con ilusión.

Zenitsu se interesó y esperó a que su amigo siguiera. — La forma en que lo mira, el brillo de sus ojos y la sonrisa que se forma en su rostro al ver a Zenitsu —siguió leyendo como si fuese un poeta. — Uzui sensei no tiene ojos para otra persona que no sea su chico rubio —culminó con una mueca asqueada. Eso fue muy cursi. —¡Kentarou! ¡ES MUY CURSI! —exclamó saliendo de su escondite y pasándole la hoja a su amigo. El rubio estaba ruborizado, volvía a sentir arcadas y pidió que lo dejaran ir a los sanitarios. Sus amigos se encogieron de hombros y decidieron seguirlo.

Uzui los seguía con la mirada, recorriendo con los ojos a su chico. Ladeó la cabeza y se relamió los labios. Kyojuro lo miraba confundido. Su amigo tenía muchas expresiones...

Ingresaron al baño y se miraron en el espejo, desviaron la mirada para ver expectantes al rubio, quien se estaba refrescando el rostro con agua fría. — ¿En verdad crees eso? —preguntó inseguro. Tanjirou asintió e Inosuke se encogió de hombros.

— Sí, es lo que yo veo. Supongo que tú también eres consciente de sus cortejos... —comentó arreglándose el cabello.

— Voy a orinar, ya que siempre entramos al baño y nunca hacemos lo que se hace habitualmente — dijo Inosuke. Zenitsu y Tanjirou lo miraron con los ojos entrecerrados.

— ¿Qué necesidad había para que lo comentaras? — preguntó el rubio secándose el rostro. Inosuke los ignoró y se dirigió a su objetivo. Zenitsu negó con la cabeza y volvió a mirar a su amigo.

— Bueno, no soy tonto, pero... no lo sé. ¿Y si quiere tener dos novios? —preguntó en susurró. Tanjirou se alteró y lo miró confundido. Zenitsu asintió.

—¿Por qué dices eso? Mira, Zenitsu, ¿acaso viste que él le haya buscado a ella? ¿O que haya flirteado con ella? — el rubio ladeó la cabeza. — No lo hace, aquí es Ume quien busca al profesor. — objetó con el dedo levantado.

—Supongo que tampoco tengo que atrasar más mi encuentro con él. Tengo que ir a pedirle el informe de su presentación para el festival, pero aún no me encuentro en condiciones... —murmuró arreglándose el cabello.

—¿Y qué es lo que esperas? —preguntó Inosuke colocándose a un lado para lavarse las manos.

Tanjirou se despidió para ir a clases de teatro, la luz ya había vuelto, por lo que significaba que tenían que volver a sus labores lastimosamente. Inosuke también se despidió para ir directamente al gimnasio, encontrándose con Genya en el camino y llevándoselo a rastras. Zenitsu negó con la cabeza, tendría que ir a juntarse con Yushiro y Murata.

— ¿Y tú tienes pareja para el baile? — tanteó Murata mientras ayudaba al rubio cargando las telas doradas para la entrada.

— No..., ¿es necesario? — preguntó concentrado en acomodarlas sin arrugarlas sobre la mesa.

— Supongo que sí, es un baile después de todo... — Murata veía detenidamente al rubio hasta el punto de incomodarlo, Zenitsu se enderezó y lo miró con el ceño fruncido.

— ¿Pasa algo? — preguntó intrigado, era un poco incómodo tener a su compañero tan apegado a él. Murata se sobresaltó y desvió la mirada. Tragó saliva y volvió a mirarlo.

— ¿Y si vamos juntos? — preguntó directamente, sorprendiendo al rubio. — Bueno, como dices que no tienes pareja y yo tampoco aún no la tengo. Además, eres prefecto, deberías estar acompañado. — se explicó luego de ver esa expresión desconcertada en Zenitsu.

— Aún no sé... es decir, supongo que vendré con Tanjirou e Inosuke, pero acepto tu propuesta en caso de que en verdad sea necesario tener pareja — respondió volviendo a concentrarse en las decoraciones. Murata asintió con prisa.

— Está bien — dijo para ayudar al rubio a mover unos cuantos estantes para ubicarlos en cada esquina del salón. Yushiro se la pasaba haciendo llamadas para coordinar la música y la comida, por lo que no hablaba tanto con ellos. Una vez terminaron con eso, decidieron descansar. Zenitsu dijo que iría a la cafetería a comer algo, quería encontrarse con sus amigos, pero estos aún estaban en sus prácticas. Quería saber qué tal le iba a Tanjirou con su obra y el profesor Rengoku, Inosuke de seguro no tendría complicaciones. Se turbó un poco al escuchar a Murata diciendo que lo acompañaría. Estaba actuando extraño últimamente y no podía dejar de incomodarse con su presencia. Aceptó y salió del salón principal siendo seguido por el azabache.

Recorrieron los pasillos para llegar a la cafetería, Murata se había acercado más al rubio, invadiendo su espacio. — Zenitsu, ¿crees en el amor a primera vista o vuelvo a pasar? — preguntó, haciendo que el rubio quede aturdido. ¿Qué estaba insinuando? Fingiría que no escuchó nada.

— ¿Qué? — preguntó con confusión y con un rubor en las mejillas.

— Nada, nada — se apresuró en responder, colocando sus manos en los bolsillos de su pantalón. No era bueno coqueteando. — Te cuento un chiste — decidió hablar nuevamente. Zenitsu ladeó la cabeza y asintió. — Iba un hombre con su gato en hombros, ganándose la atención de todos. Entonces una chica se le acercó y señaló a su gato. La chica le preguntó '¿Araña?' y él le respondió, 'No, gato' — se rió de su chiste. El rubio negó con la cabeza y también rió por lo malo que era. Murata creyó que por fin logró hacer reír a Zenitsu, por lo que estaba orgulloso, pero el rubio solo reía sin sentido.

Se habían frenado ya que el rubio aún no paraba de reír, empezaba a odiarse a sí mismo por encontrarle la gracia a aquel horrible chiste. Murata lo veía con diversión. La distancia que los separaba era muy poca, ya que el azabache había empezado a sobarle la espalda para calmar a Zenitsu, aprovechando para acercarse más a su rostro. Estaban tan concentrados en reír que no sintieron la presencia de una tercera persona enfrente de ellos.

— Vaya, ¿cuál es el chiste? Compartan que también quiero divertirme — habló, sobresaltando a los dos chicos, quienes se reincorporaron y lo miraron asustados. Uzui ladeó los labios y se inclinó hacia ellos. — ¿Y bien? — esperó, colocando una sonrisa cínica al azabache.

Zenitsu frunció el ceño y se tapó los labios para mirarlo con fastidio. — Solo es algo entre nosotros — dijo, llamando la atención del albino. Uzui lo miró desafiante, algo le revolvió el estómago al escuchar ese 'nosotros'.

— ¿Es secreto? ¿Por qué lo ocultarían si es solo un simple y mal chiste? — preguntó también molesto. Murata lo veía asombrado, su profesor de artes había cambiado de actitud repentinamente, se suponía que era un agradable sujeto, ¿acaso era por Zenitsu?

— No es algo que le incumbe, profesor — respondió el rubio encogiéndose de hombros. El albino infló las mejillas y extendió el brazo hacia el hombro de su chico para atraerlo a él. Juntó su mejilla derecha con la de Zenitsu y le susurró al oído.

— Ese chico no podrá darte lo que yo sí te puedo dar. — susurró, mientras aprovechaba para inhalar el aroma del cabello de su rubio. Le metió una nota en el bolsillo, alarmando a Zenitsu por el contacto y se separó de él para despedirse con una sonrisa cínica. Murata estaba perplejo. Ese profesor tenía demasiada cercanía con el rubio.

Zenitsu estaba cohibido e increíblemente sonrojado. Tocó su mejilla al recordar el roce de su profesor y tragó saliva. ¿Le había insinuado algo? Tengen era más tierno con él cuando eran novios, ahora estaba actuando distinto. Chasqueó la lengua y volvió a seguir su camino, olvidando a su compañero, tendría que ir a dar el informe de los avances al director. Murata se despidió de él y le dijo que volvería junto a Yushiro.

El rubio entró en crisis cuando el director Ubuyashiki lo 'presionó' amablemente para que ya se acercara al profesor de artes, ya que aún no había obtenido una noticia sobre lo que él estaba organizando. Eso significaba que ya no podía atrasar su reencuentro con Uzui. Se sintió molesto y nervioso, las manos le temblaban y se ruborizaba fácilmente. Ahora estaba mirando su reflejo frente al espejo, Uzui había estado acechándolo y dándole flores. ¿En verdad se seguía preocupando por él? Quería respuestas sí, quería aclararse todas las dudas sobre su repentina cercanía con esa chica. Pero no quería verlo, ¿quería seguir jugando con sus sentimientos? No podía evitar sentir nuevamente mariposas en el estómago al ver esas flores y cómo se le insinuaba. Suponía que era momento de hablar, solo no dejaría que se acercara peligrosamente a él.

Se arregló el flequillo y la camisa, respiró profundo y salió del baño en dirección al aula donde se encontraba su profesor. Caminó con pasos lentos y se detuvo frente a la puerta. Contó hasta diez para luego hacer una cuenta regresiva y, decidido, abrió la puerta con más brusquedad de lo que esperaba, llamando la atención de su profesor, quien lo veía con sorpresa.

Zenitsu rezó un padre nuestro y se adentró a la clase, cerrando la puerta detrás de él. Ya no había nadie, todos se habían ido recientemente, y prometió al director que ya tendría el informe de artes para mañana, así que no había vuelta atrás.

Tanteó el terreno y se acercó con cuidado hasta su profesor, sacó su carpeta, una hoja y un bolígrafo para empezar a anotar si fuese necesario, no contó con que el profesor se acercara rápidamente a él para pegarlo a su cuerpo. Zenitsu dio un respingo cuando sintió la respiración de su sensei en su cuello, para luego sentir unos besos húmedos en esa zona. Se ruborizó y se tapó el rostro con su carpeta, quiso apartarse de él, pero Uzui lo sostenía fuertemente de la cintura. Lo había acechado como una presa apenas y había entrado.

— Te necesito... — susurró con hilo de voz desolado, conmoviendo al rubio, quien seguía forcejeando con él. — Por favor, Zenitsu. Ya no aguanto — no pudo evitar sentir celos cuando lo vio por segunda vez tan cerca de ese chico. Nuevamente empezó a dejar besos detrás de la oreja del rubio, aprovechando para probar cada centímetro de su piel. Zenitsu cerró los ojos con fuerza y se mordió el labio, él también estaba necesitando a su profesor. Se dejó guiar por el albino hasta llegar a su escritorio, sentándose sobre los documentos que estaban allí, soltó su carpeta y el bolígrafo cuando Uzui lo recostó sobre la madera, haciéndose espacio para acomodarse entre sus piernas aún sin separarse de su cuello. Besó sus mejillas con desesperación y finalmente unió sus labios con su chico para besarlo con ansias. Lo agarró de los muslos y lo deslizó hasta pegarlo más a él, acomodándose mejor.

Zenitsu se dejó dominar y abrió los labios para dejar que la lengua de Uzui explore lo que tanto buscaba. Sintió unas lágrimas acumulándose en sus ojos y la visión se le nublaba. El albino estaba desesperado. El rubio lo sujetaba de esa chaqueta llamativamente amarilla que había traído nuevamente, evitando que se aparte de él y Uzui aprovechaba que su chico no hacía resistencia para recorrer su cuerpo con sus manos. Acariciaba su espalda para luego bajar hasta sus caderas y de sus caderas hasta sus muslos, apretándolos con fuerza para luego subir nuevamente, infiltrando sus dedos debajo de la camisa del rubio. Ladeó la cabeza y subió devuelta sus manos para desabotonar la parte superior del cuello de la camisa para besar y marcar esa nueva zona de la clavícula. Zenitsu empezó a jadear y a soltar suspiros al sentir los labios de Uzui sobre esa zona y enredó sus dedos en los cabellos de su profesor. Estaba demasiado acalorado. Lanzó algunos quejidos al sentir los dientes clavándose en su piel y suspiró luego de sentir la humedad de su lengua. Uzui volvió a subir para unir sus labios y el rubio aprovechó para colar sus manos debajo de la camiseta que llevaba su profesor, sonrojándose más al tener ese contacto con su piel. Subía y bajaba sus manos, acariciaba el pecho y deslizaba sus manos hasta llegar a su viente para luego subir nuevamente para recorrer su espalda. Respiraba con fuerza y sus mejillas se encendían más. Su boca estaba demasiado húmeda y sentir la piel de su profesor lo hacía delirar. 

Se sobresaltó al sentir algo duro entre sus piernas y abrió los ojos de golpe, encontrándose con una sonrisa ladina y unos ojos oscurecidos. Se tapó el rostro. Su profesor estaba demasiado excitado. Eso lo alarmó y salió de su trance erótico al estar consciente de lo que podría llegar a pasar. Uzui volvió a querer besar la piel de su chico, pero Zenitsu ya ponía resistencia. ¡No estaba preparado aún! — Tengen, ya basta — pidió tratando de alejar el rostro de su profesor. — ¡No vine para eso! ¡Maldición! — se enrabietó.

Uzui frotó sus manos sobre su rostro una vez que se apartó de su chico, no pudo evitar endurecerse al sentirlo de ese modo tan caliente. — Lo siento — pidió acercándose otra vez a su chico, quien seguía sentado sobre el escritorio. — Lo siento lo siento lo siento — dijo tomando las manos de Zenitsu para empezar a besarlas.

El rubio se sentía sofocado y apartó las manos con violencia. — ¡Eres un idiota! ¡El más grande idiota de los idiotas! ¡El Dios de los idiotas! — reprochó al albino, que solo asentía todo lo que decía su chico. — No creas que con esto estas perdonado — señaló bajándose del escritorio para agarrar su carpeta y el bolígrafo.

— Zenitsu, yo, yo me metí en un gran problema, pero ya está solucionado... eso creo — lo último murmuró para sí mismo con confusión. — Pero por favor, escúchame lo que te diré. — suplicó acorralando al rubio.

— ¿Qué me dirás? ¿Que solo fui parte de tu estúpido juego de seducción para que luego me desecharas a la primera chica bonita que se te insinuara? ¿Qué quieres de mí, Tengen? — Zenitsu lo miró abatido y soltó un suspiro pesado. Bajó la mirada y empezó a arreglar su camisa.

— Quiero todo de ti. Y solamente te quiero a ti. Sé que hice mal y te doy la razón para juzgarme, pero Zenitsu, te extraño tanto — susurró tomándolo de la mano nuevamente. — Tengo todas las respuestas a esas preguntas que te aquejan, pero por favor, dame la oportunidad de respondértelas. —

— Uzui. ¿Cómo sabré que es verdad lo que tú me dices? Pides que confíe en ti, pero luego haces cosas que no entiendo. — el rubio seguía cabizbajo y mareado. — Yo no podría compararme con esa chica con la que sales, por favor, no me busques más, ya no quiero jugar tu juego. — respondió soltando unas lágrimas. Su profesor colocó sus manos sobre las mejillas del rubio y lo miró con preocupación.

— Claro que no podrías compararte con ella, mi amor, porque yo te amo — respondió limpiando las lágrimas de su chico, que empezaban a salir con más intensidad. Zenitsu ya no podía controlar su llanto. Uzui lo atrajo a su cuerpo para abrazarlo con fuerza. — No tengo nada con ella, ¿cómo podría si estás tú? Solo empezó a buscarme y a acosarme con cosas que no podía prever. Tuve que seguirle el juego por un tiempo, pero solo era para acabar por completo con las intenciones que ella tenía. Pero se fue de mis manos, por eso soy un idiota, lastimé a la persona que más quiero. — se expresó, acariciando los cabellos dorados. Su chico estaba tan quebrado. — Te amo, Zenitsu — dijo besando su coronilla.

El rubio no podía detener su llanto, pero tampoco quería seguir allí. Se separó de su profesor apartándolo con sus manos y se encaminó hacia la salida. — ¡No quiero formar parte de una poligamia! — exclamó señalándole. — Yo te quería solo para mí — murmuró antes de salir de ahí, dejando a Uzui con la mente en blanco.

Luego de la salir de la academia con los ojos rojos y las mejillas encendidas, se encaminó al hospital para visitar a su abuelo. Ya iban días que no despertaba, aún no tenían un diagnóstico claro de lo que estaría aquejándolo, pero no era la primera vez que decaía. La diferencia era que en las otras veces, sí se levantaba.

Seguía pensando en su reciente encuentro con Uzui, tuvieron un roce demasiado caliente y pudo sentir cómo su profesor se había excitado. Le había dicho que lo amaba, parecía cierto, estaba al borde de cruzar la desperación, pero él aún estaba confundido. Tal vez Tanjirou tenga razón, pero esa chica... necesitaba más tiempo para pensar. Tampoco sabía qué preguntar, porque para él todo estaba más que claro. Si bien, era cierto que era Ume quien lo buscaba, pero él no la había apartado. Uzui le había dicho que ella era la acosadora..., pero los rumores de que ella estaba saliendo con el profesor de artes eran demasiados fuertes. Se mordió el labio inferior. Él también amaba a su profesor.

Kaigaku se levantó de su asiento cuando vio llegar al rubio con un semblante sombrío. Tenía todo el rostro sonrosado y era obvio que estuvo llorando. Se acercó a él y lo miró expectante a una explicación.

— No pasó nada — habló el rubio desviando la mirada a un costado. El azabache rodó los ojos.

— ¿Y quieres que te crea cuando aún sigues hipando? — preguntó levantando una ceja. Zenitsu lo miró con el ceño fruncido y se sentó en una banca. — ¿Tiene algo que ver con Uzui sensei? — tanteó sentándose a su lado.

Zenitsu bufó y se cruzó de brazos y piernas. — ¿Cómo está el abuelo? — evadió su pregunta. Y es que la salud de su abuelo era más importante que de lo que estaba pasando ahora.

— Sigue inconsciente..., pero el doctor lo ve un poco mejor — comentó bajando la mirada y soltando un suspiro sonoro. — Deberías ir a descansar en casa, no parece que te encuentres bien. — sugirió.

— Solo vine a verlo — se levantó para ingresar a la sala donde se encontraba su abuelo, se acercó a él y se acuclilló para mirarlo mejor. — Respira bien — comentó, sabiendo que Kaigaku lo había seguido.

— Eso es bueno — respondió el azabache detrás de él, mirándolos a los dos. — Zenitsu, si estuviste con Uzui sensei y él llegó a hablarte, créele — dijo cabizbajo, llamando la atención del rubio que lo miraba con desconcierto.

— ¿A qué te refieres? — preguntó volviendo la vista a su abuelo, acariciando el torso de su mano.

— Sí, bueno, mentí — confesó. Zenitsu frunció el ceño y se levantó para prestar atención a su hermanastro. — Todo fue un plan para separarte de él. Es Ume quien está enamorada y obsesionada con el profesor. Él solo es una víctima más... — dijo con molestia. No le gustaba sincerarse con las cosas. Colocó sus manos en sus bolsillos y miró a su hermanastro.

Zenitsu se encontraba tratando de asimilar todo lo que dijo Kaigaku, ¿él los había ayudado? Bueno, se esperaba eso. — ¿Y por qué me dices eso? ¿a dónde quieres llegar? — preguntó con recelo. Pensar en la idea de que Uzui estaba diciendo la verdad, de que en realidad sí lo amaba, aceleraba su corazón.

Kaigaku entornó los ojos. ¿Por qué le costaba tanto confesarse? Se rascó la mejilla y desvió la mirada. Estaba inquiero sí. — Hmm, tenía miedo — Zenitsu lo miró con asombro.

— ¿Miedo? —

— Sí, verás, quería separarte de ese profesor porque Ume quería hacerlos daño. En fin, no me gustaría que te expulsaran de la academia, así que creí que lo mejor sería apartarte de Uzui. — respondió hablando rápido, complicándole la comprensión al rubio. Levantó ambas cejas y asintió con la cabeza. — Supongo que es eso — dijo.

Zenitsu volvió la vista a su abuelo y recostó su cabeza sobre el borde de la cama, soltando algunas lágrimas otra vez.

Kaigaku solo se cruzó de brazos al verlo sollozar otra vez.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top