Capítulo XIV
Inosuke y Zenitsu observaban cómo su amigo iba de un lado a otro, contagiándoles también sus nervios. Ya había llegado el día de la exposición del proyecto, desgraciadamente, se esperaban el peor de los escenarios. Tanjirou no quería echarles la culpa de no haber hecho el trabajo con tiempo, porque sabía que él también había dejado pasar las oportunidades, dejándose tentar por el ocio antes que la tarea.
Lograron realizar el proyecto el día anterior, con mucha prisa, por lo que no sabían si lo habían hecho bien. Habían visto la película antes de ingresar al aula, ya que todo el tiempo de ayer se fue en desarrollar el trabajo escrito. Con los auriculares enrollados, sentados en una esquina del baño, incómodamente, ni siquiera terminaron de verla. Inosuke se había comprometido en traer las vestimentas, ¡ah! Si tan solo supieran que traería unas telas, Tanjirou y Zenitsu podrían haber traído algo más desde sus casas.
Inosuke, quitándose solo la camisa y dejándose el pantalón del uniforme, se descalzó y se colocó unos cuernos hechos con los lápices que había encontrado, atándolos a una cuerdita y pegándolos con cinta adhesiva. Él se encargaría de ser el mentor de Hércules. Tanjirou se enredó aquellas telas sobre todo su cuerpo, dándoles un estilo lo más parecido a los trajes que se utilizaban en la mitología, se colocó una capa y consiguió una espada que por suerte encontró en la zona de utilerías de la institución. Zenitsu se encargaría de ser hades y otros villanos, luego de negarse tantas veces de actuar como Megara, decidiéndose por reinterpretar la escena de Hércules en entrenamiento y convirtiéndose en héroe. Se cambiarían de roles rápidamente para poder cubrir otros puestos como los que vociferan al héroe y sus peleas.
El profesor Rengoku los miraba con diversión y reía de vez en cuando. Miraba con atención cómo sus alumnos improvisaban y titubeaban cuando no sabían qué decir. Admiraba las exageradas expresiones y aplaudía a cada vez que culminaba una escena. A pesar de la poca preparación que tuvieron, estaban seguros de que pasarían esa materia. Al menos habían hecho reír al profesor.
— ¡Eh! ¡Larga vida a Hércules! — exclamó Inosuke levantando los brazos. El rubio lo veía preocupado y se dio una palmada en el rostro. El de hebras azuladas decía cosas que nada tenían que ver con la historia. —¡Hércules! ¡El rey de los judíos! —
Tanjirou estaba con una expresión nerviosa mientras le seguía la corriente a sus amigos, terminando así con su presentación. Zenitsu se encargaría de narrar el final de la historia, diciendo — Y vivieron felices para siempre, en su Olimpo... o ¿era con Zeus?... —
Sus compañeros los aplaudían solo porque el profesor los incitaba a hacerlo. El trío se relajó y pidieron permiso para salir a cambiarse. Una vez llegaron al baño, empezaron a reírse con ganas. — ¿Vieron la cara del profesor? — preguntó el rubio matándose de la risa.
— No me imagino qué pueda estar pensando — Tanjirou se desenrollaba las telas entre risas. — La verdad que creo que salió mejor de lo que esperábamos. —
— Pues sería más interesante si ALGUIEN hubiera sido Megara. — se dirigió a su amigo. — Al menos ya terminó, ¿quién para comer? — Inosuke propuso ir a la cafetería, pues su ardua actuación le dejó con hambre.
— No es necesaria Megara para contar la historia — habló Zenitsu con resignación, ya estaba cansado de pelear sobre ese tema. Salieron del baño y se encaminaron rumbo a la cafetería. Por suerte había una mesa libre, pues al aparecer nadie salía aún. Inosuke decidió esperar a Tanjirou y Zenitsu, quienes estaban comprando sus meriendas.
— Tanjirou, ¿por qué nunca traes pastelillos o panecitos para tu merienda? — preguntó el rubio con curiosidad. La familia de su amigo tenían una panadería, le parecía extraño que su amigo nunca trajera algo de allí. ¡Esos panes eran una delicia! Al rubio se le hacía agua en la boca cada vez que recordaba el apetitoso aroma que había cada vez que iba a comprar algo allí.
— La panadería abre más tarde, por lo que solo veo las masas crudas... — habló mientras escogía un paquete de galletitas. — Cuando vuelvo a casa ya no queda nada. —
— Hmm — fue la única respuesta del rubio. Se sentaron junto a Inosuke y empezaron a comer. Se suponía que deberían volver a clases, pero el hambre era más fuerte que ellos. La cafetería se encontraba semi vacía, aparte de ellos, solo estaban las que trabajaban allí y unos cuantos estudiantes de cursos inferiores. Se sentía la tranquilidad a esa hora, en comparación del receso. — Saben, estaba pensando... — Tanjirou rompió el silencio.
— Pensando en Rengoku sensei, supongo — Zenitsu colaboró a la vez empezaba a comer esa galletas de los dioses. Ante el asentimiento de su amigo, le indicó a que siguiera.
— Pues, la vez pasada lo vi muy animado con el chico de último año... — recordó la vez en que aquel chico se había entrometido en su amena charla con su crush.
— ¿Hablas de Akaza? — tanteó el rubio con curiosidad.
— Sí..., estaba muy apegado al sensei. — comentó cabizbajo. Su sensei había volcado toda su atención en aquel chico. Hasta se lo veía más iluminado. Eso sí que lo desanimaba un poco.
— ¿Acaso esos son celos, Tanjirou? — preguntó el rubio con diversión.
— ¿Entonces mi plan no funcionó? — Inosuke finalmente habló luego de terminar de preparar su jugo instantáneo. Recibió las miradas juzgadoras de sus amigos y se encogió de hombros. — Estoy medio cansado de que no se lancen a sus amores. Alguien debería de actuar para que se besen... ¿No se besaron? — preguntó con asombro. — ¡Demonios, ese Genya me las va a pagar! — murmuró.
— En primer lugar, ¿de qué plan hablas? Y en segundo, ¡que a mí no me metas! ¿Qué te hace pensar que tengo sentimientos por Uzui sensei? — el rubio se había sobresaltado al escuchar cómo era incluido en el plan de Inosuke.
— Nunca dije que fuera de Uzui sensei... — Inosuke se estaba divirtiendo. Observaba sus uñas, evitando la mirada furiosa de su amigo rubio.
Zenitsu se sonrojó y empezó a enrabietarse. ¡Inosuke siempre lo forzaba a decir cosas que solo a él le gustaría escuchar. — ¡NO! — exclamó, cruzándose de brazos. Tanjirou rió por el comportamiento del rubio e Inosuke se carcajeaba al ver la rabieta del rubio. Zenitsu frunció los labios y se encogió en su asiento.
— Se veían muy entretenidos juntos. — comentó Tanjirou. — ¿No se te hace raro que el profesor te haga conversación? — le había causado impresión ver cómo Uzui sensei era quien iniciaba la charla con el rubio. Entre discusiones, pero siendo charla al fin y al cabo.
El rubio se pasó la mano por el rostro, tratando de borrarse el sonrojo. Miró el techo y carraspeó. — Estábamos hablando de Rengoku sensei... — se reincorporó en su asiento, tratando de evadir la pregunta de su amigo. Recordó, vagamente, que el profesor había hablado sobre Tanjirou y Rengoku. ¿Debería hablar con su amigo?.
— Se te veía más entretenido con Tomioka sensei — comentó Inosuke limándose las uñas. — Cuando desperté estabas muy pegado a él. —
— ¿Es eso despecho, Tanjirou? — Zenitsu se había recompuesto demasiado rápido, le gustaba jugar con su amigo.
— ¡¿Qué?! ¡Claro que no! ¿Por qué estaría mal hablar con Tomioka sensei? — preguntó con incomodidad. — Fue divertido hablar con él. — murmuró bajando la mirada.
— ¿Y de qué hablaban? — Zenitsu recargó su rostro en su mano, prestando toda la atención en su amigo. — No creo que haya sido sobre Rengoku sensei... — Tanjirou le dio un leve golpe en el brazo, causando la risa de su amigo.
— Creí que eras hombre de un solo amor — Inosuke movió las manos tratando de expresarse.
— ¡¿Qué demonios?! — Tanjirou se sintió acalorado repentinamente. — ¿Qué demonios estás insinuando? — preguntó exaltado a su amigo. Si bien, Tomioka sensei tenía atractivo. Era un hombre muy pulcro e interesante...
— Nada, solo comentaba. Tomioka sensei es muy atractivo también. — comentó su amigo, fijando su atención a las expresiones de Tanjirou. — Pero al parecer mi plan tuvo un final inesperado. —
— ¿Cuál era tu plan aparte de quedarte dormido? — Zenitsu lo miró con los ojos entrecerrados.
— ¡Pues juntarlos con sus crushes! ¡Me negaran que soy un buen amigo! ¡Al menos agradezcan! — se quejó el de hebras azuladas echando humo. Estaba exagerando, pero a veces también quería hacer una rabieta. Le divertía.
El rubio tuvo un tic en el ojo y ladeó sus labios. Tanjirou lo veía con preocupación, él no podía quejarse. Se había divertido hasta que llegó ese chico entrometido, aunque al menos pudo conocer mejor a Tomioka sensei. El rubio estaba abatido, sus esfuerzos serían en vano. Tanto había insistido en que no quería nada con Uzui sensei, aunque con eso solo se estaba mintiendo. No podía negarse a que sí le causaba interés, había estado pensando mucho en él. Uzui sensei tenía cierto poder de hacerlo sentir cosas que antes no había conocido...
— No todo debería ser a la fuerza, Inosuke — reprendió su amigo. — Aunque..., ¿gracias? Supongo. — Tanjirou agradeció a su amigo, invitándole una galletita. Zenitsu se había quedado en silencio, llamando la atención de sus amigos. — ¿Debería adivinar en qué piensas? — preguntó.
— Uzui sensei no es mi crush... — habló desganado, pausando entre las palabras. Nuevamente se enfrascó en sus pensamientos. ¿Era la presión de sus amigos lo que lo hacía pensar mucho en él?.
— Porque ya lo convocaste. ¡Ahora toda China sabe que está aquí! — exclamó Inosuke con exageración, llamando la atención de todos los que estaban en la cafetería. Zenitsu salió bruscamente de sus pensamientos, sobresaltándose al escuchar a su amigo. Tanjirou e Inosuke lo veían con diversión, pues su amigo se giró completamente para buscar a aquel que ocupaba sus pensamientos.
Sintió que su corazón se aceleraba y se sentía desfallecer. Ya lo había dicho, su profesor tenía cierto control en sus emociones. Zenitsu se sorprendió más al conectar sus ojos con los violetas, ¡los estaba mirando! Creía que su corazón saldría de su pecho. No pudo corresponder al saludo que les mandaba, por lo que desvió la mirada velozmente. Tanjirou e Inosuke sí lo saludaron alegremente, mientras veían de reojo a su amigo, quien se encogía en su asiento con el rostro teñido de rojo.
Zenitsu no podía levantar la mirada, sabía que su profesor se había acercado a ellos, pero no podía controlar su corazón. Jugó nerviosamente con sus manos, se sentía demasiado nervioso..., admitía que sus pensamientos con él no era del todo sanos. Se sentía al descubierto, ¡no debió pensar en lo atractivo que se veía! Sintió la pesada mano reposando en su cabeza y levantó lentamente la mirada.
— ¡Hey! — saludó con su típica sonrisa. Zenitsu solo podía sentir una explosión de emociones en su interior. — ¿Te sucede algo? — preguntó dirigiéndose al rubio con interés, rebuscando la mirada que el rubio volvió a desviar.
— Hola... — saludó mirando en cualquier otro lugar. Uzui lo miro con recelo, aún sin quitar su mano de la cabeza de rubia.
— ¿Qué hacen fuera de clases? — preguntó llevando su atención en los otros dos chicos. — ¿Acaso se fugaron de la clase de Kyojuro san? — Uzui los miraba minuciosamente.
— ¡No! — Tanjirou se apresuró en responder — Tuvimos una presentación. Ya terminó, por eso estamos aquí. —
— Ya veo... — hizo una mueca y se fijó nuevamente en el rubio. Ese chico por alguna razón le parecía muy extravagante. Tuvieron una charla muy agradable la vez pasada, no sabía por qué actuaba de esa forma ahora. Además, le gustaba molestar al chico. Era muy hilarante ver las expresiones que ponía. Sonrió y sacudió las hebras amarillas. — Está bien, ¡los veo luego, chicos! — se despidió y volvió a enfocarse en su objetivo principal, comprar algo de la cafetería.
— Monitsu, luego niegas que le tienes ganas al profesor. — Inosuke rompió el silencio luego de que el profesor ya esté alejado de ellos.
— ¡No es eso! — el rubio infló las mejillas — Es imposible verlo de otro modo si ustedes me presionan a pensar en él. — declaró dando un suspiro.
— Conque piensas en él, eh. — Tanjirou veía cómo su amigo se inquietaba y se volvía a sonrojar. Rió. Le causaba gracia la forma en que su amigo se comportaba cuando hablaban del sensei. Se lo notaba más enfadado y con el rostro más ruborizado.
— Para qué te digo que no si sí. — se resignó. Volteó a fijarse en su profesor, quien estaba pagando en la caja. Frunció el ceño y chasqueó los lengua. ¿Acaso estaba coqueteando con la cajera?
— JA, ese profesor es un womanizer. — comentó Inosuke. — Se aprovecha de su encanto para conquistar a todo el mundo. —
— ¿Womanizer? ¿Por qué hablas en inglés? — Tanjirou frunció el ceño. — ¿Acaso a ti también te conquistó? — preguntó con una sonrisa ladina.
— ¿A ti no? — remató Inosuke. — Es muy probable, ya que le echas el ojo a cada profesor atractivo que llega. — se encogió de hombros, responiéndose su propia pregunta.
— ¡Hey! ¡Eso no es cierto! No le quitaría el crush a mi amigo. — respondió alarmado, estampando las manos sobre la mesa. Se fijó en el rubio y lanzó una risa traviesa. Su amigo estaba muy enfadado, podía ver la expresión irascible. ¡No era discreto! ¡Estaba echando humos por las orejas! — ¿Esos son celos, Zenitsu? — tanteó con burla.
Zenitsu se dedicaba en ver la escena que su sensei estaba teniendo con las encargadas de la cafetería. Este las tomaba de las manos, reía y lanzaba demasiados halagos a las dos chicas. ¡Las miraba con seducción! El rubio quedó boquiabierto y se sintió ofendido. Infló las mejillas y se cruzó de brazos. ¡¿Por qué le daba tantas atenciones a esas chicas?! Y lo más importante. ¡¿Por qué se sentía mal por eso?! Sentía una presión en el pecho y le picaban los ojos.
— ¿Por qué no vas a reclamar lo que es tuyo? — propuso Inosuke mientras trataba de no lanzar una carcajada. Su amigo rubio estaba celoso, era demasiado evidente. Cualquiera podía notarlo, incluso si el profesor lo miraba se daría cuenta.
— No lo mires tanto, Zenitsu, podrías delatar que tu corazón late por él. — se burló Tanjirou. El rubio se giró violentamente hacia sus amigos y los miró con un semblante amenazante.
— Eso fue muy cursi de tu parte, Monjirou. — Inosuke puso una mueca de desagrado. — Monitsu, no seas dramático, se notan tus celos. —
— ¡NO ESTOY CELOSO, MALDICIÓN! — elevó la voz involuntariamente. Si bien, debía de admitir que le molestaba que el profesor diera ese tipo de atenciones a esas chicas, ¿por qué? No lo sabía, ni tampoco quería saberlo. ¿Acaso no estaba interesado en él? ¿Actuaba de ese modo tan coqueto con todos? Volvió a enrabietarse.
— Shh — Tanjirou trató de calmar a su amigo. — Está bien, ¡pero llamarás la atención del profesor!... A no ser que ese sea tu plan. — murmuró en lo bajo.
— ¿Cuál plan? — Zenitsu no podía controlar sus emociones. Se sentía colérico y triste de algún modo. Quería llorar y quería romper la mesa. Quería salir corriendo pero a la vez quería ir a apartar al profesor de esas chicas. Se fijó en su alrededor y se estremeció al encontrarse con las miradas de las personas que estaban allí. Por lo visto había gritado. Desvió su mirada hacia donde se encontraba Uzui sensei y se sobresaltó al ver que los ojos violetas lo estaban mirando alarmados. — Será mejor que nos vayamos — dijo levántandose de su asiento y estirando a Tanjirou e Inosuke.
— El tóxico este — fue lo que Inosuke dijo al ser arrastrado por su amigo. Salieron de allí dejando al profesor Uzui con una gigante incógnita en su mente. ¿Agatsuma dijo que no estaba celoso? ¿De quién? Sonrió de lado, ese chico estaba siendo mucho más interesante.
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