Capítulo XI
Se sentía un poco decaído y no dejaba de pensar. Aún no lograba entender por qué dibujó el retrato de su profesor. Estaba confundido, no podía evitar sentirse abochornado cada vez que veía aquel dibujo que ahora reposaba en su escritorio con sus demás cosas. Se tapó el rostro con la almohada, aún no se sentía seguro para hablar con sus amigos, ¿qué es lo que les diría? Ni él podía definir bien lo que estaba sintiendo.
Se levantó de golpe y se dirigió a su escritorio, tomó asiento y observó el dibujo. Quiso enorgullecerse al ver lo bien que lo había retratado. No sabía que poseía esos dotes, y pensar que Uzui sensei se había burlado de su gatito, recordó inflando las mejillas. ¿Qué hubiera pensado si le hubiese entregado ese retrato suyo? Zenitsu arrugó la nariz y se sonrojó al recordar la intensa mirada del profesor. — ¿Por qué se me acelera el corazón? — se preguntó llevando una mano a su pecho, haciendo presión. Se fijó nuevamente en el dibujo y empezó a delinear las finas líneas con su dedo índice. Sus ojos dorados recorrían cada detalle que él se había encargado de resaltar. Le había dado una mezcla de rosa con rojo para intensificar esa mirada muy atrayente, los labios finos pintados con rosa pálido y las mejillas un poco coloreadas con colores pasteles. Los hilos plateados cayendo sobre su rostro, ocultando un poco la extraña pintura sobre su ojo izquierdo. Volvió a fijarse en la delgada línea de los labios, los había curvado calcando la típica sonrisa socarrona que ponía a veces. Estaba tan embelesado con su dibujo que se sobresaltó profiriendo un pequeño grito al escuchar el zumbido de su teléfono.
Equipo 'No homo'
Tanjirou:
— Hola, chicos, ¿qué tal si nos juntamos para hablar sobre el proyecto de historia?
— Solo falta una semana para la entrega :c
Cerdo afeminado:
— A mí me da igual
— ¿Nos vamos a tu casa o vienen a la mía?
En la casa de Tanjirou
Zenitsu respiró hondo y se dispuso a prepararse. Tal vez ver a Nezuko chan lo haría aterrizar de donde estaba. Hace tiempo que no la veía y se sentía mal al recordar que no la pensaba tanto como antes. — Debería enfocarme en ella nuevamente — se dijo mientras se colocaba la mochila en su espalda. Se despidió de su abuelo prometiéndole que llegaría temprano, salió y emprendió su camino rumbo a la casa de su amigo.
Golpeó la puerta dos veces y esperó, se sentía un poco nervioso aún, no sabía si era por aquel dibujo o por lo cerca que iba a tener a Nezuko chan. La puerta fue abierta y lo recibió la mamá de Tanjirou, él la saludó con una inclinación y entró a ese confortable hogar. Se fijó en los juguetes que estaban desperdigados en el suelo y se emocionó al ver a su chica, quien estaba recogiendo aquel desastre.
Se acercó rápidamente a ella y se ofreció a ayudarla. Ella aceptó con amabilidad y le mostró el cesto donde debían de colocar todos los juguetes. Zenitsu no desaprovechó la oportunidad de mirarla con más detalle, se fijó en el sereno rostro que desprendía paz y en lo delicada que se veía su piel. Los ojos rosas tenían un brillo especial y las pestañas largas le daban cierta sensualidad. Su largo cabello con puntas naranjas parecía tan sedoso que le daban ganas de acariciarlo y las pequeñas manos lo tentaban a querer juntarlas con las suyas.
Hubo un fugaz momento donde los dos iban a agarrar el mismo juguete, por lo que, estando agachados, rozaron sus manos involuntariamente. Nezuko se sobresaltó y apartó un poco su mano, esperando a que Zenitsu tomase aquel muñeco. El rubio se quedó estático por unos segundos aún con la mano extendida para agarrar el juguete. Subió la mirada para observar a Nezuko, y la miró con melancolía. Tomó el juguete y lo metió dentro de aquella canasta, se enderezó y desvió la mirada. — Ya no se sentía como antes — se dijo así mismo sintiendo un vacío en su interior. Esperaba haber sentido una calidez electrizante al rozar con su mano, pero más que eso solo pudo sentir nostalgia. Decidió despedirse de ella con una sonrisa, pidiéndole disculpas si en algún momento se sintió sofocada. — ¿Acaso se estaba despidiendo para siempre de ella? No, eso no era posible. — con los labios fruncidos subió las escaleras para llegar a la habitación de Tanjirou. Estaba más decaído que antes..., ¿qué demonios le estaba pasando?
— ¡Hey! — saludó ingresando a la habitación sin antes golpear.
— ¡AH! ¿Pero qué diablos, Monitsu? ¡Pareces un fantasma! — exclamó Inosuke al ver entrar repentinamente a su amigo.
— ¡Zenitsu! ¿Cómo estás? Ven, estábamos viendo algunas opciones de películas para poder interpretar — invitó Tanjirou mientras daba unas palmaditas a su costado.
El rubio se sentó a un lado de su amigo, consideró que debería cambiar de expresión y olvidarse de todo lo que venía pensando hasta el momento. Les dio una sonrisa que espantó a sus amigos, pues un mar de lágrimas caía sobre su rostro.
— ¡¿Hey?! ¿Te pasa algo? Puedes comentarnos lo que quieras, no te juzgaremos — Tanjirou se apresuró a consolarlo, sobando el brazo de su amigo y mirándole con preocupación.
— No es nada — respondió Zenitsu entre hipidos.
— ¡¿Cómo no va a ser nada?! — Inosuke se alteró — ¡Si algún idiota te lastimó solo tienes que decirlo e iremos a golpearlo! — el de cabello azulado tenía una peculiar forma de consolar.
— No es nada — volvió a responder el rubio frunciendo los labios — Solo..., solo olvidemos esto. — concluyó limpiándose las lágrimas. — Bien, ¿de qué estaban hablando? — preguntó desanimado.
Tanjirou e Inosuke estaban preocupados, pero si Zenitsu no quería hablar, lo comprenderían. Quizás más adelante les explique el porqué de su comportamiento. El de cabello burdeos hizo una mueca y trató de animar a su amigo. — ¿Qué te parece si interpretamos la escena de King Kong? — sugirió cambiando de tema.
— Esa escena es simple — respondió Inosuke con desinterés. — ¿Qué les parece la pelea en Gladiador? —
— Es muy violenta — el rubio frunció el ceño — ¿Se imaginan si hacemos la escena de titanic? — propuso ilusionado.
— ¡Me gustaría probar! — respondió Tanjirou con emoción. — ¿Cuál de todas? ¿La típica escena donde los dos se bes... — no terminó de hablar pues su emoción se había ido al pensar en lo que implicaría.
— Ugh, asco — Inosuke hizo una mueca de desagrado — No me besaré con alguno de ustedes. —
— Es muy comprometedora. — respondió Zenitsu asintiendo con la cabeza. — Podríamos intentar con la escena donde Rose va junto a Jack y descubre su libreta de dibujos... No sé qué tiene de histórico eso... — quedó pensativo.
— Tal vez podríamos reinterpretar a Tarzán — sugirió Tanjirou encogiéndose de hombros. — Inosuke podría ser Tarzán. — propuso.
— El mono, creo yo. — rió el rubio, recibiendo una almohada en la cara. — ¿Qué? ¡Te quedaría bien! Me negarás que no te gusta... — si dirigió a su amigo.
— Yo me quedo con la de gladiadores. — respondió Inosuke sin querer ceder.
— Pasa que nadie quiere pelear... A no ser que Tanjirou se candidate —
— Por mí no hay problemas — respondió el de cabellos burdeos al imaginarse con aquel traje que lo haría ver bien frente a Rengoku sensei.
— Nada de trajes provocativos — mencionó Zenitsu al leer la mente de su amigo. Lanzó una risa al ver la cara desilusionada de Tanjirou. — ¿Qué podría hacer yo? — preguntó.
— Tú podrías ser Megara —
— ¡Ella ni siquiera está en la película! ¡Tampoco interpretaría a una mujer! ¿ES QUE NO VES QUE SOY HOMBRE? — el rubio se alteró y fue su turno de darle una almohada en la cara a su amigo.
— Es de hércules, ¿no? — preguntó Tanjirou tratando de calmar a su amigo. — Por cierto, no está tan mal la idea de reinterpretar esa película, ¿o qué piensan? — planteó.
— Pero que conste que no seré ninguna mujer — habló Zenitsu cruzándose de brazos.
— ¿Entonces quién será Megara? — preguntó Inosuke con obviedad.
— Primero antes que nada, ¿quién será hércules? No me decido entre tú o Tanjirou. — manifestó el rubio.
— Incultos, ni siquiera saben que existe un libro antes que la película —
— Como si tú hubieras leído un libro — Zenitsu respondió con sarcasmo y lo miró entrecerrando los ojos. — En fin, supongo que deberíamos ver la película. —
— ¿Ahora? No tengo esa película — Tanjirou se alarmó.
— Tonto, tenemos tecnología... — Inosuke objetó montrándole su teléfono.
— Pero no quiero verla hoy — dijo el rubio acomodándose en la cama de Tanjirou y con la mirada en el techo.
— ¿En qué momento te acostaste en mi cama? — preguntó Tanjirou mientras se acercaba a él.
— Tengo sueño, maldición. —
— ¡Nunca podemos continuar con el proyecto! ¡O es que Inosuke se encuentra comiendo y nos desvía de tema o tú te pones a dormir! — se quejó dando un suspiro.
— Aún falta, Tanjirou, no entres en desesperación. — recomendó el rubio. Se apartó un poco al ver cómo Inosuke se tumbaba a su lado. Entornó los ojos y continuó. — Descansemos un poco — suplicó a su amigo.
— Siempre estamos descansando — Tanjirou se veía agotado, no tuvo de otra al ver que sus dos amigos estaba indispuestos a seguir trabajando, por lo que se unió a ellos.
Acostados mirando un punto fijo en el techo, una idea se le ocurrió a Zenitsu. — Al vernos así me hace pensar en el parecido que tenemos a las chicas superpoderosas — comentó riéndose por ese pensamiento.
— ¿Chicas super poderosas? — repitió Inosuke con el ceño fruncido, escuchando la risa de Tanjirou y Zenitsu. Se volteó a verlos y se contagió, comenzando a reír también.
— Me imagino a Inosuke siendo bellota, tú de bombón y yo de burbuja — dijo entre risas.
— Hey, yo no quiero ser bellota — dijo Inosuke con el ceño fruncido.
— Oh, pero si te pareces a ella — rió Tanjirou. Le causaba demasiada gracia ese comentario del rubio, porque parecía tener razón. — Tu cabello, tus ojos verdes y esa personalidad poco femenina te hace ser bellota.
— ¿Cómo que poco femenina, idiota? — Inosuke no pudo evitar reír con ganas. — Es que soy hombre, maldita sea. —
— ¡Y Zenitsu tan llorón como burbuja! AY, NO PUEDO — Tanjirou ya empezaba a agonizar al sentir ese pinchazón en el vientre a causa de la risa. Y es que escuchar a sus amigos riéndose le provocaban más carcajadas.
— Hey, no soy tan bobo como burbuja — reprendió.
— Burbuja no es boba — Tanjirou se tapó la boca para tratar de detener la risa — No la ofendas. —
— ¡Tú no te ofendes porque a todo el mundo le gustaba bombón! — exclamó el rubio. — Creo que estamos muy sensibles para reírnos con cosas como estás... —
Entre risas, se pasaron toda la tarde hablando de estupideces hasta que llegó la hora de volver a casa. Zenitsu se sentía más animado y se despidió de Nezuko chan con más emoción, tomándola de la mano y agradeciéndole quién sabe qué. Abrazó a sus amigos y caminó hasta llegar a su casa. Al entrar se encontró con su abuelo sentado en el sofá y reconoció al chico que iba saliendo de la cocina con unos platos.
— ¡¿Kaigaku?! — exclamó, creyó que ya no lo volvería a ver, así que se alegró por su abuelo— ¡Kaigaku! Creí que ya nos habías abandonado — dijo sin cuidado, recibiendo la mirada de reproche de su abuelo. — ¡Qué bien que llegas a casa! —
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