Capítulo VI
Luego de haber ingresado al aula, se dieron cuenta de que no había nadie allí. Tanjirou se alteró creyendo que ya había terminado la clase, pero aún era temprano para que la jornada llegase a su fin. Se extrañó por eso, hasta que se dirigió a revisar la carpeta de asistencia. ¡Había olvidado por completo que hoy tendrían educación física! ¡Y no trajo el uniforme!
Zenitsu e Inosuke no tenían problemas, pues le mostraron que tenían el uniforme en la mochila. Consternado por ser quizás el único que no había traído los buzos, decidió seguirlos de igual forma hasta el gimnasio. Tal vez el profesor lo dejaría pasar por esta vez.
La pelea había terminado y ahora los dos estaban completamente callados. Zenitsu se veía pensativo, ensimismado y ajeno a la realidad. Tanjirou no podía adivinar lo que pudiera estar pensando, tampoco quería interrumpirlo. Inosuke se estaba acomodando el uniforme, no podía hablar porque tenía un pedazo de sándwich en la boca.
No negaba que le preocupaba su amigo rubio, parecía tan aislado allí, sentado en el banquillo, con la remera puesta a medias. Por lo que decidió acercarse a él. Le tocó el hombro y este se sobresaltó.
— Sabes, estaba pensando... — Zenitsu no sabía si continuar. Las palabras de Inosuke le había hecho tocar fondo. — Es muy lindo lo que sientes por el profesor Rengoku... —Tanjirou se exaltó, ¿a qué venía eso? — La verdad..., creo que moriré solo. — confesó.
— ¿Pero qué dices? — preguntó Tanjirou con preocupación. — ¡Inosuke! ¿Qué le has hecho a Zenitsu? — reprendió a su amigo.
— Es decir..., estoy confundido — expresó el rubio, mirando sus manos. — Siempre soy el que está detrás de alguien. Quiero saber cómo se siente que alguien se interese en mí... — Zenitsu reaccionó a sus palabras, no quería exponerse de ese modo, por lo que decidió levantarse. — Será mejor que nos vayamos al gimnasio — finalizó y emprendió camino hacia las gradas.
Tanjirou quedó pensativo, ¿qué le pasaba a su amigo? Hizo una mueca. Debería hablar con él más tarde, se prometió a sí mismo mientras lo seguía y estiraba a Inosuke, quien estaba mirándose en el espejo haciéndose una coleta, escuchando la conversación en silencio.
Se unieron al grupo, era la única clase que compartían con los de la sección b, por lo que eran muchos más. Pudo divisar al profesor, este se encontraba llegando con unas pelotas en sus manos y un silbato en los labios. Se colocó en medio del círculo que habían formado sus estudiantes y los observó a todos. Frunció el entrecejo al ver que uno de ellos no portaba con el uniforme, por lo que colocó una pelota debajo de su brazo y lo señaló. — Tú — pronunció alertando a Tanjirou. — ¿Por qué no traes el uniforme? — preguntó sin expresión alguna.
— A-ah, es que..., no tenía idea de que hoy teníamos esta clase — se disculpó con una reverencia. — Lo siento. —
El profesor lo miró por unos momentos — ¿Eres nuevo? — preguntó. Tanjirou negó avergonzado. — Te dejo pasar por esta vez, pero la próxima vez que te presentes así tendré que enviar un reporte. — Tanjirou se disculpó de nuevo.
— Bien. Mi nombre es Giyuu Tomioka y seré el nuevo profesor de educación física. — se presentó. — Si tienen alguna duda, solo díganme. No es necesario que se presenten ahora, más tarde lo harán, porque son demasiados. Hoy empezaremos con un arduo entrenamiento para mantenerlos en un óptimo estado de físico, por lo que les doy un pequeño tiempo para que puedan estirarse— finalizó dando un gran suspiro, y se encaminó hacia las gradas a buscar su libreta.
Los estudiantes empezaron a murmurar, comentando sobre la primera impresión que tenía del profesor. Era un hombre inexpresivo, eso era a simple vista, habría que saber si era su estado habitual. Parecía muy joven, sí, pero muy estricto. Llevaba el uniforme muy pulcro, y parecía mantener el control de todo. Algunas chicas empezaban a chillar al ver lo genial que se veía. Era cierto, tenía muy buena pinta. El cabello oscuro y largo atado en una coleta, los ojos azules océanos y la piel muy pálida. ¡Sin imperfecciones! No era un fornido como el profesor Uzui, ni tampoco tenía la expresión muy agresiva de Sanemi sensei. Su físico podría compararse con el de Rengoku sensei, pero en personalidad eran totalmente lo contrario.
Genya se acercó al trío que estaba sentado en las gradas, admirando al nuevo profesor y se sentó junto a ellos.
— ¡Hey! — saludó — ¿saben que pienso? — preguntó.
— ¿Qué? — habló Inosuke.
— Que los profesores nuevos solo llegaron para desgraciar la vida a los populares. — respondió.
— ¿Qué te hizo pensar que nos importa? — continuó Inosuke, cuando recibía un leve golpe de Tanjirou en su brazo.
— ¡Eso es lo que más me molesta! — habló Zenitsu con indignación, era cierto, estos profesores solo venían para llevarse la atención de todas las chicas. — ¿Debería acusarlos de algo para que los expulsen? — sugirió.
— Es un reto, supongo. — opinó Tanjirou. — Mejor que se enamoren de los nuevos, así me dejan a Rengoku sensei para mí solo... — murmuró en lo bajo.
— ¡¿Qué?! — preguntó el rubio, a veces le desagradaba tener una excelente audición.
— ¿Qué? — remató Tanjirou. Zenitsu lo miró con el ceño fruncido, sabía que lo había escuchado.
— No creí que fueras tan osado, Tanjirou. ¿Eh? — le sonrió con complicidad mientras le codeaba el brazo. — Ya te dije, solo tienes que lanzarte a él. Es imposible que te rechace. — su amigo se sonrojó y bajó la vista, recordando la sonrisa de su profesor.
— Ahh, no saben lo tedioso que es que mi hermano sea mi profesor. Lo veo aquí y lo veo en casa — declaró Genya.
— ¿Eres adoptado? — preguntó repentinamente Zenitsu ante las espantadas miradas de sus amigos, quienes estaban boquiabiertos.
— ¡¿Qué?! — exclamó Genya — Bueno, no es como si no me hayan preguntado eso antes. — confesó. — No, ninguno de los dos somos adoptados. — respondió entrecerrando los ojos.
— Lo siento, pero es que ayer estuve hablando con Uzui sensei... —
— ¡¿Estuviste hablando con Uzui sensei?! — exclamó Tanjirou con asombro.
— Con razón te veías tan sumiso con él hoy — habló Inosuke.
— ¡Hey! Eso no es cierto — dijo señalando al de hebras azuladas — Y respondiendo a tu pregunta, sip. Ayer les dije que iba a contar lo que me había sucedido, pero...
— ¿O sea que por eso fue que tardaste en aparecer? — interrumpió Inosuke. Algo hizo click en la cabeza de Tanjirou.
— ¿Estuviste toda la tarde con él? — preguntó sorprendido.
— ¿Qué? ¡No! — Zenitsu se apresuró a responder — solo me lo encontré en la entrada, luego de una breve charla con Yushiro san. — explicó. — Y hablamos un momento. —
— ¿Y se pusieron a hablar sobre mí y mi hermano? — preguntó Genya con el ceño fruncido.
— Bueno..., ¿perdón? — se disculpó el rubio con una sonrisa nerviosa — fue inevitable, pues surgió cuando opiné sobre su cabello. — aclaró. — Tardé en comunicarme con ustedes porque estuve ayudando al abuelo. — explicó a sus amigos.
— Te creo, pero mi metralleta no — respondió Inosuke.
El profesor Tomioka hizo sonar el silbato como un llamado, se levantaron y se acercaron a él. Jamás estiraron nada, pero no importaba, tampoco nadie lo había hecho. Les indicó los ejercicios que debían hacer, primero en parejas, luego empezarían a trabajar individual con las pelotas. Zenitsu se llevó a Tanjirou con rapidez, dejando colgado el brazo de Inosuke, quien estaba por elegirlo también como pareja y no tuvo de otra que girar en dirección de Genya para llevárselo a él a pesar de que este ya tenía pareja.
El sudor era algo horrible para Zenitsu, creía que se veía menos atractivo así. Quería descansar, él no era muy bueno con las pelotas, es más, las odiaba. Solo lo humillarían y quedaría como estúpido. Pensando en excusas, se acordó que era prefecto. ¡Era una perfecta excusa! se dijo. Se acercó al profesor y le explicó que como era el nuevo prefecto, debería ir a entregar el informe al director Ubuyashiki. No esperaba que Tomioka sensei le cuestionase. Quiso salir llorando cuando le negó su petición. — Primero termina una ronda, luego te vas — le había respondido con esa expresión indiferente.
— ¡Tanjirou! — recurrió a su única salvación — ¡Llévame contigo! ¡No me dejes! ¡El profesor solo quiere burlarse de mí! — exclamó con desesperación. Tanjirou había quedado libre, pues no podía hacer las actividades con la pelota por no tener el uniforme adecuado. ¡El profesor era tan benévolo con él!
— Zenitsu, no te preocupes, no me iré — ¿Qué? ¡No era eso lo que él quería! Volvió a implorarle para lo llevase de ahí pero su amigo sabía que podían tener problemas si no obedecían al profesor — Solo es una ronda, ¡da lo mejor de ti! — animó con una sonrisa, para nada convincente en estos momentos para Zenitsu.
— Está bien — respondió con seriedad — Me entregaré a la humillación. Eso lo único que sé hacer bien, ¿no? — empezó con su monólogo para infravalorarse. Tanjirou solo pudo darle unas palmaditas en el hombro antes de que Zenitsu se dirigiera a su tumba.
Se unió al grupo con Inosuke y Genya, quienes estaban formando la fila para encestar el balón. Cuando estaba por llegar su turno, se sintió observado y su cuerpo se estremeció. Giró el rostro para buscar aquellos ojos puestos en él. Sorpresa. La psicología inversa haciéndose presente nuevamente. Sus ojos se conectaron con la mirada violeta del profesor. ¿Qué demonios hacía ahí? ¿Acaso no tenía clases que dar? No estaba solo... Oh, una sonrisa cómplice se curvó en su rostro. Venía con Rengoku sensei.
Se giró para buscar a su amigo, sintió pena al verlo sentado en una esquina tan alejado de todos. Se veía incómodo, por lo que probablemente ya sabría de la presencia del profesor Rengoku. Le hizo señas a su amigo, para que se acercara. Este solo levantaba las manos creyendo que su amigo rubio lo estaba saludando. Zenitsu no pudo evitar darse una palmada en el rostro. Quiso acercarse a Tanjirou para presionarlo a que vaya con el profesor Rengoku. Pero era muy tarde, Tomioka sensei lo llamó. Era su turno. Estaba preparado para cavar su propia tumba.
Se posicionó a una distancia prudencial de la cesta, con el balón en manos. Su estatura no era la ideal para estos deportes... ¡Estaba demasiado nervioso! ¡Y más teniendo los ojos de Uzui y Rengoku sensei, sumando la de Tomioka y sus amigos! ¿Por qué lo miraban con tanta atención? No dejaría que el profesor Tomioka lo siga mirando como si fuera un idiota, tal vez, si lo hacía bien ahora, podría dejarlo salir. Quería acabar con todo lo más pronto posible.
Cerró los ojos y respiró hondo, tranquilizando sus nervios. Avanzó con pasos apresurados colocándose para dar impulso al salto. Extendió la pierna izquierda hacia atrás y apoyó su peso en la pierna derecha y, con los ojos cerrados, saltó lo más alto que pudo, encestando el balón.
Todo ocurrió tan veloz que lo único que pudieron ver fue a la pelota entrar en la canasta... y a un Zenitsu cayendo ridículamente de cara.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top