Capítulo LIII
Kaigaku trataba de no quebrarse, retenía las lágrimas que se acumulaban en sus ojos y apretaba los puños. Sabía que esto podría llegar a pasar, pero uno nunca está preparado. El nudo en la garganta no le dejaba responder a la doctora que había llegado con la noticia, como una bomba, la tiró para cambiar absolutamente todo a su alrededor. El azabache negó con la cabeza, se sentía desolado.
La noche anterior ya predecía la inminente ida de su abuelo, Zenitsu estaba en un sueño profundo y él estaba solo. Sabía muchas cosas, menos cómo actuar ante este tipo de situaciones, dolía como mil demonios dentro de su interior. ¿Qué haría ahora? Si bien, los enfermeros lo ayudarían, pues él y su hermano no eran más que huerfanos en este momento. Ninguno era aún mayor de edad, Zenitsu cumpliría dieciséis años dentro de poco y él, en unos meses, dieciocho. Los compañeros de la empresa de su abuelo no tardaron en llegar, el jefe ofreció hacerse cargo. Kaigaku solo podía pensar en cómo se lo diría a su hermanastro que aún estaba tratando de asimilar lo que le pasó la noche anterior.
Vio por última vez a su abuelo, quien estaba con los ojos cerrados, sumido en su sueño eterno y con la palidez que cubría todo su rostro sin vida. Se mordió el labio inferior y salió de allí para ir a encerrarse en el baño, ahí podría desahogar su tristeza y furia en soledad.
A penas había llegado luego de dejar a Zenitsu en casa, aún creyendo que su abuelo estaba mejorando, nunca esperó las cosas cambiaran de un segundo a otro. Ahora tenía que volver a casa, ya no volvería al hospital, la cuestión estaba en hablar con Zenitsu. Había tantas cosas en su cabeza, se sentía cansado y no sabía qué hacer. ¿Cómo hablar de eso con su hermanastro? ¿No podía simplemente ocultarlo de por vida? Tendrían que prepararse para el funeral, el rubio lo odiaria si no fuese invitado al último adios de su abuelo.
Zenitsu solo empezó a escribir con sus amigos y a hablar con el profesor Uzui, para luego de eso, desaparecer por toda la tarde noche. Kaigaku había vuelto a casa con el almuerzo para el rubio, lo vio comer en silencio y esperó un momento de más calma para poder contarle esa horrible noticia, dejando al rubio con la mente en blanco. Al rato, su hermanastro soltó unas lágrimas que al poco tiempo se fueron descontrolando para empezar a quebrarse en llanto. El azabache cerró los ojos y respiró profundo, apretó los labios, su hermano volvía a romperse. Sabía que necesitaba mostrarse fuerte, para que el rubio se apoyara en él y se sintiera protegido, pero le costaba tanto. Supuso que este era el momento para empezar a consolar a Zenitsu.
Se acercó a él y lo abrazó, intentando contenerlo. No le pediría que dejara de llorar, porque lo mejor sería que dejara fluir todo ese mal libremente para que luego no duela tanto. Zenitsu se sujetó fuertemente de él, llorando con mayor intensidad y tratando de esconderse en algún lado entre los brazos de su hermanastro, quien estaba mirando al frente, con la mirada distante. El rubio no podía controlar su llanto ni su ira hasta que quedó completamente vacío, entre hipidos y con la mirada perdida, aún escondido en el abrazo de Kaigaku.
- Dentro de unas horas será su entierro... - murmuró. Tendrían que estar preparándose ya, pero necesitaba que el rubio se descargase, hasta que nuevamente quedó sin energías.
- No quiero ir... -
- Tienes que verlo por última vez, luego te arrepentirás. -
- ¿Encerrado en un cajón? - Zenitsu seguía escéptico a la idea de que ya no vería a su abuelo nunca más. Kaigaku resopló.
- Zen, es parte de la vida. Nos quedamos con los mejores recuerdos de él. ¿Sabes? Dicen por ahí que la vida nos quita algunas cosas para que logremos recibir mucho más, cuando lo hace es porque nos espera otras cosas que nos ayudarán a crecer y a explorar nuevos caminos. No es algo malo, porque después de todo, las cosas pasan por algo... - su intención era darle algunas palabras de apoyo, no sabía si pudiese funcionar, pero al menos, su hermanastro ya estaba más tranquilo.
Se separon para ir a arreglarse. Zenitsu estaba cansado, cansado de muchas cosas, olvidó responderle a sus amigos y a Uzui. Decidió dejar su celular en casa y se marchó con Kaigaku hasta donde se encontraba su abuelo. Se unió a aquel grupo que los acompañarían, recibiendo los pésames de cada uno y respondiendo con un simple ¨gracias¨, era peor recibir ese tipo de saludos, pero sabía que no tenían malas intenciones.
Una vez que esa corta ceremonia terminó y los compañeros de trabajo se marcharon dejándolos solos, Zenitsu se acercó a aquella lápida que tenía grabado el nombre de su abuelo. No pudo evitar pensar en lo rápido que lograban grabar esas palabras en aquella roca. Kaigaku se colocó a su lado, observando aún su alrededor. El lugar era agradable, un jardín gigante, lleno de árboles que indicaban el ingreso de la nueva temporada, las hojas naranjas abundaban y el viento las juntaban en masas. Suponía que el jardín sería un hermoso paisaje en primavera. La iluminación de la tarde era opaca, pues las nubes grises se amontonaban en el cielo, previendo una pronta lluvia.
- Va a llover - rompió el silencio al ver que su hermano seguía estático y con la mirada fija en la lápida. Zenitsu asintió. - Volvamos a casa - sugirió pasando su brazo alrededor del hombro del rubio. Lo estiró y emprendieron su camino.
Dejó que el rubio se encerrara en su habitación y se dispuso a hacer la cena. No era tan bueno en la cocina como lo era Zenitsu, pero se esforzó en hacer algo comestible. Era la mejor idea que tenía para ocupar su mente.
Cenaron el silencio, ambos habían apagado sus celulares, no querían escuchar más problemas de los que ya tenían. El rubio se pasó toda la noche encerrado en su habitación y Kaigaku en la suya, tratarían de dormir para pasar el tiempo.
Así estuvo durante tres días, al rubio no le preocupaba en lo más mínimo ya que estaba cumpliendo con su reposo. Las cosas malas se juntaban en masa, primero lo de Uzui, luego aquella velada trágica y ahora la muerte de su abuelo. Ya estaba un poco mejor, aún no había encendido su celular, dormía todo el día. Inosuke tenía razón, las horas pasaban volando. Estaba nuevamente acostado en su cama, boca arriba hasta que Kaigaku golpeó la puerta e ingresó.
- Tus amigos están aquí. - habló, llamando la atención del rubio. Kaigaku volvió a salir, dejando que los amigos de su hermano entraran velozmente.
- MONITSU - dijo Inosuke lanzándose a la cama del rubio, asustándolo. - ¡It's Alive! -Zenitsu se hizo a un lado para no recibir ningún golpe.
- ¡Zenitsu! ¿Qué fue lo que pasó? Desapareciste por tres días - Tanjirou se acercó para también acostarse en la cama de su amigo, acomodándose como si fuera suya. El rubio sonrió y volvió a acostarse para mirar al techo.
- Tuve una semana muy difícil... - murmuró, sus amigos lo miraban atentamente. Hubo un breve silencio que Inosuke rompió cuando abrió una bolsa de papas fritas. Zenitsu entrecerró los ojos. - ¡¿Qué te dije de comer en mi cama?! - reclamó.
- No haré miga, Monitsu dramática - respondió entornando los ojos. - ¿Y bien? Habla, que para eso vinimos - pidió mientras comía de sus papas. Zenitsu resopló para volver a mirar el techo.
- Bueno, el abuelo nos dejó - confesó aún con la mirada al techo, Inosuke empezó a toser porque se atragantó y Tanjirou se giró completamente hacia el rubio para escucharlo con más atención.
- Zenitsu, cuánto lo siento... no sabíamos nada - el de cabellos burdeos empezó a preocuparse y a consolar a su amigo. Inosuke seguía tratando de calmar su tos.
- Fue ese mismo día que me dieron de alta..., pero al menos estará mejor donde quiera que esté... - murmuró, recibiendo el consuelo de su amigo. Inosuke se recompuso y miró a su amigo.
- Tienes razón, sabes, leí por ahí que la muerte no es nada malo, al contrario, es la transcendencia hacia la divinidad. - sus amigos lo miraron confundidos. - Es la siguiente etapa de cuando te realizas por completo y te unes al poder divino - explicó, aún ganándose las miradas extrañadas. Inosuke entornó los ojos. - Tu abuelo está descansando en un lugar mejor - apoyó a su amigo dándole unas palmaditas en el hombro. Zenitsu asintió.
- ¿Creen en la reencarnación? - preguntó pensativo.
- Sabes lo que creo, creo que cuando una persona muere, se prepara para un nuevo nacimiento, una nueva vida, nuevas oportunidades y todas esas cosas - respondió el de hebras azuladas, quien siempre estaba preparado para los debates.
- Sí, también lo creo, sino, ¿dónde van todos los que murieron? -se unió Tanjirou. Sus amigos asintieron dándole la razón.
- Los cuerpos sí se desintegran, pero el alma y el espíritu no - Inosuke aportó más conocimientos. - En fin, no es tiempo para lamentos - respondió, recibiendo una mirada de reproche por parte de Tanjirou. El de hebras azuladas se encogió de hombros. - ¿Y hacemos una pijamada? Yo me quedo, no tengo problema. Si bien, estoy castigado, pero mis padres son muy flexibles -
- Yo tampoco tengo problemas en quedarme... - Era entre semana sí, pero al de cabellos burdeos ya le daba todo igual desde que sus amigos faltaban a clases. - Me siento un poco abandonado en la academia. -
- Aw, ya volveremos pronto - animó Zenitsu, levántandose de su cama. - ¿Y qué hacemos entonces? - Inosuke sonrió de lado. El rubio le señaló. - Nada de alcohol, ¡estás en rehabilitación! -
Inosuke entornó los ojos. - Claro que no, no beberé esas cosas del demonios por un buen tiempo... Pero podemos comprar helado - sus amigos asintieron inseguros. - Quizás algo de palomitas de maíz y refresco también - sugirió.
Habían traído todas esas comidas hasta la cama, Zenitsu entrecerró los ojos al ver las migas que su amigo estaba haciendo mientras se hacía el desentendido. Dejó pasar, se suponía que tendría que disfrutar. Luego harían una maratón de películas y cosas leves. Se pusieron ropas cómodas, no eran pijamas, pero para ellos sí lo serían. Tanjirou había traído el sueter que le regaló Giyuu, total, lo usaba como ropa de dormir casi siempre. Ya no tenía el aroma del profesor, pero era suyo. Zenitsu se indignó por ver cómo presumía ese sueter enfrente de él, por lo que también se puso el de Uzui, para presumir.
- Eso no se vale - señaló Inosuke. - ¿Me están restregando en la cara que ustedes tienen novio y yo no? Soy el único soltero que disfruta la vida. - dijo negando con la cabeza. Él solía comprarse también ropa de tallas extras para usarlas en el invierno. Estaban en otoño, por lo que la temperatura iba descendiendo y las lluvias hacían compañía.
- ¿Qué no salías con Sanemi sensei? - preguntó Tanjirou mirándose en el espejo mientras se tomaba algunas fotos. Zenitsu se colocó a su lado para también posar. Inosuke entornó los ojos.
- No, duh - respondió acercándose a ellos, sentándose en el borde de la cama - Que haya sido mi pareja de baile no quiere decir que automáticamente sea mi novio -
- ¿Y no te gusta? - tanteó el rubio, concentrado en sus poses. Tanjirou miró el reflejo de Inosuke y esperó por la respuesta.
- Nop - respondió cerrando los ojos y con una sonrisa ladeada.
- Sí sí, ahora repítelo hasta que te lo creas - Zenitsu se giró para verlo. Inosuke lo miró de pies a cabeza. Tanjirou se sentó a su lado, aún mirándolo expectante.
- ¿Qué demonios quieres? - el de hebras azuladas se giró a ver a su amigo que no paraba de juzgarle con la mirada. - Bueno, confieso algo. - eso llamó la atención de sus amigos, Zenitsu también se sentó a su lado. Inosuke respiró profundo. - Fue a visitarme a mi casa junto a Genya - Tanjirou y Zenitsu dibujaron una 'oh' en sus labios.
- ¿Qué hizo qué? ¡Stop! Inosuke, ¿por qué crees que hizo eso? - preguntó más animado y pegándose más a su amigo.
- ¡No lo sé! - el de hebras azuladas se fastidió. - Solo fue a ver si estaba mejor y esas cosas. Me llevó algo de comida y luego se marchó. -
- Hmm, está preocupado por ti - respondió Tanjirou con ilusión. - ¿Y qué dijo Genya? - tanteó. Inosuke resopló.
- Nada - respondió encogiéndose de hombros.
- ¿Pero en verdad no te gusta? - volvió a preguntar el rubio.
- ¿Por qué insistes demasiado? No, no lo sé. No creo - respondió negando con la cabeza. - ¿Cómo podría saberlo? -
- Aw, Inosuke, ¿no sabes identificar tus sentimientos? - eso provocó una mueca asqueada por parte de sus dos amigos. Tanjirou solía ser muy cursi.
- Sí lo sé, gracias por tener intenciones de querer ayudarme, pero no quisiera hablar de eso. Me da cosa - respondió levantándose de la cama. Zenitsu y Tanjirou se miraron y se encogieron de hombros.
- En fin, ¿saben qué? Murata me sigue acosando, es un dolor de cabeza -comentó Zenitsu agarrando su celular para mostrarles los mensajes. Tanjirou se pegó a él e Inosuke acercó su rostro a la pantalla.
- 'Vendo besos gratis' JAJAJA, ¿Cómo demonios respondes a eso? - preguntó sacándole el celular para seguir leyendo. - Este chico es un genio - se burló.
- No es simpático, es triste - se apresuró en responder Zenitsu. - Ya no sé qué hacer, pensaba rechazarlo la próxima vez que nos viéramos, pero nunca llega ese día y me está torturando con sus mensajes. - habló alterado. Tanjirou lanzó unas risitas y le acarició la espalda para calmarlo.
- Deberías llamarle y decirle directamente. Esas respuestas que le das, como este 'jajaja' a ese piropo, duelen más que un rechazo en línea - aconsejó Inosuke pasándole nuevamente su celular. - ¿Quieres que le llame yo? - sugirió con una sonrisa divertida.
- NO - Zenitsu suspiró. - Lo ignoraré, solo que me da curiosidad y por eso leo, pero no quiero dejarlo en visto - se encogió hombros.
- Conque Uzui también te escribe... ¿ya te reconciliaste con tu alfa? - preguntó con diversión, provocando un sonrojo en el rubio, quien lo miró molesto.
- Algo así, no sé, solo le respondo sus buenos deseos. - se encogió de hombros. Uzui no lo acosaba tanto como Murata, al parecer él solo quería saber si el rubio seguía con vida.
- Aw, no negó que es su alfa - habló Tanjirou con una sonrisa ladeada. Zenitsu entornó los ojos. - ¿No lo extrañas? -
- Claro que sí, pero no sé qué debo hacer - respondió con una mueca.
- Obvio que llamarle y decirle cuánto lo amas - Inosuke entornó los ojos, sus amigos solían ser estúpidos a veces.
Zenitsu negó con la cabeza, no haría eso, se moriría de verguenza. Sus amigos reprobaron ese gesto. Decidieron ver las películas en la sala, comiendo palomitas de maíz y tomando sus refrescos. - Jack ¿Jack? ¡¿Jack?! - Tanjirou se secaba sus lágrimas discretamente. Zenitsu miraba atentamente la pantalla, sufriendo con los personajes e Inosuke solo se preocupaba en comer las palomitas de maíz ahora que sus amigos estaban demasiado distraídos.
-Esta película es muy bella... - murmuró Tanjirou una vez que terminó. - No puedo soportar lo hermoso que era el amor entre ellos dos - comentó secándose sus lágrimas. Inosuke entornó los ojos.
- Obvio que se amarían con esa intensidad si apenas se iban conociendo. Si duraban más, tal vez se terminarían odiando - opinó, ganándose las miradas indignadas de sus amigos.
- Es el amor del destinado - habló Zenitsu con ilusión. Ahora tenía más ganas de llamar a Uzui. ¿Qué estaría haciendo? Sacó su celular y leyó su reciente mensaje de buenas noches. Sonrió. - Lo llamaré - dijo decidido, recibiendo los aplausos de sus amigos. Marcó su número y esperó paciente, no se tardó nada en contestar y escuchó la voz al otro lado de la línea.
- ¡Zenitsu! ¿Estás bien? ¿Cómo estás? ¿Sucedió algo? - el rubio sonrió al escuchar su adormecida voz.
- Tengen, ¿te desperté? Solo llamaba para... - se quedó en blanco, ¿para qué llamaba? Obvio que llamaba para escuchar su voz, pero no diría eso. - para saber cómo estás. - respondió luego del breve silencio. Sus amigos lo miraban con diversión.
- Ahora estoy mejor que nunca... - murmuró, alegrando al corazón de Zenitsu. - Te extraño. - eso conmovió al rubio y a Tanjirou. Inosuke pensó que no estaría mal jugar un poquito.
- Ay, Zenitsu, ya corta ese teléfono y ven a darme contra la pared. ¡Ah, Zenitsu! - exclamó, alarmando a sus amigos, quienes se giraron a verlo espantados.
- ¿Zenitsu? ¿Estás con alguien más? - Uzui frunció el ceño al escuchar esa voz en el fondo. ¿Estaba gimiendo? - ¿Con quién estás? No puedo creerlo -
- ¡Uzui! No, no es lo que tú piensas. - se apresuró en responder, Tanjirou se divertía y Zenitsu trataba de tapar la boca de su amigo. - No estoy con nadie... Solo, solo son mis amigos. -
- ¿Amigos? ¡Creí que ya me habías aceptado como tu novio! -
- ¿Es ese chico Murata? - preguntó, su voz sonaba más pesada. El rubio rió en lo bajo. ¿Lo habían hecho molestar?
- Sí, ¡eh! NO, quise decir no. No, Tengen, estoy solo -
- ¡Dijiste que estabas con tus amigos! ¡Maldición, Zenitsu! ¿Me llamas solo para rechazarme definitivamente? - habló molesto. Zenitsu se tapó la boca.
- No, claro que no. Me preocupo por ti, ¿acaso desconfías de mí? - respondió ya molesto también.
- Tengo pruebas, Zenitsu. ¿Me estás tratando de tonto? - rechinó los dientes. - Mira, será mejor que dejes de jugar conmigo y que vuelvas a divertirte con ese estúpido chico. No sé qué tendrá para complacerte, pero al parecer prefieres quedarte con algo tan poco digno - habló molesto, sorprendiendo al trío. Zenitsu iba a responder, pero Uzui colgó. Eso lo soprendió mucho más.
- Uy, ya se enojó - se burló Inosuke. Zenitsu miraba incrédulo la pantalla de su celular. Quiso volver a llamar, pero no le contestaba.
- ¡Se enojó de verdad! ¡Maldición, Inosuke! - se quejó lanzándose encima de su amigo. Tanjirou resopló y decidió poner otra película mientras esperaba que sus amigos dejaran de pelear. - ¡Ahora tendré que ser yo quien le pida disculpas! - siguió quejándose mientras forcejeaba con el de hebras azuladas.
- YO SOLO ESTOY AYUDANDO A REFORZAR LA RELACIÓN. AY - se defendió, tratando de apartar al rubio. - Shh - lo frenó mostrándole la lámpara. - Vas a romperla - dijo, para luego asustarse con el golpe que recibió ese decorativo que emitía luz. Ahora se quedaron a oscuras.
Tanjirou suspiró y entornó los ojos. - ¿Creen que debería ceder a los encantos de Giyuu? - preguntó, llamando la atención de sus amigos y previniendo otra muerte.
- ¿Que ya no eran novios? - preguntó el rubio acomodándose en el sofa. No comprendía qué tipo de relación tenía Tanjirou con Tomioka.
- ¿Tú crees que parecemos novios? - Tanjirou lo miró confundido. Inosuke confirmó por segunda vez que sus amigos eran unos tontos.
- No te hagas de la santa, Monjirou. - opinó el de hebras azuladas. - ¿Son novios y no son conscientes de que lo son? - ladeó la cabeza, levantando una ceja. Tanjirou lo miró con desconcierto.
- A ver, vamos al principio de todo esto - respondió Zenitsu, mientras se dedicaba a enviar un mensaje de disculpas a Uzui. - ¿Qué pasa con Rengoku sensei? - levantó su mirada para ver a su amigo.
- Me gusta Giyuu - confesó jugando con sus manos. - Es decir, me siento cómodo con él y siento que puedo ser yo mismo - respondió asintiendo con la cabeza, dándose razón a sí mismo.
- Y bueno, caso cerrado - Inosuke estampó su puño sobre la mesita que estaba enfrente, asustando a sus amigos. - ¡Vivan los novios! Te esperaba ver casándote con el profesor de historia, pero qué cosas ¿no? -
- A veces, cuando uno planea una cosa, te sale otra completamente diferente - comentó el rubio. Tanjirou quedó pensativo.
- Supongo que lo mismo puedo decir contigo y Uzui sensei - respondió ladeando la cabeza. Zenitsu infló las mejillas.
- Tiene novio, tiene novio - Inosuke empezó a molestarlos con esa frase que avergonzaba a cualquiera cuando se tenía cinco años. Tanjirou rió y apartó el dedo acusatorio de su amigo. Zenitsu negó con la cabeza, se estaba divirtiendo, pero tenía que hablar con Uzui.
- ¿Jugamos twister? - sugirió el rubio al ver que su profesor, ex novio y actual novio no le hacía caso. Para él, volvían a ser novios por más de que no lo habían hablado aún. Estaba muy enamorado de él, ¡hasta había puesto su foto como fondo de pantalla! Inosuke lo miró con interés y asintió con la cabeza.
Zenitsu trajo aquella caja con el juego dentro, lo sacó y expandió el mantel con motas coloridas en el suelo. - ¿Quién contra quién? - preguntó. Se miraron entre ellos y Tanjirou se ofreció a ser él quien dé las indicaciones. Ahora estaban allí, enredados sobre ese mantel.
- Inosuke, codo izquierdo en verde - exigió el de cabellos burdeos, riendo al ver las posiciones que tenían. Inosuke chasqueó la lengua, estaba en posición del exhorsista ¡¿cómo diablos bajaría el codo sin romperse el brazo?! Zenitsu estaba debajo de él, tratando de sostener su posición, estaba también boca arriba, con una pierna estirada y en una postura inclinada diagonalmente. Inosuke no tuvo de otra que tratar de girarse para quedar boca abajo, mandando su brazo al rostro del rubio y provocando que ambos caigan.
- MALDICIÓN, ¡¿No pudiste escoger otra parte que no sea el codo?! - se quejó, reincorporándose al ver que estaba muy cerca de su amigo rubio. Zenitsu y Tanjirou se reían a carcajadas. Ambos perdieron el juego.
- Bien, Tanjirou, mano derecha en azul - pidió el rubio, quien aprovechó tomar un descanso mientras manejaba el juego. El de cabellos burdeos buscó la forma de mandar su brazo hacia el color azul, ya que Inosuke le molestaba el paso. Su amigo estaba debajo de él, boca abajo, ya no se arriesgaría en crear posiciones comprometedoras. Tuvo que pasar su brazo rodeando al de hebras azuladas. Zenitsu se mataba de la risa al verlos tratar de no tocarse. - Solo digan no homo y toquen todo lo que quieran - sugirió con unas risitas. Tanjirou chasqueó la lengua y se ruborizó. Inosuke estaba con los labios fruncidos.
- Cadera izquierda en amarillo, rubia - pidió Inosuke con una sonrisa maliciosa. Zenitsu frunció el ceño y trató de moverse, estaba quedando cara a cara con Tanjirou, le miró y le pidió que le explicara cómo llevaría su cadera izquierda en el amarillo.
- ¡¿Qué caderas?! ¡Eso no entra en el juego! - reclamó sosteniendo su postura. Inosuke lanzó unas risitas mientras los grababa con su celular.
- Yo manejo el juego, así que sí. Cadera izquierda en amarillo, dije - exigió el de hebras azuladas. - Bueno, en este video vemos cómo dos pasivos intentan enredarse - susurró para el video. Zenitsu estaba desconcertado, se acomodó mejor, Tanjirou no tenía intenciones de ayudarlo, eso significaba que perdería el juego. Resopló y ladeó sus caderas hacia el lado izquierdo, enredando su pierna derecha con cuidado entre las de Tanjirou para no caer- Gonpachiro, cabeza en rojo - pidió lo imposible.
Tanjirou frunció el ceño. - ¡ESO ES IMPOSIBLE! - se quejó, reprochando a Inosuke con la mirada. El de hebras azuladas se encogió de hombros.
- Reglas del juego. - se excusó con una sonrisa burlona. Zenitsu hizo una mueca, trató de ayudar a su amigo, bajando más su cuerpo para que Tanjirou se cruzara frente a él e intentara llegar al color rojo. De por sí, ya estaban en una posición incómoda y bien pegados. Terminó echando al rubio, quedando abrazados. - ¡Eso! - felicitó Inosuke. Zenitsu no tardó en reincoporarse y lanzarse encima de su amigo para empezar otra disputa.
- ¡¿ESTÁS GRABANDO?! - empezó a golpearlo con el tablero del juego. Tanjirou se sobaba la frente, sentándose para descansar.
- Se los enviaré a Topioka y Uzui sensei - dijo, ignorando los golpes de su amigo.
Decidieron descansar de una vez luego de ese juego que lo único que lograban con él eran posiciones extrañas que llegaba a incomodarlos luego. Se acostaron en la cama de Zenitsu y se quedaron dormidos.
El rubio de igual modo no podía dormir, estaba allí boca arriba, mirando el techo y escuchando los ronquidos de Inosuke. ¿Qué estará haciendo Uzui? ¿Durmiendo? Había dicho una vez que sufría de ansiedad. ¿Estará bien? ¿Estará con alguien más? Ese pensamiento lo hizo enojar. Frunció el ceño y se mordió la mejilla interna. Tendría que hablar con él, lo extrañaba tanto.
La mañana llegó, sus amigos se asutaron al ver al rubio sentado en medio de la cama, despierto y con unas prominentes ojeras. - Demonios, Monitsu, ¿estuviste toda la noche observándonos? - Inosuke bostezó y se estiró.
- ¿Estás bien? - preguntó Tanjirou con preocupación, tenía aún un ojo cerrado y el cabello despeinado. Zenitsu asintió para luego levantarse.
- Iré a hacer el desayuno - se ofreció colocándose las zapatillas, ingresó primeramente al baño para lavarse el rostro y luego los dejó solos a ambos. Kaigaku, al parecer, ya se había ido a la academia. Tanjirou se estaba tomando el día libre. Se dispuso a preparar unos pancakes y a exprimir unas naranjas. Buscó la caja de cereales y encendió la cafetera. Sabía que Inosuke se tragaría la casa entera si no comía lo suficiente.
- Serás una buena esposa - comentó Inosuke mientras se sentaba y miraba todo lo que su amigo preparó. No tardó en empezar a comer. Zenitsu entornó los ojos ante ese comentario que ya se volvió un clásico. Tanjirou agradeció y también empezó a comer gustoso.
- ¿Me acompañarían al cementerio? - pidió, llamando la atención de sus amigos.
- De noche es mejor - sugirió Inosuke con la boca llena. Sus amigos lo miraron con el ceño fruncido. - Cementerio maldito - dijo encogiéndose de hombros.
- No tengo problemas, luego de ahí podré ir a casa. Supongo que haré turno en la panadería ya que no fui a la academia - comentó Tanjirou bebiendo su jugo de naranja. Inosuke asintió inseguro.
- por dos - respondió refiriéndose al comentario de Tanjirou. Zenitsu asintió.
Se cambiaron de ropa y salieron rumbo al jardin donde se encontraba su abuelo. - Este lugar es muy bonito - opinó Inosuke mientras observaba todo a su alrededor. - Y pensar que hay cuerpos enterrados aquí abajo - Tanjirou le dio un golpe en el brazo en modo de reproche. ¿Cómo haría un comentario así sabiendo lo que estaba pasando su amigo?
Se posaron frente a aquella lápida, Zenitsu había comprado unos narcisos para llevárselos a su abuelo. Los depositó y quedó allí acuclillado. Tanjirou le sobó la espalda en modo de consuelo. - Gracias por acompañarme hasta aquí - se giró para ver a sus amigos. - La pasé bien ayer - dijo asintiendo con la cabeza. El de cabellos burdeos le sonrió enternecido y no tardó en abrazarlo. Inosuke hizo una mueca y solo les dio una palmadita en la espalda. Se quejó cuando lo integraron al abrazo.
- Estaremos escribiendo en el grupo. También podemos planear otras salidas - sugirió Tanjirou despidiéndose con la mano.
- Sip, aún me debes ese cine que me prometiste una vez - reclamó Inosuke señalando a su amigo. Zenitsu sonrió nervioso y Tanjirou buscó explicaciones a su amigo.
- ¡Nos vemos! ¡Chau! ¡Chaucito! ¡Hasta luego! - se apuró Zenitsu en despedirse de ellos para no explicar nada a su amigo. Aún no sabía que esa cita con Tomioka sensei estaba planeada. Sus amigos se marcharon, dejándolo solo. El rubio volvió a observar la lápida y decidió ir a sentarse en una banca, era un lugar agradable después de todo. Estaba empezando a bajar la temperatura y el cielo estaba nublado, saludó con la mano a su hermanastro que se estaba aproximando.
- Hey - saludó Kaigaku sentándose a su lado. - Aún vienes por aquí. - desde que su abuelo murió, Zenitsu venía todos los días a verlo. El azabache también lo hacía, siempre encontrándose con su hermano. Zenitsu asintió. - Me iré a Estados Unidos - comentó, sobresaltando al rubio.
- ¿Qué? - preguntó desconcertado. Kaigaku siempre le sorprendía con las cosas repentinas que decía.
- Me aceptaron en una universidad de allá. Así que dentro de poco estaré preparando mis cosas para mudarme por un tiempo - explicó llevando la mirada al frente. Zenitsu estaba con la boca abierta y tratando de comprender.
- ¿Es en serio? Wow, eso es bueno para ti - apoyó, llamando la atención del azabache. - Es decir, es un gran logro - comentó bajando la mirada.
- ¿Eso crees? Creí que te enojarías... - murmuró mirando a su hermanastro. El rubio sonrió.
- Kaigaku, es un sueño ir a la universidad en otro país. - respondió levantando la mirada hacia su hermano. - Te felicito - el azabache lo miraba asombrado.
- Eso significa que te quedarás solo - comentó ladeando la cabeza. Zenitsu hizo una mueca. - No me gustaría eso -
- Sí, bueno, pero hay cosas que siempre se deben arriesgar... - murmuró llevando las palmas de sus manos a su boca para calentarlas. - No te preocupes por mí -
- Sabes, estaba pensando... Uzui sensei se preocupa mucho por ti. Estuvo toda la noche cuidándote en el hospital... -eso llamó la atención del rubio, no lo sabía. - Se nota que el sentimiento es mutuo - confesó con una mueca. Le causaba algo de arcadas comentar esas cosas. Zenitsu volvió a mirar al frente.
- Supongo..., ¿qué quieres decir con eso? - tanteó mientras observaba su alrededor. Kaigaku entornó los ojos.
- Confío en él. Pensaba que no estaría mal que te cuide él cuando yo no esté... - murmuró con el ceño fruncido. Zenitsu lo miró descolocado. - Tú lo quieres, ¿qué tiene de malo? - preguntó hastiado.
- No quisiera ser una carga para él -
- No lo serías... - se apresuró en responder. - Deberías llamarlo y hablar con él - sugirió, levántandose al ver que pronto empezaría a llover. Zenitsu bajó la mirada. - ¿Nos vamos? -
- Me quedaré un rato más... - respondió alzando la vista al cielo. Kaigaku se encogió de hombros y asintió. Se despidió de él y lo dejó solo de nuevo. Zenitsu se quedó pensando en lo que dijo su hermanastro, ¿vivir con Uzui? No podía creer que quedaría solo..., Kaigaku se iría... Se mordió el labio inferior y volvió a acercarse a la lápida de su abuelo. Estuvo inmerso en sus pensamientos por un tiempo, que no se dio cuenta de que la lluvía ya caía con intensidad sobre él. Chasqueó la lengua y decidió empezar a caminar para refugiarse.
Sacó su celular y marcó al número de la persona que necesitaba en ese instante. No sabía si respondería luego de hacerlo enfadar, pero se alegró cuando lo hizo. - ¿Zenitsu? -
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