Capítulo II
A parte de la escuela, estar en casa resultaba igual de agotador. Se encargaba de ayudar a su abuelo, que no se quedaba quieto ni por un segundo. Eso le preocupaba, por lo que se ofrecía a ayudarlo a realizar las tareas del hogar. Lo consideraba como un agradecimiento, además, alguien debería ser el buen chico en ese hogar. A su hermanastro Kaigaku sólo lo veía en la escuela y por algunas noches. Se suponía que vivía con ellos, pero más parecía que vivía en las calles. Casi nunca llegaba a casa. Era un rebelde, sí. Pero suponía que se divertía. Él, por su parte, también se ilusionaba con salir por las noches, a fiestas o solamente a pasar tiempo con sus amigos. Demasiado inocentes. Se conformaba con visitarlos a sus casas, aunque nunca había ido a la casa de Inosuke. Su punto de encuentro siempre fue en la casa de Tanjirou o en la suya, y solo era para hacer la tarea, aunque a veces se ponían a hablar de cualquier estupidez.
Esa tarde iría a realizar una tarea, no, no era una tarea inventada. El profesor Rengoku les había asignado un nuevo proyecto, por lo que lo harían en grupo. Tanjirou accedió y ofreció su casa, y hasta se comprometió innecesariamente frente al profesor, solamente para demostrar el gran interés que tenía por su materia y así para que lo tome en cuenta. Inosuke se había integrado, a pesar de haber terminado con la tarea ese mismo día ya que al parecer estaba demasiado inspirado.
Luego de limpiar su habitación, la de su abuelo, de lavar los platos y de barrer la sala a una velocidad increíble, se dispuso a arreglarse para ir a la casa de su futuro cuñado. Se tomó mucho tiempo, pues debería ir presentable y así tal vez enamore más a Nezuko chan. Sonrió para sí mismo, cargó su mochila y salió disparado en dirección a su amor.
Cuando llegó a la casa fue sorpresivamente atendido por Nezuko chan. Eso significaba que estaban sincronizados, de eso no había dudas. La saludó con un beso en las manos y la miró con galantería. Nezuko sólo le respondió con una sonrisa nerviosa y lo invitó a pasar. Al ingresar posó nuevamente su atención en ella, se fijó en que estaba ocupada realizando algunas tareas que suponía ser de la escuela. Se ofreció incontables veces a ayudarla ante la negativa de Nezuko. Tanjirou bajó luego de escuchar algunos barullos en la sala, encontrándose a su amigo sentado en el suelo junto con los cuadernos de su hermana, tratando de ayudarla. Negó con la cabeza y lo invitó a subir con él a su habitación, así dejarían a la pobre Nezuko que lo miraba alarmada ante las reacciones de Zenitsu.
Tanjirou tomó a su amigo del brazo y lo llevó a rastras hasta su habitación, afirmándole que Inosuke ya había llegado y que lo estaban esperando de hace tiempo.
— Debiste haber subido al momento en que llegaste — le recriminó Tanjirou.
— Antes que nada, buenas tardes — respondió Zenitsu tratando de seguirle el paso a su amigo. — Nezuko chan tiene muchas tareas, solamente me ofrecí a ayudarle — continuó haciendo un mohín.
— No hace falta, nosotros también tenemos tareas — volvió a reclamarle Tanjirou. — En fin, entra y espera con Inosuke mientras traigo algunas botanas.
— ¿Gonpachiro, ya trajiste las papas? — preguntó Inosuke desde dentro de la habitación. — Oh, hasta que el Monitsu se dignó a venir. Mira, Monitsu, por tu culpa no he comido nada en todo el día — bramó con exageración — porque Sentarou quiso esperarte. —
— ¿mE PeRdo Nas? — respondió con sarcasmo sentándose a un lado de él.
— Te Perdo ono. Amigos por siempre — respondió Inosuke chocando su puño sobre su brazo, empujándole al suelo por la fuerza.
— Tu amistad es muy agresiva — Zenitsu se sobaba el brazo con una mueca de fastidio.
— Es que eres débil, Monitsu. Te falta odio. — respondió mientras una sonrisa desafiante curvaba sus labios.
Tanjirou llegó a integrarse junto a sus amigos, depositando la merienda a un lado para que puedan agarrarla. Conversaron sobre el trabajo y tiraron una lluvia de ideas sobre los posibles temas que podrían elegir. Zenitsu dijo que podrían trabajar sobre la historia renacentista, pues fue lo primero que se le vino a la mente. Inosuke quería interpretar a gladiadores en medio de una batalla cuerpo a cuerpo, y tal vez con armas. Y Tanjirou opinó que eso era demasiado violento, tal vez podrían hablar de cine e interpretar alguna escena icónica de alguna película.
— ¿Qué película? ¿La de los sacerdotes ventiladores zombies? — preguntó Inosuke con emoción. — Apuesto a que ganaremos el primer el lugar.
— No es un concurso, Inosuke. — respondió Zenitsu con un suspiro — No se trata de competencia. La verdad es que solo quiero pasar la materia.
— Si no ganamos nada, entonces, ¿para qué lo hacemos? — Inosuke se había decepcionado y ahora tenía un arranque de ira. — ¡No tiene ningún sentido! — exclamó lanzando un puñetazo al suelo.
— El profesor Rengoku confía en nosotros — afirmó un confiado Tanjirou con los ojos cerrados.
— Hmm, con que el profesor Rengoku, ¿eh? — Zenitsu lo miró con picardía.
— No capto — respondió un confundido Inosuke.
— Argh, Tanjirou, a veces pienso que nos utilizas solo para tus avances con el profesor. —
— No capto x2 — volvió a responder Inosuke mientras se llevaba las papas fritas a la boca — ¿Es que Rengoku sensei amenazó a Monjirou?
— ¡No es eso! Pasa, querido, Inosuke, que Tanjirou le tiene ganas al profesor. — Zenitsu lanzó una risa divertida.
— Ya lo sabía, ¿pero por qué la amenaza? — preguntó nuevamente.
Zenitsu solo lo observó con pena, mientras que Tanjirou estaba extrañamente muy callado. — ¿Lo confiesas? — preguntó con sumo cuidado e interés.
— ¿Confesar qué? — preguntó haciéndose el desentendido. — ¿Saben? La vez pasaba estuve hablando con Kanao y me comentó que su hermana...
— Eso no nos interesa, Tanjirou — Zenitsu habló pausadamente. — Hablo de tu interés en el profesor. No sabría decirte si es el mismo interés que todos tienen hacia él, pero contigo es distinto. ¡Y recién me di cuenta!
— Has estado muy observador, Monitsu — respondió Inosuke — Yo ya lo había confirmado desde el principio — dijo con parsimonia.
— ¿En qué moment...? —
Tanjirou exclamó con celeridad al verse descubierto. — ¡Está bien! No puedo negar que el profesor Rengoku me hace sentir cosas —
— Y qué cosas... — respondió Zenitsu con una sonrisa cómplice.
— ¡Zenitsu! — Tanjirou se veía tan adorable con esas mejillas rojas. — No puedo decir en qué momento pasó, solo empecé a sentirme distinto repentinamente... — respondió como si de un interrogatorio se tratase.
— No te juzgo, amigo mío — a Inosuke parecía no sorprenderle nada — No sé cómo puedes estar enamorado de tu profesor, pero supongo que es normal... No sé lo que se siente. —
Tanjirou sentía una carga en su espalda y en su conciencia. — No tienes por qué desanimarte, el hecho de que sea alguien mayor y nuestro profesor no significa que no te pueda corresponder — continuó hablando Inosuke. Oh, eso era peor para Tanjirou.
— ¿Creen que podría verme como alguien más que un simple alumno? — preguntó avergonzado.
— Como un alumno con calentura — Inosuke afirmó.
— ¡Inosuke! — Zenitsu, quien había estado en silencio analizando la situación, interrumpió a su insensato amigo. — Tanjirou, no puedo mentirte y decirte que será pan comido. Pero nada es imposible, te ayudaremos. — Zenitsu dio su apoyo a su mejor amigo.
— Está bien, solo que es algo raro — habló nuevamente Inosuke.
— No, no es raro. Toda la escuela le echa el ojo a Rengoku sensei. — Respondió Zenitsu sin mediar sus palabras. Tanjirou ya estaba tumbado boca abajo.
— Y dime, Tanjirou. ¿Qué te hace sentir el profesor? — preguntó con sorna.
Tanjirou quiso sincerarse. Nadie podía escuchar esa confesión más que sus amigos. Estaba en plena confianza con ellos. — Bien, es extraño, al principio lo admiraba mucho. Sentía tanto su entusiasmo que su sonrisa era capaz de atravesarme el alma —
— Cursi — respondió Inosuke
— ¡Calla, Inosuke! — reprendió Zenitsu — Vamos, Tanjirou, continúa, incentivó a su amigo que se moría de la vergüenza.
— El año pasado, en nuestro último año siendo de cursos inferiores, llegué a sentirme más embelesado por él. Sentía una presión en mi pecho cada vez que lo veía y mis manos empezaban a sudar. Cuando estaba en la escuela aprovechaba cualquier oportunidad para ir a verlo, aunque sea de lejos, luego, cuando volvía a casa, me la pasaba pensando en él. — Tanjirou empezaba a hablar con más confianza — Cuando me di cuenta de mis pensamientos, quise negar rotundamente que veía al profesor Rengoku de una manera distinta. Es decir, nunca antes había estado enamorado, por lo que las sensaciones eran nuevas para mí. Y me sentía muy bien. Me ponía feliz cuando lo veía, y cuando lo extrañaba solo pensaba en él. Al final solo terminé aceptando el sentimiento y por ahora solo me dedico a estar más cerca de él. — su semblante cambió a una expresión nostálgica — Sé que es imposible que él se fije en mí, pero no quiero dejar de quererlo. — culminó su profunda confesión.
— Vaya..., Gonpachiro, eso explica muchas cosas. — Inosuke lo miraba sorprendido. Nunca antes había visto ese lado de su amigo.
— Ow, qué tierno. ¡Definitivamente, te ayudaremos! — exclamó con emoción Zenitsu. Adoraba escuchar ese tipo de confesiones románticas. Le entusiasmaba escuchar que alguien estaba enamorado, y más al saber que su mejor amigo no quedaba atrás.
— No es necesario, la verdad, me sentiría muy avergonzado si él se enterase. No estoy preparado para ese tipo de relaciones — confesó un Tanjirou confundido.
— ¡¿Quién mejor que yo para guiarte al hermoso sendero del amor?! — preguntó exaltado Zenitsu.
— Ugh, qué asco — pronunció Inosuke. — ¿Qué podrías decirle tú a él? —
— Tengo experiencia, cerdo inculto. — Zenitsu frunció el ceño.
— Claro, si consideras el fracaso como experiencia. — respondió Inosuke con burla.
Zenitsu se lanzó sobre Inosuke y así empezaron una batalla entre discusiones. Tanjirou solo los observaba con serenidad. Se sentía más tranquilo ahora que había confesado su secreto. Podía confiar en ellos.
— ¡Hey, Rengoku sensei, aquí llegó su novio! — Inosuke alzó la voz llamando al profesor de historia, quien se encontraba en su escritorio dando clases a otro curso. Él levantó la mirada y los saludó con una gran sonrisa y una gran confusión ¿Dijo novio? Se preguntó mentalmente mientras veía cómo Inosuke era lanzado a algún lado por una silueta, desapareciendo de la puerta.
Zenitsu podía ver con diversión la reciente escena. Trataba de no dejar salir una carcajada al ver que Inosuke delató a su amigo frente a su crush. Esto sería divertido.
— Si ese es el plan, agradezco el interés, pero no necesito ayuda. — respondió Tanjirou con enfado a la vez que arreglaba su uniforme. — Gracias — culminó fulminándoles con la mirada.
— Oh, Tanjirou, no seas tan severo. Esa es la mejor forma para que el sensei tenga la atención puesta en ti. ¡Imáginate, ahora mismo de seguro está pensando en ti! — Zenitsu quiso convencerlo.
— Nada mejor que recurrir a la gracia y a la fuerza — respondió Inosuke mientras se incorporaba. — Monitsu tiene razón. —
— ¡No puede ser! Tanjirou, ¿grabaste eso? si lo tienes grabado, lo repetiré tantas veces pueda a cada vez que intente hablar con cualquiera. —
— ¡Solo lo asustaron! — exclamó Tanjirou con aparente exasperación. Por un lado pensó que lo único que hicieron era hacerlo pasar en ridículo frente a su profesor, pero por otro lado..., no era tan descabellada esa idea.
Entre risas se fueron ubicando en sus asientos para esperar la primera clase del día. Según la carpeta de asistencia, a esta hora darían artes. Un sentimiento de ausencia se instalaba en Zenitsu y ya empezaba a extrañar a Mitsuri Sensei. — Ahora las clases de artes serán pura basura — habló a sus amigos.
— No acepto las ideas negativas antes de experimentar. — dijo Tanjirou negando con la cabeza. — No puedes juzgar, sin conocer.
— Tal vez sea otra mujer — respondió Inosuke — Supongo que solo las mujeres tienen delicadeza para el arte. — opinó.
— A mí me gusta el arte — respondió Zenitsu — Y las mujeres sí le dan un toque más hechizado al arte porque ellas son arte...
— ¿Agatsuma Zenitsu? — al escuchar su nombre completo se estremeció. ¿Por qué lo llama a él? ¿Acaso hizo algo malo? ¿Es el karma por haber ridiculizado a Tanjirou? Se llenó de preguntas internas mientras empezaba a temblar. —¿Agatsuma? — llamó nuevamente quien se había infiltrado por la puerta con la intención de llevar a Zenitsu junto a él.
— ¿Sí, profesor Muzan? — preguntó sobresaltado.
— ¿Puedes venir conmigo por un instante? — respondió con una sonrisa demasiada forzada a su parecer. Zenitsu no tuvo de otra que acompañar al vice director.
— Desconfío mucho de ese señor — habló Inosuke — se parece a Michael Jackson, ¿crees que tenga los mismos intereses que él y practique lo mismo con Monitsu? —
— No lo digas — respondió Tanjirou mientras veía con preocupación a su amigo que estaba por colapsar del miedo siendo arrastrado por ese señor. — También desconfío de él, pero es el vice director..., no creo que sea cantante... — continúo dubitativo.
Zenitsu estaba siendo arrastrado a quién sabe dónde. Se alarmó al ver que se dirigían a unos pasillos vacíos. Empezaba a sudar y consideraba la idea de dar un golpe al vice director para prevenir cualquier cosa. Más que miedo, el vice director causaba desconfianza en muchos estudiantes. No era de conocimiento ajeno que tenía ciertos fetiches, aunque, a decir verdad, eran puros rumores..., pero era imposible mirarlo diferente.
Se adentraron a otro pasillo, donde pudo visualizar una secretaría. Oh, es la sección Mariposa..., pensó con más calma y tranquilizó sus nervios. Ingresaron y se encontró con el director Ubuyashiki, la secretaria Tamayo y su asistente Yushiro, quienes lo miraron con curiosidad. — Bien, aquí les traigo al niño — Muzan soltó el agarre que apresaba a Zenitsu y, poco tiempo después, se marchó sin decir nada y sin esperar a que le respondan.
— Agatsuma San, un gusto tenerlo aquí con nosotros — habló el director Ubuyashiki. ¿Gusto? Pensó Zenitsu. Vaya, se sintió estimado. — Supongo que te preocupas porque te llamamos hasta aquí. — ante el asentimiento de Zenitsu, prosiguió — No hay nada de que preocuparse, solamente estábamos buscando a un nuevo prefecto. — respondió con una leve sonrisa.
— ¿Prefecto? — preguntó intrigado.
— Así mismo, consideramos que tú eres el más adecuado para ejercer ese cargo. Teniendo en cuenta tu historial de valores, vemos que eres una persona muy responsable y aplicada. ¿Aceptas la responsabilidad? — preguntó con amabilidad.
Zenitsu estaba con la mente en blanco. ¡Era la primera vez que alguien lo veía con valor y se molestaba en señalar sus cualidades! — Supongo — respondió con un ligero rubor en las mejillas mientras hacía unos movimientos torpes con los pies.
— Está bien — Tranquilizó Ubuyashiki. — Yushiro, quien era el prefecto, te enseñará todas las responsabilidades que debes cumplir. — Zenitsu posó su mirada en aquel chico que estaba a un lado de la secretaria Tamayo. Se sobresaltó a ver la irritación en sus ojos. Al parecer no le agradaba... — Pero eso será más tarde, si puedes quedarte más tiempo luego de tu última clase, así Yushiro se acercará a ti. — recomendó para posteriormente despedirse de él ante la afirmativa de Zenitsu, quien dio una reverencia antes de marcharse.
Caminó por los largos pasillos hasta adentrarse nuevamente a su sección. Estaba tan enfrascado en sus pensamientos, ¿en verdad quería ser prefecto? No podía negarle nada al señor Ubuyashiki. Lo haría por la beca que le está brindando, como agradecimiento. Paró su caminata frente a su aula, podía escuchar al profesor, que le indicaba que ya empezaron con la clase. Golpeó la puerta antes de abrirla, hizo una reverencia pidiendo disculpas por su reciente llegada y levantó la vista para esperar la mirada afirmativa del profesor.
Oh no... Pensó con inquietud al ver al mismo hombre que interrumpió la clase de ayer. Con la mirada atemorizada, vio cómo una curva se formaba en sus labios y los ojos le empezaban a brillar. ¿Era malicia? Se preguntó internamente. ¿Era ese tipo con pinta de delincuente su nuevo profesor de artes? Abrió la boca inconscientemente, pues le asombraba de sobremanera que justo él sea quien les enseñe. Pensó nuevamente en el karma, se salvó de uno al creer que sería reprendido por la situación escandalosa de hoy, pero no fue así, el karma aparecía cuando menos se lo esperaba.
Empezaba a sentirse presa de su profesor, sabía que él no dejaría escapar ninguna oportunidad para dejarlo en ridículo luego de haberlo llamado 'vándalo'. Rezaba porque su profesor no fuera resentido. Si tan solo supiera que se estaba metiendo con la persona más narcisista que pisaba esa institución.
— Adelante — respondió el profesor con el mentón levantado. Zenitsu ingresó con la cabeza gacha, evitando la insistente mirada del profesor, y se sentó en su lugar al lado de su amigo Tanjirou.
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