★☆𝟎𝟑‧ 𝐒𝐨𝐦𝐞 𝐝𝐢𝐯𝐢𝐧𝐞 𝐟𝐨𝐫𝐜𝐞 𝐫𝐮𝐢𝐧𝐬 𝐦𝐲 𝐰𝐡𝐨𝐥𝐞 𝐝𝐚𝐲
★。・゜☆ 𝐀𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚 𝐝𝐢𝐯𝐢𝐧𝐚 𝐚𝐫𝐫𝐮𝐢𝐧𝐚 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐦𝐢 𝐝𝐢́𝐚★。・゜☆
. . . . . . . . . ╰──╮ "𝑬𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒏𝒐𝒔 𝒉𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒐𝒏𝒕𝒐𝒔, ¿𝑨𝒇𝒓𝒐𝒅𝒊𝒕𝒂 𝒔𝒆𝒓á 𝒂𝒔í 𝒑𝒐𝒓 𝒆𝒔𝒐? ¡𝑨𝒚, 𝒂𝒚! 𝑩𝒖𝒆𝒏𝒐, 𝒍𝒐 𝒔𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐, 𝒏𝒐 𝒆𝒏 𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅, 𝑯𝒆𝒓𝒂 𝒚 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒄𝒖𝒍𝒑𝒂"╭──╯ . . . . . . . . .
★。・゜☆ 𝐂𝐀𝐒𝐓𝐄𝐋𝐋𝐀𝐍, 𝐋𝐮𝐤𝐞
Sentía la carta pesada entre mis dedos; no tenía idea de que decía pero sabía que era malo, Annabeth me la había entregado y dijo que parecía latín, de todas formas había algo escrito que si entendimos:
Jason Grace.
Muchas dudas cruzaron mi mente pero la primera fue «¿Por qué este chico le escribiría a Araceli?», la segunda «¿Por qué me lo ocultaba?» y la tercera «¿Por qué tiene el mismo apellido de Thalia?».
La primera duda me llenó de celos, que alguien pudiera tener un lugar especial en la vida de Ly y que me podría reemplazar era difícil de entender. La segunda quizás era la más obvia pero no quería aceptarla, Araceli me mentía y yo le mentía a ella o como mínimo nos ocultábamos información. La tercera era más difícil, Thalia y yo fuimos grandes amigos, juntos cruzamos varias aventuras peleando contra monstruos antes de que ella muriera. Aun recordaba como Thalia podía hacer bajar y subir aquellos ojos azules, decirme unas palabras amables y podía hacer conmigo todo lo que quisiera. Lo que no recordaba era que me dijera algo sobre un hermano.
Me había prometido que la próxima vez que me decidiera juntar con alguien, lo hiciera con alguien que no me gustara tanto. Me resultaba imposible decirle que no a Thalia y ahora con Ly era algo parecido.
La había conocido hace tiempo, yo era dos años mayor, ella estuvo dos días en la enfermería y cuando salió no parecía confundida, trataba todo con una naturalidad increíble y era amable con todos, incluso con los hijos de Ares, a la semana llegó un Pegaso que al parecer le pertenecía; así conocí a Viento, Araceli a pesar de tener diez era impresionante. Tenía una puntería impecable, era decente con la espada (más de lo esperado de un hijo de Apolo) y era rápida, en su primera semana ayudó a sus hermanos a capturar la bandera venciendo a los hijos de Atenea, me había divertido de una forma increíble al ver la cara de furia de Annabeth.
Me di cuenta que estaba enamorado de ella hace dos años, Araceli había cumplido recién los quince y Apolo para celebrar su cumpleaños la bendijo más si eso era posible. En el desayuno todo parecía ir normal si ignorabas el alboroto de los hijos de Apolo por el cumpleaños de Araceli.
Después sin advertencia, la luz del sol iluminó. El aire se volvió incómodamente caliente. De repente hubo un grito ahogado colectivo. Todo el mundo se quedó mirando a Ly como si acabara de explotar. Un aura brillante apareció a su alrededor.
-¿Qué? -Preguntó a punto de caer mareada.
La observe obnubilado; lo admito, ella estaba engalanada con un precioso traje sin mangas blanco que le llegaba a los tobillos, con un escote en pico. Unos delicados brazaletes de oro rodeaban sus bíceps. Un intrincado collar de ámbar, jacintos y flores de oro relucía en su pecho, y su cabello...
-Dios mío -Dijo Araceli mientras se levantaba, terriblemente asustada, yo sabía que detestaba recordarle a todos que era la preferida de Apolo-. ¿Qué ha pasado? ¡No! Oh...
Yo, pasmado, la señalé. Su cabello estaba perfecto: exuberante, largo y de color castaño con reflejos como oro fundido, trenzado con cintas doradas a un lado de forma que le caía sobre el hombro. Incluso iba maquillada, mejor de lo que Araceli jamás sabría arreglarse: sutiles toques que teñían sus labios de color rojo cereza y resaltaban los tonos azules de sus ojos. Estaba... estaba...
-Preciosa -Exclamé-. Araceli, estás... estás... tremenda.
Me había comportado como un idiota anunciando delante de todos que estaba tremenda. Y
no es que ella estuviera mal antes. Cierto, espectacular después de someterse a la modificación de Apolo, pero tampoco parecía ella misma; era como si estuviera incómoda siendo el centro de atención, yo la entendía. Tal vez era una locura, considerando que la acababa de bendecir un Dios (incluso si era el tonto de Apolo) y que se había convertido en la chica más despampanante del campamento. Todo el mundo había empezado a hacerle la pelota, diciéndole lo impresionante que se veía e invitándola a salir, y como se imaginarán, me moleste.
Aún así logré disimular mi incomodidad pero Michael Yew se dio cuenta ya que hice lo posible para espantar a todos los que se acercaran a Araceli por eso en parte me odia, o bien, puede ser porque él cree que juego con su hermana ya que dice que me gusta Annabeth aunque yo solo la veo como una hermana.
-Luke, ya nos vamos. -Dijo Grover, interrumpiendo mis pensamientos.
-¿Y Ly? -Pregunté luego de saludar.
-Despidiéndose de sus hermanos.
La encontré sentada en el piso, revisando en su mochila; espero que aún no busque está carta, observe que tenía una daga de oro y otra de bronce celestial (está última mortal para los monstruos ni idea para que la de oro), productos de aseo personal, ropa, una carpeta, un termo de néctar y una bolsa llena de ambrosía, para ser utilizados sólo en casos de emergencia, si resultaban gravemente heridos. Esta era comida de dioses. Los curaría de casi cualquier lesión, pero era letal para los mortales. Demasiado de eso pondría a un mestizo muy, muy caliente, nos quemaría, literalmente. También dinero mortal y dracmas de oro.
-Te ves hermosa, Arty.
-¿Arty? -Se extraño del apodo, sólo yo la llamaba así, luego se sonrojo cayendo en cuenta del cumplido-. ¡Oh, callate!
Se ruborizo. Llevaba un vestido de lana blanco, con unas mallas negras y unas botas de piel del mismo color. Todo combinaba extrañamente con su collar que tenía cuatro cuentas: Un trirreme griego en llamas, un sol dorado (en honor a la primera misión de Arty), un centauro con traje de graduación...(Bueno, ése sí que fue un verano raro).
-¡Vamos! -Me llamó Annabeth.
Annabeth traía su mágica gorra. Llevaba un libro sobre la
arquitectura clásica famosa, escrito en griego antiguo, para leer cuando se aburriera, y un largo cuchillo de bronce, la daga que le regale.
Grover usaba sus pies postizos y sus pantalones para pasar como humano. Llevaba una gorra verde con rastas, porque, cuando llovía, su pelo rizado se aplastaba y tú justo podrías ver la punta de los cuernos. Su mochila de color naranja brillante estaba llena de chatarra y manzanas para merendar. En su bolsillo había un conjunto de flautillas de caña que su padre cabrío había tallado para él, aun así sólo sabía dos canciones.
Estaban al lado del alto pino que solía ser Thalia, la hija de Zeus. Thalia...
Quirón los estaba esperando en su silla de ruedas. Me les acerque con un par de zapatillas de baloncesto.
-¡Ey! -Grité-. Me alegro de que los alcancé.
Annabeth se ruborizó, de la forma en que siempre lo hacía cuando estaba allí.
-Sólo quería decir buena suerte -Les dije-. Y pensé... ummm, tal vez podrían utilizar estas.
Le di a Percy las zapatillas, que parecían bastante normales. Luego dije:
-¡Maia!
Alas blancas de pájaro brotaron de los talones, sorprendiéndo mucho a Percy, las dejo caer. Los zapatos se agitaban por el suelo hasta que las alas se plegaron y
desaparecieron.
-¡Estupendo!-Dijo Grover.
Le sonreí.
-Esos me sirvieron de mucho cuando yo estaba en mi búsqueda-Era una mentira a medias-. Regalo de papá. Por supuesto, yo no los uso mucho en estos días....
Mi expresión se volvió triste sin poder evitarlo. Note que Percy no sabía qué decir. El hijo de Poseidón se sonrojó casi tanto como Annabeth.
-Hey, hombre -Dijo-. Gracias.
-Escucha, Percy... -Intento parecer incómodo-. Muchas de las esperanzas están puestas en ti... Así que mata a algunos monstruos por mí, ¿de acuerdo?
Nos dimos la mano. Acarició la cabeza de Grover entre sus cuernos, y luego le di un abrazo de despedida a Annabeth, que lucía como si se fuera a
desmayar.
Al final mire a Araceli y la tome por la cintura, acercándola a mi e intente besarla pero ella apartó el rostro como si algo la detuviera, junte nuestras frentes.
-Debes prometerme que te cuidarás, y no te conseguirás un novio por ahí.
-Me cuidaré y yo...bueno -Se sonrojo, fruncí el seño, ¿Este Jason tendría algo con Ly?
★。・゜☆ ★。・゜☆
★
。・゜☆‧ 𝐇𝐔𝐍𝐓𝐄𝐑, 𝐀𝐫𝐚𝐜𝐞𝐥𝐢
Había perdido casi todos mis libros de Harry Potter en la explosión, sólo se salvó Harry Potter y el Cáliz de Fuego, spoiler, murió Cedric Diggory, y si eso no es suficiente antes nos encontramos con Las Furias. Los tres peores monstruos del inframundo.
Gracias Hades. Pensé.
Al final las ventanas del autobús donde íbamos explotaron cuando los pasajeros se pusieron a cubierto. Un relámpago hizo un enorme cráter en el techo, pero un furioso grito desde el interior me dijo que una de ellas aún no estaba muerta.
Nos sumergimos en los bosques, cuando la lluvia caía, el autobús en llamas detrás de nosotros, y nada más que oscuridad por delante.
-¡Inmortales! -Me queje-. ¡A ver quien los va a ayudar la próxima!
-¡Calla, Araceli, en algún momento nos terminarán calcinando por tu culpa!-Me regañó Annabeth.
Le saque la lengua, furiosa.
En cierto modo, es lindo saber que hay dioses griegos allí afuera, porque tienes alguien para culpar cuando las cosas salgan mal. Por ejemplo, cuando te alejas de un autobús que recién ha sido atacado por una monstruosa vieja y explotado por un relámpago, y está lloviendo encima de todo lo demás, la mayoría de la gente podría pensar que es solo realmente mala suerte; cuando eres un media sangre, tienes por entendido que alguna fuerza divina realmente intenta arruinar todo tu día. Lo que hace resaltante cuando te encuentras con una de esas extrañas tiendas de curiosidades a un lado de la carretera. El edificio principal era un almacén largo, bajo, rodeado por acres de estatuas.
-¿Qué dice eso? -Pregunto Percy.
-No sé -Annabeth dijo.
-Tía Em Jardín del Emporio de los Gnomos -Leí el letrero con un mal presentimiento.
Flanqueando la entrada, como anuncio, había dos gnomos del jardín de cemento, enanos feos barbados, sonriendo y saludando, como si estaban a punto de sacárseles una foto. Percy cruzó la calle, siguiendo el olor de las hamburguesas.
-Oye... -Grover advirtió.
-Las luces están encendidas adentro -Annabeth dijo-. Tal vez está abierto.
-Cafetería. -Dijo melancólicamente Percy.
-Cafetería. -Repitió la hija de Atenea.
-¿Están los dos locos? -Grover dijo.
-Este lugar es extraño. -Apoye entornando los ojos con desconfianza.
Nos ignoraron.
"Ella es Medusa" Me dijo una voz en un susurro "La tía M, es Medusa".
¿Qué si era Medusa? ¡Sí lo era!
-¡Acabala Percy!-Grité luego de un rato de lanzar flechas a Medusa, en pleno combate por nuestras vidas.
Oí un repugnante ¡shlock! Entonces un siseo como viento apresurándose a salir de una caverna- el sonido de un
monstruo desintegrándose. Algo se cayó al suelo junto al pie de Percy.
-OH, asco. -Grover dijo.
Muy, muy cuidadosamente, sin mirar hacia abajo, Annabeth se arrodilló y cubrió la cabeza del monstruo en tela negra, luego lo levantó. Estaba todavía goteando jugo verde. Abrí los ojos y jure silenciosamente golpear a Luke cuando lo vea, él debería estar aquí y yo en el Campamento Júpiter con Jason Grace.
Juntos, lo cuatro de nosotros
tropezamos de regreso al almacén. Encontramos algunas viejas bolsas plásticas de comestibles detrás del mostrador de bocadillos y envolvimos doble la cabeza de Medusa. Nos tiramos en la mesa donde los chicos cenaron y nos sentamos alrededor, demasiado exhaustos para hablar.
Finalmente Percy fijo:
-¿Así es que tenemos a Atenea que agradecer por este monstruo?
Annabeth lo miro irritada. Yo sonreí.
-Tu papá, en realidad. ¿No lo
recuerdas? Medusa era la novia de Poseidón. Decidieron reunirse en el templo de mi madre. Por eso Atenea la convirtió en un monstruo. Medusa y sus dos
hermanas quien la había ayudado a meterse en el templo, se convirtieron en las tres gorgonas. Por eso es que Medusa quiso cortarme en rodajas, pero ella quería conservarte como una bonita estatua. Ella está todavía enamorada de tu papá. Tu probablemente le recordabas a él.
-OH, conque ahora es mi culpa que nos encontráramos
con Medusa.
-¡No, no es así Annabeth! ¡Percy tiene razón, es culpa de tu arrogante madre!
-¡No hables así!
-Arrogante, arrogante ¡SIETE VECES ARROGANTE! -Le grité furiosa.
-Gracias por la ayuda, Ly -Murmuró Jackson-. En cambio, tu eres imposible, Annabeth.
-Tú eres insufrible.
-Tú eres...
-¡Ey!-Grover interrumpió-. Ustedes dos me están dando una migraña, y los sátiros ni siquiera tienen migrañas. ¿Qué vamos a hacer con la cabeza?
Clavé los ojos en la cosa. Una pequeña serpiente estaba colgando de un hueco en el plástico. Las palabras impresas a un lado de la bolsa decían:
¡APRECIAMOS SU NEGOCIO!
Estaba enojada, no sólo con Annabeth o su mamá, sino con todos los dioses para toda esta búsqueda, por sacarnos fuera de rumbo y dentro de dos peleas mayor el primer día fuera del campamento. A este paso, nunca lograríamos llegar a Los Ángeles vivos, mucho menos antes del solsticio de verano.
¿Qué fue lo que Medusa nos dijo a mi y a Percy? No sea un peón de los olímpicos, mi amor. Estaría mejor como una estatua. Mientras que tu, hija del sol no obtendrás lo que tanto quieres, las diosas juegan contigo.
Me levanté al igual que Percy.
-Regresare.
-Percy. -Annabeth me llamó-. ¿Qué estás?
Busqué en la parte trasera del almacén hasta que encontrara la oficina de Medusa. Su libro de cuentas mostraba sus seis ventas más recientes, todos enviados al inframundo para decorar el jardín de Hades y Persefone. En la caja registradora encontré algunas dracmas de oro, y algunas notas de empaque para Expreso Nocturno Hermes, cada una con una bolsa pequeña de cuero para colocar monedas. Rebusqué alrededor el resto de la oficina hasta que encontré una caja del tamaño correcto, Percy asintió de acuerdo con lo que iba a hacer.
Regresé a la mesa de picnic, recogí la cabeza de Medusa, y llené una nota de envío:
Con deseos de felicidad,
PERCY JACKSON
Y por favor, no se metan en mi vida amorosa,
ARACELI HUNTER.
-No les va a gustarles eso. - Grover advirtió-. Pensarán que eres impertinente.
Coloqué algunas dracmas de oro en la bolsa. Tan pronto como lo cerré, hubo un sonido como de una caja registradora. El paquete flotó fuera de la mesa y desapareció con un ¡pop!
-Soy impertinente. -Dijo Percy. Miró a Annabeth, desafiándola a que nos critique.
Ella no lo hizo, pareció resignada por el hecho de que tenemos un talento para enfurecer a los dioses.
-Vamos -Ella masculló-. Necesitamos un plan nuevo.
-¿Que fue eso último? -Preguntó Percy Jackson.
-Afrodita y Hera, Luke y Jason. -Le susurré-. Las diosas tienen cada una a su campeón, y mi padre no parece querer ayudarme.
★。・゜☆ ★。・゜☆
-¡Claro que quiero ayudar a mi hija! -Se quejó Apolo, despeinándose los sedosos y dorados rizos a su vez se repantigaba en su trono de oro con sus gafas de sol de aviador.
-No parece -Murmuró una mujer con vestido multicolor como un plumaje de pavo real: la señora Hera mientras se acomodaba en su trono-. Si en verdad te importará...
La mujer que hablo a continuación llevaba un vestido rojo y el pelo rizado en una cascada de tirabuzones. Su cara era la más bella que había visto jamás: un maquillaje perfecto, unos ojos deslumbrantes, una sonrisa perfecta. Ahora que pienso en ello, no sabría decirte a quién se parecía. Ni tampoco de qué color era su pelo o sus ojos. Sin dudas era Afrodita:
-Ya ha sido suficiente darle la profecía a Araceli, Los detalles se los dejo a ella. Hace una eternidad que no tenemos una buena historia de amor trágico. El sol y el ladrón del rayo.
-¡Apolo ayudarías más a tu hija si no permitierás que Afrodita se entrometa! -Hera protesto.
Mi padre se encogió de hombros intentando no ofender a ninguna de las diosas.
-El amor lo puede todo -aseguró Afrodita-. Mira a Helena y Paris. ¿Acaso permitieron que algo se interpusiera entre ellos?
-Causaron la guerra de Troya y la muerte de miles de personas-Murmure y Afrodita se dio cuenta que estaba ahí observándolos.
Me di cuenta que tenía uno de esos sueños de mestizo.
-¡Pfff! Ésa no es la cuestión. Tú sigue a tu corazón.
-Pero... si no sé adónde va. Mi corazón, quiero decir -Pensé en Jason y Luke, sin saber muy bien qué hacer.
Estaba enamorada de Luke Castellan hace tiempo, desde que tengo quince y años y la sangre me hervía cuando las chicas y chicos de la cabaña de Afrodita se acercaban a él. Tuve miedo de que se olvidaría de mi, en esos momentos me alejé yo primero, fui al campamento Mestizo una vez ese año (sólo en Navidad) para evitarlo el mayor tiempo posible hasta que él me explico que sólo me quería a mí y los demás no le importaban, si bien no nos hicimos novios nuestra relación se hizo más fuerte. Mientras que con Jason, ambos estábamos extraños desde hace poco más de un año, él que siempre se había preocupado por mi se alejó unas semanas no se porque hasta que simplemente se disculpó y dijo que habia tenido que "aclarar algo", yo no lo perdone inmediatamente pero a pesar de todo me hacía falta mi mejor amigo.
-No saberlo es parte de la diversión -dijo Afrodita-. ¿Verdad que resulta exquisitamente doloroso cuando no sabes con seguridad a quién amas ni quién te ama a ti? ¡Ah, criaturas! Es tan bonito que voy a echarme a llorar. Y descuida -añadió-. No permitiré que te resulte fácil ni aburrido. Te reservo algunas sorpresas maravillosas. Angustia. Dudas. Espera y verás...
-Está bien, gracias. No se moleste.
-Las molestias las tendrá si no elige a Jason -Hera me miro fijamente con cierta molestia-. Se necesitan, serán un buen matrimonio en su momento, y punto.
-¡Debe estar con Luke! -Y con el grito de Afrodita me desperté.
🌻
✨
☀️
~Isabel~
Edit 15/1/24
🌻
✨
☀️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top