58. Qué va ser de mi (Final)


Un último capitulo muuuuy largo para despedirnos jijiji. 




Y aunque me duela, duela decírtelo amor
Tú eres adictiva, pero tóxica
Toda una diosa, pero tóxica

Coff, cofff... perdón por arruinar la narración con mi canto, pero... mi situación requería esta canción.

Creo que por ahora ya no soy el único que piensa que la hermosa Cielo es algo... tóxica. Ella mismo me lo recalcaba tantas veces que hasta me lo terminé creyendo. Pero no solo eso... gracias a ella también me di cuenta que yo no estaba tan lejos de aquella famosa "toxicidad".

Realmente el intentar arreglar aquella "Toxicidad" fue una prueba de fuego que quizás muy pronto conocerán. Realmente fue un milagro que haya sobrevivido luego de aquello.

—Señor, ¿me podría traer un batido de fresa más?—le pedí al mesero que había subido a limpiar una de las mesas cercanas.

—Claro, con gusto—él me sonrió y bajó de inmediato hacia la cocina.

Me encontraba en el segundo piso de un restaurante llamado Johnny Rockets en el aeropuerto, desayunando antes de mi vuelo a Miami. Aún tenía un tiempo antes de ir al check in.

En fin...

Era momento de volver al trabajo, lejos de casa. Aún se me hacía extraño dejar por un largo a mi familia, mis amigos, y... Cielo.

Todo lo que pasé en las ultimas semanas, realmente fue intenso. Nunca creí tener la "suerte" de vivir una historia de fantasía, tal como la había visto en varias series. Era todavía irreal saber que hay magia en el mundo, y también era aún poco creíble que yo fui sometido a un embrujo de amor.

Realmente no puedo decir que noté la diferencia entre el amor real y el mágico. Para mi fue como si nada pasará. Para mi no fue como si despertara de un sueño, para luego salir corriendo de Cielo.

—Aquí tiene—me dijo el mesero, poniendo en la mesa mi batido.

—Gracias—le dije amablemente, y volví mi vista hacia mi celular.

No me sentía aún preparado para la vida normal, no cuando lo que viví fue extraordinario. Y no solo me refiero a la profecía, o maldición o todo lo raro, me refiero también a lo que viví con Cielo. Con ella viví muchas experiencias que nunca viví con alguien.

Nunca había dormido en casa de una chica tantas veces como lo hice con ella. Nunca me alié con alguien para criar un perrito. Nunca me gustó tanto hacer de papel de padre responsable (Padre perruno) que dejaba la salida de bebidas con los amigos, solo porque la mamá (Cielo) estaba preocupada de que Sol jadeara más de la cuenta. Nunca me volví adicto a permanecer tanto tiempo junto a una chica, así sea para mirarla ignorarme porque estaba perdida en un serie. Nunca necesité tanto del cuerpo de una chica, a tal punto que no pensaba más que en que llegue la noche para tener de excusa recostarme a su lado y pedirle una noche apasionada donde la amaría sin limite. Nunca... nunca... nunca... me imaginé jurando matrimonio. Nunca... nunca... nuuuuuuuunca, me imaginé a mi mismo deseando un bebé, como lo hice con Yuli. Al final de todo terminé anhelandola.

En fin, me faltaría tiempo para contar todo lo que nunca hice, pero que por ella sí.

Hasta el momento no entendía que tenía Cielo, que me transformaba en otra persona. A veces me trasformaba en el buen sentido y otras... mejor ni les digo.

—Pequeña estrellita—murmuré al ver una de sus fotos en Instagram.


2/3 #DeCero 


De inmediato mi mente viajó a la ultima vez que nos vimos, y sus palabras empezaron a taladrar en mis pensamientos, causando que de igual forma mi corazón se sintiera confundido.

Tú podrás zafarte en un santiamén de tus sentimientos por mi, y en cosa de nada podrás ser feliz con Lucia. Yo en cambio... viviré el resto de mi existencia amándote. ¿Ves porqué mi insistencia de alejarme de ti? Tú eres el mayor peligro para mi corazón.

—Tonterías—dije apresura, y me dispuse a beber mi batido de fresa.

¿Cómo era posible que ella insinuara que mi futuro no estaba a su lado?

Es que... en verdad yo sentía que la amaba demasiado. No podía imaginar a nadie más como miembro de la pequeña familia que formamos. Gracias a ella me empecé a enamorar de la idea de un final feliz como el de la profecía.

Antes de Cielo, no me llamaba para nada la atención el siquiera soñar con mundo donde yo tuviera una hija y una esposa.

—¿Qué me hiciste?

Internamente me repetía que ella solo intentaba jugar con mi mente, al decirme que "no la amaba". Mis sentimientos no podrían ser tan simples por ella. No podía denominarlo de otra manera que "amor". Algo tan especial no podría ser mas que eso.

—Lu—murmuré sin saber la razón. 

Todo mi alrededor se detuvo, y sin querer traje a mis pensamientos a cierta chica rubia que fue mi todo hace unos meses. De pronto recordé la cantidad de días que pasé con el corazón roto, porque pensaba que perdía al amor de mi vida. Recordé que la razón del dolor era porque ella fue la fuente principal de mi felicidad, y el estar sin esa fuente me volvía loco. Todo eso pensaba hasta que Cielo llegó a mi vida.

Mi corazón se aceleró al pensar que... quizás tenía la cabeza tan nublada por la fantasía de la profecía, y por la cercanía tan rutinaria con Cielo, que hasta ignoré mis sentimientos por Lu.

¡No, no podía ser!

—¿Quién es el amor de tu vida? ¿A quien amas con todo tu ser?

Lucía fue la chica que había dado más por mi. En realidad ella luchó tanto por verme sonreír, sin embargo yo le había roto el corazón al decirle que amaba a otra chica. Todavía escuchaba su voz temblorosa por las lágrimas que le causé al decirle que lo nuestro ya no podría ser.

¡Mierda!

Mi cabeza empezaba a dar vueltas. Y en seguida me empecé a cuestionar la razón de mi respuesta a Cielo.

¿Quién es el amor de tu vida?

¿A quien amas con todo tu ser?

Mi cabeza se hallaba mareada, y poco a poco la imagen de lucía empezaba a adueñarse de mi mente. Los momentos que vivimos juntos pasaba como relámpagos, y eran interrumpidos por recuerdos con Cielo.

—Debes estar mintiendo. La debes amar—me dije a mi mismo, como intento de no dejarme convencer de sus confesiones. 

¿En verdad no amaba a Cielo, y más bien amaba a Lu?

¡Carajo!

Ahí en medio de mi confusión de pronto sentí dos sombras detrás posicionarse sobre mi, por lo cual de inmediato me di la vuelta. Al instante hallé a dos chicas, sonriéndome con cara de absoluta emoción con regalos en sus manos.

Tenían cara de fans.

—¡Sí eres tú!—dijo una chica de cabello rizado que se me hacía conocida

—¡Perdón que te molestemos! Al parecer estabas desayunando—me dijo la otra chica con timidez—. Ay, que vergüenza.

Yo solo me mantuve, respirando intentando recobrar la cordura que había perdido por minutos. Se me dificultó tanto incorporarme, y poner cara tranquila.

—Hola, chicas—logré decir.

Mi mandíbula se tensó, y en realidad estaba un poco molesto debido a que tenía que sonreírles y atenderlas en momentos tan difíciles. 

¿Cómo diablos me encontraron?

—¿Nos recuerdas?—la chica de cabello rizado me dijo—. Cuando te fuiste a Argentina, te atrapamos para que contestes a la videollamada de nuestra amiga.

¡¿Las amigas de Cielo?!

De inmediato me puse alerta, y sin poder evitarlo miré a mi alrededor. No podía ser coincidencia que las amigas de Cielo estuvieran cerca justo cuando ya me iba.

¿Estaba tramando algo?

—Me... acuerdo—murmuré, mirándolas con duda.

—¡Ay, no me lo creo!—la chica que creo se llamaba Mary pegó un salto—. Y una vez más quiero disculparme por lo de ese día pero, en verdad mi amiga quería hablar contigo. Era su ultima oportunidad.

—Sí, claro—dije distraído.

¿Quién les dijo la hora en que estaría por el aeropuerto? Nadie lo sabía excepto mi familia.

¿Cielo estuvo detrás de esto?

—Bueno, creo que te dejaremos terminar tu comida—la otra chica miró mi plato de comida sin terminar—. Te... te esperaremos abajo. Claro, si no te molesta que te esperemos...

—Ya terminé de comer—murmuré nervioso.

—Perfecto, entonces... ¿podríamos tomarnos una foto?—la chica Mary me sonrió apenada—. Solo será la foto y nos iremos. Lo juro.

Confundido logré asentir, y ellas no dudaron en apagarse a mi con su celulares. Yo mientras tanto solo permanecí como estatua, sonriendo falsamente y mirando hacia todos los lugares del aeropuerto.

—¿Habrá otra videollamada?—les pregunté mientras ella me abrazaban para un selfie.

—No, descuida. Hoy no haremos esa locura—me respondió la de cabello rizado—. Solo queríamos verte y ya.

Por supuesto no solo querían verme, pues hasta me hicieron firmar un montón de pósters, y grabar un montón de saludos. Estaba por perder mi paciencia, pues no estaba para ser el Christopher de Cnco. Lo único que quería era descubrir los posibles planes de Cielo. 

Yo la conocía y sabía que algo estaba pasando. 

En fin... no pude cumplir con mis deseos pronto, puesto a que las chicas no me soltaron por lo que parecieron horas.

—Bien, chicas... yo me tengo que ir—les dije, poniéndome de pie y cargando mi mochila.

¡Necesitaba estar a solas con urgencia!

—Sí, y perdona Chris—Mary abrazaba sus pósters como si la vida dependiera de ello—. Y te agradecemos mucho por darnos tu tiempo.

—Sí, gracias. Eres un lindo—la chica de cabello rizado me dio un beso en la mejilla—. Ten un buen viaje.

—Sí, por favor. Llega con bien a Miami—dijo Mary—. Y si puedes... ¿podrías decirles a los chicos que los amamos?

Con premura asentí y con una sonrisa tan escasa, alcé la mano a manera de despedida y me empecé alejar.

—Gracias, chicas—les dije con amabilidad.

—¡Te queremos, Chris! ¡Cuídate!—dijeron casi al unísono.

Con la mente perdida empecé a bajar con mis maletas por las gradas, y una vez más espié por todos lados por alguna cosa sospechosa sobre Cielo.

—¡Casi lo olvido!—oí un grito detrás de mi—¡Espera, Chris!

Me detuve en seco y miré hacia donde las chicas me perseguían. Se hallaban a unas gradas arriba.

—Dime—solté con la voz seca. 

¿Aquí venía el bombazo tan típico de Cielo?

—Mi amiga de la videollamaada te mandó algo—me dijo Mary acercándose a mi con una enorme sonrisa—. Dijo que es "una sorpresa", que no la abras hasta subirte al avión porque sino... no iba a funcionar.

Cielo.

—¿Lo envió Cielo?—yo tomé el sobre blanco y lo miré con un tanto de temor.

—Wou, también recuerdas su nombre—la chica de cabello rizado abrió la boca sorprendida—. Y no recuerdas el mio, que mal.

Ignoré su comentario y me limité a observar la carta queriendo abrirlo en ese instante.

—Gra-gracias, chicas—yo me di la vuelta, y empecé a caminar como si fuera un robot.

Pude sentir la presencia de Mary y su acompañante detrás de mi, y afortunadamente dejaron de perseguirme en cuanto entré a la zona de check in. Solo se quedaron observándome a lo lejos, mientras entregaba mis maletas.

Me sentía aún más tenso que antes a causa de la carta. De pronto sentía que era una bomba a punto de explotar, y necesitaba abrirla antes que eso suceda.

Cuando al fin quedé fuera de la vista de las chicas, empecé a recorrer pasillos y hacer fila tras fila para papeleos, mientras intentaba llamar a Cielo. Lamentablemente su línea aparecía sin servicio.

—¿Qué locura estás haciendo ahora?—murmuré mientras observaba en mi celular su foto de perfil de whattsapp.

Cuando Cielo se asustaba por algo, ella solo se comportaba impulsivamente destrozando todo lo que hubiera a su paso. Y ahora que aparentemente sabía "que no la quería", cosa que para mi era falsa, ¿será que estaba por hacer alguna estupidez por miedo?

—Ay no—dije en voz alta, y varias personas me regresaron a ver extrañadas.

Apenas terminé de cumplir con mi papeleo, fui a sentarme en una banca cercana a la entrada que me dirigiría a mi vuelo. Mi paciencia no daba más, y así Cielo hubiera querido que abriera la carta en el avión yo no podía.

No quería esperar tanto.

Procurando estar lo más alejado de la gente, y comprobando que nadie me observara, abrí de una sola el sobre. 

—Okey, aquí vamos—solté en un supiro ahogado. 

Me arrimé a mi asiento, y despacio saqué el sobre blanco que tenía el nombre del remitente que ya conocía.

De: Cielo

Para: Mi chico morfina

Si Cielo me mandaba esta carta, quizás solo era porque estaba lo suficientemente asustada como para enfrentarme. Y si ni siquiera lo dijo por teléfono, quizás era algo muy grave.

Tomé unas cuantas respiraciones, así que dejando de lado mis cosas en el asiento de alado, abrí la carta con las manos temblorosas.



¿Alguna vez has escuchado la leyenda del hilo rojo?

Bueno, por si no lo sabías... te la contaré.

La leyenda dice que un hilo rojo invisible de dos almas gemelas se hallará atadas a sus dedos meñiques. Incluso desde antes de salir al mundo, esas dos personas estarán atadas para encontrarse y jamás separarse. No importa cuánto tiempo pase o las circunstancias difíciles en las que se desarrollen sus vidas, ambos no podrán separarse. Este hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse... pero nunca romperse.

Nunca creí en que algo tan predestinado existiera, hasta que te conocí. Y sería hermoso pensar que ahora creo en la leyenda del hilo rojo por ti y por mi, pero... no. Creo en esa leyenda, porque hipotéticamente miré aquel hilo atado en tu dedo y el de Lucia.

Al parecer su hilo está desgastado, hasta el punto en que pareciera que se rompió. Tomo el crédito por tal desastre, así que perdón. Pero créeme que existe una microscópica hebra atada, y esa hebra, es lo suficientemente fuerte como para resistir en el tiempo. Yo fui testigo de que en verdad ese hilo rojo se fue recogiendo con el paso de los años, hasta llegar a ponerlos frente a frente. Con una sola sonrisa lograron entretejer el hilo que en algún momento llegué a destruir.

Y sí, te miré en un futuro (me refiero a las maneras mágicas que imaginas), y pese a mi optimismo... mi miedo a que no me amarías me consumió. Te fui perdiendo Christopher, y tu sonrisa cada vez iba desapareciendo para mi. Poco a poco te ibas dando cuenta que yo no te podía dar el amor que buscabas. No fui capaz de tener el corazón tan grande y entregado para ti. Solo me obsesioné con la idea de que tú me dejarías en cualquier momento. El amor que te pude tener se quedó escondido por siempre, y solo reinaba en mi la idea de no ser suficiente para ti. Cada día vivía con la idea de que solo pensabas en Lucía, y en todo lo que perdiste por mi.

Es difícil ser la villana de su historia, ¿sabes? Apenas hasta ahora me doy cuenta que me asemejo a esos personajes que pasan por encima de los sentimientos de las personas, con tal de protegerse a si mismo, o cumplir con sus ideales. Si continuo jugando a desafiar el destino, sé que podría llegar a ser esa villana que solo infunde rabia al imaginar su oscuras acciones.

Hoy por hoy, estoy a tiempo de permitir que los protagonistas tengan su aclamado final feliz. Digamos que estamos en el punto, donde la villana se da cuenta de sus errores y para redimir sus culpas, ayuda a que los protagonistas lleguen a su final feliz, así sea exponiéndose al castigo.

Tú ya sabías que nuestra historia de amor estaba destinada a ser difícil, así que no creo que te sorprenda la decisión que estoy tomando al alejarme de ti... y hoy en todos los sentidos. 

Diablos, el arriesgarlo todo por amor es más peligroso de lo que imaginas. Y sin duda nuestro tóxico amor es en extremo mortal.

Quizás no lo notaste, pero hace poco yo si lo noté. Lo nuestro desbordaba toxicidad, y simplemente nos hacíamos los ciegos, por disfrutar de un minuto más del paraíso falso. Lo que tenemos es mas o menos así; Tú te aferras a mi, y yo lo acepto. Luego siento que no soy capaz de sostener tus sentimientos, y me siento pequeña, más aún cuando sé que mi destino apunta a que un día solo seré un personaje secundario en tu historia. Por ultimo tú no me quieres dejar escapar, porque te aferras a los recuerdos. Y luego lo vuelvo a aceptar, porque me haces feliz. Pero luego vuelvo a sentirme pequeña.

¿Te diste cuenta que es cierto?

No me había dado cuenta pero... fui muy egoísta. Todo este tiempo solo temía por mi corazón, y por lo que podrías hacerle en un futuro. No noté todo lo que te causaba a causa de mi ridículo temor.

Pero en fin, si sigo teniendo relación contigo, no creo que este circulo vicioso termine. Ya no quiero ser tu chica toxica, y así quisiera cambiar no puedo. No me siento preparada para entregarme por completo, no puedo. 

Y puede que en un futuro, pueda recuperar el control de mi corazón y mi vida, pero también puede que eso me cueste perderte. Realmente no lo sé. Pero primero debo resolver mis conflictos sentimentales, y algunos personales que me dejaron esta profecía. Quizás solo después de ello, pueda sentirme capaz de corresponder a tu bonito amor.  Pero como dije... tal vez ya no estés a mi regreso. 

Quizás te halle amando a Lu, convirtiéndola en el amor de tu vida. Pero no importará, Chris. Me conformaré siendo feliz, sabiendo que al fin alguien te da el amor y la dicha que te mereces. Porque aunque no lo veas... pese a tu complejo de mujeriego, tu cohibición a los sentimientos, y a tu falta de compromiso... eres un chico de en sueño. Cuando amas... lo haces en serio.

Te dije todo esto porque quiero que empieces de nuevo, sin culpas por mi y sin tener ningún tipo de laguna mental. Quiero abrirte los ojos para que puedas tomar mejores decisiones. Te prometo que en cuanto te desintoxiques de mi, sabiendo todo lo que dice el futuro, al fin podrás hacer surgir lo que verdaderamente siente tu corazón (Si dijiste lo que me dijiste la ultima noche es por algo)

Por ahora me iré a algún lugar del mundo, a cumplir con un pendiente de mi madre (algo que si no resuelvo, no podré vivir en paz) y también quiero ir a buscarme a mi misma, para así liberar mi corazón encadenado que no halla la manera de salir para amar. 

No sé como va a resultar esto, pero... solo quiero decirte que te deseo lo mejor. Realmente quiero que seas feliz, así no sea conmigo.

Te dejo, Chris... esta vez en serio (No sabré nada de ti, ni tú de mi por ningún medio). Y de todo corazón espero que halles tu propia verdad.

Fue una linda historia la que vivimos, y en verdad no creo que pueda sacarla de mi corazón nunca, pero... llegó el momento de finalizarla.

Sin más, me despido, chico morfina... y no me queda más que decir que... "Colorín colorado, este cuento se ha acabado"

Me quedé sin respiración, solo escuchaba mi corazón asustado por lo que avecinaba gracias a la carta de Cielo.

—Mierda—solté en un suspiro.

¿En verdad yo estaba aferrado a ella como una especie de obsesión y no amor?

Desde el día que me dijo que no la amaba, no pude de dejar de pensar en ello. Me decía a mi mismo que algo tan fuerte, como lo que sentía por Cielo tenía que ser amor. 

¿Y qué era lo que sentía por Lu?

Bueno, debo admitir que desde que Cielo me confesó la dichosa verdad de mi corazón, empecé a pensar un poco más en Lu. Y sí, claro que sonreí y sentía nostalgia por ella, pero... aún así... no sentía que la necesitaba por siempre.

¿Será que de alguna manera quedó una especie de efecto residual del hechizo de amor por Cielo?

—¡Me voy a volver loco!—yo me pasé una mano por la cara, mi me concentré en el piso estando cabizbajo.

No quería que Cielo tuviera la razón. No quería que en cuanto viera frente a frente a Lu, mi corazón volviera a latir por ella como solía hacerlo. No podía simplemente dejar todo lo que tuve con Cielo.

¡Dios, básicamente se convirtió en la mujer con la cual iba a tener una hija!

De pronto escuché los pasos apresurados, y de inmediato me sobresalté ya que los oí demasiado cerca. Entonces al alzar la cabeza hallé a una niña de no más de cinco años, mirándome tímida, con sus manos detrás de su espalda. Cada tanto bajaba la mirada.

—Hola, bella—le dije con una sonrisa que con mucho esfuerzo logré. No era mi intención asustarla con mi drama.

La niña regresó sus manos hacia adelante, trayendo una fundita de papel. De inmediato me la extendió con su eterna sonrisa tímida.

—¿Para mi?—pregunté asombrado, y de inmediato tomé la funda—. Muchas gracias, preciosa.

Debía ser una pequeña fan, no había otra manera de que se me acercara con un regalo.

Miré a mi alrededor para comprobar que si sus padres me estaban observando, y entonces hallé a dos personas de edad promedio mirándonos sonrientes. Ellos solo me saludaron y luego se pusieron murmurar algo entre risitas.

Supuse que pronto llegaría alguno para tomarme una fotografía con su hija.

—¿Eres una pequeña cncowner?—dije mientras abría la funda, para echarle un vistazo a lo que la niña pudo haberme traido.

—¿Qué es eso?—me dijo confundida.

—Las... fans de Cnco—le respondí con duda, pero la niña parecía seguir perdida.

—¿Qué es cieso?—ella dijo ladeando la cabeza.

Me pareció muy extraño que una niña que no me conocía o no conocía a Cnco, se me acercara con un regalo.

Intentando ignorar mis cuestiones, volví mi vista al contenido de la funda, y entonces hallé libro, un frasco muy extraño que parecía contener tinta, y una pluma. 

Esto se me hacía muy familiar. 

Dejé a un lado la tinta y la pluma, y por completo desconcertado tomé todas las paginas del libro en conjunto y las pasé a todas impulsándolas con mi mano y mi pulgar. En ninguna pagina había contenido. 

—¿Qué?—solté sorprendido.

De inmediato la niña me puso sobre el libro, un pedazo de papel arrugado. Ella me sonrió tímida y se fue contenta con sus padres.

Al leer el trozo de papel, finalmente entendí de que se trataba el misterioso libro en mis manos.

Ahora tu decidirás la nueva profecía.

De inmediato me puse de pie, sabiendo exactamente quien era la persona detrás de todo el asunto. Así que en un cinco me colgué la mochila en el hombro, y salí corriendo detrás de la niña.

—Nena, espera—yo alcancé a la niña, y le di un toque en el hombro. Ella me miró con una sonrisa de diversión—. ¿Dónde está la persona que te dio esto?—le dije mientras le mostraba el libro.

A unos pasos, se hallaban sus padres mirando la escena sonrientes como si supieran lo que pasaba.

—Una chica muy linda de cabello castaño y largo, nos pidió que le prestáramos a nuestra Karencita para darte una sorpresa—me dijo el que supuse era su padre—.Hace unos minutos se fue de aquí.

—¿Esta es su idea de sorpresa?—murmuré para mi mismo, mientras buscaba con mi mirada entre la gente del aeropuerto—. ¿Y... y tal vez saben donde está?

—La verdad no, lo siento—respondió quien supuse era la madre de la niña—. Pero la vi irse por allá—la señora me señaló su extremo derecho—. La vi entrar en esa tienda de artesanías.

—Gracias—dije apresurado, y de inmediato salí corriendo por donde me indicó la señora.

Corrí a toda velocidad y entré a la tienda. Lastimosamente en esta había una sola persona, y era la dueña. Por supuesto ella me empezó acorralar con su atención.

—¿Donde está?—solté con la voz agitada.

—¿Quién?—la señora me miró con una ceja alzada.

—Una chica muy pero muy bonita, de cabello lacio, largo y castaño—yo empecé a describirla—. Tiene la piel blanca, y unos ojos que parecen verdes. En verdad son unos ojos muy singulares, que no... no creo que haya visto mucho. Bueno... debe haber estado aquí hace un ratito. 

—La vi salir, pero la verdad no me fijé por donde fue—ella me miró apenada.

—¿Y recuerda como iba vestida?

—Creo que traía un vestido blanco, y un sombrero café.

—Okey, gracias—dije cansado.

Salí del almacén, preguntándome como rayos Cielo estaba en el área donde solo los viajeros podían estar. Era obvia la respuesta, sin embargo no me la creía. 

Ella se estaba yendo hacia algún lugar, y solo Dios sabía si la volvería a ver.

Menos mal que yo ya tenía una ligera idea de como actuar ante una crisis emocional de Cielo, por ello inicié con una serie de llamadas que me aclararían muchas cosas. Esta vez no quería arruinar las cosas más de lo que ya estaban. 

(...)

POV Cielo 

Estaba a minutos de abordar mi avión y me hallaba escondida en el baño por si a Chris se le ocurría buscarme.

Quizás se pregunten la razón de haber dado indicios de mi presencia cuando él también se iba, y solo debo decir que cambié mis planes.

Mi idea desde que llegué al aeropuerto fue darle mi carta por medio de las chicas y luego solo quería esperar por algún lugar recóndito para mirarlo de lejos.

Claro que mis planes se vieron truncados cuando mi conciencia me atormentó. Ya que le estaba rompiendo el corazón, debía darle algo en recompensa a los daños. Ya que la primera profecía se hizo para alcanzar la realidad más feliz y tranquila para mi, me parecía justo que él tuviera la segunda y última profecía.

Me bajé del lavabo donde estuve sentada por un rato y luego de verificar la hora una ultima vez, salí del baño espiando que no haya moros en la costa, y luego de taparme con una bufanda la cara empecé a caminar.

—Te conozco demasiado—oí la voz de Chris a mis espaldas.

Me quedé como estatua y poco a poco me giré. Lo vi salir del baño de hombres con total relax.

—Mi vuelo... se va—logré decir, y cuando quise volver a irme él me atrapó de la mano.

No sé ni como, pero en cosa de nada el me había metido al baño y acto seguido cerró la puerta arrimándose en ella. Ahora me miraba con total seriedad. 

—No te iras hasta que no hables conmigo y aclaremos toda esta mierda—soltó clavándome los ojos. 

—Mi carta te lo explicaba...

—No puedo creer que pese a todo, sigas teniendo esa tendencia de ahogarte sola. Pese a que sabes que mi mano siempre estará ahí para sacarte, tú siempre la olvidas—él suspiró y acto seguido sacó de su mochila el libro mágico—. Tuve que buscar otras fuentes para entender todo lo que está ocurriendo.

—¿Qué es lo que sabes?—le pregunté alarmada.

Antes que pudiera reaccionar, él me había atrapado en un abrazo. Y debo admitir que sentí que el peso que tuve se extinguió casi por completo.

—Sé lo de tu madre—él me apretaba fuertemente—. Y en verdad lo lamento mucho.

—No te preocup...

—Claro que me debe preocupar. Por Dios, mujer... Por mi libertad...

—La de ambos—me apresuré a decir.

—Como sea, yo también fui causante de lo que pasó. Y sin ni siquiera haber conocido a tu madre, me siento terrible. Me carcome la culpa. No imagino lo que sentirás...

—Lo voy a resolver—logré decir nerviosa. 

—Bella, tienes una tendencia a ahogarte en un vaso de agua. Y creo que empiezo a memorizar tus patrones de crisis emocionales. Ya se cuando ponerme aleta, por una posible bomba tuya. Ahora mismo sé que estás en medio de uno de tus planes impulsivos, así que desde ya te digo que no lo lograrás—él puso una mano en mi mejilla—. No cargues sola con esto. Aunque no lo quieras admitir, eres una chica muy frágil. Yo fui testigo de eso y me duele pensar que en este mismo instante estas rota, creyéndote sola. Por eso quiero que sepas que no estás sola. Tienes a mucha gente que se preocupa por ti incluyéndome. 

—Descuida, no tienes...

—Me duele aún más pensar que no puedo acompañarte. Después de ser un estúpido testarudo, me doy cuenta que quizás quedarme contigo puede ser algo que a la larga te puede dañar. Odio pensar que te hago más bien no estando contigo, que estando contigo. Por lo menos por ahora. Pero quiero que sepas que aunque no esté yo te apoyaré y me quedaré contigo... así sea a la distancia.  

Y entonces me di cuenta que Chris finalmente se estaba dejando llevar por mi. 

—Entonces... ¿me dejarás ir?—tragué duro. 

Él se mordió el labio pensativo y con una sonrisa amarga me observó. 

—Tú me dejaste libre, y... ahora es mi turno de dejarte en libertad. Esta vez te lo prometo—él me puso sobre las manos el libro que anteriormente le había dado

—Es tuyo ahora—yo quise devolvérselo pero él se apartó un poco.

—Mi vida está bien como va por ahora. Y la verdad si mis sueños se llegan a cumplir deseo que sean por mi mismo. Pero si en un momento tengo que decidir algo importante y si alcanzo a divisar que se me va de las manos te pediré el libro—él tomó un rato el libro y la vi pasar una pagina en blanco—. Por ejemplo hay algo que se me iba a ir de las manos y por ello ocupé el libro. 

Chris me puso en frente la pagina que tenía dos frases en las primeras lineas.

Christopher y Cielo vivieron separados sin saber nada del otro por el transcurso de un año. Para ellos el pensamiento del amor quedó estancado por un gran año en todos los sentidos. 

—¿Esto...?—alcé la cabeza confundida. 

—Seamos sinceros. A ambos nos destroza la idea de vernos con otras personas. Además un año de respiro de todos estos líos amorosos nos pueden ayudar a aclarar la mente. Finalmente podremos descubrir los secretos más secretos del corazón. No sé si esté loco pero podremos desintoxicarnos de los recuerdos o rutinas que adquirimos, para finalmente saber lo que en verdad necesitamos.

Yo sabía algo que él no, y también fue una de las razones por las que quise desaparecer lo antes posible de su vida.

—En un mes Lu conocerá a una persona muy importante. Quizás podría ser un gran rival para ti. Si pretendes prohibirte el amor por un año podrías perderla—sentencié con dolor.

Él me miró fijamente respirando con dificultad.

—Si Lu tiene que ser para mi volverá así sea después de miles de años—me soltó pensativo—, y si tú tienes que ser para mi, volverás también. Si algo aprendí de esta profecía y de "Niebla tras tu corazón" es que... quizás lo que llamamos destino solo es un camino fácil que se nos pone en frente. Quizás solo es algo que aceptamos, porque creemos que no podremos obtener más gracias a que la vida no hizo así. Habrán caminos por los que se nos facilite la vida y creeremos que ese es nuestro destino porque es lo único en lo que siempre se te abre oportunidades, pero creo en que tenemos la posibilidad de salir de esa zona de confort y llegar a otros rumbos que podrían ser difíciles, pero que podrían llevarnos a felicidades que no creíamos querer. Quizás todas las puertas se cierren pero así sea buscando en el mismismo infierno hallaremos la única puerta de oportunidades. Si en verdad queremos algo nada puede detenernos, solo la muerte podría hacerlo. Y sí las cosas van como planeo... al final del año seguirás siendo aquello que en verdad quiero. 

Me sentí aliviada por su propuesta, pues de alguna manera ya no sentía que estaba hiriendo a Chris con mis decisiones. Ahora él tomaba la decisión conmigo, y me ayudaba a reducir el peso de resolver nuestra historia de supuesto amor. 

—Gracias, Chris—yo lo abracé, y me quedé colgada a su cuello. 

—Ya era hora de que esta decisión sea de los dos. Lamento haber tardado tanto—murmuró en mi oído—. Alguien que no imaginas me hizo darme cuenta de tantas cosas. 

—¿Quién..?

—Olvídalo—respondió. Yo estaba tan aliviada que ni siquiera me importó que me cambie de tema—. Solo importa que estarás tranquila, para que puedas ayudar a tu madre. Yo confió en ti, y sé que lo lograrás. Es imposible que falles, yo lo sé. 

Realmente no me sentía sola. Sentía su apoyo al dejarme respirar de nuestro confuso lío amoroso. Además con esto, no me atormentaba la idea de que Lu me lo quitaría mientras resolvía otros asuntos que requerían mi atención inmediata como es el caso de mi madre. 

—Te doy un año de mi vida, donde seré el Christopher Vélez sin ningún factor que puede alterar lo que siento por ti, salvo el tiempo que puede enfriar lo pasional e impulsiva que se volvió nuestra relación. Será un año donde ninguno se preocupará porque alguien arrebate al otro. Tú te enfocarás en arreglar aquel asunto grave con tu madre; que nadie me quiere contar que espero me cuentes cuando estés lista. 

—¿Estas seguro?—murmuré con la voz temblorosa—. Recuerda que Lu..

—Pero por el momento me importas solo tú. De alguna manera es mi deber causarte el menor daño posible, y no solo debido a lo que siento por ti, sino por respeto y agradecimiento a tu madre. Ella nos hizo libres porque deseó con todo su corazón que seas feliz. Le debo a tu madre hallar la forma de darte felicidad así sea alejándome. Y pienso que el tiempo dirá si lo mejor para ti y para mi es separarnos. Pero nos atormentaremos con ese dilema al cavo de un año. Cuando tengamos la mente mas clara y los sentimientos más fríos sabremos lo que en verdad significó nuestra pequeña profecía.

—Será un largo año—solté con miedo. 

Él no dijo nada, solo me apretó contra él.  Los dos nos quedamos pensando en la nada, muy tranquilos, hasta que... 

—Perdón—dijo una voz femenina a nuestras espaldas. 

Una chica con cara de confusión salió de uno de los cubículos. Nos miraba admirándonos con duda, mientras iba hacia el lavamanos. 

Ninguno de los dos se movió, solo nos quedamos abrazados con la cara pálida mientras la chica se lavaba las manos intentando no mirarnos. 

Estábamos tan concentrados, mirándonos y preguntándonos con la mirada que tan locos nos creía, que ni nos dimos cuenta cuando se puso frente a nosotros. 

—¿Me pueden dar paso por favor?—dijo aguantándose la risa. 

De inmediato los dos nos quitamos, separándonos al instante. La chica que parecía ser trabajadora del aeropuerto (Por su uniforme) salió dejándonos solos. 

—¡Mierda!—solté mirándolo, y cerrando la puerta pero esta vez con seguro. 

Al instante los dos soltamos una carcajada, mirándonos sin perder el mínimo detalle de nuestras expresiones. Después de lo que parecían ser años, finalmente estabamos pasando un momento de diversión juntos. 

—Click—dijo de repente, mientras formaba un cuadrado con su pulgar y su indice, mirándome a través de él—. Este es el último recuerdo que me llevo de ti. 

Yo lo imité, y sin dejar de sonreír también lo enfoqué con el cuadrado de mi manos. 

—Click—solté en un suspiro—. También me llevo tu ultimo recuerdo. 

Los dos nos mirábamos a través de nuestros cuadrados, con nuestra sonrisa empezando a desvanecerse a medida que nuestros pensamientos nos invadían. Creo que ambos empezábamos a presentir lo que seguía. 

—¿Será suficiente este recuerdo que te dejo?—dijo él con una sonrisa casi inexistente. 

—No—yo negué de inmediato, y di varios pasos hasta él. Me las arreglé para quedar casi tocando su pecho con él mio. 

—¿Quieres más recuerdos?—él curvó sus labios, mientras miraba mis labios. 

—Por supuesto que sí—respondí en medio de una sonrisa, y acto seguido tomé de su camiseta y lo atraje de forma que pude alcanzar su labios. 

No sé porqué pero, últimamente cada vez que tocaba sus labios sentí mucha desesperación. El sabor de ellos me sabía siempre a despedida. Cada vez que lo besaba casi siempre sabía que podría ser la última vez que los podría sentir queriéndome. 

Creo que yo no era la única que se sentí de esa manera. Él sentía el mismo sabor inseparable de "ultima vez", que hacía encender una locura interior. 

Mientras nos besábamos, entre picos y  a veces movimientos violentos de labios,  no nos dimos cuenta que estuvimos caminando por el baño. 

No me pregunten como, pero de pronto mi trasero chocó contra el lavabo del baño. Por supuesto pegué un salto al sentir el frío mármol. 

—¿Más recuerdos?—él preguntó con una sonrisa traviesa, a la vez que con disimulo bajaba su mano por mi cintura. 

—Puerco—solté mordiéndome el labio divertida. 

Sin siquiera preguntarme, él se las había arreglado para subirme en el lavamanos. Yo no dudé en envolver mis piernas en su cintura, mientras mis brazos se aferraban con mas fuerza a su cuello para profundizar mejor nuestros besos. 

 —¿Más?—él puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. 

—¿En serio serías capaz de hacerlo aquí?—solté escandalizada falsamente—. Indecente. 

Con una risita bajé mis manos por su abdomen, hasta que traviesamente intentaron introducirse en sus pantalones. 

—Y eso que no te cuento la vez que nadé desnudo en un playa—soltó con tranquilidad. 

—Te creo capaz—yo seguía metiendo mis manos, y él me miraba con atención. 

Por supuesto no era tan loca como para continuar con "el acto", así que luego de acercar mi mano lo más que pude hacia cierta parte de su anatomía y grabándome en el proceso su preciosa cara, saqué mi mano. 

—¿Qué?—él me miró confundido. 

—Mi amorcito, no quisiera que salieras en las noticias denunciado por actos obscenos en el baño de un aeropuerto—yo le di una palmadita en la mejilla—. En cualquier rato abre la puerta alguien del personal de limpieza. 

Creí que él iba a salir con algún chiste pervertido, para luego incitarme a continuar con mis actividades anteriores, pero no. Solo se quedó mirándome con cara de bobo. 

—Me dijiste mi amorcito—él alzó las cejas de manera graciosa y yo sonreí. 

—Sí, ¿y?—suspiré, y pegué mi frente a la suya—. Quiero recordar el sonido de esa palabra tan tuya en mi voz. 

—Okey, amorcito—él me imitó en un suspiro, y acto seguido dio un pico en mis labios—. Has lo que quieras, mi amor. 

Él volvió a besarme, y me perdí por otros tantos segundos. Disfrutando a la par el tacto de su mano en mi piernas. El movimiento de sus labios y manos eran tan suaves que me hacían sonreír. 

—Te extrañaré—dijimos de pronto los dos al unisono, y nos miramos sorprendidos por la conexión. 

Solo nos miramos, sin decir nada. No hicimos más comentarios sobre lo que nos dijimos. No replicamos, tan solo recibimos las palabras, guardándolas en lo más profundo de nuestros corazones. 

El tiempo pasó, y yo me obligué a apartarlo de mi camino. Era tiempo de partir. 

—Mi vuelo me va a dejar—aseguré intentando sonar lo más suave posible. 

Él no dijo nada, tan solo se hizo a un lado y me ayudó a bajarme del lavamanos. 

Mientras me acomodaba la ropa y el cabello, me puse a pensar en que quizás esta era mi ultima oportunidad para darle algo que le estuve preparando desde hace mucho. 

De espaldas a él saqué mi celular y empecé a buscar en mi celular el último regalo que le daría. Solo me bastó de unos cuantos toques a mi celular hasta tenerlo en frente de mis ojos. 

—¿Podrías sacar tus audífonos?—pregunté, dándome la vuelta. 

—Los tengo puestos—él me indicó, sacándose uno de ellos de abajo de la camiseta. 

—Bien—apresurada seleccioné el archivo, y en seguida se lo envié por whattsapp. 

El sonido de una notificación en su celular, me anunció que el archivo le había llegado. Por supuesto me sentí temblar al verlo sacar su teléfono para revisar. 

—No lo abras—yo me apresuré a decir. 

Con una sonrisa nerviosa me acerqué a él, y le arrebaté su teléfono. 

—¿Qué era eso que me mandaste?—él dijo curioso. 

—Lo sabrás en un rato—suspiré, y acto seguido lo tomé de la mano-. Acompáñame

Alcancé a tomar mi maleta, y luego de quitar el seguro de la puerta, arrastré a Chris junto a mi hacia una cafetería. Fue la que aparentaba estar más vacía y recóndita en esa área. 

Rápidamente antes de ingresar yo había hecho un pequeño pedido de un plato de Croissants. 

Chris por su parte continuaba sujeto a mi mano sin replicar. Parecía feliz estando así, y por supuesto yo me dejé contagiar. 

Quería disfrutar cada cosa que él me regalaba sin reservas. Necesitaba de la sensación de felicidad por unos minutos más. 

—¿Me invitarás a tomar un café?—él me dijo siguiéndome, curioso—. Pero tu vuelo...

—Tu vuelo saldrá mucho después que él mio, así que podrás tomar tu café mientras disfrutas de algo parecido a mi compañía—yo cambié de conversación. 

—¿Me vas a dejar aquí?—él parecía decepcionado pero se tornaba calmado. 

Yo di unos pasos hasta él y lo empujé hacia abajo por los hombros, para que hallara su asiento. Él se dejó llevar, observándome detenidamente. 

—Estás en un acogedora cafetería, con la vista en un paisaje donde aviones te dan una probada de un "hasta pronto". Tienes aún mi perfume en tu ropa, y mis pintalabios está aún en tus labios. Eso es todo lo que necesitas para sentir esta canción que ahora es tuya—suspiré mirándolo desde arriba. 

—¿Canción?—él abrió la boca sorprendido. 

—Se suponía que esta canción no la oirías nunca, pero... creo que nuestra historia merece un soundtrack final. 

—¿Ya te estás despidiendo?—desvié mi vista y acto seguido me dispuse a buscar sus audífonos entre su camiseta. 

—Cierra los ojos—le ordené en un susurro—. Quiero que te concentres en esto. 

Chris me miró sorprendido por unos minutos, como intentando asimilar mis acciones. Creo que se empezaba a dar cuenta de mis planes.  

Para hacerle más fáciles las cosas, tan solo puse mi mano sobre sus ojos suavemente, obligandolo a cerrar al fin sus ojos. Él no dijo nada, solo respiraba con dificultad. 

—La próxima vez que nuestros ojos se encuentren, seremos reales—solté mientras mi otra mano se las arreglaba para volver a conectar el celular a los audífonos. 

—¿Estás segura de que no somos reales ahora?—él murmuró suavemente. 

En respuesta le di un beso en los labios de la manera más delicada que pude, queriendo dejarle el recuerdo de nuestros sentimientos calmados que no dañaban al otro. 

—En un año tendré el valor de responderte—solté como ultima respuesta, y entonces le di play a la canción en su celular. 

Nunca nadie había escuchado una composición mía, realizada de la manera en que lo hice. Era casi perfecta, y en realidad le puse mucho esfuerzo. Esa canción que él tenía en sus manos, era el compendio de mi corazón. Hace mucho tiempo que algo no me había inspirado tanto. 

La música era tan fuerte que hasta inundaba el ambiente del sitio donde estábamos. 

—Gracias por todo... amor—murmuré con la voz temblorosa, y él no me escuchó. Chris solo se mantenía serio, con su ceño fruncido a causa de la concentración que le daba a la melodía de los audífonos. 

Con mucho cuidado, retiré mi mano y aunque él se sobresaltó un poco, no abrió los ojos. Tan solo tomó una profunda respiración y bajó la cabeza. 

Acto seguido tomé mi maleta y con la ayuda del señor de la cafetería, en tiempo récord le dejé otro ultimo recuerdo. 

(...)

POV Christopher 

Con solo escuchar el piano sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho. Era la misma tonada que hace tiempo me tocó en su estudio, cuando dormíamos juntos en Loja. Ahora esa misma melodía tenía letra, y un voz que me dejaba sin aliento. 

Un día mi melodía triste sonaba, perdiéndose en la oscuridad eterna. 

Un día mi melodía se halló contigo, y la oscuridad brilló en mil colores. 

Y entonces el mundo se volvió un sueño que no conocía. Mi corazón sanaba con tu aliento. Besabas muy alma llena de cicatrices, y me sentía al borde de la locura. 

De pronto me sentí como la sirenita que hallaba a su príncipe en un mundo nuevo. Me sentí como ella, y no me importaba que podría convertirme en espuma. 

Si algún día escuchas esto, perdona por amarte tanto que hasta deseo que mi amor te duela. Perdona por este amor loco que no deberías amar. 

Lo siento, pero si un día me tienes que olvidar, sufre un poco. 

Sufre un poco al perder el calor que siente tu cuerpo cuando piensas en aquella ultima noche. Sufre un poco porque en verdad soy cruel al amarte. Sufre por un tiempo, y anhelame en cada milímetro de tu piel. Sufre un poco más y has latir tu corazón ante mi recuerdo.

Sufre solo un poco, pero después dejarme ir. 

Déjame ser una triste melodía sin ti, porque mi nueva melodía es el pago a tu sonrisa. Porque me hiciste feliz, cuando no lo eras. Porque mereces ser feliz, cuando yo no sea. 

Lo siento, pero si un día me tienes que olvidar sufre un poco. 

Sufre un poco al perder el calor que siente tu cuerpo cuando piensas en aquella ultima noche. Sufre un poco porque en verdad soy cruel al amarte. Sufre por un tiempo, y anhelame en cada milímetro de tu piel. Sufre un poco más y has latir tu corazón ante mi recuerdo.

Sufre solo un poco, para después dejarme ir.

No importa si eres toda la luz que conozco.

Solo importa que pasaste por mi vida, y me diste lo que nadie me había dado.

Solo importa que tu luz en mí nunca se extinguirá. El calor en mi pecho del que eres dueño morirá conmigo. 

Un día mi melodía triste sonaba, perdiéndose en la oscuridad eterna.

Un día mi melodía se halló contigo, y la oscuridad brilló en mil colores. 

Un día mi melodía triste ya no te halló, y la sirenita espuma se volvió. 

Un día mi melodía triste me dijo que "el vivieron felices por siempre" no estaba en mi cuento.  

https://youtu.be/_-fMDviDPhQ

Sentía que todo me daba vueltas, pues mi corazón estaba en extremo acelerado por miles de razones. Una por aquella mágica melodía que Cielo me había compuesto, y él contexto que hizo que me sintiera culpable por hacer nacer sentimientos tan fuertes en ella. Yo no estaba muy alejado del todo de sus sentimientos. Creía que mi caso era peor que el de ella, pero debía disimular. No quería que ella llorara más de lo que le tocó en las ultimas semanas. 

Otra razón de peso que hacía que mi corazón desesperado bombeara sangre para subsistir, era que tenía miedo de lo que podría hallar al abrir los ojos. Inconscientemente ya sabía que era lo que se venía pero aún me negaba. 

—¿Cielo?—murmuré con la voz temblorosa, pero no recibí respuesta. 

Mi corazón empezaba a resquebrajarse, y solo me quedaba aceptarlo y no hacer nada por arreglarlo. El dejarla ir era lo correcto para todos. 

Lentamente, y con dolor empecé abrir los ojos lentamente. Así fue como descubrí que Cielo ya no estaba más a mi lado. 

Finalmente se había ido de mi vida. 

—Te amo aunque nunca me lo creas—susurré sintiendo la vista nublada, mirando hacia la pista de aviones donde la imaginaba abordando un avión. 

Lo único que me acompañaba en mi mesa, era un plato de Croissants y una taza de chocolate. Junto a estos se hallaba una nota de papel blanco, con un beso de pintalabios en ella. 

Gracias por acompañarme en esta loca aventura. 

Me quedé mirando el papel por lo que parecieron horas, complementando el ambiente con la melodía suave que ella me había compuesto. Repetía una y otra vez la canción, como si mi vida dependiera de ello. Con aquella canción buscaba retener como se veía ella frente a frente. Necesitaba mantener el mayor tiempo posible sus hermosos rasgos, que eran tan distintos a fotografías. 

Los minutos pasaron, y finalmente llegó mi turno de abordar el avión. De milagro pude moverme, pues mis pensamientos me consumían, y habían momentos donde solo me quedaba parado con la mirada perdida. Luego a ratos imaginaba que Cielo salia por la puerta por la que se fue, y me detenía diciéndome que olvide todo lo que me pidió.

En fin...

Dejé la cafetería y luego de varios papeleos y revisiones, entré a mi vuelo con mucho esfuerzo. Una parte de mi quería desmoronarse, pero internamente me dije que aguantara hasta llegar a Miami. 

Solo me limité a sentarme en mi asiento, mirando a la ventana como si deseara que Cielo apareciera por la pista, pidiendo que detengan el vuelo.

—Un año—murmuré para mi mismo, y me acurruqué en mi asiento mientras me concentraba en mi canción. 

No sabía si Cielo llevaba aún la pulsera que le dí, pero de todas maneras mediante mi celular le di un choque. Ese era mi ultimo recuerdo para ella. 

La gente suele decir que "si amas algo, déjalo ir", pero siempre me empeñaba en decir que era una estupidez. Luego al conocer a Cielo, me di cuenta que esa frase podría ser muy sabia en varias circunstancias. A veces el amor más intenso consistía en apartarse del camino, y el tiempo me haría comprender aquello.  

—Un maldito año—cerré los ojos, y con mi soundtrack siendo la canción de Cielo, me puse a recapitular cada uno de los pasajes que viví con Cielo. 

Una año de separación me haría ver que la amaba tanto que hasta podría autodestruirme por ella. 

Así de intensamente podía llegar a amar a mi chica tóxica que se convertiría en mi salvación. 





*redoble de tambores*

Se viene... ¡La segunda temporada de "Profecía de un final feliz"!



Jajajajajaja la portada me costó sangre, y ni se diga el booktrailer. Creo que demoré dos meses en hacerlo 🤣🤣


Bueno, mis chicas bellas. Ahora si paso a los agradecimientos jeejeje. 

En verdad agradezco mucho todo el apoyo que me han dado. Siempre me ha sorprendido que existan lectoras fieles como ustedes, que aguantan meses enteros por una actualización  😭❤ En verdad que en esta novela he sido muy cruel con ustedes, lo admito. Pero en verdad todo se ha ido poniendo en contra para que esta novela avance jejeje. Yo sigo preguntandome como le hice para llegar por estos lares, y me pregunto aún más que alguien se haya quedado a leer a los estrellados. 

En fin, solo seguiré diciendo gracias. Y en verdad prometo recompensarlas en la siguiente temporada. 

Y ahora con respecto a eso... 

La segunda temporaada en todo para mi!!! Esta novela solo fue la introducción de la verdadera historia. Ustedes aún no conocen lo que en verdad pueden llegar a ser Cielo y Chris juntos. Mi corazoncito se alborota al pensar todo lo que este par van hacer por el otro. 

Y pues... como adelantito....

¿Qué tal la aparición de nuestros silencios?

¿Qué tal si Cielo y Lu se encuentran cara a cara?

¿Qué tal si Cielo, Chris, Lu y Andrés se encuentran cara a cara?

¿Qué tal si Cielo obligadamente tiene que volverse parte del staff de Cnco? Mejor ni les digo porqué llegó a pasar eso porque es sorpresita. 

¿Qué tal si de pronto Cielo, tiene que volver una de las "exes" de "De Cero"?

¿Qué tal si el destino de Cielo la regresa al camino de una superestrella? 

Bueno... mejor ya me callo y les dejo a que intenten descifrar el booktrailer. 

 ¡ME MUERO DE EMOCIÓN PORQUE AL FIN VOY A EMPEZAR CON LO BUENO!

Esto apenas empieza mis muchachas, con esta historia buscaba dar una buena razón para todo lo que Chris y Cielo están por hacer. Y si que se harán muuuuchas cosas, que a ratos serán muy divertidas, y en otras... mejor agarren sus pañuelos jijiji. 

Estaré subiendo uno que otro capitulo extra, así que atentas a las chicas que les prometí dedicatoria. 

Ahora si me voy jejeje, nos vemos pronto. 

PD: Mañana estará disponible el epílogo, que quizás las deje con el ojo cuadrado jijij. Y en combo también estará con el booktrailer incluido jejeje. Yo creo que entenderán muchas cosas al verlo, en verdad me esforcé mucho por ese pinche booktrailer jajaja. 


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