56. El amor de mi vida


Cuenta regresiva 1 de 3 😥



Capitulo doble (1/2) (Mentes abiertas que hoy se nos acaba lo paranormal jajaja)

Muchas veces imaginé como sería el encuentro con mi padre, sin embargo nunca imaginé que sería como el que tuve. Antes creía que si mi padre se me aparecía, yo simplemente le hubiera gritado todo tipo de insulto hasta quedarme sin voz, pero no... fue todo lo contrario. 

Él era un tipo muy agradable, gracioso y amable. Tenía un personalidad muy suave y humilde, que atraía al instante. De una manera sorprendentemente rápida entré en ligera confianza con él, supuse que ayudó mucho el hecho de conectarnos en historias sobre "Niebla tras tu corazón"

Me sentía como conociendo al personaje favorito de mi libro.

Perdí la noción del tiempo, yo solo me sentía como una niñita a la que le contaban una historia antes de dormir. Yo solo permanecía abrazada a mi perrita de peluche, mientras mi padre me contaba una historia con gestos y mímica.

Era tan buen narrador.

—¿Pero como supiste que si la querías?

—Cuando te conocí—él me respondió con su mirada fija en mí—. Tal como lo dice el libro, te vi por primera vez en unas vacaciones de playa que tuviste con tu madre. Supongo que recuerdas esa parte del...—de inmediato asentí y él continuó—. El día que te vi, siendo la mezcla perfecta de Edith y yo, me sentí infinitamente afortunado. Mientras te veía a lo lejos con Edith a mi lado, recordé los días en que pudimos haberte dado existencia. Aquellos días donde vivíamos en un luna de miel eterna, donde nada importaba más que ser felices y vivir lo que quisiéramos. Todo lo que creí fue felicidad, quedó corto al recordar la felicidad que tuve con Edith. Nadie me había hecho sonreír tanto, ni tampoco me había dado tanto amor como ella. En todos los sentidos durante cada día que estuvimos juntos, ella me amó como nunca vi amar a nadie. Ahí fue cuando comprendí que ella me había enamorado en verdad. Pese a los años, y pese a que ya no estaba bajo ningún hechizo, yo aún seguía anhelando volver a esa vida que tuve con ella, y perderme en esa vertiginosa sensación de una amor verdadero. 

—¿Alguna vez ella supo lo que sentías?—cuestioné con curiosidad. 

—Lo supo, pero... fue demasiado tarde—él bajó su rostro intentando ocultar sus ojos rojizos—. Por mucho tiempo intenté olvidar mis supuestos sentimientos, pues yo ya tenía una familia a la cual le debía ese amor, pero no pude. Por eso cuando ella un día me llamó para contarme sobre su estado de salud, para de alguna manera despedirse de mi... yo... yo simplemente no pude evitar contarle que la amaba—él se pasó una mano por la cara, y aunque intentó disimular, una lagrima salió de su ojo—. Me dijo que así como juró en algún momento amarme hasta que la muerte nos separe, ella lo hizo. Eso fue lo último que escuché de su voz mediante un teléfono celular. Ni siquiera pude ver el brillo de sus ojos por un ultimo segundo.

—¿Porqué no la buscaste?—pregunté con voz triste. 

—Claro que la busqué—él me respondió, con la voz temblorosa—. Apenas me dijo aquello, hice mis maletas y fui al aeropuerto a conseguir un vuelo. No podía dejarla ir de este mundo sin decirle a los ojos que la amaba, pero... lastimosamente cuando llegué fue muy tarde. El día que me llamó, fue el último día que...—él se quedó callado, y mirándome apenado. Por lo visto miró la tristeza en mis ojos antes los recuerdos del fatídico día en que la perdí—. Llegué cuando el funeral daba a lugar. No tienes idea de lo destrozado que me sentí al no tener la posibilidad de una nueva oportunidad con ella. Me volvió loco la idea de ver en un ataúd, la mayor felicidad que conocí en mi vida.

Y entonces rompí en llanto, y mi padre me miró sorprendido.

—Lo siento—solté sin poder evitarlo—. Perdóname.

—¿Qué?—dijo asombrado y confundido.

—Debí haber hecho algo por ustedes—dije entre sollozos—. Yo... yo fui una estúpida. Debí haber comprendido que el libro se trataba de ti y de mi mami. Yo... yo no comprendí. Cuando ella me decía que no te busque yo no debí haber hecho caso, yo debí haber investigado más. Tal... tal vez pude haber encontrado la verdad, y tal vez les hubiera dado un tiempo de felicidad...

Entonces Damian se puso de pie y enseguida corrió a abrazarme.

—No digas esas cosas, pequeña—él dio un beso en mi cabeza y me atrapó con todas sus fuerzas—. Tú no tienes la culpa de nada.

—Debí haber investigado—murmuré culpable, al imaginar todo lo que pude haber resuelto en la vida de mis padres—.Debí.... Debí entender la historia.

—Escúchame claramente, Cielito—él se separó un poco , y me sonrió con suavidad—. Tú no tienes la obligación de cargar con culpas ajenas.

—Es que...

—Tu madre me contó una vez que tienes un particular defecto y ahora veo que es cierto—él pasó un dedo por el borde inferior de mi ojo—. Siempre giras todo el asunto, para de alguna manera quedar como la mala de la historia. Siempre te hallas como la villana, para liberar a alguien del dolor.

Era cierto, y creo que por eso mi madre se empeñó en meterme en la cabeza, que no de a nadie mi corazón a menos que sepa que no me va a envolver en una situación donde quiera lanzarme todo el peso de la culpa y el dolor.

—Pude haber hecho algo...

—Nadie pudo hacer nada—él atrajo su silla y se sentó en frente—. Tu madre tenía razón en tener miedo a mi amor, después de todo las cosas no terminaron bien entre los dos y además tenía una profecía que le decía que yo nunca la amaría, y pues yo... yo simplemente no sabía distinguir entre lo real y lo falso. Nunca tuve el derecho de decidir por mi mismo, pues no tenía idea de saber si mis decisiones las hacia en verdad yo. Y tú, mi Cielo, solo fuiste una pequeñita que no tenía idea que los cuentos de fantasía a veces si existen. Y si no investigaste más, fue porque amabas a tu madre, y porque sabías que si hacías lo contrario a lo que te dijo la lastimarías. Ella te dijo que era por tu bien, y en parte tuvo razón. Viviste tranquila, mientras tu madre formulaba todo un plan mágico para permitirte ser feliz, sin salir herida en el proceso.

—Pues no sirvió de nada—solté con dolor—. Se suponía que el objetivo de darme la historia de amor más corta posible, fue para no meter tanto a Chris en mi corazón, sin embargo...—yo respiré profundo—. No sé si funcionó. 

Mi padre me sonrió levemente, y puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—¿Y qué? De seguro el muchacho te ama, como no podría querer a una chica tan linda y especial como tú—él dijo animado. 

—Lo dudo, yo creo que él sigue amando ocultamente al verdadero amor de su vida—dije, recordando lo pasado la ultima vez que nos vimos. Cuando Chris me confesó su gran verdad oculta. 

—Yo amaba a otra persona, sin embargo tu madre me hizo cambiar de parecer—me dijo con una suave sonrisa—. Claro que batalló por años, pero lo logró crear en mi sentimientos reales.

—¿Sugieres que sea masoquista y que me meta de lleno a un amor que tiene tantas posibilidades de dejarme hecho trizas?—dije con una ceja alzada.

—Solo te digo que des lo mejor de ti, y deja una huella en él—él sonrió—. Cuando sientas que ya lo diste todo, y ya no puedas decir que tu fuiste el error para que no funcionara lo suyo, podrás retirarte. Te iras sabiendo que lo intentaste y que lo dejaste todo sobre la mesa. 

—¿No sería algo muy tóxico de mi parte?

—¿Él muestra indicios de que tu presencia le hace mal?

—Creo que no

—¿Él muestra indicios de que tu ausencia le hace mal?

—Creo que... sí—solté con la voz temblorosa—. Siento que le lastima que me aleje y que no le permita no amarme de la forma en que piensa que me ama.

—Entonces al parecer es más bien una solución el que dejen ser a sus sentimientos—él dijo pensativo—. Ninguno de los dos parece hacerse daño al darse la oportunidad de continuar luchando.

—Pero al final si nada resulta, yo saldré...

—¿Acaso no te basta el ejemplo de tu madre y yo? ¿Acaso quieres que tus miedos por una profecía hagan que tu historia con Christopher termine como la mía con tu madre?

—Pues...

—¿Acaso ya no lo amas como se supondría que lo amarías en una relación de años?

—Creo que... sí— solté pensativa.

Si de alguna manera yo le dije a Chris "Que lo amaría hasta el final de mis días" luego de beber el brebaje era por algo. 

—Siento que si lucho puedo sufrir mucho

—Pero puedes sufrir más al vivir toda tu vida con la idea de que pudiste haber ganado el cielo si tan solo te hubieras armado de valor. Quizás al verlo siendo feliz con alguien más te quedará la duda de que si le hubieras puesto un poco de empeño, quizás habrías estado en ese lugar.

Y entonces recordé aquellas visiones durante mi prueba de embarazo mágica, donde tuve una probada de lo que podría ser una final feliz con Chris.

—Tengo miedo

—Nena, antes ni tu madre ni yo teníamos la experiencia de alguien que pasó por este mismo dilema—él dio un palmadita en mi mano sobre la mesa—. Ahora, al menos sabes que no siempre los presagios del futuro se cumplen.

—¿Entonces debería luchar contra el destino?—solté, con la mirada perdida.

—Sí te sientes lo suficientemente capaz, y si sientes que Chris está abierto a la posibilidad, deberías pensar seriamente en intentarlo—él me sonrió con suavidad.

(...)

Desde el día que tuve aquella conversación con mi padre, nos mantuvimos en contacto. No es que hablábamos mucho, pero... al menos nos preguntamos como estábamos. Supuse que era lo normal, debido a que aún eramos extraños.

Por suerte nuestro distanciamiento se acortó en gran medida gracias a la conexión que teníamos con "Niebla tras tu corazón" y por supuesto con la dichosa maldición.

Salimos unas cuantas veces más, a comer pizza o KFC, a caminar con Solovina por el parque, todo con el fin de charlar un poco más. Gracias a eso pude seguir conociendo más sobre su perspectiva de su historia con respecto a la maldición. Así fue como me dio uno que otro consejo para el gran día donde todo terminaría.

Y sip, ese día era este.

Me hallaba en el cementerio, justo sobre la tumba de mi madre, intentando charlar con ella. Se suponía que en unas horas iría hacia una casa abandonada donde según Fatima, había el ambiente perfecto para atraer a espíritus del más allá.

—Te cuento que volveré la universidad. La solicitud de reingreso que dejé hace casi un mes fue aprobada. En dos semanas empiezo clases. En poco tendré que salir nuevamente a España a  continuar con mi ultimo semestre.

Una de las razones por las que tomé un descanso de mi mamá, durante las épocas difíciles de su enfermedad, fue porque mi universidad quedaba en otro país. Y definitivamente el cuidar de mi madre resultó ser más importante que mi carrera.

No me arrepentía de dejar en pausa mi carrera, ya que gracias a ello pude pasar un larga temporada con mi madre... siendo felices por ultima vez.

—Al fin terminaré la universidad, y luego podré dedicarme a luchar por mi sueño de ser escritora, como tú. Aunque... debo admitir que en los últimos días me ha entrado unas ganas muy grandes de meterme en la música. Creo que empezaré a subir covers a youtube—dije bromista mientras empezaba a afinar mi guitarra—, Por ejemplo podría subir mi primera composición completa con letra y música. Ayer la terminé—solté con orgullo y con nostalgia—. Christopher me inspiró a hacer una canción con tanta dedicación.

Yo espié a mi alrededor a que no hubiera nadie, y afortunadamente así fue.

—En otra futuro alternativo, fui una chica que se dedicó mucho a la música. Eso fue lo que Sara me contó, por esa razón hasta me catalogó como un superestrella revelación. Y ahora que pienso la razón de ni siquiera haberme acercado a ese destino, se me ocurre porque quizás en esta línea del tiempo... no tuve a Christopher—sonreí suavemente—. Ese chico, logró que no me sienta culpable, y ni que tuviera miedo a un escenario, así como mi abuelito. Fue mi asustador de mostruitos. Además cuando cantábamos en mi habitación en Loja, él hizo que recordara lo que era perderse en la música y la verdad se me volvió algo adictivo. Ahora mi corazón no deja de explotar letras de canciones y melodías. Es la primera vez que me siento así.

Sin querer recordé la ocasión donde por primera vez cantamos juntos, en la fiesta de quince años de Fat.

—Sé que no soy tu abuelito, pero si tú quieres podría prestar mi cuerpo para que él venga a estar contigo. Si entrecierras los ojos, podrías fingir que soy él. ¿Que dices?

—Me creerías loca si te digo que al verte, solo lo siento a él—solté confundida—. Lo haré... lo haremos.

—Solo mírame a mi—me susurró Chris, retirando lejos el micrófono. Yo únicamente tocaba obedeciendo sus ordenes—. Solo a mi.

Y recordé todas las veces que cantamos juntos, en una habitación. Todas las noches que nos la pasábamos practicando algún cover, mientras Solovina era nuestra fan.

—Terminaré mi carrera, y después intentaré buscar un pequeño rumbo hacia la música—susurré para mi misma—. ¿Qué te parece? Sinceramente no aspiro a llegar a mi enorme futuro de un mundo alterno, pero al menos quisiera hacer música independientemente. Solo para mi, sin pretender ganar la admiración de nadie. Ese sueño en conjunto con mi otro sueño de ser como tú, serán mi futuro. Ya no quiero enfocarme en problemas amorosos.

Mis planes para él futuro cambiaban cada día. En un día me decidía a luchar por Chris, creyendo que todo saldría bien, pero luego al otro día me mataba el terror, y corría a mi cama a llorar por pensar en que no había esperanza.

Era muy arriesgado, lanzarse a amar a alguien, sabiendo el futuro y sabiendo que en su presente no me quería.

—Te cantaré en acústico la canción que le compuse a Chris. Lleva escribiéndose desde hace meses, y hace unos días le puse música. Ayer termine de grabarla en la casa—suspiré, mientras empezaba a imaginar a Chris cerca mio—. Ojalá te agrade.

Y entonces empecé a tocar la famosa canción que le había escrito "Y vivieron felices", una canción que significará algo muy grande en mi vida.

(...)

Con mi mejor amigo terminamos de comer un pequeño refrigerio en mi casa y luego de armarnos de crucifijos y luego de arroparnos hasta por la nariz salimos rumbo a una finca; el sitio del supuesto ritual. 

Según las investigaciones de Sara ese lugar era muy conocido por atraer a muchos espíritus malignos. Durante muchos años ella buscó sitios así para el gran día de la anulación. El lugar al que íbamos era el más cercano.

Viajamos por casi dos horas hacia un lugar muy alejado de la ciudad. Esta finca quedaba en un lugar muy rural, donde a duras penas y se hallaban casas. De milagro uno que otro poste de luz alumbraban entre el espeso bosque.

—¿Y donde se supone que están?—preguntó Fer bajandose del carro.

—Pues dentro de la casa—dije mientras espiaba entre la inmensa oscuridad. En nada ayudaban los truenos que decían que se acercaba la lluvia.

—Entonces andando—Fer se acurrucó en mi brazo mirando con temor hacia todos lados.

Entre matorrales llegamos a la dichosa finca donde no había ninguna señal de vida. Y apenas pusimos un pie en el pórtico sentimos un ambiente muy pesado. A donde sea que miráramos todo daba miedo.

—¿Es normal que sienta escalofríos?—solté mientras me acurrucaba contra Fer.

—No comadre, yo también lo siento. Ademas tengo ganas de hacer pipí, popó y cualquier cosa que provoque el miedo.

—Al menos solo eres espectador—dije mientras sacaba mi celular para llamar a Sara—. Se supone que yo me enfrentaré unos fantasmas, o no se que cosas sean.

Marqué el numero, y mientras esperaba, Fer y yo nos pusimos contraespaldas como intento de autoprotección. El viento soplaba fuertemente, como si toda su furia estuviera almacenada en el lugar en el que estábamos.

—No me contesta—solté con rabia—¿Será que ya están aquí? Es que no vi algún carro que diera indicio de ellas.

—Tal vez vinieron en taxi—dijo Fer y acto seguido, oímos un espantoso maullido de gato.

Por supuesto los dos pegamos un brinco y un salto.

—Agradezco infinitamente que hayas venido conmigo—dije, mientras volvía a llamar a Fat.

Y entonces de pronto escuchamos como una de las ventanas del piso de arriba sonó, y acto seguido una sombra salió corriendo hacia adentro.

—¡¿Fatima, Sara, son ustedes?!—grité hacia arriba, y Fer se abrazó a mi cintura.

—Cielo, no hay nadie aquí. Está todo oscuro—soltó tragando duro.

—Deben ser ellas—dije intentando hacerme la valiente.

Una vez más algo sonó dentro de la casa y por una ventana se pudo ver como una sombra pasaba corriendo a toda prisa.

—Si me llego a morir, dile a Paola que fue mi primer amor—soltó Fer, tomándome de la mano con cara de susto.

—Cálmate hombre, solo debe ser....

De pronto una voz angelical empezó a cantar, haciendo eco en toda la casa. Y no era el tono normal de alguien que canta, era una voz lejana en eco que viajaba con el viento.

Uno, dos, Ya viene por ti
Tres, cuatro, cierra bien la puerta
Cinco, seis, toma el crucifijo
Siete, ocho, no duermas aun
Nueve, diez, nunca dormirás

—¡JESÚS BENDITO!—gritó Fer, y acto seguido se dio la vuelta, me abrazó por la cintura, y en cosa de nada me había cargado como costal de papas para salir corriendo.

Por supuesto yo también grité y mientras Fer corría conmigo. Como intento de supervivencia solo se me ocurrió cerrar los ojos. 

—¡SOY YO!—gritó a nuestras espaldas la voz de Fat, y mi amigo se detuvo.

—Esa fue...

—Fatima—completé confundida

Cuando Fer se giró conmigo de paso, logramos ver como una chica castaña de cabello rizado se reía a todo pulmón sentada en el pórtico.

—¡QUE DIVERTIDO!—soltó entre risas, abrazándose la barriga—. Son unas gallinas.

Por supuesto con Fer nos miramos con los ojos entrecerrados, y luego que él me bajó ambos caminamos hacia ella.

—¡Mujer, me mataste del susto!—le dije con reproche poniéndome frente suyo—. Esa maldita canción estaba de terror.

—Se me hace haberla oído antes—Fer se quedó pensativo.

—Freddy Krueger, mi película de terror favorita—aclaró Fatima con alegría—. Vaya, nunca creí que se podía hacer efectos de sonido con magia.

—Tú...—Fer la miró horrorizado.

—Me puse a cantar y con un conjuro mágico cambié el tono y la potencia de mi voz.

—¡MOCOSA DEL DEMONIO!—le dije alzando una ceja, y ella se rió más.

—Por cierto, también fui yo la que andaba corriendo por ahí haciendo ruido—ella se puso de pie, y con total tranquilidad fue hasta la puerta que estaba medio abierta—. Siempre quise asustar así a alguien. Y eso que no tomé ningún recurso mágico de verdad. Si me empeño en invocar almas, de seguro los mato de un paro.

—De ahora en adelante esta niña queda vetada de mi casa—murmuró Fer mirándola malhumorado.

—Al menos con mi susto, destilaron miedo y por tanto... será más fácil atraer a los espíritus chocarreros de Cielo—Fat nos señaló con la mano para que pasáramos—. ¿Sabían que el miedo atrae malas energías?

—Es decir que me van a perseguir los espíritus...—Fer se tragó sus palabras, notándose pálido.

—No, solo a Cielo—Fat dijo bromista—. Pero solo por un rato, porque con unos cuantos golpes de magia, yo los mandaré direchito a su casita en el inframundo. Será genial.

Ella se veía tan contenta, como si fuera a jugar alguna especie de videojuego.

—Aja—dije extrañada.

Los tres ingresamos a la casa, alumbrando nuestro camino con las lamparas de nuestros celulares. Fatima por su parte nos daba ánimos, diciendo que "las almas que vivían ahí eran buenas, a menos que los hiciéramos enojar".

Yo estaba muerta del susto claro está, y ni se diga Fer.

—Todo saldrá bien, Cielo—me contó Fatima—. No tienes idea de lo mucho que me preparé para este día. Sara es una espectacular maestra. Gracias a ella me siento tan diva y perra para esta misión.

—Aja—logré murmurar, cuando llegamos al sótano.

Pasamos por unos cuantos pasillos, y de pronto visualicé luces de velas, y justo sobre una mesa hallé a Sara. Ella leía algo con detenimiento, mientras en sus manos sostenían algo parecido a cadenas metálicas.

—Llegaron los nenes—Fatima anunció, a la vez que se paraba junto a Sara.

Mi madrina nos miró notándose pensativa.

—Perfecto, entonces hay que empezar—dijo ella mientras miraba su reloj de muñeca—. Tenemos 15 minutos.

Fatima me indicó que debía arrodillarme frente a un cajón de madera que fue improvisado como mesa. Encima se hallaban varias velas de varios colores, unas hierbas que no se de que eran, y un montón de hojas arrugadas que parecían escritas con tinta. No entendía lo que decían, solo sé que eran un montón de garabatos y figuras.

—Ten, ponte esto—Fat le lanzó a Fer un collar metálico—. Eso te protegerá de las malas energías. Por nada del mundo te lo vayas a sacar, a menos que quieras que fantasmas te persigan toda tu vida.

—¿Ah?—Fer horrorizado de colocó el collar en un segundo. Luego se dispuso a espiar por todos lados, como temiendo que un monstruo estuviera cerca.

—Entonces, ¿ya esta segura de tu decisión?—Sara se arrodilló frente a mi.

—Por supuesto, por eso quise acabar con esto de una vez por todas—suspiré—. Es más que obvio que dejaré libre a Chris. Es la única alternativa coherente.

—Sí, comprendo—ella puso sobre la mesa un libro, y empezó a pasar paginas.

—¿Sabías que soy señora y ama de unos espíritus traviesillos?—Fat le decía con emoción a Fer—. Antes mi abuela los controlaba, pero ahora yo soy la super poderosa bruja que los someterá.

—Niña, estas loca—Fer le dijo, sentándose mi lado.

Antes de haber venido a la casa, y durante un día que tuvimos un reunión de "instrucción" ellas me explicaron todo lo que debía hacer. Me contaron también todo lo que pasó aquella vez cuando hicieron lo mismo pero con mi madre, así que con esa experiencia yo debía enfrentar mi propio hechizo.

Básicamente lo único que debía hacer es responder a lo que Fatima me dijera. Ella sería la que se comunica con el más allá, y la que estaría lanzándoles conjuros en medio de un trance. 

Las que si tenían mucho que hacer eran Sara y Far. Sara siendo la que conjuraba un montón de cosas para permanecer protegidos, y Fat enfrentando a la maldición que su abuela creó. Por otro lado Fer sería mi ancla a la realidad, pues en caso de que tuviera dificultades de volver en sí, él se encargaría de retenerme con su simple voz. Él era el indicado debido a que era la persona con la que más me conectaba en el mundo.

—Al fin la pesadilla termina—solté con un tanto de alivio y miedo.

—Así es, linda—Sara me colocó uno de los collares, y acarició mi mejilla—. Por fin podrás ser una chica normal, que puede tener la libertad de amar a quien quiera de manera real.

La maldición consistía en mantener a tu lado a alguien que nunca te amará, haciéndote infeliz por la falsedad en la que se desenvolvía la historia. Hoy se acababa todo eso.

—Recuerden todo lo que les dije—Sara me tomó de la mano, y luego a Fer a su otro costado—. No se suelten las manos, debemos mantener el circulo cerrado.

Realmente no recuerdo muy bien todo lo que ocurrió en cuanto Sara nos informó que empezaría.

Solo sé que cerré mis ojos, y de inmediato las voces de Sara y Fat empezaron a murmurar cosas en un idioma extraño. Luego recuerdo que el viento empezó a golpear con cada vez más fuerte, seguido de varios silbidos extraños. Por supuesto yo no abrí los ojos, pues me temía hallar algo muy feo y sobrenatural, solo me limité a escuchar la batalla entre voces, susurros y silbidos.

Lo que si recuerdo con total facilidad fue cuando un ser muy inesperado visitó mi mente. No supe ni como, pero de repente ya no estaba en la habitación, ni escuchaba la dichosa batalla de conjuros. 

—Cielo—oí una voz femenina muy familiar en medio de mi desesperación.

Creí que estaba alucinando al reconocer la voz, pero un toqué muy solido en mi mejilla y mi corazón acelerándose a mil por hora me dijo que quizás no.

—Mi amor, tranquilízate—oí la voz de mi madre en medio de la nada—. Todo está bien, estoy aquí corazón.

No sentía nada mas que un toque suave y cálido en mi mejilla.

Estas soñando" me decía una y otra vez. 

—Esto es un sueño—negué con la voz temblorosa—. No es más que eso—me decía a mi misma.

Y de pronto algo sorprendente pasó. Sentía como de a poco su tacto se hacía más solido sobre mi. Era como si en verdad ella estuviera sosteniéndome.

Era tan malditamente real.

No puedo describir lo viva que me sentí en esos momentos. Fue como revivir. Me sentí de la manera más completa que jamás sentí. Me sentía invencible, pues mi ángel protector había vuelto a mi para extinguir todos mis problemas.

—¿Mamita en verdad eres tú?—logré murmurar. Sentía su tacto recorriendo el camino de mis lágrimas. 

—Mi vida no tengo mucho tiempo—ella me sostuvo la cabeza.

—No... No te vayas...—empecé a sollozar desesperada.

—Shh—ella puso su dedo sobre mis labios—. Corazón, debes escuchar con atención.

—¿Qué ocurre?

—No me elijas, por lo que más quieras no lo hagas

—No entiendo, que se supone...

—Elige siempre lo que te haga feliz—ella murmuró agitada—. Mi amor, escucha tu corazón. No importa lo que yo, Sara o tu padre te digan. Solo toma tus propias decisiones, ahora ya puedes hacerlo.

—No sé que debo hacer

Y entonces dejé de sentir su tacto. Estaba sola en algún lugar que no veía. 

—¡CIELO!—oía la voz de Fer—. ¡Nena, escúchame!

De pronto sentí mis manos empezar a temblar, seguido de palabras indecifrables dichas por Sara y Fat.

—Volvió—dijo la voz de Sara, aun no veía nada—. ¡Fatima, hazlo ya! Cielo no resistirá mucho.

Fatima empezó a gritar un montón de cosas, y yo por supuesto no entendía nada.

—¡Mierda, hazlo ya! Mírala como está—Fer gritó, y entonces cuando estuve por abrir los ojos un espantoso sonido, como un chirrido que lastimaba los oídos nos inundó.

Sin poder evitarlo, me solté de Sara y Fer para cubrirme los oídos. No pude mantener los ojos cerrados, así que los abrí de golpe encontrándome con lo que ocurría a mi alrededor. Las luces de las velas se prendían y se apagaban, y un viento se paseaba por toda la habitación. Fatima se encontraba con los ojos cerrados, murmurando cosas a un tono que la hacia lucir invencible. Por otra parte Fer y Sara estaban tumbados en el piso tapándose los oídos.

—¡Cierren el circulo!—oí que gritó de repente Sara—. El circulo...

Y antes que pudiera gatear para alcanzar la mano de Fer o Sara, de pronto todo se puso oscuro, y cada milímetro de mi cuerpo dejó de ser dominado por mi. No podía mover ningún musculo. Por supuesto creí que Fer o Sara alcanzarían mi mano, pero nunca lo hicieron.

Cuando estuve por entrar en pánico, de repente todo se calmó, incluyendo la incandescencia de las velas. Estas se quedaron apagadas. Solo era la oscuridad y nada más.

—Cielo Elizabeth Rojas—dijo de pronto la voz de Fat, en un tono demasiado suave y arrogante para ser ella—. Sangre del insignificante ser que se atrevió a oponerse a nosotros. Es increíble como una humana fue capaz de evadir su trato con nosotros. Su obligación estaba en que ella podría ser feliz si nos entregaba al ser en su vientre.

Sonidos extraños se escucharon a mi alrededor, era un grito apenas audible.

—No pedíamos mucho, solo un simple vida. Desastrosamente tu madre fue tan cobarde que no quiso entregarte. Realmente no se dio cuenta del grabe error que cometió. Ella te expuso a algo peor que tu destino—murmuró con malicia una Fatima poseída. 

El grito seguía inundando mis oídos, haciendo que mi corazón enloquezca.

—Todo este tiempo, mientras la traidora evadía su parte del trato, fuimos comprensivos. Las dejamos jugar a su manera, permitiendoles creer que no habría consecuencias—de pronto la voz de Fat soltó una risita macrabra—. En fin, las dejamos formular su patético juego contra nosotros. Se nos antojó ser comprensivos así que las dejamos planear su jugada. Después de todo, el resultado sería algo mucho más... especial.

—¿A que se refieren?—logré decir. Realmente me costó decir aquello ya que me estaba quedando sin respiración.

—Hallaste tu puerta de salida a esta maldición, y el proceso para que la halles fue muy jugoso. Nos deleitaste con el sabor de tus lágrimas y miedos. Eres una persona espectacular, que desborda excitante pavor ante un desafió del alma. Toda tu odisea amorosa de estos días fue mucho más abrumadora y deliciosa que la de tu madre. Te agradecemos por ello.

—¿Ah?

—El miedo y el sufrimiento de los humanos son nuestro mayor manjar. Tú y tu madre nos mantuvieron muy... felices. Sobre todo tu madre. Nos dio más de lo que pedimos. Y si no hubiera intentado huir del trato, su suerte habría sido mejor—una vez más la risa se intensificó—. Bien, sabemos que eres una persona muy ocupada, así que no te quitaremos tiempo. Desafortunadamente nuestra llegada al mundo, se hizo con un hechizo con una absurda falla que milagrosamente hallaste, así que... empecemos—dijo la voz de Fatima con cansancio fingido—. Dime, Cielo Rojas ¿cual es tu decisión? Tú estas más que enterada de tus opciones. Siéntete afortunada de tener las mismas opciones que se le dimos a tu madre. Decidimos ser comprensivos gracias al deleite que nos ofreciste durante todo este tiempo.

No sabía que significado tenía el "comprensivos" del que hablaban. Solo sabía que quizás era todo lo contrario a comprensivos, y me daba pavor que sus palabras alentadoras terminaran ocultando algo grave de por medio.

Si en realidad eran espíritus malos, que estaban enojados con mi madre por no cumplir con el trato, quizás solo iban a tomar su venganza de mi decisión.

Mi decisión ya no estaba tan solida después de todo.

—Decide Cielo Rojas, no es muy complicado. Tú al igual que nosotros queremos terminar con esto.

Y a la mente se me vino el encuentro con mi madre, y de repente sentí una mala espina por todo lo que pasaba. De repente sentí mucho miedo por mi decisión que ya no se tornó fácil. No podía ser tan fácil como parecía en un inicio.

—¿Elijes permanecer con tu gran amor queriéndote por fuera, pero aborreciendote por dentro, pero sin debernos ninguna alma?—soltó con suavidad la voz de Fat en medio de una risa disimulada— ¿O quizás deseas liberar a tu gran amor, pero debiendonos un alma.

—¿Aún... aún tengo... que... elegir entre la vida de Yuli o...?—logré decir haciendo un esfuerzo sobrehumano.

—Oh, si... lo lamento. Olvidé que la pequeña Yuli ya no juega en este cuento—soltó una risita inocente—. Me distraje, recibe mis disculpas Cielo Rojas. Pero en fin... se nos termina el tiempo, así que decide. No es muy difícil tu elección. Tu madre se encargó de darte las mejores respuestas.

Estaba confundida, y tenía mucho miedo. Mi sexto sentido me decía que mi decisión fácil, se había convertido en algo de vida o muerte y no entendía porque.

—¡Hazlo ahora!—empezó a gritar y por supuesto entré en pánico—. Si no lo haces ahora, nunca más podrás hacerlo. ¡Cielo Rojas, responde!

Y puse mi fe en las palabras de mi madre (Aunque no sabía si era ella), y en todo lo que se supone que planeé con Fat y Sara. Dejé que los planes siguieran, pues me parecía lo más lógico.

—Quiero que esto acabe—solté con la voz penas audible. El oxigeno se me estaba terminando—. Nos libero...de esta maldición, y de... este amor falso.

Todo se quedó en un profundo silencio, y acto seguido varias risas que sonaban a la par empezaron a inundar mis oídos, ya no se trataba de la voz de Fat. Por supuesto estaba muriendo del miedo.

—Ha sido un placer vivir junto a ustedes todo este tiempo—soltó una voz ronca—. Oficialmente este trato queda anulado.

—Querida niña, al fin podrás tener una vida normal junto a un hombre que podrá ser libre de sentir lo que quiera—dijo otra vez la voz de Fatima aunque en segundo se transformaba en la voz ronca—. Nosotros nos vamos con nuestra parte del trato, y te agradecemos por ello.

—No entiendo...

—Tú tienes tu amor libre, y nosotros tenemos nuestro pago—soltó entre risitas—. Nunca perdemos, querida niña. Esa es nuestra ley.

Y de repente sentí un mano tocar mi mejilla, logrando que me recorriera un escalofrió al instante. Aquella sensación yo la había sentido hace ya algún tiempo.

—Perdóname por someterte a todo este dolor—me dijo la voz de mi madre, y de inmediato me desesperé por no verla—. Juro que quise darte felicidad, y nada más.

—Ma—logré decir, pero no podía moverme.

—Te amo, corazón. Y no me arrepiento de nada

—¡¿Que pasa?!

—Yo sé que así lograrás encontrar en diminuto camino donde se halla tu felicidad real. Confío en ti, y sé que harás que todo valga la pena. 

—¡Mami!

—Eres el amor de mi vida, Cielo—soltó ella y entonces su tacto se fue. 

—El hecho que tu madre haya muerto no es una casualidad—soltó la voz de Fatima—. Ella hizo su pago a cambio de aliviar el peso de tus decisiones. Su vida fue entregada hace mucho, a cambio de la tuya o de Yuli.

Mi vida se destrozó en ese instante, y recuerdos de mi adorada madre empezaron atacarme.

No sé de donde saqué fuerzas, solo sé que aquella asfixia que sentía despareció, y más bien mi suministro de oxigeno fue suficiente para proclamar por mi madre.

—¡MAMÁ NOOOO!—solté con todas mis fuerzas—. ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!

No hacía falta analizar más sobre mi situación. Cuando aquel ser mediante la voz de Fatima me dijo que mi madre entregó su vida, entendí que al haber decidido liberarnos a Chris y yo, solo sentencié a mi madre a entregar su alma.

Teníamos libertad a cambio de entregar una vida.

Ahora entendía porque la clave de anulación se dejó hallar, pues efectivamente hubo una vida de por medio, y no era la de Yuli, sino la de mi madre.

—¡VUELVE, MAMITA! ¡MAMÁ!—dije en medio de la oscuridad.

La fuerza de mis gritos fueron tan fuertes, que empecé a sentir como si mi garganta fuera desgarrada. El dolor me asustaba, pero me asustaba más el paradero de mi madre. Mis gritos eran mi única manera de intentar traerla de regreso conmigo.

Desafortunadamente nada sucedió. Solo estaba atrapada en un oscuro silencio.

—¡CIELO!—escuché la voz de Fer en un eco—. ¡MALDITA SEA RESPONDE!

Por otro lado escuchaba la voz de Sara llamar a Fatima, al parecer yo no era la única que fue llevada hacia algun lugar fuera del mundo natural.

—¡Cielo, nena!—seguía diciendo Fer, y acto seguido sentí su mano darme palmadas en la mejilla.

"Mamá" gritó un vez más mi mente.

—¡Llegó!—dijo la voz temblorosa de Sara—. Cielo está aquí.

Sentía que no me movía, y mis ojos aún estaban cerrados. Ellos no podían ver el dolor que mis ojos guardaban por mi reciente situación.

—Cielo, abre los ojitos por favor—Fer dijo entre sollozos—. No me asuste más, mocosa.

—Tranquilo, muchacho—Sara soltó un poco más tranquila—. Empieza a moverse así que ya está fuera de peligro.

Y efectivamente volví a sentir el dominio de mis movimientos, así que con todas mis fuerzas intenté hablar.

—Ma...—susurré, y acto seguido empecé a sollozar—. Mami.

—¿Qué?—Sara logró decir—¡¿Qué dijiste?!

Respiré unas cuantas veces más, hasta que al fin me sentí con más fuerzas. De inmediato mis ojos se abrieron encontrarme con Fer sosteniéndome en sus brazos, y Sara en frente sosteniendo a un Fatima que con cara de dolor empezaba a incorporarse.

—Cielo, repite lo que dijiste—Sara parecía fuera de sí. 

No pude decir nada, tan solo me limité a temblar por el llanto que se avecinaba.

—¡Mi mamá se fue!—solté en medio de lágrimas, y acto seguido me colgué del cuello de Fer—. Mi mamá...

—¡Cielo, no te entiendo!—Sara dijo por algún lugar.

—La madre de Cielo apareció, y entregó su vida—dijo Fatima con la voz débil—. Nadie vio venir eso.

De inmediato me sentí ahogándome en llanto, sintiendo que con cada segundo estaba a un paso más cerca de la locura.

Todo mi mundo se había derrumbado, y de una manera aún más terrible que como ya estaba. 









Chan, chan, chan jajajaja. 

Recuerdan que una vez les dije que iba a pasar algo muy fuerte que iba hacer que Cielo se nos vuele? Pos aquí fue jeje. 

Bueno, esto que pasó en realidad va hacer que no tome a la ligera elegir su futuro con Chris. Realmente se obligará a pensar las cosas muy detenidamente antes de actuar, porque como vieron, el precio a su "felicidad" fue muy grande. Para ella ya no habrá a lugar las dudas. 

Claro que para poner su mente en orden, primero explorará terrenos que nunca exploró. Y pondrá a prueba muchas cosas para saber si su decisión final sobre "Luchar o no por Chris" vale la pena. 

Ahora si, me voy... pasemos al siguiente cap. 

PD: perdón por abandonarlas tanto tiempo :( 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top