54. Detrás de las palabras
Capitulo dedicado a: @maitejose (Jajajaja eres la sensación de mis notificaciones en wattpad, y te agradezco por leer con tanta dedicación mis novelas. Espero te guste el siguiente capitulo. Gracias por tu apoyo :))
Llegamos en un taxi a un hotel cercano al aeropuerto en unos minutos, y por supuesto Chris me miró con sospecha en cuanto nos detuvimos.
—¿Porqué en un hotel?—él me miró con una ceja alzada, y yo desvié mi vista enfocándome en abrir la puerta del taxi.
Chris salió detrás mio y juntos nos dirigimos hacia la cajuela que el taxista nos había abierto.
—Reservé una habitación—le informé, y él se detuvo en seco.
En un inicio se quedó pensando en alguna cosa y luego de un suspiro terminó de bajar sus maletas al igual que yo.
—Cielo, si tus intenciones conmigo son las mismas que la última vez...—él cerró la cajuela, y me miró detenidamente—. No serán los mismo resultados. Es decir, no quisiera que tu y yo volvamos a terminar haciendo... es decir... no quiero que me distraigas, o...
—Entiendo a que te refieres—asentí con tranquilidad fingida—. Solo la renté porque vamos a necesitar mucho tiempo y no quiero que gente que te conozca nos interrumpa.
Dicho eso me fui a pagarle al taxita, dejando a Chris confundido.
Tenía un plan muy simple para cumplir con mis objetivos, y para que sea un éxito necesitaba toda la privacidad posible.
En fin...
Junto a Chris nos registramos, y de inmediato subimos a nuestra habitación asegurándonos que no hayan moros en la costa. Por suerte nadie se veía sospechoso, pero de todas maneras mantuvimos la mayor distancia posible mientras nos dirigíamos a la habitación.
—Hubiéramos hablado comiendo algo en el aeropuerto—él murmuró a mis espaldas, y yo me limité abrir la puerta del cuarto. Desde que empezamos a subir se fue poniendo más nervioso.
—Insisto, no quería que viniera alguna cncowner o alguien que te conozca a interrumpirnos—le dije jalando una de sus maletas.
—Y yo también insisto—él me tomó del brazo ligeramente antes que pudiera dar otro paso, yo le regresé la mirada quedando muy cerca de su rostro—, insisto en que no pasará nada entre tu y yo. El contacto físico contigo es mi debilidad así que... por favor no pretendas...
—¿Crees que te traje aquí para seducirte?—solté una risita nerviosa—. No te preocupes, guapo. Yo también llegué a comprender que tu cuerpo me hace perder la razón.
—Y entonces...
—Entonces hablaremos con los cinco sentidos—yo me solté de él y fui hacia uno de los sillones a lado de la ventana. Chris cerraba la puerta y se acomodaba por detrás—. Si te traje al hotel fue porque será una larga charla, que obviamente requiere tiempo y privacidad. Dudo que alguien en un restaurante del aeropuerto nos deje quedarnos toda la tarde y noche—ante la mirada de un Chris confundido por mis palabras, me dispuse a alzar una funda que había dejado horas antes. En la mañana ya había estado en el hotel, preparando una parte de mi plan.
En cuanto Chris me miró sacar el contenido de la funda en la mesita de centro, él abrió la boca.
—Cielo, en 2 horas tengo que volver al aeropuerto...
—Te pagaré el boleto, pero viaja mañana—le dije suplicante, mientras acomodaba nerviosa las botellas de Whisky—. Créeme que lo que vamos a charlar no es algo que se pueda digerir fácilmente. Con unos buenos tragos y compañía en más fácil.
—Me asustas—él afirmó en voz baja—. Es que suenas...
—¿Te quedarás hasta mañana?—lo interrumpí alzando la vista. Mi cara era de total ruego—. Por favor. Es el último favor que te pediré.
Él me examinó unos segundos, y luego de morder su labio superior con nervios asintió.
—Pero debo llamar a mi familia a informarles—él suspiró sacando su celular de su chaqueta.
Lo miré salir de la habitación con el celular en su oreja, y en seguida sentí que todo el pavor que estuve reprimiendo volvía a mi. Quizás solo en unas cuantas horas sabría muchas verdades. Y quizás en unas horas sabría que iba decidir en mi futuro con Chris.
—Quiero vomitar—apreté los puños y me lancé en el sillón.
(...)
Hablamos por un buen tiempo, enfocándonos en temas de conversación muy normales. Al parecer ambos estábamos calentando motores para la verdadera conversación. Así fue como entre tragos y comida que mandamos a pedir, que nos pusimos al tanto de nuestros últimos días. Él me contó todo lo que hizo en Argentina, sobre el concierto, encuentros con fans, radios, etc. Yo mientras tanto le conté sobre los lugares a los que había ido antes de llegar a Quito. Estuvimos bien por un rato, fingiendo que todo estaba bien, pero yo sabía que era momento de ir al grano.
—¿Y... cómo está...Sol?—preguntó él mientras moneaba su celular.
—Está perfecta—respondí sirviéndome una copa llena de whisky—. Está encantada con todos los juguetes que le diste. Su favorito es el de gato. Incluso le encantó tanto que ya se lo está comiendo. Lo está despedazando por tanto morderlo.
—No importa, le compraré otro—él dijo poniendo cara de ternura.
—Que padre tan concentidor—solté una risita, y de inmediato se extinguió.
Allí recordé que Chris solo era padre de Solovina. Yuli ya no existía.
Supe entonces que era él momento perfecto de sacar a colación el verdadera tema de conversación.
—Procura no pedirle a Fer que haga de mandadero—comenté nerviosa—. Te cuento que el bobote estuvo en situaciones muy "nopor" con una muchachita en mi casa.
—¿Otra vez?—Chris soltó una carcajada.
—Sí, y no tuve a mi compañero orgásmico para que me ayude a enfriarlo.
Mientras charlabamos sobre las locuras de Fer entre risas fingidas, yo me limité a mover mis papas fritas de un lado a otro sin atreverme a comer. Internamente estaba planeando la forma de decirle sobre mi embarazo inexistente y la maldición. No eran cosas fáciles de revelar.
—¿Pediste una tonelada de comida sin tener ganas?—dijo de pronto él y yo alcé la vista pensativa—. De seguro son las náuseas por Yuli.
Yo dejé a un lado mis cubiertos y previo a tomar su sorbo de jugo de coco finalmente dije lo que tenía atorado en la garganta.
Debo confesar que practiqué varias formas de contarle lo que quería pero elegí una desconocida, improvisada y desesperada forma.
—Chris, yo...—me crucé de brazos, arrimándome al sillón sin despegarle la vista—. Chris, no estoy embarazada.
Él me miró sin ninguna expresión, tan solo se quedó como estatua con el tenedor clavando una alita picante.
Estaba por entrar en pánico por su silencio cuando él finalmente habló.
—¿Cómo lo sabes?—Chris parecía confundido—. Es que una prueba de embarazo...
—Magia—le solté de una sola—. Alguien me ayudó hacer... algo parecido a una prueba de embarazo pero mágica.
—¿Fatima?—me preguntó y yo negué.
—No, alguien más
—Alguien...—él se veía confundido.
—Chris, muchas cosas han pasado desde que se cayó la barrera—miré al piso, moviendo mis pies en un tic nervioso—. Fueron cosas muy fuertes para mi. Muchas verdades se me revelaron y me hicieron entrar en pánico. Realmente no sabía lo que hacía desde esa noche. Yo era más confusión que persona.
Chris se veía igual de inquieto que yo. Clavaba una y otra vez la alita con inseguridad.
—Okey, antes que empieces...—Chris dejó su comida y con rapidez se sentó a mi lado—. Prométeme que me dirás toda la verdad por mas cruel que sea. No quiero secretos. Tengo el mismo derecho que tú a saberlo todo. Yo también soy una victima de todo este embrollo. Promételo por tu madre.
Decirle todo también implicaba decirle sobre mi destino de no ser amada por él.
—Hay cosas muy personales que no es necesario...
—Quiero saberlo todo
—Pero no es necesa...
—¿Me implica lo que no quieres contarme? ¿Afecta en algo a mi vida?
—Pues...
—Al menos dime lo que me implica a mi. Promételo, Cielo. En verdad ya no quiero pasarla mal por toda este dilema sobrenatural. Ya estoy cansado de salir con el corazón roto.
—Bien—yo me crucé de brazos y miré al frente meditabunda. No estaba segura sobre mi decisión—Lo... Prometo—solté con la boca seca—. Pro... Prometo decirte la verdad
—Gracias—mumuró con preocupación disimulada.
Dicho eso me levante y fui a recoger mi bolso dejado sobre la cama. De allí saqué mi copia de "Niebla tras tu corazón"; el libro de mi madre.
Con las manos temblorosas le entregué el libro a Chris, el cual confundido tomó el objeto sin dejar de mirarlo.
—¿Qué es esto?
—Algo que de seguro te sorprenderá—le informé y me senté a su lado.
Y así fue como inició la charla más larga y extraña que he tenido con alguien.
Recuerdo que en un inicio él se quedó sin mover un musculo, solo parpadeando con su atención en cada silaba que salía de mi boca. Por supuesto su cara no mostraba tranquilidad, al contrario, permanecía pálido con su ceño frucido arrugándose más a medida que avanzaba con la historia.
Cuando al fin terminé de decirle todo lo referente a la maldición que se me heredó donde él fue acarreado, se quedó con la mirada perdida por unos minutos. Solo reaccionó un momento para quitarme la botella de whisky, a la cual le dio un montón de bocados mientras caminaba por la habitación.
Se mantuvo así bebiendo y balbuceando todo lo que le dije en voz baja. Repetía una y otra vez fragmentos de la historia que le conté, como si eso le ayudará a aceptar la verdad.
—¿Y entonces tienes tenía que elegir entre un "yo hechizado de amor" pero teniendo a nuestra bebé o liberarme pero perdiéndola?—él dijo con una risita de ironía y asentí. En seguida él se bebió otro sorbo abundante de licor—. Diablos, eso es demasiado fuerte.
Unas cuantas frases más fueron murmuradas por él hasta que se sentó a mi lado, poniendo la botella vacía sobre la mesa. De inmediato abrí una botella llena.
—Okey, entonces soy el amor de tu vida—él me soltó pasándose una mano por la cara. Se veía muy fuera de sí—. Okey, y entonces por la maldición no pude llegar a cumplir con mi papel de "amor de tu vida".
—Se diría que sí—afirmé tragando duro.
Chris soltó otra risita más, y negó divertido. Según mis cálculos su eterna sonrisa podría empezar a ser a causa de la exagerada cantidad de alcohol que ingirió mientras le contaba todo.
—Bien, entonces ahora ya no tienes razón de elegir entre la vida de un bebé o hechizarme por siempre—él sonrió pensativo—. Básicamente sin Yuli, solo debes elegir entre dejarme ser libre o volver a hechizarme de amor.
—Se diría que si—yo tomé la botella y me serví una enorme copa de whisky. Me la tomé tan rápidamente que hasta me sentí mareada.
¿Ya les dije que no le conté acerca de que él no me correspondería?
—Okey, entonces básicamente nuestras vidas están arregladas—él se arrimó al sillón cómodamente, estirando su piernas y mirando al techo—. El día que tengas que "negociar mágicamente" solo libérame. A menos que quieras hechizarme...
—Obviamente elegiré tu libertad ante todo—yo me puse de pie y caminé hacia la ventana. Por el fondo miraba una profundidad oscura, proveniente de las pista de aterrizaje del aeropuerto.
—Bien—lo oí decir a mis espaldas—. De esa manera podremos enamorarnos de manera real.
Era momento de decirle todo, así eso causara que se asuste y se vaya.
—¿Todavía tienes en mente intentar tener algo conmigo?—dije con la voz temblorosa, con mi vista en el paisaje—. ¿Serías capaz de ser tan testarudo, y masoquista? ¿Me perdonarás?
Chris se quedó callado, lo escuché caminar por la habitación.
—Ahora que sé sobre las razones de tu escape la ultima vez, pues... obviamente te perdono. De todas maneras no tengo el derecho de hacerme el difícil. Yo también lo arruiné con lo de Lu—su voz se iba acercando más—. Lo único que necesitaba para saber que valía la pena seguir luchando por ti era una buena razón, y te aseguro que una decisión como la que debías tomar era una muy buena razón.
De pronto sentí su aliento cerca de mi cuello, y mi piel de inmediato se erizó. Había extrañado tenerlo tan cerca.
—¿Entonces me perdonas?—seguí mirando al frente para no perder la concentración.
—Claro, bella—él me envolvió con sus brazos desde atrás.
—No deberías—me mordí el labio con nervios—. ¿Sabes cual iba a ser mi elección con respecto a ti y Yuli? Esa fue la razón de peso de haberme ido.
—Dime
—Yo iba a elegir tener a Yuli, a costa de que sigas hechizado de amor por mi—yo giré mi rostro y lo miré directo a los ojos—. Lo siento pero... no iba a ser capaz de perder a Yuli. No cuando mi madre tomó la misma elección para dejarme vivir—suspiré profundamente, pues Chris parecía costernado—. Iba a tomar riesgos a tu costa, con tal de liberar mi conciencia. No quería que la culpa de matar a Yuli me persiga. Y puede que Sara me haya prometido que extinguiría cualquier magia que pueda quedar en ti luego que los dichosos espíritus se fueran de mi vida, pero... aún así pretendía exponerte a que no lo lograran. Dime, ¿Qué tal si al final no te podían quitar el hechizo de amor? Dime, ¿Al final si me perdonarías por quitarte la oportunidad de tener una vida feliz con el verdadero amor de tu vida?—sin querer sentí lagrimas brotar de mis ojos—. Te hubiera quitado la oportunidad de tener a Lu, y...
—Basta—él puso una mano en mi mejilla y me sonrió cálidamente—. Guapa, no te lances la culpa de todo. Aunque no niego que me sorprende tu respuesta... en realidad la entiendo. Si me hubieras contado sobre todo esto, te aseguro que te habría apoyado en tu decisión. Luego de todo este tiempo que vivimos con la idea de que Yuli existía, no me vería decidiendo extinguirla. Aunque era un sueño, me llegué a enamorar de él. Créeme que yo tampoco hubiera sido capaz de poner en riesgo su vida. Y de todas maneras no había mucho riesgo en dejar que viva hechizado de amor por ti. Solo habría sido una manera de aumentar el amor verdadero que te tengo. Aunque estuviera hechizado por fuera, por dentro estaría enamorado de ti de forma real.
Yo me di la vuelta, y luego de sorber por mi nariz lo tomé de las manos.
—Te juro que iba hacer todo lo posible por liberarte. Si de alguna manera tu amor falso solo se activaba cuando me veías; como lo decía el libro, yo estaba decidida a jamás verte. Te juro que iba a hacer de todo para que tengas tu vida deseada con Lu.
Chris se veía en serio confundido, y hasta su agarre en mi cintura se había aflojado.
—Espera, calmate—él abrió y cerró la boca varias veces, como dudando en lo que iba a decir—. Yo... yo no entiendo porqué te empeñas en asegurar que mi vida no iba a ser feliz si estabas conmigo. No sé porqué carajos te metes la idea de que no hubiera querido tener un futuro contigo. Incluso metes a Lu aquí, cuando ella ya es algo de mi pasado.
"¡CIELO HABLA DE UNA VEZ!" me decía mi mente.
—Hay una razón por la cual la idea de hechizarte de amor era una idea insoportable—yo me quité bruscamente de su lado, y fui casi corriendo hacia la botella de alcohol. De un solo movimiento me llevé la botella a mi boca y bebí un buena cantidad sin respirar—. Porque yo no soy el amor de tu vida.
—¿Qué?—él frunció el ceño notablemente.
—Hay una razón por la cual fui apta para heredar la maldición de mi madre—solté una risita nerviosa, y una vez más me tomé otro trago—. La razón por la cual cuando era niña me eligieron para repetir la historia de mi madre, fue porque ellos sabían que el gran amor de mi vida no me amaría.
Los ojos de Chris se abrieron en gran medida, y su boca se abrió ligeramente.
—¿Ah?
—Yo tenía todo lo necesario para ser acorralada en las decisiones de la clausula de anulación—yo miré al piso, sintiendo mis ojos aguarse—. Yo era igual que mi madre. Yo... estaba destinada a amar con todo mi ser a un chico que amaría más que a nadie a otra persona. Lu es esa persona que considerarás por siempre "el amor de tu vida".
Él se quedó como estatua,} con la mirada fija en un punto fijo del piso. Parecía ni respirar.
—¿Cómo puede ser posible...?—él negaba frenéticamente—. Debe haber algún error. ¿Cómo rayos saben que yo no te corresponderé? Es más... yo en estos momento siento que te amo. Yo... en verdad siento eso, te lo juro.
—Sara ha visto hacia el futuro muchas veces, con la esperanza de que el panorama de mi vida contigo cambie—yo me senté cansada en el sillón—. Nada ha cambiado pese a los muchos intentos. Y según ella lo mejor que podemos hacer antes de destruirnos con nuestra relación toxica es... separándonos de una vez.
—No—él parecía fuera de sí. Caminaba de un lado a otro con desesperación—. No haré eso.
—Christopher no creo que me ames en verdad—murmuré con dolor—. Por favor solo déjame liberarte, y luego... solo has de cuenta que nunca existí. Es lo mejor para los dos.
—Cielo, no puedes...
—Hazlo por mi—me levanté y lo fui a encarar. Mi mano atrapó la suya y la apretó mientras mis ojos lo miraban con suplica—. Si sigo contigo, en verdad me expondrás a salir muy herida. Según el presagio, yo corro el riesgo de enamorarme más y más con el paso del tiempo. ¿Y sabes lo que ocurrirá con los dos si eso pasa?
—No podría pasar nada malo
—Para ti no—solté una risa burlona—. Tú podrás zafarte en un santiamén de tus sentimientos por mi, y en cosa de nada podrás ser feliz con Lucia. Yo en cambio... viviré el resto de mi existencia amándote. ¿Ves porqué mi insistencia de alejarme de ti? Tú eres el mayor peligro para mi corazón.
Y entonces me descompuse.
De pronto empecé a llorar exageradamente, pues mi corazón me gritaba a viva voz que todo estaba perdido con él. De repente sentía como si mi vida se fuera a convertir en una pesadilla si él aceptaba dejarme.
—Cielo, ya no digas esas cosas—él me envolvió en un abrazo y me apretó fuertemente. Sus labios recurrieron a besar mi coronilla—. Hermosa, confía en mi.
—No puedo—yo me aferraba a él, con mi cara escondida en su cuello—. En verdad no puedo.
—En verdad te amo mucho Cielo—él decía una y otra vez, pero yo solo seguía negando con la cabeza.
—Lo que ambos sentimos debe ser un ilusión—susurré separándome ligeramente de él—. Es lógico que solo estemos ilusionados, enamorados de la idea de ser una familia feliz. Apenas y nos conocemos por unas cuantas semanas. El amor verdadero es una idea muy lejana aún.
—No puede ser posible
—Yo también estuve encantada con la idea de tener una bebé contigo, de que nos casemos y vivamos felices para siempre. Esa sensación de tener algo tan seguro hizo que me dejara llevar y que perdiera todo pensamiento coherente. Ahora que todo ese futuro se ha ido, empiezo a ver las cosas con más claridad.
—Mierda, Cielo... no puedes decir más cosas como esas—él me miraba desesperado—. No pueden ser reales.
—Pues hasta ahora todo ha ido siendo cierto—yo me separé de él, y me senté en uno de los sillones.
—Debe haber alguna manera de saber que todo es una mentira—él llegó a mi lado—. Tal vez Sara y Fat están locas...
—Debemos darnos un tiempo—solté la propuesta—. Si en verdad queremos atrevernos a asegurar que hay alguna falla en las predicciones, entonces debemos dejar de vernos.
Él se quedó pensativo, y acto seguido atrapó la botella de wisky sobre la mesa.
—Me voy a volver loco—él respiraba agitado con los ojos cerrados.
Aproveché su momento de paz para tomar su mano.
—Al menos tu futuro tiene buena pinta—comenté en medio de una risita fingida—. Yo en cambio...
—Nada malo pasará en el futuro, punto—él abrio los ojos, y me miró con una seguridad falsa—. Estaremos bien.
—Si en verdad sientes que me amas, supongo que no querrás que salga lastimada—desvié mi vista hacia algún punto en la pared—. Por favor, si en verdad no quieres ser el verdugo que fusile mi corazón, tan solo dame tiempo. Permiteme disfrutar de un espacio donde no estés confundiéndome. Además tú también lo mereces. Ya hemos pasado por tanto, y me parece justo que ambos nos demos un respiro de todo. Ayúdame, Chris... te lo suplico.
El atrapó mi rostro y con dolor me examinó por unos segundos.
—Si con la idea de darte un tiempo me vuelvo loco, no quisiera saber lo que se siente perderte para siempre—él tragó duro, apretando su mandíbula notablemente.
—Por favor...
—Es que debe haber otra manera
—Chris, demuéstrame que me amas y dame paz. Solo necesito de un tiempo...
—De acuerdo—él suspiró cansado—. Si eso te hace feliz, y si con eso crees que las cosas entre los dos se pondrán bien... pues... esta bien.
Él me soltó, y en seguida buscó como anestésico a nuestra mejor amiga botella.
Noté que en ese lapso de discusión del "amor no correspondido" nos acabamos más de media botella. Eso explicaba que yo estuviera muy mareada. Él también al parecer, ya que los movimientos de sus manos empezaban a entorpecerse.
—¿Quieres hacerme un ultimo favor antes que te vayas?—puse una mano sobre su pierna, y él me miró a la expectativa.
—Claro—él asintió mientras seguía bebiendo.
—¿Podrías quedarte conmigo esta noche?—sonreí con melancolía—. Solo... solo quisiera pasar la noche charlando contigo, pretendiendo que nada de esto ha pasado. Me haría muy bien tener una noche grata contigo. No quiero irme a vivir mi aislamiento de ti, recordando esta rara conversación. Quiero recordar tu sonrisa y mantener eso como mi combustible.
Chris curvó su sonrisa suavemente, y con cuidado pasó su brazo por mis hombros. Ambos nos recostamos hacia atrás en el sillón y en un grato silencio nos abrazamos de la manera más cálida que hallamos.
—Ya deberías saber que no tengo la capacidad de negarme a ti—él asentó su cabeza a la mía—. Tu cara de "vistima" es mi debilidad—dijo un poco bromista y yo solté una risita.
En fin... La tarde se hizo noche rápidamente y él alcohol se iba acabando con su llegada.
A medida que hablábamos de todo y de nada habíamos bebido para olvidar lo que se nos venía.
Hablamos de muchas cosas y al azar. Gracias al alcohol nuestros temas de conversación dejaron de tener orden. En un momento hablábamos de nuestras experiencias de niñez y al otro hablábamos de películas. Un momento discutíamos de política y al otro sobre la ropa que mejor le quedaba a Solovina. Así pasó gran parte de la noche entre risas y conversaciones sin sentido.
En lo personal me cuidé de no beber exageradamente. Sabía que debía guardar mi sobriedad para poder culminar con mi gran plan.
—Ahora cantemos algo—yo me levanté de un brinco del sillón y lo atraje a mi. De inmediato tomé el control de la televisión y busqué una canción al azar.
Con mi micrófono-botella me acerqué a él y sin mas me senté en sus piernas.
Apegué mi frente a la de él y enseguida solté un sollozo borracho.
—Lo único que pido es tener la capacidad de olvidarte—yo le di un beso en la mejilla.
—No tienes porque hacerlo—él masajeaba mi cintura, su fuerte aliento a alcohol me invadió—. Después de nuestro espacio vamos a ser la familia feliz que quisimos.
Yo solté una risita y él también. Los dos nos mirábamos risueños, sobre todo él. Su cabeza difícilmente se mantenía firme.
—Pareces los perritos de cabeza loca de los taxis—yo me burlé—. Ya estás mal, compadre.
—Mentira—él se daba golpes en el pecho—. Solo he tomado juguito. Nada más.
Con la ayuda del control, terminé de poner la canción deseada que cantaría para mi Karaoke improvisado.
—Está canción es tuya, baby—solté con una sonrisa divertida—. Solo pa ti.
Me levanté de sus piernas y entre tambaleos disimulados me subí al sillón con una botella de micrófono.
—¡Bravo, bravo!—Chris aplaudía desde su lugar, riéndose de mi show improvisado—. Dale, mami.
Y entonces le di play a la canción, y la tonada inundó la habitación. La balada dramática dio lugar a que mis sentimientos se triplicarán, provocando mis sollozos. Cada sílaba de la canción era mi historia actual.
https://youtu.be/DwFe7RXrzOQ
—Que no volveré. Que no volverás. Que después de un sol, no te veré mas. Dime que es mentira, que me lo soñé, que tú ya no te vas—canté mirándolo fijamente, él me miraba con una sonrisa de lado mientras bebía otro sorbo de su botella.
Que a partir de hoy
Todo es recordar
No te olvidaré, no me olvidarás
Dime que no es cierto y que este amor tan grande no se acabará
Hoy no me voy a dormir
Para que al reloj no le pasen las horas
Sonrisas por fuera aunque por dentro lloras
Yo voy a quedarme y tú te vas a ir
Y entonces sentí un enorme nudo en la garganta, y sin poder evitarlo mis ojos se pusieron cristalinos. Chris me miraba con notable preocupación y tristeza. Quiso levantarse para acercarse a consolarme pero su mareo le ganó.
Si yo te quiero, te quiero y te quiero
Y por tu culpa febrero me duele de más
Donde guardaré este amor si tú te vas
Una vez más Chris intentó levantarse pero yo fui más rápida, y a paso rápido me puse frente a él para cantarle con mis lagrimas en los ojos.
Estaba más sentimental de lo normal a causa del alcohol que me bebí.
Pasé toda la canción cantándole cara a cara, agachándome lo más que podía para estar junto a su rostro. Él por su parte parecía estar con él corazón roto en mayor proporción a medida que continuaba con mi concierto. Al parecer lo estaba destrozando con mi canción.
—Si te duele dejarme, no lo hagas—él murmuró, atrapándome del rostro. La canción aún no acababa pero yo dejé que la pista siguiera.
—Separarnos ahora es la manera menos dolorosa de acabar con los nuestro—solté una risita melancólica—. Ya verás como me superas en un santiamén. Yo no soy el amor de tu vida, así que te será fácil.
Intenté alejarme pero él me sostuvo fuertemente mirándome intensamente, como estudiándose cada rasgo de mi cara. Yo creía que iba a decirme algo muy cursi, pero me salió con algo aún más cursi.
—Yo quería parar el tiempo con tus ojos viéndome. Con las ganas de quedarme así abrazándote—él me cantó una parte de un tema de Cristian Castro—. Y parar aquel momento cada vez que tu te ibas. YO QUERÍA, SI QUERÍAAAAA
Me zafé de su agarré y lo tomé de la mano. Mientras él pretendía darme una serena con aquella canción, yo aproveché para llevarlo hacia la cama.
Yo quería tenerte sola, y que fueras para siempre mía
Yo quería, si quería
—Okey, mejor nos vamos a descansar—dije risueña, tumbando a Chris en la cama. Él cayo ruidosamente como costal de papas.
—¡Uy, que salvaje!—él se volvió a levantar de la cama, y se las arregló para atraparme de la cintura—. Me gusta cuando te pones así, gritoncita.
—Pendejo—solté en una carcajada, nuevamente luchando por mandarlo a la cama.
Las canciones en youtube siguieron reproduciéndose en automático, y sin darme cuenta ya estaba sonando "Que gano olvidándote" de Reik pero versión Urbana. Por supuesto el mareado Chris quiso aprovechar el ritmo para ponerse de bailarín chueco.
—Yo quiero que sigas en mi vida. Yo quiero que vivas en mi piel—él básicamente me gritó en la cara, mientras intentaba bailar hasta el piso.
Por supuesto casi se cae, menos mal lo atrapé de la chompa antes que en serio se vaya "hasta abajo".
Entre risotadas, y un poco de baile (No sé ni como pero logró ponerme a bailar a ratos) logré empujarlo en definitiva en la cama.
—Okey, basta—yo le quité los zapatos, y su chaqueta—. Se un niño bueno y tan solo métete a la camita conmigo.
—¿Vamos hacer cositas?—él se puso en un codo, intentando quedar cerca de mi rostro.
—Te prometí que no me propasaría contigo—lo empujé de la cara, logrando que quede tumbado nuevamente.
—¡Rayos!—él maldijo entre risitas—. ¡Si que soy pendejo!
Luchando contra mi propio malestar de borracha, logré meterlo debajo de las cobijas. Él por suerte se concentró en cantar todas las canciones que iban reproduciéndose mientras lo acomodaba.
—Cosita tiernita—solté en broma, cuando lo arropé dejando solo su cabeza fuera de las sábanas—. Pareces mi hijo grande.
Él me miraba con una sonrisa inocente, mientras entrecerraba sus ojos. Al parecer la cantidad de alcohol lo empezaba a noquear de a poco.
—El niño grande quiere su osito de peluche Cielo—él soltó un bostezo—. Quiere a su Cielito.
Solté una risotada, y luego de darle una ligera caricia en su mejilla me alejé de la cama. Era el momento justo para concluir con mis planes macabros del día.
—Cielito se va a poner su pijama—le informé mientras caminada hacia la botella de whisky.
—Que sea tu babydoll—soltó en broma, y yo le lancé un cojín de la sala.
—¡Tanto que me rogabas porque no te seduzca y resulta que estabas antojado!—rodé los ojos, y procurando que no mire, puse en una copa el liquido de una las botellitas que me dio Sara.
—Mujer, nunca voy a dejar de estar antojado por ti—él soltó entre bostezos—. Eres mi Nutella favorita.
Ignoré el comentario y me concentré en hacer mi mezcla de la verdad. En otro vaso igual puse el contenido de otra botella, y acto seguido llené ambos vasos con whisky.
Debo admitir que toda mi borrachera bajó en un buen grado al recordar lo peligrosos que eran esos vasos. El resultado de sus efectos podrían dar un rumbo a mi destino, razón por la cual me daban tantos nervios que hasta mis ganas de hacer pipi se triplicaron.
Tome unas cuantas respiraciones, y con la mayor decisión que pude tomé los vasos y me dirigí hasta donde estaba Chris. Él me sonrió en cuanto me miró sentarme a su costado.
—Un ultimo trago y nos vamos a dormir—dije con la voz temblorosa—. Ten, bébelo rápido.
Él sonrió como niño en mañana de navidad, y rápidamente se sentó para tomar el vaso.
—Hagamos un ultimo brindis—él me mostró su copa dándome su mirada de borracho—. ¿Porqué quieres brindar?
Yo alcé mi copa y sintiendo un vacío en mi corazón respondí.
—Salud por el amor que tuvimos, que pese a que fue breve y pese a que quizás no fue el más grande... representó un momento de luz pura—yo choqué mi copa con la de él.
—Me hiciste sufrir mucho, pero los que tuvimos hizo que valiera la pena—él soltó con una suave sonrisa, y acto seguido él tomó el contenido del vaso.
Juro que sentí un frío despiadado recorriendo mi cuerpo en cuanto el bebió el contenido. Estuve a punto de salir corriendo para no saber cual era la verdad detrás de sus palabras, pero mi razón me dijo que no desperdiciara la oportunidad. Así fue que antes de arrepentirme, me tomé el contenido de mi vaso.
—Vamos... a.... a dormir—yo le quité el vaso, y lo puse junto al mio en la mesita de noche.
Con las manos temblorosas, y sintiéndome más fría que un glacial, me retiré la chaqueta y los zapatos para meterme debajo de las cobijas abrazada a él.
No tenía idea de como abordar las preguntas, así que por un momento solo me dispuse a guardar silencio, mientras escuchaba como su respiración se iba relajando. Su ojos en su mayor tiempo cerrados me indicaban que estaba por perderse en una gran sueño.
Lo apreté contra mi por un rato más, y luego de dejar toda la habitación en silencio al apagar la TV, yo acurruqué mi cabeza a su pecho mientras aspiraba su aroma.
—Chris—llamé su atención, y él gimoteó risueño.
—¿Ah?—él apegó más su cabeza a la mía.
Alcé mi vista para analizar su rostro, y lo encontré con los ojos cerrados y su cara tan pacifica.
—¿Estás despierto?—dije en un hilo de voz.
—Ahmmmja—él murmuró casi dormido.
La vida te da siempre sorpresas, y muchas de ellas te llevan a un cuento de hadas o a veces a un cuento de terror. Dos géneros muy distintos con finales muy opuestos.
—Chris—yo apreté el labio y finalmente hablé—. ¿Quién es el amor de tu vida? ¿A quien amas con todo tu ser?
Él no respondió enseguida, gimoteó un par de veces hasta que una palabra logró ser dicha con claridad de sus labios.
—Lu—fue la respuesta que definió mi nuevo futuro.
—¿Sabes a quien amo con todo mi ser?—dije con lágrimas empezando a salir de mis ojos—. Christopher Vélez.
—Buena elección—él murmuró con cansancio.
Quería explotar en llanto, y largarme de ahí antes de volverme loca, pero... fui masoquista. Solo me dispuse a abrazarlo como si mi vida dependiera de ello, para así disfrutar de su calor por una última vez.
—Te amo, Chris—sollozaba con cautela en sus brazos—. Lo digo en serio. Eres y siempre serás el amor de mi vida hasta que me muera.
La poción sacó a relucir dos verdades. La primera; Chris nunca dejó ni dejaría de amar a Lu. Dos; mi amor por él ya no tenía retorno.
Solo pasé a actualizar y me voy al trabajito jijijij.
Se viene algo muy interesante en el siguiente cap. Tal vez alguien que vivió el mismo drama de los estrellados llegue con unos cuantos testimonios que darán una luz 😊
Bye, bye
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