53. ¿Positivo?
Capitulo dedicado a: @QueenCandeVelez y @marianacusiB (Gracias bellas por siempre estar pendientes de la novela. Me encanta leerlas en comentario jejeje. Espero les guste el siguiente capitulo. Besitos)
—¿Siempre hacías estas cosas con mi madre?—le pregunté y ella soltó una risita.
—Casi siempre. Aunque en un principio no tanto. Cuando le conté que era bruja ella se fue gritando a su casa porque había hecho levitar su mochila. Pero creo que le ganó su afecto por mi, ya que al siguiente día volvió hablarme. Desde ahí poco a poco fue viviendo con más entusiasmo mi secreto.
—Vaya, debe ser genial tener tus poderes—yo movía mis dedos nerviosa.
—Sí, pero a veces es tan sorprendente que no todos saben sobrellevarlo. Mi hermano sigue sin dejar de mirarme con recelo, como si les fuera hacer daño de vez en cuando. Y mis padres bueno... tardaron mucho en asimilarlo. Nunca creyeron que secretamente en mi familia había la herencia de mágica.
—Y la magia pasa al miembro de la familia más digno, ¿verdad?—dije con curiosidad—. ¿En el linaje de varias familias ancestrales, la magia pasa a otro miembro en caso de fallecimiento? Una vez Fat me contó eso—le informé y Sara asintió—. Entonces siendo así, ¿tú de quien la heredaste?
—De mi tia abuela.
—Wou, y no es familia tan directa—hablé sorprendida—, creí que pasaba a la siguiente linea.
—No, se puede incluso heredar la magia de familias de siglos atrás—ella dijo pensativa—. Es por eso que nos fue muy complicado saber de tu futuro. Como la bruja causante de la maldición murió no había esperanza de anularlo, pues solo la sangre que convocó el hechizo puede quitarlo—ella explicaba—. Entonces como verás, no sabíamos cuando y a quien le heredaría su magia. Por eso sentimos como verdadero milagro cuando encontramos a Fat. Si ella no heredaba la magia y si esta pasaba a una generación muy futura pues...
—No hubiera podido zafarme
—Exacto
—Okey, creo que empiezo a sentirme afortunada—dije asustada.
¿Qué hubiera pasado si no existía alguien con el poder de anular mi maldición?
Uy, solo de pensarlo me daba pavor.
—Tú madre no tuvo opción. Cuando ella quiso anularlo todo y volver a la normalidad dejando libre a Damian, no pudo. Pese a que estudié y perfeccioné hechizos nunca pude meterme es su maldición.
—¿Y no se lo pidieron a la bruja que lo creo?
—La señora murió para ese entonces—me informó—Fue así que tu madre se resignó a vivir un amor falso. Y para suerte de tus padres accidentalmente hallaron la clave, su único método de salir de rollo. Aunque de todas maneras si ella hubiera estado viva dudo que hubiera querido ayudarnos. Era una persona muy extraña.
—Tengo una duda—dije de inmediato—. No se suponía que murió cuando el contrahechizo se volvió loco y...—y entonces me quedé callada, recordando la verdad—. Oh, claro. Todo el cuento de las vidas que se llevaba la maldición era mentira. Absolutamente todo lo que sabía antes fue un invento.
—Sí, y lo siento. Solo quería incentivarlos a ti y a Chris a sumergirse de lleno a vincularse sentimentalmente para poder activar la clave de anulación—ella bajó su vista—. En verdad el miedo a ser los siguientes difuntos los ayudó a tomar en serio su relación.
—Pues sí, aunque fue cruel ya que creí que mi familia murió por mi causa varias veces. Pero en fin, lo hecho está hecho. Menos mal fue efectivo... aunque recalco que fue cruel—miré sus ojos culpables.
—Lo siento en verdad
—No te preocupes, fue algo que me ayudó en cierto modo. Ya no importa.
Sara se sentó a mi lado y me dio indicaciones de subirme la blusa.
—A veces me siento culpable por la maldición que vive. Recuerdo que cuando íbamos en el colegio ella estaba enamorada de Damian y un día me dijo que ella sería muy feliz si probara aunque sea una vez su amor, así no sea para siempre. Ella me pidió solo un hechizo simple de amor por un tiempo. Obviamente yo le quise dar el hechizo de amor que me pedía por unos días, pero no pude. No tenía ni la experiencia ni el poder. Era muy joven. Entonces, me puse a investigar sobre alguien que me pudiera ayudar a perfeccionar mis hechizos para ayudar a Edith. Y pues... encontré información sobre la abuela de Fat. Así fue como empecé a recibir consejos mágicos de la señora, aunque me costó lograr a que accediera. Como sea, una ocasión saqué a colación el tema de Edith. Le conté sobre su gran deseo de sentir lo que era ser amada por Damian. Y un día sin que yo lo supiera, la señora loca fue a lanzarle la oferta a Edith. Lo demás tu ya lo sabes.
Tragué duro imaginando aquello que me contó Sara. Fue un dato que no se describió en el libro. En el solo se nombraba que un día Stormie fue al bosque y una brujita loca la convenció de hacer un hechizo de amor.
—El libro no describe tan en especifico lo que vivió mi madre, ¿verdad?—dije curiosa y ella negó pensativa—. Vaya, entonces hay muchas cosas que sucedieron en el libro que quisiera saber si son verdad.
—¿Qué cosas?
—La que más me aqueja...—yo la miré directo a los ojos—. ¿El epilogó sucedió en la realidad? ¿Mi padre ya me conoció secretamente?
Sara se quedó quieta mirándome pensativa.
—Sí, corazón—ella dio un apretón en mis manos entrelazadas—. Él ya te conoció. Y su encuentro fue muy parecido al descrito en el libro. Fue en una playa, una cafetería y tú tenías 20 años. Pero hay una diferencia y es que... tu madre le hizo prometer a tu padre que podría intentar conocerte en persona una vez que hayas sabido la verdad detrás de su supuesto abandono. Obviamente es algo muy compleja la verdad y se requirieron años para poder explicártela. Es por eso que Damian siguió oculto en tu vida.
—Espera—yo entrecerré los ojos con sospecha—. Mi madre publicó ese libro cuando yo tenía como 10 años. Entonces, ¿como supo lo del epílogo?
—Miró el futuro con mi ayuda
—Vaya—dije sorprendida.
Sara colocó un polvo gris en mi barriga.
—¿Alguna otra pregunta?
—Sí—respiré profundo—. ¿Mi padre supo que el libro de mi madre trata sobre ellos?
—Por supuesto—Sara respondió—. De hecho ese libro fue el método de Edith para contarle sobre ti. Aunque claro que tardó en leerlo debido a que estuvieron alejados por años sin saber del otro, él nunca supo que Edith estaba publicando libros y por tanto no sabía de la existencia del libro de su historia de amor con Edith. Si no era porque Edith al fin se convenció de contarle la verdad a Damian, mandándole el libro, quizás nunca lo hubiera leído y ni se hubiera enterado.
—¿Me supongo que apenas lo leyó captó el mensaje oculto de mi existencia?—reí meditabunda.
—Sí bella, días después de haberle mandado el libro, él se apareció en la puerta de la oficina de Edith pidiendo explicaciones. Y eso fue hace 2 años mas o menos.
—Él ya me conoce y yo no. Es raro pues nunca creí tener padre en toda mi existencia.
—Pues lo tienes y tu madre te dirá más de él en una carta que debo darte—ella puso la vasija a mi costado—. ¿Alguna otra duda? Es que pienso que ya hay que empezar.
—Una ultima pregunta por hoy—yo desvié mi vista lejos de ella—. ¿Porqué mi madre me envenenó en contra de mi padre? Es que si el libro es real en su mayoría, se supondría que... mi papá, no es una mala persona como ella me solía decir... ¿O si?
—No era malo—Sara dio otra palmadita en mis manos—. Ella solo extinguió en ti las posibilidades de que quieras buscarlo. Y perdón por lo que voy a decir pero... también lo hizo por cobarde. Sus razones era que no quería decirle la verdad a Damian ni a ti. Ella quería cerrar todo vinculo con él. Si él o tú se descubrían el uno al otro, no habría forma de impedir que la vida de los tres se ligaran de forma inquebrantable. A través de eso ella quería proteger su corazón que aún amaba a Damian. Ella no quería volver a exponerse a él. No quería tener que llevarte a citas paternales con él, encontrándolo y recordando que él tenía familia y que amaba con todo su ser a otra mujer. Por eso creó el libro, para de alguna manera aliviar su conciencia. Pues dejó al aire la posibilidad de que Damian supiera la verdad. Fue un cabo que dejó suelto rogando que él no lo descubriera por casualidad.
Recordé mi sueño de hace días donde miraba a Chris feliz con su familia, y yo permaneciendo de observadora con el corazón roto.
Tal vez entendía un poco los miedos de mi madre.
—¿Si Yuli existiera, crees que también sería cobarde si huyera de Chris? ¿Pensarías que soy un mala persona por cortar todo vinculo con él por el bien de mi corazón, así sea a costa de quitarle su padre a Yulieth?
—No te atormentes por responsabilidades inciertas—dijo Sara con un suave sonrisa—. Solo digo que... deberías pensar en los sentimientos de todos los implicados. Eso puede marcar el limite entre la cobardía y la sensatez.
Yo apreté los labios y me quedé mirando el techo con mis pensamientos sobre un futuro con Yuli y mis decisiones a causa de ella.
—Hazlo ahora por favor—le pedí a Sara y ella asintió.
—Relajate, Celi—ella empezó a ponerse seria mientras miraba el polvo gris en mi estomago—. Cierra los ojos y vacía tu mente.
—Okey—susurré
Puse todo mi empeño en cumplir con las indicaciones de Sara, y en unos minutos ya logré el objetivo.
—Piensa como si en verdad Yuli existiera. Imagínatela, escúchala y sobre todo... intenta amarla— me dijo ella—. Hazla real en el presente y futuro. Tu mente y corazón deben desearla con todas tus fuerzas. Yo intentaré ayudar un poco en ese aspecto.
Al principio me costó hacerlo. No tenía idea de como lograr una imagen donde se plasmara mi físico y el de Chris. Solo con el paso de los minutos y con mucha respiración logré dibujar en mi mente a una bebé. Era como estarla mirando en una cuna mientras dormía. Su rostro aún era irreconocible pero poco a poco detalles como su cabello castaño abundante y lacio inundaron mi mente.
De pronto mi imaginación borrosa se volvió algo que parecía muy real y vivido. Todo estaba en HD a mi alrededor. Me hallaba en un lugar que al inicio me asustó, debido a la cantidad de luces, cables, pitidos e instrumentos metálicos.
Me hallaba en una sala de operaciones o algo parecido.
Lo más extraño de todo es que yo estaba recostada en una camilla con varias personas de mascarilla y batas quirúrgicas mirando a algo hacia abajo de mi cuerpo. Una tela blanca me impedía ver mas abajo de mi abdomen.
—Está aquí—oí una voz en el algún lugar y acto seguido el llanto de un bebé inundó la sala.
¿Estaba en un parto? Me pregunté a mi misma.
—Felicidades, Cielo—me dijo una mujer con aspecto de doctora caminado a mi costado mirando a un bulto envuelto en una tela rosa—. Esa una preciosa mujercita.
De inmediato sentí mi corazón latir al mil por hora, y la respiración se me cortó. Iba a conocer a mi hija.
La doctora colocó al bulto rosa escandaloso en mis brazos y yo la atrapé con nervios. Así fue como mi vista bajó, permitiéndome conocer el rostro de Yuli.
Era una bebé en verdad hermosa. Pese a que su piel estaba enrojecida y pese a que estaba manchada de sangre y otros fluidos, podía notar su tono de piel tan pálido como el de Chris. Además su cabello abundante se veía de un castaño claro. Su nariz era recta y sus ojitos eran de un color ciruela los cuales apenas logré ver pues se cerraban para poder llorar a gusto.
—Hola, mi vida—solté con la voz temblorosa—. Eres mi princesita Yuli.
No sé ni como pero estaba llorando.
—Es nuestra princesita, Yuli—oí una voz masculina detrás de mi cabeza.
Al mover mi cabeza hacia el origen de la voz, me encontré con un Chris sonriente vestido con una bata, mascarilla y un gorro de hospital, grabando con un celular y mirando a Yuli con los ojos más brillantes que nunca.
—Es hermosa, mírala—le dije entre sollozos.
—Es igualita a ti—él finalmente bajó su vista a mi—. Gracias por esta preciosura, amor. Es lo más hermoso que me has dado—acto seguido el besó mi frente.
Sentía muchas cosas en ese momento y me confundía a ratos. Me sentía en el cielo, muriendo de amor cada vez que miraba a Chris o a Yuli. Tanta era la felicidad que tenía por verlos a los dos, que causó que mi llanto se triplique.
—Los amo tanto—solté mientras atrapaba la mano de Chris y mientras apretaba a Yuli a mi pecho—. Son mi todo—yo besé a Yuli en su cabecita.
Cuando iba a decir más cosas cursis de pronto todo cambió. Todo se distorsionó.
De pronto aparecí en una habitación, donde posteriormente se escuchó un tono de voz que yo amaba, cantando una canción que no reconocía.
Me encontraba recostada en una enorme cama, y mi posición me permitía ver hacia una enorme ventana por donde el sol entraba. Pero lo que interrumpía los rayos del sol era la silueta de un chico castaño, que cargaba en sus brazos a un bebé vestido con trajecito de osito.
—¿Quien es la fan numero uno de papi?—Chris decía juguetón acercando su cara a la de Yuli, la cual parecía estar aguantándose la risa—. ¡"Shiiiii", usted!—y entonces él alzó a Yuli de modo que su barriguita quedó al alcance de sus boca—. Usted mi corazón—. Chris soplaba en su pancita y ella explotaba en risas—. ¿Quieres que te canté otra canción? Pues si te la cantaré aunque no quieras. Necesito que duermas, preciosa. Tu mami parece zombi, así que hay que hacer silencio para que descanse.
Chris la acomodó contra su pecho y mientras la hacia rebotar con su cuerpo empezó a cantar.
Era la imagen más perfecta que había visto.
Y entonces todo volvió a extinguirse. De pronto aparecí en lo que parecía ser un parque. Había muchas personas, sobre todo niños jugando en resbaladeras, columpios y demás.
—Mamita, ya acabé—oí una voz dulce que me detuvo la respiración. Acto seguido sentí como una manito pequeña tomó la mía y yo regrese a verla—. Acabé el helado, mamita. ¿Ya puedo ir a jugar con mis amiguitos?
Miré a la niña que me sonreía con la boca manchada de helado de chocolate. Ella saltaba feliz, turnando su mirada entre los niños que jugaban y yo.
Ahora veía sus facciones de manera más clara.
Se parecía demasiado a mi sobre todo sus ojos color ciruela. Tenía mis pómulos, mi nariz, mi mentón, aunque sus ojos eran idénticos a los de Chris (Igual de ojones) y sus labios eran exactamente iguales. Heredó los labios mortales de los Vélez.
—Claro, mi amor—yo me arrodillé para estar a su altura y saqué una caja de pañitos de donde tomé uno para así limpiar su cara—. Ten cuidado, porque si te rasguñas algo tu padre podría sufrir un infarto—yo le limpiaba con suavidad sus labios y ella no dejaba de sonreír. Era tan risueña como él—. ¿Prometes jugar con calma y sin subirte a lugares altos?—yo alcé la mano y ella dio una palmada allí.
—Prometido con la garrita—ella brincó alegre.
—Gracias, chiquitina—yo acomodé un mechón de su cabello lacio y suave, detrás de su oreja—. Ve amor.
—Sí, mamita. Te amo mucho—ella salió corriendo y juro que no quise dejarla ir. Tenía ganas de seguir mirandola sonreír para mi.
Y entonces como era de esperarse todo se desvaneció y en unos segundo más empezó a tomar forma.
Ahora me hallaba en una playa, donde el sol quemaba despiadadamente. No habían muchas personas a nuestro alrededor.
—Mi papá me dijo que me ponga una camiseta—dijo alguien sentándose a mi lado.
Asustada regresé a ver, hallando a una hermosa señorita vestida con un traje de baño de tres piezas, que era un tanto seductor para su edad. Ella aparentaba no tener más de quince años.
—¿En verdad te dijo eso?—solté una carcajada.
—Sí, ahorita se fue a comprar la camiseta—ella se cruzó de brazos con un puchero de enojo tan idéntico al mio. La bella Yuli, se pasó una mano por su hermoso cabello largo y me miró con una sonrisa pensativa. Era tal cual la sonrisa de Chris—. Mi papá debió haber sido tremendo de joven—ella soltó una risita, mientras se sentaba en mi toalla a mi lado—. Es que he oído que cuando los padres son sobreprotectores es porque no quieren que sus hijas se encuentre con alguien como ellos.
—Era un loquito—solté entre risitas y ella asentó su cabeza a mi hombro.
—Y aún así me quiere convertir en monja—ella protestó—. Pero me va a oír. Ni loca me pongo camiseta. Yo quería broncear...
—Si te la pones te compro el vestido que te gustó el otro día—le pedí y ella me miró emocionada—. Y otro día vamos solas a la playa a lucir trajes de baño sin que "el abuelo Christopher" moleste. Por ahora se buena niña y finge que eres feliz con tu camiseta.
—Trato hecho—ella chocó puños conmigo y se abrazó a mi—, por eso te amo tanto.
Y entonces un Chris de barba crecida llegó corriendo con una camiseta.
—Hermosa, ojalá te guste—Chris le dijo a Yuli mientras mostraba la camiseta que le podría alcanzar a "Don barriga". Literalmente era una sabana.
—Papito, te amo pero a veces me sacas canas—soltó entre risas.
—Pero está bonita y cómoda—él dijo confundido.
—Es una sabana—Yuli le arranchó la camiseta y se la puso—. Y solo porque eres mi papito adorado tomaré tu regalo—ella me regresó a ver guiñándome un ojo.
—¿No es adorable?—Chris le dio un beso en la frente.
Yuli miraba su camiseta de tortuga sonriente que le podría llegar hasta la rodilla.
—Sí muy adorable—ella se levantó y empezó alejarse caminando de espaldas mirándonos con inocencia—. Iré a ver si alguien se enamora de lo adorable que soy. Ya vuelvo, voy a buscar novio.
—¡¿Qué?!—protestó un escandalizado Chris y mi hija salió corriendo entre risas seguida por Chris—. Yulieth Vélez, ven acá.
Los miré correr en la arena mientras reían escandalosamente. Ambos llegaron hasta el mar y empezaron a lanzarse agua.
Lo único que pensaba mientras los miraba era... Somos una familia feliz.
Mi corazón se sentía lleno y cálido por todo lo que veía. Y pese a que sabía que todo era mi imaginación, amé con todo mi ser mi vida. Nunca había deseado que un sueño se haga realidad con tanta fuerza como en ese instante.
Deseaba tener a Yuli y a Chris siendo mi futuro por siempre. Deseaba amarlos en la realidad así como los amaba en mis sueños.
De pronto la idea de no tenerlos se me hizo insoportable.
Todo se volvió oscuro en cosa de nada y un murmullo se iba haciendo más claro con el paso de los minutos. La voz de Sara había estado diciendo palabras ininteligibles. Supuse era su lenguaje extraño de bruja.
Y entonces sentí como cosquillas en mi abdomen pero no me atreví a abrir los ojos. Unas cuantas palabras más fueron dichas por Sara y entonces todo se volvió silencio.
Yo me mantuve quieta respirando con dificultad.
—Abre los ojos y mira por ti misma—ella me ordenó y obedecí con inseguridad.
Al mirar al frente miré una ligera capa de humo gris que desde mi abdomen se iba desvaneciendo en el aire.
—Tu amor y tus sueños los puedes transferir de una manera física a la persona implicada. En este caso mediante el polvo consumido por fuego espiritual podías mandárselo a Yuli.
Yo solo veía humo casi extinto en el aire. No entendía que pasaba.
—¿Y eso que quiere decir?
—El humo debió haberse fundido en ti por tener a Yuli dentro—me soltó la respuesta que dijo cientos de verdades.
Si el humo no se fundió a mi y mas bien se extinguió en el aire solo quería decir una cosa.
Yo no tenía a Yuli en mi.
Yo no estaba embarazada.
Yo estaba oficialmente apta para huir de Chris sin problemas.
—Entiendo—solté tragando duro.
Y ahí sabiendo que no tenía a la bebé, niña, jovencita Yuli, me di cuenta de algo que negué rotundamente desde que supe de ella.
Yo la quería.
Quería una Yulieth en mi vida.
Pese a que nunca llegó a ser una realidad en el mundo, se hizo realidad en mi corazón.
(...)
—Al parecer solo tú sigues siendo mi hijita—suspiré mientras acariciaba a Solovina.
Creo que en cierto punto entendí a varias madres que profesaban no querer un bebé, llegando hasta al punto de dar a su hijo a otros porque le darían un amor que ella no podría, pero sucediendo que al momento de tener al bebé en sus brazos la idea de entregarlo a otros ya no era una opción. Simplemente el bebé se convertía en su corazón sin el cual podrían vivir.
Recordaba muy bien la imagen de Yuli y lo que sentí al verla. Sinceramente sentí que yo también nacía. Sentí que todo lo malo en mi se extinguía con la simple mirada de esa bebé y que pese al miedo por el futuro ella sería capaz de ser el único combustible que necesitaría. Mi alma dejó de estar perdida, pues con su carita comprendí que hasta un ser imperfecto puede crear cosas hermosas. Yo logré dar a lugar a un hermoso milagro.
—¿Es normal que quiera ir a buscar a Chris para hacer lo más pronto a Yuli?—solté una risita mientras hacía sonar el juguete de Solovina. Por supuesto ella se abalanzó a morderlo juguetona encima de mi barriga.
De inmediato mi mente recordó la última conversación que tuve con Sara.
Flashback
—¿No se suponía que los espíritus querían un alma, y que por ello solo dejaban debilitarse por la clave cuando supieran de la presencia de un bebé? De esa manera me acorralarían entre un destino con bebé pero con amor falso o un destino verdadero pero sin bebé, ¿cierto? ¿No se supone que era esencial el bebé para hacerme elegir el amor real sobre la vida de mi hijo?
—No lo sé—Sara se puso se pie y caminó hacia la ventana pensativa—. Quizás ellos se idearon otra manera de obtener una vida.
—Tal vez aún sigan a la caza de un primer hijo mio o... mi vida misma—concluí pensativa.
—No te preocupes más por esto—Sara me sonrió pero claramente fingía—. Conformémonos con que no fue necesaria la presencia de Yuli, y que tú decisión solo consistirá en elegir un amor real o falso, ya que se extinguió el factor "Yuli". Eso es todo. Y si te preocupa el futuro con respecto a esa alma... Solo confórmate con saber que Fat extinguirá a esos malditos espíritus.
—Okey—tragué duro.
Me sentía triste no lo niego sin embargo... estaba aliviada de no tener que decidir sobre la vida de mi hija.
Aunque algo me olía mal en todo el asunto.
Fin del flashback
De golpe me puse de pie y empecé a dar vueltas por la habitación. Era frustrante saber que podría haber una vida en peligro por la estúpida maldición.
Y entonces mi celular sonó, informándome de una notificación recién llegada por lo cual fui a buscar mi celular sobre la cama. Al abrir los chats, me encontré con él ultimo mensaje proveniente de Chris.
Por supuesto solté un suspiro y con una sonrisa lo abrí, imaginado que al fin tendría su convocatoria a nuestro encuentro.
Whattsapp
El martes llegaré a la 1 a Quito
¿Podríamos hablar en cuanto llegue al aeropuerto?
Es que tengo mi siguiente vuelo a Loja a las 4
Claro, ahí te veo 😉
Que tengas buen viaje, cuídate
Después de haber estado de intensa buscando a Chris para que me escuche, al fin lo había logrado. Gracias a mi amigo, al fin obtenía lo que quería.
En un inicio el objetivo de verlo fue para reconstruir las cosas, intentando compensarlo con creces por haber huido como huí debido a mi miedo al futuro. Mi idea era explicarle lo que pasaba y debido a que antes asumía como hecho la existencia de Yuli, iba a proponerl que volvamos a estar juntos para recibirla. Mi idea era que él me ayudara a convencerme de que no sería un error elegir la vertiginosa decisión de tener a Yuli.
Me dije a mi misma, que él me diría que no importaba que al final el quedara hechizado de amor por mi, porque internamente ya me amaba y que nunca dejaría de hacerlo pese al mal presagio, y que quería hacerlo para no tener que sacrificar la vida de Yuli de alguna manera. Y entonces en un futuro soñaba con ser una familia feliz que desafió el destino y que lo venció.
Por eso quería hablar con él, para que me ayude a sostener el peso de la decisión, una vez que le dijera todo lo malo que podría atraer una decisión impulsiva solo por estar actualmente "enamorados".
Por eso iba proponerle el acuerdo mutuo de someternos a perder cosas muy importantes a cambio de Yuli. En caso de que las cosas salieran anormales (Fatima fallando en todo), él sometiéndose a quizás perder en un futuro su gran amor Lucy, quedándose enamorado de mi solo por un hechizo y claramante Yuli, y yo perdiendo la oportunidad que me dio mi madre de salvar mi corazón a tiempo. Ahora si las cosas salían normales; él perdiendo la oportunidad de tener una vida libre para unir su vida a Lucy, pues tendría como peso a Yuli en su relación, y yo... bueno... yo simplemente me seguía sometiendo a perder la salvación de mi corazón. No tenía más elección que estar cerca de Chris siempre debido a Yuli, con riesgo de amarlo más y más con el paso del tiempo. Bueno, al menos en esta ultima realidad él podría dejarme. Punto a favor para él.
En fin... esas eran las realidades pesimistas más probables.
Pero... ahora...
Ahora ya no existía una Yuli por tanto ya no había un factor que nos obligara a tomar riesgos tan peligrosos. Estábamos libres para elegir la decisión más sensata.
Nosotros sabríamos como terminaríamos, y solo seríamos masoquistas al elegir estar juntos por nuestro "amor" que podría ser ilusión. En su caso podría ser ilusión, pero en mi caso... presentí que ya no lo era.
Cuando le grité por esa videollamada que lo amaba, lo sentía como lo más real que había dicho. Y sí lo amaba, y me daba pavor pensar que era ese amor patológico que lastimaría hasta el final de mis días.
—¿Valdrá la pena intentarlo?—solté con la voz temblorosa.
Mi camino cada vez se iba facilitando más para que yo pueda irme sin dejar huella en Chris, tal como lo quiso mi madre por mi bien y hasta por el bien de él. Sin embargo, pese a que debería estar feliz por ya no tener tantas trabas para buscar un buen destino, donde ni él ni yo nos hiciéramos pedazos, no podía. Mi corazón se rompía cada vez más ante la idea de dejarnos ir.
Con los ojos sintiéndolos aguados me dirigí a mi estudio, donde descansaba mi piano y mi guitarra. Mi corazón me exigía desahogar mis sentimientos a través de una canción, así que tomé como elegida para acompañarme a mi guitarra "Blanquita". Me senté en una silla alta a tocar los acordes que había logrado sacar desde hace algunos días.
Sin duda la canción que se me vino a la mente, y que ya fue dedicada a Chris seguía siendo la indicada para mis sentimientos por él. Y tal vez se volvería mi himno diario si era lo suficientemente fuerte para elegir lo mejor para ambos.
—Amarlo es como conducir un nuevo Maserati por un callejón sin salida—empecé a cantar a la par con mi guitarra—. Más rápido que el viento, apasionado como el pecado. Terminando tan de repente—yo sentí mi voz temblorosa—. Amarlo es como tratar de cambiar de opinión una vez que estás volando en caída libre.
Y seguí cantando con mis ojos cerrados visualizando a Chris a cada instante. Mi corazón se aceleraba por millones al sentirlo cerca con su recuerdo, y mi alma se sentía perdida al pensar que una vez más el destino me seguía diciendo que no estar juntos era lo mejor.
Esperaba que cuando lo viera, mi "rojo ardiente" tuviera alguna solución.
(...)
Era la 1 de la tarde yo estaba mirándome frente a un espejo en el baño del aeropuerto.
Me coloqué un poco de labial y mientras apretaba los labios para que se difunda de mejor manera empecé a sacudir los brazos. Era mi intento de quitarme la tembladera que tenía.
—Cálmate, mujer—me dije a mi misma dándome unas palmadas en el cachete.
Tomé mi celular del mesón de lavamanos y revisé el chat esperando algún mensaje por parte de él, pero no lo hallé. Desde el mensaje donde me confirmaba nuestro encuentro no volvimos hablar.
Yo bloquee la pantalla y de inmediato lo guardé en mi chaqueta. Luego tomé mi bolso y me lo colgué en el hombro.
—Tranquilízate, mensa—me volví a regañar acomodando unos cuantos rizos y sacudiendo mi cabello para que se acomodara de manera más natural.
Salí del baño caminando a toda prisa. Se suponía que el vuelo de Chris ya habría llegado. Me supuse que aún estaba adentro en los chequeos de rutina.
Di un vistazo a mi alrededor y no noté a nadie sospechoso con cara de emoción fangirl. Todas las personas que esperaban en la puerta de arribos internacionales parecían muy relajados.
Nadie tenía cara de cncowner inflitrada.
Me arrimé a los barandales y con las manos temblorosas empecé poner música por medio de audífonos. Era mi manera de relajarme.
Los minutos pasaban uno tras otro al igual que los viajeros que iban saliendo. Por su parte Chris no asomaba ni las orejas.
Mentalmente me repetía las posibles soluciones que daba a nuestro dilema.
Entonces un nuevo grupo de pasajeros salió por la puerta, y cuando estuve por resignarme a que entre ellos no venía Chris, lo vi salir distraído mirando su celular.
Por supuesto me sentí palidecer, quedándome como estatua sin capacidad de mover un musculo.
Chris siguió caminando tranquilo, rebasando el lugar donde estaba. Mis ojos eran los únicos que lo seguían mientras mis labios sonreían por la alegría de volver a tener tan cerca a mi Luz.
Él dio unos toques más a su celular y luego se lo llevó a la oreja. Minutos después mi celular sonó y yo di un respingo volviendo a la realidad.
Desesperada saqué mi celular de mi bolsillo y lo contesté.
—¿Hola?—dije con serenidad fingida.
—Hola, Cielo. ¿Donde estás? ¿Ya llegaste al aeropuerto?—él preguntó mientras caminaba buscándome con la mirada—. Yo ya estoy en el aeropuerto en la parte de arribos.
—Yo también—le respondí mirándolo caminar distraído muy cerca de mi.
Con decisión caminé detrás de él, y ya cuando lo tuve muy cerca me atreví a tomarlo de la mano. Él se sobresaltó un poco, pero al verme me dio una mirada confusa y luego solo sonrió incomodo. Yo no le di tiempo a más y lo jalé conmigo a toda prisa. Casi que lo llevaba corriendo.
—Ho...hola, Cielo—él logró decir mientras arrastraba su maleta ruidosamente—. Ahm... y entonces...
—Iremos a un lugar con urgencia—yo ni lo miraba, solo me concentraba en respirar profundamente para mantenerme lo más serena posible.
—¿A donde vamos?—él preguntó, deteniéndose un momento y por supuesto provocando que yo también.
Él se veía confundido, intercalando su vista desde nuestras manos a mis ojos. Yo le solté de la mano y mientras caminaba de espaldas hablé.
—¿Quieres saber si vale la pena estar conmigo?
—¿Ah?—él me miró con los ojos bien abiertos—. Yo... yo...
—Y por favor, te pido que vengas conmigo. Ayúdame a resolver el mayor dilema de mi vida, te lo suplico.
Él me miró fijamente con la boca ligeramente abierta por unos segundos. Por fortuna su respuesta a mi pedido fue afirmativa. Él asintió aunque pareciendo inseguro.
—¿Porqué siento que todo se va a poner muy feo?—él empezó a caminar a la par conmigo.
—Yo aún guardo la esperanza de que no—dije mientras metía las manos en los bolsillos de mi chaqueta.
Cuando sentí entre mis dedos cierta botellita misteriosa, temblé del miedo. El liquido guardado dentro de esa botella era algo muy tenebroso para mi. Era algo que sin duda me haría saber si en realidad Chris estaba siendo por completo sincero conmigo.
Me costó mucho lograr que Sara me diera aquel mejunje que tenía en mi mano. No muchas personas podían tener lo que yo tenía.
Absolutamente nadie tenía aquel liquido que sacaba a relucir las verdades más ocultas. Verdades que ni el mismo dueño las sabía.
Quizás ni el mismo Chris sabía que en realidad lo que sentía por mi no era amor.
Holi, holi jejeje
¿Como van con esa cuarentena?
Espero que se encuentren bien con su familia, y les deseo lo mejor para sus países y ciudades. Ojalá de a poco podamos salir de esta pandemia.
Ahora con respecto a la novela...
¿Qué creen que descubra Cielo en su plan?
¿Piensan que este par se arriesgarán a tener un amorcito pese a lo que dice el presagio?
Solo digo que muy pronto van a descubrir un secreto, que será tan fuerte pero tan fuerte para Cielo que quizás la hagan cometer locuras. Yo sé que muchas le van a dar la razón, ya verán porqué.
Bueno, nos vemos pronto. Chaitos.
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