46. Primer beso
Listas para el masoquismo? jijiji
—¡Dios santo, que hice para merecer esto!— solté en un murmullo. Fatima y Sara me miraban con los ojos bien abiertos. Bueno, Fat se veía más pálida de lo normal. Al parecer ella también captó lo que pasaría con mi futuro y él de Chris.
—Cielo, lo lamento. Pero si lo ves desde el pasado, tal vez esto es lo menos peor que te pudo pasar. Tu estas viva teniendo una vida plena...
—¡VIDA PLENA!—solté un grito—. Eso no es así. Por favor, acabo de enterarme que ahora yo soy la maldita. Yo voy a ser la persona que herede el trato de elegir entre el amor real de un hombre versus el amor de mi hija. ¿Es así cierto? A menos que sea tan estúpida como para interpretar esto de otra manera, porque si es así...
—No, cariño. No—Sara me miró con un leve sonrisa—. Con tu madre estuvimos trabajando secretamente por años para no estés en su mismo lugar. Y de hecho todo este show de la profecía, fue para que todos podamos llegar a este simple punto donde la barrera se ha caído donde hay soluciones a todo. Todo debía ser igual o al menos parecido como en la historia de tus padres, para que podamos librarte de la maldición de una vez por todas. Con todo esto solo buscábamos regresarte tu vida.
—Okey, pero si querían de alguna manera recrear esa historia de amor, tan solo debían hacer que viva tal cual la historia de mi madre así como con la profecía. O en otro caso si de alguna manera estaba destinada a tener el amor falso de Chris tan solo hubieran dejado que todo siga según su curso sin la estúpida profecía. Con el tiempo en cualquiera de los dos casos a mi me hubiera tocado llegar al punto de la barrera rota y eso era todo. No entiendo porque de repente apareció esta profecía con Yulieth. No sé en que parte encaja en todo esto.
Sara volvió a meter su mano en su bolsa, y en esta ocasión sacó un montón de cartas.
—Nena, esto es más complejo de lo que tu piensas—Sara me dio varias cartas y las tomé con temor—. Una maldición del calibre que tenía tu mamá es algo que me costó años comprender. Por 22 años desde que supimos de tu existencia, estoy intentando hallar una salida. Te quiero mucho al igual que a tu madre, y me juré a mi misma que te ayudaría. Se lo debo a ti y sobre todo a tu madre. Ella era como mi hermana y se lo debo.
—¿Y esto?—yo miraba las cartas
—Cuando tengas un momento de tranquilidad debes leerlas. Tu madre aún tiene cosas que decirte—ella me sonrió levemente.
Sonreí sin querer al saber que mi madre me volvería hablar pero al recordar que lo que me dijera podría ser macabro, mi sonrisa se borró.
—Es que en verdad no entiendo—yo dejé las cartas a un lado como si me fueran a contagiar de la peste, y me pasé una mano por el cabello—. No entiendo que es lo que va a pasar con Christopher. No sé si en realidad estoy heredando el tener que enamorar a Chris con hechizos. No sé si más bien heredaré el tener que decidir entre elegirlo a él o Yulieth. No se si heredé ambas cosas. No sé porque tuve que vivir la profecía con Chris. No sé si Yulieth existe o no. No se si... esta maldición se va anular. Son miles de cosas que me confunden.
—Ahora sabrás la razón de la profecía—ella dio un paso hasta mi con suma concentración—. Pero no lo sabrás con palabras. Tú... tú lo veras por ti misma.
—¿Cómo?—dije palideciendo.
—Nena, te voy a mostrar cosas del pasado. Son recuerdos que almacené y que podrás ver. Te hará más fácil entender donde encaja este asunto de la profecía que hizo tu mamá. En verdad... espero que todo salga bien. Lo que está por pasar será la primera prueba de si en verdad tanto trabajo que hicimos con tu madre valió la pena. Las dos dependemos de lo que pase cuando veas esto.
—Me estas asustando—la miré con los ojos abiertos, pues de repente ella puso sus manos en mis sienes. Claro que yo aparté mi cabeza horrizada.
—Wouuu, un hechizo de traspase de recuerdos—Fat nos miraba con los ojos brillantes y una sonrisa enorme—. No puedo creer que en serio alguien pueda lograrlo.
Sara me miró con suplica, y con su sola mirada entendí lo que me pedía.
—¿No va a doler?—le pregunté bajando la guardia.
—No, linda—ella me sonrió suavemente
—Bien—respondí y de inmediatamente cerré los ojos fuertemente como señal de rendición.
Quedé en sus manos, lista para que me masacraran sentimentalmente...
Las manos de Sara se colocaron en mis sienes, y de repente empecé a sentirme mareada. Un sinfín de colores se mezclaron en mi cabeza. Cada uno de ellos se iba haciendo más intenso mientras tomaban forma.
La tonada de una melodía muy conocida me envolvió y juro que me teletransporté hacia el pasado. Sobre todo porque mi voz de cuando era pequeña empezó a cantar.
Y al ver que inútilmente
Te envío mis palabras
Llorando mi guitarra
Se dejo oír su voz
Y entonces me miré a mi misma subida en un escenario junto a mi abuelito. Por poco salgo corriendo desesperada abrazarlo, pero al recordar que me encontraba en algun tipo de recuerdo me contuve. Todo parecía tan real, como si hubiera vuelto en el tiempo verdaderamente.
—¡Abue!—fue lo único que logré decir. Me sentía como si fuera un fantasma sin derecho a interferir en el presente.
La pequeña Cielo sonreía con sus manos sosteniendo el micrófono mientras todos los asistentes aplaudían a su presentación. Mi abuelito por detrás la miraba con total orgullo, mientras se movía al ritmo lento de la tonada.
Mi corazón estaba hecho añicos, pues a medida que los veía tan cerca más difícil se me hacía asimilar que todo lo que miraba ya no existía. Por más que lo tuviera casi en carne y hueso, jamás volvería a tenerlo verdaderamente en mi presente. No le podía hablar, ni tocar, tan solo podía ver su recuerdo y nada más.
El estúpido destino se empeñaba en restregarme en la cara aquello que tanto amé y que jamás regresaría.
—¡Señora Rocio!—escuché la voz de Sara detrás de mi, y sin darme en cuanto me giré hallé a mi abuelita con un cartel enorme con mi nombre. Todo el tiempo estuvo detrás y no lo noté.
Diablos, mi corazón por poco explota de la emoción al verla de nuevo. Parecía tan real.
—Mamita—sollocé, extendiendo mi mano hacia su mejilla, más no pude tocarla. Solo la traspasé.
Mi corazón se rompió en mil pedazos al pensar que nuevamente la iba a perder en cuanto despertara de los recuerdos. Una vez más me arrebatarían a uno de los amores más grandes de mi vida.
Iban a morir por segunda vez y apenas lo notaba.
Mi alma imploraba por una sola mirada hacia mi, o un toque que me diera el calor que solo ella me daba. Me quise morir por dentro al saber que no sería posible.
—Dios santísimo, llegan tarde—mi abuelita le dijo a Sara sin despegar su mirada de la tarima, donde la pequeña Cielo seguía cantando—. Se supone que la sorpresa era que Edith estuviera en primera fila viendo cantar a Cielito. Mi pequeña estaba muy triste porque su mamá no vino.
—Lo siento mucho Rocío—Sara se veía nerviosa—. Edith no va a poder venir.
—¿Cómo que no va a poder venir?—mi abuelita se veía molesta—. Hace solo unos minutos me llamó diciendo que estaba por llegar. ¿Qué pasó?
—Tuvo un... inconveniente—Sara empezó a mirar desesperada entre la gente.
—¡No lo puedo creer!—mi abuelita frunció el ceño—. Se supone que ella debía estar aquí para grabar la presentación de Cielo. Además es obligatorio que lo haga porque según mi instinto ella ganará el primer lugar. Ni siquiera el nieto de Piedad parece que lo logrará.
—¿El nieto de la señora Piedad está aquí?—los ojos de Sara se abrieron como platos.
—Si, hace rato acabó de cantar.
Las piezas empezaron a encajar en mi cabeza ante lo que dijo mi abuelita. De inmediato miles de teorías empezaron a ahogarme.
Si esto era el pasado donde yo era niña, recordaba muy bien que durante esas épocas tuve un único encuentro con Christopher, y ese era en... el concurso de Pequeñas Estrellitas.
—Okey—Sara tragó duro y sin que mi abuelita pudiera decir más empezó alejarse—. No le vaya a decir a Cielo que estuvimos por aquí. Edith y yo tenemos que salir de urgencia a resolver un asunto.
—¿Acaso pasó algo malo?—mi abuelita intentó seguirla
—No se preocupe—fue lo único que dijo, y de inmediato le dio un peluche que sacó de su bolso. No era nada más y nada menos que el Señor Orejas, uno de mis juguetes favoritos de la infancia —. Dele esto a Cielo, y dígale que su mamá se lo envió. Que se disculpa por no estar aquí, y de paso discúlpeme a mi por favor.
—Oye niña, pero dime que está pasando. Te veo agitada.
—Solo... no se preocupe.
Sin mas Sara empezó a salir a toda prisa y yo la seguí al mismo paso. Mi instinto me decía que debía hacerlo.
Nos abrimos paso entre la gente hasta alcanzar la puerta principal de la casa barrial en la que estábamos.
—Edith, no me lo vas a creer—dijo Sara apenas salió y a mis espaldas escuché aquella voz que tanto extrañaba.
—¿Qué pasó?—cuestionó mi madre, y yo me giré.
Mi mamá venía caminando paso a paso, y por un instante creí que vendría a abrazarme. Tristemente solo me atravesó y fue a pararse junto a Sara.
—Ma—solté en un sollozo al verla tan real frente a mi.
Sonreí con tristeza mezclada, pues pese a que todo era una especie de holograma, por un momento sentí su esencia cerca mio. Al menos con su voz pude tomar un poco de impulso para continuar descubriendo la oscura verdad de mi nueva maldición.
Extrañaba sus concejos y ahora era cuando más lo extrañaba.
—La bruja Débora en paz descanse, tenía razón—Sara tomó a mi mamá de las manos—. Las fuerzas malignas están deambulando por aquí. Y al parecer si sucederá lo que nos dijo. Están a la espera de hacer rebotar el hechizo en Cielo. Si en realidad hoy es el día donde Cielo conocerá al amor de su vida, y si según la visión que te mostré es Christopher... estamos en problemas. El muchacho está en este lugar ahora mismo. Las fuerzas malignas hoy sabrán que Cielo es la candidata perfecta para que tu le heredes la maldición.
—¡No puede ser!—mi madre caminó unos cuantos metros balanceándose y luego se arrimó a una pared. Abatida ella se deslizó con lágrimas en los ojos—. ¡Yo nunca quería que mi hija pase por lo que yo pasé! Se suponía que si moría el trato moría conmigo. Yo solo quería mantener a mi hija asalvo hasta que eso ocurra. Yo no...
—Amiga, lo siento—Sara miró sus manos con rabia—. Diablos, me siento tan impotente al no poder hacer nada para evitar lo que va a pasar. Esos desgraciados le hicieron algo a mis poderes. Tú sabes que desde hace algunos días los perdí, y ahora que están volviendo no tienen la misma capacidad. Lo perfecto sería que pueda ocultar a Cielo de los poderes de esas espíritus de la maldición, pero.. no puedo. Si hoy el corazón de Cielo late por el pequeño nieto de Piedad... no habrá forma de librar a Cielo de la maldición. Hoy la marcarán.
—Cuando el corazón de Cielo se ligue a Christopher las fuerzas comprobarán lo que pasará en el futuro entre ellos dos, ¿cierto?
—Exactamente—Sara se sentó junto a mi mamá—. Sabrán que Christopher es el amor más grande de Cielo, y también descubrirán que en un futuro su historia con el chico será la misma que tú tuviste con Damian. Él no le corresponderá, y ella lo amará por siempre pese a eso.
Sentí un vació en el estomago que me dejó sin respiración en ese momento. Si hubiera estado en mi presente seguramente me hubiera agarrado un ataque de pánico. Debo decir que lo que Sara dijo hizo que tuviera uno de los miedos más grandes de mi vida.
¡Todo parecía una pesadilla!
—Los malditos espíritus sabrán que mi hija es la candidata perfecta para repetir mi historia. Ellos ya no querrán nada conmigo sino con mi hija.
—Exactamente—Sara abrazó a mi madre que empezaba a llorar desconsolada—. Pero no te culpes Edith, que al final de todo lograste mantener viva a Cielo. Además tampoco lo tenemos todo perdido, porque si en verdad mis visiones sobre el futuro donde Christopher no le corresponde pese a que tienen un matrimonio de por medio, podríamos trabajar para que el amor exista en la realidad. Quizás podríamos intentar que sus carreras en un futuro no destrocen su relación de pareja. Podríamos darles una nueva forma de vivir para que ya no quieran convertirse en estrellas. Yo puedo manipular mi magia para que de alguna manera el punto de partida donde ambos empezaron a ser reconocidos como cantantes internacionales se corte.
—No es justo—mi mamá sollozaba—. No puedo hacerle eso a Cielo ni a ese pobre muchacho. Los dos en un futuro serán grandes y exitosos, y solo por salvar su relación no voy acabar con sus carreras.
—No hay más opción Edith, esas carreras que ambos tendrán harán añicos su matrimonio. Él ira a un país mientras que Cielo a otro. Casi nunca se verán. Poco a poco el mundo de celebridades los absorberá hasta que se perderán el uno al otro. Y luego debido a eso estará la llegada de esa chica Lucy, que incentivó al divorcio...
—No creo que sirva de nada arruinar sus vidas profesionales, Sara—mi mamá se sostenía la cabeza con desesperación—. Yo sé lo que es tener a alguien que no está destinado a amarte, y el caso de mi hija será el mismo. Aunque pasé pegada casi las 24 horas a la vida de Damian, no fue suficiente para crear en el un amor verdadero. Si no es de ser, no se da. Así de simple es esto del destino.
—Pero no podemos dejar que Cielo sufra tanto por ese muchacho en un futuro. Debemos hacer algo para protegerla. No la podemos permitir dirigirse a esa vida.
—Se me ocurre una manera, ya estuve pensando en ello—mi mamá miró a Sara con los ojos llorosos—. Si en verdad el chico va a salir de la vida de mi hija por no quererla, entonces... pienso que es mejor cortar la relación de raíz. Así evitaremos tanto sufrimiento a mi pequeña.
—¿Quieres extinguir al chico de la vida de Cielo?—Sara la miró boquiabierta.
—Sí—soltó sin anestesia—. Prefiero que Cielo nunca conozca el amor verdadero, antes que conozca lo que es amar con todas sus fuerzas sin ser correspondida. Yo me encargaré de que ella encuentre a alguien de quien se enamore y que piense que ese amor que sentirá por esa persona es el más grande.
Mi cabeza empezaba a dar vueltas y no creía que fuer por el hechizo. Miles de recuerdos sobre mi vida con Andrés empezaron aparecer. De pronto se me vino la idea de que él era el chico que me haría creer que era el amor de mi vida.
Nunca tuve otro amor en mi vida al que quisiera tanto antes de Chris. La persona de la que habló mi madre solo podría ser él.
—Pero no lo será porque el amor más grande que sentirá es el que tendrá por Christopher—Sara la miró recelosa.
—Pero ella nunca lo sabrá.
—¿Y como piensas hacer eso?
—No lo sé—mi mamá empezó a llorar de nuevo—. Solo sé que tú con tu brillante cabeza me ayudarás a buscar hechizos y...
—Tengo uno que puede englobar lo que me estás pidiendo—Sara dijo pensativa—. Puedo... repeler a alguien de la vida de alguien. Hace unos meses terminé de estudiar aquel hechizo.
—Entonces hazlo antes que sea demasiado tarde. No quiero que él siga enamorando a mi hija para que al final solo la deje con el corazón hecho añicos. Quitarlo antes que cause el daño será lo mejor.
—Pero... quiero que recuerdes algo—Sara la miraba profundamente—. Si en verdad Cielo está sentenciada heredar tu historia, quiero que recuerdes la clave que hizo que puedas librarte de todo eso. Recuerda que solo cumpliendo con cada paso de esa clave, se podrá dar esa oportunidad para Cielo. Eso quiere decir que...
—En algún momento deberé exponer a mi hija al amor de ese chico.
—Precisamente—Sara bajó la mirada—. En algún momento deberás estar cegados de amor. Y solo con Christopher podrá lograr eso, porque él fue hecho para causar eso en ella.
—No importa—mi mamá estaba decidida—. Hasta que tenga que exponerlos el uno al otro para poder llegar a cumplir con la clave, yo haré que mi hija ame de un manera casi real a otra persona. Con eso cuando hayamos abierto la barrera, ella no tendrá ninguna dificultad en abandonar a Christopher, ni tampoco le dolerá si él la deja. Además pienso que a ti se te ocurrirá una manera de cumplir con su historia de amor en un tiempo casi ridículamente corto. Es que no se si me entiendas, pero.. entre menos dure su historia menor será el dolor para mi hija. Ella tendrá mas oportunidades de salir sin un rasguño en su corazón si no se vincula tanto al chico, y si tiene a alguien a quien quiere mucho esperándola cuando todo acabe.
—Pero tu sabes que al final de todo, Christopher se llevará su corazón.
—Pero al menos lucharé para que ella no se de cuenta—soltó con lágrimas en los ojos—. No permitiré que mi hija tenga la misma decepción amorosa que yo tuve.
—Okey, lo haremos como tu dices—Sara volvió a mirar sus manos—. En cuando vuelvan mis poderes, activaré un hechizo que los aleje. Y en un futuro lo romperé para que podamos reencontrarlos para lograr la clave.
—¿Tienes algo para que se puedan volver a unir, pero por un poco tiempo? Yo sé que tú lo tienes. Eres la mejor bruja que conozco.
—He oído de un conjuro donde puede escribir tu propio futuro—Sara le respondió pensativa—. Leí que era como escribir en un libro todo lo que te pasará con punto y coma. Quizás con el tiempo pueda lograr dominarlo. Se me ocurre escribirle a Cielo un historia, que dure lo que tu quieras y que vaya como tú quieras.
—¿En serio?—mi mamá sonrió de inmediato.
—Si, amiga. Aunque no es seguro que lo logre pero... en verdad me esforzaré por conseguirlo— Sara le sonrió alentadoramente—. Cuando llegue el momento, tú podrás escribir la historia de amor de Cielo y Chris, moldeándola para que sea tan fugaz e indolora Con eso podremos cumplir con los pre requisitos de la clave y abrir la barrera.
—Eso estará perfecto—mi mamá sonreía feliz—. Cielo tendrá la esperanza de ser feliz al final de todo. Yo sé que si las cosas resultan como las planeamos, al final cuando cielo tenga que elegir no tendrá dificultad. Su corazón no se va a romper yo lo sé.
—Sí, pero no cantes victoria que aún no se si pueda hacer el hechizo de "escritura viviente"—Sara soltó con una sonrisa nerviosa
—Lo vas a lograr, tú siempre lo haces—mi mamá se lanzó a los brazos de Sara con total alegría.
Yo estaba atolondrada por todas las revelaciones. Ahora encajaba todo a la perfección en mi vida. Cada cosa tenía sentido. Al fin las piezas se habían puesto en su sitio.
—Dios—fue lo único que salió de mi boca.
Me sentía como estatua sin saber como reaccionar a lo que pasaba.
—¡No es justo!—escuché de repente el llanto de un niño acercándose.
Mi madre y Sara al escuchar aquella voz y las que la acompañaban se levantaron de un brinco y salieron corriendo. Yo estuve por seguirlas, pero al oír la voz infantil tan conocida que se acercaba me sentí atraída por ella.
Por la puerta de la casa barrial, salia una joven señora Yenny con un niño Christopher que pataleaba. La señora Piedad lo seguía detrás con un trofeo plateado, y mirando al niño con lastima.
—Ya mi amor, cálmate—le pedía la señora Yenny mientras jalaba a Christopher. El muchacho se resistía a toda costa.
—Corazón, si dejas de llorar prometo que te compro un helado—la señora Piedad le decía a un Chris llorón.
—¡No quiero! ¡Quiero mi premio!—soltó el pequeño Christopher, y la señora Yenny alzó su vista al cielo cansada.
—¿Quieres que te compre el videojuego que querías?—ella le propuso—. Si dejas de llorar y olvidas este concurso prometo que te lo compro. Es más... vamos a comprarlo ahora.
—¡NO QUIERO!—el chico lloraba a todo pulmón—. Le prometí a mi abuelito que le llevaría el premio, y no le quiero fallar.
—Pero ya no se puede mi amor, la otra niña ya se lo llevó—la señora Yenny le acarició la cabeza, y Christopher lanzó un grito que hasta a mi me dejó sorda.
—Yo creo que mejor espío el taxi—la señora Piedad informó y de inmediato empezó a espiar por la calle.
—¡Mami, no me voy sin mi premio!—Chris hizo un puchero, y de inmediato se quiso soltar para ir hacia la casa barrial. La señora Yenny lo avanzó agarrar del brazo.
—Ya basta, Christopher—la señora le clavó la vista—. Mi amor, me estas empezando a enojar. Hasta adentro te me pusiste a llorar delante de todos nuestros conocidos.
—Ya mijito, no exageres. Solo es un premio el que perdiste, ya verás que en un futuro ganarás cientos—la señora Piedad decía.
A Chris no le importó las palabras de su mamá y su abuela, él solo se lanzó al piso y empezó a llorar a todo pulmón.
—¡Quiero el premio!—Chris sollozaba—. ¡Mi abuelito me lo pidió!
—¡CHRISTOPHER VELEZ!—la señora Yenny se tapaba la cara avergonzada, mientras jalaba a Chris de la pierna—. Ya levántate antes que me hagas enojar más.
La gente empezaba a salir de la casa barrial, y todos empezaban a reírse del show que se armaba.
—Dios, Santo. ¿Qué pasó?—de pronto dijo la voz de mi abuelita.
Ella venía a toda prisa junto al Christopher llorón.
—Señora Rocío, que pena. Es que mi hijito anda armando berrinche por no tener el primer premio—la señora Yenny jalaba a Chris del brazo.
Él estaba medio sentado en el piso.
—Al parecer lo quería mucho—mi abuelita soltó una risita, y volvió su vista atrás—. Cielo, mi amor ven.
La pequeña Cielo llegó saltando con su premio. Parecía muy feliz y tranquila.
—Mande mamita—ella se sacó un chupete de la boca.
—El niño está muy triste porque no tuvo el premio, en serio está muuuuuuuy triste al igual que su mamá y su abuelita. Y bueno... yo sé que tú tienes muchos premios así en casa así que... ¿no quisieras darle el premio? Tú siempre has sido una niña muy generosa.
—Pero se lo iba a dar a mi mamita
—No te preocupes mi vida, ella entenderá. Más bien amará la forma en como actuaste si le das el premio a Christopher.
La Cielo pequeña miró al Christopher que aún lloraba sentado en el piso.
—Pobrecito—Cielo caminó lentamente hacia ese Christopher, mirándolo con lastima.
—Le prometí el premio a mi abuelito—sollozaba Chris mientras Cielo se arrodillaba a su lado.
—Ya no llores amiguito—la pequeña Cielo sonrió abiertamente.
—¿Le darás el premio a Chris?—mi abuelita me preguntó con una sonrisa—. Prometo que te compro lo que tú quieras si se lo das.
—Bueno, abuelita—Cielo le extendió el premio a ese pequeño Christopher, el cual por cierto abrió la boca con una sonrisa enorme.
—Esa es mi pequeña—mi abuelita miraba a la pequeña Cielo con orgullo.
—Gracias—Chris tomó el premio saltando de emoción.
—No se hubieran molestado—la señora Yenny parecía avergonzada—. Como le va a quitar el premio a...
—Descuida hija, para mi Cielo nunca es difícil compartir sus cosas. Es una niña muy linda.
—Disculpe señora Rocío.
—No hay de que muchacha, al parecer a Cielo le gustó hacer feliz a un niño triste, ¿cierto amor?
—¡Sí, abuelita!
—Bien, entonces... una vez cumplida la buena acción del día de mi nieta, nos tenemos que ir—mi abuelita volvió a extenderme la mano y yo la tomé—. Bien, dale un besito de despedida al niño y nos vamos.
—¡Sí!—contestó Cielo, y de inmediato se acercó a la mejilla de Christopher.
Al parecer Christopher no quiso el beso de la pequeña Cielo, pues abrió los ojos como platos y de inmediato movió su cara para escapar. Desafortunadamente para él su reacción provocó que el beso llegara a otro sitio distinto al pensado por Cielo.
Sin querer los labios de Cielo se unieron a los de Christopher.
Debo admitir que esa escena tan inocente de dos niños con sus labios unidos en un "pico", con sus ojos asustados, me causó tanta ternura. Y de hecho me causó más ternura que él Christopher pequeño haya enrojecido hasta las orejas, sin siquiera hacer el mínimo esfuerzo de retirarse.
Los dos solo se quedaron allí con sus labios tocándose mínimamente por unos segundos.
—¡Que graciosos!—soltó mi abuelita jalándome—. Estos niñitos si que me han hecho reír.
Antes de que la Cielo pequeña pudiera hacer nada, un Christopher asustado se había separado para darle un manotazo en el brazo.
—¡Mala!—gritó, y de inmediato la señora Yenny saltó a jalar a Chris enojada. Cielo por su parte empezó a llorar por el manotazo.
—¡Christopher!—la señora Yenny lo miró severamente. Chris por su parte no sabía que pasaba—. ¡NUNCA SE PEGA A LAS NIÑAS!
—Mi vida, la niña te regaló el premio y aún así le pegas—le dijo la señora Piedad.
Por supuesto la pequeña Cielo tan vengativa como yo, caminó entre llantos hacia Chris y le arranchó el premio.
—¡Mio!—dijo ella enojada.
Chris empezó a estallar en llanto por el premio, y por su parte Cielo seguía llorando sobándose el brazo.
—¡DIOS SANTO DAME PACIENCIA!—la señora Yenny tomó de la mano a Chris y lo empezó a llevar lejos—. Señora Rocío, mil disculpas por lo que hizo mi hijo.
—No se preocupe, apenas son unos niños.
—Ya vas a ver en la casa—la señora Yenny amenazó a Chris y por supuesto empezó a llorar todavía más.
—Perdona Rocío—la señora Piedad se despidió de mi abuelita con un beso—. Christopher tendrá una larga charla por lo que hizo.
—No se preocupen—mi abuelita boquiabierta me acariciaba la cabeza.
—Nena, perdona—la señora Piedad me sonrió maternalmente—. Gracias por quererle dar tu premio a mi nieto. Eres una niña muy buena. Por cierto cantaste precioso.
Mi versión pequeña entre sollozos empezó a sonreír. Al parecer se le pasó el susto del manotazo.
—Nos vemos, creo que Yenny ya consiguió un taxi—dijo la abuelita de Chris apresurada y luego de darnos una sonrisa se fue.
Mi abuelita se quedó conmigo, mirando como a lo lejos metían a un Chris berrinchudo al taxi.
—¿Los niños siempre lastiman a las niñas que son buenas con ellos?—preguntó la pequeña Cielo, sorbiendo por la nariz.
—A veces, pero por lo general los pequeños como él lo hacen sin saberlo. El problema radica cuando son grandes—mi abuelita se agachó para verme mejor, y darme un beso en la frente—. Aún no estas en un edad para entender pero... no es correcto que los niños te lastimen. Un niño nunca debe golpear a un niña.
—¿Entonces él es un niño malo?
—No mi Cielo, yo conozco a Christopher y sé que es un niño muy bueno. Supongo que solo no sabía que un beso tuyo no era algo malo. Solo se asustó... creo.
—¿Entonces es un niño bueno?
—Sí, aunque esta vez fue un niño malo. Pero por lo general es un niño bueno.
—Que bien—la Cielo pequeña empezó a sonreír—. Porque me cayó muy bien.
—Ay mi Cielo—mi abuela soltó una carcajada—. No me vayas a salir con que te vas a convertir en una mujer masoquista.
—¿Qué es masoquista?
—Te lo explico otro día—mi abuela me tomó de la mano y me fue llevando por la vereda—. Mejor no le decimos nada de esto a tu abuelito y tu mamá. Los creo capaces de ir a darle unas cuantas nalgadas a ese niño.
Mi abuelita y una Cielo que se fue saltando feliz se alejaron. Y por poco estuve por seguirlas pero detrás mio escuché voces.
—Este era el momento que los espíritus esperaban—Sara dijo y yo me giré. Las dos salían de atrás de un auto paqueado—. Lo acabo de sentir. Los espíritus sintieron en latir del corazón de Cielo. Tal como ellos lo sospecharon el destino de Cielo acaba de ligarse al de Christopher con ese beso. Es que... la mejor manera de comprender si algo significará algo importante en un futuro es al analizar a un niño. Si una niña como Cielo sintió esa cantidad de amor inocente a su corta edad, eso quiere decir que... tal vez de adultos sus destinos están hechos para hacer de ese amor algo grande.
—Esos malditos espíritus planearon todo esto, ¿verdad?
—Al parecer si—Sara miraba a mi mamá con seriedad—. Quisieron comprobar que tan probable es que se cumpla el futuro, y lo hicieron al conocer el corazón de Cielo ante Chris. Oficialmente escogieron a Cielo para ser tu sucesora. Era inevitable. Si no era hoy podía ser cualquier dia. Sin mis poderes simplemente no podíamos evitarlo.
—Entonces no me queda más que proteger a mi hija a partir de ahora—mi mamá miraba a la pequeña Cielo cruzar la calle a lo lejos con mi abuela—. Nadie la lastimará nunca.
—Bien
Mi mamá se quedó pensando con su mirada perdida.
—Ahora por favor empieza borrando este momento de la mente de Cielo. Si quiero quitar al chico de raíz, hay que empezar ahora.
Los colores se volvieron a distorsionar, y a mi alrededor todo dio vueltas. Voces de Sara y mi mamá empezaron a inundarme, pero yo no las podía entender. Todo sonaba en un Eco indefendible.
—¿Cielo?—oí una voz llamándome—. ¿Estas bien?
Ahora que distinguía la voz que se iba haciendo clara, descubrí que le pertenecía a Sara. A la del presente.
—¡Cielo!—Fat pegó un grito y de inmediato abrí los ojos.
Mi realidad volvía a extenderse ante mis ojos, y con ella el infierno personal de pensar en mi futuro. Volvía a estar en el mundo donde tenía una maldición, unos espíritus malignos queriendo cazar la vida de mi supuesta hija, uno donde tendría que elegir o no a Chris, y uno donde... él al parecer no me amaba.
Yo estaba destinada a amarlo por siempre, y él estaba destinado a no hacerlo.
—Diablos, si que fue muy fuerte para ella—Fat miraba hacia mi nariz pálida.
De pronto sentí algo caliente salir de mis fosas nasales, y de inmediato me llevé la mano hasta allí.
—Mierda—solté asombrada al ver sangre en mi mano.
Sentí mis manos temblando, y el piso moviéndose constantemente en mis pies. Me sorprendía que aún siguiera de pie.
—Es normal—Sara me miraba preocupada.
Me alejé de ellas para ir hacia alguno de los sillones y ellas me siguieron.
—¿Estás bien?—Fat seguía preguntando.
—Sí, estoy bien—solté apresurada.
La cabeza me seguía dando vueltas.
—Es que no te ves bien...
—¡Estoy bien!—solté malhumorada—. Yo... estoy bien físicamente... físicamente.
Al parecer Sara entendió mi indirecta. Pues se sentó a mi lado, mirándome con una sonrisa triste.
—¿Estas bien?—Sara me volvió a preguntar, y de inmediato mis ojos se pusieron cristalinos.
—No—fue mi única respuesta, antes de abalanzarme a sus brazos a llorar.
Toda mi capacidad para resistir tantas verdades dolorosas había llegado a su limite.
Las cosas que me revelaron dolía, no lo niego. Pero más dolía no saber que sentir, pues yo simplemente estaba perdida con respecto a mis sentimientos. No sabía como sentirme al respecto de las verdades. Muchas cosas estaban rodeando mi destino, y no sabía si me podría salvar de los malos designios.
Tenia miedo de muchas cosas con respecto a mi futuro, pero a lo que más le temía era a... amar a Chris.
(...)
Eran aproximadamente las 2 de la mañana, y yo estaba levantándome de mi cama luego de llorar tanto que hasta sentía los ojos como papas.
Sara y Fat ya se habían ido luego de haberme explicado unas cuantas cosas. Con todo lo que me dijeron después me dieron una guía de lo que tendría que hacer con Chris. Para ellas estaba todo tan perfectamente calculado, pero para mi no.
—Voy a ver a tu papi, así que portarte bien—le dije a Solovina, la cual estaba durmiendo plácidamente debajo de mis cobijas.
Tomé mi celular de mi mesita de noche y de inmediato le escribí un mensaje a Chris.
Whattsapp
Te espero en media hora en el mirador de las orquídeas. Tú sabes a cuál me refiero.
Lo estuve rastreando toda noche mientras lloraba. Cada vez que miraba su chat él aparecía en línea. Por esa misma razón sabía que en cuanto le escribiera él lo leería.
Ok
Esa fue la única respuesta que me dio en casi un segundo.
Intentando calmarme por los nervios que se me empezaban acumular en el cuerpo, fui hasta el baño para arreglarme. No quería que viera mi dolor. Si de alguna manera yo tenía una gran probabilidad de ser rechazada por Chris en el mirador, él no vería cuanto me dolería.
No iba a ser el personaje secundario triste y solitario al que todos le tenían lastima luego que el protagonista lo planta por correr con su gran amor.
Yo tenía un haz bajo la manga para darle una cucharada de su propio chocolate en caso de que me diera respuestas no gratas a mis preguntas. Lo tenía todo perfectamente todo calculado para que el daño que me hiciera fuera proporcional al que yo le haría.
Tenía pavor a repetir lo que viví con Andrés cuando rompimos, por ello mismo me preparé psicológicamente en caso de que Chris quisiera hacerme lo mismo que él. Yo ya iba con la idea de que algo malo iba a pasar en nuestro encuentro.
Básicamente según los designios mágicos, yo tenía todas las de perder.
Luego de procurar dejar encerrada a Solovina en mi cuarto, y asegurándome de que no despierte me fui de mi casa.
Me sentía actuando en automático pues toda la concentración de las células de mi cuerpo estaban en no hacer caso a mi corazón o mis pesimistas pensamientos. A cada paso que daba mientras llegaba a mi motoneta luchaba por no pensar o sentir nada.
Allí mientras ponía andar mi motocicleta me puse a recordar lo ultimo que hablé con Sara.
—Pasará lo que tú quieras que pase—Sara me dijo como si fuera un consuelo—. Linda, solo debes elegir. Hacia donde quieras que se dirija tu vida con Christopher, yo la corregiré con mi magia. La decisión radica en si querrás a Yuli o... no.
Me di una ultima mirada en el espejo de mi pantera, y comprobé que no veía para nada como me sentía por dentro. Lucia linda, no lo niego. Me esforcé porque un tonelada de maquillaje ocultara mis sentimientos. Cualquiera que me viera diría que soy la persona más relajada del mundo.
—Ni se te ocurra decirme si existe o no Yulieth—advertí a Sara con la mirada filosa.
—Cielo, con respecto a eso...
—¡NO QUIERO SABERLO!—solté tapándome los oídos con las manos, y saliendo despavorida de la sala rumbo a mi habitación.
—¡Cielo, espera!—escuchaba que Sara venía detrás de mi—. Tienes que escuchar todo lo que pasará en ese aspecto.
Me dispuse a poner andar mi motoneta, poniéndola a caminar a toda velocidad. Involuntariamente quería exponerme al peligro.
En mi cabeza me puse a rebobinar cuales eran mis opciones con respecto al futuro con Chris. Se supone que así como heredé la maldición de mi madre también heredé sus opciones. Eso fue lo que me supieron decir Sara y Fat.
—¿Cuales son las opciones que tengo con Chris?
—Investigué un poco y solo sé que... los espíritus que rigen la maldición te ofrecen dos opciones. Una de ellas es algo que te permita volver a la realidad, pues esa es la clausula de la clave, recuerda la ultima frase—Sara me dijo—. "Solo así la falsedad dejará la realidad". Sea como sea te tienen que dar una opción para anular el amor falso. Esa es la falla.
—Entonces debo elegir esa—dije con simpleza.
—No, linda. No lo entiendes. Esa no es la dificultad en tus decisiones. Recuerda que si eliges aquella opción donde liberas a Chris del hechizo deberías perder a Yuli. Esa es verdadera dificultad que te vendrá.
Mi corazón se iba acelerando, pues mis ojos reconocieron la ruta. Esta llegando al sitio acordado con Christopher. Yo sabía que dependiendo de lo que ocurriera esta noche, podría saber que era lo que debía elegir. La charla que iba a tener con él era decisiva.
—La otra opción consistía en dejar que la falsedad continúe, pero conservando a tu pequeño bebé. Y aunque no lo creas esas es la opción menos peor. Porque en esta opción no involucrabas a tu hijo. Te sentenciaras a vivir un amor falso, pero al menos no pierdes el amor de la criatura en tu vientre. Ese pequeño seguiría vivo en todo caso.
Mis lagrimas querían salir de mis ojos, pues me sentía tan impotente por mis opciones. No quería ninguna de las dos. Elegir algo de ese calibre no era algo para lo que estaba preparada.
Básicamente tenía que elegir entre liberar a Chris o dejar vivir a mi hija. Era él o Yuli.
Llegué en unos minutos al lugar acordado, y lo primero que vi es el carro tan conocido de Chris parqueado. Allí mientras estacionaba mi motoneta detrás del auto, lo encontré a él. Se hallaba arrimado al capó del auto, tan quieto como una estatua.
Me bajé de la motoneta, creyendo que él me regresaría la mirada pero no. Él tan solo se mantuvo tenso respirando profundamente.
Estaba igual de nervioso que yo.
Camine lentamente a su encuentro, diciéndome mentalmente que no me deje convencer por promesas de amor. Yo sabía que él no estaba destinado para mi, así que cualquier futuro que me ofreciera, él no lo podría cumplir.
¡Juro que quería llorar por aquello, pero me mordí la lengua para no hacerlo!
No quería preámbulos en nuestra charla donde él tuviera la mínima posibilidad de ser él chico que yo amara. Quería ir directo a hallar respuestas que me decepcionaran para así hacerme más fácil elegir lo que planeaba elegir. Por eso, elegí como primera opción como probable de decepción su mano.
A toda prisa llegué a su lado, logrando que él me mirara finalmente. Por poco me desarmo ante él, sobre todo porque sus ojos me mostraron es lindo amor que me tuvo durante la profecía... o al menos eso pensé.
Chris parecía querer decirme algo pero no lo dejé, desesperada bajé mi vista y tomé su mano para alzarla frente a mis ojos.
Ahí hallé una ligera respuesta a mis sospechas.
—¿Me hacías el amor con el anillo de compromiso del amor de tu vida?—le solté de golpe, y su rostro palideció.
Sin duda, esta iba a ser la noche más larga, dolorosa y decisiva de mi vida.
Booooom!!! Yo se que cabezas y corazón se destrozaron jjjajajaja.
En serio amé leer sus reacciones por interno o por comentarios. Me alegra mucho que haya hecho nacer de nuevo el bichito de la intriga gggg.
Bue... se supone que querían bardo entre Chris y Cielo, pero no alcanzó en este cap. Primero debía ordenar sus cabecitas para que puedan comprender lo que Cielo planea hacer. Aunque después de todo... si hubo algo de bardo, o acaso no se alborotaron con la ultima frase de Cielo?
El capitulo que se viene estará que arde jajajaa.
Ustedes que creen que pasará? Que es lo que creen que pasará con Cielo y Chris?
Tal vez el siguiente cap se den una idea.
Adelanto: Beret feat Sofía Reyes - Lo siento 😪😪😪
Bye, bye...
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