43. Esa no eres tú


Han pasado 84 años... otra vez jajajaja. 

Este es un cap de relleno casi jejeje, así que solo disfrutenlo. El siguiente cap si es super masoquistamente importante ggg. 





—¡TE HICISTE NOVIA DEL ÑENGOSO!—Fer dijo por el teléfono, dejándome sorda. 

Resulta que hace unas horas le había dejado un mensaje confirmandole mi relación con Chris, y nuestra misión de procrear a Yuli.

—Sí, ese ñengoso es mi amorcito bello—solté con total orgullo, y yendo hasta la sala me lancé en el sillón—. Finalmente estoy hechizada de amor por ese bobo.

—¡¿Y ya lo hicieron?!—él preguntó sin tapujos—. Según me dijiste, tenían que cumplir con la profecía...

—Posiblemente tu sobrina esté en proceso—solté sintiéndome extraña al decirlo.

—¡JESÚS MARÍA Y JOSÉ!—soltó alarmado—. Comadre, no me hagas esto. No creo estar listo para verte cambiando pañales. Apenas y te sabes limpiar los mocos. 

—Ni así no quiera tendría que pasar. Yo solo me adelante a los hechos—suspiré con un sonrisa nerviosa—. Además, ya me estoy haciendo a la idea. Cada día el ser madre, va dejando de ser algo tan trágico. Creo que me está empezando a gustar. 

Fernando se quedó en un largo silencio, y hasta pensé que se había desmayado de la impresión.

—¿Si sabes que Yuli no es un "chichobelo" cierto? 

—Obvio

—¿Entonces porque no te aguantaste el cachondeo un poco más?—Fer parecía estar en pánico—. Mujer, aún teníamos tiempo para buscarte una solución, y tú...

—¡No lo pude evitar!—solté pensativa—. En verdad... yo quería hacerlo... 

—Okey, comete a tu ñengoso cuanto tú quieras y como quieras pero... ¡USA CONDÓN PENDEJA! 

—¡Ya deja de gritarme así!—rodé los ojos—. Además no nos hace falta algo así cuando en verdad estamos buscando atinarle al premio gordo. Suma uno más uno bobo. 

Una vez más Fer se quedó en silencio. 

—Diablos, definitivamente ya te perdí—Fer soltó una risita nerviosa—. La chica que me habla no es Cielo. La otra Cielo hubiera preferido lanzarse de un puente antes que lanzarse en una relación tan acelerada. La otra Cielo nunca jamás habría aceptado un bebé siendo tan joven.

—Aprendí a ver las cosas de distinta manera. Si me dan a elegir entre un bebé más un matrimonio con mi crush famoso que es guapote, versus una muerte trágica, obvio elegiría al guapote y su hija. 

Fer soltó un risita de ardilla. 

—No puedo corregir esa lógica, desgraciadamente no puedo—él soltó un suspiro—. Dios, es que la última vez que te vi con Chris, ustedes solo eran un par de amigos que querían conocerse y ahora... ya son una fabrica de bebés que desbordan corazones pegajosos. Solo en cuestión de días te convertiste en la Cielo del libro de tu mamá. Y pese a que no suene tan malo vivir esa historia, a mi si me preocupa. 

—¿Porqué te preocupa?—solté pensativa y mi amigo resopló fuertemente. 

—¿Lo amas?—me preguntó de una sola, y yo sonreí ante su pregunta. Me alegraba saber que por primera vez, no fuera a caerle a mi mejor amigo con crisis de culpa por no querer a Chris.

—Sí, lo amo—solté en un suspiro—. Y antes de que me cuestiones sobre si es real o no, solo diré que por primera vez estoy segura de que sí. Y tal vez ahora tenga a un hechizo sobre mi, pero... con lo que sentí por Chris durante nuestros días de libertad puedo decir que me enamoré.

—¿Es decir que cuando fuimos a la fiesta de tu brujita?

—Ya había estado enamorada de él, pero no me daba cuenta. Quizás no lo noté, porque en ese entonces también sentía cosas por Andrés.

—Vaya, es la primera vez que te veo hablar con tanta seguridad de un amor que lleva solo días. Solo falta que me digas que llegaste a la fase amorosa donde según tú...—él quiso decir pero mi repentino ataque de tos lo detuvo. 

—Llegué a fase "Sin ti no puedo vivir"—respondí con la voz temblorosa, causando que Fer suelte un grito—. Estoy en la etapa más critica del amor. 

—Mierda, Cielo. Eso si es de ligas mayores. Estas en esa fase de la que hablábamos donde serías capaz de comprometerte sin pensar las consecuencias, porque la idea de perderlo es como morir en vida... ¡VIRGEN DE LA PAPAYA! ¡¿Qué han hecho con mi amiga la asustadiza calculadora que no se lanzaba a esa ridícula fase así como así?!—él tomó aire por la rapidez de sus palabras. 

—¡Sí, ya sé!—suspiré con nervios—. Realmente me convertí en esa persona que tanto temía. Chris tiene su corazón en mis manos, y un simple rasguño me haría demasiado daño.

—Rayos, eso exactamente es lo que me preocupa—Fer soltó en voz baja—. Una cosa es que te lo quieras merendar, pero otra cosa muy distinta es que en verdad le pongas tu rarito corazón en bandeja de plata. Es que... 

—¿Es que qué? 

—¿Es que como sabes que el en verdad te ama? ¿Como... como sabes que lo amas realmente?— Fer dijo preocupado—. No quisiera verte en un futuro atrapada en una mentira. Y sí, ya sé que no hay alternativa, pero... al menos ve más despacio. Conoce todos sus secretos, y luego decides si en verdad quieres amarlo o no. Trata de hacer esta historia que te tocó vivir lo más real posible. No digas que lo amas porque crees que tienes que amarlo, más bien amalo cuando tú lo consideres genuino. Además recuerda que en cualquier momento, si las cosas salen bien Fat podría concluir tu historia con Chris. 

—Las posibilidades de eso no... 

—Puede que si haya esperanza—me dijo Fer con seguridad—. Mientras Fatima no se de por vencida, aún hay una esperanza de que esto acabe. ¿Ves que aún no hay apuro en entregarle todo? Guarda ese corazón meloso y pendejo que tienes y conoce al verdadero Chris. Sigue siendo esa Cielo que primero tantea el terreno para lanzarse al ruedo. Así haya un hechizo que te obligue, intenta aún tener la cabeza fría. 

Mi defecto mortal siempre había sido amar tanto a las personas que lograban entrar en mi corazón. Realmente lo entregaba todo sin reservas, así eso signifique quedarme sin nada para mi. Cuando lograban meterse en mi corazón, pasando las miles de barreras que ponía, yo ya no era capaz de sacarlo de mi persona. Simplemente quedaba amando a la otra persona, quedando propensa a desangrarme de dolor cuando no estuviera.

Un ejemplo vivo de lo que les cuento, es el amor desmedido por mi madre y mis abuelitos. Pasó el tiempo, y yo aún seguía amándolos con todas mis fuerzas, y sufriendo por su perdida sin ningún tipo de disminución. Para mi las heridas por ellos estaban muy frescas.

—¡Se me quema el arroz!—grité en un risita fingida—. ¡No vemos compadre! 

Ni siquiera dejé que Fer hable más y en seguida le colgué. Pude ver que el volvía a llamarme pero yo no le contesté. No tenía deseos de que el arruine mi mente que ya creí tranquila. 

(...)

Siendo casi las nueve de la noche, llegamos hasta aquella montaña al sur de la ciudad donde habíamos quedado en ir con Chris. Unos amigos en un grupo de mochileros, me habían dado las coordenadas de aquel lugar. Me dijeron que era una reserva muy linda alejada de la ciudad y donde de seguro encontraría privacidad para un buen descanso. La única manera de llegar hasta allá era luego de una hora de caminata por valles y empinada. Si se lograba superar aquello, se llegaría al fin a un sitio donde se veía la hermosa ciudad por la noche, en una especie de sendero amplio.

—Yo no he leído nada sobre lo que hoy pasará—me dijo Chris, comiendo su sanduche de pernil.

Los dos estábamos envueltos en la misma cobija sentados junto a una fogata.

—Mejor—yo arrimaba mi cabeza a su hombro, mientras bebía un sorbo de cerveza—. Es un fastidio saber lo que se viene. Le quita la emoción.

—Y según tú, ¿hoy oficialmente va a empezar la existencia de Yuli?—me preguntó, mientras masajeaba mi pierna que estaba sobre las suyas.

—O tal vez Yuli ya está en proceso—yo pasé una mano por mi estómago—. Según lo que leí en Google oficialmente a las dos semanas empieza a formarse un verdadero bebé, así que puede que aún no se consideré bebé, pero al menos ya debería estar en camino para originarse.

—Yo pienso que ya está en camino—Chris soltó una risita—. Si estos últimos días solo nos la pasamos en esas.

—Sería el colmo si no sale nada de todo eso—solté divertida. 

Oficialmente ya no estaba en un rango de tiempo donde pudiera detener una posible procreación. Mis únicas esperanzas de la pastilla del día después ya no me iban a funcionar, eso era seguro. Ahora solo me quedaba esperar a dentro de dos semanas, para ver que tan efectivos fuimos Chris y yo en fabricar bebés.

—Todo está pasando tan rápido—solté en un suspiro, mientras Chris me quitaba la botella para beberla—. Hace unas semanas, eramos dos desconocidos adictos a vivir la vida loca, y ahora somos una pareja que ya está esperando un futuro con familia e hijos. Eso asusta mucho.

—Igual, pero veamos el lado bueno—Chris soltó pensativo-, estamos vivitos y coleando.

—Buen punto—le seguí la corriente—. Además por la profecía pude llegar a tu vida, y tú a la mía. Eso es algo extraordinario en verdad, porque ahora ya no me imagino un mundo donde soy una desconocida para ti. Odiaría volver a ese mundo donde solo soy tu fan a la que ignoras.

—Pues no regresaremos allá, porque oficialmente estas en el mundo donde te casaras conmigo—él entrelazó su mano con la mía.

Ambos solo disfrutábamos de la vista, y de nuestro calor mutuo. Se suponía que hoy era nuestra ultima salida nocturna, pues al día siguiente él saldría con sus amigos para que le den una buena despedida. Al parecer mañana era el único día donde lograron estar todos para su reunión de machos alfa. 

—Todo es tan complicado—él habló de repente—. Y siento que no puedo hacer más que prometer que daré lo mejor de mi. Si llega el momento donde tengamos que terminar cumpliendo toda la profecía, haré lo que esté a mi alcance para hacerla menos peor.

Yo alcé mi vista y lo miré con ternura.

—También prometo eso—solté apretando su mano—. Prometo no ser un desastre total siendo madre y esposa. Y además aunque llegará el momento donde tengamos que dejar nuestros sueños profesionales, prometo que daré mi vida apoyándote en el plan B de tu carrera. Quizás no sea el gran sueño que representa Cnco, pero eso lo compensaré con mucho amor. 

Él me miró fijamente con profundos pensamientos notándose en sus ojos. 

—¿Me creerías si te dijera que en realidad esperaba tener un hijo?—sonrió suavemente, y yo me sorprendí por sus palabras—. Es la primera vez que lo digo en voz alta. 

—¿En verdad querías un bebé?

—En algún momento, claro—él suspiró con una sonrisa—. Obviamente nunca pensé que ese sueño secreto llegaría tan temprano, pero por algo pasan las cosas. No se lo digas a nadie pero, deseaba tener una niña y un niño cuando ya haya pasado los 35 años. 

—Oh vaya—reí ante su respuesta—. Así que tu sueño era a muy largo plazo.

—Pues claro, me encanta mi vida de soltero. 

—Digo lo mismo. Amo mi vida de soltería de bebés—suspiré abatida—, nunca tuve bebés en mi cercanía. No se nada sobre ellos, y al contrario de ti nunca esperé a que llegara el día donde sea mamá. 

—Yo te enseño—él me guiñó un ojo—. Mis años siendo guagüero, que consiente a cualquier niño incluyendo a mis hermanitos deberán servir de algo.

—¿Me enseñarías como ser una buena mamá?

—Claro, yo se muchas cosas aunque no parezca—él me dio un codazo—. ¿Quien crees que les cambiaba los pañales a mis hermanos cuando los dejaban a que Jonathan y yo los cuidáramos?Jonathan no sirve para eso.

—¿Y tú si?—solté en medio de una carcajada.

—Pues claro, mi amor—él sonrió presumido—. Por como los he cuidado cuando tenía que hacerlo es que esos enanos me aman.

—No pues, ahora te diré Mary Poppins—reí al imaginarlo como todo un niñero—. Y pues he oído por ahí que efectivamente tus hermanitos y tú son muy unidos. Eso es muy lindo.

—Sí, afortunadamente—él suspiró pensativo—. Pese a su corta edad, ellos hacen todo lo posible por apoyarme y mandarme amor a distancia. A veces hasta con su simple sonrisa me dan fuerza para continuar. Al menos cuando Ami se ríe... ay papá, todo se me olvida. Ella me quita el estrés en un santiamén, por eso apenas llego a Ecuador muero por ir a visitarlos. Amo ver lo felices que se ponen cada vez que nos volvemos a reencontrar. Sus caritas de amor y admiración lo son todo para mi.

Mi corazón se estaba acelerando al oírlo hablar tan encantado de un par de niños.

—Ahora imagina como una niña llamada Yuli, te pondría esa misma expresión pero triplicada. Solo imagina que un día estás llegando a tu casa luego de una larga gira, y que tu hija está contando los segundos para verte. Imagina su carita sonriente porque al fin tiene a su papá de regreso—dije con la mente en ese panorama, y en seguida me di cuenta que sonaba ridícula—. ¡Mierda, que cursi sonó eso! ¡Yo no soy así!

Chris sonrió pensativo y regresó su vista a mi.

—Al ver el lado bueno de la profecía, ya no es tan malo—él miró hacia la ciudad iluminada—. Tal vez no sea nuestra perdición completa del todo.

Conversamos por un rato más sobre cosas relacionadas con la profecía. Hasta nos pusimos demasiado imaginativos, planeando en donde viviríamos, o cosas tan apresuradas como en donde estudiaría Yuli. Realmente nos pusimos a volar en cosas al respecto.

Todas esas charlas nos hacían mas fácil aceptar lo que se vendría en unos meses.

—¿Quieres un poquito de vino?—le pregunté a Chris mientras me servía una copa.

No sé porqué pero lo notaba muy inquieto. Desde que se había ido a la tienda a preparar nuestra colchoneta, había estado muy distraído.

—S-sí—el tartamuedó, viniendo hasta mi. Vi como guardó su celular en su bolsillo.

Obedecí los pedidos de Chris, y le serví una copa caminando hasta donde él estaba.

—¿Entonces... hoy también haremos el amor?—solté en broma, y Chris siguió con cara de poker, cosa que me extrañó. Él siempre salía con comentarios pervertidos.

—Ajap—fue su única respuesta, mientras bebía

Ignoré su actitud, y me limité a recoger los platos en los que habíamos cenado nuestras chuletas al horno y papas horneadas, y los metí en una caja que traje. Quería dejar todo limpio antes de entrar a dormir a la tienda con Chris.

—Cielo—oí la voz de Chris detrás de mi, y me di la vuelta, sin saber lo que hallaría frente a mis ojos.

Casi suelto un grito al ver a Chris sosteniendo una navaja en sus manos. Prácticamente me apuntaba con ella de una manera peligrosa.

—¿Qué carajos crees que haces?—dije con poca voz.

¿Acaso fue poseído por algún demonio?

Mi mente me dijo; ¡EL DEMONIO QUE ESTABA DETRÁS DEL MALEFICIO!

—Lo siento—él soltó claramente nervioso—. No quise asustarte—él bajó la navaja y la puso sobre la cobija en la que estuvimos sentados.

—¡¿Agram eres tú?!—grité apuntando a Chris con el dedo—. ¡Maldito demonio, sal del cuerpo de mi novio!

De inmediato me agaché a la caja con trastes, y logré sacar un tenedor. Esa era mi arma contra el espíritu.

—¿Qué..?—Chris me miró con una ceja alzada.

—¡EN EL NOMBRE DE JESÚS, SAL DEL CUERPO DE...!

Y entonces Chris empezó a reírse a carcajadas, causándome confusión. No era una risa diabólica, sino más bien su risa escandalosa y contagiosa de siempre.

—¿Crees que el demonio de la profecía tomó posesión de mi?—me preguntó, quitándome el tenedor con el que lo apunté—. Mujer, en serio estás traumada con la noche de terror en la casa de Fat. Para que veas que soy yo...—él se me acercó y me dio un beso en los labios. Aquello fue suficiente para sentir su esencia—. ¿Ves que soy yo?

—¿Entonces porqué me sacaste la navaja?— lo miré dudosa, aún con la idea de que un demonio estaba dentro de él.

—Porque te iba a proponer...—él se rascó la cabeza y me miró—. Yo... yo quería pedirte compromiso.

Al inicio abrí la boca en una enorme sonrisa, pero luego de recordar la navaja la sonrisa se me borró.

—¿Me ibas acuchillar para comprometerte conmigo?—solté en una risita nerviosa.

Insisto... aún pensaba que había un demonio dentro de él.

—No, claro que no—él me extendió la mano y yo la tomé. Me llevó hasta nuestra cobija, y me insistió a sentarme frente a la navaja—. Esto que ves aquí, me lo dio Fat. Tiene algo de magia en ella.

—¿Cómo que magia?—miré con curiosidad el articulo—. ¿Y eso que tiene que ver con un compromiso?

Chris alzó la navaja, y la puso en mi mano sin quitarme la vista de encima.

—¿Has escuchado de los pactos de sangre?—me preguntó y yo asentí confundida—. Pues yo quería hacer uno verdadero contigo. Sentí que esa sería la forma más practica de tener un compromiso contigo. Creí que a lo mejor así te darías cuenta de lo importante que eres, y que no quiero irme a ningún lado si no estás conmigo.

—Va-vaya—solté admirada—. Sin duda, un pacto de sangre patrocinado por Fat es cosa seria.

Sin querer sonreí por el raro compromiso que Chris quería, pues él no me demostraba su amor por mi con solo palabras y promesas que se podrían desvanecer. Lo estaba demostrando con acciones... raras acciones pero las demostraba.

—Le conté a Fat sobre tu falta de confianza al amor, así que ella me dio la idea de darte una promesa indestructible. Por supuesto... la haremos si tu estás dispuesta, porque te informo que una vez que lo hayamos hecho... no habrá manera de revertirlo. Esto que te propongo es algo mucho más complejo que un común y corriente matrimonio.

Conociendo los hechizos de Fat, sabía que no habría forma de anular el pacto a menos que sea con la muerte. Con ella si eran literales esas palabras.

—Esto es... demasiado—solté con los ojos cristalinos—. Es que... en verdad es demasiado.

Chris al mirar mi reacción se asustó, y en seguida su ceño se frunció con preocupación.

—Si no quieres...

—¡Claro que lo quiero!—solté empezando a reír con emoción, y los ojos cristalinos—. Nunca nadie me había dado una verdad tan grande como esta. Tú... tú si estás prometiéndome algo que cumplirás, y eso es increíble.

Sin más yo junté mis labios con los de él.

Solían decir que puedes ser capaz de reconocer a tu alma gemela, a esa mitad que sería tu complemente eterno. Yo lo sentí en aquel momento donde él me lanzó su loca propuesta. Realmente sentí que él iba a ser ese algo sin el cual nunca me sentiría completa.

—Okey, señorita Cielo—él me sonrió, quitándome la navaja que aún estaba en mis manos—. Entonces, ¿lista para comprometerte conmigo?

—Más que lista—solté con emoción.

Él me analizó por un rato, y luego de un profundo suspiro inició.

—Va a doler un poco—me informó poniendo su vista en mi muñeca derecha—. Fat me dijo que necesariamente debía haber sangre así que como comprenderás...

—Hazlo, yo me aguanto—solté en una risita.

Él asintió notándose tenso, mirando como estatua mi muñeca, y teniendo muy cerca la navaja.

—Yo... no puedo hacerlo—él me miró pálido—. Dios, es que te va a doler mucho y...

Solté una risita, y le quité divertida la navaja. Él me miró atentamente, y antes que pudiera protestar para que no me sometiera a tal castigo del corte, yo me armé de valor y pasé el filo de la hoja en una pequeña áreas. En seguida unas gotas espesa de sangre empezaron a brotar.

—Te toca—solté bromista, ocultando mi cara adolorida. Chris seguía pálido, causándome risa.

—Es que va a doler y...

—Por favor, un tatuaje duele más—le recriminé con diversión—. ¿Si quieres yo lo hago?

—Es que...—él me miró con susto, pero al final asintió—. Bien, pero trátame con amor.

—Eso no lo dudes, corazón—le sonreí—. Ahora mejor cierra los ojos y piensa en cosas bonitas.

Él me obedeció y en voz alta empezó a decir sus cosas felices.

"Mamá" "Salchipapa" "Cnco" "Cielo" "Abuelita" " Cielo en traje de baño"

Intenté no soltar una carcajada, y acto seguido hice un pequeño corte en su muñeca derecha. Él pegó un respingo ante lo que hice.

—¿Ya acabaste?—él abrió un ojo—¿No me estoy desangrando?

—Exagerado—solté una risita, causando que él abra los ojos con alivio.

Chris continuó con el ritual y sacó un papel que Far le había dado. En el habían varios garabatos, tan típicos de una sesión ocultista. Por ordenes de Fat pusimos una pequeña gota de sangre en la hoja y la lanzamos al fuego. Según Chris lo único que nos faltaba era decir nuestras promesas, con nuestras muñecas unidas por un pañuelo que al parecer también tenía la magia de Fat.

—¿Lista?—me preguntó suavemente, mientras terminaba de anudar a la altura de nuestras muñecas. 

Todo era tan extraño y hermoso.

—Hay que hacerlo—sonreí con los nervios a flor de piel. Estaba por unirme a Chris por siempre. 

Mi corazón latía sin medida, y aquello causaba que mis ojos quisieran ponerse a derramar lagrimas sin miedo.

—Cielo Rojas—él me miraba con sus hermosos ojos cafés que estaban más brillantes que nunca—. Prometo amarte con todo lo que soy. No habrá poder humano e inhumano que haga que pierda mis sentimientos por ti. Simplemente estaré amándote así quisiera odiarte. Ese es mi pacto contigo. 

Solté una lagrima ante sus palabras, y luego de volver a besarlo con entusiasmo continué con mi parte.

—Christopher Vélez—sonreí ante sus nombramiento—. Prometo lo mismo. Yo juro que te amaré hasta mi ultimo aliento. Y puede que hayan momentos difíciles, pero de todas maneras prometo que eso no será impedimento para apaciguar lo que siento por ti. Aunque suceda todo tipo de cosas que me hagan pensar que no debo amarte, yo no haré caso y seguiré amándote con la misma intensidad siempre. Siempre amándote, aunque pueda llegar a doler... esa es el pacto que haré contigo. 

Sellamos las palabras dichas con un beso, y sonrisas mezcladas con un profundo intercambio de miradas. No había necesidad de hablar, solo de sentir la manera en que nos estábamos uniendo.

Él zafó el pañuelo, y en seguida lo soltó en el fuego. Y no es por nada, pero apenas la tela tocó el fuego, sentí algo distinto en mi.

Mi corazón siempre guardó inseguridades con respecto al amor. Por toda una vida, fui entrenada para desconfiar en entregar todo de mi a una persona, porque podría suceder que aquella persona sea una traidora.

Siempre tuve miedo, sin embargo, con tan solo mirar a Chris estaba segura de que no había que temer más.

Él era el indicado.

Su mirada llena de amor, y verdad me decían que nunca me abandonaría así la distancia y el tiempo nos separan. Eso me impulsó a dejar fluir los sentimientos que aún seguían aferrándose a no ser depositados en el verdugo.

Lo poco que aún quedaba como mi protección, se lo di a él sin titubear.

Al fin quedé desarmada, quedando solo con la hambrienta necesidad de expresar mi amor con otro lenguaje que no sean solo palabras, besos, caricias o miradas.

Una vez más necesitaba más.

Me emocionaba pensar que con él sería él único con quien podría saciar el hambre que hacía retumbar mi corazón. Qué me quemaba de desesperación, y dolía en lo profundo.

Esta vez el amor dolía, pero de felicidad.

—¿Y si sellamos el pacto como solo nosotros sabemos hacerlo? ¿Hacemos el amor?—le dije, y el en un respingo se puso de pie.

—No se diga más

No bastó más para que me atrapará en sus brazos, llevándome hacia nuestra tienda lista. Yo por supuesto reía ante la rapidez en que reaccionó ante mi propuesta.

—¡Misión Yuli, ahí vamos!—él gritó bromista mientras era depositada sobre la colchoneta.

—¡Wuuuuuuu!—solté un grito y enseguida mis manos empezaron a quitarle la ropa.

Sigo pensando en el día del pacto, y sigo queriendo borrarlo de la existencia. Aquel día me condené a amar a un estúpido en el futuro. Por más que quisiera, no podía fallar a mis votos de amarlo eternamente.

En verdad dolía tanto amarlo como lo amaba. 









Las extrañé!!! jejeje

Muchachas, en serio que es un milagro que siga viva luego del mes tan pesado que tuve. Ni siquiera para comer tenía tiempo. FUE HORRIBLE. La universidad me comió viva jajaja. 

En fin, espero sepan disculpar la demora. 

Debido a que salí a mis vacaciones de navidad, tengo un buen tiempo para escribir, y dejenme decirles que... ¡SE VIENE LO MEJOR!

Como único adelanto les dejaré la siguiente canción; esa lo dice todo y más. Van a estar de infarto los siguientes caps. Empieza el bardo que iniciará algo grande. Hay tantas cosas que están pasando por tras telón. 

https://youtu.be/_-fMDviDPhQ

Bueno, nos vemos en la próxima actualización (Esta semana estaré muy activa). Y quien sabe tal vez nos veamos en el libro de los abichuelos :) 

Bye, bye.... 

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