40. ¿Esto es real?



Un capitulo largo, pero muy interesante... 

Capitulo dedicado a ToriLammol18: (Gracias por siempre apoyarme en mis historias y recomendarlas jejeje. Y te dediqué este capitulo porque... bueno ya lo sabrás. Atendí a uno de tus pedidos jijiji. Besitos Tori!!!)





Dormí bien por unas cuantas horas hasta que aproximadamente a las seis de la mañana mi celular sonó. Obviamente, me levanté de un respingo y aplasté el botón de inicio para que el tono se hiciera silencioso. Ahora solo la pantalla me mostraba que Andrés estaba llamándome.

Estuve por no contestarle, pero al sentir que sería muy cruel no despedirme, decidí hacerlo. Por ello tuve que salir de la habitación de la manera más silenciosa posible, para no despertar a Chris. 

—Hola, Andy—contesté en voz baja, mientras era atacada por el viendo de la mañana en el jardín. 

—Por un momento creí que te pasó algo—me dijo con suavidad—. Es que como ni me dijiste si llegaste con bien a...

—No te preocupes, estoy bien—respondí con tranquilidad—. No pasó nada malo.

Yo sabía la razón de su llamada, por eso estaba contando los segundos para que él se atreva a decir algo al respecto. 

—Bien, no te quitaré mucho el tiempo. Solo te llamaba para despedirme.

Y ahí fue cuando sentí una notable punzada en el corazón. Hoy era nuestra ultima vez hablando antes que me odie por olvidarlo a causa del hechizo. 

—Andrés, yo lo siento por no haber llegado...

Estaba por disculparme por dejarlo plantado con respecto a sus planes conmigo, pero él habló antes que yo.

—No digas nada, entiendo—él habló en un suspiro—. Sé no era algo fácil volver avivar la esperanza de estar juntos, para luego apagarla en unos días. No era algo bueno para tu corazón, sobre todo cuando aún está en proceso de curación gracias todo lo que te hice.

—Andy, tú no hiciste nada. Realmente actuaste como se supone deberías. Yo tampoco no he sido el santo pan. También te hice daño. 

—En realidad los dos no fuimos un santo pan. Ambos cometimos muchos errores que hicieron que lo nuestro se deteriorara tanto. Y no es justo lanzarte todo el peso de nuestro final. Incluso hasta el hechizo tuvo un peso muy grande en todo lo que nos pasó, así que por ese lado disminuye un poco la culpa, ¿no crees?

—Tal vez—respondí, caminando hasta el balcón. El sol empezaba a salir por el horizonte.

—Celi, quiero que sepas que estoy muy agradecido contigo por la maravillosa tarde que hiciste pasar ayer—él dijo alegremente—. No sabes la falta que me hacia pasar un rato así contigo. Necesitaba volver a ser tu amigo, y ser aunque sea por ultima vez el causante de una risa tuya. Y pese a que no fue el final que pude haber querido para los dos, de todas maneras gracias. Me llevo en mi, el hermoso recuerdo de tú y yo queriéndonos aunque sea como amigos. Me alegra saber que verdaderamente no nos guardamos rencor.

—Todo lo malo lo borraré de mi mente, lo juro—empecé a sentir mi vista nublada—. De ahora en adelante, solo guardaré los hermosos recuerdos contigo. Los atesoraré en mi corazón y jamás los sacaré. Tú... tú eres mi primer gran amor, y eso no te lo quita nadie. Pueden haber miles y miles de conjuros sobre mi, pero te prometo que ninguno hará que te olvide. Así esté por completo atontada por algún hechizo, mi corazón sabrá que tú estás guardado en mi corazón.

Mierda, no sabía hasta que punto él iba a desaparecer en mi vida. No era justo echar al olvido a una persona a la que amé tanto. Él no se merecía eso.

La línea se quedó en silencio, y posteriormente oí sollozos del otro lado del teléfono. Solo me bastó oír aquello para que el poco autocontrol que tenía de mis lagrimas se rompiera. Mis ojos también empezaron a derramar lagrimas.

—Destesto todo lo que podría pasar—él soltó con la voz temblorosa—. En verdad, lo odio mucho. Hace solo unas semanas tú y yo eramos una pareja indestructible, con planes para un gran futuro. Yo... yo te veía como mi esposa y como la madre de mis hijos. Yo...yo... te veía de viejita junto a mi en una hermosa casita, y... y ahora resulta que un chico al cual tú admirabas en póster te quita de mi lado. Cuando... cuando recuerdo que te apoyaba en tu fanatismo por él, nunca imaginé que te estaba dejando amar a mi peor enemigo. Cuando te ayudé a planear una manera en la que puedas infiltrarte en esa iglesia, no pensé que te estaría ayudando a atarte a ese chico. No tenía ni idea que cuando me despedí esa mañana de ti en tu casa, sería la ultima vez que yo era el dueño absoluto de tu corazón, porque al momento en que regresaste por la noche, tú ya eras otra. De alguna manera tú empezaste a quererlo ya que él hechizo te impulsó a hacer eso, y a partir de allí él empezó a desplazarme.

—No digas eso, tú sabes que te amo mucho—solté entre sollozos—. No tienes idea de lo importante que eres para mi. Tu sanaste mi corazón, y me ayudaste a ser una mejor persona con el paso de los días. Cada parte de mi vida que la pasé contigo son cosas que jamás lo olvidaré. En verdad contigo fui feliz.

—Lo sé, pero el pasado no cambia nuestro futuro. Por más felices que hayamos sido, eso no es suficiente para tener el derecho de continuar siendo felices. Yo sé que de alguna u otra manera ese chico se metió en tu corazón. Odio admitirlo pero así es. La manera en la que actuabas con él cuando los espiaba...—él soltó un suspiro pesado—. Solo con verte sabía que tú sentías algo por él. Y... y tiene que ser algo real porque tú no tenías hechizos sobre ti. Solo eras tú, dejándote llevar por tus sentimientos. Y eso... eso duele.

—Perdona Andy

—No sé que pizca de tu corazón quedó para mi. Solo sé que me logró desplazar, y ahora mismo él es un fuerte competidor. Diablos, me frustra saber que estamos en una lucha, y que yo no pueda hacer nada para ganarla. Simplemente tengo que dejarme vencer, porque eso es lo correcto para ti. Es la única manera en la que te tengo a salvo, y además es la única manera que me queda, porque así tu o yo no queramos que él te gane, lo hará. El hechizo solo hará que él gane, y que yo sea olvidado.

—Tú nunca saldrás de mi corazón, ya te lo dije—aseguré con desesperación. Quería teletransportarme hacia donde él estaba para poder consolarlo—. Eres de las pocas personas que en verdad considero importantes en mi vida. Yo te recordaré así no quiera, y así no pueda. Te amaré aunque...  

—Ya no me des falsas ilusiones—él sorbió por la nariz—, y si sigo cerca tuyo las seguiré teniendo, así que necesito salir lo mas pronto de aquí, antes que quiera quedarme a luchar en una batalla que ya tengo perdida-Andy se quedó callado por un buen rato-.  No quiero que te opongas a lo que voy hacer. Siento que en lo mejor para ambos... 

—¿Qué vas hacer?

—Durante todo este tiempo que conviviste con los efectos de la profecía,  fragmentaste tu corazón, porque una parte de ti quería seguir conmigo, y eso te hacia llorar más. De alguna forma, tú querías seguir mostrándome lealtad y por ello la culpa te hundía cuando algo pasaba entre Christopher y tú. Pese a que estabas enojada conmigo, tú aún seguías midiendo tus acciones con él debido a mi. Sé por Fat que el dejarte llevar por el hechizo, para empezar a mostrar alguna muestra de afecto hacia él te fue complicado, porqué tu corazón no te permitía aceptarlo cuando te tocaba, por eso hasta lograste que la profecía no actué bien porque no aceptabas actuarla. Ahora quiero que eso cambie. Tú... tú...

Yo sabía a donde iba a ir a parar esto. 

—No lo digas

—Solo déjate llevar y permite que tu corazón me olvide sin culpas. No sufras por mi, y solo dedícate a cumplir con el camino que se supone que debiste haber tenido. Yo haré lo mismo, e intentaré rehacer mi vida. No nos queda mas opción que esa, mi Cielo. Y sí, puede que me cueste horrores pero por ti lo lograré. Seré feliz para que tú puedas ser feliz en la vida que te tocará vivir. Solo cuando me olvides sabré que puedes ser feliz verdaderamente en esa profecía, así que solo déjame ir. Yo... yo también te dejaré ir.

—Aún podríamos ser amigos, muchos ex son amigos...

—Tal vez, pero... quizás eso ocurra luego de mucho tiempo. Primero hay que olvidarnos para lograr eso—él dijo con la voz nasal—. Me sería muy difícil verte con él, cuando yo aún te amo. Por eso, mejor solo quiero irme para tratar de sacarte de mi corazón. 

—Lo siento, Andy—sollozaba con dolor. 

—Sé que para verte va a pasar mucho tiempo, así solo me queda desearte la mejor. Realmente deseo que seas feliz. Deseo que todo lo que te va a pasar, las sientas como una bendición más no como un castigo. No quiero que la profecía se convierta en tu película de terror, sino más bien en tu cuento de hadas. No te deseo para nada sufrimiento. Promete algo...

—¿Qué?—dije mientras me limpiaba las lágrimas

—Sé feliz—Andy habló en un susurro—. Si en verdad vas ha ser llevada por el hechizo, solo te pido que busques ser verdaderamente feliz.

—Esto me está doliendo Andy, no me digas esas...

—Prométeme que intentarás que la profecía te haga realmente feliz. Yo sé que hallarás la manera.

Él me estaba entregando en bandeja de plata a Chris, y eso me estaba doliendo. Me dolía por él. 

—Andrés, yo...

—Promételo

—Bien—suspiré resignada—. Prometo buscar mi felicidad en medio de toda esta tragedia.

—Gracias, linda—él suspiró aliviado—. Si tu eres feliz, yo podré buscar lo mismo.

¿Esta era en verdad la despedida?

—Lamento no haberte dado lo que merecías—dije con culpa. 

—No te aflijas, Cielo. Tú me diste demasiado mientras se te fue permitido—él murmuró con la voz en un hilo.

—En verdad, perdón por todo...

—Te dejo libre, mi amor—él dijo con total seguridad, dejándome muda—. A partir de ahora, puedes hacer tu vida sin preocuparte por mi. Yo soy un pasado pisado en tu vida.

Iba a replicarle alegando a que él nunca sería un pasado olvidado, pero él cerró la línea.

—Andy...

Fue lo único que pude decir, mirando el teléfono. Mi alma se había destrozado con aquella ultima frase. Ahora si se había cerrado un ciclo con él, y había dolido como nunca jamás me dolió algo. Las heridas de mi corazón estaban punzantes, y como único remedio se me ocurrió ponerme a llorar.

Una de las personas mas importantes de mi vida, finalmente había salido de mi camino sin darme esperanzas de volver.

Él se había ido.

—Perdón—solté entre llantos, mientras abrazaba el celular como si fuera el propio Andrés.

No quería que Chris me escuchara, así que decidí salir a caminar por un rato hasta que se me pase el ataque de llanto. Necesitaba desahogarme antes de volver con él. 

Había perdido a mi mejor amigo, y al hombre que fue mi apoyo por muchos años. Básicamente perdí la única vida que conocí por siete años, y ahora me enfrentaría a una nueva yo sola. Además lloraba por él, porque me dolía no poder hacer nada por calmar su dolor al perderme. 

No podía darle más consuelo que intentar ser feliz en mi profecía, así como me lo pidió. 

Siendo aproximadamente las 8 y 30 de la mañana, decidí regresar al hotel a buscar a Chris. Luego de llorar por casi dos horas, ya me sentía capaz de darle la cara. Al menos ahora podía fingir que sonreía.

Tenía la esperanza de que mi chico morfina aliviara mi dolor con sus locuras.

Luego de beber un sorbo del agua que compre en una tienda, entré por la puerta principal del hotel. Internamente rogué porque Chris aún estuviera dormido.

Subí hasta nuestra habitación y al llegar a mi puerta, saqué del bolsillo de mi chompa mi bolsita de papel con aspirinas y chicles. Mi excusa de haber salido iba a ser que fui a comprarle algo para la resaca, y algo de comer. Con mi presupuesto para comida, me alcanzó para una galleta de coco y una fundita de yogurt.

—Que esté dormido, que esté dormido—solté en un susurro abriendo la puerta.

Y como era de esperarse debido a mi mala suerte, mis deseos no fueron cumplidos. Chris estaba sentado en una esquina de la cama, con sus codos asentados en sus piernas, y su cabeza era sostenida por sus manos. Miraba al piso muy pensativo, con el ceño fruncido, pero al escuchar el chirrido de la puerta, dejó su concentración y alzó su vista a mi.

—Eras tú—soltó con un suspiro de alivio.

—Aja—dije extrañada por su frase.

Cerré la puerta, caminé hasta la cama, y empecé a sacar de la fundita de papel que traje.

—Yo... yo me estaba volviendo loco, porque no sabía con quien llegué ayer. Me... me asusté mucho porque ni siquiera sabía en donde estaba al despertar. Luego busqué mi billetera donde tengo documentos muy importantes, y no estaban—me contó aún dándome las espaldas, yo aproveché para sacar de mi chaqueta su billtera, que aún no le había devuelto—Lo primero que se me ocurrió fue que la misma persona que me trajo, me robó...

—Mas o menos—yo le di un piquete en la espalda y él me regresó a ver. Le entregué la billetera y él me miró buscando una explicación—. Ayer no me alcanzó el dinero para el taxi, ni tampoco para el hotel así que... te robé un poco de tu billetera.

—Okey—él asistió con seriedad—. En fin... ¿como fue que llegué a parar acá y contigo?. No recuerdo nada de lo que pasó ayer. Solo sé que en verdad me debí haber pasado de tragos. 

—Te pasaste y mucho

—Lo más frustrante de todo es no recordar con quien pasé la noche. Bien y me pudieron hacer daño en el estado en el que estaba. Si no era porque él señor de la recepción me comunico que una chica con tus características salió dejándome el recado de que ya volvía, yo ya hubiera salido corriendo a mi casa muerto de miedo. Además estaba preocupado por mis papeles. Supuse que la chica que volvería me los devolvería en cuanto regresara. Menos mal fuiste tú.

—Menos mal porque tú acompañante de ayer, bien pudo dejarte tirado en media calle sin remordimiento—yo me arrimé al espaldar, cruzando mis piernas sobre el colchón—. Debes aprender a escoger tus vaciles. Puedes llegar a encontrarte con personas nada gratas. 

—Como sea—él cambió de conversación y una vez más volvió a su posición de pensador—. ¿Como llegamos aquí?

Le conté desde que salí a comprar helado, excluyendo a Andrés de la historia. Seguidamente, le hablé de todo le que nos pasó en el mirador. Al contarle sobre su estado alcohólico, donde no se podía parar, él se mantuvo avergonzado. Y en cuanto le dije sobre la pelea de infieles que nos cayó el soltó una risita contagiosa. Era un alivio volver a verlo sonreír, pues extrañamente estaba muy serio. Ni cuando le hice bromas sobre sus pedidos de hacer el amor él no sonrió.

—¿Entonces Jonathan dijo que lo llame para que me venga a ver?—me preguntó poniéndose de pie, y yo asentí—. Okey, entonces lo voy a llamar.

Chris empezó a caminar hasta la puerta a toda prisa, pero yo lo llamé antes que salga.

—Espera, aún no te vayas—le pedí y él regresó a verme con seriedad.

—¿Porqué no debería irme?—me preguntó como si fuera simple.

—Porque estás dejando tus cosas aquí—yo alcé de la mesita de noche su gorra—. Además te traje unas cuantas aspirinas y agua. Ah, y por si tienes hambre te traje unas galletas y yogurt. No me alcanzó para más pues como comprenderás, ayer no salí de mi casa preparada para ir alquilar una habitación de hotel.

Chris no dijo nada, y tan solo se me acercó para coger su gorra y ponérsela.

—Gracias—él tomó la pastilla y se la tragó junto al agua sin siquiera mirarme.

Él estaba enojado eso era seguro, solo que no sabía porque. De hecho no tendría derecho a estar así, puesto a que yo fui la victima la noche anterior.

—Ten, come algo—le extendí la galleta y el yogurt, Chris de inmediato puso cara de guacala—. Okey, al menos mastica un chicle—saqué de la misma funda de la farmacia dos chicles de cinco centavos.

Una vez más, Chris tomó lo que le dí sin decir ni pío. Se llevó uno de los chicles a la boca, y la galleta y el yogurt se lo guardó en su chaqueta. Luego lo vi escribir algo en su celular, girándose y caminado de espaldas a mi.

Yo ya no aguantaba su actitud, sobre todo porque a cada rato me regresaba a ver con mala cara. 

—Mi hermano me viene a recoger en quince minutos. Voy a esperar por abajo—me informó, y sin decir más fue hasta la puerta. Antes que toque la aldaba, yo le lancé una almohada y él volvió a verme confundido.

—¿Qué te pasa?—yo me puse de pie, y me crucé de brazos mirándolo—. ¿Acaso te hice algo? Me miras como si quisieras que un trailer me pase por encima.

La respiración de Chris se hizo muy forzosa, y sus ojos volvieron a recorrerme con ira.

—¿A dónde fuiste en la mañana cuando me dejaste solo?—me preguntó con el ceño fruncido. Él al igual que yo se cruzó de brazos.

No sabía a que se debía esa pregunta.

—Ya te dije que fui a la farmacia y...

—Mientes—me dijo con los músculos de la mandíbula apretados—. Te fuiste a ver a tu ex, ¿cierto?—él me interrumpió y yo me quedé con la boca abierta—. Tan solo te fuiste al aeropuerto a pedirle a Andrés que no se fuera.

—¿Ah?—dije más confundida que nunca—. ¿Qué carajos dices?

—Ese tipo me dijo ayer por la tarde antes que me fuera con Mela, que tú y él iban a pasar toda la tarde juntos, y que para variar iban a pasar la noche en tu casa. Me contó también sobre su propuesta de una ultima vez juntos. Me aseguró que tú lo amabas tanto, que iba a llegar hoy en la mañana al aeropuerto a impedir que se fuera. Le ibas a decir que aceptabas ir con él, para por la tarde volver a Quito y tener su grandiosa luna de miel. Mientras tanto, yo me quedaría aquí como pendejo contando las horas para nuestra cita en la montaña....

—¡ESPERA, ESPERA!—yo logré decir con sorpresa, y luego de asimilar lo que pasaba continué-. ¿Andrés hizo eso?

—Sí, lo hizo. Y eso fue un golpe bajo, y no solo de él sino de ti también—Chris se me acercó desafiante, pero yo no me moví—. Si hubiera pasado lo que él me dijo, donde tú ibas a ese aeropuerto para aceptar lo que él te propuso, quizás no hubiera sido tan doloroso. Al fin de cuenta esa hubiera sido tu forma de decirme que no sentías nada, y quizás yo lo hubiera aceptado. No me habría quedado más que olvidarte. Después de todo estabas en tu derecho de tener una vida, porque supuestamente Fat nos dio libertad. Además si así hubiera sido, hubieras cortado todas mis esperanzas, y eso me habría hecho libre de la ilusión que hiciste nacer en mi...

—Primero que nada, estás suponiendo cosas que no son. Yo... yo no fuí al...

—¡Ya no te creo nada!—él desvió su vista de mi—Tú... tú solo sabes mentir.

—Cálmate, y déjame...

—¡Ay, mierda!—él se frotó la cara con desesperación—. Esos mensajes de tu ex no fueron lo peor, no. Lo peor fue cuando tú me mandaste ese mensaje invitándome a cenar en la montaña. Yo me dije "Vaya, Cielo no piensa irse con ese imbécil" "Creo que me prefirió a mi" y una vez más hiciste que todo lo que siento por ti, creciera en sobremanera. Sentí que verdaderamente había valido la pena arrastrarme por ti, porque al final logré conquistar tu corazón, pero... pero todo eso se fue a la mierda cuando Fatima me llamó.

—¡Bocona del demonio!—solté en medio del pánico—. ¿Qué que te dijo?

Chris soltó una risita irónica que me asustó un poco.

—Me dijo lo que tú no eres capaz de hacer. Me contó sobre todo el lío que ocurrió en su casa. En resumen... ya sé que estamos metido en la profecía una vez más—él apretó los labios mirándome reprobatoriamente—. Tú planeabas seducirme, aprovechando que estoy muerto de amor por ti, para lograr que de eso salga un embarazo—. Chris me miró de una manera tan herida, que solo me quedé sin mover nada escuchándolo—. ¡TÚ SOLO IBAS A TRATARME COMO UNA PUTA MAQUINA DE SEMEN!

—¡TE CALLAS!—yo le di un manotazo en el pecho—. ¡POR UNA MIERDA A MI NO ME GRITAS ASÍ!

—Es que eso es lo que planeabas. Ni siquiera te iba a importar si yo preferiría que un demonio me mate antes que tener un final contigo—él me dio una mirada filosa, que dolía. 

Él nunca me había mirado con tanto odio. 

—Perfecto, entonces no quieres un final feliz conmigo, bien—yo di pasos afrentosos hasta él—. ¡ENTONCES SUICIDEMONOS JUNTOS EN ESTO! ¡SEPARARNOS ES LA MEJOR MANERA DE SUICIDIO!

—¿Sabes que no suena tan malo?—él miraba al piso, negado y riendo maliciosamente—. Sería mas aceptable que un demonio induzca a mi muerte, antes que tener una vida, acariciándote, besandote, tocándote, declarándote mi amor sin que sientas nada. Eso si sería un infierno que viviría hasta el día que me muera.

Yo no resistí más, y me acerqué de una sola a él, para tomarlo del rostro. Por poco no me deja que lo toqué, pero yo me las arreglé para hacerlo. 

—¿Cómo sabes que no siento nada cuando tengo aunque sea un milímetro de tu piel sobre la mia?—le confesé, con su mirada atenta analizándome—. ¿Cómo sabes que no se me eriza el alma cuando tan solo dices mi nombre? ¿Sabes siquiera, las sensaciones tan hermosas que causas en mi cuando tus labios tocan los míos?

Chris se quedó callado, tragando duro. 

—Si sintieras aunque sea una pizca de afecto por mi, no habrías pretendido jugar como querías hacerlo—él me separó, y se alejó varios pasos mirándome con rencor—. Tú pensabas irte con él, tener su luna de miel, y luego volverías con el estúpido Christopher para que te embarace. ¿Qué pretendías después? Tener una vida con él, tras telón. A lo mejor planeabas tener tu historia de amor con él, durante los punto ciegos de la novela. Y solo cuando era necesario que yo entre en escena lo dejarías a él en descanso, para volver al suplicio de soportarme como el papá de tu hija, y futuro esposo.

—No seas ridículo, pedazo de idiota—yo abrí la boca asombrada por todo el show que me estaba armando. 

—¡SI UN IDIOTA!—él me gritó y estuve por estamparle una cachetada, pero me aguanté. Dejaría que descargue todo el veneno y se desahogue para poder hablar—. Yo... yo solo sería el estúpido esposo que se haría el tonto ante las aventuras de su esposa con su ex. La profecía pasaría a ser "y vivieron felices los tres", así de simple.

Chris al parecer soltó todo lo que quería decirme, pues ahora solo respiraba fuertemente mirándome con odio.

—¿Terminaste?—le dije con inocencia, pero en respuesta se dio la vuelta y caminó a toda prisa hasta la puerta.

Hecho un flash, corrí hasta él y antes que siquiera toque la puerta, yo lo jalé del brazo logrando que su atención regrese a mi.

—Sueltame—me dijo poniéndome mala cara.

—No lo haré—yo lo miré con advertencia—. Primero me escuchas y luego ves si te vas o no.

—Ya no quiero seguir oyendo tus...—antes que dijera más, yo le sostuve los labios con los dedos. 

—Terminé definitivamente con Andrés—le solté de una sola, y Chris retiró mi mano de sus labios mirándome confundido—. Esta mañana se fue, y no... no fui a verlo. Cuando te dije que fui a comprar a la farmacia así fue.

—Pero te fuiste a una hora que coincidía para un encuentro con él antes de su viaje, y...

—Me llamó, y nos despedimos. Obviamente necesitaba un espacio para asimilar que ya nunca más lo vería. Por eso así que salí a caminar por ahí, y luego de regreso te compré todo lo que ya te di—dije con tranquilidad. 

—Pero, ¿Como..?

—Mejor solo cállate y escucha "señor gritoncito"—le dije malhumorada, y me dispuse a recorrer la habitación pensativa—. Yo... yo me quedé aquí, y no pienso ir a ningún lado.

—Yo si se porque te quedaste—él soltó con ironía, captando mi atención—. Te quedaste porque tenías la asquerosa obligación de quedarte conmigo a hacer un bebé. Luego de eso pretenderás volver con él—después él se me acercó y de un jalón me apegó a su cintura—. Bien, ¿Qué tal si no hacemos esperar a Andrecito, y mejor hacemos el dichoso bebé? Así podrás alcanzar sin problemas a Andrés en Quito. 

Chris quiso besarme, pero yo detuve su cara. Realmente me estaba asustando con su manera tan terca de pensar.

—BASTA, YA—sostenía su cara cerca de la mía—. ¡SACATE ESA MALDITA IDEA DE QUE IRÉ A BUSCAR A ANDRÉS!

—Tú me obligaste a pensar así—él me dijo con notable dolor—. Todo este tiempo siempre fui tu última opción. 

—Escucha—apegué mi frente a la de él, clavandole la vista. Él parecía relajarse un poco—. Quizás mi manera de actuar contigo antes no fue la ideal, y te pido disculpas por ello. En su momento estaba confundida y herida. Además cada vez que te miraba actuando tan lindo conmigo, lo único que podía pensar era que tú solo actuabas así porque un hechizo te obligaba. Nunca imaginé que le podría causar algo así en un chico tan inalcanzable como tú. No era lógico para mi, y me frustraba pensar que no era real...

—¿Y ahora piensas que lo que siento por ti si es real?—él me miraba fijamente, pero yo no respondí.

Aquello causó que nuevamente la tranquilidad de Chris se extinguiera. Una vez más se alejó de mi dolido.

—¡YO TE ELEGÍ A TI!—solté caminando detrás de él—. ¡Yo no sé ni porqué, pero... solo te elegí! Y no solo porque estemos a puertas de empezar con el nudo de nuestro final feliz, sino porque... simplemente no quería dejarte. Me dolía dejarte, así que antes que la idea de irme con Andrés me tiente, yo solo pensé en ti y en el valioso tiempo que podría tener contigo—Chris se detuvo y aún de espaldas se quedó sin moverse—. Es que... en verdad los días que pasamos juntos, fueron lo suficiente para tenerte tatuado en mi piel y mi corazón. Yo no creo que pueda ser completamente feliz un día si no veo tu sonrisa, o si no escucho tu voz, o si no veo alguno de tus berrinches de niño chiquito, o si... si no me besas...

Chris se dio la vuelta, mirándome pensativamente y poco a poco se fue acercando a mi. 

—¿Entonces quiere decir que...?

—Estoy confundida—solté bajando la vista—. Pero de lo poco que sé es que me haces sentir bien y que te necesito. A veces siento como si en verdad me amaras y yo también me dejo llevar por ese sentimiento, pero después... pienso en la profecía y en el futuro. Quizás en unos años cuando estemos varados en un matrimonio inducido por un hechizo, te des cuenta que solo soy un error. Tal vez empiecen a reconocer que no me amas en verdad...  

—¡TE AMO, MALDICIÓN!—me gritó en la cara, y yo me quedé asombrada—. ¡MALDITA SEA EN VERDAD, EN VERDAD, EN VERDAD TE AMO! ¡TODO ES REAL, CIELO!—él cerro los ojos, y respiró fuertemente—. Mi corazón no miente.

—¿Lo juras?—sonreí con la voz temblorosa

—Lo juro, mi amor—él me dio un pico en los labios, y yo empecé a sonreír como idiota—. No tienes idea de lo mucho que te he llegado amar.

Yo lo callé con un beso, que tenía sabor a desesperación. El movimiento de nuestros labios, nos dejaron sin aliento. En lo único que pensábamos era en reconciliarnos por medio de aquel beso que me estaba poniendo a temblar. Simplemente sus labios sabían como adueñarse de mi. No había manera de que alguien conociera aquella forma tan particular de sacar mi alma de mi cuerpo por un simple beso.

—Lo digo en serio, bella—él pasó su mano a mi nuca, donde hundió sus dedos en mi cabello—. Necesito que me digas como hacer para que me creas.

Yo cerré los ojos y volví a besarlo intensamente. Él no dudó en corresponderme.

Mientras él me besaba, yo me quedé pensando en como hacer para convenser a todo mi ser de que Chris me amaba realmente. Necesitaba de algo que hiciera que todos mis sentimientos surgieran sin reservas. 

Antes, cuando apenas inicié mi retorcida relación con él, solía sentirme culpable cuando intentaba tener intimidad. Según yo, era porque Andy estaba latente en mi piel, pero ahora... por alguna razón en sentía que el nuevo dueño era Chris. 

Tal vez podría intentar convencerme de que todo era real, con aquello que alguna vez me confirmó que yo aún le pertenecía a otro. Si todo era como él me aseguraba, y como yo pensaba que sentía, quizás mi corazón y mi mente al fin se convencería de que todo era real. 

Necesitaba que Chris se haga real en mi. 

—¿Chris?—interrumpí el beso, y él se despegó aunque aún con sus ojos cerrados. 

Me tomé el tiempo para acariciar su mejilla, sentir su aliento, y ver su rostro, para no asustarme por lo que le iba a pedir. Necesitaba sentirme segura, para él siguiente paso, y afortunadamente su rostro me dijo que no había que temer. 

—Podrías...—yo me separé, y con la voz agitada complete mi frase—¿Podrías hacerme el amor?

La cara de Chris ante mi pedido, fue todo un poema. Él abrió los ojos en un segundo, dándome un vistazo confundido. Sus labios estaba ligeramente abiertos por la sorpresa, y sus ojos no sabían a donde mirar. 

—¿Qué dijis...?

Nuevamente no dejé que hablara, solo me limité a besarlo, mientras me iba quitando mi chaqueta. Chris se dejó llevar por mi, y tan solo disfrutó de los besos que le regalaba.

—Necesito hacer el amor contigo- le dije más segura, con una sonrisa en mis labios. 

—¿Tienes idea de cuanto tiempo soñé con esto?—él me dijo con la voz ronca, mientras ponía un mechón de mi cabello detrás de la oreja.

Iba a preguntarle que cuantas veces, pero el me calló con un beso en los labios.

Me perdí en esos labios, que hasta ya parecían ser solo míos. Sus movimientos se acoplaban en perfecta sincronía, y yo solo agradecía al cielo por volver a probarlos. Hasta ahora noté que me habían hecho mucha falta, pues sentía como una especie de frenesí en mi. Cada toque me hacia desear más y más.

—Te volviste mi morfina favorita—le susurré entre besos, y él dejó sus acciones para observarme.

—Y tu mi perdición—me respondió, para volver a besarme.

Ambos nos besamos con dificultad, pues mientras lo hacíamos nuestras manos luchaban por quitarle la ropa al otro. Él era el que más prendas traía encima.

—¿Hasta... que hora.... tenemos la habitación?—preguntó mientra él bajaba sus labios por mi cuello.

—Hasta dentro de unos veinte minutos— respondí, volviendo a callarlo con un beso en los labios—. Ten... tendremos que ser rápidos.

—O mejor alquilamos la habitación para el día, porque ni loco pienso demorarme tan solo 20 minutos.

Yo solté una carcajada y de inmediato empecé a deslizar por sus hombros su chaqueta. Él dejó que se me la quitara, sin dejar de besar mis labios.

—Eso suena prometedor—yo le quité su gorra, y de inmediato hundí mis dedos en su cabello para atraerlo más a mis labios.

Poco a poco empezamos a retroceder hasta la cama, hasta que él chocó contra esta. Yo no dudé en empujarlo para colocarme a horcajadas sobre él. Sus manos traviesas no dudaron en introducirse dejado de mi blusa, hasta llegar a subirla hasta mas arriba de mi obligo.

Lo que recorría mi sangre en esos momentos era un fuego intenso que me estaba quemado en vida. Yo solamente deseaba llegar al grano de nuestros actos, pero al pensar que me perdería del placentero preámbulo, puse mi empeño por controlarme.

—Me vuelves... loco—Chris susurró en mis labios—. En verdad, estoy muriendo por ti.

—Demuestra que tanto—yo metía mis manos por su camiseta—. Has... haz que me estremezca en tus brazos.

Ni corto ni perezoso, él volvió a adueñarse de mis labios. Yo lo profundicé todo al abrazarme a su cuello como si mi vida dependiera de ello. Mis manos por otra parte bajaron por su abdomen para desabrochar sus pantalones.

—Necesito esto—yo me quité mi blusa de un jalón y volví a besarlo con pasión—. Nubla mi mente, por favor.

Chris miró mi cuerpo (más específicamente en a la altura de mi pecho) con su mirada oscura, causando que una parte en mi se pusiera muy sensible. Su maldita mirada me había desarmado así de fácil.

—Me pones muy mal, Cielo—él acercó mi cara a la suya para regar besos en ella—. Pierdo... el control de mi.

Yo lo empujé ligeramente para darle a entender que me soltara. Él entendió mis ordenes pues solo dejó que yo me alejara de su cuerpo, para poder ponerme en pie un instante, y retirarme mis pantalones rosas. Él no dejaba de mirarme de arriba abajo con una gran sonrisa. 

—Es injusto—yo fui sentando sobre él nuevamente, atrapandolo con mis labios mientras me acomodaba. Podía sentir que él estaba tan deseoso como yo de convertirnos en uno solo. El abultamiento debajo de mi me decía que él estaba tan loco como yo—. Estás muy vestido. Quítate la camiseta.

Él obedeció a mis ordenes, y aunque yo aún lo besaba, él se las arregló para retirársela. 

—Sus deseos son ordenes—me informó mientras mis labios jugaban en su cuello. Chris se aferró a mi cintura fuertemente. 

—Así está mejor—yo temblé, mientras disfrutaba del roce de su piel con la mía a nivel de mi abdomen.

—¿Quieres algo más?—me preguntó y una vez más lo callé con mis labios. Mis manos fueron hasta la parte trasera de su cuello, y tomando impulso me recosté sobre mi espalda, causando que Chris rodara para quedar encima mio.

—Tus pantalones—le dije con una risita traviesa, y él asintió mientras sus manos subían y bajaban por mi pierna. Poco a poco, su mano fue llegando cada vez a un sitio muy sensible por arriba.

No pude evitar soltar un suspiro al sentir sus dedos introducirse por mi ropa interior.

—Carajo, eso... eso...—susurré en su oído, al sentir como su mano se alejaba de mi parte baja.

—¿Otra vez?—él soltó una risita presumida, y en respuesta yo retiré de un solo tirón la parte delantera de sus bóxers y su pantalón. 

—Sí, otra vez—susurré en su oído, con mis manos bajando desde su espalda.

Él no tardó en cumplir con mis exigencia, y al poco tiempo ya lo tuve explorando zonas prohibidas de mi anatomía. Yo solo me retorcía bajo su cuerpo, mientras mis labios buscaban desesperados donde actuar.

Me las arreglé para quitarme con mis propios pies mis zapatos y mis medias. Solo se que estos salieron volando por algún lugar del piso. Luego pude envolverlo con mis piernas en su cintura. 

Él estaba haciéndolo perfectamente bien, pero como no quería ser la única en disfrutar de tan placentero paraíso, bajé mi mano hasta que alcanzaron un singular objetivo. Tuve que reprimir una risita al ver el cambio de su expresión al momento en que mi mano empezó a jugar con cierta parte muy activa de su anatomía.

—Ay señor—él soltó en mis labios con su mirada dilatada—. ¿Cómo... como eres capaz de hacerme algo así?

—¿Más?—le pregunté juguetona

—Si, por favor—él me dijo asintiendo con desesperación.

Yo seguí dándole más de lo que me pedía, sin embargo la ganas de Chris por poseerme estaba siendo más criticas a medida que aceleraba mis movimientos. De hecho mientras disfrutaba de mis caricias, él había logrado quitarse sus pantalones con la ayuda de sus propias piernas. Sus zapatos y sus medias fueron llevados al paso.

—Si que me estuviste teniendo ganas todo este tiempo—le dije bromista, mientras él se iba acomodando mejor sobre mi.

—Ahora mismo estás viendo cuanto—él dirigió su picara expresión hacia donde alguien me saludaba muy animado por abajo.

—El tamaño no importa—dije burlona, y él me miró escandalizado.

—¿Acaso insinúas que...?

—Cállate y bésame—le dije entre risitas, a la vez que me abrazaba a él para profundizar mis besos.

Poco a poco sentí como sus manos iban jugando con la goma de mi brasier, dirigiéndose hasta mis espalda para poder desabrocharlo. Por un instante el quiso retirarlo, pero yo abrecé la prenda contra mi.

—Dos—le dije con la voz agitada, y él me analizo confundido—. Son dos las prendas que impiden que tu y yo lo hagamos. Y sé que en cuanto estas se vayan, ni tú ni yo podremos parar. Lo sé porque ambos estamos tan deseosos de que esto pase desde hace mucho tiempo. Así que, antes que pase lo que tenga que pasar, tengo que recordarte algo.

—¿Qué me vas a decir?—él no se quedó quieto, y sin dejar de besarme introdujo sus dedos bajo mi ropa interior. Yo solté un gemido al notarlo tan cerca de mi humedad.

Analicé el panorama, y ¿que más daba si lo hacíamos hoy o si lo hacíamos otro día? Al fin y al cabo Yuli debería existir llueva, truene o relampagueé hasta el sábado que Chris ya sea iba.

—Yo, yo no quiero pasar por la tortura de la incertidumbre—él alzó su cara y me miró serio—. Si de alguna manera tiene que existir Yuli, solo quiero que suceda sin darme tiempo a arrepentirme. Yo... yo...

—Bien—él tragó duro, y se quedó analizándome pensativo—. Entiendo tu punto.

Chris volvió a besarme con tanto fervor que me dejó sin respiración. Sus manos empezaron a moverse ágilmente en mi ropa interior, y en solo segundo estos ya estaban bajados hasta mis rodillas.

—Solo hay que hacerlo, ¿no?—murmuró en mis labios, a medida que yo bajaba con desesperación la prenda por mis pies—. Solo... hay que hacer el amor.

Cuando su masculinidad tocó mi entrada solté un suspiro, mis labios se apretaron de deseo, así que necesitando de más sensaciones parecidas, me quité de una sola mi brasier y acerqué a Chris a mi cuerpo de manera más intima. Nuestros pechos se chocaron y enseguida su calor se transmitió a mi.

—Te estoy sientiendo—yo moví mis caderas contra las de él. Nuestras intimidades se tocaban peligrosamente.

—Aja...—él acariciaba mi cintura—. Mierda, yo... te necesito ahora. En verdad que ya no....

—Solo hay que hacerlo—repetí sus palabras, mientras mi mano bajaba por su abdomen, hasta llegar hasta su masculinidad. Chris soltó una suspiro ahogado al sentir como yo lo iba colocando en mi entrada—. Has tu parte.

La mirada penetrante de Chris me transpasó por completo, y estuve por ser la que provoque que nos fundamos en uno solo, pero él tomó esa decisión más rápido. De pronto solo sentí como él me invadió, causando que mis labios profirieran un gemido.

Christopher había entrado en mi, sin protección alguna. Yo sentí claramente la diferencia. Estábamos piel con piel.

Ni siquiera estaba teniendo la capacidad de hablar o pensar, pues las sensaciones en mi parte baja se habían triplicado al tenerlo sin protección alguna. Definitivamente era una nueva experiencia para mi. Era una sensación aun más extasiante en todos los sentidos. Lo sentía con más detalle, con más calor... y...

¡No sé como explicarlo, solo se que me llevó a la maldita gloria!

—Cielo—él susurró mi nombre cerca de mis labios, y yo lo miré mordiéndome el labio.

—Dime—yo hundí mis dedos en su cabello.

El respiraba agitado, apretando mi cintura fuertemente.

—¿Para ti esto es verdaderamente hacer el amor o solo sexo?—él se movía en mi interior lentamente, provocando que cierre los ojos por la excitación.

—¿Porqué... preguntas eso?—yo atraje su cabeza a la mía, para besarlo a mi antojo.

Los movimientos de Chris se empezaron acelerar poco a poco, causando que empezara a quedarme sin respiración. Gemidos querían salir de mis labios, pero yo no lo permitía. 

—¿Qué sientes ahora, mientras te hago el amor?—él seguía entrando en mi de manera profunda.

Quise callarlo con besos pero él esquivó mis labios, y tan solo se concentró en ver mi rostro.

—No lo sé—yo me aferraba a su cabello, mientras mis piernas se enroscaban en su cintura—. ¡Oh... por....!

—Dilo—él temblaba, dándome a entender de que él al igual que yo empezaba a sentir la excitante sensación del climax—. Por favor.

La mirada de Chris era tan intensa, mientras evaluaba mis reacciones. Yo sentía que él podría descubrir cualquier verdad detrás de mis palabras en cuanto abriera la boca.

—Amor—solté con una de mis manos bajando por su mejilla—. Te amo, Christopher.

Los labios de Chris se curvaron en una hermosa sonrisa, y acto seguido se los mordió, como si eso le diera fuerzas para acelerar sus movimientos en mi interior. Realmente se esforzó porque sus envestidas fueran a un ritmo rápido, pero suave.

—Yo... también te amo—él soltó para luego adueñarse de mis labios.

Nunca me había pasado, pero una simple frase hizo que todo mi ser se estremeciera. De pronto, aquellas palabras lograron que algo explotara dentro de mi. No tardé ni un segundo más en estrecharme a su alrededor, con todos mis sentidos adormecidos a causa del placentero cosquilleo de un orgasmo.

Christopher seguía moviéndose con desesperación, mientras sus labios recorrían mi cuello. Yo mientras tanto me recuperaba de aquella exquisita sensación que causó en mi, y mientras lo hacia escuchaba como mi corazón saltaba de emoción, ante lo que él me dijo.

Antes esa frase dicha por él no hacía efecto en mi, más que provocarme incomodidad, pero hoy fue distinto. Esta vez sentí que mi mundo cambiaba ante aquella frase dicha por sus labios. De pronto sentí que él se había adueñado por completo de mi ser, al solo decirlo. Como si mi alma al fin hubiera encontrado paz, por esas palabras.

—¿Segura que quieres esto?—Chris me preguntó con los ojos fuertemente cerrados—. Yo no creo que pueda más.

Aquel preciado hormigueo en mi parte baja había vuelto una vez más, causando que se me quite la poca capacidad de hablar, por lo que asentí frenética antes su pregunta. Chris al parecer sintió los movimientos de mi cabeza, pues luego de soltara un gemido ahogado en mi oído, el empezó a entrar en mi de una manera más profunda, causando que cada nervio de mi cuerpo hiciera corto circuito.

Los movimientos de Chris se fueron entorpeciendo, y aunque por un instante se movió violentamente en mi interior, posteriormente solo fue disminuyendo su ritmo hasta quedar por completo inmóvil. Yo por mi parte logré llegar al tan esperado final, poco después.

Un momento de silencio nos invadió, y tanto él como yo solo respirábamos muy cerca sin dejar de observarnos.

—Nunca pensé que hacer el amor sin preservativo se sentía tan bien—él respiraba en mi cuello, y yo acariciaba su cabello.

—También fue tu primera vez así—solté asombrada y de inmediato lo besé—. Vaya, se siente tan bien seguir obteniendo más primeras veces de ti. Tengo tu primer beso, tú primer corazón roto, tu primera vez sin condón...

—La primera vez que me enamoro en serio—él me soltó el flechazo, y yo sonreí como idiota. No bastó más para que lo besara con tanta adoración, que hasta me dolía el corazón.

—Suelen decir que el entregarte físicamente a una persona, hace que te ates más a ella—yo acaricié su rostro. Traviesas gotas de sudor cubría su frente y sus patillas—. Creo que acabo de quedarme encadenada a ti por siempre. Yo... yo realmente no creo que pueda separarme de ti.

—Entonces ya somos dos—me sonrió dándome un beso en los labios.

Bajé mi vista hasta donde nuestros cuerpos estaban unidos, y un pensamiento vino a mi mente. De inmediato una extraña sensación de miedo me invadió, pues si las cosas iban según el libro, posiblemente aquello que hicimos con Chris, causó que un pequeño habitante empiece a desarrollarse en mi cuerpo.

—Todo saldrá bien—él apegó su frente sudorosa a la mía—. Ahora que estamos juntos, todo será mejor.

Aquellas palabras las creí, aunque no habían bases para creer que si den resultado. Su sola voz llena de seguridad, hizo que de pronto quiera olvidarme de las consecuencias malas de la profecía.

Ya estaba cansada de intentar oponerme a la profecía, causándome miles de lágrimas y desaprovechando lo bueno que ella me podría traer. Ya me cansé de siempre añorar lo que no podría tener jamás, y de enfocarme en que mi vida en un futuro solo significaría sueños rotos.

Estaba lista para recibir los bueno del final feliz. Finalmente estaba lista para dejarme llevar por el hechizo con riesgo de perderme en el amor de Chris y una posible futura bebé.

Era hora de aceptar mi destino, y hacerlo algo épico.

Créditos de la multimedia a: chris.velez_tecomotodo (Busquen su pag en inta, es una de mis favoritas jejeje)









Abuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!! Volví a clases, y sé que me va a ser muy difícil volver por estos lares. Menos mal ya escribí varios capítulos, pero... de todas maneras se me va complicar tan solo editar. 

Intentaré actualizar pronto, aunque no prometo nada. Mientras tanto espero que no se me vayan jajaja.

Ahora volviendo a la nove...

AL FIN LES DI LO QUE TANTO ME PEDÍAN JAJAJA. Ya fuimos al grano como tanto lo esperábamos gggg.

Ahora empezará otra fase, que hará que cierren el pacto de cariño con los estrellados. ¿Se viene la fase "Luna de miel"?

Ahora si me despido... bye bye. 

Pd: MIL GRACIAS POR LOS 3K DE SEGUIDORES!! En serio es tan chévere saber que cada día hay más gente siguiendo a mis historias locas y anormales jiji. Todo esto no fuera sin ustedes. Gracias por siempre leerme, votar, comentar, y recomendarme. No saben lo lindo que es tenerlas jejje. Ahora si... bye, bye. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top