35. Como amigos


Capitulo triple (3/3) 

Pónganse cómodas que esto va pa largo jajaja

Créditos de la multimedia a: chris.velez_tecomotodo (Es una de mis pags favoritas, en serio que tiene unos edits de Chris como para morirse. Siganla en Insta)




Capitulo dedicado a: @MaricelaPilay (Mujer, en serio que me encanta leerte. Eres de esas lectoras fieles, que siempre están pendientes de cada paso que doy en mis novelas, y en verdad agradezco eso. No esperas ni un segundo para demostrarme tu apoyo con una estrellita, o con simplemente responder a mis mensajes en la casilla. Muchas gracias por todo, y en verdad espero seguir teniéndote por aquí. Saluditos Mari :) Se te quiere mucho )






Un día martes, las cosas empezaron a ponerse complicadas y extrañas. Realmente ese fue un día que parecía salido de una pelicula de terror... literalmente. Si antes creía que ya lo había visto todo antes de ese día, pues estaba muy equivocada. 

—Voy a salir con Chris por la noche. Decidimos darnos un descanso luego de las tareas, e ir a bailar un rato- le conté a Fer por el teléfono, mientras seleccionaba mi ropa para la noche. 

—¿Van a las 6? Cuando aún hay muchas pubertas... coff coff muchas pueden ser cncowners; que entran de contrabando a bares. Mejor vayan más tarde, cuando las niñas ya se hayan ido a sus casas, fingiendo que fueron al colegio. No querrás que te vean con él y te masacren viva—me recomendó Fer. 

—Descuida, ahorita no vamos. Chris tiene que ir hacer algo urgente en la casa de su papá, pero luego se va a encontrar conmigo en el bar. Justo ahora está bañandose para ir a ver a su...

—¿Bañandose?—Fer dijo con tono pícaro—. ¿En tu casa? ¿Porque se está bañando en tu casa? ¿Acaso estuvieron rompiendo las camas que quedaron sanas en tu casa?

Me extrañó muchísimo que él se la haya creído, pero en fin. Era divertido verlo creyendo todo como gran bobo. 

—En realidad rompimos las camas, las mesas, las sillas...

—¡No seas asquerosa!—él me soltó con desagrado—. Cochina pervertida, tu lo que necesitas es agua bendita. 

—Si, de hecho necesito una aguita bendita de Cantaclaro—solté bromista—. ¿No será de tomar un traguito de aguita? 

—Borracha—Fer dijo entre risitas

Oí el rechineo de una puerta detrás mio, y me di la vuelta.

—Nunca me he lavado el cabello con shampoo de rosas rosadas—Chris salió del baño con el torso desnudo, y con el cabello mojado cayéndole por los hombros. 

—De hecho usaste mi shampoo de bebé—le informé sin verguenza, y él soltó una carcajada—. Oye, no te burles. Huele rico, y es poco agresivo para el cabello. Yo lo lo uso siempre.

Chris se olió el cabello, y puso cara de guacala. 

—Debí regresar a mi casa para usar mi shampoo de vikingo viril con esencia de toro—él soltó y yo me partí de la risa.

De seguro se están preguntando porqué Chris usó mi ducha, y antes que se pongan de cochinotas, pensando cosas que no son... Chris solo tuvo que bañarse de emergencia, porque sin querer le embarré goma, escarcha y tinta de marcador en la ropa, cara, cabello... y... bueno casi todo le que se llama Christopher. Culpen de ello a nuestra recién descubierta tendencia a hacer bromas pesadas al otro. 

¿Quien diría que la realización de un collage para Fatima, terminaría en una guerra donde él salió más que perdedor?

Bueno, al menos le sacamos algo de diversión a los deberes de mi querida brujita. 

—Tu ropa está casi nueva—yo bajé la vista avergonzada, mientras le entregaba su camiseta y chaqueta de cuero recién limpiada. Únicamente logré sacar la goma de su ropa, pero en lo que respecta a la tinta de marcador, fracasé. Afortunadamente en su chompa no se notaba casi nada el marcador, pues era negra.  Él ni cuenta se dio de que por ahí habían unos cuantos rayones. 

—Me debes una camiseta nueva—él se puso la camisa mirándome vengativo, aunque también ocultaba una sonrisa de diversión—. Una Dolce & Gabbana se agradecería. 

—Miralo—le di una mirada de desagrado—. Ni yo me compro ropa cara, y te la voy a estar comprando a ti. Además esa era marca patito. 

—No es cierto. Para tu información acabas de arruinar...—yo no lo dejé hablar, y solo le di un beso en la mejilla, para luego ponerle ojitos de cachorro mientras mi dedo jugaba en su pecho—. ¿Aceptarías una disculpa de comida, y una camiseta de cinco dolares otro día?

Chris soltó una risita, mirando su camiseta "a rayas". 

—Si es una camiseta con un estampado de ti en traje de baño, acepto—él me siguió la corriente—. Y obviamente la comida debe ser buena. 

—Mi amor, tú siempre amas lo que cocino. Hasta mi arroz en lata de atún te encanta—le dije presumida, al recordar como se atragantaba cuando lo invitaba a comer conmigo luego de terminar los deberes. 

No era por nada, pero yo podría ser chef. 

Además, descubrí que a Chris le encantaba cosas tan simple como un simple arroz con atún. Y de hecho descubrí otra cosa, como que ese muchachito que comía en los mejores restaurantes del mundo, amaba comer atún con arroz, sobre todo cuando se lo daban en la misma lata. 

Yo le aprendí eso en unos cuantos día. Hasta se me hacía más rico comer así, no sé porqué. 

—Te espero abajo, tú terminate de arreglar. Yo voy a calentar la comida, para que te vayas feliz y contento, perdonándome. 

—Solo te perdonaré si tu foto queda estampada... 

—Puerco—solté en una risita, y salí del cuarto dejándolo solo. 

Al hallarme abajo, me puse manos a la obra, y de inmediato calenté en el microondas un plato con una porción de Lasaña que hice para mi almuerzo, y me puse a preparar unas papas fritas en la freidora. La verdad no me tomó mucho tener la comida calientientita y lista para servirla.

Como era mi costumbre, puse música a alto volumen para poder realizar mis actividades. Por eso es que mientras servía la comida en la mesa estaba cantando lo más escandalosamente posible. 

Mi lista de reproducción a elegir era una de pop de todos los tiempos.

—¿Porqué no pusiste tu chicha pesada?—me preguntó Chris, llegando al comedor. Aún traia su cabello en los hombros, pero ya peinado. 

—No te metas con mis tecnocumbias—lo apunté con un dedo y luego fui a traer los platos de lazaña—. Y oye... más te vale que no se lo digas a nadie.

Mi gusto culposo eran las tecnocumbias de grupos femeninos antiguos en Ecuador, y solo se lo dije a Chris. Ni siquiera sé porqué se lo conté.

¡Boba!

—¡Auuu!—gritó con voz de chica—. ¡Las chicas... dulces!

—Oye, su música es buena. Tienen buena base musical en sus canciones, al menos cuando le meten ese toquecito de guitarra de flamenco...

—Sí, sí. Ayer me obligaste a oír tu lista de tecnocumbia favorita, así que ya sé—él se me burló, sentándose en la mesa—. ¿Cómo se llamaban las otras? ¿Candela...?

—¡Tierra canela!—solté ofendida, dándole un zape en la cabeza. Le puse a Chris su comida, y él me ayudó sirviendo gaseosa en vasos que ya estaban listos—. Y bien que estabas cantando algunas.

—Es que se te pegan—él soltó una risita—. Cuando iba a fiestas de familiares, solían poner esas canciones. Ya hasta me había olvidado de la música chichera, hace tiempo que no las he oído.

—Claro como ahora solo andas hecho el gringo por "las USAS"—lo molesté divertida, mientras me sentaba en una silla junto a él—. No te hace falta las banditas, las bombitas, o hasta la chicha mix.

—Claro que extraño esa música—él empezó a comer con gusto—. Cuando pasas mucho tiempo en el extranjero, hasta oír la chicha de la que tu hablas te hace falta para volver a sentirte en casa. Cuando oigo música de aquí, vuelvo a revivir mi niñez con mi familia, y por un instante siento que soy otra vez un chico común y corriente. Recuerdo los bailes graciosos que hacia mi familia al oír esas canciones, y los gratos momentos que pasábamos bailando hasta el amanecer.

—Debes extrañar mucho tu país cuando te rodean cosas tan estadounidenses que ni conoces—yo tomé un trozo de lasaña y me la metí en la boca.

—Te sientes ajeno todo el tiempo. Recuerdo que los primeros días que llegué a New Yersey, solo quería volver a mi país. Me sentía en otro mundo muy frío—él me contó pensativo—. Me aterraba la idea de vivir en un sitio en el que no sabía ni como hablar bien, solo y alejado de mi familia.

—Pero todo eso que viviste valió la pena al final—le puse una mano sobre la suya—. Esos feos momentos se convirtieron en sueños, los mismos que ahora estás palpando con Cnco.

—Afortunadamente—él me sonrió alegremente.

Terminamos de comer entre charlas. Él me contó un poco más de su vida cuando apenas llegó a los Estados Unidos. Me relató como le costó acostumbraste al estilo de vida gringo, y cada cosa que era distinta en ese país. También me contó sobre todas las dificultades y explotación que pasó cuando trabajó en una juguetería, y por supuesto en su tan conocido puestito de lustra zapatos. Me charló de las veces donde se transnochaba, o las veces donde se aguantó insulto xenofóbicos por parte de sus clientes. Supe de las veces donde su economía era difícil, causando que él tenga que dejar de comer por enviar dinero a su familia, o cuando en fechas importantes el pasaba solo, deseando tomar el próximo avión con rumbo a Ecuador.

Cualquiera que apenas lo conociera, diría que él es un cantatucho que se la pasa en los mejores hoteles, restaurantes, clubes, y con una vida de rico, al cual solo le hace falta chasquear los dedos para obtener lo que quiere. De seguro no se imaginarían la historia detrás del cantante.

En fin...

Terminamos de comer, y pese a que le insistí a Chris de ayudarle a cercar su cabello, él se resistió. Dijo que tenía que ya iba retrasado, así que solo se agarró el cabello, dejándolo al aire libre pues no se colocó la gorra. Suponía que de esa manera se secaría más rápido.

—Nos vemos por la noche—le sonreí separándome para darle un beso en la mejilla—. Procura llegar pronto. Yo mientras tanto iré a dejarle sus deberes a Fat en el piso de arriba.

—Okey, bella—él se despidió con la mano, y se fue hasta su auto estacionado.

—¡TE ESPERO A LAS DIEZ EN PUNTO!—le repetí, y él asintió a la vez que se subía.

—Sí ahí estaré, mi amor. No te preocupes.

Cuando invité a Chris a bailar, no pensé que las cosas fueran a salir mal. Definitivamente no imaginé todo lo que pasaría luego de eso.

Tal parece que estoy destinada a nunca poder respirar del estrés y la melancolía. 

En fin... 

Yo metí a mi casa, y en seguida subí a mi cuarto a arreglarme, pero antes de eso le eché un ojo a mis casillas de mensajes. Todavía tenía tiempo de sobra. 

Mientras escuchaba mi canción favorita; Bitter Sweet Symphony en mi celular, me puse a leer todos los mensajes que dejé silenciados hace varios días. Ya era hora de saber que tanto había pasado. Uno de los chat que abrí al final, fue el de mis amigas cncowners. 

Amigas acosadoras stalkers FBI

MaryDeJesús: Tengo información del gato 😎😎

MaryDeJesús: Una amiga que vive cerca del restaurante de su papá lo vio esta entrar hace media hora

EstefyCncowner: CIELO, CORRE A VERLO QUE PUEDE QUE LO ENCUENTRES 😫😫

EstefyCncowner: MUJER ES TU OPORTUNIDAD DE VERLO OTRA VEZ!! 😏😏😏

CieloNublado: Ahora no puedo chicas, tengo algunas cosas que hacer

CieloNublado: Además no quiero invadir su privacidad

CieloNublado: De seguro se va a molestar si lo interrunpo en alguna reunión familiar

EstefyCncowner: ¿Sabías que me desesperas? 😑😑😑😑😑😑😑😑😑

EstefyCncowner: Desde la vez que lo seguiste en moto, ya no lo has vuelto acosar

EstefyCncowner: Mujer, aprovecha que andas cerca y violalo antes que se vaya del país 

MaryDeJesús: Sí, dicen que ya mismo regresa a Miami  😭😭😭

MaryDeJesús: Una amiga, dijo que le preguntó a Jonathan y dice que ya se va en unas dos semanas 😭😭😭😭😭😭💔💔💔

EstefyCncowner: VES!!! 😬😬😬😬😬

EstefyCncowner: CIELO, AL MENOS PIDEME UN SALUDO 😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭

MaryDeJesús: Yo me conformo con que le digas que existo 😍😍

CieloNublado: Lo intentaré pero no prometo nada

MaryDeJesús: Si podrás, ya verás 😇😇

EstefyCncowner: Te dejo por aquí algo para que te motives 

EstefyCncowner: ¿Acaso no quieres ver eso en vivo otra vez?😏😏😏

EstefyCncowner: Ya te mando mas motivación 

CieloNublado: Ya me moje jajajajaja 



CieloNublado: Bien, creo que me han convencido. Lo intentaré 😏😏😏😏😏😏


Yo sé que están confundidos por este chat, pero tengo una buena explicación. Digamos que la ultima información detallada que les di a Estefy y Mary de mis encuentros con Chris, fue aquella vez donde le devolví el celular en su casa. Ellas no sabían todo lo que pasó luego de eso. 

Para ellas yo seguía siendo la fan enamorada que lo acosaba apenas sabía algún indicio de su ubicación.

Ciertamente no solo con ellas había cortado toda la comunicación, sino también con las chicas del bar. Ellas me habían estado llamando para seguir insultando hombres, pero yo no les respondía. Solo las dejaba en visto.

Por esos momentos solo quería estar sola, y pensar en como recuperar mi vida. Claro que la soledad me estaba empezando a pegar duro, y de no ser porque Chris venía a mi casa hacer deberes, posiblemente me habría agarrado un ataque de depresión diario.

Seguí leyendo y riendo de las fotos con poca ropa de Chris. Ellas escribian haciendo suposiciones de ciertos aspectos de su anatomía, mientras yo ya sabía datos certeros pues los comprobé en carne y hueso. 

Si supieran lo que he vivido con él. 

En fin, las cosas hubieran seguido igual de divertidas de no ser porque el timbre de mi puerta sonó. Yo me levanté de inmediato, pensado que podría ser Chris (Él unico conocido que conocía mi casa), pero hallé algo muy distinto a él. Justo sobre un tapete que solía tener en la entrada descansaba un sobre color blanco.

Extrañada por el hecho, me agaché a recoger el sobre, y sin antes espiar por algún indicio de una persona, entré pues no vi nada sospechoso.

Enfoqué mi vista en el sobre, y no vi ningún remitente. Solo era un sobre blanco.

—¿Y ahora?

Como no quería seguir esperando, abrí de una sola en sobre rompiéndolo por donde estaba el pegamento, y saqué una hoja de papel que me dejó una gran duda. 

La frase que hallé en el papel me extrañó tanto, y no supe que intenciones tenía esta. 

¿Estás entregando a las personas correctas tu corazón?

—Extraño—susurré, volviendo a meter la hoja en el sobre. Terminé guardándola en uno de los cajones de la cocina.

Sinceramente no entendía, aunque era claro que alguien me estaba advirtiendo de una o varias personas que podrían romperme el corazón.

¿Por qué me advertían?

¿Y que personas serían las peligrosas en mi vida?

Bien, menos mal que era una persona muy difícil para dejar entrar gente. Eran contadas las personas que estaban en mi vida, pero... ¿y si alguna de esas personas que dejé entrar estaba en riesgo de lastimarme?

—Seguro se equivocaron de puerta—solté con una risita nerviosa. 

(...)

Llegué al bar aproximadamente a la 9, para así poder tener un tiempo a solas con las chicas del bar. No las había visto en mucho tiempo, y quería ponerme a cuentas con ellas.

Siendo sincera, me había comportado muy evasiva. Cuando ellas me llamaban o me escribían, yo solo no les contestaba. Yo solo estaba concentrada en como resolver mis problemas con Chris, Andrés, y la profecía.

Desde la ultima vez que las vi, mis problemas comunes como mis celos y despecho por Andrés quedaron cortos a comparación de los que en ese momento me aquejaban.

Las chicas en cuanto me vieron, se alegraron mucho. No dudaron en rodearme de abrazos y de bombardearme con muchos "te extrañamos". Se portaron muy tranquilas, la verdad. Nada de rencores por mi ingratitud.

En esa hora a solas en medio de la música a alto volumen y unas cuantas rondas de botellas, ellas me contaron sobre sus vidas. Por ejemplo, Laura ya se había divorciado de su esposo, y ahora estaba empezando una nueva vida como soltera. Rebeca aparentemente, ya había superado a su novio gay. Hasta se había vuelto amigos. Por otro lado, Pao...

—Soltera y sin compromiso. No tengo tiempo para hombres—me contó Pao, desviando su vista de mi.

Yo claro, solo me mantuve calladita, tragándome sus secretos con mi amigo.

Tal vez ella solo no quería que se supiera que había vuelto a caer con otro idiota, que podría destrozarle el corazón otra vez. Posiblemente no quiera que se enteraran de su débil corazón que se entregaba lo antes posible ante cualquier pendejo, pese a que ya probó de esa dosis de dolor.

Si antes soportó la traición de su novio con su mejor amiga, ahora estaba propensa a soportar a Fer con sus deslices.

Yo amaba a Fer como mi amigo, pero cuando me ponía a pensar en como sería de novio... ¡Definitivamente era un peligro que no deseaba a una chica!

—Dile a tu amigo, que ya deje de joder a Pao a menos que quiera que le corte las pelotas—me dijo Laura, cuando nos apartamos lejos de la mesa de las chicas.

—¿Porqué lo dices?—yo me hice la desentendida.

—Ella se ha estado viendo con tu amigo desde hace días. Y... discúlpame que te lo diga, pero tu amigo es un vividor, y Pao ya ha tenido mucho con su ultimo rompimiento. Ella es una chica muy propensa a enamorarse rápido, y sé que si Fernando le estuvo calentando sus oídos, ella ya debió haber caído.

—¿Y como sabes que ha estado con ella?

—Porque un día me prestó su celular, y le llegaron mensajes asquerosos de tu amigo. No los quise leer pero lo hice, porque se me abrieron en la pantalla—ella miró preocupada hasta donde Pao reía de algo que le dijo Rebeca—. Esa chica es muy ingenua, y sé que si sigue con Fer podría terminar lastimada.

—Bien, hablaré con él—le aseguré dando un suspiro—. Y tú encárgate de advertirle a lo que se enfrenta al creer en Fer. Si pese a eso, ella quiere seguir con mi amigo, ya es una decisión de ella.

Yo ya regañé a Fer varias veces para que ya no moleste a Pao, pero él no me hacia caso. Solo seguía buscándola cada vez que llegaba a Loja.

—Okey, le mostraré lo mugroso que puede ser ese chico—ella dijo con una risa vengativa, y yo solté una carcajada.

—Okey, mientras tu haces pedazos verbalmente a mi amigo iré por los cocteles- yo negué y me fui directo al bar donde estaba mi amigo Roger. 

Mientras esperaba mi pedido, yo charlé con él sobre cosas básicas, como por ejemplo, lo que ha hecho en los ultimos días, sobre todo en el bar. Roger me logró contar sobre una pelea entre borrachos la noche anterior, y la verdad fue algo muy divertido. Hasta se me fue la noción del tiempo en cuanto a esperar diez turnos para mis cócteles. 

—Quisiera seguir charlando, pero si no los ayudo, quizás nunca obtengas tus cócteles. Ya vuelvo—me informó Roger mientras iba corriendo a auxiliar a su amigo al otro lado de la mesa. Al parecer estaba preparando un pedido grande de micheladas.

—Te espero—le sonreí, mientras me giraba a mirar hacia la pista de baile repleta.

Hoy era un día muy concurrido al parecer.

Sin importarme que estaba sola, empecé a cantar un éxito de Daddy Yankee que en ese momento sonaba, mientras me movía al ritmo de la música en mi silla. Hoy estaba de muy buen un humor, y cuando estaba así amaba cantar todo lo que oyera.

—Hola, princesa. Vamos a bailar—oí una voz detrás de mi, y enseguida rodé los ojos.

—No, gracias—solté al ver a un tipo alto y fortachón, que venía acompañado de otro tipo.

—¿Por qué no?—él se sentó a mi lado, sonriéndome seductoramente—. A menos que tengas acompañante.

—Tengo acompañante—le informé sonriéndole incomoda—. Ya está por llegar.

—Pero mientras llega podrías bailar conmigo—él fortachon se acercó mas cerca de mi oído—. Vamos, Linda. No creo que tu novio se ponga celoso.

—No quiero—solté de inmediato—. En verdad estaba bien sola.

—Mi vida, en serio quiero bailar contigo. No tienes idea de lo loco que me puse cuando te vi. Eres la chica más linda que he visto jamás.

—Y que te lo diga él es todo un privilegio—su amigo le siguió la corriente—. Es muy perfeccionista en cuanto a elegir chicas.

Mira nomas, ni siquiera era el guapo de año y se daba el lujo de elegir a una chica, en base a si era o no lo suficientemente guapa.

¡Idiota!

—No quiero, en serio—insistí con poca paciencia.

—Okey—él se dio por vencido, mientra me pasaba un vaso con un liquido. Su amigo lo puso minutos antes—, pero al menos acéptame un trago.

Yo me quedé viendo el vaso, sabiendo que obviamente no se los iba aceptar. Deberías estar loca para hacerlo.

—Mi chiquitina no acepta bebidas de extraños—dijo la voz de Chris a un lado, y yo regresé a verlo. Él me sonreía arrimado a la barra, mirando a los tipos con tranquilidad—. Vamos a bailar bebecita.

Yo reprimí mis ganas de partirme de la risa por sus apodos tan empalagosos, y en enseguida me puse de pie y lo tomé de la mano.

—Vamos papucho—yo le lancé un beso volado, y él alzó las cejas coquetamente.

Los tipos solo se quedaron decepcionados, por no haber cazado a otra chica de la noche. Al poco tiempo noté como se iban rumbo a un grupo de chicas, que bebían cerca de donde yo estuve.

—Dime que no eres como esos tipos en tus bailes de Estados Unidos—yo puse mis brazos alrededor de su cuello—. Dime que no andas atrás atrás, acosando a la nenita que te gustó.

—Pues...

—¡Ay, ya mejor cállate y baila!—yo rodé lo ojos ante su casi respuesta.

Me empecé a mover al ritmo de la música, al igual que Chris. En esos momentos sonaba algo de Romeo Santos. Chris me sostuvo de la cintura, mientras nos balanceábamos al ritmo del reggaeton. Realmente era muy agradable tener el aliento de Chris cerca de mi cuello, mientras ambos bajábamos al ritmo de la música estando yo de espaldas a él.

—Deberíamos poner reggaeton lento—lo miré entre risitas. Él me abrazaba por la cintura sin despegarme la vista.

—No, ya cansas con tanto Cnco—él soltó mientras me daba la vuelta para quedar cara a cara.

—¿Entonces que se antoja bailar?—yo seguía sin dejar de abrazarlo—. El Dj es mi amigo así que le puedo pedir que me ponga lo que sea.

—¿Hablas de Roger?

—Ese mismo—yo miré hasta donde Rog hacia unos cócteles.

—Bien, pues... quisiera algo electrónico. Tiempos que no bailo algo así—él me dijo, y yo asentí.

—Listo, en un rato vengo—le informé a Chris dejándolo en el centro de la pista. Poco después hasta lo perdí de vista a causa del gentío.

Le dije a Roger mi pedido, y él con todo gusto accedió a cambiar de música, así que mientras yo entregaba los cócteles que hizo a sus clientes, él ya se había puesto a mezclar la nueva música. No tardó mucho en complacerme.

Al instante el bar se llenó con música de Avicii y muchos de los presentes se emocionaron por el nuevo genero.

—Gracias amiguito—le sonreí a Rog, y de inmediato volví junto a Chris. Él ya se había puesto a bailar solo al ritmo de la nueva música.

—Sus deseos son ordenes, querido amigo con derechos—le alcé una ceja con diversión.

Ambos nos acercamos y en seguida nos abrazamos, mientras nos balanceábamos al ritmo de la música. Ni siquiera nos importó que se nos burlaran por nuestra manera de cantar a todo pulmón las canciones que sonaba. Eso de hacer el ridículo era algo en lo cual Chris y yo siempre empatábamos.

A nuestro alrededor también bailaban con pasión el resto de asistentes, mientras saltaban al ritmo de la música. Yo agradecí a Chris por haberme hecho pedir otra música, pues la verdad el electrónico siempre era un género que era muy divertido bailar, y hoy estaba demasiado animada.

El tiempo pasó, y hasta mi cuerpo había empezado a sudar. De igual manera noté como de la frente de Chris empezaba a brillar sudor, y yo suspiré en secreto.

No se lo digan a nadie pero, uno de mis sueño secretos era poner a sudar a Chris y al fin lo había logrado. Se lo veía tan apetecible, sobre todo cuando ponía su sonrisa de seductor en serie.

Como sea... la noche siguió, y luego de bailar por lo que parecieron horas. Rog cambió de genero musical al infaltable urbano. Y estuve tan entretenida bailando, que ni noté cuando mis cocteles que había dejado en espera, fueron retirados por mis amigas. Ellas ya estaban terminandoselos, mientras desde su mesa lejana, me miraban asombradas por mi acompañante que no anuncié. 

Laura ya me estaba fusilando viva por traer a Chris sin decirles nada. 

—Iré a decirle a Rog que se ponga algo del reggaeton antiguo—yo se solté de Chris, el cual habia estado bailando abrazado conmigo. Al hablarle, Chris dejó de mirar algo por atrás mio, y me puso atención. 

-Ahmm... sí, sí- me sonrió nervioso. 

Antes de irme a pedirle a Rog que me cambie de música, decidí terminar de bailar una canción del reggaeton nuevo que sonada, pero esta vez ya me solté de Chris para bailar más libremente. Menos mal que me puse a bailar así, pues así logré notar algo muy peculiar por parte de Chris. 

Extrañamente el muchachito había puesto su cara de seductor de primera, y su sonrisa que derretía chicas, cuando miraba a mis espaldas debes en cuando. Al principio no noté lo que veía, debido a que estaba muy concentrada en el baile, pero luego que hubo una pausa con un instrumental lento, logré descubrir que pasaba. 

El pendejo había estado viendo a una pelirroja que estuvo bailando con un chico a unos pasos de mi. Ella lo miraba descaradamente mientras bailaba hasta abajo, y él no esperó para corresponderle el cruce de miradas. 

—Se te van a salir los ojos—rodé los ojos de malhumor—. Hombre, al menos espera a que terminemos de bailar para que corras a buscar presa. 

—Me está coqueteando, que quieres que haga—él soltó aún mirándola con una sonrisa de lado, y yo le di un pellizco que lo hizo saltar—. Auch, yo solo respondo amablemente. Además te recuerdo que estamos aquí como amigos. No creo que tenga nada de malo sonreír a una chica. 

—No estarás pensando dejarme plantada en la pista de baile—lo miré con mala cara—. Ni loca pienso bailar con los fortachones de los que me salvaste, ni con ningun otro borracho del bar. 

—No, obviamente no te dejaría. Pero quiero su numero, así que solo estoy pidiéndoselo con la mirada. ¿En eso encuentras problema?—él me miró con aburrimiento. 

—Tú viniste conmigo, así que no te compartiré con ninguna chica—yo detuve mi baile, y lo miré con una ceja alzada—. Otra día que no vengas conmigo puedes hacer lo que se te de la gana. 

Creo que estaba empezando a exagerar. 

—Pero solo estoy queriendo su numero, eso no quiere decir que te vaya a dejar sola hoy—Chris seguía sonriendo sin disimulo a la chica que bailaba abrazada a su pareja. El pobre chico ni notaba lo que hacia ella. 

—Solo digo que no quiero ser espectadora de tus conquistas de noche. Quiero tener una noche en paz, compartiendo como amigos, así que pido de favor que ya quites esa cara de puerco—yo le volví a dar un pellizco, y él me miró con los ojos entrecerrados. 

—Ay, mujer no exageres. ¿Que quieres? ¿Que me tape los ojos, y no vea a ninguna chica, porque tu me quieres para ti sola hoy?—me dijo con cansancio. 

—Exacto—le respondí volviendo mi vista a la chica pelirroja, que se hizo la desentendida al encontrarse con mi mirada. 

Ella coqueteaba con él, aún sin saber si yo era su novia. 

¡Descarada!

—Me vas a tener atado a tu falda toda la noche, como si fuéramos algo—él dijo rodando los ojos—. En serio Cielo, no te pases. 

Vinimos como amigos, así que  no había problema si se sonreía con una chica o si bailaba con otra, claro que con la condición de no dejarme votada en una esquina toda la noche. Los amigos se daban libertades de estar con otras personas. 

—¿Quieres ir a bailar con ella?—le pregunté mirándolo fijamente, y él sonrió alegremente. Su cara de "rabo" se fue así como así

—Un ratito—me respondió, y yo me mordí la lengua, para no tener que  gritarle "Traidor maldito"

—No lo harás—reí maliciosa, y él se quedó confundido. 

—¿Por qué?

Su mirada fue hacia la pelirroja, a la cual de reojo veía que bailaba serpenteando en su pareja. 

—Porque ella no se atreverá a acercarse a ti, luego de esto—reí con inocencia, dándole una palmadita en la mejilla, y en seguida me di la vuelta para poder mostrarle el dedo del medio a la pelirroja. 

La chica se quedó asombrada por mis acciones, sobre todo por lo que se viene después. 

—¡MIO!—hablé en tono normal, pero pronunciando exageradamente para que ella leyera mis labios. La chica se me rió y yo enfurecí, causando que haga algo aún más estúpido para marcar mi territorio. 

No sé ni porque hice todo lo que hice. 

Volví mi atención a Chris, el cual se quedó con la boca bien abierta mirando en turnos a mi y a la pelirroja. Sus labios estaban por curvarse de diversión, pero lo interrumpí al tomarlo por el rostro, clavandole una mirada furiosa. 

—¿Qué crees...?

—Mio

Ni lo dejé hablar más. Yo solo había puesto mis labios sobre los de él, así como así. Solo seguí un bobo impulso que surgió en mi, y me lancé a aquellos labios que me habían hecho falta. 

Él se quedó pasmado sin reaccionar en un inicio, pero al ver que mis labios empezaron a moverse de manera más intensa, me correspondió. Incluso llevó sus manos a mi cintura, acercando mas íntimamente. Sus músculos se fueron relajando en grados rápidos, hasta que logré que se perdiera de la razón. Él solo me besaba con el mismo ritmo. 

Necesitaba más, eso era lo único que pensaba.

—Mi amor, ¿quieres tomar algo?—escuché a voces lejanas, pero yo solo me concentré en darle unos últimos toques a los labios de Chris. Estaba temblando por el beso, pero aún tenía como prioridad mi rabia. 

—Si, corazón. Comprame una cerveza—oí una voz femenina, y al abrir un ojo, noté a la pelirroja pasando a nuestro lado, sonriendo sinicamente. Como si me dijera, no seas ridícula. 

—¡¿AMOR?! ¿CORAZÓN?—solté malhumorada, abriendo mis ojos por completo y viéndola irse hasta el bar con su pareja. Chris respiraba agitado—. ¿Así que tenia novio aquí presente, y aún así te coqueteo? Le quiso ser infiel a su novio en sus narices, y él... 

Chris volvió a besarme, y yo me dejé llevar nuevamente.

—¿Porqué hicistes eso?—él preguntó y yo intentando lucir lo más relajada posible respondí. Me sentía a punto de desmayarme, pero quise atribuir aquello a mi colerin por la chica. 

Ni siquiera entendía porque me puse tan enojona. 

—Quería arruinarte la noche de conquistes—solté abriendo los ojos, y encontrándome con su cara a milímetros—. Al menos las chicas que te hayan puesto el ojo, se lo pensarán mejor si quieren venir a menearte el trasero como la pelirroja. En cuanto a esa chica, si vuelve a verte... 

Él volvió a besarme con suavidad, causando que empezara a olvidar mi rabia. De a poco mi malhumor se iba, y más bien se iba a convirtiendo en una placentera paz, que me quitaba el aliento. 

—Estás loca de remate 

Ahora empezaba a ver con claridad que acaba de hacer. 

Él se veía serio, mirándome intensamente. Aunque después de un rato, sacudió la cabeza, y sonrió abiertamente. 

—Si vas a salir conmigo, no me metas a tus conquiste en las narices—le solté ofendida, aunque fingidamente—. ¿Te queda claro?

—Clarísimo—él puso su mano en mi cuello, y miró mis labios sin disimulo. 

Se vía un tanto descolocado, y apenas lo notaba. 

—Bien, una vez que mi pareja fue liberada de fulanas , sigamos en lo que estábamos—yo le di un puñetazo en el pecho, y en seguida empecé a saltar al ritmo de la música. Chris aún seguía mirándome  pensativo, apenas respondiendo a la música—.¡UHHHHHHHH, ME ENCANTA ESA CANCIÓN!

Incomoda por su mirada, decidí darme la vuelta para poder bailar de espaldas a Chris. Al menos así ya no tendría su vista recorriendome tan profundamente. Él no tuvo mas remedio que poner su manos en mi cintura, y ponerse a bailar. Sentí al segundo su aliento cerca de mi cuello, y tuve que morderme el labio, para no poner alguna cara que delatara la manera en que me hacia sentir esa cercanía. 

—Y pensar que lo nuestro solo fue producto de un hechizo—él murmuró deteniendo el baile. La música aún sonaba de fondo—. Cuando me lo dijeron fue como si me explicaran que las mariposas en el estómago solo era gastritis.

Iba a responderle con algo cursi a eso, pero nuevamente vi de reojo a la pelirroja pasar. Otra vez regresaba a bailar. 

—Ahi viene, bésame—le ordené nerviosa, y él sonrió abiertamente. 

—Con gusto—él respondió, apegando sus labios a los míos con una agradable suavidad. 

Mi mente se nubló, y en lo único que podía pensar era en jamás abandonar esos labios que me hacían sentir en casa. Su solo toque, hacia que todas las preocupaciones y tristezas que había estado guardando se esfumaran.

Como siempre el actuaba como mi morfina, que se hacia más adictiva en cuando más la probaba.

Debo decir que apenas noté que había estado en rehabilitación por una adicción. El haberme privado de la sensación tan poderosa de los labios de Chris, era como esa droga que no tuve por mucho tiempo. Y allí mientras lo besaba con todas mis fuerzas (No sé ni cuando todo se puso tan intenso), me volvía loca pensando en la manera en que podrías obtener más de esa sensación tan caliente, suave y a la vez tan tranquilizante.

Allí mientras nos perdíamos el uno en el otro, una parte de mi me pregunta; ¿Y ahora que? Sinceramente yo no tenía respuesta a esa pregunta. Solo sé que quería seguir teniéndolo cerca, porque simplemente él me hacia muy feliz.

(...)

—¡No me hagas esto!—Laura me llevó a un sitio alejado de Chris y las chicas—. Primero la Paola y ahora tú. ¿Qué no se dan cuenta que chicos con antecedentes de "mujeriegos" solo pueden causarles sufrir?

Definitivamente cuando llegué a con Chris junto a las chicas, luego de nuestro largo y baboso baile, ellas no se pusieron muy contentas del todo. Claro que luego que Chris empezó con sus payasadas, Rebeca y Pao empezaron a tenerle gustito, y hasta compartieron chistes y copas, pero la que si no lo aceptó fue Laura. Nunca dejó de mirarlo como si quisiera asesinarlo.

—No tenemos nada—le informé a Laura, mientras me miraba las uñas con tranquilidad.

—¿No son nada? ¡No me hagas reír! Yo los vi besuquearse por media hora, con estos dos ojos que se han de comer los gusanos—ella se cruzó de brazos—. Mujer, reacciona. Cuando ese chico se te acercó no fue con buenas intenciones, y tú misma lo comprobaste. Dime, ¿Qué pudo haber cambiado como para que esas pervertidas intenciones se les haya olvidado?

Tal vez el habernos conocido mejor...

"¡Pero solo fueron unos días y eso no basta!" me decía mi cabeza filosofa. 

—No se volverá a repetir, ¿okey?— suspiré cansada—. Pero entiéndeme, soy humana. Y si un chico lindo con el que soñé, que besa muy muy bien  se me ofrece en bandeja de plata, yo no puedo evitar caer. Solo... solo quería una probadita, pero ya no más.

—Me dueles, Cielo. No cualquiera mereces tus cariñitos, y si él quiere volver a besarte, debe hacer algo muy bueno. Has que se esfuerce, muchacha—ella me giró la cara y ofendida se fue a sentarse en la mesa.

Si supiera que Chris ya me demostró su lado más romántico, merecedor de besos caricias y más. Cuando estuvo por completo metido en la profecía, él me dio una probadita de lo que podría ser en caso de enamorarse en serio.

—¡Perdiste!—gritó Rebeca señalando a Chris—. Te toca pagar la siguiente ronda.

De mala gana, Chris sacó su billetera y de allí sacó un billete de 20 dolares y la puso sobre la mesa.

—Tomalo antes que me arrepienta— él dijo resignado mientras guardaba las barajas a las que habían estado jugando.

Yo me senté junto a Chris, el cual tenía puesto un puchero de tristeza al ver su fortuna perdida. Ya era la cuarta vez en la noche que perdía una juego de cartas.

—Miralo—le dije burlona, acentando mi brazo en su hombro—. El bebé ya va a llorar, pobeshito

Chris me regresó a mirar exagerando su puchero, hasta daban ganas de pelliscarle los cachetes.

—Bebé quele conshuelo—me dijo sonriente, y sin pedir permiso me plantó un beso que no resistí corresponder.

—¡Diosito, ayúdame!—soltó Laura, dándose una palmada en la frente.

Al parecer no le agradaba en nada la manera en que Chris obtenía cosas de mi.

¡Al diablo!

Ya no tenía remedio, y así quisiera hacerme la difícil, con Chris ya perdí esa facilidad. Y no es por nada pero con él pasaba lo mismo conmigo.

—Otra ronda—Pao contaba su dinero que lo invertiría luego en mas bebidas—. Esta vez vuelven Cielo y Lau.

Entre juegos, risas, besos e indirectas a Chris de que era un mujeriego por parte de Lau, llegamos a las casi 5 de la mañana. La mayoría de gente que asistió al bar, ya había salido a sus casas. La pista solo estaba con un poco de parejas que bailaban chueco.

Unos cuantos grupos charlaban o mas bien dicho gritaban, ya hablando de temas como el amor y la amistad. Todos estaban tan risueños, y la verdad era que el ambiente se estaba poniendo pesado. A esa hora era extraño que en el bar existan sobrios.

Incluso Chris, que aparentemente era el que más aguantaba estaba hablando como si tuviera la lengua adormecida.

—¡Dios, santo!—Laura se tomó un vaso de agua, mientras se ponía su chaqueta—. Mejor ya nos vamos antes que empiecen los borrachos belicosos.

Rebeca y Pao se pusieron de pie. En realidad Rebeca hizo que Pao se ponga de pie, pues mi amiga estaba sentada con su celular en la mano, riendo a más no poder a causa de los tragos demás.

—¡TE AMO IDIOTA!—soltó Pao por le teléfono—. Yo... yo me enamoré de ti. Imbécil, se suponía que solo iba a estar contigo para superar a mi ex pero, me enamoraste.

—¡CUELGA ESO BRUTA!—soltó Lau, quitándole el teléfono a Pao.

¿Adivinen a quien llamó?

—Definitivamente mataré a Fer—solté en una risita. El piso se me movía pero no era algo que no pudiera controlar—. Cuando regrese a Quito, me las pagará por esto que le pasa a Pao.

Yo me puse de pie, y recogí mis cosas. Las chicas hicieron lo mismo, aunque hubo dificultades con Pao. Ella se puso enojona, exigiendo que no la toquen debido a que estaba ofendida por el arrebato de su celular.

—¡DEJAME DECIRLE LA VERDAD AHORA QUE TENGO VALOR!—gritó Pao, y yo solo la miré con lastima.

Sinceramente Fer no había dado rastros de sentir algo fuerte por ella.

—Créeme que te estamos salvando de un bochorno—Rebeca la hizo ponerse en pie, y enroscó su brazo al de ella.

—¡MI CELULAR!

—No seas ridícula, mujer. Ya cállate y agradece que te estamos haciendo el favor de no humillarte—Laura suspiró, dándole palmaditas a Pao en la espalda—. ¡Y MÁS VALE QUE NADIE MÁS ME SALGA CON DECLARACIONES DE AMOR HOY!

Esa era una indirecta hacia mi, eso era seguro. El ligero volteo de su cabeza hacia mi dirección lo decía todo.

—Te amor, Laura—dijo en broma Chris, mientras rodeaba su brazo sobre mis hombros.

Ya que más daba. Nos habíamos besado toda la noche, así que abrazarlo no haría las cosas más complicadas de lo que ya estaban.

Afortunadamente en aquel bar, nadie puso cara de conocer a Chris. Todos lo ignoraban, así que agradecí que era entre semana y que además era un bar no muy conocido. Además también debíamos contar que ya nohabía mucha gente y que los pocos que estaban a duras penas estarían recordando su nombre propio.

Los cinco salimos del bar en medio de las baladas que Roger había puesto para ambientar a los clientes despechados que cantaban a todo pulmón, ya unos cuantos minutos estuvimos parados en la verdeda, temblando de frío. 

—Pediré un taxi. Tengo un conocido—me informó Laura, caminando lejos de nosotros—. Les aviso al momento que llegue.

—Yo las puedo...—Chris quiso decir, pero Laura solo alzó una mano, como diciendo que se calle—. Solo quería ser amable.

—No le hagas caso—yo me abracé más fuerte a Chris—. Solo sigue picada con todo ser viviente que pueda denominarse hombre. No lo tomes personal.

—Sí, lo sé. Sus pisotones bajo la mesa, me dejaron en claro que me odia por ser de su equipo contrario—él me sonrió se iba colocando para abrazarme por detrás. Sin poder evitarlo lo dejé, así que terminamos caminado en esa posición. 

Cuando el silencio abundó, y cuando las manos de Chris hacían círculos en mi estomago yo me preguntaba.

¿Qué estaba haciendo?

A partir del día siguiente, una vez que el alcohol se me haya bajado, y donde lo podría tomar como excusa para mis acciones, que iba hacer con Chris. Y lo más importante, cuales eran sus intenciones conmigo desde ahora.

Esta vez ya no había hechizo.

¿Y si solo actuó como se supone que siempre actuaba, tomando a la chica apenas tenía la oportunidad?

¿Y si nuevamente llegué al punto de inicio donde él solo decía cosas bonitas para calentarme el oído y así obtener algo de mi?

—Me voy con las chicas—le informé a Chris, y él me clavó la vista.

—Yo te iré a dejar, no te preocupes—me dijo, apretándome más fuerte.

—No, mejor ve a descansar—le sonreí, separándome de sus brazos—. Además tal vez me quede en la casa de Pao para cuidarla.

Chris se vio desanimado.

—Pero yo quería ir contigo a otro lado—me dijo, y enseguida alcé una ceja—. No... no es lo que imaginas. Yo... yo quería llevarte a... 

—¡Mi taxista se fue de viaje!—vino Laura interrumpiéndonos—. No tenemos en que irnos, chicas. Tendremos que ir a buscar algún taxi por ahí.

—¿A esta hora?

—Insito, yo puedo llevarlas a sus casas—Chris rodó los ojos, y Laura lo miró con los ojos entrecerrados.

—Vamos con el papacito—Pao dijo entre risotadas.

La pobre si que estaba en las ultimas de la borrachera.

—No lo creo

—No vamos con ellos—Rebeca, dijo con cansancio mientras sostenia a una Pao—. Y ya quita esa cara de rabo, Laura.

—No se diga mas—yo tomé a Chris de la mano, y empecé a caminar hacia donde estaba parqueado su auto.

—Pagaré el viaje—Laura rodó los ojos, siguiéndonos por detrás.

Caminamos por una cuadra, lugar donde había quedado solitario el auto de Chris. Los carros que estuvieron cuando llegamos la noche anterior, ya se habían ido.

—Fernando me dedicó "Yo te lo dije"—Pao sollozaba, mientras caminaba con las chicas delante de Chris y yo.

—Uhh—yo solté con pena.

Esa era la canción favorita de Fer, que soltaba cuando alguna de sus admiradoras lo agobiaba mucho. Así era él y creo que nada lo iba a cambiar.

—Malditos hombres—soltó Laura con rabia.

—Pobre Pao—dije con culpa, por haberle presentado a su nueva perdición. 

Estaba pensando como ayudaría a Paola a salir de su seccione por Fer, pero de pronto sucedió algo que arruinó mis pacíficos pensamientos. Fuer algo que ni en un millón de años esperé ver.

—¡ALÉJATE DE ELLA!—oí la voz de Andrés, y juro que mi corazón se detuvo.

Lo que pasó después no está muy claro para mi. Solo sé que de repente Chris fue jalado de mi lado, y en un segundo lo vi en el piso. Por suerte su caída había sido de espaldas, por lo que su cara quedó a salvo.

—¡Tú!—solté con la voz temblorosa, mientras miraba a Andrés parado frente a mi.

—¡Ella es mía!—soltó un Andrés borracho, mirando a Chris de una manera vengativa que jamás vi en él—. ¡Cielo es el amor de mi vida, y solo me ama a mi!





Muchachas de mi cora, holi!!! 

Perdón por haberme retrasado un día en la actualización. Pero tuve un conflicto en cuanto a una parte de este capitulo, que a la final terminé cambiando. Sorry, soy muy indecisa gggg

Bueno, en fin. Como se dieron cuenta, se culminó una fase de los estrellados, y juro que lo que se viene sacará todos sus sentimientos al mil. Lo que se viene es quizás de lo mas esperado en esta novela jajaaja. 

Por cierto, como adelantito, el siguiente cap va a tener algo muy oscuro, así que quizás quieran leerlo en el día porque sino... que miedito  jaajajaja. 

Una cosa que había olvidado pedirles, es que me recomienden canciones que les recuerde a los estrellados. En serio me ayudarían mucho, así que si pueden déjenme en los comentarios los títulos para yo buscarlas y poder anclarlas a la novela. Por ejemplo yo tengo una canción que apenas la escucho me hace pensar en esta novela, sobre todo el inicio. 

https://youtu.be/Ufdqm2wW4S0

Recuerden, si alguna canción se les viene a la mente, déjenla en comentarios para así yo poder compartirla en medio de la novela apenas lo vea, porfis. 

Ahora si me despido, a seguir editando el siguiente capitulo jeeje. Y de ustedes depende que tan rápido me hacen volver jiji. 

CHAUSSS!!! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top