32. Chica ideal


Maratón (3/3)

Sorry por la demora 🤦‍♀️😅😅



—Decidiremos esto con piedra papel o tijera—Fatima nos dijo a Chris y a mi, cuando nos alejamos del salón. Ahora esperábamos en el jardín interno de la casa. 

La idea era que mientras los invitados comían el banquete, Chris y yo les cantaríamos algo. Esa era la manera más fácil con la cual definiríamos todo.

—Bien—yo saqué mi mano al frente al igual que Chris—. Okey... piedra, papel o tijera... uno, dos, tres.

Y entonces ambos sacamos la mano, dejando ver que era la gran perdedora del día. Yo había sacado papel y él tijera, ganando así el desafortunado derecho de cantar primero. Según mis pensamientos, eso no era tan bueno, porque si me equivocaba en algo, Chris podría ver y mejorar.

—Bueno, chicos entonces le diré a Roger que acomode todos los equipos en el escenario—ella me llevaba del brazo—. Solo necesitas micrófono para ti y tu guitarra, ¿verdad?

—Sip—logré decir. Mi amiga asintió y se fue a prepararlo todo. 

Los nervios me empezaban a jugar una mala pasada. Luego de lo que parecían ser cientos de años, al fin cantaría para tanta gente y sin mi abuelito. 

—¿Crees que Fat en verdad nos invitó por atraer a sus amigos del colegio?—me dijo Chris mirando a Fatima entrar al salón.

—Yo creo que no—le respondí pensativa—. Por lo que vi Fatima es una chica muy popular, cuyos amigos no tienen idea de quien eres. Hasta el momento nadie ha llegado a pedirte una selfie.

—Tal vez eso solo fue una excusa para tenernos a los dos. A lo mejor ella sabe que algo va a pasar hoy, y que para eso tenemos que estar los dos—me dijo Chris regresando a verme—. Ehm... olvídalo... creo que empiezo a imaginar cosas. Ya estoy traumado con todo esto. 

—Sí, definitivamente hay que olvidarlo—yo tragué duro. Siempre que algo se tramaba Fat, las cosas salían mal... bueno, la mayoría de veces. 

De pronto la música se detuvo, dando paso a la voz de Fatima a traves de los microfonos. Ella comunicó al publico sobre la sorpresa musical que les teníamos preparados, y entonces supimos que ya era momento de salir. 

—¿Lista?—me preguntó Chris

—Mmmm...—murmuré distraída—. Creo... que sí.

Lo único que sentía en esos momentos, era un vació que se hacía más notorio con el pasar del tiempo. Creo que mi corazón empezaba a recordarme a quien dejaría de lado al pretender cantar. 

—Entonces vamos—él puso una mano en mi espalda, empujándome ligeramente para que camine.

A modo automático yo me movía, y creo que Chris lo notaba porque no dejaba de evaluarme a ratos. 

¡Rayos!

—No sabía que tocabas la guitarra. Eso es muy chévere—me dijo Roger, en cuanto llegamos con él. De inmediato me entregó un micrófono inalámbrico—. Adelante puse un pedestal por si lo necesitan. 

—Aja—solté mientras miraba a la gente comer. Roger se fue hacia la consola de sonido atrás mio—Aja. 

De pronto Fer llegó con mi guitarra, y una chica rubia. Al parecer no perdió el tiempo mientras estaba solo.

—Yo le enseñé a tocar la guitarra—él le decía a la chica, y en seguida me pasó por encima la correa con la guitarra—. Esta muchachita es mi aprendiz.

Obvio era mentira, pues lo único que él sabía tocar eran chicas.

—¿Y que vas a cantar?—me preguntó Chris, interrumpiendo mis pensamientos. Creo que él me observaba con preocupación, lo cual hizo darme cuenta de que estaba exagerando con mi sentimiento de culpa. Hasta él estaba notando mi desesperación por no hacerlo. Por otro lado Fer estaba muy entretenido con su amiga, y Fat estaba junto a Roger. 

—Cuando mi guitarra llora—le respondí, mientras intentaba controlar mi respiración.

—La canción favorita de tu abuelito—Chris me sonrió—. Muy buena elección.

Al parecer él si me puso atención cuando hace días mientras desayunábamos, le contaba sobre las anécdotas que tuve con mi abuelito. Ahí él descubrió que la canción con la que le gané en el concurso, era la favorita de mi abuelito.

—La primera vez que la canté con mi abuelito, fue en un programa del día de la madre en el jardín de niños. Mi madre obviamente estuvo allí—le conté a Chris nostálgica—. Tenía 6 años.

Entonces así fue como me llegó una lluvia de recuerdos. 

—Y si me equivoco se van a reír de mi, y no quiero. Además puede que no les guste como canto. 

—Mi bonita no temas—me decía mi abuelito, dándome un beso en la frente. Lo harás bien, princesita. Además por si algo sale mal; cosa que no creo, yo estaré contigo. Ambos nos convertiremos en uno solo, y así nadie notará que tuviste miedo o que te equivocaste. Será como si nada pasara cuando tú y yo nos complementemos. 

Odio tener miedo—solté en un suspiro triste. Debería ser mas valiente, para así poder darle mi regalo a mami. 

Ella me iba a oír cantar por primera vez. Sin duda era un regalo muy especial para una madre. 

Todos tenemos miedo alguna vez. Absolutamente nadie está exento de tener un monstruito travieso interno que le provoca el miedo. Afortunadamente es un monstruito débil que se va si nadie le presta atención. Por eso si te diviertes haciendo lo que amas, el debilucho morirá del aburrimiento y se irá a dormir. 

¿En serio?solté sorprendida

Así es mi vida. Por eso yo estaré a tu lado para ayudarte a vencer al monstruito. Tú solo diviértete conmigo y así solo se irá. 

¿Podemos mandarlo a dormir por siempre?

Creo que si nos divertimos como nunca, lo lograremos. ¿Quieres ver que es cierto?mi abuelito me tendió la mano, sonriéndome suavemente.

¡Sí! ¡Vamos por ese malo!yo tomé la mano de mi abuelito, y juntos subimos al escenario, donde interpretaría por primera vez una canción para un extenso público. 

Mi recuerdo fue tan real, que hasta se me hacía sentirlo junto a mi. 

—Abuelito—logré murmurar cuando regresé en si. 

—¿Ah?—soltó Chris acercándose más a mi. Ahora me veía detenidamente la cara, como si quisiera asegurarse si escuchó bien. 

Ambos nos quedamos mirándonos pensativos. 

—No voy a dejarlo atrás—murmuré para mi misma, mientras la culpa me empezaba a invadir.  

Creo que nadie notó lo que balbuceaba. Bueno... nadie excepto Chris. Él me miró confundido por un rato, pero luego de al fin entenderme abrió la boca sin saber que decir.

—No lo dejarás  atrás—Chris se acercó a mi oído—. Él está contigo ahora—me dijo con una sonrisa de apoyo, y un apretón en el brazo. Por otro lado yo estaba sorprendida por su manera rápida de deducir lo que me aquejaba.  

Ya había pasado años desde aquella primera vez en un escenario, donde verdaderamente me sentí completa e invencible al estar junto a alguien. Luego con el paso del tiempo así me acostumbré a sentirme cada vez que subía a cantar en un escenario con él. Era una sensación que nunca se había profanado, pues nunca tuve el valor de convertir a alguien más en mi asustador de mostruitos.

Según yo, solo mi abuelito tendría ese papel por siempre, y de alguna manera hasta subir sola a un escenario a cantar sin su compañía, me parecía una profanación imperdonable. Incluso llegué a pensar que aquel mostruito que me atacaba cuando era niña, aparecería campante a castigarme debido a que ya no había quien lo ahuyente.

Internamente creía que me lo merecería a causa de mi delito. 

—¡Cielo!—oí a alguien a mi lado, y pegué un salto.

—¡¿Qué?!—también respondí en un grito

Fatima me miró sorprendida por mi actitud.

—Solo te decía que ya te anunciaron—ella señaló la tarima, desde donde el animador de la fiesta me miraba invitándome a subir.

¡¿Qué carajos estaba haciendo?!

—¡Creo que nuestra invitada no los escucha, por eso no quiere subir!—él le dijo al publico, y en seguida empezaron aplaudir con más animo—. ¡Demos la bienvenida a Cielo!

Y así señoras y señores, fue como de pronto sentí unas terribles ganas de salir corriendo.

—No... no creo que pueda—yo regresé mi vista a Chris, él cual se notaba no saber que hacer.

Los demás chicos al parecer no me oyeron, pues me empezaron a empujar en medio de aplausos y risas.

De repente me vi a mi misma subida en la tarima de madera, caminando rumbo a una silla alta. Las luces me apuntaba y creo que me empezaba a quedar ciega. 

Allí mientras intentaba reaccionar solo podía pensar en una cosa... ¿En verdad quería sacar a mi abuelito, de una de mis pasiones como lo era él canto? ¿Quería darle el adiós, al pretender sacarlo de un lugar que solo a él le pertenecía?

—Coff coff...—yo intenté decir con la voz temblorosa, a la vez que me sentaba en la silla alta—. Yo... yo... me lla... llamo Cielo.

Todo el publico aplaudió, y en seguida regresé a mirar a mi costado izquierdo; lugar donde solía ubicarse siempre mi abuelito con su guitarra.

Incluso se me hizo mirarlo, dándome una mirada reprobatoria por mi traición. Yo iba a arruinar nuestro ultimo recuerdo juntos. El escenario fue nuestro ultimo adiós. 

El silencio se hizo profundo, solo se podía oír sonidos de cubiertos chocar con los platos. Al parecer la gente seguía comiendo a gusto, mientras yo me moría en vida.

—Les.... canta... cantaré cuando mi guitarra llora—yo puse el micrófono en el pedestal, y luego pasé mi atención a la guitarra. 

Creo que estaba por empezar a hiperventilar, pues de repente se me olvidaron las notas que arreglé para mi presentación.

¡Oh, oh... al parecer le monstruito del miedo quería volver!

Desesperada cerré los ojos como intento de recordar algo, pero simplemente no pude. Lo único que miraba era el fantasma de mi abuelito caminando a mi alrededor, diciéndome que no lo haga... que sin él todo iba a ser un fracaso.

—Lo siento, no lo haré—solté de repente por el micrófono, y creo que todo el publico lo oyó.

Apenada volví a mirar a mis amigos, los cuales se veían pálidos ante lo que me pasaba. Todos intentaban darme ánimos con sonrisas fingidas pero no lograban calmarme.

—Me rindo—les dije a ellos solo con el movimiento de mis labios.

Quise decírselo a Chris exclusivamente, pero él no estaba junto a ellos. Lo primero que pensé es que fue a arreglar su presentación. 

Cansado de llamarte—de pronto una voz empezó a cantar a capella de una manera lenta—. Con mi alma destrozada—volvió a cantar dando una pausa dramática—. Comprendo que no vienes... porque no quiere Dios.

Y entonces sentí que alguien me tocó la espalda. Yo un tanto atónita volví a ver al chico, que llegó a salvarme de un fracaso en el escenario y una posible crisis emocional. Justamente ese chico era mi rival.

—Chris—logré susurrar, en medio del silencio que se hizo entre los dos. Él tenía un micrófono en su mano, y me sonreía con tranquilidad.

—¡Vamos todos!—él quitó su vista de mi, y la dirigió al publico—. Cansado de llamarte...—y en seguida todas las personas repitieron—. Otra vez mi gente—él animó al publico, haciéndome ver la manera en que se apropiaba de un show—. Cansado de llamarte... con mi alama destrozada—y nuevamente cantó con su hermosa voz, animando con sus manos a la gente, la cual cantó luego de él—. Comprendo que no vienes... porque no quiere Dios—y una vez más la gente volvió a cantar. 

A mi lado izquierdo noté como alguien ponía una silla. Ese era Fer.

—Creo que tienes un nuevo asustador de monstruitos del miedo—me susurró Fer, y yo sonreí al darme cuenta de que podría ser cierto. 

Efectivamente, estaba viendo a mi nuevo protector de escenarios. Chris se adueñó de ese papel tan sagrado en solo segundos, lo cual hasta a mi me dejó en shock.

No sé como hizo que solo aceptara, sin siquiera detenerme a pensar. 

—¿Lista?—oí la voz de Chris y alcé la vista.

El caminó hasta la silla y se sentó sin dejar de sonreírme.

—No... lo sé—susurré para él, tapando el micrófono.

Chris acercó su silla a la mía, y apegó su boca a mi oreja para decirme algo.

—Si yo soy capaz de venir a cantar sin saber la letra, y únicamente teniéndola en mi celular, tú con mucha más razón vas a ser capaz—él dijo a la vez que me mostraba su celular, donde tenía la letra de la canción recién buscada en google.

—¿Es en serio?—sonreí admirada, y Chris me guiñó en respuesta. 

—Entonces, ¿que dices? ¿Me dejarías ser tu complemento en esta canción? 

Me quedé con la boca seca, a causa de aquellas palabras. Algo así solía decirme mi abuelito. 

—Yo...

—Sé que no soy tu abuelito, pero si tú quieres podría prestar mi cuerpo para que él venga a estar contigo. Si entrecierras los ojos, podrías fingir que soy él. ¿Que dices?

—Me creerías loca si te digo que al verte, solo lo siento a él—solté confundida, y atónita por mi descubrimiento—. Lo haré... lo haremos. 

No sé en que momento pasó, ni como. Solo sé que Chris me hacía sentir lo que mi abuelito me hacía sentir con su presencia. Me sentía completa e invencible, algo que no sentía desde hace tanto. 

Era algo muy extraño en todos los sentidos, pues pasó de la nada. 

Tomé una profunda respiración, y aunque un tanto insegura, empecé a mover los dedos en las cuerdas de mi guitarra. Ahora que los nervios iban bajando de nivel, empezaba a ver con más claridad las notas en mi cabeza.

—Solo mírame a mi—me susurró Chris, retirando lejos el micrófono. Yo únicamente tocaba obedeciendo sus ordenes—. Solo a mi.

Y así fue como él me dio la confianza verdadera, para adentrarme por completo en la música. 

Cansado de llamarte, con mi alma destrozada—yo finalmente canté, con mi atención completa en Chris—. Comprendo que no vienes, porque no quiere Dios.

Entonces hicimos una larga pausa, que se interrumpió cuando ambos sonreímos abiertamente él uno para el otro.

—Los dos—susurró él solo para mi, y yo asentí.

Y al ver que inútilmente, te envío mis palabras. Llorando mi guitarra, se dejo oír su voz—ambos cantamos, aunque un tanto descuadrado por nuestros diferentes tonos de voz—. Y al ver que inútilmente, te envío mis palabras. Llorando mi guitarra, se dejo oír su voz.

Logramos terminar la canción, entre lecturas de contrabando de la letra por parte Chris y uno que otro error de guitarra de mi parte. Y a pesar de eso, creo que al público le encantó debido a la euforia de sus aplausos. 

Al final no pude estar más satisfecha por lo que logramos en el escenario. Milagrosamente ambos si logramos complementarnos mientras cantábamos. Él terminaba una frase y yo lo seguía o viceversa. No fue necesario ni quisiera ensayar para ser uno solo en el escenario.

Todo fue casi igual a mis días donde cantaba con mi abuelito.

Y díganme loca, pero creo que hasta miré a mi abuelito parado detrás de Chris mirándome sonriente. Como si estuviera orgulloso de que finalmente logré soltarlo para volver a ser feliz en un escenario.

—¡Un aplauso para los amigos con derechos!—dijo el animador cuando nos levantamos, causando la risotada del publico.

Chris y yo intercambiábamos miradas, e internamente desee que él siempre fuera mi complemento en el escenario. Deduje que tal vez sonrisa, era la que alejaba de mi mostruito del miedo.

—Tú ganas—yo le dije a él con sinceridad, cuando bajamos del escenario—. Eres mejor pequeña estrellita que yo.

—Pero si aun no canto—él negó de inmediato.

—Ya lo hiciste... conmigo—le sonreí abiertamente—. Y me ganaste.

Me ganó en muchos sentidos... más de los que quería admitir. 

(...)

Los padres de Yulieth serían incapaces de hacer muchas cosas.

Por ejemplo su padre, no era muy probable de rogar o arrastrarse por un chica, sin embargo por causa de ella lo hizo. Su madre no era capaz de regalarse a un niño bonito con una simple palabra, pues gracias a Dios aprendió a ser más selectiva con sus acompañantes, pero por causa de ella terminó haciéndolo.  

Los padres de Yuli amaban a otras personas, sin embargo por ella quizás cambiaron de parecer. 

—¿Has visto a los chicos?—le pregunté a Fatima, deteniendo su bailecito con su... ¿novio?

—No, lo siento—ella se soltó de mi y se fue a seguir bailando con un chico más alto que ella. 

Había perdido a Chris y Fer luego que un chico me sacó a bailar. Ya llevaba casi cuarto de hora de estar sentada esperándolos para ir a beber algo al bar de los licores, pero ellos no aparecían. Yo no quería ir sola, pues resulta que el chico con el que bailé estaba llamándome desde ese bar. 

No estaba de humor para ir a conversar con ese chico lanzado, que hasta me insinuó ir a otra habitación con él. Yo obviamente lo mandé al carajo, pero aún así seguía atrás mio. 

—Donde estás mis defensores cuando se los necesita—yo bufé poniéndome de pie. 

Internamente me sentía un tanto decepcionada porque Chris no me sacó a bailar ni una sola vez. De hecho desde nuestra presentación en el escenario,  él casi no había pasado conmigo y Fer. Yo diría que estuvo muy a gusto bailando con una rubia, que al parecer conoció mientras intentaba buscar algo  de comer en la mesa de dulces. Y no solo se la pasó con ella sino también con una pelirroja que se fue una hora después. 

Con tanta chica, no tuve el tiempo para agradecerle por lo que hizo en mi presentación.  

Oficialmente estaba dando por perdido al Chris "Romeo" que fue mi novio por unos días. Aquello se me hizo bueno, pues Chris volvía a su libertad absoluta. Él ya no estaría atado a mi inconscientemente. 

—Al menos ya no soy la villana—intenté convencerme a mi misma. 

Yo salí de la casa buscando a los chicos, pues además de quererlos como defensores, debía preguntarles si querían descansar. Fatima me ofreció varias habitaciones en la casa de su tía, y quedé en confirmarle si las tomaríamos o si nos quedaríamos a bailar hasta el amanecer. 

Estaba saliendo hasta le parqueadero, cuando de repente oí risas por parte de unos chicos. La que me llamó mucho la atención fue cierta escandalosa risa. Eso me ayudó a localizar a los hombres que buscaba. 

—¡Dime en la cara que no estas chorreando la baba por Cielo!—Fer alzó la voz, y yo me quedé como estatua. 

Al parecer llegué en el momento exacto para oír una conversación sobre mi. 

—Cielo es una de las chicas más hermosas que he visto, así que no puedo negarlo del todo. Sería extraño que un chico no se sienta atraído por ella. 

Esto estaba sonando muy interesante, me dije. Así fue como terminé escondiéndome detrás de un auto antes que me vean. Ellos se hallaban de espaldas a mi, con botella en mano y arrimados contra una camioneta enorme. 

—Okey, atracción es una cosa, pero... yo me refiero a... en verdad quererla—oí decir a Fernando—. Ella me contó que una vez hasta te le declaraste y que además quisiste presentarla con tu familia. Si yo hiciera eso, sería porque simplemente ya la habría elegido como la mujer de mi vida. 

—Tú sabes que andaba embrujado o algo así—Chris soltó un bufido—. Todo fue falso al final. 

—¿Entonces si hubieras estado en tus cinco sentidos, jamás hubieras hecho lo que hiciste?—Fer miró a Chris, él cual se quedó en silencio por un rato. 

—Obviamente no, al menos no tan rápido—contestó Christopher—. Mira, yo no soy del tipo de chico que a la primera se enamora hasta las mismas mismas. Por lo general trato de conocer a la otra persona lo más que pueda, e intento descubrir si hay algo especial o diferente que me haga pensar que si vale la pena, y si no lo encuentro solo me retiro. 

—Me parece bien—mi amigo dijo con aprobación—. Quiero saber algo; y no te preocupes en ser sincero. Yo estoy aquí porque quiero aclarar varias cosas, por lo cual quiero solo la verdad—Fer le sonreí tranquilamente—. Entonces una vez puesto los puntos importantes... ¿Crees a Cielo esa persona diferente y especial que para ti vale la pena?

Chris no respondió de inmediato

—Siendote sincero; como tú lo pediste, aún no logro descifrarlo—Chris suspiró pensativo—. Solo sé que si me quedé con ella, siendo todo un pendejo enamorado fue por el hechizo. Y lo digo en serio porque nunca en mis cinco cabales, hubiera aguantado lo que aguanté. Jamás rogué por alguien, como lo hice con ella. Nunca imaginé, que a pesar de saber que una chica que me gusta ama a otro, yo estaría ahí y ahí hasta que esa chica me pare bola. Antes yo era un chico de poca paciencia, al cual le gustaba que la chica me ofrezca algo, aunque sea un buen trato para querer quedarte, pero con Cielo fue la excepción. Esa chica, ha sido más cruel que cualquier otra en mi vida, y a pesar de eso yo continuaba queriéndola. Y créeme que esa persona no soy yo. La única explicación lógica que le encuentro, es que todo fue producto del dichoso hechizo. 

Admito que eso fue un disparo al corazón y la conciencia. 

—¿Y aunque termine el hechizo tú igual querrías seguir con ella? Me refiero a que... ¿quieres volver a intentarlo pero esta vez de verdad?

Chris se tomó una pausa, y luego de beber un buen trago de su cerveza contestó. 

—Realmente no quisiera—él respondió pensativo—. No estoy seguro si una chica como Cielo sea lo que yo busco. Es que ella es todo lo contrario. 

Ouch...

—No me digas que lo tuyo es una muchachita inocente, de falditas hasta los tobillos que se sonroja con la palabra pene. Eso ya es muy berreado, ¿no crees?—Fer rodó los ojos dando un empujón amistoso a Chris. 

—No, tampoco al extremo, pero... creo que si buscaba una chica tranquila. Digamos que necesitaba a alguien que me muestre un mundo distinto al mio... no sé... algo mejor y nuevo. Quería que esa chica me dé paz con su sola presencia—Chris negó con un sonrisa melancólica—. Cielo es todo lo contrario, porque en vez de darme paz, más bien complica mi mundo que ya muy desbaratado estaba. A la final creo yo resulté siendo la paz de ella, cosa que no se como manejar. No sé como ser su luz, porque nunca he sido algo así para alguien. Por lo general yo era algo así como la oveja negra en una relación, y mis ex novias eran las que intentaban mantenerme en el ruedo—él dijo bromista. 

—Al parecer una oveja negra se encontró otra oveja negra—Fer soltó una risita—. Ambos están igual de retorcidos sentimentalmente. 

Chris asintió divertido ante lo que terminó de revelarle Fer, y luego solo se quedó sin decir nada. Lo único que nos acompañaba era la música del salón. 

—Yo pensé que mi chica ideal sería alguien que me dé seguridad. Alguien que sepa que estará allí al día siguiente, mirándome con bonitos sentimientos en su corazón y cuya mirada siempre me diga que hará lo que sea por mi. No que me viera como un pedazo de carne, que le va a dar popularidad, o que piense que le voy a servir para algo cuando ella lo quiera. Pienso que personas así, es mejor despacharlas de tu vida lo antes posible—Chris volvió a suspirar pasándose una mano por la cara—. ¿Y sabes algo? Cielo es justamente como esas personas que quiero despachar antes que me salgan con alguna pendejada. 

—¿Porque lo dices?

—Porque ella es el tipo de chicas que no me da seguridad. Cielo me hace sentir como una persona de juguete en reserva. Tú debes saber que pretendió jugar conmigo, al quererme para sexo casual, con el fin de olvidarse de su novio. Obvio yo también quise jugar en un inicio, no lo niego pero... luego de darme cuenta que empezaba a sentir cosas por ella, la verdad es que me sentí usado. Y mucho más usado me sentí cuando supe que ella solo fue algo amable, porque tenía que cumplir con una profecía de la que yo no sabía. Creo que jamás me sentí más estúpido en toda mi vida. Y precisamente por todo lo que te acabo de decir, es que sé que Cielo no es lo que busco. Ella más se asemeja a las chicas que despacho de mi vida. 

Recontra aouch. 

—Vaya- Fer miraba a Chris sorprendido-. Bueno, ahora que lo dices así, creo que sí. Mi amiguis se portó como perra contigo, pero... en su defensa estaba en una crisis emocional de mierda. La pobre a duras penas creo que sabía como se llamaba. Todo lo demás en su mundo era confusión total. Si tan solo le dieras tiempo para ordenar su vida, tal vez conocieras a esa chica maravillosa que yo conozco. ¿Dime que no te da curiosidad saber quien está detrás de esa chica bipolar que conociste? Tal allí te des cuenta que es muy parecida a ti, y que tal vez en realidad eso era lo que tú buscabas. 

—Solo sabré si en realidad quiero conocerla, cuando todo deje de ser una mentira creada por un hechizo—Chris volvió a beber por un buen rato. 

Fernando negaba pensativo, pero con una leve sonrisa burlona. 

—Veo que eres muy exigente—mi amigo le dijo, para luego beber un trago—. Tú lo que quieres es una niñera que esté atrás tuyo aguantando tus tonterías, que no quieres cambiar. Y cuando dices que quieres alguien que te ame, y que a la vez te de una seguridad nivel Dios, tal vez es porque sabes que eres muy propenso a fallarle. Pienso que solo quieres a una persona que no salga corriendo en cuanto todo salga mal. Hasta ahora no veo que me digas que es lo que ofreces. 

—Podría ofrecer mi corazón completo, pero... siempre y cuando sea a alguien que me ame con su forma de actuar, y mirarme. Si esa persona me trata bien, yo la trataré bien... así de simple—Chris le informó a mi amigo

—¿Es decir que no ofrecerías nada a una chica que te trata como lo último de su lista?

—Depende—Chris se puso meditabundo—. Es que a veces pueden haber chicas que al inicio te ignoran, cosa que me atrae porque sé que va a ser un reto, y eso me gusta, pero... eso no quiere decir que me trate como bicho raro, sino más bien me gusta que me trate como un buen amigo. Créeme que cuando siento con alguien una conexión así, yo me quedo. Pero si esa persona se quiere hacer la muy buenota tipo "no me hables, ni me mires", "mejor otro día, tengo cosas más importantes", "Ahora no quiero" repetidas veces y sin ningún tacto conmigo, es decir alguien que me da tantas vueltas y largas solo para llamar mi atención, yo simplemente me voy. No soy para andar rogando la atención de alguien que se porta como mierda. Punto. 

—Y a la Cielo si le rogaste, ¿cierto?

—Ajap—Chris dijo con molestia—. Y para colmo aún cuando yo era lo último en su lista de espera; siempre escuchando su típico "Ahora no" y a pesar de saber que ella estaba obsesionada con otro tipo, yo estaba ahí siendo su títere. 

—Te basureó y tú la dejaste—Fernando se pegó una carcajada. 

—¡Dios cada vez que me acuerdo la manera en que mendigaba por su atención, me da ganas de darme contra el piso por bruto! Fue de las peores arrastradas que me he dado en la vida. 

—¿Entonces si milagrosamente Cielo se pone de cariñosita y de repente te propone algo, tú le vas a decir "no, gracias"?

—Si me sigo queriendo a mi mismo... pues sí—Chris dijo con simpleza—. Como dije, Cielo no es mi chica soñada. Yo diría que más bien le tengo miedo. 

—¿No vas a querer nada de nada con ella?

—Admito que como amiga sería alguien espectacular, pero como novia... no lo creo. Además, si hablamos de una probabilidad así en cuanto se rompa el hechizo, pienso que posiblemente todos mis sentimiento locos por Cielo desaparecerán. Pienso que así será porque jamás en a la vida haría todo lo que hice. Algo así de ridículo y masoquista solo tiene esa explicación. 

—¿Entonces una vez que se vaya el hechizo, será adiós Cielito?— Fer soltó mirándolo serio.

—Sí—Chris asintió—. Esos son mis planes. 

Definitivamente lo había hecho todo mal con Chris desde el inicio. Yo lo había lastimado mucho sin darme cuenta. Alguna vez hasta creí que nada de lo que le hiciera le dolería, al fin y al cabo solo era una fan recién aparecida, pero creo que impacté en el más de lo que pensé. 

—Fui una bruja—solté en voz alta saliendo de mi escondite. 

Aquello causó que Chris y Fer regresaran a mirarme pálidos. 

—Oh por Dios—Fer abrió los ojos sorprendido, ante la situación que se tornó incomoda—. ¿De... desde cuanto estás...?

—Oí lo suficiente para saber que fui una caca con Chris—solté caminando hasta ellos. 

Fer se rascaba la cabeza, desviando su vista de mi, y Chris en cambio me miraba sin mover un músculo. 

—¿No te enseñaron que no se deben oír las conversaciones privadas?—Fer se cruzó de brazos, dándome una mirada reprobatoria. 

—¿No te enseñaron a no meterte en los asuntos amorosos de los demás?—yo me detuve en cuanto llegué junto a los chicos. 

—Yo no me estaba metiendo...

—Lo sé—le sonreí a Fer, y luego a Chris. Él quitó su vista de mi instantáneamente—. Ahm... amiguis metiche, ¿podrías dejarnos a solas a Chris y yo?

Christopher alzó la vista hacia Fer, mirándolo como si pidiera ayuda por lo que le iba a pasar. 

—Oye estábamos tomando unas cervezas, y tú vienes arrui...

—Porfavor niña Fernanda—solté dándole una mirada de advertencia.

Mi amigo al ver la decisión en mis ojos, creo que desistió sin mucho esfuerzo. 

—Bien, pero... si de casualidad alguien necesita ayuda, solo grite—Fer nos dijo alejándose de nosotros—. Andaré merodeando por aquí. Y por cierto... coff, cofff... ¿De casualidad no viste a Mercy? 

—¿La chica rubia?—le dije alzando la voz—. La vi con Fatima hace rato. 

—Bien—gritó Fer desde lejos sin regresar a vernos. 

Cuando vi a mi amigo desaparecer hacia adentro en el salón, yo volví mi atención a Chris. El miraba la botella en su mano como si fuera lo más interesante del mundo. 

 —Iré al grano—solté de una sola arrimándome al igual que él contra la camioneta—. ¿Soy todo menos tú chica de en sueño?

Chris sonrió incomodo, desviando su cara de mi campo de visión. 

—Ay papá, si que hace frío, ¿no?—él me regresó a ver sonriendo como si nada pasara—. Mejor vamos adentro. 

—Yo lo oí todo—dije tranquilamente—. Pero quiero que me lo digas en la cara. 

—¿Porqué...?

—Dime la verdad

Chris puso su vista en el piso, y seguidamente cerró sus ojos fuertemente. Se veía demasiado incomodo. 

—Pues...

—Solo dilo, no me voy a romper o algo así. 

—Okey—Chris alzó su vista a mi, y luego de un suspiro profundo respondió—. No, no eres esa chica de en sueño para mi. 

—Entiendo—le sonreí levemente—. Y puede que no lo creas, pero eso es un alivio, porque sé que tienes en mente algo mejor. Definitivamente te mereces algo mejor, y lo sé porque con lo poco que te conocí como un loco enamorado, me di cuenta que tú te puedes entregar por completo, y alguien así solo lo puede merecer una chica maravillosa...

—Tú eres una chica maravillosa—Chris me miraba fijamente—, solo que... no creo que seas de mi tipo. 

—Lo sé, no te preocupes en pretender consolarme. Yo sé que habrá el momento donde pueda hallar a mi príncipe azul, al cual le pareceré la chica más maravillosa de la tierra—le hablé con sinceridad—. Por algún lugar de este mundo puede estar, solo que aún no es momento de conocerlo. 

Ambos nos quedamos en silencio, pero yo lo interrumpí al quitarle su botella y darle un bocado. 

—¿Entonces no estas enojada conmigo por pretender dejarte en cuanto el hechizo acabe?—me preguntó mirándome con recelo—. Dime... ¿no te lastimé?

—No, Chris—yo curvé una sonrisa, y arrimé mi hombro al de él—. Más bien me das paz, porque así me liberas de mi culpa. Créeme que no es fácil, no saber como corresponder a alguien que te está brindando amor en bandeja de plata. Y no porque no quiera, sino porque no me siento preparada. Apenas acabé un noviazgo de casi siete años, y no estoy sentimentalmente lista para dar. Al momento lo único que quiero, es pensar en mi misma y en como recostruirme. A duras penas el amor me alcanza para mi únicamente.  

—Okey—Chris arrimó su cabeza a la mía—. Entonces... ¿estamos bien?

—Perfectamente—yo tomé su mano y le di un apretón—. Pero aún así no está por demás discúlpame por la manera en que me comporté. No fue justo jugar contigo de la manera en que lo hice. Ni siquiera la profecía lo justifica—yo alcé la vista, quedando muy cerca de su rostro—. Perdón, Chris. No debí ser una mala persona contigo. 

Él sonrió levemente, poniendo su mano en mi mejilla. 

—No te voy a perdonar nunca—él fingió seriedad—. Por tu culpa casi me meto a un manicomio. 

—Haré lo que quieras, pero perdóname—yo le seguí la corriente

—Entonces busquemos una habitación, y... 

—¡Camate porfavo!— solté en medio de una risita

—Bueno, al menos lo intenté—él quitó su mano de mi mejilla, y miró al frente. 

Me pregunté que hubiera sido de nosotros de habernos conocido en circunstancias normales. En lo personal, me hubiera encantado poder iniciar una amistad tipo fan- platónico, y luego progresar a una amista verdadera. No estaba en mis planes haber iniciado como lo hicimos; siendo una chica loca de venganza, y él un chico que mal interpretó un mensaje poco casto. Nunca estuvo en mis planes uno que otro "acostón" casual, o un noviasgo más falso que las "pechugas" de los vaciles de Fernando. 

—Empecemos de cero—solté sin pensarlo dos veces—. ¿Quieres hacerlo todo bien a partir de ahora?

Chris miró el piso pensativo, y con una sonrisa regresó su atención a mi. 

—¿Cómo?

—Olvidemos toda estupidez que hayamos hecho, y a partir de ahora solo seremos chicos que quieres ser buenos amigos. Tú querrás saber de mi vida, y yo de la tuya. Ambos empezaremos a mostrarnos como en realidad somos, sin la presión de una relación amorosa, ¿que te parece?

—Suena bien—él se veía animado—. Tal vez ser tu amigo sea menos complicado. 

—Conmigo te divertirás, ya verás. Como amiga puedo ser alguien inolvidable—le sonreí y él extendió la mano hacia mi.

—Bien, empecemos—Chris tomó mi mano y la apretó—. Hola, bella. Soy Christopher, ¿Como te llamas?

¿Así que quería iniciar todo desde "el primer instante"?

Yo sabía muy bien como habría reaccionado ante él, estando por primera vez cerca. Hubiera sido lo que normalmente hubiera deseado de no ser por el hechizo. 

—¡AHHHHHHHHHH!—solté un grito y al instante enrollé mis brazos y mis pierna sobre él cual fan enamorada—. ¡NO PUEDO CREER QUE ESTÉ CON CHRISTOPHER VÉLEZ!

Chris me sostenía en sus brazos, mientras soltaba una carcajada en mi oído. 

—Gracias por tu apoyo, bella—él me siguió la corriente, mientras me bajaba. 

—¡No sabes cuanto te admiro!—yo fingía que lloraba—. Dios, es que... es increíble que te tenga en frente. ¡No sabes lo mucho que soñé con este momento! Yo... yo me llamo Cielo, y tú... tú eres mi vida entera. Tengo mi cuarto lleno de pósters tuyos, mi celular está saturado de tus fotos, me compre cada articulo de colección donde estaba tu cara y la de los chicos, me amanezco votando por Cnco cuando están nominados en algo, soy de las primeras en comprar sus discos y canciones... 

—Wouu... ¿lo dices en serio?—él me miró admirado. 

—Claro que sí, hombre—yo asentí volviendo a mi actitud normal—. Antes que ex novia tuya, yo fui una fan que se desvivía por apoyarte. Obviamente así quería presentarme contigo, la primera vez que te vi, pero como tú ya sabes, cierta cosa sobrenatural hizo que me ponga de niña calenturienta, que te encendió con un beso.

—Un muy buen beso—Chris miró mis labios con diversión. 

—¿Sí, verdad?—asentí pensativa—. Creí que era la única que pensó eso. Siéndote sincera fue quizás el mejor beso que he dado a alguien. 

Ambos miramos con disimulo nuestros labios, y él fue el que interrumpió la conexión al llevarse su botella a la boca. 

—Ejm... me... me pregunto cual habrá sido tu peor beso, me muero por saber—él bebió y volvió su atención al frente. 

—Y sabrás eso y muchos otros secretos míos—yo me estiré perezosa—. Por ejemplo ahorita estás por descubrir uno. 

Él me regresó a mirar a la expectativa. 

—¿Me dirás que tu porno preferido es donde salgo sin camisa?—él soltó en broma, logrando que ambos riamos. 

—No lo creo, porque ahora en mi mente tengo mejor porno de ti—solté en medio de una risa—. Mis recuerdos de varias noches atrás podrían armar una buena pelicula. 

—¡Cielo, relaja la pelvis!—Chris soltó una carcajada sonora

—Okey, lo haré, y más bien te contaré mi otro sucio secreto—yo miré a mi alrededor para comprobar que no hayan moros en la costa—.  Es un verdadero secreto que me define. Tal vez tú quieras compartirlo conmigo, y a lo mejor así sabrás lo mucho que te vas a divertir conmigo a partir de ahora. 

—¿Que me dirás?

Y entonces,  salí corriendo al auto que estaba a lado, y le propiné un fuerte golpe en el capó logrando que este empiece a sonar. Posteriormente hice lo mismo con él siguiente, y el siguiente. 

—¡¿Qué haces?!—él dijo riéndose, y a la vez viéndome asustado. 

Yo me detuve en cuanto hice sonar toda la fila de carros, y Chris se paró a mi lado. 

—Me gusta la adrenalina—yo solté entre risas—. El hacer cosas prohibidas, donde como consecuencia alguien te pueda manda mandar a la porra, son mis cosas preferidas. No te sorprendas si un día estamos caminando por la calle, y de pronto se me ocurre timbrar en todas las casas, para luego salir corriendo. 

—¡Estás loca!—me dijo con diversión, y yo lo tomé de la mano

—¡Sí, como sea! ¡Pero admite que es excitante!—de inmediato empecé a correr con él rumbo al salón, para que los dueños de los autos no nos encuentre con las manos en la masa, en cuanto salieran. 

—¡Mucho!—él admitió, y corriendo a la par. 

Varias veces nos dijeron a Chris y a mi que eramos muy parecidos, y que eso no era tan bueno en una relación de pareja. Solían decir que lo que una persona necesita es de alguien que lo complemente, que le brinde de algo nuevo con que llenar sus vacíos. Con Chris y yo fue lo contrario, pues cuando él pensaba en hacer algo, yo también pensaba en hacer lo mismo; cosa que varias veces fue bueno, pero habían momentos donde llegábamos a chocar, pues ninguno quería ceder. Ninguno era la paz de ninguno. Los dos eramos el infierno del otro. 

Todo por igual.  

Al final eso nos trajo graves problemas. 

Pero al diablo, en mi opinión nunca había un modelo preestablecido para definir el amor. 






Perdón por la demora!!!

Jajaja, lo siento, pero tuve que cambiar una escena sin querer queriendo. Digamos que la aplacé, porque no quería confusiones. Pero en fin, eso lo verán más después. 

Por cierto, ¿les va gustando como empieza esta relación tipo-"te quiero pero mejor no"? 

No miento cuando les digo que De cero y Pretend queda tan bien con esta novela jajaja. 

Uy cuando explote la próxima bomba de seguro morirán conmigo jajaja. 

Gracias por su apoyo, en verdad me alegra que continuen siguiendo el hilo de esta novela, que la he tenido muy abandonada. Yo hasta creí que ya se olvidaron de ella jajaja. 

Las quiero muchachitas, bye bye...

PD: ¿Quieren que incluya escenas de todas las cosas que está haciendo fatima? Jajaja créanme que investigué sobre cosas del tipo, pero no las he puesto porque siento que ustedes se me pierden jajaja. Pareciera que quieren ir al grano 🤣😏😏😏

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top